¿Cómo vencer la culpa dentro del éxito?

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Hoy en día muchas mujeres han logrado éxitos que escuchamos con la frase “la primera mujer qué”. Socialmente se han adquirido más roles y presiones de lograr, hacer y ser más, a la vez que se desvalora el poder de la maternidad. Sin embargo, estos logros han venido acompañados de mucha culpa que en muchos casos en invisible.

Para muchas mujeres, la culpa surge de la sensación de no estar cumpliendo con las expectativas sociales, familiares o personales. Este sentimiento puede ser debilitante, traicionero y desánimo para seguir y brillar, pues suele aparecer en los momentos en que deberían estar celebrando sus logros.

Así se presenta la culpa dentro del éxito

Históricamente hemos definido roles para las mujeres, que giran, principalmente, en el cuidado del hogar, la familia y los hijos. Aunque se han ido cambiando y transformando, muchas expectativas siguen igual. Más difícil aun, se ha sumado el rol de familia, el de trabajadora/empresaria/emprendedora y el de autonomía financiera, dando como resultado “todo perfecto”.

En el mundo se van rompiendo estas creencias, parcialmente cargando todavía con estigmas: cuando una mujer rompe esos modelos y lo hace diferente, surge muchas veces un conflicto interno de desaprobación personal y social.

Además, la culpa también nace de la autocrítica y autoexigencia, de esa voz interna que constantemente nos recuerda que no estamos haciendo lo suficiente, sin importar cuántos logros hemos alcanzado. Esa voz a la que yo llamo “papua” que puede estar ligada a nuestro peor enemigo, a la idea perfecta de hacerlo todo: mamá presente, profesionales destacadas, parejas amorosas, amigas incondicionales y, al mismo tiempo, mantener un equilibrio perfecto en todas las áreas.

Cuando no podemos cumplir con todas esas expectativas, la culpa se manifiesta como un recordatorio constante de lo que creemos que estamos fallando, de lo mala que eres y lo mal que lo haces.

¿Por qué no lograrlo y reconocerlo, disfrutarlo, cacarearlo, compartirlo? ¿Por qué culparnos de ese éxito merecido, esforzado y alcanzado? La idea de la culpa se refuerza con la idea de que la mujer trabaja de más, mamá no está con los hijos o que debe elegir una cosa con otra.

La culpa en la maternidad

Ahora, algo importante y que a mí con la depresión postparto me costó mucho, es la maternidad y la culpa. Estas autoexigencias de la perfección, educar, la idea de que lo que hace un niño (aunque sea una persona completamente diferente a ti) es tu responsabilidad.

También, desvalorando el milagro de crear vida y dar a luz a un ser humano. Adicional se puede agregar la culpa por trabajar y no estar al 100% en casa o “egoísmo” de esa mujer que elige el trabajo y no ser mamá.

Redefinir el éxito

Trabajar la culpa es un proceso que requiere tiempo y autocompasión. Primero, es importante que se reconozca que el éxito profesional y personal no están en conflicto. Es posible equilibrar ambas facetas de la vida pero, para hacerlo, es necesario soltar la idea de que deben ser perfectas en todo el tiempo.

Además, redefinir el éxito es importante. Muchas veces, la culpa surge porque estamos tratando de ajustarnos a una definición de éxito que no necesariamente coincide con nuestros valores o prioridades. ¿Qué significa el éxito para ti? ¿Cómo se ve el éxito en tu vida diaria?

Por último, no se trata de hacerlo todo por sí mismas, sino de contar con una red de apoyo que permita equilibrar las responsabilidades sin sentir que estás fallando en alguna área.

La culpa en las mujeres es un sentimiento profundamente arraigado, alimentado por expectativas sociales y la autocrítica. Redefine tú exito, autoexigencia y autocompasión, pera así liberar la culpa y brillar en cada proyecto.

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Conoce ‘encalma’, un nuevo podcast para encontrar tu paz

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Hemos platicado antes sobre mi cambio de carrera y de profesión, llevándome a ser terapeuta de sonido. Pero recordemos un poquito. Hace 4 años, en la búsqueda de ser mamá, descubrí el sonido como una herramienta para encontrar la calma y la paz dentro de mí. Me permitió redescubrirme y entender mi mente; aprender a cambiarla, controlarla, conectar con mi cuerpo y darme cuenta de que no tenemos que vivir en el caos cotidiano, sino podemos tener paz y ser felices desde adentro.

Con el tiempo he encontrado diferentes maneras de compartirte el poder del sonido de los cuencos y cómo es que sus vibraciones resuenan en todo el cuerpo. Hoy te quiero platicar de un nuevo proyecto: el podcast “encalma healing studio por Paulina Landa”.

Este es mi nuevo bebé, es un espacio en el que comparto diferentes herramientas para ir cambiando nuestra mente, relajando y entrando en frecuencias sanadoras. Vas a encontrar en cada capítulo experiencias, anécdotas y un baño de sonido para trabajar.

Conoce el podcast ‘encalma’

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¿Por qué es diferente a otros podcasts? En éste es importante que tú realices el trabajo energético para lograr la transformación deseada. En cada episodio trataremos un tema distinto, como el amor propio, el estrés laboral, la manifestación para lograr la vida milagrosa que deseamos, soltar el caos para agarrar la calma, entre otros, trabajando puntos de la vida cotidiana.

El sonido es claramente una parte importante de este proyecto, ya que cada meditación con sonido nos lleva a estados de relajación profundos y vibrar en una frecuencia restaurativa.

Todas nosotras tenemos una frecuencia en la que nos sentimos en calma. Sin embargo, con el caos de la vida salimos de ella y podemos hasta sentir que nuestra frecuencia armónica es completamente otra, una que está en constante caos. ¿Por qué? Porque nos acostumbramos a vivir en un estado distinto, por lo general en estrés, prisa, alterando nuestro sistema nervioso y normalizando esa incomodidad.

Por otro lado, el país y sociedad nos han llevado a ese estado de hacer y hacer, muy poco pausar por estar “mal visto” y juzgar al que “no hace nada”, quien lo hace diferente o a sus tiempos. Es por eso que te invito a escucharlo, a regresar a ti y regalarte esos momentos de calma que te sumergirán en armonía.

Este proyecto nace como una semilla para llevar la calma a cada corazón, a cada casa y espacio, reconociendo que todas tenemos la capacidad de regresar a nuestra esencia y conectar con el corazón. Tú puedes empezar hoy y regalarte ese momento de paz en el caos de la vida.

Puedes escucharlo aquí.

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El dolor que nadie te dice de ser mamá

El dolor que nadie te dice de ser mamá

La maternidad es de las experiencias de vida más maravillosas, difíciles y romantizadas. A las niñas, desde chicas, se les “enseña” a soñar con ser mamás, a cuidar y tener hijos algún día. Se enseña entre voces y deber ser, porque tampoco se dice la verdad del proceso, lo difícil, cómo funciona el cuerpo y las responsabilidades que implica. Hay mucho sobre el dolor que nadie te dice de ser mamá.

Me impresiona todavía, incluso siendo mamá, cuántas mujeres desde chicas ya tenían nombres para sus hijos, soñando con ese momento “perfecto”.

El dolor que nadie te dice de ser mamá

La primera dificultad de ser mamá es embarazarte. Hay casos de quienes no quieren hijos y en un segundo se embarazan. Por otro lado, hay mamás que por más intentos se convierte en un camino difícil, cansado, de doctores, intento tras intento, dolor y pérdida. Cada camino es especial, sin embargo no se mencionan las dificultades y posibilidades. Los tratamientos de fertilidad siguen siento un tabú social y un misterio médico.

Segunda dificultad, tener 9 meses a un bebé en la panza. El cuerpo cambia, las hormonas y las relaciones de pareja. Todo mundo te dice “que increíble proceso”, nadie se atreve a decir lo incómodo y doloroso que puede llegas a ser.

Para mí, el proceso de embarazo es un milagro y es mágico; sin embargo, va acompañado de un costal de piedras de dificultades silenciosas que, de compartirlas, reincides un “pues tú querías ser mamá” o “¿que no estás feliz? ¿Por qué te quejas?”. Peor aun, “tantas mujeres que quieren ser mamás y tú te quejas por eso”.

