Karol G y mi ex tenían razón, llegó quien me lo hace mejor 

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No tengo datos duros que presentarles sobre este tema, pero tampoco dudas que a ustedes, como a mí, nos ha costado más dejar a alguna de nuestras ex parejas por el vínculo sexual que por el sentimental. 

Una vez entrevisté a Walter Riso, afamado doctor en psicología, quien me dijo que al enamorarnos entablamos 3 tipos de vínculos: el intelectual, el emocional y el sexual, y que al terminar una relación, el último era el más complicado de romperse. 

Desde que Karol G lanzó el éxito “Mi ex tenía razón” no he dejado de cantarla porque es un himno para quienes nos sentimos identificadas con esto, pero como dice la letra, al final es una quien termina coronándose y ganando, claro que antes de llegar a eso se sufre y se piensa que no llegará alguien mejor. 

Estoy segura que con esta historia nos identificamos varias de NOSOTRAS, por eso es que hoy te cuento la mía y me alegra decirte que sí llega alguien mejor. 

Pensé que en mi ex pareja había encontrado a la persona con la que conectaba en todo, aunque éramos muy diferentes en un montón de cosas, la conexión que teníamos era muy chingona, llegué a pensar que era invencible. Y sí, siento que lo fuerte en nuestra relación era la conexión sexual. 

Antes de él había tenido pocas parejas sexuales, pero las suficientes para saber que me había llegado el “premio mayor”. Luego él decidió engañarme y allí se terminó esta historia, de la forma más horrible y dolorosa. Acá puedes leer todo el chisme.

Foto: Geralt / Pixabay

Él se negaba a terminar conmigo precisamente por la parte sexual, porque era tan intensa que le costaba. Incluso mucho tiempo después de terminar me seguía proponiendo encuentros sexuales. Seguramente se identifican con esto, no me nieguen que su ex les pidiera refill. 

Su argumento era que no había encontrado a nadie con quien se sintiera tan bien en el sexo, quien despertara todo su erotismo; pero yo jamás quise volver a verlo. Me lastimó tanto que el día que para mí se acabó, no hubo vuelta atrás. 

Mi ex se ofendía cada vez que lo bateaba hasta que un día me dijo que yo sabía que nuestra conexión sexual era tan fuerte que ninguno de los 2 íbamos a encontrar algo igual en otras personas y que íbamos a terminar por volver a estar juntos. 

Foto: Geralt / Pixabay

Por un tiempo yo me la creí toda. En serio que casi pensaba que con esas palabras mi ex me había echado la maldición y por eso es que ya no encontraba magia en nadie y miren que en ese tiempo la busqué por todos lados. Acá pueden leer una de las experiencias fallidas que tuvo durante esa búsqueda. 

Por eso tengo tantas historias sobre lo que probé al tratar de volver a encontrar esa conexión que te vuelve loca y que nada tiene que ver con lo físico o con la personalidad, es algo más allá… saben de lo que les hablo. 

Y creo fielmente que esa “chispa” se siente desde la primera vez, es decir, que no es algo que se vaya aprendiendo o mejorando. Esta conexión no es como el amor o la confianza, que se van construyendo con el tiempo, pero es tan importante como todo lo demás para que una pareja funcione y decida elegirse cada día. 

Incluso acudí a terapia psicológica pensando que allí estaba el motivo de que mi ex tuviera razón y que no había otra persona con quien me sintiera a plenitud. 

La terapia sí me ayudó a mejorar conductas tóxicas de mi anterior relación y a perdonar y mientras me curaba el corazón apareció lo que tanto esperaba. 

Y pues sí, mi ex tenía razón, no encontré alguien que me lo haga como él, sino quien me hace mejor TODO, así con mayúsculas, lo supera en TODO. Llegó quien me hace mejor el amor y la vida. 

Foto: Klimkin / Pixabay

Con él no sólo me siento conectada en lo intelectual, en lo sentimental y en lo espiritual, sino que la conexión sexual que tenemos es indescriptible. Y poder encontrar esa comulgación en todo con alguien es mejor que ganar la lotería, es encontrar la verdadera magia de la vida. 

Estoy que no me la creo de que sí existiera alguien que superara lo que llegué a sentir con mi ex. Acá les dejo la historia sobre cómo nació esta historia con final feliz y no estoy hablando de cuentos de hadas. 

No le lloren mucho tiempo ni se aferren a su ex, por algo es que valió su relación. Si no dejan de creer que la magia existe, la van a encontrar y el placer y la felicidad se multiplicarán por 100. Sí se siente más y mejor de lo que ya se vivió. ¡Se los prometo! No olviden que las cosas buenas toman su tiempo. 

Y si no han escuchado todavía la canción “Mi ex tenía razón”, ¡corran a hacerlo! Esto para nada es un anuncio pagado, es terapia para el cora. 

El brujo que quiso alinearle el chakra sexual a mi amiga 

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Esta es una historia de abuso sexual, en la que un hombre valiéndose de su género, de su edad y de su fuerza agredió a mi amiga. 

Acabábamos de entrar a la universidad, teníamos unos 17 o 18 años, éramos mujeres felices y sanas, que lo más malicioso que se atrevían a hacer era saltarse una clase para ir a tomar unas cervezas. 

Yo me reencontré con 2 compañeras de la preparatoria en la facultad, por suerte habíamos quedado en el mismo grupo. Solamente era amiga de una de ellas, a la otra chica sí la conocía, aunque no éramos cercanas, pero estando en el mismo salón comenzamos a forjar un gran vínculo de amistad. 

Las 3 vivíamos al sur de la CDMX, muy cerca de la preparatoria donde habíamos estudiado. Entonces nos quedaba que la que tenía auto nos diera ride de regreso a casa. 

En uno de esos regresos a casa una de ellas nos contó que se había subido a un taxi y el conductor le dijo que también se dedicaba a la brujería y que había percibido en ella un “trabajo”, le dio algunos detalles que a mi amiga le hicieron sentido, como síntomas físicos. 

Sin dudarlo, hizo una cita para que la ayudara. El supuesto brujo hacía sus consultas en su casa, que era como a 40 minutos de nuestras casas. 

Foto: Elena Mozhvilo / Unsplash

Nos pidió acompañarla a su cita y emprendimos el camino. Su casa estaba construida muy rara, había una casa de dos pisos, no terminada, tenía ladrillos grises por fuera, y había otra construcción, en el mismo predio, que usaba como su espacio de “consultas”.

Tocamos y nos abrió una señora, le dijimos que íbamos a una consulta con el señor brujo (obvio dijimos su nombre), ella nos indicó que esperáramos un momento para avisarle, pero cerró el portón. 

La calle donde estaba la casa se veía muy despoblada, nada de gente porque estábamos en las afueras de un pueblo de Xochimilco, de esos que están en la montaña. 

La señora regresó para pasarnos, nos dijo que subiéramos la escalera hacia el cuarto que era la “oficina” del brujo. La escalera estaba por fuera de la construcción. 

Al entrar al lugar había lo típico: un altar con imágenes de santos, vírgenes, velas, listones de colores con cosas escritas, una mesa con hierbas, una baraja y otros objetos para hacer limpias. 

El señor estaba allí, era un hombre de unos 40 años aproximadamente, en ese momento me parecían muy grandes esas personas. Estaba vestido tipo vaquero: jeans negros, botines y camisa cuadrada. 

Foto: Diego San / Unsplash

Lo primero que hizo fue rociar en sus manos una loción que olía a 7 machos para untarla por todo su cuerpo, luego nos dio un chorrito y nos indicó hacer lo mismo porque nos protegía de las energías que estaban en el lugar.

Luego nos miró a cada una, a mi otra amiga le dijo algo sobre su mamá, algo doloroso, por supuesto que la hizo llorar con eso. Y a mí me dijo otra cosa que no me hizo ningún sentido y se lo dije. 

Pero insistió que si no me había pasado iba a vivirlo apenas, que no fallaba, yo le dije que no creía. Me dijo que me iba a demostrar que sí tenía un “don” especial. 

Nos hizo cerrar los ojos y nos pidió extender las manos con las palmas hacia arriba, yo lo sentía enfrente de nosotras porque comenzó a hacer murmullos, como si estuviera cantando o “invocando” algo. Pero jamás sentí nada, bueno un poco de calor, porque al abrir un ojo me di cuenta que nos estaba pasando una vela. 

Después de su show, dijo que tenía que quedarse a solas con la “paciente”, a mí en ese momento se me prendieron todas las alertas, estábamos lejísimos, en un terreno prácticamente solo, 3 mujeres adolescentes. 

Le dije que no, que nos quedábamos con ella porque a mí me enseñaron a no confiar en desconocidos y estar alerta ante el peligro y en ese momento me sentía insegura y vulnerable. 

Pero el señor brujo insistió que no podía dejarnos porque se nos iba a “pegar” lo que iba a limpiarle a mi amiga. Insistí que no me importaba, que nos quedábamos a acompañarla. 

Foto: Alexas Fotos / Pixabay

Mi amiga nos dijo que estaba bien, que nos saliéramos. Me acuerdo que la vi angustiada y le pregunté si estaba segura que la dejáramos sola con ese hombre, ella insistió que sí. Le advertí que íbamos a estar abajo, esperando.

Bajamos y la señora, que supongo era la esposa del brujo, nos sacó del patio porque había perros que no podía dejar amarrados. Eso me dio todavía más desconfianza. 

Afuera, pegadas al portón de la casa, le dije a mi otra amiga que no me daba buena “espina” haberla dejado sola con él, que no le creía nada a ese señor y todo se me hacía raro. Ella estaba recuperándose del mal momento que la hizo pasar el tipo. 

Mi otra amiga tardó unos 15 minutos en salir. Le pregunté si estaba todo bien y ella dijo que sí. Nos subimos al auto y emprendimos el regreso a casa. 

En el camino nos contó que le hizo una limpia y luego le dijo que una de sus ex parejas le había hecho un trabajo y se lo había “sembrado” en la vagina y por eso peleaba mucho con su actual novio. 

Que para deshacer ese trabajo de brujería negra, tenía que hacerlo él en 3 sesiones y que una la podía comenzar en ese momento. Ella le dijo que sí. 

La acostó y luego él se le subió encima, nos narró que se empezó a mover, diciendo cosas y que le explicaba que tenía que hacer eso para “sacarle” todo lo malo. El tipo estaba cometiendo abuso sexual con ella. 

Claro que ella era muy joven, incrédula, qué podía hacer, además que él abusó de su discurso charlatán para convencerla de que de esa forma la estaba ayudando. ¡Maldito abusador! Todo lo que hacía en su propia casa, detrás de la puerta que abría su esposa.

Foto: StevePB / Pixabay

Sucede que la mayoría de las víctimas adultas de abuso sexual sufren una negación, además que sienten vergüenza por lo que les pasó. Es un mecanismo de defensa que se activa para evadir el evento traumático. 

Supongo que en ella fue igual, realmente creyó en las palabras de este señor abusador sexual, pensando que era normal lo que estaba haciendo, pero en el fondo sabía que no, que nadie puede frotar su cuerpo contra el tuyo a base de engaños. 

Ella no le dio su consentimiento para hacer eso, pero sí para “curarla” y él se aprovechó de que era al menos 30 años mayor que ella. Abusó desde todos los puntos por donde lo analicemos sabiendo que iba a salir bien librado. 

Luego de esto, le dio una loción, le dijo que tenía que ponérsela dentro de la vagina, que si quería, él podía enseñarle cómo hacerlo. Eso sí ella no quiso, le dijo que lo haría sola en casa.

