Estamos por comenzar la tercera temporada de 1, 2, 3 X NOSOTRAS en la que quiero cederles la voz a ustedes para que compartan sus historias, por ello decidí que mi última historia por contarles es sobre mi primer amor, aquel que marcó mis primeras experiencias románticas y al que hace poco tuve que decirle adiós para siempre.
Esta es la última historia mía que narró en la columna, pero la primera que se escribió en el libro de mi vida amorosa.
Es muy curioso que él, mi primer amor, y mi ex catártico -con quien compartí las cosas más importantes que puede vivir una pareja adulta- compartan el mismo nombre.
Antes de este primer amor tuve dos noviecitos de “chocolate”, era como un juego de niños decir que éramos novios porque ni edad teníamos para eso, por eso no cuentan.
Así que el amor romántico lo conocí a los 14 años en el colegio. Aunque a él ya lo conocía, no fue hasta que me pusieron a ser su tutora que se dio el flechazo de cupido.
Y todo fue porque él era el chico rebelde del salón y yo la más aplicada. Así que fue mi proyecto de ese año.
Justamente la cercanía y la convivencia que comenzamos a tener hicieron que termináramos enamorados uno del otro, pese a que éramos tan distintos.
Al final sí logré mi objetivo: que él mejorara sus calificaciones, que dejara de dar problemas y que terminara el año. Pero además de las felicitaciones de mis asesores por lograrlo, mi premio fue nuestra bella historia de amor adolescente.
Esos sentimientos que desarrollamos el uno por el otro fueron tan puros e inocentes. Juntos comenzamos a experimentar qué significaba el amor de pareja de la manera más auténtica.
Con él descubrí un mundo que no conocía y juntos aprendimos un montón de cosas que se hacen cuando un ser humano está enamorado.
Hasta que un día ese primer amor tan bonito e intenso se transformó en amistad, pero luego la vida nos separó por completo al grado de no saber nada el uno del otro.
Recuerdo muy bien cómo fue la última vez que nos vimos. Fue en una fiesta de 15 años de la hermana de una amiga en común del colegio.
Ese día lo vi más guapo que antes, pues ya le salía la barba cerrada y se la comenzaba a dejar y la barba siempre ha sido mi total debilidad.
Platicamos un rato, bailamos y quiso irme a dejar a mi casa, pero yo tenía otros planes y una amiga pasó por mí para irnos a otro lado. Me acompañó al auto y al despedirnos nos dimos un abrazo y prometimos frecuentarnos nuevamente y no estar tan perdidos, pero eso nunca pasó.
Pese a que tuve varios reencuentros con amigos de ese colegio después, él nunca asistió y cuando llegaron las redes sociales, no nos encontramos para agregarnos.
Él no sólo se alejó de mí, también de los demás amigos, nunca supe por qué. Así que sabía lo mínimo sobre su vida, que era un soltero empedernido que se dedicaba a trabajar y a ir a los estadios a apoyar a su equipo, pues amaba el futbol.
Pero cada que era mi cumpleaños lo recordaba, pues habíamos nacido el mismo mes pero con 5 días de diferencia, aunque él era un año mayor que yo. Éramos tocayos de signo y nos tocó celebrar juntos nuestros cumples más de una ocasión.
Cumplimos 37 y 38 años, más de 20 años después de comenzar a ser novios y de enamorarnos con tanta ilusión. Y un par de meses después recibí la noticia más inesperada: él había muerto.
“¿Cómo?, ¿dónde?, ¿qué le pasó?”, fueron las preguntas que hice, no podía creer que estuviera muerto siendo tan joven. Me dolió el corazón al saberlo y a mi mente vinieron todos los hermosos recuerdos que tenía con él.
Murió en su cama, al dormir, de un infarto, eso me dio un poco de paz, saber que se fue a acostar y no volvió a abrir los ojos. Supongo que es la “mejor” forma de morir porque no sufres o al menos es lo que quiero pensar.
No podía creer que había llegado el momento de reencontrarnos pero de la manera que no hubiera querido, pues ya no iba a poder verlo a los ojos, abrazarlo ni hablar con él.
Mi mamá me acompañó al panteón para despedirlo. Cuando llegamos le pedí que me diera un momento a solas para recitarle mi requiem (palabras de despedida que se dicen en un funeral).
La voz se me quebró y mis lágrimas brotaron al hacerlo mientras sostenía las flores que le había llevado. Me dolió mucho saber que su vida en este plano había terminado, aunque agradecí nuestro tiempo, el que compartimos, el que estábamos destinados a vivir y el que tanto disfruté.
Lo recordaré siempre como el chico que decidió traer impreso en su jersey de futbol mi número de lista, el primero en dedicarme una canción y en hacer mi corazón latir fuerte de amor.
Unas semanas después de esa despedida, fui al tianguis que visito cada domingo para almorzar y el señor de la barbacoa puso la canción que él me dedicó, la cual es muy vieja porque fue un éxito de aquellos años. Mi corazón se estremeció al escucharla, ¿coincidencia?
Antes de la muerte de mi papá yo era la persona más escéptica del mundo, pero ahora me pasan cosas como ésta que me hacen sentir que esas coincidencias son señales o recordatorios que nos da la vida para “volver a traernos” a las personas que murieron.
Soy una chica con mucha suerte por haber vivido ese primer amor con tanta intensidad e inocencia y por hoy estar llena de recuerdos y experiencias que encaminaron mi vida romántica.
Esta columna es en memoria de OMAR, mi primer amor, mi primer amor bonito. ¿También creen que es coincidencia que su nombre y la palabra AMOR se escriben con las mismas letras? Yo no lo creo.
Muchas gracias por leer mis historias, espero que les hayan servido de ejemplo, de inspiración o de catarsis. Para mí fue un reto poder abrirme tanto, porque soy muy hermética con mi vida personal, pero logré mi propósito: sentirme más libre que nunca como MUJER y derribar los estigmas machistas con los que todavía cargaba.
Esta columna es también una forma de expresión revolucionaría para nuestro género y por ello es que ahora quiero que sean ustedes las que tomen la pluma y me permitan difundir esos temas que a todas nos importan y que tanto nos han limitado a expresar.
Y nunca olviden que: 1, 2, 3 por ti, por mí y por todas mis amigas a las que también quiero empoderar, inspirar y ver triunfar, 1, 2, 3 X NOSOTRAS.
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