Tercera dificultad: el parto, ya sea vaginal o cesárea, por elección o por necesidad. Siempre hay una opinión. Como mamá es de las cosas más difíciles, dolorosas físicamente y acto de amor que existe.

No porque te lo “deban” los hijos, sino porque ser mamá es renunciar a muchas partes de ti para amar a otro ser humano incondicionalmente. El dolor que puedes sentir es inexplicable, fugaz, se olvida con el tiempo. Cuando pensamos en el parto nos vamos al abrazo de bebé, recibirlo y amarlo. Sin embargo, va acompañado de mucho más, en ocasiones violencia obstétrica y abusos médicos sin consentimiento de la mujer.

La cuarta y para mí más difícil, es el postparto. Acompañado de dolor corporal, de lactancia, emociones y culpa. Recuerdo que todos me decían “el amor más grande es el de los hijos”, “cuando la abraces la vas a amar, nunca has sentido algo así”. Para mí eso llegó “tarde”, meses después de abrazar y cuidar a mi bebé.

Tenía emociones revueltas, culpa de no amar y miedos de estar haciéndolo mal. Me acuerdo de pedir ayuda medica y ser diagnosticada con depresión postparto, otro tabú que no se habla. Todo me llenaba de pena de decirlo y necesidad, al mismo tiempo, por compartirlo y ser acompañada.

Me acuerdo la primera vez que hablé de estas dificultades el escuchar un “es normal” o “a mi también me pasó, no estás sola”, y sentir un gran alivio. ¿Por qué nadie habla de esos dolores y dificultades de ser mamá? ¿Por qué nadie platica el verdadero dolor de parir y amamantar? ¿Por qué nadie platica del sentimiento de no poder hacerlo, de culpa y miedo de ser mamá? ¿Por qué este acto tan maravilloso, mágico y milagroso está tan romantizado?

Después de tres años de ser mamá, más nueve meses de embarazo, más meses de intento, reconozco a todas las mamás y mujeres en el proceso. Reconozco la valentía de serlo y el orgullo a todas esas mujeres que platican la carrera completa, porque a quien corre un maratón también le duelen los pies.

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Así es como mis sueños cambiaron por completo (y te puede pasar lo mismo)

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Esta soy yo, en la foto de abajo. Era 2016 y estaba acabando un sueño con toda una historia por delante. Desde chica soñaba con estudiar en el extranjero mi maestría, se hizo realidad en 2015 que entré a Kings College London, una de las mejores universidades de Europa. Esa universidad tiene el mejor departamento de estudios de guerra y estudié Conflicto, Seguridad y Desarrollo, con antecedentes de trabajar en el gobierno de México.

Mi sueño hecho realidad: vivir esa gran ciudad, rodeada de gente picuda en el ámbito y con ganas de regresar a México a trabajar en el gobierno (eso también pasó). Poco a poco la vida fue dando vueltas inesperadas, elecciones personales que me llevaron a tomar otro rumbo.

La segunda foto soy yo hoy, en el 2024, 8 años después, 9 años después de empezar la maestría de mis sueños. En esta segunda foto es una Paulina más plena, feliz, relajada. Una yo en un lugar que nunca imaginé, ni familiar ni profesionalmente, a mis 33 años. Mi mente no podía crear esta vida, estaba limitada y cerrada a un solo camino.

¿Qué cambió? TODO. Aprendí a disfrutar la vida de otra manera, a soltar las expectativas de otros y fijarme en mí, a que el ÉXITO no se mide con títulos o dinero, que se mide con los pasos dados, lo aprendido en el camino y las decisiones que vamos tomando. Aprendí que, con miedo o no, lo aprendido nos lleva a escucharnos mejor, a tomar decisiones más alineadas a nuestro propósito y ser más felices y plenas en lo que hacemos diariamente.

No te digo que sea fácil, te lo cuento porque sí se puede, y ese sueño en el que estás puede cambiar. Te puedes reinventar en todo momento, o puede que ese sueño crezca de una manera que tu mente no puede imaginar hoy. Te lo cuento porque sé que en varios momentos de la vida te vas a identificar, y si buscas saltos cuánticos aquí estoy para ello.

El ego es ese que nos distrae de nuestro propósito y de tomar decisiones con seguridad para avanzar. Nos dice mucho lo “poco que valemos”, el “cómo no lo vamos a lograr”. Hoy comunícate con tu alma, con el cómo sí, con lo que sí eres y sí has logrado.

Algo que me di cuenta es que cada paso que damos nos acerca a nuestro mejor camino, el más expansivo y feliz. Sin embargo, hay que tomar el riesgo, hay que dar el paso y no quedarnos donde estamos, porque de esa manera no habrá cambio.

El universo es nuestro aliado y siempre busca nuestro más alto bien, nosotras tenemos que actuar. Hoy me he dado cuenta lo valioso que es dejar de lado las críticas de los demás, porque hagamos lo que hagamos nos van a criticar. Todavía no se por qué, pero el humano por naturaleza juzga, se preocupa tanto por la vida del otro que deja de vivir la suya (a todos nos pasa).

Te invito a EXCITATION, una mentoría en la cual vamos de la mano para transformar el hoy en el sueño de mañana, para llenarte de seguridad y contención en tu transformación. Nos vemos en @paulinalanda____ para reinventarte y vivir siendo tú.

No esperes para mañana lo que puedes iniciar hoy, el tiempo es oro y tú vales cada segundo, cada día. ¿En dónde te ves en 6 años? ¿Con las herramientas que tienes y haciendo lo que haces tienes la confianza de lograrlo?

La importancia de ser consciente para mejorar tu vida

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En la vorágine de la vida moderna, la consciencia y ser conscientes se han convertido en herramientas esenciales para la transformación personal. La consciencia es más que simplemente estar despierta; es una presencia plena en cada momento, un reconocimiento de nuestras acciones y pensamientos. Que al hacerlos tangibles y reconocerlos nos es posible transformarlos.

¿Cómo puedo cambiar algo de lo que no soy consciente? Para lograr el cambio primero hay que tener claro qué es lo que deseo cambiar y para qué.

La importancia de ser consciente para mejorar tu vida

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Cada una de nosotras está regida por patrones de comportamiento y pensamiento que, a menudo, operan de manera automática. Estos patrones, adquiridos a lo largo de la vida, heredados por generaciones anteriores y convivencia social, pueden limitar nuestro crecimiento y bienestar. Muchos los adquirimos sin ni siquiera cuestionarlos y vamos en piloto automático sin realizar cambios que nos permitan analizar su importancia, trascendencia y relevancia en nuestra vida. Al ser conscientes, podemos identificar y cuestionar estos patrones, abriendo la puerta a nuevas formas de ser.

Practicar la consciencia no requiere retiros espirituales o cambios drásticos. Puede comenzar con pequeños actos: ser consciente de la respiración, prestar atención plena a las actividades cotidianas o meditar unos minutos al día. Estos momentos de presencia nos permiten desconectar del piloto automático y reconectar con nosotras mismas.

También empieza con observar nuestro día, preguntarnos por qué “X” lo hago de cierta manera y si vale la pena hacerlo diferente. Por ejemplo, tu rutina de sueño, tu trabajo, la razón por la que escogiste ese trabajo. Cuestionarte por qué te enseñaron en la escuela o universidad a hacer algo de tal manera y si el hacerlo así te contribuye a algo hoy o lo podrías modificar.

La consciencia nos brinda claridad, permitiéndonos ver nuestras vidas desde una perspectiva fresca. Esta claridad nos ayuda a tomar decisiones más alineadas con nuestros verdaderos deseos y valores, en lugar de seguir patrones establecidos que los limiten. Al ser más conscientes, podemos transformar el estrés en calma, la confusión en claridad, y la reactividad en respuesta.