Me dejó helada saber todo lo que ese tipo le hizo, le pedí que no regresara a verlo ni se pusiera la loción, porque además el supuesto “menjurje” podría causarle una infección. 

Al día siguiente comentamos con las demás amigas de la universidad lo que pasó, las demás igual le hicieron saber a mi amiga que el tipo fue abusivo. 

Yo le contaba a mis papás estas cosas que me sorprendían o me parecía que no estaban bien. Obviamente me pusieron una buena regañada por habernos expuesto a meternos a la casa del abusador, les dije que no iba a volver a ir y que no iba a permitir que nadie de mis amigas regresara. 

Foto: Niklas Kickl / Unsplash

Unos meses después, mi papá estaba leyendo el periódico y encontró la noticia de que había caído una banda de abusadores, violadores y estafadores que se hacían pasar por brujos y que vivían en la misma alcaldía donde se encontraba la casa del tipo. 

En la foto estaban otras personas, incluidas mujeres, no lo reconocí a él, pero operaban de la misma manera. Eran taxistas y convencían a sus pasajeras de hacerles limpias y quitarles trabajos de brujería y las terminaban abusando o violando. 

Me llevé el recorte del periódico a la universidad para que lo vieran mis amigas y allí se acabó este tema que no volvimos a tocar. Siempre creí que eran de la misma banda, eran muchas las coincidencias.

Así se puede vivir un abuso sexual a una edad tan vulnerable y que por ello tanto a la víctima como a sus cercanos les cueste trabajo entenderlo.

Las tristes cifras del abuso sexual según la ONU Mujeres:

  • Se calcula que, en todo el mundo, 736 millones de mujeres han sido víctimas de violencia sexual o física.
  • Esto quiere decir que 1 de cada 3 mujeres han sufrido abuso sexual en su vida. 
  • El 30% de las mujeres que lo han vivido tenían 15 años o más cuando lo sufrieron.

Menstruación digna sin tabúes

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¿Recuerdas quién fue la primera persona que te habló sobre la menstruación?, ¿qué te dijeron?, ¿cómo lo hicieron?, ¿te quedó claro todo?  Cuando llegó tu primera regla, ¿cómo te sentiste?, ¿estabas preparada?

La menstruación por años estuvo llena de tabúes, de estigmas, como si fuera algo malo y no el proceso fisiológico que vivimos todas las mujeres y algunas hembras. El ciclo menstrual es algo normal y así debe verse, tratarse y enseñarse. 

Y no, no sólo es un tema de mujeres, precisamente es un proceso fisiológico que deberíamos de normalizar todas las personas, menstruantes o no, es como ir a dormir o bañarnos. ¿Recuerdas cómo eran los comerciales de toallas sanitarias o tampones antes? Ponían el flujo en azul, ¡azul! Como si fuera malo mostrar la sangre menstrual, su color. 

Para lograr disfrutar de una menstruación digna lo primero que debemos hacer es dejar de “maquillarla” y ocultarla, es un trabajo en conjunto, que incluye educación, pero también reformas políticas y  sociales e infraestructura.  

En México vamos dando pasos grandes hacia lograrlo, pero todavía hay mucho por trabajar y para ponerlo más claro vayamos a los datos que arrojó la primera Encuesta Nacional y Estatales Menstruación Digna, que realizó en octubre del 2022 Essity (empresa sueca líder mundial en higiene y salud), en colaboración con la organización de la sociedad civil #MenstruaciónDignaMéxico y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Foto: Pikulkeaw_333 / Pixabay

Solamente el 65% de las personas menstruantes sabían que al comprar productos de higiene menstrual (toallas, tampones o copas) el 16% de la compra eran impuestos. 

Son productos de primera necesidad, de higiene personal, que nunca debieron de haber tenido impuestos. En México, a partir de enero de 2022 se eliminó el IVA en estos productos. Y actualmente hay iniciativas que están en aprobación para que sean gratuitos, principalmente en zonas de bajos recursos. 

También está muy avanzada una ley de incapacidad por menstruación, la cual daría días de descanso a las personas menstruantes en México cuando así lo necesiten. Al respecto, el 64% de las mujeres encuestadas dijeron estar de acuerdo con esto, el 24% muy de acuerdo, el 9% en desacuerdo y solamente el 1% muy en desacuerdo. 

Sobre la edad en la que las personas menstruantes tuvieron su primera regla, según la encuesta, la mayoría fue entre los 12 a los 15 años, luego entre los 9 a los 11 años y finalmente entre los 16 a los 19. 

Foto: Unsplash

El 38% respondieron que tuvieron poca información sobre la menstruación cuando llegó su primer periodo, el 31% no tenía nada de conocimiento, el 14% tenía algo de idea y el 16% consideró que sí tenía mucha información. ¡Solamente el 16%!

La primera persona que les habló sobre la regla fue la mamá, posteriormente fue un profesor de escuela, luego fueron amigos y finalmente otra persona de la familia. El papá no figura en los resultados, simplemente por ser hombre. 

Como sociedad tenemos que hablar de este tema, todos en casa debemos saber qué es la menstruación, cómo pasa y qué se tiene que hacer cuando le llegue a las personas menstruantes. Es básico familiarizar a todos sobre los productos de higiene menstrual. 

Las mujeres y personas menstruantes no debemos seguir ocultando nuestro periodo por pena ni tampoco los artículos de limpieza. Nos enseñaron a esconder las toallas o los tampones. Hasta en las farmacias se vendían en bolsas oscuras; pues si eran armas o drogas. Empecemos por normalizar todo esto. 

Y si un hombre te hace “bromas” sobre la menstruación: “seguro estás en tus días”, hazle saber que no es gracioso y no es un tema de burla. ¡Cancélalo! 

Foto: Monika Kozub / Unsplash

¿Cómo se ve una menstruación digna? Palmira Camargo, vicepresidenta de comunicación de Essity Consumer Goods Américas, nos dice que: “Sin tabúes, informada, con infraestructura adecuada, es decir, con baños limpios y seguros y también con insumos de higiene femenina”.

Cada mujer o persona menstruante debería tener y contar con al menos esto durante su periodo menstrual. 

Palmira fue parte del team que logró realizar la primera encuesta sobre gestión menstrual en México y que nos dio datos, para saber dónde estamos parados como nación respecto a un tema tan importante de salud pública. 

Además de esto, Essity, #MenstruaciónDignaMéxico y la UNICEF también están realizando foros informativos. Al fin grandes empresas y organizaciones están impulsando al cambio, a la apertura y, por lo tanto, al mejoramiento en un tema tan primordial. 

Para que puedas ser parte de estos foros y estar informada, porque recuerda que la información es poder y también es cambio, sigue sus redes sociales o su página web, allí podrás encontrar la primera encuesta de gestión menstrual

Foto: Engin Akyurt / Unsplash

También impulsaron la creación de la primera app de gestión menstrual llamada Oky, la cual fue co-creada y diseñada por niñas mexicanas y cuyo objetivo es brindar información a las mujeres que viven su primera menstruación

Vive tu menstruación libremente, es un proceso más de la vida. Y si puedes, sé esa persona que informe adecuadamente a las niñas de tu familia o de tu entorno sobre el tema, para que cuando les llegue su primera regla, no tengan miedo ni dudas.

Si las mujeres podemos sincronizar nuestros periodos, también podemos unirnos para lograr gozar de una menstruación digna para todas. 

Gracias por 1 año de historias sobre NOSOTRAS

nosotras

Esta es mi columna número 52, ha pasado 1 año desde que estrené 1, 2, 3 X NOSOTRAS, el proyecto profesional que siempre soñé realizar y que hoy es una realidad gracias a una gran red de MUJERES y una de ellas eres tú, tu lectora que semana a semana me haces saber que lees las historias, algunas mías, algunas tuyas, pero todas NUESTRAS.

Cuando arrancamos el proyecto “NOSOTRAS”, un sitio hecho por MUJERES para MUJERES, mis jefas -a quienes admiro porque son ejemplos de mujeres exitosas y líderes empoderadas-, me ofrecieron una columna en este nuevo medio. Ese día fue uno de los más chingones de mi vida.

Varios periodistas anhelamos con poder tener un espacio de opinión y mi turno había llegado… Después de 14 años de experiencia periodística, tenía la oportunidad de crear mi columna. Todo fue muy sencillo, pues parece ser que todos estos años la hubiera creado en mi cabeza, en una noche armé el concepto, le puse nombre y realicé la parrilla de contenido con los temas que quería tocar.

Ilustración: lavnatalia / Pixabay

¿Por qué se llama 1, 2, 3 X NOSOTRAS? Por el juego infantil mexicano de las escondidillas, en el que uno de los jugadores debe buscar al resto, pero se establece una base de salvación. El jugador más listo y ágil tiene que correr sin ser descubierto a tocarla y gritar: “1, 2, 3 por mí y por todos mis amig@s” para ganar.

Mi objetivo fue crear un espacio en el que hablaramos de esos temas escondidos que por años nos negaron e incomodaron a las MUJERES, pero que tenemos derecho de tocar porque forman parte de nuestras vidas y de nuestros crecimientos físicos, emocionales, profesionales o espirutuales.

Así que yo fui la “jugadora” que corrió a la base para gritar: “1, 2, 3 X NOSOTRAS“, que tenemos derecho de hablar de lo que se nos dé la gana sin ser juzgadas o menospreciadas. Y fue así que me he atrevido a abrir temas, incluso de mi intimidad, que tienen que ver con lo que nos preocupa, nos importa, nos aporta, nos duele, nos incomoda o nos hace crecer.

Lo mismo te cuento historias de amor, desamor, superación, inspiración y empoderamiento, que otros temas tabúes como el sexo, el aborto o la menstruación y también he intentado “dar voz” a mujeres violentadas, discriminadas o asesinadas.

Foto: Valentina Conde / Unsplash

La voz de NOSOTRAS las MUJERES ya no se callará y yo tengo la intención de que esta columna sea un espacio más para hacerla escuchar. Para que estas historias nos informen, nos inspiren, nos representen y nos sirvan.

La palabra ¡GRACIAS! me queda corta, te agradezco por leerme, por leernos, por compartirme lo que piensas de este espacio o por abrirme tu intimidad para contarme tu historia para que sea parte de esta columna.

Cada historia que escribo tiene todo el rigor periodístico, pero también todo mi corazón. Desde este lado de la pantalla te escribe una MUJER feminista que día a día trata de abrir caminos para que obtengamos lo que merecemos en todos los rubros. ¡Juntas somos más poderosas!

Nos leemos la próxima semana y espero que lo sigamos haciendo por muchos años más porque NOSOTRAS estamos luchando por ser HISTÓRICAS.

1, 2, 3 x ti, por mí, por las que nos arrebataron, por las que llegarán, por TODAS. ¡Calladitas no nos vemos más bonitas, ya no tendrán más nuestro silencio!

Foto: Vonecia Carswell / Unsplash

Mi experiencia al ir a una clínica de aborto legal 

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La CDMX fue el primer Estado en México en legalizar el aborto, fue en abril del 2007 cuando se falló a favor y desde entonces surgieron varias clínicas privadas para que las mujeres pudieran realizarse el procedimiento sin que su vida corriera peligro por hacerlo clandestinamente.

La única vez que he ido a una clínica de aborto legal fue hace unos años, iba como la acompañante de una amiga, quien tenía 8 semanas de embarazo y había decidido interrumpirlo. 

Ella ya había investigado sobre opciones de lugares, así que esa parte es desconocida para mí, yo sólo subí a su auto para acompañarla durante el proceso. 

