Amar estar sola, pero bien acompañada

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Hoy voy a hablarte de la importancia de amar estar sola y de todo el camino que hay que recorrer para lograrlo, así como de los aprendizajes que deja este proceso; pues aunque en la vida iremos encontrando compañía, al final llegamos solas y nos vamos igual. 

La soledad puede sonar muy amarga y darnos pánico, hay personas que toda su vida huyen de ella y prefieren aguantar relaciones tóxicas o desgastadas con tal de sentirse acompañadas. Pero hay otras que anteponemos nuestra felicidad y paz a conformarnos con una mala compañía. 

Confieso que yo no decidí estar sola, sino que la vida me dio ese regalo que hoy valoro mucho porque me convirtió en la mujer que soy hoy: más sana, más madura y más poderosa. 

Yo también era del bando de las personas que no podían estar solas, pasaba de pareja en pareja (aunque no fueran relaciones formales), no me daba chance de disfrutar mi compañía, de conocerme mejor. Pero cuando realmente me rompieron la vida -o al menos eso sentí en el momento que me ocurrió-, mi corazón se cerró por completo, con tres candados, como la puerta negra. 

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Así que me enfrenté a la soledad, a mi soledad y qué creen, no fue nada malo, nada que sufrí, todo lo contrario, es tan necesaria para volver a calmar las “aguas” del mar bravo que se tiene por dentro cuando se termina una relación tan importante. Los tanatólogos lo llaman duelo y es necesario para volver a comenzar, porque si se evade, todo se repite y eso es lo que menos queremos. 

Al inicio me sentía rara haciendo todo sola por primera vez, como ir al cine, viajar, comer en un restaurante, ir a una fiesta o simplemente dar un paseo. Pero cuando me borré el caset de todos los tabúes que aprendemos sobre que las mujeres solas son unas quedadas o fracasadas, dejé de juzgarme y comencé a disfrutarlo todo. 

Incluso aunque ahora elijo estar acompañada por una pareja, todavía sigo prefiriendo realizar varias actividades sola y ya son parte de mi rutina y de mis no negociables en la vida. 

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Estar conmigo me ayudó a sanarme y eso no nos lo dicen, si supiéramos que la cura para sanar nuestros corazones rotos está en nosotros, en darnos amor y compresión, otro cuento sería, pero todo lo contrario, la gente va repitiendo que un mal amor se olvida con otro o que un clavo saca a otro clavo. 

Estar sola por decisión es terapéutico y cerrar el corazón cuando se necesita está bien. Porque después de que aprendes y amas estar contigo,  entablas mejores relaciones personales y también las disfrutas más. 

El momento cumbre cuando lo entiendes todo es cuando la soledad se vuelve placer y una vez allí ya no hay vuelta atrás. Sí es cierto que también te volverás más cuidadosa en elegir a quién le das las “llaves” de los candados que le pusiste a tu corazón, pero mientras no caigas en el extremo de ya no quererte compartir, será normal que ya no apuestes por cualquiera. 

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Algo que debo decirte es que no sabes cuánto tiempo necesitarás de esta soledad, cada quien tiene un proceso distinto, pero llega un momento en el que sientes que estás lista para volver a compartirte. En mi caso me tomó 7 años, que se escuchan un montón pero que para mí fueron necesarios para volver a dejarme conquistar y sentir esa conexión mágica con otra persona. 

El reto será para las otras personas, las que te quieran conquistar, pues deberán aprender a amar a una mujer que disfruta su soledad y una mujer que sabe estar sola no le teme a nada. 

Pero más allá de mi experiencia, quiero dejarte datos precisos sobre la soledad.

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Los beneficios de estar sola: 

  • Regula la energía: Al no estar inmersa en una relación de pareja que tiene altas y bajas, subidas y bajadas, la energía se controla mejor, no hay agotamiento mental y emocional, según los especialistas de Psicología y mente. 
  • Mejora la creatividad: Según un estudio de la Current Directions in Psychological Science, las lluvias de ideas fluyen mejor en soledad. 
  • El cerebro crece: Aumenta la capacidad de procesar información, por lo tanto, las visualizaciones ayudan a que aumente la materia gris del cerebro, según especialistas de Psicoactiva.
  • Se fortalece la empatía: Altos niveles de empatía se relacionan con menor estrés y mayor satisfacción personal, según el psicólogo Z. E. Neuwirth.
  • Autonomía: Esta aumenta la seguridad personal y reduce la ansiedad. Un estudio realizado a un grupo de adultos de menor edad que se encontraban en soledad por decisión, realizado por la Psychology Clinic de NZ, confirmó que el mayor beneficio era la autonomía que los individuos desarrollan al conocerse mejor. 

Feminicidio: Nos matan nuestras parejas. La historia de Vari

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La cantidad de víctimas de feminicidio es abrumadora; en México cada día son asesinadas 11 mujeres. Debanhi, Ariadna Fernanda, Lidia Gabriela, Lesvy, Abril, Ingrid y Vari son algunas de las víctimas que nos han arrancado. Los casos son tantos que yo también conocí a una de ellas y me duele su historia, su muerte y la injusticia. 

Vari, como le decíamos y como la llamaré por petición de su familia, era hija, nieta, sobrina, tía, prima y diseñadora y fue asesinada por su novio luego de regresar a su departamento tras un día pesado de trabajo. Es una víctima más de feminicidio.