Hace poco me cayó la toma de conciencia sobre cómo es que dejamos que las personas abusen de nosotras de muchas maneras. Una de ellas es por esta idea colectiva de complacer a todos y dejarnos a nosotras al final, y de la falta de limites que existe en la sociedad. Cuando me di cuenta, fue por especial una persona que sentía yo que abusaba de mi responsabilidad hacia las cosas. Lo que me llevó a poner un límite durísimo, incómodo y que hizo que todo fluyera increíblemente en mi entorno.

Otro ejemplo es la alimentación consciente. En lugar de comer rápidamente frente a una pantalla, podemos saborear cada bocado, notando las texturas y sabores, y también nos permite darnos cuenta de qué estoamos comiendo, si nos nutre o no, o si comemos lo primero que vemos por falta de tiempo o interés.

Mi favorita es la consciencia emocional. En lugar de reprimir o ignorar nuestras emociones, podemos observarlas sin juicio, entendiendo sus causas y efectos. Este acto de reconocimiento nos permite procesar y liberar emociones de manera saludable. Aquí podemos también tomar en cuenta emociones del pasado que por alguna razón tenemos todavía atoradas o sin trabajar, y como es que nos desencadenan una serie de sentimientos en el presente que no nos dejan avanzar, como heridas de la infancia.

Ser consciente es un viaje continuo, una práctica que requiere paciencia y dedicación. Sin embargo, los beneficios son inmensos. Al integrar la consciencia en nuestra vida diaria, podemos transformar nuestros patrones, encontrar una mayor paz interior y vivir una vida más auténtica y plena. La clave está en comenzar, un momento a la vez. Te invito a que hagas consciente tu día y empieces pequeñas transformaciones que en poco tiempo verás como hacen que tu vida sea diferente.

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Tu sistema inmune puede envejecer más rápido por estrés

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Naturalmente, nuestro sistema inmune envejece con el paso del tiempo, pero podría ser que los altos niveles de estrés aceleren este proceso natural.

Existen dos tipos de estrés, el físico y el psicológico. El físico se ve reflejado en todo lo relacionado al cuerpo, a nuestros hábitos alimenticios, el bienestar o la enfermedad e incluso las lesiones físicas. Mientras tanto, el estrés psicológico se relaciona con factores menos tangibles, como lo son los desafíos naturales de la cotidianidad, la manera en que gestionamos nuestras reacciones y emociones o su relación con la salud mental.

Tu sistema inmune puede envejecer más rápido por estrés

Nuestro sistema inmune está compuesto por un ejército de células T, que se forman a partir de las células madre presentes en nuestra médula ósea. Las células T nacen “sin información” y, mientras nos desarrollamos, esperan a ser activadas por diversos estímulos que registramos en el cuerpo. Precisamente, lo que las activa es su iniciativa de respuesta al adherirse a un virus o cualquier infección que esté enfermándonos. Entonces, las células T obtienen “memoria” y se alistan para luchar contra estas infecciones cada vez que sea necesario.

Sin embargo, estas células también pueden madurar para convertirse en células T “terminalmente diferenciadas”, que pueden impactar negativamente a otras células.

Un estudio publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences mostró que, aunque al envejecer naturalmente comenzamos a tener más células diferenciadas, el estrés puede acelerar ese proceso. Esto nos deja con un sistema inmune menos “preparado” para luchar contra los virus que provoquen enfermedades en nuestro cuerpo.

En realidad la solución no se trata de buscar eliminar todos los agentes que provocan el estrés, sino de encontrar un balance. El estrés es aquello que nos lleva a la acción, es el motivador que le manda señales a nuestro cuerpo y cerebro para motivarnos a actuar.

Entonces, necesitamos la cantidad adecuada de estrés: no demasiado, pero no muy poco.
Durante el estudio, especialistas señalaron que desarrollar las herramientas necesarias para mostrarnos resilientes frente al estrés y lidiar con lo que éste nos provoca, podría ser en realidad lo que nos ayude a retrasar el envejecimiento inmunológico.

Entonces, cuando hablamos de estrés físico, podría ser que las herramientas que nos ayuden a lidiar con él consistan en procurar una rutina de sueño estable y sana que realmente resulte restauradora. Por otro lado, podría representar hacer cambios en nuestra dieta, evitar el exceso de azúcares y los alimentos demasiado procesados. Y por supuesto, mover nuestro cuerpo con regularidad, y de preferencia, en alguna actividad que disfrutes y que la simple idea de ejecutarla no te genere más estrés o resistencia.

Todo está en la resiliencia

En cuanto al estrés emocional o mental, puedes comenzar por tratar de identificar qué es lo que te provoca estrés: si es tener “demasiado trabajo” busca organizar tu semana, responsabilizarte de lo propio y delegar las tareas que te resulte imposible acreditar.

Por otro lado existen un montón de herramientas y alternativas que no necesariamente están ligadas directamente hacia una gestión racional de los factores que nos provocan estrés. Por ejemplo, meditar y buscar estar presentes, calmando la mente sin evadir o mostrar resistencia.

Dedicarle tiempo a las actividades que te emocionan y, por supuesto, escuchar música y sumergirte en las frecuencias sanadoras de un baño de sonido.

Ahora que sabes esto, esperamos que no te enfoques en evadir aquello que te provoca estrés, sino que busques las herramientas adecuadas para lidiar con él. Y tú, ¿cómo manejas el estrés cotidiano?.

RELÁJATE Y LIBERA ESTRÉS MEDITANDO. APAPACHA EL ALMA PARA CONECTAR Y SER TU VERSIÓN MÁS AUTÉNTICA.

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¿Estás poniendo energía en tus metas, o solamente tiempo?

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Constantemente como mujeres entramos en el papel del “deber ser” con muchas exigencias hacia NOSOTRAS mismas. Con toda la mentalidad de cubrir muchas áreas de la vida al 100% y ser la mejor en todo. Esto, siendo demasiado exigentes y con poco sentido de satisfacción o logro después de mucho trabajo. Eso sí, me siento con poca energía por todo lo que hice y, sin embargo, poco satisfecha.

¿Por qué pasa esto? Conforme vamos creciendo vamos ocupando diferentes roles en nuestro entorno: hijas, amigas, estudiantes, esposas, mamás, colegas, jefas, entre otros. El día sigue teniendo las mismas horas en las que cada vez hay que cubrir más responsabilidades. También buscamos el pasar tiempo en cada rol; sin embargo, no pensamos en la energía que le invertimos a cada uno.

Por ejemplo, pasar tiempo en un día en la oficina, con las amigas, con los hijos, con la pareja, y así puedo seguir. Pero, ¿cuánto de ese tiempo es de calidad, poniendo nuestra energía al 100% ahí, en ese momento? Te aseguro que es más el tiempo que la energía.

Energéticamente, si ponemos el 20% de nuestra atención/energía en algo, vamos a tener ese mismo 20% de vuelta. Cuando estoy en el trabajo haciendo una presentación para la jefa y al mismo tiempo estoy en otras cosas dando solo el 30%, entonces es ese mismo porcentaje que tendré de resultado al entregar el trabajo. No se trata de mucho tiempo, sino energía de calidad.

Lo interesante está en ver cómo dar más energéticamente en menos tiempo y así poder dar el mayor porcentaje de energía en cada rol de la vida.

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¿Cuánto tiempo y energía dedicas?

Primero te invito a que hagas una lista que cada área de tu vida en la cual requieres tiempo. Por ejemplo, la familia, el trabajo, las amigas, la pareja, hacer ejercicio, algún pasatiempos. Después, en cada uno escribe del 1 al 10 qué tanto tiempo le inviertes y cuánta energía (con la misma escala).

Por una semana vas a anotar cuánto en verdad inviertes (tiempo y energía) y, al finalizar la semana, compáralo. Ya que tengas esa información verdadera, escribe del 1 al 10 cuánto tiempo y energía te gustaría invertir en cada uno.

Durante otra semana vas a analizar y reflexionar cómo realizar el cambio de la realidad a lo que deseas. Por ejemplo, en el trabajo doy el 30% y deseo subir al 70% en mi energía; una manera de hacerlo es que mientras estás haciendo algo importante de trabajo el celular esté en modo avión o en un cajón donde no lo vea. De esta manera no va a distraer y podré dar más energía en la tarea del momento. Esto se llama atención plena.