La clínica que ella eligió es de una cadena privada, la más famosa y grande que hay en el país en su tipo, y la sucursal estaba al sur de la ciudad, pero esta cadena tiene sucursales por toda la ciudad.

La clínica se veía lujosa, todo muy limpio y fueron muy amables desde la puerta. Nos recibió una recepcionista que le dio a mi amiga unas hojas para que las leyera y las firmara y nos invitó a sentarnos en la recepción. Le iban a realizar el aborto a las 2 de la tarde, pero nos citaron una hora antes. 

En la recepción había familias completas: mamás, papás, niños y adolescentes esperando a sus acompañantes. Mi amiga intentó leer las hojas, pero estaba muy nerviosa, así que me pidió que lo hiciera yo para saber qué iba a firmar. 

Foto: Pixabay

Se las leí en voz alta y básicamente era una responsiva en la que declaraba que iba por su voluntad y que aceptaba el procedimiento que iban a realizar; así como los riesgos que podrían ocurrir. 

La lista de los riesgos eran los de cualquier tipo de procedimiento quirúrgico, lo sé porque a mí ya me habían operado anteriormente y firmé lo mismo. En la hoja también se explicaba cada método de aborto legal que ofrecen, así como sus costos. 

El aborto más barato en estas clínicas eran con pastillas, otro era extracción sin anestesia y el último era extracción con anestesia. Mi amiga eligió el más caro: extracción con anestesia. 

En letras no tan chiquitas se aclaraba que el pago era por adelantado y no había devoluciones si la paciente se arrepentía a la mera hora. 

Entregó los documentos firmados, la mandaron a pagar y le indicaron que tenía que ingresar, quiso que yo la acompañara, pero le dijeron que no era posible.

La esperé poco más de una hora hasta que la recepcionista se acercó a decirme que mi paciente iba a estar unos minutos más en el área de recuperación, pero que su procedimiento había salido muy bien. Respiré y agradecí.

Foto: Pixabay

Unos 20 minutos después salió mi amiga, caminando por su pie pero como si tuviera un cólico que le impedía avanzar bien. Corrí a tomarla del brazo y cargar su mochila. De semblante se veía normal, no pálida.

Le pregunté si estaba bien, me dijo que tenía un poco de molestia, pero quería llegar a recostarse. Manejó sin problema y llegamos a la casa de otra amiga, donde había acordado quedarse a dormir porque no quiso decirle a su familia que estaba embarazada. 

Ya en la casa de mi otra amiga y recostada nos contó qué pasó desde el momento que ya no pude acompañarla. La mandaron al área de lockers donde se tuvo que quitar toda la ropa y colocarse la bata. Por su descripción, sonaba como si estuviera en el spa, pues dijo que tenían chanclas desechables y gorra para el pelo. 

Posteriormente la dirigieron por un pasillo y la metieron al quirófano que indicaba el número 3, ella vio 5 en total. Se subió a una camillaa de ginecólogo, con las piernas abiertas y le dieron una pastilla sublingual, esa era la anestesia. 

Después de unos 10 minutos entró una doctora, se presentó y le pidió que respirara y se relajara lo más que pudiera. Le explicó que todo sería como un papanicolao pero con ruido como de dentista, pues la “maquinita” (aspiradora) con la que iba a realizar el procedimiento hacía un poco de ruido. 

Nos relató que cuando entró la máquina en ella, la doctora le indicó que iba a sentir un cólico fuerte pero en pocos minutos se iba a quitar la intensidad. Ella lo sintió todo, en realidad la pastilla no sabe si le sirvió de algo, aunque no sufrió insoportable. 

Foto: Pixabay

Se sintió incómoda y estar despierta la puso nerviosa, pero ya estaba allí y quería terminar con ese proceso cuanto antes, así que se aguantó y en minutos sacaron la máquina de su cuerpo y siguieron manipulándola, pero ya sin ruido.

Al final, le mostraron por medio de un ultrasonido que su útero estaba limpio, le dieron unos minutos en recuperación y le indicaron que tenía que colocarse una toalla sanitaria porque iba a tener un sangrado como de un periodo normal. 

Le dieron una hoja de indicaciones en las que se marcaba el día aproximado que iba a tener el sangrado, cuidados de higiene personal como bañarse todos los días y cambiarse las bragas a diario y no usar duchas vaginales ni tener relaciones sexuales por determinado tiempo. 

En la misma hoja le indicaron que a la semana iban a llamarla para una consulta de chequeo y allí acababa el proceso; además el procedimiento incluía terapia psicológica telefónica a la línea de las clínicas, si así lo requería y le dieron un par de analgésicos por si los cólicos persistían. 

Afortunadamente su procedimiento salió muy bien, no pasó de que tuviera cólicos y ligero dolor muscular unos días y el sangrado fue normal. Pero su experiencia me dejó girando en un tacón, cómo es posible que son clínicas ya establecidas y no haya anestesia real. 

Además este lugar no tenía la infraestructura para que las pacientes se puedan quedar internadas de ser necesario, ni ambulancias disponibles. Otra cosa que me causó “ruido” es que ni los signos vitales le tomaron a mi amiga y que jamás dicen la palabra aborto; lo llaman procedimiento.

Mi experiencia conociendo estas clínicas privadas de aborto legal me angustió por la falta de infraestructura ante una emergencia mayor; sin embargo, hay más opciones afortunadamente y siempre será mejor hacerlo en un hospital, donde se tiene todo lo necesario por si algo se llegara a complicar. En temas de salud hay que tomar todas las precauciones posibles. ¡Todas!

Foto: Unsplash

El aborto en cifras: 

  • Durante 2022 se llevaron a cabo 12 mil 496 abortos legales en México, según Statista. 
  • Seis de cada 10 embarazos no deseados se interrumpen voluntariamente (OMS, 2021).
  • Actualmente se siguen realizando 25 millones de abortos inseguros en el mundo (Organización Panamericana de la Salud, 2023).

Sexo en el primer date, obvio sí 

sexo

La única forma en que el sexo es malo o incorrecto es cuando no es consensuado. Así que eso de que no debe hacerse en la primera cita para que te tomen en serio es puro mito. Si llegaras a intimar con alguien que piensa así, qué bueno darse cuenta desde el inicio para no perder el tiempo. Tan arcaico es ese pensamiento como la época de las cavernas, cuando los hombres arrastraban a sus mujeres del pelo. Y tú quieres una pareja, no un cromañón. ¡Focus!

El sexo en el primer date, obvio que sí, siempre y cuando todos los involucrados acepten y sea seguro, creo que las únicas razones por la que deberías decir que NO es si la persona con la que saliste no te despertó las ganas o porque te pide hacer cosas que no te laten. 

Pero no hacerlo por miedo a que te tachen de fácil o no te tomen en serio, es censurar tu placer, eso bórralo de tu mente desde ahorita, ¡hazte un favor! Todo lo contrario, hoy es muy cool que seamos NOSOTRAS las mujeres las que llevemos los condones por si se da un encuentro sexual. 

Porque ser una mujer que se cuida y que vive su vida y su sexualidad como ella quiere, es demasiado atractivo. Y si te topas con hombres que piensan lo contrario, entonces tienen su masculinidad muy frágil y seguro son de los que sólo quieren hacerlo de misionero. ¡Qué horror!, ¡huye!

Foto: Dainis Graveris / Unsplash

Cuando tienes tu primer date descubres si realmente sientes compatibilidad con la otra persona, si te atrae su olor, su energía, su personalidad y demás. Y si tienes suerte, también sentirás magia, que no es amor a primera vista, sino conexión auténtica y eso surge por pura física y química. 

Entonces, si deciden tener su primer encuentro sexual luego de haber ido a cenar, al cine, a echarse un café o caminar, también tendrás la oportunidad de descubrir si sus energías eróticas están alineadas, si te late lo que ofrece en la cama y si quieres seguirle por allí. 

Además, si logran hacer match también en el sexo, la conexión se fortalecerá aún más desde la primera cita; y también lo hará la confianza y la comunicación, “ingredientes” clave para cualquier tipo de relación.

Foto: Gaelle Marcel / Unsplash

La última vez que tuve sexo en mi primer date fue fantástico. Primero cenamos y platicamos, hubieron muchas risas, desde allí supe que sí quería hacerlo con él ese día. Luego vimos un partido de futbol y una cosa nos llevó a la otra.

La cita fue muy linda y la cereza del pastel fue terminar la noche con un momento íntimo de 100. Desde allí supe que sí habría segunda cita porque me había encantado todo de él y hoy ya pasaron tres años desde ese día y seguimos sumando dates inolvidables. 

Sexo en la primera cita en cifras:

Este 2023, la empresa Victoria Milan (creadora del sitio europeo de citas para personas casadas) encuestó a 5 mil mujeres de diversas nacionalidades y los resultados arrojaron que en estos 5 países -Dinamarca, Suecia, Francia, Noruega y Finlandia-, las mujeres buscan tener sexo en la primera cita.

Y en estos otros 5 países -Estados Unidos, España, Bélgica, Holanda y Polonia- prefieren hacerlo hasta el segundo date. 

Foto: Dushawn Jovic / Unsplash

Mientras que el 57% de las mujeres encuestadas prefieren que sea en su casa y el resto optan porque sea en un hotel. Ninguna mencionó que fuera en la casa de la otra persona.

Y solamente el 13% indicó que preferían no tener sexo en su primer date por el miedo al “qué dirán”. Cada vez somos más las mujeres que lo hacemos cuando se nos antoja. ¡Como debe de ser! 

Que las mujeres podamos vivir nuestra sexualidad libremente también nos empodera.

Por qué las mujeres nos exigimos tanto 

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Hace unos días una amiga me contó que se sentía muy abrumada porque fracasó en su vida profesional, me preocupé mucho y la cité para una intervención (plática entre amigas) pues está siendo muy dura consigo misma. ¿Por qué las mujeres nos exigimos tanto? Somos nuestros peores verdugos.

¿Qué significa ser mujer? Ser fuerte, ser amorosa, ser buena, ser comprensiva, ser apoyo, ser pilar, ser madre, ser pareja, ser sexy, ser, ser y ser… Esta lista se haría larguísima y te aseguro que encontrarías algo más que agregarle siempre.

Tal pareciera que ser mujer viniera con una carga de exigencias de lo que debemos ser y hacer porque tenemos que poder con todo, como si fuéramos superheroínas, que sí somos pero no en un sentido literal.

En la conmemoración del Día Internacional de la Mujer del año pasado, la periodista Adela Micha realizó un video en el que durante 2 minutos le pide a los hombres que intenten ser MUJER por sólo un día: ¿cómo se vería?, ¿qué se sentiría?

Su discurso fue poderoso pero también revelador y resume la gran carga con la que vivimos NOSOTRAS, y no, no tenemos que ser todo y poder con todo. Somos humanas, está bien y no pasa nada si no llenamos las expectativas que nos creó nuestra cultura sobre el ser mujeres.

"TÓXICA", "HISTÉRICA": intenta SER MUJER solo por UN DÍA. ¿Cómo te verías? ¿Qué se sentiría? 💜💚

Ser MUJER NO es poder con TODO, NO es ser lo que esperan de NOSOTRAS. Cada una construimos, a lo largo de nuestra vida, lo que significa ser mujer. No cargues con etiquetas porque el camino es largo y no necesitas llevar más peso.

¿Qué pasa si somos nuestras peores juezas y nos exigimos demasiado? Pues no sólo se tendría frustración, enojo y tristeza, sino que nos sentiríamos como mi amiga: fracasadas, derrotadas e inferiores. Es muy fuerte que sean los demás los que nos digan lo que valemos, lo que somos y lo que hemos logrado.

