La alegría de la selección española por el triunfo del mundial femenil se vio opacada por el acoso del que fue víctima Jenni Hermoso, delantera del equipo, por parte de Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Futbol. El acto se consumó cuando, al momento de celebrar la victoria, el hombre abrazó efusivamente a la jugadora, para después proceder a besarla en la boca. Ambas acciones, sin consentimiento de Hermoso.
Esta interacción ha evidenciado la urgencia de dimensionar que todas las “muestras de afecto”, tocamientos o acercamientos no pedidos, también forman parte de la violencia sexual a la que miles de mujeres deben enfrentarse a diario.
Jenni Hermoso y la necesidad de entender que las muestras de afecto no pedidas son violencia
El beso no consensuado que Rubiales dio a Jenni Hermoso fue transmitido internacionalmente y pasó como una consecuencia de la “euforia” por haber ganado. Paulatinamente surgieron reacciones diversas que resaltaron lo incorrecto de esa supuesta muestra de afecto, enfatizando en lo normalizados que están este tipo de actos en la cotidianeidad de las mujeres especialmente.
Tras una presunta declaración donde Hermoso dijo que se había tratado de un gesto espontáneo (misma que fue desmentida), la jugadora sentenció el actuar de su jefe. Luego manifestó que la Asociación de Futbolistas Profesionales (FUTPRO) y su agencia de representación están fungiendo como interlocutores del asunto.
Hace apenas unas horas, la FUTPRO emitió un nuevo boletín firmado por las actuales campeonas del mundo y otras 50 jugadoras de distintos equipos. En el documento condenaron los intentos por cubrir los actos de Rubiales y expresaron todo su apoyo hacia Jenni Hermoso.
“Quiero aclarar que tal y como se vio en las imágenes, en ningún momento consentí el beso que se me propinó. Y, por supuesto, en ningún momento busqué alzar al presidente, (refiriéndose a las presuntas justificaciones que se le adjudicaron). No tolero que se ponga en duda mi palabra. Mucho menos que se inventen cosas que no he dicho”, aseveró Jenni Hermoso en el comunicado.
Horas más tarde, Hermoso lanzó otro escrito firmado personalmente por ella. “Ante tal muestra de falta de respeto e incapacidad de reconocer los errores propios y asumir las consecuencias, he tomado la decisión de no volver a jugar para la Selección mientras continúen los actuales dirigentes”, sentenció.
Pese a que la estrella de México y España se ha mantenido hermética respecto al tema en redes sociales ha recibido numerosas muestras de apoyo. Asimismo, ha sido objeto de múltiples cuestionamientos que ponen en duda su reacción ante esos acercamientos no permitidos. Dejando ver nuevamente que hay quienes minimizan el hecho de que uno de sus superiores la tocara sin su consentimiento.
Por qué cualquier acercamiento no consentido representan un tipo de violencia sexual
La Ministra de Igualdad de España, Irene Montero, fue una de las primeras en reaccionar ante el beso no consensuado que Luis Rubiales dio a Jenni Hermoso. Nombrándolo directamente como un tipo de violencia sexual.
“No demos por hecho que dar un beso sin consentimiento es algo ‘que pasa’. Es una forma de violencia sexual que sufrimos las mujeres de forma cotidiana y, hasta ahora, invisible que no podemos normalizar. Es tarea de toda la sociedad. El consentimiento en el centro. Solo sí es sí”, escribió en su cuenta de X (antes Twitter).
La ONU Mujeres define la violencia sexual como cualquier acto de naturaleza sexual cometido contra la voluntad de otra persona. Ya sea que ésta no haya dado su consentimiento o que no lo pueda otorgar por razones de edad, discapacidad o intoxicación por sustancias.
Entre los tipos de estas agresiones que son reconocidas, la ONU cataloga a las muestras de afecto no pedidas como acoso sexual. Este abarca todo el contacto físico de índole sexual no consensuado. También se le denomina acoso sexual a las agresiones no físicas, como comentarios o insinuaciones, miradas lascivas, exhibición o acecho.
Asimismo, se hace referencia a que la normalización de estos actos de violencia sexual corresponden a un efecto de la cultura de la violación. Esta se describe como el entorno social que permite y justifica las agresiones sexuales que se cometen en contra de las mujeres, alimentándose de las desigualdades y sesgos persistentes en la sexualidad por cuestiones de género.
Otras expresiones que ejemplifican los actos de violencia sexual normalizados
El caso de Jenni Hermoso no es único, sino que es una muestra de los alcances que la cultura de la violación tiene y lo permisiva que puede llegar a ser, aún teniendo todas las pruebas de que se trató de un acto sin consentimiento.
Tan solo en México, el 49.7% de la población femenina a partir de 15 años ha experimentado violencia sexual al menos una vez en la vida, revelaron cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía recabadas en agosto de 2022.
Estas muestras de afecto no solicitadas son apenas una muestra de lo invisibilizadas que están este tipo de agresiones, siendo blanco mujeres de todas las edades y estatus social. En 2018, ocurrió algo similar con Ariana Grande, cuando durante el funeral de Aretha Franklin un obispo la tocó de manera inapropiada en repetidas ocasiones.
El día a día no es tan distinto. Besos sugerentes, tocamientos innecesarios o insinuaciones disfrazadas de comentarios, son una parte de las manifestaciones de acoso y violencia sexual en forma de “muestras de afecto” que en ningún momento se solicitaron o permitieron.
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