Cuando somos atentas y priorizamos lo que hacemos, entonces damos más energéticamente y requerimos menos tiempo.

Realiza este ejercicio en cada área de la vida y con pequeños cambios verás como tu energía empieza a aumentar en cada rubro y tus resultados serás más satisfactorios, el tiempo de mayor provecho y así estarás más cansada, pero con mejores resultados.

Compárteme en @paulinalanda___ tus resultados, los cambios que realizas y cómo es que tu energía se va transformando.

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Atreverse a mirar hacia adentro

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Si nos miramos a los ojos a NOSOTRAS mismas encontramos diferentes temas que queremos trabajar para sanar, algún reto o situación que aspiramos a solucionar durante nuestro paso en esta vida.

Seguramente estarás de acuerdo con que existe cierta percepción colectiva de los problemas o retos a los que nos enfrentamos; se basa en la ilusión de que una vez que logremos sobrepasarlos, todo estará bien. Pero luego, cuando dichos retos son superados y no nos sentimos en un estado de éxtasis absoluto, quedamos frustradas ante la decepción. Algo así como vivir en una constante búsqueda por alcanzar eso que, aunque desconocido, se encuentra allá en el futuro y me garantiza la felicidad.

Si aún estamos aquí seguramente es porque hay mucho por evolucionar, crecer, sentir, sanar y experimentar. No existe una guía que nos garantice que viviremos en un estado de felicidad absoluta, pero en nuestra búsqueda, encontramos herramientas muy valiosas que nos ayudan a conectar con nuestra realidad desde la honestidad y aceptación, creando un clima propicio al crecimiento personal, como lo es Access Consciousness.

Se trata de un sistema basado en herramientas y cuestionamientos para tener un conocimiento más profundo sobre tu manera de reaccionar y responder hacia lo externo.

Conocer las creencias bajo las que nos relacionamos con nuestro entorno nos permite decidir cuáles nos son funcionales y optar por el cambio en cuanto a aquellas que no nos favorecen. En pocas palabras, entender nuestras dinámicas con mayor claridad nos abre la oportunidad de “no meternos el pie”.

Qué es Access Consciousness

Access Consciousness es un método de autoconocimiento para empoderarte como el ser auténtico que en realidad eres. Las herramientas que lo componen están creadas para ayudarte a visualizar todo aquello que buscas lograr y ayudarte a delinear un proceso que te acercará a ello. Nos permite escuchar la energía, sentirla y abrir nuestro universo de posibilidades, un universo de infinitas posibilidades.

Volvernos conscientes de quiénes somos en el presente nos ayuda a entender nuestras aspiraciones del futuro. ¿Cómo se ve tu futuro ideal?

En realidad, Access Consciousness no promete que alcanzarás justo ese escenario de absoluta felicidad y plenitud, sino que te volverás consciente de las barreras que te has autoimpuesto y te limitan a creer que tus aspiraciones más grandes son inalcanzables. El universo nos presenta oportunidades grandiosas, pero a veces nos limitamos al no recibirlas de la manera que lo “esperamos”.

Creado por Gary Douglas y el doctor Dain Heer, el programa ahora tiene presencia en más de 170 países y ha impactado positivamente la vida de más de 30 mil personas en los últimos 30 años.

Es una herramienta para acceder a tu interior a través de un enfoque honesto, y que te acerca a liberarte de tus paradigmas limitantes. Una herramienta en la que realizar preguntas constantemente nos permite expandirnos, cuestionarnos abre las posibilidades. ¿Estoy dispuest@ a cambiar mi realidad y abrirme a las posibilidades que el universo tiene para mí?

Recuerda que atrevernos a mirar hacia adentro es una de las formas de amor más mágicas. Y, por más complejo que parezca, es también una oportunidad para darnos cuenta de todas las virtudes que nos hacen quienes somos.

Para empezar a conectar con la energía repite todas las mañanas y noches el enunciado
“Todo llega a mi vida con facilidad, gozo y gloria”. Ábrete al gozo, a vivir una vida gozosa y que cada paso sea felicidad y gozo.

Si te interesa conocer más sobre cómo inscribirte a Access Consciousness, entra aquí.

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La política y tú

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Nos encontramos en un proceso electoral y escucho mucho el “para qué voto”, “la política me vale”, “no tiene sentido” o “todos son iguales”. Mucha queja y poca acción.

Sin embargo la política, el sector público, el gobierno o como quieras verlo, es sorteo de todos, de nuestra vida diaria. Gracias a “eso que no importa” llega a nuestra casa agua y luz, hay calles, transporte, empresas, turismo y más.

Que opines que muchas cosas “no funcionan” o “se deberían hacer diferente” es otra cosa, y es un ejemplo de cómo sí importa y somos parte.

Constantemente tenemos una opinión de lo que no nos gusta, pero poco se actúa para que sea distinto. Bueno, un proceso electoral es ese momento que como ciudadanas podemos actuar y participar. No se requiere dejar lo que nos gusta o hacemos para trabajar en el gobierno.

Como ciudadanas parte de nuestro deber es votar, ser parte del proceso; es la manera que hoy existe para expresar nuestro sentir y buscar el rumbo que queremos. Ya sea votando o también siendo parte del proceso como funcionarias de casilla.

Alineado a esta columna De mí para mí, quiero recordarme y recordarte lo importante que es este acto de votar. Lo importante de no dejarte llevar por el “no sirve de nada” o la inconformidad colectiva, además de recordarte lo mucho que hoy cuenta el ser tú, darte a escuchar y lo válidos que somos los jóvenes y las mujeres.

La política es parte de nuestra vida diaria, en las relaciones, en el caminar, en cómo llevamos nuestro trabajo y en nuestro día a día. Cada día en un momento para hacerlo diferente, para buscar transformar, crecer y hacerlo distinto.

Está en cada una elegir ese cambio o lo mismo en nuestra vida, ese rumbo, transformar nuestra vida o entorno. El ser política e influir empezando en nuestra vida y nuestro entorno. Brillar desde el ser “yo”.

Hoy te pregunto, ¿qué es eso que deseas, cómo visualizas tu entorno y qué requieres hacer para llevar a él? ¿El voto es por mí o por indiferencia al entorno?

El día que decidí cambiar mi carrera

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Desde que nacemos, en algunas familias se predispone a los hijos o hasta nietos a estudiar X carrera, o definir a qué nos vamos a dedicar de grandes. Por ejemplo, nací en una familia que se dedica a la agricultura y ganadería, y eso será para mí. O en una familia de abogados, o “en esta familia todos trabajamos la madera”, y así sucesivamente.

Todo eso nos da sentido de pertenencia a la tribu; sin embargo, ocasiona que a veces poco cuestionemos qué queremos nosotras. Adicional, la sociedad en la que vivimos nos influye y eso genera que por percepción nos dediquemos a algo que no resuena con nosotras.

También a la hora de elegir carrera (si la estudiamos) o de buscar un trabajo muchas veces se toma la decisión desde la idea de “cuál será un buen trabajo en cuanto a la paga”, y no desde “lo que más me gusta, expande y atrae”. Muchas veces escuchamos comentarios con “de eso te vas a morir de hambre” o “nadie te va a contratar si haces eso”. Todo ello, alejándonos de nosotras mismas.

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El día que decidí cambiar mi carrera

Cuando elegí mi carrera empecé en ingeniería civil; al año me cambié a ciencias políticas y administración pública, y recuerdo todos los comentarios negativos sobre mi elección. Comentarios como “mejor estudia ingeniería y después trabajas en la política si quieres”, “ingeniería es una mejor carrera y más preparada”, y así puedo seguir. Todo ello claro que me hizo dudar mucho, pero seguí mi intuición y mi plan.