Porque no sé si lo sabes pero la autoexigencia no sólo desarrolla problemas emocionales sino físicos.

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¿Cuáles son los padecimientos y las enfermedades de la autoexigencia?

La psicóloga Adhara Monzó los engloba en 6 tipos:

  • Emocionales: Tristeza, depresión, ansiedad y estrés.
  • Físicos: Tensión muscular, agotamiento físico, problemas gastrointestinales, entre otros.
  • Sociales: Aislamiento, pérdida de amigos y competitividad.
  • Conductuales: Exceso de tiempo para realizar las actividades cotidianas, comprobación excesiva y obsesiva para detectar los errores y procrastinar.
  • Cognitivos: Pensar en los errores cometidos de manera constante, autocrítica excesiva, baja concentración, entre otros.
  • Otros: Intereses limitados, es decir, la persona se centra en lo que más se exige, por ejemplo: en el trabajo, y se olvida de lo demás.

La psicóloga afirma que “la autoexigencia no es la ‘causa’ de la baja autoestima, pero la incentiva. Es mucho más probable que una persona con baja autoestima se refugie en el perfeccionismo para sentir que destaca en algo y así poder valorarse a sí misma”.

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Y en un escenario catastrófico, la autoexigencia puede desembocar hasta en un ataque al corazón o en una depresión severa. Así de grave es juzgarse demasiado a sí misma. Y como mujeres ya tenemos mucho con cuidarnos para evitar ser la próxima víctima de un feminicidio y con luchar y exigir que se nos respete y se nos reconozca igual que a los hombres.

Ser mujer debería significar solamente: amarnos, cuidarnos y admirarnos a NOSOTRAS mismas.

Quisiera que hiciéramos un ejercicio, que si bien no hará un cambio radical, me parece que sí hará una diferencia en NOSOTRAS y en las mujeres que nos rodean. Cada que te sea posible, dile a las mujeres que amas y admiras que lo haces y por qué lo haces, qué ves en ellas y agradéceles su existencia y su presencia en tu vida.

Tal vez una de ellas sea esa MUJER que necesita escuchar de otra boca lo que es y lo que ha logrado.

Cómo decirle a mi pareja que no me deja satisfecha en el sexo

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Mi pareja no me deja satisfecha en el sexo, es un tema más común de lo que pensamos; sin embargo, es tan difícil e incómodo enfrentarlo que la mayoría de mujeres prefieren dejarlo pasar y entonces las consecuencias se hacen presentes eventualmente. El placer es igual de importante que el amor y uno no compensa ni justifica al otro.

La última encuesta que se realizó sobre la satisfacción sexual de las mujeres en México fue en 2015 y la hizo Boston Medical Group arrojando que el 38% de las mexicanas con vida sexualmente activa no se sentían satisfechas.

Y en el mundo son 4 de cada 10 mujeres las que están insatisfechas con su vida sexual y la mayoría son casadas o tienen una pareja estable. ¡Qué cifras tan lamentables!

Ante este panorama hay solamente 2 caminos: uno es seguir fingiendo que tienes la vida sexual que te complace (muy respetable tu decisión) y el otro es hablarlo, sincerarte con tu pareja y buscar soluciones.

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La insatisfacción sexual puede desembocar en infidelidad y si tu pareja no está de acuerdo con que tengan una relación abierta o poliamorosa, entonces no es justo para ella. Lo peor, si no hay confianza para poder abrir cualquier tema como este que es muy importante, ¿qué haces allí?

Tu pareja no tiene la culpa de tu insatisfacción y mucho menos si ni enterada está, por ello es que las mentiras no son saludables nunca, ni en la cama. En el momento que tu felicidad, tu satisfacción, tu salud y tú te pongas como prioridad es que tendrás una vida plena.

Lo primero que no debes hacer es fingir y lo mejor es que este tema lo platiques con tu pareja, pero no en la cama, no al terminar un encuentro sexual. Tú sabrás en qué momento del día es mejor pedirle que platiquen, háganlo en casa o en un espacio privado donde nadie escuche ni los interrumpan.

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No le des vueltas a las cosas, cuando decidas decirlo, solamente siéntate frente a tu pareja, respira profundo y habla. “El sexo que tenemos no me deja satisfecha”, empieza por eso, sin maquillar, sin suavizar, siempre es mejor decir las cosas tal cual son, con nombre y apellido.

Después síguete con la explicación de qué es lo que sientes: si crees que necesitas más juego previo, innovar o experimentar, más caricias, más besos, más lengua, más movimientos y, principalmente, dejarle claro a tu pareja dónde quieres todo eso y cómo.

Lo que sigue es sugerir que su próximo encuentro íntimo sea distinto, que se comuniquen lo que van sintiendo y lo que necesitan. Proponer que sea el “experimento” para buscar que ambos queden satisfechos.

Si tu pareja te ama hará equipo contigo para conseguir tu placer máximo, pero si se ofende o te termina, la vida te estará haciendo un favor porque estar con una persona egoísta que sólo piensa en sí misma es horrible. ¡No lo mereces!

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La mayoría de las insatisfacciones sexuales no son un problema físico o que no tenga solución, así que relájate un chingo, pide para que se te conceda e intenta tener mejor comunicación y conexión con tu pareja.

Los tabúes, la falta de comunicación, las inseguridades, el miedo y la ignorancia son los únicos impedimentos de que no disfrutes tu placer, no los sigas alimentando y busca soluciones. En ti está que el sexo con tu pareja o parejas te deje satisfecha. ¡Trabaja en ello!

Según un estudio realizado el año pasado por la Universidad de Harvard, el afecto físico o conexión es el elemento primordial para mejorar la satisfacción sexual.

En la cama todo es mejorable, así que no te conformes.

Violentómetro, la violencia de género se mide así

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Las mujeres normalizamos por años la violencia de género y es por ello que se tuvo que hacer un violentómetro, es decir, una “regla” que mide el nivel de maltrato que podemos vivir y que durante años permitimos.

Antes el concepto de violencia era solamente para definir los golpes o los gritos; sin embargo, los niveles de abuso también pueden ser ciertas acciones que desembocan en un maltrato psicológico. 

A veces pensamos que la salud física es lo único que importa y olvidamos que es igual de importante la mental, que aunque las marcas del dolor no se ven, sí se sienten y desembocan en traumas, complejos, frustraciones, depresiones y otras enfermedades. 

El violentómetro fue realizado en 2021 por la Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Género (UPGPG) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) bajo el hashtag #CeroToleranciaALaViolencia y se divide en tres niveles que se representan por los colores del semáforo, justamente a manera de prevención. Aunque posteriormente el Gobierno de la CDMX modificó los colores a amarillo, rojo y morado. 

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De abajo hacia arriba, el violentómetro mide este tipo de maltratos: 

1. Bromas hirientes

2. Chantajear

3. Mentir / engañar

4. Ignorar / ley del hielo

5. Celar

En esta etapa comienzan las luces para que te des cuenta que si sigues permitiendo lo anterior, la violencia aumentará, ¡ten cuidado!

La violencia va aumentado y se ve de esta manera:

6. Acechar / stalkear en redes sociales

7. Culpabilizar

8. Descalificar

9. Ridiculizar / ofender

Foto: Engin Akyurt / Unsplash

10. Humillar en público 

11. Intimidar / amenazar

12. Controlar / prohibir (amistades, familiares, dinero, lugares, apariencia, actividades, celular, mails y redes sociales)

13. Destruir artículos personales 

14. Manosear

15. Caricias agresivas 

16. Golpear “jugando”

17. Pellizcar / arañar

Foto:_ Tumisu / Pixabay

18. Empujar / jalonear 

19. Cachetear

20. Patear

21. Encerrar / asilar 

En este punto la violencia es alta, pero todavía puedes reaccionar para evitar que te destruyan. ¡Reacciona y acude por ayuda profesional! 

El último bloque del violentómetro es el que puede terminar en un feminicidio. 

Foto: Semprepiusu03 / Pixabay

22. Sextorsión

23. Amenazar con objetos o armas

24. Difundir contenido íntimo sin consentimiento por medios digitales

25. Amenazar de muerte

26. Forzar a una relación sexual 

27. Abuso sexual

28. Violar

29. Mutilar 

30. Asesinar (homicidio / feminicidio)

Para prevenir la violencia de género primero debemos informarnos y educarnos y saber identificar lo que es maltrato, lo que no debemos permitir y estas herramientas como la regla del violentómetro pueden comenzar a concientizar a las estudiantes, a las adolescentes para que desde temprana edad no se permita el abuso.

Sin embargo, no importa la etapa de la vida en la que te encuentres, la violencia es actualmente un problema de salud pública a nivel mundial. Si estás viviendo algún tipo de maltrato marcado en el violentómetro, estás a tiempo de salir de allí. ¡No estás sola! 

Las instituciones que apoyan a las víctimas de violencia de género son: 

Províctima 

  • Orientación legal
  • Atención psicológica
  • Trabajo social
  • Terapia grupal
  • Atención médica a primer nivel
  • Acompañamiento psicoemocional
  • Intervención en crisis
  • Grupos de autoayuda

Tel: 555 681 8125 / Gratuito: 800 715 2000

Instituto Nacional de las Mujeres

  • Orientación psicológica y legal 
  • Atención en crisis 
  • Canalización a instituciones de ayuda

Tel: 55 5322 6030 (horario de lunes a viernes de 9:00 a 17:00 horas)

Otras redes de apoyo las puedes encontrar aquí.

No normalices la violencia, rompe la cadena y conviértete en el cambio que necesitamos para vivir libre y sanamente. 

Si quieres descargar el violentómetro en formato de regla o de separador de libros puedes hacerlo aquí. 

Lo que debes saber antes de comprar tu primer vibrador 

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Levante la mano quién tiene un vibrador en casa… Si lo hiciste, seguramente estás sonriéndole a la pantalla con el brazo arriba. ¡Te felicito! Pues eres una mujer que disfruta a plenitud su sexualidad, sin prejuicios ni miedos, y que seguramente has logrado tener orgasmos 10 de 10 tu solita. 

Me hubiera encantado que alguien experimentado me hubiera quitado antes la venda de los ojos sobre los juguetes sexuales, pues pensaba que solamente los usaban quienes no tenían buen sexo con sus parejas. Me compré la idea de que eran “consoladores”. ¡Qué error! 

Es por ello que tuve mi primer vibrador ya muy grande y experimentada, en un momento en el que me encontraba soltera y quería estar así por un buen rato, pero una tiene sus necesidades.  Así que yo espero llegar a ti, a la que no levantó la mano y que, como mi yo del pasado, no ha roto la barrera de comprar el tuyo, ya sea porque piensas que no lo necesitas, por pena, por miedo o por desinformación. 

No soy sexóloga, pero sí soy una mujer que vive libre y responsablemente su sexualidad, sin tabúes ni miedo al qué dirán, te narro mi experiencia esperando te sirva de algo.

Lo primero que hay que precisar es que los juguetes sexuales se crearon para elevar el placer y NO para sustituir gente, es decir, no son consoladores de nadie, para eso tenemos a nuestr@s amig@s que se avientan nuestros dramas mientras limpian nuestras lágrimas.

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Por ello es que estos accesorios para adultos son adecuados en cualquier momento de la vida sexual, desde que se comienza hasta el nivel “experimentado” (si eso existe porque yo creo que nunca se deja de aprender y descrubrir en el sexo). Cuando era adolescente había una campaña de una marca de juguetes sexuales que usaba el eslogan: “Los adultos no dejamos de jugar, sólo cambiamos de juguetes”. ¡Y sí!