Hoy quiero contar su historia, quiero que esta columna sea un memorial y un recordatorio de que nadie callará nuestras voces y que si lo llegan a hacer, las demás gritaremos y lucharemos por ellas. Por Vari, por ti, por mí, por NOSOTRAS

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Foto: Vanessa Pérez

Conocí a Vari cuando teníamos 15 años, era una chica introvertida con pocas amistades, la mayoría eran hombres pues aseguraba que le costaba socializar con las mujeres. No éramos amigas, pero teníamos conocidos en común y eso hizo que nos volviéramos cercanas un tiempo. 

En ese entonces Vari tenía un novio que estudiaba con ella la preparatoria, un chico muy extrovertido y aventurero. Estuvieron juntos más de 5 años, su relación era linda, siempre estaban juntos y hacían un gran equipo, pero cuando entraron a la Universidad comenzaron a alejarse y decidieron terminar. 

Vari decidió estudiar diseño gráfico, era muy creativa y amaba las tipografías, era la niña de los plumones; sus libretas, su mochila y su recámara estaban llenas de frases en letras originales de todos colores. 

Poco antes de terminar la Universidad, Vari decidió comenzar a trabajar para independizarse, se fue a vivir con un par de roomies que no conocía, de esos que encuentras por redes sociales. Ella llegó a un departamento con una chica y un chico que buscaban un tercer inquilino para dividirse la renta.

Al poco tiempo ella y el chico roomie comenzaron a conocerse mejor y a compartir tiempo, a salir a dar la vuelta hasta que se enamoraron, así que decidieron buscar otro departamento para vivir juntos. En ese tiempo, Vari se alejó mucho de todos, aunque puede ser comprensible pues cuando se estrena pareja, normalmente se quiere estar pegado a ella. 

Así que a partir de esa época yo solamente sabía de ella por las redes sociales y no era de publicar tanto y menos cosas personales, sus muros estaban llenos solamente de fotos de sus diseños y de lugares a los que viajaba. Pero en el cumpleaños de un conocido en común volvimos a coincidir y la noté extremadamente delgada y con la mirada triste. 

Aunque me dijo que estaba muy bien y que su vida era feliz, no la sentí igual, sus ojos habían perdido ese brillo que los caracterizaba. Para ese momento ella ya llevaba dos años de noviazgo con el roomie. 

Y lo siguiente que supe de ella fue que la habían matado. La noticia me estremeció, yo me enteré mucho tiempo después, pues su familia quiso hacerlo todo discreto debido a que esperaban a que atraparan a su agresor. 

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Foto: Vanessa Pérez

Ella no publicaba mucho en redes sociales, por eso no noté que tenía mucho tiempo que no veía un posteo suyo y ya estábamos alejadas. Una noche que fui a cenar con unos amigos fue cuando me enteré lo que había pasado. Ellos solamente sabían que había sido asesinada y que el novio estaba desaparecido, no tenían más detalles. 

En ese momento yo traté de localizar a su familia para darles mis condolencias y visitar la tumba para despedirme de ella, pero no tuve respuesta, incluso su familia se mudó y cambiaron sus números. Años después su prima me recibió y me contó lo que había pasado… Vari vivía una relación violenta con su pareja pero en silencio. 

No era feliz, no estaba bien, pero no se lo dijo a nadie. Lo supieron porque encontraron un escrito en su computadora que hizo cuando peleó con su novio y él la había golpeado por primera vez.  

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Foto: Vanessa Pérez

Sus compañeros del trabajo aseguraron que presentían que la pareja de Vari era muy celosa, pues ella se angustiaba mucho los días que se retrasaba y salía más tarde de su hora, aunque lo justificaba diciendo que era porque le daba miedo regresar a casa sola en la noche. 

El día que la asesinó su novio fue de esos días que tenía cierre laboral y debía quedarse hasta terminar. Ella salió de la oficina corriendo, tomó un Uber y se marchó diciéndole a sus compañeros que los veía al día siguiente, lo cual no sucedió.

A partir de ese momento no se sabe qué pasó y por qué. Los vecinos escucharon una discusión pero para ellos no fue señal de alarma porque aseguraron que Vari y su novio se la vivían peleando. El secreto de Vari se quedó encerrado en las paredes de ese departamento. 

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Foto: Vanessa Pérez

Nadie vio salir al novio, pero las cámaras del edificio lo captaron huyendo a la mañana siguiente, sin maletas ni nada. Tranquilo salió del edificio y esa fue la última vez que se supo algo de él. 

Vari no llegó a trabajar y tenía horas que no respondía los mensajes, pero las alarmas se encendieron para su familia hasta la noche, cuando ni el novio ni ella respondían, como si se los hubiera tragado la tierra. Así que la mamá decidió ir al departamento, el portero le dijo que el hombre había salido temprano a trabajar y que a Vari no la había visto en todo el día. 

La señora tenía llaves de emergencia que no pensó usar jamás, menos así, pero su corazón sabía que algo le había pasado a su hija, pues jamás hubiera faltado al trabajo sin avisar. Abrió la puerta del departamento y vio la escena más aterradora de su vida: Vari estaba muerta sobre un charco de sangre. 

La necropsia precisó que Vari recibió 11 puñaladas con un cuchillo de cocina, el cual fue encontrado después lavado y acomodado entre los demás del trinchador. ¡Fue feminicidio!