Después de hacer esa carrera y una maestría en seguridad en el extranjero, trabajar 7 años en el gobierno en puestos súper interesantes (bueno, para mí, claro), la vida dio vueltas y elegí cambiar de nuevo de rumbo. Esta vez para compartir el sound healing o terapia de sonido con más personas y ayudarlas a encontrar esa conexión interior que tenemos al calmar la mente, liberar estrés y ser más nosotras con el sonido de los cuencos.

Otro cambio drástico, un mundo muy nuevo para mí y para mi entorno, algo completamente fuera del estándar. Un emprendimiento y en torno a la transformación y sanación interior. Sin embargo, para mí parecía como si llevaba años en esto, muy familiar. En cada sesión me sentía más y más cómoda haciéndolo, como si mi cuerpo llevara años tocando los cuencos.

La pasión y el disfrute comenzaron a brillar cada día, siendo para mí una pasión y diversión, más que un trabajo. Sentí lo mismo que ese día que decidí por mí el cambio de carrera.

Conecta con el trabajo de tus sueños

¿Te ha pasado que tienes miedo el cambio de trabajo o carrera por miedo al qué dirán? ¿Te da miedo “fracasar” si te cambias de carrera o trabajo? ¿Eres feliz en ese trabajo al que vas diario? ¿Estás cómoda con el sueldo que recibes a cambio de tu trabajo o crees que vale más lo que aportas?

Todas estas peguntas te las dejo para reflexionar y conectar con el trabajo de tus sueños. No hay a nadie a quién complacer más que a ti, es tu vida y estamos aquí para ser felices.

Empieza por conectar contigo para saber qué es lo que buscas y deseas, para después poder ir haciendo un plan y tomar acción que te acerque cada día a ese trabajo ideal y felicidad en cada día.

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Mi mente, tu vida

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Constantemente vivimos en la mente, queriendo cambiar el pasado, intentado controlar el futuro, creando historias en las mentes de las personas y nos separamos de la realidad y el momento presente. Inventamos realidades que cobran vida de una manera tan fácil y tangible que a veces puede ser difícil desligarnos de eso que la mente quiere creer que creamos.

Hay quien dice que no somos lo que creemos que somos, no somos lo que el otro cree que somos, sino que somos lo que creemos que el otro cree que somos. Se me hace una idea fuerte e interesante. Ligado a que la percepción es realidad, qué duro que busquemos ser lo que creemos que el otro desea que seamos. Todo ello nos aleja de ser nosotras mismas y brillar por nuestra autenticidad, amor y felicidad.

Adicional, está vivir en los asuntos de los demás y del universo y alejarnos de nuestros asuntos. Queremos arreglar la vida del otro, de la cual nosotras tenemos una idea de cómo debe ser y también controlar los asuntos del universo para que sean como creemos que deben ser. La palabra, creo, se repite constantemente. ¿Por qué? Porque lo que buscamos es el control y la certidumbre.

Y, ¿cómo hacemos para vivir nuestra vida, ser nosotras, disfrutarla y salirnos de esa mente creadora de realidades imaginarias? Primero, empezamos a conocernos a nosotras mismas.

Esto es clave para ser “yo misma”: saber qué me gusta, en dónde me siento cómoda, cuáles son mis sueños, qué me pertenece a mí y no a los demás.

Segundo, hay que reconocer que mi mente no es mi realidad, que las historias que me cuento no son la verdad absoluta y que está en mí cambiar esa mente a un enfoque que me permita crecer y ser yo, liberándome de ser rehén de la mente de otros y buscar complacer al otro para encajar en su molde ideal.

Tercero, dejar de meternos en los asuntos de los demás. Liberar mi mente de lo que el otro debe hacer y sacarlos de mi molde ideal. Ello nos permite concentrarnos en nosotras mismas, regresando mi energía a mí y no al otro.

Para ponerlo en práctica y manos a la obra:

  • Cuando te caches con un pensamiento de una creencia, pregúntate: ¿a quién le pertenece esto? ¿Quién me compartió esto por primera vez?
  • Cuando te caches creando la vida de otra persona en tu mente, pausa y repite: “Yo soy yo y hoy me permito estar aquí y ahora”. Esto, para cambiar tu enfoque
  • Pregunta en tu mente contantemente de quién es este asunto, para reflexionar si es tuyo, de alguien más o del universo; de ser de uno de los dos últimos, entonces “lo suelto y regreso a mí”.
  • Al despertar repite tres veces: “hoy me enfoco en mí, en el presente, y me permito disfrutar ser yo”. Esto es para poner una intención en enfocarme en mí y alejarme de una mente hacia los demás.

Mi mente es mía, es mi aliada para soñar y crear mis sueños, mi aliada para vivir una vida del momento presente. Mi mente no es tu vida, no está diseñada para ser un director de cine de cada persona que me rodea. En cuanto más me enfoco en mí, en quien sí soy, en crear mis sueños y transformar mi realidad, más disfruto el momento y permito a otros ser ellos y no la imagen que yo quiero que sean.

Te invito a intentarlo, a convertirlo en una práctica y acercarte poco a poco a ser tú, porque ese es el mejor regalo que puedes darte a ti.

Lo que nadie le dice a las mujeres de emprender

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Muchas soñamos con ser nuestra propia jefa, ser dueñas de nuestro tiempo y rendirnos cuentas a nosotras mismas. Con tener nuestras empresas y tener la vida de esa persona que vemos llena de éxito, de poder, de facilidades. Esas vidas de las cuales solo conocemos la punta y creemos que llegar ahí ha sido “fácil”.

Bueno ese día llegó para mí un día. Ser mi propia jefa en cuanto a mi trabajo, rendirme cuentas a mí y ser dueña de un emprendimiento. De repente te das cuenta la complejidad que varias cosas, en especial de esas en la que no eres gran conocedora y que te has convertido en una “todóloga” de la noche a la mañana.

En el camino de emprender, después de seis años, hay varias cosas que me hubiera encantado saber. No para dejar de hacerlo, sino para tomar al toro por los cuernos y hacer el cambio un poco más fluido. Aunque por otro lado el hecho de empezar, aunque fuera con muchos miedos, es la manera de aprender, conocerte más y potencializar tus capacidades.

Hoy te quiero compartir tres aprendizajes que he tenido en ese camino y espero lo hagan más fluido para ti.

Lo que nadie me dijo acerca de emprender

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1. Acepta desde el día uno en qué rubros requieres ayuda

No somos expertas en todo, podemos aprender un poco de todos los rubros; sin embargo, el tiempo es valioso para aplicarlo en lo que mejor sabes hacer y en el objetivo de tu negocio. Esto te permite delegar, tomar mejores devociones y ser más eficiente. Rodéate de un equipo que conozca cada área que necesitas.

Cuando emprendes te conviertes en “todóloga”, lo se, no siempre empezamos con un presupuesto para contratar un equipo enorme. Sin embargo, asesórate de quienes conocen cada área para que tu inversión sea eficiente. De lo contrario es muy fácil utilizar el dinero en puntos que no son lo que requieres.

Eso es parte de aprender pero, si desde el inicio nos asesoramos de quien conoce de números, por ejemplo, podemos usar nuestros recursos de una mejor manera.

2. Aprende de la competencia

En el camino del emprendimiento y los negocios hay muchísimas personas, inclusive la competencia, que lo hacen muy bien; saben como hacerlo y su camino nos permite aprender.

La competencia es sana y hay mucho que reconocerles, aprenderles de su modelo de negocio y estrategias de marketing. En la competencia podemos observar estrategias exitosas y no tanto, así como la manera de crecer o de quienes no han crecido de una manera esperada.

En la competencia también encontramos grandes empresas que han recorrido ese camino de crecimiento durante mucho tiempo. Busca aprender de ese éxito de otros para buscar el tuyo a tu manera.

De la misma manera existen muchos emprendedores que se han aventado a la aventura anteriormente. Aprende de ellos, acércate a varios para tener un mentor, rebotar ideas y así podrás tener experiencias sólidas que ya han funcionado.

3. Abrete al fracaso

La posibilidad de que las cosas no salgan como esperamos y el miedo a no lograrlo, es lo que más nos impide intentarlo. Los miedos siempre existirán; conforme avanzamos se van modificando, dejamos unos y surgen otros. El momento en el que estamos, la situación, ya la tenemos, y la manera de cambiarla es intentándolo diferente, arriesgando y probando.