Juguetes sexuales hay muchos, la variedad es grande y se dividen en zonas de placer, pero hoy quiero que nos enfoquemos en el placer de NOSOTRAS, por lo tanto, los mejores son los vibradores, que puede ser dos: de clítoris y vaginales. 

Incluso hay juguetes que traen doble función: dan placer en ambas zonas, son un 2X1, por lo que te hacen ahorrar dinero pero multiplican el placer. ¡Ganando como siempre!

Lo más importante que debes considerar cuando vas a comprar tu primer juguete sexual es que pienses que es para ti, no importa si también lo usarás con tu pareja, tu placer va primero, eso nunca es negociable, mujer. 

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Foto: Pixabay

Es mejor que vayas a una SexShop, porque de la vista nace el amor; sé que es más cómodo abrir una app de ecommerce y pedirlo hasta la puerta de tu casa, pero cuando es tu primer “bebé”, es mejor que lo veas, que preguntes todo y que compares todas las opciones. 

Te recomiendo que preguntes por las opciones de vibradores que hay para el tipo de placer que estás buscando, aunque la finalidad siempre es un buen orgasmo, entonces seguramente te recomendarán estimuladores de clítoris y del punto G.

Otra de las cosas importantes a considerar son los materiales, las mujeres con alergias deben mencionarlo para que les den opciones adecuadas para que no sufran irritaciones. Los que están hechos de silicona médica son los más recomendables actualmente, es el material con el que están hechas las copas menstruales; es difícil que guarde bacterias y es sencillo de asear. 

El tamaño no importa, mejor fíjate en el tipo de vibraciones o succiones, ya que ahora hay unos juguetes que “chupan” el clítoris, para imitar el sexo oral, y también son una gran inversión. Tú sabrás de qué tamaño, color y velocidades lo compras y eso dependerá de lo que te guste y te acomode.

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Otro factor que sí es importante considerar es el presupuesto, pues hay vibradores económicos que pueden costarte desde 200 pesos, hasta otros que superan los 2 mil y hasta pueden controlarse desde el celular. El precio depende de los materiales y de sus funciones. Mi recomendación es que ahorres y compres uno potente, pues te va a durar un buen tiempo, si lo sabes cuidar. Valdrá la pena el gasto, es una inversión a tu placer y ese no tiene precio.

Otra cosa que te recomendaría es que pienses qué te funciona mejor a ti: cargarlo con pilas o por cable de electricidad. Para mí siempre serán mejor los que se conectan a la luz y si tú también prefieres estos, solamente debes saber que cuando los vayas a usar, no puedes tenerlos conectados, no queremos accidentes.

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Finalmente, me queda recomendarte que cuando vayas a comprarlo, entres segura a la SexShop y con la cara en alto, pues eres una mujer que factura y puede comprar el vibrador que quiera. Te prometo que saldrás sintiéndote empoderada y si no es así, deberías, pues estás mandando al carajo la represión sexual que tanto nos han impuesto. 

Un vibrador también te ayuda a conocer mejor tu cuerpo y tus zonas erógenas, para que después le digas a tus parejas qué te gusta, cómo te gusta y en dónde te gusta que te lo hagan. Al final una termina hasta encariñándose con sus juguetitos. 

Ya se la saben, yo siempre les desearé felices orgasmos, así que a darle porque no se logran solitos. Y espero que la próxima vez que les pida levantar la mano, sean todas las que lo hagan. 

“Por ser MUJER, lo perdí todo”: la historia de Camila

mujer

Ser MUJER lo es todo y como tal, merecemos el respeto y reconocimiento igualitario que el machismo nos ha arrebatado. Ese fue el eje de un evento feminista al que asistí hace unos días y en el que conocí a Camila, quien perdió hasta los apellidos por luchar por su género. Esta columna 1, 2, 3 X NOSOTRAS también es un espacio para exponer las historias de mujeres que con su lucha nos inspiran, como ella.

Nació siendo hombre en Chimalhuacán, Estado de México, hace 41 años, sus padres la llamaron José María y le decían “Chema”. Creció en una familia muy católica y machista. Su papá era peluquero, tenía su negocio en su casa, y su mamá era ama de casa. Tuvo 5 hermanas, todas mujeres. Fue la última hija porque su papá quería un varón.

Su familia vivía con lo necesario, recuerda que muchas veces no había dinero para comer y tenían que vivir de huevo, arroz y frijoles. Su casa (en obra negra) se componía solamente de tres cuartos: uno lo ocupaban para la cocina y la sala, el otro era la recámara de sus papás y el tercero era donde dormían todos los hijos. Compartían un baño en la casa pero tenían el de la peluquería para las emergencias. 

Camila recuerda que desde el kinder comenzó a sentirse una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre y eso se fue intensificando con los años, siempre quiso que le dijeran: ella. Sin que se dieran cuenta, robaba la ropa de sus hermanas y se la ponía en los probadores de las tiendas. En esos momentos ella se sentía bien, le gustaba lo que veía en el espejo. 

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Cuando entró a la secundaria, sus papás y hermanas comenzaron a violentarla con calificativos como: “puto”, “maricón”, “mayate”, al igual que lo hacían sus compañeros de la escuela y los vecinos. 

Pero todo se puso peor el día que cumplió 13 años y su papá le pidió a su compadre que lo “hiciera hombre”. A ella le dijo que su padrino iba a llevarla a festejar, se arregló y nunca pensó que ese día su vida iba a cambiar por completo, pues confiaba en su padrino, hasta ese momento era de las pocas personas que no la habían agredido por sus evidentes preferencias de género. 

Cuando se subió al taxi de su padrino comenzó un discurso sobre que estaba en la edad de “hacerse hombrecito” y que sus papás estaban preocupados por sus gustos “afeminados”. Ella guardó silencio, no sabía qué decir, no sabía si era el momento de confesarse. Y es completamente entendible, era una niña, tenía 13 años y nunca le crearon un vínculo de confianza para poder hacerlo, al contrario, solamente la agredían y la discriminaban.

Llegaron a un burdel, en el que ya la esperaban dos sexoservidoras en uno de los cuartos del lugar, a las que su padrino les había pagado para que tuvieran sexo con ella. Le pidió que entrara y recuerda haberlo hecho temblando. Sus ojos se llenaron de lágrimas al recordarlo, como aquella vez.

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Entró sin decir nada y en cuanto cerró la cortina que funcionaba como puerta, las mujeres comenzaron a acariciarla para tratar de calmarla, ella se congeló. Le quitaron la ropa, la hicieron que las tocara y la masturbaron. 

Le hicieron sexo oral las dos, la estimularon vía anal para tratar de que tuviera una erección, lo cual nunca pasó. Cuando terminó su tiempo, salieron y la dejaron vistiéndose. Esa tarde Camila fue violada por dos mujeres y les pagaron por ello. 

Salió del privado sintiendo la tristeza más grande y queriendo terminar con su vida. Era una niña pero sabía que no quería regresar a la casa en donde las personas que supuestamente la amaban la habían lastimado de esa manera. 

Su padrino se sentó a tomar con las sexoservidoras y ella aprovechó para salir corriendo del burdel. Con la muda de ropa que llevaba y menos de 30 pesos en la bolsa, Camila decidió no volver nunca más con su familia. 

Esa noche tomó el metro a la CDMX, específicamente a Bellas Artes, donde buscó una banca para dormir y así comenzó a sobrevivir un día a la vez, pasando hambre, frío y peligros, pero nunca más por una violación. 

Lo primero que hizo fue “bautizarse” con el nombre de Camila sin apellidos y comenzar de cero, asegurando que no tenía familia y que no recordaba nada de su vida; hubiera querido que realmente fuera así. 

Trabajó en todo, en los mercados, haciendo limpieza en casas, de ayudante en varios negocios, todos empleos informales porque no tenía documentos. Siguió sufriendo discriminación y violencia verbal pero a esas alturas ya todo se le resbalaba, había creado una “capa” gruesa de piel que la blindaba porque se prometió que nunca más nadie iba a lastimarla de ninguna manera. 

Hasta que conoció a su jefa actual, que tiene una estética y que es madre soltera de dos hijos, pues huyó de su esposo alcohólico cuando se cansó de las golpizas y los malos tratos. Sus historias las hicieron sentir empatía la una por la otra; mujeres somos y la sororidad nos une. 

Al principio la dejó vivir en la estética hasta que Camila conoció a su actual pareja: Iván, un hombre que era cliente de la estética y que poco a poco se fue enamorando de ella. 

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Hasta ese momento, Camila se vestía como mujer, se depilaba con cera y usaba bras con relleno, porque no tenía las posibilidades económicas para hacerse las cirugías y tratamientos que la hicieran sentirse ella. 

Pero cuando comenzó su relación con Iván, se les ocurrió comenzar a hacer tandas para obtener dinero y pagar los tratamientos de hormonas y su cirugía de senos. Hoy Camila se siente feliz con su imagen, aunque todavía están haciendo la “vaquita” para la cirugía de cambio de sexo. Dice que cuando eso suceda, al fin logrará mirarse al espejo con total amor. 

Pese a todo lo que ha vivido, Camila es una mujer muy resiliente, empática y sensible. Acude a eventos feministas en busca de poder tener una identidad como mujer y papeles oficiales que la respalden. En su camino ha conocido mujeres que buscan lo mismo: reconocimiento y derechos, ¡los merecen! 

Sobre su familia, nadie hizo nada por buscarla; supo que sus padres fallecieron y que sus hermanas siguieron el patrón machista, pues viven con hombres que las violentan. 

Camila dice que lo perdió todo por ser mujer, pero no es así, ella lo ganó todo precisamente por buscar serlo. Hoy tiene un hogar, por primera vez, un sitio seguro, una familia que la ama y la respeta, un trabajo y un cuerpo que ya siente suyo. Le falta conseguir papeles, pero su identidad ya la creó. 

A través de esta historia espero que encuentre el apoyo que le hace falta para ser reconocida oficialmente como MUJER. Por Camila y por todas NOSOTRAS que merecemos vivir sin violencia de género.

Por qué me gustan los hombres menores, esos que no son señores

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A mí me gustan menores, esos que NO son señores, esos que llaman “colágeno” y que te dan años de vida. No soy sugar mommy, simplemente prefiero entablar relaciones amorosas con hombres menores que yo, pero tampoco con adolescentes, no soy pedófila. 

Y si tú eres de las mías, de las que sienten mayor atracción por los hombres menores, entonces quédate a que te cuente cuál es el motivo, según mi terapeuta porque por supuesto que se lo pregunté. 

El hombre más joven con el que salí era 10 años menor, aunque aclaro que me engañó con su edad y yo pensaba que le llevaba solamente 4. Esta historia (intensa) la puedes leer acá

Además yo me veo de menor edad de la que realmente tengo y mi personalidad es fresca y jovial, seguro por eso atraigo a personas más jóvenes; y acá entre NOSOTRAS, confesaría que me aterra crecer y hacerme señora (que por la edad que tengo ya soy, pero me gusta pensar que no) y seguro por eso encuentro atracción en la generación menor a la mía. 

Pero más allá de autoanalizarme, en una de mis sesiones de terapia (tomo la cognitivo-conductual) le pregunté a mi psicóloga por qué siempre tengo el mismo patrón en mis relaciones de pareja: hombres más chicos que yo y con apegos tremendos a sus mamás o a sus familias. 