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Foto: Vanessa Pérez

Su novio la había asesinado en una de sus tantas peleas violentas y había huido. Ni los padres del agresor sabían, supuestamente, su ubicación o lo que había pasado. Él se fue sin nada, incluso dejó hasta su celular en el departamento. Fue por eso que la familia de Vari no quiso decir qué o quién la había matado, con la esperanza de que nadie alertara al asesino. 

Pues trataron de hacerle creer a los padres del asesino y a la demás gente que sospechaban de un robo que había terminado mal. Sin embargo, nada funcionó pues hoy, después de años de que Vari fuera asesinada por su novio, no hay justicia.

La familia de Vari, como la de muchas familias de víctimas de feminicidio, se ha vuelto investigadora, ya que las autoridades no pueden dar el seguimiento que el caso merece porque están rebasados de trabajo, o al menos eso es lo que les dicen.

Pero hoy el feminicida de Vari está libre, disfrutando la vida como si no hubiera cometido un delito, mientras una mujer fue asesinada por un arranque de celos y una familia necesita justicia. 

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Foto: Vanessa Pérez

Es sórdido saber que conocí a una víctima de feminicidio, es aterrador saber que le puede pasar a cualquiera, que la próxima podría ser yo. 

El hombre que Vari amaba fue el que le robó la paz, la felicidad y el brillo en los ojos para al final terminar por quitarle la vida. Ella se fue en silencio pero hoy quiero que su voz resuene pidiendo justicia. 

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Foto: Andrea Chacón / Unsplash

  • A nivel global, se calcula que 81,100 mujeres y niñas fueron asesinadas intencionalmente; dicho número se ha mantenido sin cambios en la última década.
  • La mayoría de los asesinatos de mujeres y niñas están motivados por el género, es decir, son feminicidios.
  • Cerca de 45,000 mujeres y niñas de todo el mundo fueron asesinadas por sus parejas u otros familiares.
  • En promedio, más de 5 mujeres o niñas son asesinadas cada hora por alguien de su familia o su pareja. 
  • 45,000 feminicidios en todo el mundo en 2021:
  • 17,800 en Asia
  • 17,200 en África
  • 7,500 en América
  • 2,500 en Europa
  • 300 en Oceanía

Fuente: Datos oficiales del estudio “Feminicido” del 2021 realizado por la Oficina de las Naciones Unidas (ONU Mujeres).

En memoria de Vari. 

Tuve sexo de venganza y fue el mejor de mi vida

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Cuando uno de mis dates me ghosteó porque no tenía ni dos pesitos de responsabilidad afectiva, se me destrozó el corazón y entonces hice algo que me levantó el ánimo: tener sexo de venganza con una persona que siempre había buscado tener una oportunidad conmigo. Como dice la Bichota Karol G: “Es que usted se alejó mucho y yo de lejos no veo, bebé”. 

Dicen que cuando estamos enamoradas cometemos muchas tonterías, pero creo que es peor cuando nos rompen el corazón y nos sentimos heridas. Esa sensación de vacío en el pecho es abrumadora, por ello es que en nuestro intento por sentirnos mejor, en ocasiones, solemos tomar decisiones no tan acertadas y a veces buscamos venganza. 

El enojo y el abandono son la peor combinación para tomar decisiones, aunque al final todo lo vivido se convierte en anécdota y, a veces, hasta puede convertirse en una de las mejores de la vida, como me pasó a mí. 

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Foto: joshuatkd / Pixabay

Quiero aclarar que yo no suelo vengarme de nadie y que no había aplicado antes el sexo de venganza, pero en ese momento tenía a un hombre muy interesado en mí, muy aplicado en conquistarme, así que me hizo “caer en blandito” luego de sentirme botada. 

Mientras uno te ghostea el otro se muere por salir contigo, algo así fueron las cosas y entonces yo sólo me dejé seducir. ¿Qué era lo peor que podía pasar? 

Lo primero que hice fue escribirle para decirle que podíamos vernos cuando quisiera. Sí, le apliqué la de: “Hola, perdido”. Obviamente me respondió de inmediato que ese día podía pasar por mí. 

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Foto: E1N7E / Pixabay

Pero era fin de semana y yo tenía múltiples compromisos, así que le propuse vernos el martes siguiente, se me ocurrió que fuéramos al cine a ver el último estreno palomero. Y así quedamos, pero el lunes me dijo que podía pasar por mí, que estaba libre después del mediodía, que para qué esperábamos hasta el martes. 

Realmente sí quería ir a ver la película, pero ese día había amanecido nublado, la ciudad parecía Chernóbil y no dejaba de llover, así que le dije que mejor lo veía en mi casa para tomar café con pan y que el cine lo dejábamos para después, para un día más soleado y motivador. 

Le mandé mi ubicación y llegó muy guapo, oliendo súper rico, un poco mojado porque venía caminando desde la parada del metrobús y la lluvia no paraba. Al saludarnos, ambos nos fuimos directo a la boca y nos fundimos en un rico beso como de película porque él terminó cargándome.

Le ofrecí botana y una coca que había comprado para verme buena anfitriona, pero ni tiempo de abrir las cosas tuvimos porque volvió a besarme, lo cual encendió la temperatura de la situación y cuando abrí los ojos ya estábamos con la mitad de la ropa. 