El fracaso es solo una idea y punto de vista de cuando las cosas no salen como queremos. Sin embargo, un resultado distinto está lleno de aprendizajes. Me acuerdo de mi primer emprendimiento, un negocio de juguetes didácticos, y con la pandemia mucho cambió, también ideas mías y metas que tenía.

Acabé cerrando un negocio que pensé iba a tener por años. Sin embargo, aprendí tantas cosas que cada decisión e intento valió toda la pena. ¿Fracasé? No lo sé: para unos sí, para otros no, para mí por supuesto que no. Vencer el miedo de hacerlo fue lo que me permitió intentarlo en primer lugar.

Ábrete a tus sueños. En momentos vas a sentir que caes al precipicio; debes seguir, porque el aprendizaje y el resultado siempre valdrá la pena.

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El día que me mostré vulnerable

vulnerable

Una manera de medir la fortaleza de las personas parece ser qué tanto no muestran sus emociones, no lloran, no sienten y van por la vida sin sentirse vulnerables. El famoso “los hombres no lloran” o “no es para tanto”. Por otro lado, “las mujeres son muy sensibles” o “ya no llores”. Así van creciendo los juicios y creencia sociales en torno a la fortaleza y ser vulnerable.

Todas estas creencias nos van inhibiendo el sentir, la capacidad de reconocer las emociones y entender cómo estamos, que a la larga tapar todo eso se puede manifestar en el cuerpo físico llevando a la enfermedad.

Un acto de valor

Para muchas personas validar lo emocional es mostrar vulnerabilidad, lo que se traduce en debilidad. Sentir y vivir emociones es lo normal, lo correcto, todas las sentimos, más no todas las escuchamos. Ellas nos dan información, nos permiten experimentar la realidad, empatizar y conocernos.

La vulnerabilidad es un acto de valor al rodearnos por constantes juicios sobre no sentir o expresar. Es también un acto de amor propio y cuidado a nosotras mismas. Abrir el corazón, la mente y el cuerpo a sentir enojo, amor, tristeza, entusiasmo, felicidad y rabia, además de ponerle nombre a eso, nos lleva a un camino interior profundo que va de la mano con la transformación interior y el crecimiento personal. Si no hacemos consciente algo, no podemos cambiarlo o utilizarlo a nuestro favor.

Cuando nos mostramos vulnerables nos abrimos a posibilidades de cambio como una nueva pareja, trabajar el amor propio, un cambio de trabajo o inclusive el lugar donde vivimos, para encontrarnos con espacios más acordes a nosotras y nuestro rumbo.

El día que me mostré vulnerable

En mi vida uno de los momentos más vulnerables me abrió dos de los caminos más enriquecedores y especiales. Externalizarlo, hablarlo y ponerle nombre a mi sentir permitió desbloquear esos miedos que impedían mi crecimiento.

Este momento fue la búsqueda de ser mamá, lo cual me enfrentó con un tratamiento de reproducción asistida y florecieron mis juicios del proceso, miedos del mismo y de la maternidad. Esa voz interna de juicio a mí misma creció. Me cuestioné por meses por qué yo estaba ahí hasta que un día me encontré con una sesión de ‘sound healing‘ con cuencos, lo que me llevó a llorar sin parar, a sentir y cambiar mi pregunta al “para qué”.

Mostrarme vulnerable me ayudó a reconocer mi fortaleza, perseverancia y también soledad, tristeza y enojo conmigo y el proceso; también ayudó a reconocer qué quería yo en ese momento y tener valor para realizar cambios.

Aquí surgen estos dos caminos especiales: el primero fue y es convertirme en mamá, y el segundo es el ser terapeuta de sonido y acompañar a otros en sus caminos para sentir y brillar.

A partir de ese momento se han abierto momentos en mi vida que nunca imaginé, que de quedarme en mi zona de confort, esa frustración y miedo solo se encierran hasta explotar y manifestarse como enojo con otros y rezago en mi trabajo.

A ti que me lees te invito a escucharte, a platicar contigo para abrir esa vulnerabilidad y permitirte sentir, escuchar tu interior y mover eso que se requiere para brillar. El camino no es cómodo ni fácil, tampoco es rápido; sin embargo, ese camino nos permite llegar a nuestra versión más expansiva, de amor y apapacho a nosotras mismas.

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¿Eres una mujer exitosa? Primero definamos qué es el éxito

qué es el éxito

Últimamente he tenido en mi mente la pregunta de ¿qué es el éxito? Y estuve dándole muchas vueltas para llegar a mi definición (que puede ser cambiante) y liberar el peso que tiene socialmente la idea de “lograr el éxito”.

¿Qué es el éxito?

Según el diccionario, “éxito” significa: “resultado feliz de un negocio, actuación, etcétera”. Sin
embargo, ¿resultado feliz para quién? Obvio para ti y por otro lado está el éxito para los demás, para la sociedad, para la familia, la pareja, las mamás de la escuela… y podemos
seguir.

Pensando en ello me quedé reflexionando de todas esas decisiones que hacemos
que nos llevan a ser felices, aunque sea por segundos, que no reconocemos o que por
ser decisiones mini las vemos como poco relevantes en el éxito.

Por ejemplo, en un trabajo. Te preparas para la entrevista, te dan el trabajo y nos vamos
al “era lo mínimo que esperaba” o “ya era hora”. Empezamos ahí y nos dan un proyecto
importante que, en lugar de reconocer, festejar y ver el éxito de ese paso, nos
comparamos con el de al lado que tiene dos o que trabaja sin parar. Y así podemos
seguir. ¿Por qué nos cuesta tanto reconocernos y darnos cuenta e importancia del éxito
en cada día?

Después de tanta reflexión decidí ponerme la tarea de analizar mi éxito en un día, todo
eso que me lleva a un resultado feliz. Aquí te comparto la lista que encontré de éxitos en
24 horas: despertarme después de 8 horas de sueño, meditar por 20 minutos, hacer
ejercicio por 60 minutos, arreglarme a tiempo, dejar a mi hija en la escuela puntual y sin
peleas o luchas. Hasta ahí llevo una mañana repleta de éxitos. Más tarde, dar una
sesión privada de meditación, grabar 3 vídeos para mi método Encalma y cerrar una
meditación grupal. Éxito, éxito, éxito.

Todas esas pequeñas acciones, diría yo, también cotidianas, están llenas de esfuerzo,
planeación y éxitos que nos llevan a una vida de felicidad, plenitud y sueños
cumplidos. Cada esfuerzo y paso es un éxito que nos lleva a reconocer nuestro valor y
saber que en cada momento de nuestra vida, con acción, nos acercamos a ser esa
versión que deseamos ser.

Hoy te invito a que realices una lista de 50 éxitos propios que has tenido el mes anterior;
puede ser desde lo más obvio que haces cada día hasta tus logros en el trabajo. Una vez realizada, escribe a un lado de cada éxito la frase “Reconozco mi esfuerzo y valor por X”. Al acabar, cierra tus ojos y visualízate llena de luz por dentro y por fuera, esa luz que se prende cada vez más con ese valor.

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¿Estás viviendo una vida con significado?

vida con significado

¿Cómo es tu día a día? ¿A qué le dedicas tu energía? Trata de responder a estas preguntas enumerando las actividades que realizas cotidianamente y anótalas en papel si es necesario. Toma en cuenta tus responsabilidades en casa, en el trabajo, con tus seres queridos y contigo misma.

Ahora, ¿cuántas de esas actividades te están haciendo crecer y convertirte en una persona más consciente? ¿Lo que “debes” hacer cada día te está ayudando a construir la vida que quieres?

Cada día es un gran momento para observarnos y analizar qué podemos cambiar, transformar o hacer mejor para seguir expandiéndonos. Céntrate en observar cuánta energía le dedicas a lo que le aporta un significado a tu vida que vaya más allá de lo tangible. Actuar para ser quien queremos ser, esa versión de nosotras nos acerca a que sea realidad.