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Y resulta que me dio varias respuestas posibles, se las voy a resumir:

–  Huir del compromiso: Una de las razones de buscar hombres menores es porque se piensa que ellos no buscan compromisos grandes como casarse, formar un hogar o una familia como lo harían los de mayor edad. Así que al estar con este tipo de hombres se está en una zona cómoda para quienes le tienen pánico a las relaciones serias. 

– Vivir la aventura: Los hombres jóvenes son más espontáneos, divertidos y salir con ellos puede representar estar con la adrenalina arriba casi todo el tiempo. Por eso sientes que te “inyectan” vida.

– Deseo sexual a tope: Los hombres van perdiendo energía y vigor con el paso de los años, es algo completamente natural, la biología no perdona y los años no acarician. Por eso dicen que tienes la edad de la persona con la que te acuestas, si fuera así, ¿tú cuántos años tienes realmente?

Foto: Niekverlaan / Pixabay

– Control freak: Al saber que eres la persona mayor de la relación, quieres tener el control de todo porque asumes que eres la persona con más experiencia y conocimiento. Incluso algunas mujeres pueden maternar a sus parejas y asumir una relación tipo Edipo Rey; esto sí necesita psicoanálisis.  

– Tener el poder: Hay mujeres que prefieren ser las empoderadas de la relación y por ello buscan parejas que estén por debajo de ellas no sólo en el plano financiero, sino también en el laboral y es más probable que un hombre menor lo sea porque comienzan a construir su vida adulta. 

Después de escuchar todas estas posibles razones, no me sentí identificada tal cual me las mencionó mi terapeuta, pero sí siento que algo hay de eso en mi gusto por los hombres que NO son señores. 

Además de todo esto, el doctor Justin J. Lehmiller, investigador de la Universidad de Indiana, en Estados Unidos, afirmó que las mujeres que tienen una relación amorosa con un hombre más joven que ellas son más felices. 

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Según estudios que realizó el investigador, las mujeres heterosexuales con 10 años de diferencia de edad en su relación de pareja estaban más satisfechas y comprometidas. 

Se los he dicho antes, no hay verdades absolutas en las relaciones de pareja, pero lo que sí es un hecho es que las mujeres que entablamos relaciones amorosas con hombres menores no tenemos tabúes ni nos importa el qué dirán. Vivimos amores libres y plenos y eso sí es ganancia. 

Lo importante es disfrutarlo sin lastimar a nadie ni abusar, unos añitos de diferencia no significan nada, son sólo números. Eso sí, nada de pedofilia. 

Lo que debes saber antes de hacerlo sin condón 

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Está comprobadísimo que el condón no disminuye el placer durante las relaciones sexuales, pero sí aumenta el riesgo de contagiarse de un enfermedad de transmisión sexual (ETS), de una bacteria, de un hongo o de tener un embarazo no deseado.

Sin embargo, en México solamente el 51% de las mujeres adolescentes sí usan condón durante su vida sexual, mientras que los hombres es el 75%, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-2019.

Incluso aunque tengas una pareja estable y decidas no usar condón, no te libera de contraer un virus, una ETS o un hongo y ni la eyaculación afuera o el método del ritmo de un embarazo no planeado. Por lo que hacerlo sin un anticonceptivo de barrera es una decisión MUY IMPORTANTE, pues está en juego la salud. 

El sexo seguro se disfruta más, pero si tú estás considerando hacerlo sin condón, esto es lo que debes saber antes: 

Una sola vez puede cambiar tu vida: Puede ser que te la quieras jugar solamente una vez pensando que sin preservativo sentirás más; sin embargo, aunque sea una sola relación sexual, el riesgo de contagiarte de algo grave e incurable es el mismo que si lo haces varias veces con un conocido o desconocido. 

Foto: CatsWithGlasses / Pixabay

Bacterias que viajan por todo el cuerpo: Puede ser que piensas que hacer sexo oral sin condón no es un riesgo de contraer una ETS; sin embargo, existen bacterias que se alojan en la lengua de las personas y viajan a la garganta o el esófago. 

Una amiga le hizo sexo oral a un ligue y se contagió de una bacteria que se alojó en su garganta, la cual provenía de los intestinos. ¿Cómo pasó? Su médico le explicó que su pareja sexual practicó antes sexo oral en el ano a una persona que en sus intestinos tenía la bacteria y así fue como ellos dos la contrajeron. Todo esto se hubiera evitado si hubieran usado condón

Si practicas sexo oral sin condón puedes contraer: herpes, hepatitis B y C, hongos, Virus del Papiloma Humano (VPH), condilomas o verrugas y ETS como sífilis y gonorrea, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Foto: Tumisu / Pixabay

Está comprobado que el sexo anal es el más riesgoso para contraer VIH si se realiza sin condón. “Esto es porque el tejido que cubre el ano es delgado y puede rasgarse fácilmente durante el sexo, dejando que el virus entre al cuerpo”, según Planned Parenthood. 

Si practicas sexo anal sin condón puedes contraer: hepatitis B y C, VPH, cáncer y VIH. Y si lo haces vía vaginal puedes contagiarte de: hepatitis B, bacterias como gonorrea, sífilis y clamidia, parásitos como tricomoniasis y virus como VPH, VIH y herpes, según Mayo Clinic.

Puede que veas sana a la otra persona porque no tiene llagas o verrugas en los genitales, pero esto no quiere decir nada, recuerda que no todas las personas tienen síntomas pero sí son portadoras de una ETS. Así que nunca te confíes, usar condón es una decisión de vida o muerte, tú sabes si te la juegas por un momento de placer.

No importa el tipo de sexo que practiques, como mujer responsable compra tus condones y llévalos contigo, recuerda que mujer prevenida y pervertida vale por dos. El sexo seguro da mejores orgasmos. 

Foto: KlausHausmann / Pixabay

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS):

  • A diario más de 1 millón de personas en el mundo se contagian de una ETS y la mayoría de los casos son asintomáticos.
  • Más de 500 millones de personas entre 15 a 49 años padecen una infección genital por el virus del herpes. 
  • Algunas ETS, como el herpes, la gonorrea y la sífilis, pueden aumentar el riesgo de infección por el VIH.
  • La infección por el VPH está asociada a más de 311 mil muertes por cáncer de cuello uterino cada año.

Así fue mi experiencia usando la copa menstrual

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Y tú, ¿conoces la copa menstrual?, ¿la usas?, ¿la usarías? Una de cada 10 mujeres mexicanas la utilizan, según mencionó la doctora Zarela Chinolla Arellano, especialista en ginecología y obstetricia de la UNAM, al sitio UNAM GLOBAL, en agosto del 2020. 

La razón por la que la especialista considera que se usa por pocas mujeres es por la falta de información, de conocimiento del cuerpo y la renuencia a experimentar nuevas opciones en la higiene menstrual.

Yo comencé a usarla hace más de 10 años y casi me volví una vocera del producto de lo encantada que me tenía; aunque me di cuenta que las mujeres que me rodeaban estaban llenas de tabúes y por ello ni consideraban ponerse una copa menstrual.

Es increíble que existan mujeres que sientan asco y aberración por su sangre. El hecho de que la menstruación no sea visto como un proceso natural del cuerpo femenino es causado también por el machismo. 

Tan contradictorio es que en plena era de los metaversos y las criptomonedas, un gran número de mujeres en el mundo sigan sintiendo vergüenza por menstruar y más aún, que en ciertas culturas (mediterráneas, principalmente), sigan encerrándolas durante su periodo y no tengan los recursos para comprar los productos de higiene que se necesitan. 

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La menstruación digna también debe ser un derecho, pero dejar de estigmatizarla empieza por cada una de NOSOTRAS. Es nuestro cuerpo, nuestra sangre; no es sucia, no es mala, no es aberrante; al contrario, representa la vida. 

La primera vez que escuché hablar de la copa menstrual fue cuando tenía 24 años y lo hice por medio de Facebook, ya que una ex compañera de la universidad la había conocido, probado y estaba encantada, así que decidió comenzar a comercializarlas entre las mujeres que conocía. 

Me interesé en adquirir una porque tengo la piel muy delicada y las toallas me sacaban un sarpullido muy molesto y los tampones no son recomendables para usarlos todo el tiempo, menos en las noches, así que sonaban ser una gran opción para mí. 

Recuerdo que mi ex compañera me invitó a una charla en la que me contaron cómo funcionaba la copa y pude resolver todas mis dudas: si el material podía causarme alguna infección, cómo se limpiaba, cuántos años duraba, cómo se colocaba y qué cuidados se debía tener con ella. 

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Se trataba de una marca española que, en ese momento, estaba certificada para venderlas en México y tenía dos tallas: mediana (recomendada para mujeres menores de 30 años sin partos vaginales) y grande (ideal para mujeres de más de 30 y que ya hubieran tenido hijos vía natural). Compré la mediana esperando que fuera suficiente para la cantidad de flujo que me bajaba.

Resolvieron todas mis dudas y lo que me convenció es que era un producto que no causaba infecciones o enfermedades, amigable con el medio ambiente y reutilizable. Me sugirieron hervirla antes de estrenarla y que cada que la vaciara, la lavara bajo el chorro del agua solamente con mis manos, nada de jabones. 

Una de las cosas que me impactaron es que nos dijeron que íbamos a descubrir que en realidad la menstruación no es tanta como pensábamos, hablando de mililitros, y que los flujos muy abundantes iban a tenerla que cambiar 3 veces al día, pero los moderados y bajos, solamente una vez. 

Al terminar de usarla te recomendaban volver a hervirla y guardarla en la bolsa de tela en la que venía. Obviamente antes de ponerla o quitarla se tenían que tener las manos bien lavadas y limpias y la sangre se vacía directo en la taza del baño. 

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Recalcaron mucho que la copa menstrual era una maravilla porque además de que la sangre no olía, se evitaban el 98% de los accidentes y no se generaba la basura de las toallas y los tampones, que al año representa toneladas. 

Su costo era de 500 pesos y era un pago único de por vida, al menos en ese momento me dijeron que esa copa me iba a durar para siempre. 

Al principio me costó trabajo ponérmela, ya que tienes que doblarla de una punta para que entre y al soltarla, se acomoda en la entrada del cérvix. En un par de meses ya tenía dominada la técnica para meterla y sacarla. 

Para mí nunca fue para una incomodidad sacarla, vaciarla, lavarla y volverla a meter. Es un mito que te ensucias toda y parece escena del crimen. Y cuando me tocó cambiarme en baños donde no había lavabo adentro, como en mi trabajo, metía una botella de agua y en la taza se la vaciaba para dejarla limpia. 

Era verdad que en las toallas ves cantidades abundantes de sangre y piensas que llenarás la copa cada hora, pero no es así. En mis primeros dos días del periodo me la cambiaba dos veces al día y en los demás, solamente una. Es decir, me la ponía en la mañana y hasta que regresaba a casa en la noche la volvía a limpiar. Una maravilla. 

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Realmente estaba encantada con la copa menstrual, era maravilloso ya no gastar cada mes 300 pesos en toallas y tampones, en ya no tener las infecciones de piel, olvidar el olor a sangre y los accidentes, nunca tuve uno. 

Y así estuve por unos 6 o 7 años hasta que de repente me dio una infección de vías urinarias, la primera que tenía en la vida. Sané a la semana con la medicina y llegó el siguiente periodo, noté que la copa me estaba causando mucha comezón por dentro, cosa que no había pasado antes, al punto que un día tuve que sacármela y regresar a los tampones. Luego de eso vino una infección vaginal. 

Visité al ginecólogo y me dijo que era la copa menstrual la que me estaba causando esas infecciones, resulta que sí tienen una caducidad, pues los hoyitos por los que entra el aire para que no se quede atorada en la vagina acumulan residuos de la menstruación, por ello el tiempo de vida que le daban los expertos era de 5 años. 