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Foto: Norexy_art / Pixabay

En ese momento estuve a dos de parar todo, de arrepentirme y decirle que no era el mejor plan porque yo no quería nada serio, pero ya estábamos allí, así que bloqueé de mi mente la culpa, el miedo y todo lo demás y solamente me dejé ir. 

Y qué bueno que lo hice porque ha sido el mejor sexo de venganza de la historia y el mejor que he tenido hasta ahora. Ya sé, lo primero que pensé es que me estaba perdiendo de todo eso sólo por andarle dando chance a quien no se merecía. 

Él es un hombre encantador, educado, con responsabilidad afectiva y con mucho interés en mí, pero también un gran amante, de esos chicos que saben perfectamente cómo complacer a su pareja en todos los sentidos, no sólo en la cama. 

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La forma cómo me trató, cómo me hizo sentir fue de otro nivel y si su misión era quedarse en mi mente, lo consiguió. Esa primera experiencia fue tan buena que se prolongó hasta que dejó de llover. 

Por supuesto que no estaba en los planes que se quedara a dormir porque no invito a nadie a que lo haga a menos que sea una pareja muy especial, pero no era el caso. Y él tenía que regresar a su depa para sacar a sus perritos al baño, pero fue tan intenso que no podíamos parar y separarnos. El reloj nos dejó de importar.  

Quien dice que los hombres duran dos minutos siento decirle que se equivoca y que yo conozco quién tiene el récord, así de presumida. Resulta que este date estaba metido en el budismo y practicaba el sexo tántrico. 

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Foto: StockSnap / Pixabay

¿Qué es el sexo tántrico? Según el Medical News Today, “se origina en el antiguo hinduismo y gira en torno a las prácticas sexuales que se enfocan en crear una conexión profunda e íntima”. Para lograrlo se basa en la respiración y las posiciones, dejando de lado el tiempo. Ahora entienden por qué fue tan bueno. 

Tuvimos que hacer una pausa para cenar una pizza que ordenamos y yo pensé que había acabado todo pero no, parece que él cargó energía con los alimentos y seguimos con el último round para despedirnos. No podía creer su aguante ni el mío, la verdad es que sí estuvo revelador, juraba que al día siguiente no iba a poder levantarme de la cama de lo intenso que había estado todo. 

Porque más allá de haber realizado el kamasutra casi entero o de los orgasmos, las sensaciones y el momento tan entregado que me regaló me llevaron al Nirvana por completo. 

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Todo 10 de 10 salvo el momento en el que estábamos cenando y él me platicaba sobre sus planes actuales, pues no sentí esa conexión especial que te vuela la cabeza, es más, yo estaba aburriéndome horrible y solamente pensaba en cómo era posible que después de ese punto máximo de placer que acabábamos de vivir, yo estuviera pensando en el otro que no tuvo ni la educación de despedirse. Y justo eso pasa cuando te aceleras y no procesas el cierre de un ciclo sentimental, es mentira que un “clavo saca otro clavo”.

La noche se nos hizo madrugada y mi date budista se despidió con un besito tierno y un abrazo largo. No tenía ni 15 minutos que había salido de mi casa cuando ya me había enviado un mensaje para avisarme que su Uber estaba por llegar a su depa. 

Yo estaba agotada, así que me despedí deseándole dulces sueños. Al día siguiente no pararon sus mensajes, primero de buenos días, luego para saber cómo iba mi tarde y qué estaba haciendo. Todo el tiempo pendiente, educado, cariñoso y presente, justo lo que criticaba del que se había ido. 

Volvimos a vernos al final de esa semana, ahora sí fuimos al cine y después por un café sin saber que sería la despedida, al menos temporal, ya que su papá enfermó y posteriormente murió. Le di mis condolencias y me alejé respetuosamente para que viviera su proceso. Hay historias que acaban antes de empezar pero que recordaremos por siempre.

30 actos de amor propio a los treinta y tantos

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La tercera década de la vida, estar en el tercer piso o ser una treintona da un chingo de miedo porque sientes que te estás haciendo señora (palabra que aterra y jamás estaremos listas para escuchar), pero cuando te pones flojita y fluyes, te das cuenta que en esta etapa aprendes a darte mucho amor propio de calidad.

Es por eso que a dos días de cumplir 38 y sentirme fabulosa y agradecida (además de sin una gota de bótox) reflexioné sobre los 30 actos de amor propio que me he regalado durante esta tercera década y estoy segura que te identificarás. 