Vale la pena experimentar para tener una vida con significado

¿Cuántas nuevas experiencias viviste en el día, mes o último año? Retarnos, atrevernos a hacer cosas que quizás nos incomoden, aprender, leer más libros, viajar a nuevos lugares o conocer y compartir con nuevas personas nos permite expandirnos y conocernos a nosotras mismas a través de distintas perspectivas.

Es solo saliendo de nuestra “zona segura” o de aquello que reconocemos como familiar que nos encontraremos con los retos que nos harán enfrentarnos a nuestras diversas formas de actuar, reaccionar, pensar y sentir. Date la oportunidad de vivir una nueva vida cada vez que lo sientas necesario.

Vivir en el presente

¿Te has puesto a pensar cuál es el motivo por el que a veces sientes ansiedad? Haz este ejercicio: observa tu entorno en este momento, lo tangible que te rodea y observa cómo te sientes. Ahora, piensa ¿qué cambiarías de este momento presente? ¿Te das cuenta de que tienes la posibilidad de hacerlo?

Si pensamos en el pasado, sentiremos cosas relacionadas a ese tiempo, y engancharnos a ellas no tiene mucho uso, ya que no podemos regresar ahí para actuar diferente. Ahora, si pensamos en el futuro, podemos sentir ansiedad por la incertidumbre, pero si nos quedamos en el presente, tenemos la posibilidad de actuar para sentirnos en calma, cambiando lo que se puede cambiar y construyendo sobre lo que es una realidad tangible.

Suena trillado, pero es real que lo único que tenemos es el hoy. Si bien vivimos en una sociedad que nos exige estar planeando a futuro, siempre podemos hacerlo enfocándonos en cómo ese trabajo por “un mejor futuro” nos hace sentir el día de hoy.

Si vives en una situación que no te hace feliz, y te mantienes ahí por la promesa de que en un futuro te dará lo que deseas, cuestiónate qué tanto vale la pena sacrificar tu presente por aquello que es incierto.

Abrirte a vivir un final

Todo en esta vida es cíclico, y seguramente si haces un recuento de tu vida, te darás cuenta de que está marcada por etapas. Algunos finales son mucho más notorios que otros, así como cada uno de ellos trae impresas emociones diferentes.

Entender que todo en la vida tiene un final nos permite abrirnos a la posibilidad de que haya un comienzo. Si nos enganchamos a lo que ya hemos vivido y no nos damos la oportunidad de reconocer su final, nos quedaremos estancadas sintiendo y vibrando en la monotonía de lo que ya fue, limitándonos tanto a las nuevas experiencias, sensaciones y el crecimiento que esto conlleva.

Observarte y ser honesta contigo misma es un acto de amor propio, pues te permite analizar qué vale la pena cambiar para construir la vida de tus sueños, una vida con significado. ¿Qué harás diferente en este momento para acercarte a tu mejor versión?

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La importancia de conectar con el cuerpo

conectar con el cuerpo

El tema de conectar con el cuerpo me encanta, creo que es tan conocido e intuitivo y al mismo tiempo confuso y lejano a nosotras. El alma es un ente y nuestro cuerpo es otro. Muchas veces el cuerpo nos da la información que requerimos y, entre más la escuchamos, es más fácil entender las señales.

Vamos a hacer un pequeño ejercicio para ir escuchando al cuerpo. Te invito a que cierres los ojos y repitas en tu mente un color del cual no es tu pelo: vas a repetir “mi pelo es color X” (que sea falso). Ahora di la misma frase con el color verdadero de tu pelo, percibe cómo se siente. ¿Notas algo distinto? El cuerpo se manifiesta diferente cuando algo es cómodo, verdadero o cuando es incómodo o incierto para ti. Repítelo y ve diferenciando las sensaciones.

Esto lo podemos hacer en cada ámbito y decisión de nuestra vida. Nuestro cuerpo es sano, el dar un bocado de comida y esa sensación de querer escupirlo es porque algo te dice que no está bueno. Eso es cuerpo sabio.

La importancia de conectar con el cuerpo

¿Por qué es importante conectar con el cuerpo? Nos permite ser más conscientes y tomar decisiones desde la intuición y lo que es para nosotras. Lo más impresionante es que nacemos con esa sabiduría y lo que pasa es que la apagamos, le dejamos de poner atención.

Cuando nacemos el cuerpo sabe cuándo tenemos hambre, sueño o frío. Conforme pasa el tiempo los juicios, el deber ser de nuestro círculo, van apagando esa conexión corporal. Ellos nos alejan de la consciencia y de ser nosotras mismas.

Qué incómodo es decir que me quiero vestir de un color y que todos opinen y me juzguen por eso. Entonces lo más rápido es dejar de vestirme así y estar incómoda por vestirme como me dicen que debo estar vestida. Con el tiempo ya se nos hace normal esa incomodidad y dejamos de escuchar al cuerpo. Nos vamos metiendo en una caja de frustración y, por pertenecer, apagamos esa conexión.

Reactivarla es clave, es un proceso; es salir de la caja de confort para regresar a nuestra esencia y brillar desde nosotras.

En mi proceso, escuchar a mi cuerpo y reconocer cuando no se encuentra cómodo me ha llevado a renunciar a trabajos que parecen de ensueño, a no salir con ese hombre que a ojos de otros es “el ideal”, a no ir a la fiesta “del año”, y así la lista sigue. Cada decisión en contacto con mi cuerpo ha sido incómoda al exterior; sin embargo, me han permitido ser más yo y así actuar desde lo que me resulta cómodo y fácil. Ese resultado es felicidad, ligereza y, a la larga, éxito.

Nuestro cuerpo es el ente conectado a la naturaleza, al instinto y sabiduría. Siéntelo y escúchalo sin juicio. Dale comodidad y confianza: si desea helado dáselo, si le quitas el juicio a ese helado lo vas a disfrutar más que si en tu mente racional estás contando la caloría y la culpa de comértelo.

Hoy te invito a escuchar al cuerpo, a conectar, a quitarle juicios y ser tú desde tu esencia de brillo y amor. Cuéntame en redes (@paulinalanda___) cómo te sientes al conectar con el cuerpo y decidir desde tu sabiduría interna.

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El día que me acordé de que la magia vive en mi

magia

Estoy escribiendo esta columna regresando de un viaje mágico a Disney. Para mí, un espacio en donde nos permitimos sentir la magia, revivirla y reconectarla.

¿En qué momento la olvidamos? Cuando somos niñas todo nos asombra, nos quita el aliento y nos saca un “wow” de la boca. Ser mamá me ha permitido revivirlo y vivirlo a través de una persona inocente, llena de curiosidad, sin miedo a equivocarse o complacer por el “qué dirán los demás.”

¿Cuándo nos olvidamos de la magia?

Conforme crecemos, desde mi punto de vista y experiencia, vamos perdiéndonos para pertenecer a una sociedad: ser parte de, hacerlo “como se debe”, esconder lo que pensamos o sentimos por miedo al rechazo y llenas de querer ser como otros, olvidando lo que sí somos.

Al llegar a Disney se me salieron las lágrimas, lágrimas de emoción de ver a miles de personitas disfrazadas de sus personajes favoritos, o del favorito de mamá que fue el que le regalaron. Sin cuestionarlo se convierten en princesas, superheroínas, sirenas, corredoras de coches, todos sus ojos irradian una luz inexplicable de emoción que sus cuerpos no pueden sostener.

Todo, absolutamente todo, parece perfecto. Y “parece”, porque como adulto entras en un constante “nada es perfecto”. Y, ¿qué si sí lo fuera? Si reconocemos que, así como es, incómodo, roto, mágico, con música, es perfecto.

Una vez que entras todos se vuelven felices, hay botargas por todos lados a las que se les piden fotos, autógrafos, es vivir una película en carne y hueso. Cada persona que trabaja ahí irradia felicidad y amabilidad. ¿Cómo no hacerlo cuando cada acción hace que te regalen una sonrisa?

