La CDMX fue el primer Estado en México en legalizar el aborto, fue en abril del 2007 cuando se falló a favor y desde entonces surgieron varias clínicas privadas para que las mujeres pudieran realizarse el procedimiento sin que su vida corriera peligro por hacerlo clandestinamente.
La única vez que he ido a una clínica de aborto legal fue hace unos años, iba como la acompañante de una amiga, quien tenía 8 semanas de embarazo y había decidido interrumpirlo.
Ella ya había investigado sobre opciones de lugares, así que esa parte es desconocida para mí, yo sólo subí a su auto para acompañarla durante el proceso.
La clínica que ella eligió es de una cadena privada, la más famosa y grande que hay en el país en su tipo, y la sucursal estaba al sur de la ciudad, pero esta cadena tiene sucursales por toda la ciudad.
La clínica se veía lujosa, todo muy limpio y fueron muy amables desde la puerta. Nos recibió una recepcionista que le dio a mi amiga unas hojas para que las leyera y las firmara y nos invitó a sentarnos en la recepción. Le iban a realizar el aborto a las 2 de la tarde, pero nos citaron una hora antes.
En la recepción había familias completas: mamás, papás, niños y adolescentes esperando a sus acompañantes. Mi amiga intentó leer las hojas, pero estaba muy nerviosa, así que me pidió que lo hiciera yo para saber qué iba a firmar.
Se las leí en voz alta y básicamente era una responsiva en la que declaraba que iba por su voluntad y que aceptaba el procedimiento que iban a realizar; así como los riesgos que podrían ocurrir.
La lista de los riesgos eran los de cualquier tipo de procedimiento quirúrgico, lo sé porque a mí ya me habían operado anteriormente y firmé lo mismo. En la hoja también se explicaba cada método de aborto legal que ofrecen, así como sus costos.
El aborto más barato en estas clínicas eran con pastillas, otro era extracción sin anestesia y el último era extracción con anestesia. Mi amiga eligió el más caro: extracción con anestesia.
En letras no tan chiquitas se aclaraba que el pago era por adelantado y no había devoluciones si la paciente se arrepentía a la mera hora.
Entregó los documentos firmados, la mandaron a pagar y le indicaron que tenía que ingresar, quiso que yo la acompañara, pero le dijeron que no era posible.
La esperé poco más de una hora hasta que la recepcionista se acercó a decirme que mi paciente iba a estar unos minutos más en el área de recuperación, pero que su procedimiento había salido muy bien. Respiré y agradecí.
Unos 20 minutos después salió mi amiga, caminando por su pie pero como si tuviera un cólico que le impedía avanzar bien. Corrí a tomarla del brazo y cargar su mochila. De semblante se veía normal, no pálida.
Le pregunté si estaba bien, me dijo que tenía un poco de molestia, pero quería llegar a recostarse. Manejó sin problema y llegamos a la casa de otra amiga, donde había acordado quedarse a dormir porque no quiso decirle a su familia que estaba embarazada.
Ya en la casa de mi otra amiga y recostada nos contó qué pasó desde el momento que ya no pude acompañarla. La mandaron al área de lockers donde se tuvo que quitar toda la ropa y colocarse la bata. Por su descripción, sonaba como si estuviera en el spa, pues dijo que tenían chanclas desechables y gorra para el pelo.
Posteriormente la dirigieron por un pasillo y la metieron al quirófano que indicaba el número 3, ella vio 5 en total. Se subió a una camillaa de ginecólogo, con las piernas abiertas y le dieron una pastilla sublingual, esa era la anestesia.
Después de unos 10 minutos entró una doctora, se presentó y le pidió que respirara y se relajara lo más que pudiera. Le explicó que todo sería como un papanicolao pero con ruido como de dentista, pues la “maquinita” (aspiradora) con la que iba a realizar el procedimiento hacía un poco de ruido.
Nos relató que cuando entró la máquina en ella, la doctora le indicó que iba a sentir un cólico fuerte pero en pocos minutos se iba a quitar la intensidad. Ella lo sintió todo, en realidad la pastilla no sabe si le sirvió de algo, aunque no sufrió insoportable.
Se sintió incómoda y estar despierta la puso nerviosa, pero ya estaba allí y quería terminar con ese proceso cuanto antes, así que se aguantó y en minutos sacaron la máquina de su cuerpo y siguieron manipulándola, pero ya sin ruido.
Al final, le mostraron por medio de un ultrasonido que su útero estaba limpio, le dieron unos minutos en recuperación y le indicaron que tenía que colocarse una toalla sanitaria porque iba a tener un sangrado como de un periodo normal.
Le dieron una hoja de indicaciones en las que se marcaba el día aproximado que iba a tener el sangrado, cuidados de higiene personal como bañarse todos los días y cambiarse las bragas a diario y no usar duchas vaginales ni tener relaciones sexuales por determinado tiempo.
En la misma hoja le indicaron que a la semana iban a llamarla para una consulta de chequeo y allí acababa el proceso; además el procedimiento incluía terapia psicológica telefónica a la línea de las clínicas, si así lo requería y le dieron un par de analgésicos por si los cólicos persistían.
Afortunadamente su procedimiento salió muy bien, no pasó de que tuviera cólicos y ligero dolor muscular unos días y el sangrado fue normal. Pero su experiencia me dejó girando en un tacón, cómo es posible que son clínicas ya establecidas y no haya anestesia real.
Además este lugar no tenía la infraestructura para que las pacientes se puedan quedar internadas de ser necesario, ni ambulancias disponibles. Otra cosa que me causó “ruido” es que ni los signos vitales le tomaron a mi amiga y que jamás dicen la palabra aborto; lo llaman procedimiento.
Mi experiencia conociendo estas clínicas privadas de aborto legal me angustió por la falta de infraestructura ante una emergencia mayor; sin embargo, hay más opciones afortunadamente y siempre será mejor hacerlo en un hospital, donde se tiene todo lo necesario por si algo se llegara a complicar. En temas de salud hay que tomar todas las precauciones posibles. ¡Todas!
El aborto en cifras:
- Durante 2022 se llevaron a cabo 12 mil 496 abortos legales en México, según Statista.
- Seis de cada 10 embarazos no deseados se interrumpen voluntariamente (OMS, 2021).
- Actualmente se siguen realizando 25 millones de abortos inseguros en el mundo (Organización Panamericana de la Salud, 2023).
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