  1. Elegirse: Llega un momento en la vida en la que te cansas de complacer a los demás y prefieres pensar primero en ti. Está bien decir que no y elegirte primero, de hecho esa será la mejor decisión que puedes tomar siempre: tú.
  1. Comer mejor: Si no te comienzas a cuidar tu cuerpo solito comenzará a cobrarte la factura, así que el desayuno de campeones de pizza y cerveza se acabó. A los treinta y tantos es un triunfo despertar con el estómago desinflamado. ¿A poco no?
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  1. Dormir mejor: La vida laboral es mayormente productiva a los 30, así que se necesita dormir y descansar mejor para soportar el estrés y todo lo que se acumule. Es un lujo desvelarse y se hace de vez en cuando, pero ya no es un hábito. 
  1. Decir lo que no nos gusta de una relación: Esto aplica para todo tipo de vínculo, no sólo el romántico. Por bien propio y por tener responsabilidad afectiva con los demás es importante externar lo que no queremos y si la otra persona realmente nos ama o aprecia, lo entenderá. 
  1. Irse: Es de los mayores placeres que tenemos a los treinta y tantos, ya que no tenemos que quedarnos en ningún lugar por compromiso. Contamos con los medios para trasladarnos y alejarnos cuando comenzamos a sentir incomodidad. 
  1. Viajar: En esta etapa de la vida se está mejor económicamente gracias al trabajo propio, así que darse esas vacaciones soñadas es posible y lo mejor es que esto se puede repetir una y otra vez. 
  1. Construir o crear: Precisamente en esta etapa se empiezan a construir los proyectos de vida, que pueden ser un hogar, una familia, un negocio o un emprendimiento. Crear para ti es el mayor acto de amor propio y en los 30 se comienzan los cimientos de los sueños.
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  1. Valorar la casa: Están padres las aventuras y andar de “pata de perro” pero volver al hogar es de las cosas más satisfactorias, por ello la casa se convierte en un tesoro invaluable. 
  1. Entender mejor a los papás: Por fin se llega a la madurez y se deja la rebeldía de lado, así que se comienzan a entender mejor a los viejos y si se tienen hijos, con mayor razón. La relación con tus padres se vuelve más hermosa en esta etapa. Disfrútalos porque la vida vuela. 
  1. Sobrinear: Tengas o no hijos, pasar tiempo con los sobrinos es uno de los actos de amor propio más especiales. Esa conexión con esas personitas que te inyectan energía, ternura y diversión es necesaria. 
  1. Amar mejor: Los dramas van quedando atrás, te haces más responsable de tus emociones y aprendes a amar más sano y más bonito. Además ya das tiempo de calidad y eso es más valioso que cualquier otra cosa. 
  1. Placer de calidad: En esta etapa conocemos mejor nuestro cuerpo y ya tenemos experiencia en el ámbito sexual, así que el placer es de mejor calidad y, por lo tanto, también lo son los orgasmos. Además ya no nos da pena pedir lo que nos gusta o hacer cosas nuevas para salir de las rutinas.
  1. Conocer: En más de 30 años la relación con NOSOTRAS mismas mejora y también nuestros impulsos, pues aprendemos a identificar conductas y reacciones, lo cual nos hace madurar emocionalmente. 
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  1. Ceder: Esa parte de la vida en la que ya no te importa tener la razón, ganar o aferrarte es la mejor. Valoras más tu paz mental y tu salud en general por lo que estás dispuesta a ceder y fluir y esto le suma mil puntos al amor propio
  1. Elegir las batallas: Sabes que cuando comiences una discusión es porque estás dispuesta a ganarla, a perderla o a conciliar, pero la mayoría de las veces ya ni te preocupas por eso y sigues la vida, ya no peleas por todo, no hay tiempo. 
  1. Llorar sin sentir pena o miedo: Creo que entre más años se cumplen más chillonas nos volvemos, este es el primer síntoma de crecer. Así que lloras en público de felicidad o de tristeza y hasta te das tus momentos de lágrimas porque son necesarios. Una lloradita y a seguir la vida. 
  1. Soltar la culpa: Aprendes a no vivir presa de ese sentimiento tan desgastante, a aceptar cuando te equivocas, a mejorar y a seguirle porque la paz es primero. 
  1. Decidir mejor: Precisamente como nos conocemos mejor es que sabemos qué queremos y cómo lo queremos, así que desde la decisión más básica hasta la más importante se hace de la forma más consciente. 
  1. Escuchar nuestra voz: Esto no quiere decir que el mundo nos valga pero sí aprendemos a escucharnos primero a NOSOTRAS. 
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  1. Perdonar: Esto sí debería ser de medalla; aprender a perdonarnos y a perdonar a los demás es un gran acto de amor propio y es necesario para vivir en plenitud. Y, por lo tanto, también sabremos asumir nuestros errores y a poner límites sanos a los demás. 
  1. Elegir a la tribu: A los treinta y tantos comienzas a discernir tus vínculos y tus relaciones, así que te quedas solamente con las que más te aportan, con las que más te apoyan, con las que te dan amor y paz. Comienzas a forjar la tribu más incondicional con la que quieres seguir compartiendo la vida. 
  1. Amar la soledad: No importa si estás en pareja o no, en esta época de la vida aprendes a valorar el tiempo para ti e incluso comienzas a dártelo. Así que abrazar la soledad y disfrutarla de vez en cuando es básico para el amor propio y el bienestar. 
  1. Divertirse mejor: Ya no vas a todas las fiestas o todos los eventos pero cuando decides reventarte lo haces mejor y con más gusto. Después de los 30 una se da permiso de “destruirse” en una buena fiesta y también se vale. 
  1. Autocuidado: Ya somos adultas responsables que dependemos de NOSOTRAS mismas así que no podemos correr a pedirle a los demás que nos solucionen la vida, por lo tanto, nos cuidamos mejor y ya no corremos riesgos absurdos.
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Foto: photogrammer7 / Pixabay

