Ser ama de casa no es un empleo, pero vaya que sí es un trabajo. Limpiar, cocinar, atender a los hijos, entre otras actividades, es un trabajo del hogar no remunerado que realizan principalmente las mujeres y, por ello, es poco reconocido socialmente. Según datos del INEGI, en el país, el 52.9% de la población que realizó trabajo no remunerado durante 2021 fueron mujeres.
Asimismo, la idea de la mujer al interior de los hogares en ocasiones es dictaminado por los roles de género asociados con el machismo, lo que propicia que en la mayoría de las estructuras familiares sea normalizada la labor doméstica como una obligación de la mujer por el simple hecho de ser mujer.
¿Te ha pasado que haces de todo en el hogar y al final del día te dicen “y qué hiciste”? O bien, te suena el “¿y ella que hace? Nada, es ama de casa”.
Ante tal situación que NO debe de pasar desapercibida, Nosotras te contamos por qué el trabajo doméstico es igual de digno a un trabajo remunerado y cualquier decisión en torno a éste, debe ser respetado y validado.
Ama de casa, un trabajo invisibilizado
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, el trabajo no remunerado es aquel que se realiza sin pago alguno. Incluye las tareas realizadas por miembros del hogar, como cocinar, limpiar, lavar, labores de cuidado de niños, personas de la tercera edad o enfermos.
Hay dos ideas centrales que giran en torno a esta ardua labor. La primera es aquella que está a favor de dicho rol, porque cada persona tiene la libertad de elegir su plan de vida. Por el contrario, hay quienes lo desaprueban o minimizan. Además, representa para algunos, un impedimento para que las mujeres logren sus sueños y metas personales al ser “oprimidas”; la única persona que puede decidir sobre tu destino eres tú misma.
Lo último, está respaldado por los casos en donde el hombre provee económicamente, mientras que la mujer se queda en el hogar. Este tipo de arreglo se vuelve cuestionable cuando el trabajo de la mujer es un trabajo de tiempo completo y el del hombre sí tiene un horario específico. Básicamente, la mujer nunca termina de trabajar; encima de encargarse de sus tareas personales, también se encarga de las tareas domésticas y familiares, en tanto que el papel del hombre es secundario o nulo.
Entonces, el reparto de las tareas y responsabilidades entre mujeres y hombres es desigual. En 2021, del total de horas dedicadas al trabajo no remunerado en los hogares, las mujeres dedicaron el 73.9%, a diferencia de los hombres, con un 26.1%, informó el INEGI.
El valor real del trabajo doméstico
Aunque no se pague por ello, es un trabajo valiosísimo. El INEGI estima que el valor económico de esta labor no remunerada durante el 2021 fue de 6.8 billones de pesos, equivalente al 26.3% del PIB nacional (supera a otras actividades económicas), del cual las mujeres aportaron el 19.1%, y los hombres el 7.2%. Por ello, las mujeres aportan mucho al bienestar no solo de sus hogares, sino al de la sociedad.
Si bien todavía existen familias que creen que la mujer nació para servir, no debe por qué ser así, ya que no es una obligación. Al final del día, todos tenemos responsabilidades en el hogar. Entonces, la discusión del trabajo en casa no radica en ser o no remunerable, sino a ser equitativo. En el caso de que seas ama de casa, siéntete orgullo de ello, y para los demás, empecemos a valorar el trabajo doméstico.
Y tú, ¿por qué crees que está mal visto ser ama de casa? ¿Por qué es tan diferente a alguien que desea ser abogado, pintor o doctor?
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