Me recomendó dejar de usarla durante 3 meses y luego comprar una nueva. Eso hice pero la mala noticia era que la marca española había sido prohibida por el tipo de plástico con el que estaba hecha. Estamos hablando que ellos fueron los primeros en comercializarla en México; luego de eso vino un boom de marcas que lo hicieron y se mejoró el material y, por lo tanto, se establecieron estándares de calidad más altos. 

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Así que probé otra marca, que no me gustó porque el plástico era muy suave y tenía fugas. Así estuve probando unas 3 marcas más y pasaba lo mismo, el material era demasiado maleable y por más que intentaba, no se abría dentro de mí y terminaba escurriéndome.

Hasta el día de hoy no he encontrado el mismo material de mi primera copa, que era un plástico firme, que tal vez costaba más introducirlo que los de las copas de ahora, pero que se abría a la primera y se acomodaba perfecto. 

Actualmente ya no uso la copa, volví a los tampones y ahora estoy probando la ropa interior menstrual, que es muy práctica y funcional, aunque esa la uso en los días moderados, todavía me da miedo aventarme a los primeros días de mi periodo, quiero hacer la prueba pero cuando tenga menos actividades, porque generalmente ando muy activa de un lado a otro. 

Así que en mi experiencia, la recomendaría totalmente, pese al problema que tuve por no saber que sí tenían una fecha de caducidad. No es cierto que haces un batidero, tampoco que es molesto meterla y sacarla, ni mucho menos que no es práctica. Es uno de los mejores inventos para las mujeres. 

Sabías que las primeras copas menstruales empezaron a verse a finales del siglo XIX, pero fue hasta 1932 que se patentó por Lester J. Goddard y en 1937 Leona Chalmers comercializó la primera, a la que llamó “receptor catamenial”.

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Se inventaron por una necesidad de darle mayor higiene a la mujer durante su menstruación, pero su boom mundial fue varias décadas después y teniendo también como propósito el reducir la basura menstrual.

Actualmente encontramos copas de todos los colores; además que ya se venden cepillos para los hoyitos, shampoos especiales para lavarlas y otros accesorios. 

La precariedad menstrual: 

  • Actualmente, 500 millones de mujeres en todo el mundo no pueden pagar productos de higiene íntima ni tienen acceso a baños funcionales para asearse.
  • Solamente el 16% de las niñas y mujeres del mundo cuentan con información precisa sobre la menstruación, según datos dados por la UNICEF en 2020.

  • En México, Morena presentó ante el Congreso de la CDMX una serie de iniciativas en pro de la menstruación digna, la cual propone la gratuidad de productos de gestión menstrual, así como programas de promoción e información para mujeres y personas menstruantes, la cual sigue en proceso de aprobación.

La pobreza tiene cara de mujer 

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Es triste pero hoy la pobreza tiene género y es femenino, esto debido a la desigualdad de oportunidades laborales, sociales, económicas, políticas y culturales, lo cual conlleva a un abuso y todo solamente por ser mujer

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) afirma que la pobreza no sólo depende de los ingresos económicos, sino de que una persona no tenga garantizado el acceso a los servicios de salud, a la seguridad social, a la educación, a la calidad y a los servicios básicos de la vivienda; así como al alimento.

Tomando en cuenta esto, El Coneval reportó en 2021 que en México se registraron 29.1 millones de mujeres que viven en situación de pobreza, es decir, el 44.4% de la población, mientras que hombres fueron 26.6 millones (43.4%).

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Entre 2018 y 2020 el número de mujeres mexicanas en pobreza aumentó de 27.1 a 29.1 millones, es decir, 4 de cada 10 mujeres del país se encuentran en esta condición, específicamente, en el caso de las mujeres indígenas es 7 de cada 10.

Mientras que a nivel mundial, el 70% de las personas pobres son mujeres, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), lo que representa que 1 de cada 5 niñas viven en esta condición. 

Pero estos datos se contrastan con lo que las mujeres producimos y trabajamos, pues el 66% del trabajo en el mundo es realizado por el género femenino; sin embargo, por ello solamente reciben el 10% de los ingresos. Esta desigualdad es marcada por una violencia de género en la que se considera que el hombre es el que merece tener los puestos más altos y sueldos superiores. 

Además en varios países, africanos y asiáticos principalmente, se les prohíbe a las mujeres asistir a la escuela, tener una profesión y, por lo tanto, lograr una independencia económica. Pero sí trabajan en casa sin recibir ningún sueldo por hacerlo.   

Foto: FotografieLink

Piensa en ti, en tu experiencia, mira a tu alrededor, te aseguro que en tu empresa los puestos más altos todavía los tienen los hombres, que pese a tener los mismos cargos, las mujeres ganan menos, que a ti te ha costado el doble obtener reconocimiento económico y laboral frente a tus compañeros. En esta columna les cuento mi historia sobre el acoso que viví por parte de mi jefe.

Abrirnos la brecha a la igualdad económica y laboral no está siendo sencillo pero cada vez que una mujer obtiene un puesto de poder, que tiene acceso a los derechos de la salud, que tiene un sueldo digno y que es reconocida igual que un hombre, podemos decir que ¡ganamos todas!

Deben entender que esta lucha no es por ser mujeres, es porque se den cuenta que somos personas y como tal debemos tener los mismos derechos. Seamos la punta de lanza para que en el futuro seamos no sólo la fuerza laboral, sino también con remuneración igualitaria y reconocimiento digno y justo. 

Mi romance con un hombre 10 años menor que yo

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A mí me gustan menores, esos que no son señores… bien pude haber cambiado la letra de la canción de Becky G porque debo confesarles, acá entre NOSOTRAS, que tengo un crush con los hombres menores que yo, aunque salir con uno al que le llevaba una década de vida, fue una aventura inolvidable. 

Pero deben saber que esta historia comenzó con una mentira, es decir, él fingió tener más años y yo le creí, porque no sé si al decirme que tenía 10 menos que yo estaría contándoles esta anécdota que es de las más especiales de mi vida romántica. 

Todo comenzó un día de vacaciones en el que decidí ir a la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria para leer unas joyas literarias, además de visitar mi alma máter y recordar mis años de universitaria. En ese tiempo yo tenía 33 años, vivía sola y ya tenía reparado el corazón luego de mi separación con el que casi fue el futuro padre de mis hijos. 

Después de recorrer el lugar y sentarme a leer un rato, intenté ver cómo podía sacar un libro, así que me acerqué al mostrador y la bibliotecaria me informó que no había manera pues ya no era ni estudiante, ni tesista; en esas estábamos cuando apareció él, el clon de Carlos Vela (el futbolista mexicano más guapo según yo). 

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Foto: jarmoluk / Pixabay

Se ofreció a sacar el libro para mí con su credencial. Hizo el trámite y me lo dio. Salimos para ponernos de acuerdo sobre dónde vernos para regresarlo en la fecha que indicaba el sello bibliotecario. Sí noté que era joven, pero nunca imaginé que tendría una década menos que yo. 

Nos presentamos y nos sentamos un rato en los pastitos de Las Islas a platicar, me dijo que estaba haciendo su tesis, que tenía varios años que había acabado la carrera en diseño industrial, pero tuvo la oportunidad de entrar a trabajar en el posgrado de su facultad y por ello hasta ahora había comenzado su proceso de titulación. Añadió que tenía 29 años.

Era originario de Hidalgo y vivía en la colonia Anáhuac, a unos 10 minutos de mi casa. Su papá le rentaba a él y a su hermano menor un departamento porque ambos estaban en CU, su hermano estudiando arquitectura y él trabajando en el posgrado de diseño. 

Además dijo que algunos fines de semana trabajaba con su tío como chofer suplente de un tráiler que transportaba alimentos a Estados Unidos.

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Foto: IG @carlosv11_

Su estilo me mató, tenía barba cerrada, unas pestañas largas y rizadas y expansiones en las orejas. Vestía todo de negro, con los jeans rotos, playera de banda de metal y sudadera. 

Nos volvimos a ver cuando le entregué el libro en una de las sucursales de la churrería El Moro, la que está en Río Lerma, muy cerca de mi casa. Cada quien compró sus churros y nos sentamos a platicar y a reír de la vida, era muy ocurrente. Al final de ese “date”, me besó y yo quedé encantadísima. 

La siguiente cita fue en su departamento, es día su hermano se iba a quedar con su novia, así que estábamos solitos y pues sí, pasó lo que se imaginan. Tuvimos una noche deliciosa de puro placer y al terminar, me llevó a mi casa. 

A los tres días nos volvimos a ver, ahora en mi departamento, llegó con cervezas y qué creen, se quedó a dormir. Yo no invito a dormir a nadie a menos que ya sea una relación más seria, pero lo vi tan cómodo que no quise echarlo. 

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Foto: stokpic / Pixabay

Dormimos de cucharita y a la mañana siguiente despertamos con otra dosis de placer y preparamos el desayuno juntos, los peores chilaquiles de la historia porque ninguno de los dos sabía cocinar, pero nos divertimos. 

Así poco a poco comenzamos a vernos cada vez más seguido hasta que fue diario, generalmente en mi departamento porque yo vivía sola y era más cómodo. 

Él nunca me invitó ni un helado, cada quien sus “cubas”, lo cual me parecía raro, pues cuidaba cada peso y se supone que tenía dos trabajos y el papá le pagaba la renta. Pero yo estaba viviendo mi romance que me tenía complacida en todos los sentidos, pero sí, más en el sexual. 

Yo estaba radiante, llegaba a la redacción del periódico siempre sonriendo, sin creerme que tenía a mi propio Carlitos Vela en mi cama. Me daba vida y tal vez allí me hubiera quedado un buen rato, pero llegó el día en el que me confesó que me había mentido, que no tenía 29 años, que tenía 23 y estaba haciendo su servicio social en el posgrado de diseño. ¡Era universitario! No trabajaba y por eso cuidaba cada peso.

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Además de que tenía una novia en Hidalgo, que había conocido en la prepa y a la que veía cada dos meses, cuando iba de visita para allá. Y que tenía que dejar de verme porque ya no se me quería despegar pero él y yo no teníamos futuro, pues yo era muy mayor y su familia nunca iba a aceptarme. 

No sé qué de todo me dejó más fría, pero definitivamente escuchar que ya no íbamos a vernos me ponía triste. Me estaban obligando a bajarme del carrusel en el que me estaba divirtiendo como nunca y sin previo aviso. Allí entendí que los placeres son breves pero por eso se disfrutan tanto.

Cumplió su palabra, no lo volví a ver, no me volvió a escribir ni a buscar y tiempo después cambió su número de teléfono y su Instagram. Se acabó pero él siempre estará en mi top 5 de romances inolvidables. 

Más que colágeno para mí fue una aventura que no esperaba vivir, pero que necesitaba para reafirmar que “los para siempre” no existen, pero que “los mientras tanto” son mucho mejor. 

Soy la morra que sí te va a decir si tu novio me tira la onda

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Previo a la última marcha feminista 8M, en redes sociales se hizo viral la pregunta sobre qué pasaría si todas las mujeres nos dijéramos qué hombres sabemos que son infieles… Te la dejo botando, pero yo sí te diría si tu novio, esposo o amor en turno me tira la onda porque para mí la sororidad es muy necesaria. Estamos hartas de la violencia de género, así que entre nosotras tenemos que apoyarnos y cuidarnos. 

Este tema lo volví a poner en mi mesa recientemente luego de que uno de mis ex me escribiera para reanudar el coqueteo, por un momento pensé que ya andaba soltero otra vez, hasta que al día siguiente descubrí que no, que seguía con su novia. 