  1. Comenzar de cero sin miedo: A veces la vida nos hará sentir que debemos cambiar el rumbo por completo porque nos sentimos perdidas, podemos asumir el reto de modificarlo todo por el bien propio, pero sabemos que aunque se tenga miedo siempre hay una nueva oportunidad para recomenzar.
  1. Dejar ir: Aunque hay ausencias que nos duelen hasta el alma, la vida a esta edad nos enseña que las despedidas son necesarias también y son parte del aprendizaje o de la vida misma. No todos los “adiós” que pronunciamos son definitivos ni malos. 
  1. Amar el silencio: Tener un momento a solas de completo silencio es uno de los placeres de los treintones y es porque descansamos de la vida para reiniciarnos. 
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Foto: Tumisu / Pixabay

  1. Priorizar: Aprender a organizar mejor nuestro tiempo es fundamental para no vivir en estrés, así que priorizar las actividades es la mejor opción para no terminar con una úlcera gástrica. Y también se vale no poder con todo y enfocarse solamente en lo que es más importante para NOSOTRAS. 
  1. Agradecer: La gratitud es otro de los síntomas de que estamos creciendo pero es un hábito hermoso. Seguro ahora agradeces todo el tiempo lo que eres y lo que tienes y eso se convierte en un ritual de atracción y de abundancia. Si lo haces a diario verás cambios positivos en tu vida. 
  1. Vivir: De los 0 a los 9 aprendemos a respirar, a alimentarnos, a caminar y a descubrir; de los 10 a los 19 aprendemos a divertirnos, a redescubrirnos y a sentir; de los 20 a los 29 aprendemos a arriesgarnos, a probar y a resistir; pero de los 30 a los 39 aprendemos a vivir plenamente y ese es el mayor acto de amor propio.

Cómo es ser una mujer con copas doble D

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Soy una mujer con los pechos muy grandes, mi talla de copas de brasier es doble D, no encajo en las tallas tradicionales mexicanas que suelen ser: A o B. Tener los senos tan grandes ha sido todo un reto y más cuando son naturales y los tienes así desde los 14 años. 

Poco antes de cumplir 15 años mis bobs comenzaron a crecer de una forma desbordada y esto me causó, al principio, mucha incomodidad porque además del dolor físico, verme tan diferente y enorme me asustaba.

Recuerdo la primera vez que fui con mi mamá a comprar brasieres, recorrimos todas las tiendas de lencería de la plaza y no había uno bonito que me quedara. Hay diseños hermosos para el primer sujetador pero son talla A, a lo mucho B. Los que sí eran mi talla eran básicos: blancos lisos y aburridos con la espalda muy ancha y los tirantes gruesos para soportar el peso. 

Hice berrinche por no poder tener un bra rosa con corazones y listones en forma de moño, me tuve que ir con modelos de señora.

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Foto: Hans para Pixabay

Mis compañeros de la escuela me pusieron muchos apodos, como: “Vanechichis” y a esa edad eres como la mujer barbuda del circo, una novedad entre hombres y mujeres, pues tu cara sigue siendo de niña pero el cuerpo es de una mujer muy curvilínea. 

Otro de los inconvenientes fue que en la escuela tenía que usar camisa y es un tipo de prenda que no va con pechos tan grandes pues revientan el botón. Así que los trucos para que la camisa no se abriera de esa parte era siempre tener un segurito a la mano, de lo contrario se asomarían. 

Pero luego de lucir mi primer bikini me enamoré de mi cuerpo y de mis pechos doble D que han sido mi soporte y serán mis salvavidas en caso de que me caiga al mar sin chaleco y ese lujo no lo tiene cualquiera.

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Foto: Marvin Meyer para Unsplash

Ser una mujer con los senos tan grandes es un reto para todo, son hermosos, la ropa se ve increíble pero también son rebeldes y autónomos, a veces pienso que ellos me condicionan a mí y también a los que se hipnotizan con ellos. 

Las actividades no se viven igual, como dormir. Es imposible hacerlo boca abajo porque duelen mucho cuando se aplastan. La posición ideal para hacerlo es boca arriba, aunque yo prefiero dormir de lado, pero cada cierto tiempo el dolor del peso me despierta y es cuando me giro para el lado contrario. 

También es muy común que “estorben” al comer, así que los alimentos terminan cayéndose sobre ellos, son como un imán de cosas. 

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Otro de mis problemas es que desde que crecieron no veo mis pies bien y no hay manera que pueda cerrar los brazos porque me duele. 

Ser una mujer copa doble D también significa padecer dolor de espalda, ya que el peso va mermando la columna y es por eso que los sujetadores tienen que ser gruesos para ayudar con eso. Así que al final sí terminas amando los bras gresos, aunque en estas tallas son mucho más caros, claro porque tienen más tela. 

Yo suelo comprarlos, generalmente, por internet en Estados Unidos, para encontrar variedades con encaje o estampados y colores. Pero en México sí venden algunas marcas en blanco o negro y los encuentras en los supermercados solamente. 

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Foto: Luctheo para Pixabay

Otro detallito es que el mundo piensa que siempre usas escote pero en realidad la línea de los senos grandes comienza casi desde el cuello, entonces todo lo que te pongas parecerá que es muy descubierto. Y cuando realmente se usa un escote la gente se queda sorprendida. 

Viajar siendo talla doble D de senos es una odisea pues los bras ocupan la mitad de la maleta y si te toca que la abran en migración, se espantarán porque las copas parecen gorros de judío, son del mismo tamaño. 

Al tener pechos grandes te olvidas de los abrazos apretados pues hay un par de tetas de por medio que se interponen entre tu cuerpo y el de la otra persona. 