La magia puede estar ahí siempre

Hay en momentos, claro, que es inevitable el llanto: de cansancio, hambre, enojo, porque quieren juguetes que no se les da y así la lista sin acabar. Sin embargo, la magia sigue: luces, comida, fuegos artificiales, adultos disfrazados, familias uniformadas y un constante recordatorio de disfrutar la vida y vivir el momento presente. Hace mucho no pasaba tanto tiempo sin el celular en la mano, qué increíble decir “no tengo tiempo para ver el teléfono” y qué delicioso se siente estar con la frente en alto y ver tantas sonrisas disfrutar la vida.

Cada paso era un contener de la lágrima que escurre sin poder evitarla. Claro que mi mente, en momentos, suelta un “Paulina que ridícula”; por otro lado pensar, ¿cuándo decidí o decidieron por mí que eso es ridículo? No sé y elegí permitirme sentir, sonreír, tomarme fotos y que mi cuerpo sintiera la magia que hay en ese lugar, la magia que los adultos hacemos para los niños.

Y, ¿por qué crearla ahí y no vivirla en el día a día?

De mí para mí: Paulina, divierte, diviértete para ti, juega, ríe y llora, descubre y pregunta. No te escondas, permítete brillar y encontrar la magia en cada momento, en cada día y cada persona. Hoy te digo, el mundo y la vida son magia, un milagro. Ábrete a ello y así cada día se convertirá en ese momento de Disney dentro de ti.

Y tú, ¿cómo estás?

mindfulness

Bien. ¿Bien? La respuesta viene en automático. Es natural que no le demos demasiadas explicaciones al que nos pregunta cómo estamos por simple cortesía, pero tener un poco más de honestidad con nosotras mismas y atrevernos a sentir con conciencia cada una de las sensaciones de nuestro cuerpo o nuestras emociones es una forma de practicar mindfulness.

Se trata de una herramienta para buscar estar absolutamente presentes en este momento, de volvernos conscientes de lo que podemos sentir, sin emitir juicios ni tratar de interpretarlo o incluso entenderlo.

Está comprobado que practicar mindfulness a través de diversas herramientas nos ayuda a disminuir significativamente nuestros niveles de estrés. Un estudio realizado por la American Psychological Association estudió los niveles de estrés de pacientes que fueron expuestos a técnicas de mindfulness durante 8 días. Los resultados indicaron que, al final del ejercicio, la mayoría de los pacientes mostraron una gran disminución en los niveles de cortisol, y dijeron sentir menos estrés y ansiedad.

Para el mismo estudio se tomaron resonancias de la actividad cerebral de las personas mientras veían una película antes y después del ejercicio de mindfulness. Las imágenes mostraron que, luego de la meditación, los sujetos mostraban menos reactividad natural a la misma película. Esto podría ser un indicador de que esta práctica de meditación nos ayuda a regular la manera en la que reaccionamos y gestionamos nuestras emociones.

El mindfulness es una herramienta que nos ayuda a procesar la información que recibimos de cientos de estímulos diarios desde un estado mental y emocional más sereno. A consecuencia, nos resulta más fácil empatizar con una situación ajena o sobrellevar mejor aquello que nos podría resultar amenazador.

Cómo practicar mindfulness

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1. La respiración

Realizar ‘Pranayama’ o ejercicios de respiración nos ayuda a calmar la mente y conectar con nuestras sensaciones. ¿Qué sientes cuando aguantas la respiración? Quizás simplemente concentrarnos en que cada inhalación dure lo mismo que cada exhalación es suficiente para calmar la mente.

Trata de conectar con tu respiración durante al menos cinco minutos al día, visualiza cómo el aire que entra purifica lo que hay dentro de ti y cómo en cada exhalación eres capaz de liberar todo aquello que te resulta agotador.

2. Terapia de sonido

Permítete sumergirte por completo en el sonido. Buscar estar completamente presente durante una terapia de ‘sound healing’ es una forma de mindfulness; concéntrate en lo que escuchas y en cómo eso vibra en distintas partes de tu cuerpo físico y emocional.

¿Qué te hace sentir el sonido? ¿En qué parte del cuerpo sientes su eco? El sonido es una frecuencia sanadora con la que podemos conectar casi de manera instintiva. Relájate y siente tu cuerpo, observa tus pensamientos sin juicio y date cuenta de cómo, poco a poco, tu respiración se comienza a fusionar con el sonido.

3. Vuélvete observadora en la cotidianidad

En la rutina diaria es muy fácil que caigamos en actuar casi de manera inmediata. Practicar el mindfulness en acciones pequeñas nos brinda la oportunidad de cambiar de perspectiva.

Vuélvete absolutamente consciente de las sensaciones al comer tu fruta favorita, de los colores, aromas y sensaciones que quizás ignoras si comes frente a la televisión. Toma un baño y permítete concentrarte solo en lo que estás haciendo en ese momento.

Atrévete a volverte consciente del momento presente, de cómo te relacionas con él y observa tus maneras de reaccionar. La conciencia de nuestro entorno es un primer paso para observar cómo es que nos relacionamos con él.

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Estándares nuestros o de los demás

¿Cuántas veces has dejado de hacer algo para complacer a alguien más y no salir de la caja en la que hay que estar?

Desde que nacemos somos parte de un entorno que nos forma, nos cuida, nos enseña. De personas y círculos sociales que nos da identidad, impulsan y vamos creciendo bajo ciertos estándares de este. Estándares de educación, vestimenta, modales, el famoso deber ser.

Durante el cierre de año fiestas, compromisos, recuentos de logros e intentos me he puesto mucho a pensar ¿para quién es todo esto? ¿cumplir para quién? Desde el con quién pasas las fiestas, qué sirves, cómo pones la mesa y las pláticas en cada mesa donde hemos normalizado el opinar el cómo, cuándo y dónde de todo.

Qué estándares son nuestros y cuáles son influenciados por los demás

¿Cuántas veces has dejado de hacer algo para complacer a alguien más y no salir de la caja en la que hay que estar? Yo muchas veces y en esta reflexión me doy cuenta de que justo en los momentos que he decidido saltar de esa caja es cuando más he crecido.

Todos estos estándares nos impulsan a retarnos, a explorar y también nos permiten cuestionarnos sobre qué es lo que queremos hacer, crear y transformar. Por otro lado, nos pueden también “encarcelar” a ser lo que “debemos de ser y hacer”.

Hoy de mi para mí, en esta reflexión me hubiera encantado escuchar la frase “no pasa nada” más veces en momentos de querer salir de ese estándar o expectativa y no frenar lo que mi imaginación soñaba crear o hacer. También, el escuchar esa voz que decía “tú puedes hacerlo diferente, inténtalo”.

Cada uno de nosotros somos valiosos por el hecho de estar en esta tierra, somos únicos, no hay manera de que existamos dos de nosotros, cada experiencia que vivimos nos impacta de manera distinta a unos y a otros, el cuerpo es distintos la conciencia, gustos, y así podemos seguir. Entonces por qué queremos cumplir con los mismos estándares y meternos a todos en la misma caja.

Desde mi punto, por facilidad. Es más fácil como mamá que todos mis hijos quieran la misma clase o que la misma escuela sea para todos. Claro que es práctico y al mismo tiempo no nos damos cuenta de las limitaciones y frustraciones que eso nos genera.

En esta reflexión me percate el cómo al quitar el estándar todo esta maravillosamente acomodado en donde tiene que estar. Me di cuenta que mi camino, así como el tuyo, es maravilloso. No todos nos tenemos que casar a la misma edad, tener las mismas calificaciones, generar dinero de la misma manera. El valor de cada uno de nosotros está en ser nosotros y permitir que nuestra luz crezca en cada espacio al que vamos.

Te invito a observarte y conectar con esa versión tuya de 2 años, qué te gustaba hacer, crear, cómo te gustaba vestirte. Analiza cómo con el tiempo has ido cambiando y si ha sido por ti o por otros, para encajar o porque de verdad te convence. ¿Hay algo que te gustaría hacer diferente para ser tu y brillar? Hoy es el día y la señal para animarte y mostrarte como el valor que realmente eres al mundo.

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