Darme cuenta de esto fue una gran decepción porque creía que era un hombre honesto que no necesita lastimar a los que ama. Pero me dio más rabia por la novia, por ella, porque piensa que tiene a su lado a un hombre fiel y comprometido, mientras él anda buscando a su ex para bajarse la calentura. 

Decidí que no iba a ser parte de esa traición pero tampoco iba a cubrirlo, porque quiero ser la mujer empática que tanto necesitamos en este movimiento feminista. Pero retrocediendo un poco el tiempo, en realidad siempre ha nacido de mí ser una mujer que profesa la sororidad, incluso antes de conocer este término. 

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Pues una vez salí por varios meses con un hombre que supuestamente era soltero hasta que descubrí que no era así, por supuesto que no me quedé callada y le quité la máscara frente a su novia, con quien llevaba más de 6 años de relación. ¿Qué pasó? Ella no me creyó, pese a que le enseñé pruebas, y no sólo eso, sino que él me tachó de loca, porque eso hacen los machitos. En su mente es tu culpa por decirle a sus mujeres y no la de ellos por no ser honestos. 

Tiempo después ellos se casaron, él tuvo el atrevimiento de llamarme el día de su boda para informarme que pese a que estaba por caminar hacia el altar, yo había sido el amor más importante de su vida. ¡Cínico! Sobre la infidelidad, te hablo en esta columna.

Tristemente la esposa me stalkeaba todo el tiempo, lo sabía porque varias veces se le escapó darme like por error. La última vez que lo hizo ya habían pasado más de 10 años que yo había mandado al carajo eso y ella seguía intranquila. ¡Qué tristeza!, no hay necesidad, pero ese ya no es mi asunto. Yo seguí mi vida tranquila sabiendo que hice lo correcto.

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Foto: Tumisu / Pixabay

Luego de eso me tocó ser a mí a la que le estaban montando los cachos, el hombre al que amé con devoción (acá te cuento esa historia). Y cuando lo caché, hice lo mismo, decirle a la mujer con la que me estaba engañando lo que nos estaba haciendo, pero ella pese a las pruebas no me creyó y no sólo eso, me llamó mujer perturbadora y obsesiva. 

Nuevamente yo hice lo que considero correcto entre mujeres, es lealtad, porque a mí me gustaría que otra mujer me abriera los ojos y me cuidara, pero no todas están preparadas para esto y prefieren defender a sus hombres. 

Luego de estos dos tragos amargos pasó que el novio de una gran amiga comenzó a mandarme corazones en mis historias de Instagram, además de decirme que cada día me ponía más guapa e invitarme a salir por unos tragos. Cada vez que me lo proponía, le respondía que encantada de ir a dar la vuelta con su novia y con él. Entonces se hacía el loco, pero tiempo después volvía a repetir la jugada. 

Platiqué de esto con otras amigas y resultó que el tipo estaba haciendo lo mismo con una de ellas. Acudí a pedirles un consejo porque en mis dos experiencias anteriores me había ido mal, las mujeres no habían creído en mí ni en mi sororidad y por supuesto que me daba pánico que pasara lo mismo con mi amiga.

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Foto: sweetlouise

Tardé en poder decirle, hasta que encontré el momento que consideré adecuado para hacerlo, e igualmente tenía las pruebas de cómo él intentaba tirarme la onda y yo siempre le recordaba que tenía una novia, quien además era mi amiga. Ella me creyó antes de enseñarle las pruebas y además me contó que hacía lo mismo con otras mujeres, pues lo cachó al revisarle el celular. 

Ella y yo reforzamos nuestra amistad después de esta confesión y ahora no nos queda duda que somos incondicionales e incapaces de lastimarnos. Por supuesto que terminó con su novio infiel porque antepuso su amor propio, la admiraré siempre por hacerlo, ella no merece menos. 

Así como se llama mi columna, te digo que: 1, 2, 3 X NOSOTRAS las MUJERES que nos protegemos, nos apoyamos, nos sostenemos y nos echamos porras porque sabemos que el triunfo de una es la inspiración de todas. Mi lealtad es contigo, con mi género, no importa si no me crees. Es sororidad.

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Foto: Joel Muniz / Unsplash

Mis ex novios se casan después de terminar conmigo

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“Llévalo a la luna por mí”, es el meme que mejor me representa en este momento de mi vida, pues mis últimos ex novios decidieron casarse y formar familias inmediatamente después de romper conmigo, tal parece que soy algo así como el “pase al compromiso”. ¿Te sientes identificada? 

Estoy hablando de 5 ex parejas, no son pocas, que después de terminar conmigo decidieron comenzar otra relación y no tardaron en comprometerse o en tener hijos. Pero hay un común denominador en todo esto, además de mí, por supuesto, y es que atraigo o conecto con hombres que buscan estabilidad y relaciones serias, muy serias. Esto siempre ha sido así desde que comenzaron a gustarme los chicos. 

Cuando estaba por cumplir 15 años me hicieron mi primera propuesta de matrimonio, un novio que tenía de la infancia, que más bien era como un hermano mayor con el que crecí y que me cuidaba, el cual me llevaba 5 años. Entonces cuando llegó el momento que seleccionara Universidad, decidió irse a Guadalajara y por eso me pidió casarnos para “llevarme” con él. Era una locura, yo no había ni acabado la secundaria y ni siquiera éramos una pareja real, éramos niños.

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Foto: robtowne0 / Pixabay

Pero él se decidió a hablar con mis papás para “pedirles mi mano” y luego conmigo para proponerme casarnos. Así que desde entonces he atraído a este tipo de chicos, que lo quieren todo a los dos segundos, que viven el amor con toda intensidad.

El choque es que yo siempre he huído de los compromisos amorosos tan formales porque soy un alma muy libre y que, ante todo, prefiere la soledad. Aunque la única vez que lo intenté, que comencé a formar un hogar con alguien, la infidelidad se coló a mi casa como humedad y terminó por sacarme corriendo de allí. 

Y luego de ese episodio traumático, menos quise establecer cosas tan serias, pero como seguía relacionándome con hombres que “traían el vestido de novia en la cajuela”, es por eso que al terminarlos, ellos encontraron a la persona que sí vibraba en su mismo canal.

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Foto: Daniel_Josua / Pixabay

Esto me llevó a reflexionar en terapia si realmente esos chicos soñaban con formar un hogar y una familia conmigo o lo querían hacer con quien fuera, con quien se dejara, por eso la prisa. Y si así lo fue, entonces estuvo bien no apostar por eso porque no éramos el uno para el otro. 

Pero también es cierto que todas estas relaciones me hicieron darme cuenta de que yo no quería construir nada y, tiempo después, que el motivo era porque no había llegado la persona que me diera las ganas, que me inspirara a hacerlo a pesar de tener miedo. 

Y hoy que esa persona llegó o yo llegué a ella, es que sé porqué no funcionó con los demás chicos que ahora viven felices con sus esposas y sus familias. Además me regresó la confianza y la certeza de que las conexiones mágicas sí existen, de que sí las merecemos y de que sobreviven ante el miedo, la incertidumbre y la torpeza. Así que me siento feliz de ser el “pase al compromiso” de mis ex novios para hoy estar construyendo mi propio compromiso, muy a mí manera, a nuestra manera, con el chico que se robó mi corazón entero. 

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Mi romance con un futbolista que no supo meter gol

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Soy pambolera desde la cuna, mis papás se conocieron en las canchas y gracias a este deporte es que yo existo. Así que cuando comencé un romance con un futbolista profesional me sentí ganando el mundial de la vida.

Esta historia comenzó poco antes de la pandemia del 2019, cuando las redes sociales se usaban más para conocer gente que para informarse o entretenerse. Una noche me llegó el follow a Instagram de un hombre sexy cuya biografía era breve pero concisa: “Ex futbolista profesional y director técnico que vive la vida al máximo”. Teníamos de amigo común a mi primo.

Le regresé el follow y después de eso vino un DM pidiéndome mi WhatsApp. Me mandó un mensaje de voz para decirme que le había aparecido una güerita sexy a la que tenía que darle las buenas noches. Su tono de voz me mató, muy cronista deportivo con acento entre argentino y mexicano.

Después me dijo que era mexicano pero su carrera se había desarrollado en Bolivia y Argentina. A sus 35 años ya estaba retirado y se dedicaba a formar futuros futbolistas, además de colaborar en un podcast.

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Foto: viarami / Pixabay

No sabía si tenía talento para dominar el balón, pero me quedaba claro que era un gambetero de la palabra y sabía conquistar a la primera. A mí ya me tenía interesada en menos de lo que dura un tiempo extra. ¡Notable, sobresaliente!, como diría Martinoli. 

Se despidió pero me dejó la liga de su programa para escucharlo. “Descansa güerita sexy, nos tiramos mensajito mañana”, escribió. Puse el último episodio de su podcast para escucharlo antes de dormir. 

Me encantó el programa, él era el más carismático y bromista, el que le ponía el “sabor” a la charla. Era oficial, yo ya traía su camiseta bien puesta. 

Esa misma semana me invitó a salir, propuso unas chelas. Me preguntó cuáles eran mis preferidas porque llegó a nuestro date con un six de latas. 

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Foto: Matthieu Huang / Unsplash

Fuimos a un bar. Se veía guapísimo, traía el corte de pelo de moda entre Neymar y Cristiano Ronaldo, con una línea rapada de lado. Además olía delicioso, un perfume que iba perfecto con su personalidad y su actitud ganadora y dicharachera. 

El tiempo se pasó volando, eso sucede cuando estás con alguien que te hace reír sin parar. Me la estaba pasando máximo, sentía como si estuviera con alguien que conocía de toda la vida.

Cuando volvimos a casa lo invité a pasar, además teníamos que tomarnos el six que llevó, porque entendí que eso pretendía. ¡Muy bien bajado ese balón! 

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Foto: We-Vibe Toys / Unsplash

Seguimos platicando hasta que yo decidí besarlo. Muy de mí dar el primer paso. Ese beso encendió todo, me cargó para llevarme a la cama. Cuando se quitó la ropa me encantó todo lo que vi: un cuerpo bien torneado color chocolate, mi debilidad más grande. 

Me llenó de besos en los muslos, nunca me han vuelto a besar igual. Pero luego se aceleró demasiado, no fue nada de lo que imaginaba pues esperaba un buen rendimiento. Además no sentí esa conexión que embriaga y, por supuesto, no tuve un orgasmo. 

Nos volvimos a ver el siguiente fin y nuevamente fue pésima la experiencia sexual. Lo triste es que no sólo yo estaba insatisfecha, él tampoco disfrutaba porque estaba preocupado en darme una gran experiencia. Con él todo maravilloso, pero el sexo era espantoso, como un partido sin goles. 

Esa situación me enfrió y nos fue alejando, yo ya no estaba disponible todos los fines de semana para él, lo cual le molestó hasta que un día me dejó de buscar.

Unas semanas después le escribí y me respondió que estaba feliz estrenando novia. WTF! Si bien no había funcionado el romance entre nosotros, tenía dos minutos que nos habíamos alejado, pero luego entendí que a él le urgía meter “gol” y conmigo no lo había logrado. Así que allí murió mi sueño gambetero. ¡Expulsado!

Luego vino la pandemia y su programa no sobrevivió, dejé de escucharlo; además abandonó sus redes sociales, se convirtió en un fantasma. 

Mi primo se casa en un par de meses, no sé si lo invitará a la boda, pero si nos reencontramos, les contaré en una próxima columna. 

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