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Lo que sí es muy conveniente es que al ser tan grandes, se ven bien uses o no brasier, pues están firmes solos, no necesitan que nada les dé forma. Yo disfruto mucho andar sin nada y dejarlos respirar un poco. 

No soy una persona que haga ejercicio pero hay que comprar un buen sujetador para que se queden en su lugar, no reboten y no duelan con el movimiento. 

Lo que sí es un gran mito es que si subes de peso se te ponen más grandes o si bajan se te desaparecen, esta no es una regla, pues las personas que por herencia los tenemos así desde que nos desarrollamos, nunca cambiarán de talla o tamaño. 

Las bromas sobre ser una mujer chichona serán eternas así que yo también me uno y a mis senos les puse apodo, porque casi que me tocaba registrarlos como seres independientes con nombre y apellido. Es como si fuéramos ellos y yo, así que son mi más 2 en esta vida. 

Pese a los inconvenientes que mis pechos gigantes me hacen pasar todos los días, me gustan y hacen que me sienta auténtica, así que no es tan malo ser doble D naturalita. 

Datos curiosos de los pechos:

– El tamaño puede ser hereditario.

– No son simétricos, cada uno tiene su forma y su tamaño. 

– Los pechos no son sólo grasa, están conformados por lobulillos, conductos, tejidos adiposos y tejido conectivo fibroso. 

– Los lobulillos son los que producen la leche materna.

– Todos los fetos son femeninos hasta la semana 7, por ello los hombres también tienen pezones. 

¿Vives un amor búmeran que no puedes soltar?

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El búmeran es un juguete que se lanza pero siempre regresa a su punto de origen, va y viene, va y viene; pues hay un tipo de relaciones románticas que funcionan igual y por eso los terapeutas las llaman amor búmeran o amor yo-yo. 

La característica principal de este tipo de relaciones es que los integrantes de la pareja se la pasan terminando y regresando constantemente, pero siempre aseguran que la última será la definitiva; aunque en realidad no es así porque no pueden soltarse. 

En estas relaciones es como estar sobre la montaña rusa todo el tiempo, en momentos disfrutando estar arriba y luego entristecer al bajar. Si tuviéramos que definir lo que viven las parejas con amor búmeran sería: amor-ansiedad-amor-ansiedad y así una y otra vez. 

Y aunque cueste trabajo entenderlo, este tipo de relaciones pueden satisfacer y causar placer a algunas parejas porque las reconciliaciones son intensas, pero igual lo son las rupturas. Como lo dije, esto funciona para las personas que encuentren gusto en la intensidad y/o que tengan temas emocionales por resolver como los siguientes: 

  • No estar disponible emocionalmente: Existen personas que no se atreven a aceptar que no están listas para construir una relación estable, pero aún así lo intentan. Entonces cuando las cosas se ponen formales, necesitan huir, pero después el deseo por su pareja las hace volver y allí es cuando ocurre el amor búmeran.

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Foto: geralt para Pixabay
  • Dependencia emocional: Todas las personas experimentamos un apego emocional en el momento que forjamos un vínculo con otra persona, esto no es lo mismo que una dependencia. Las terapeutas de Somos Estupendas aseguran que el apego hace que se generen vínculos, mientras que la dependencia genera sufrimiento en éstos. 

La dependencia emocional hace creer a las personas que su felicidad depende del vínculo con su pareja y por ello no pueden soltarla y entonces anteponen las necesidades del otro a las suyas. 

Las especialistas de Somos Estupendas recomiendan poner límites y mejorar la autoestima para poder acabar con esa dependencia.

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Foto: CDD20 para Pixabay

  • Miedo a la soledad: Es cuando la persona piensa que cualquier cosa es mejor que estar sola o que nunca más se enamorarán o encontrarán a alguien que les encante tanto como la pareja actual. 
  • Idealización del amor romántico: Las expectativas puestas en la pareja hacen que las personas esperen todo el tiempo conductas y acciones del otro que no sucederán. Y cada que retoman la relación piensan que es una nueva oportunidad para cumplir con todo lo que su mente idealiza. 

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  • Confianza quebrada: Hay personas que terminaron con la confianza destruida en sus relaciones anteriores y no han podido sanar, por lo que todo el tiempo están poniendo a prueba a sus parejas actuales para saber si realmente las quieren y las valoran. Esto hace que el otro se desgaste con tantas pruebas y decide irse.

Para que suceda un amor búmeran ambos involucrados en la relación deben tener alguna de las anteriores características y es por ello que no pueden terminar. Y aunque les pueda parecer increíble sí existen personas que disfrutan al máximo vivir siempre sobre una montaña rusa de emociones. 

Lo más importante al relacionarte es tener el corazón abierto y la mente clara, así podrás compartirle a los demás tu esencia, así como tus límites y tus deseos. Tú y sólo tú sabes qué aceptas y qué no, qué te da placer y qué te da paz y eso es lo único que importa. 

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Foto: Ylanite para Pixabay

Si algo he aprendido de las relaciones amorosas es que si no te dan vida, entonces no permitas que te quiten el tiempo y la salud.

La doctora Luz de Lourdes Eguiluz, licenciada en psicología por la FES Iztacala de la UNAM, maestra en terapia familiar y doctora en investigación psicológica, asegura que las relaciones sanas son muy importantes para la salud de una persona, tanto a nivel físico como emocional.

“Las personas que tienen una mala relación de pareja también se enferman más físicamente (principalmente del corazón)”, afirma la doctora Eguiluz.

Sufrí abuso médico de un gastroenterólogo

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Mujeres: 1, 2, 3 x NOSOTRAS que somos valientes y nos atrevemos a denunciar la violencia de género. Hoy quiero contarles que sufrí abuso médico por parte de un gastroenterólogo de un hospital privado y no supe qué hacer. 

Las mujeres también sufrimos abuso por parte de nuestros médicos, según la American College of Obstetricians and Gynecologists y la American College Health Association, las áreas que concentran el 70% de las denuncias son: ginecología (medicina obstétrica), psicología y medicina general.

Según la Fundación Marie Stopes, el abuso médico se caracteriza porque el doctor sobrepasa el límite de revisión física profesional, como: 

  • Solicitar desnudez cuando no es necesario.
  • Hacer tocamientos o mediciones que no son apropiadas. 
  • Sugerir revisiones que no tienen relación con el motivo de la consulta.
  • Hacer comentarios ofensivos o inapropiados.
  • Hacer que la paciente ingiera medicamentos para drogarla.

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Foto: Online Marketing para Unsplash

El gran problema de ser víctima de abuso médico es que te cuesta trabajo identificarlo pues te sientes confundida porque se supone que estás tratando con un profesional de la salud; justamente eso me pasó y tardé días en entenderlo.

Hace unos meses padecí un cuadro de colitis nerviosa, por lo que acudí al gastroenterólogo, decidí probar en un hospital privado al que nunca había ido porque me queda más cerca de la casa en la que vivo actualmente y no quería atravesar la ciudad para ir con mi médico de cabecera. 

Mi primera consulta fue muy profesional y me agradó el trato con el doctor que me tocó. Debido a que mi cuadro de colitis era severo, me recetó tratamiento y me pidió realizarme unos ultrasonidos y estudios y me dio fecha para regresar un mes después.

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Foto: Enric Moreu para Unsplash

Días antes de mi segunda consulta, desde el WhatsApp del hospital me indicaron que mi médico había tomado una licencia, por lo que me iba a atender un nuevo gastroenterólogo, me dieron su nombre y me pidieron confirmar. Lo hice.

Llegó el día de mi cita, fue a las 18:00 horas. Al entrar al consultorio el doctor me extendió la mano para presentarse, me dijo que era egresado del Instituto Politécnico Nacional y que tenía la especialidad en gastroenterología, pero que también había asistido algunos partos. Incluso me mencionó su número de cédula y me invitó a sentarme.

Mientras me decía todo esto, se quitó el cubrebocas, sacó de su mochila un perfume, se lo roció en las manos y lo untó en su pelo y mejillas. Me pidió perdón por hacerlo pero dijo que el día había estado largo y él se sentía sudado y mal oliente. 

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Foto: orzalaga para Unsplash

Inmediatamente después de eso se dirigió a apagar la luz, el interruptor se encontraba a mis espaldas. En ese momento mi corazón se aceleró, pensé que me iba a hacerme algo y estuve a punto de levantarme y salir corriendo cuando se acercó a mí, encendió una lámpara en forma de lápiz y me revisó los ojos, luego los poros de la nariz, siguió con las orejas y terminó pidiéndome que abriera la boca y sacara la lengua. 

Al terminar volvió a encender la luz y yo respiré otra vez. Por segundos recuperé la tranquilidad pero luego todo se puso peor de raro. Me dio la orden de colocarme la bata para revisarme. Yo me metí al biombo para cambiarme.

Me pidió recostarme boca arriba en la camilla y me dijo que me subiera la bata hasta las rodillas. Luego comenzó a auscultarme el abdomen, desde debajo de mis senos hasta el vientre bajo, como en forma de masaje. Siguió con pequeños golpes y terminó por presionarme cada parte con las yemas de los dedos para saber si sentía molestia. 

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Foto: Esteban López para Unsplash

Algunos de estos toques me dolieron, pero sabía que era necesario para la revisión. Luego bajó sus manos por mis piernas, hasta llegar a las plantas de los pies y moverlos en forma circular hasta que tronaron, eso sí nunca me lo habían hecho en el gastro. 

Después me pidió que me volteara boca abajo y mientras lo hice, se dio la vuelta y me pidió que le avisara cuando estuviera lista. Yo me volví a acomodar la bata hasta abajo, me cubrí lo más que pude. 

Y en ese momento comenzó revisando mis riñones con pequeños golpes y luego me preguntó si mi periodo estaba alterado, pues había notado que debido a la colitis estaban muy inflamados mis ovarios y los riñones también. 

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Foto: Sansun Bughdaryan para Unsplash

Me preguntó a qué me dedicaba para saber si mi trabajo era muy estresante y me dijo que tenía que tronarme la columna y apenas terminó de decirlo cuando sentí cómo recargó su codo en mi espalda con todo su peso y tronaron todos mis huesos. Yo en ese momento me sentía en el quiropráctico en vez del gastro.

La revisión duró unos 5 minutos pero se me hicieron eternos porque no me sentía cómoda con lo que estaba pasando, no entendía si era normal, si él daba así la consulta o si estaba manoséandome y era un abuso

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Foto: Steinchen para Unsplash

Al terminar, me dio la mano para bajarme de la camilla y me pidió que me vistiera. Cuando salí del biombo, él estaba viendo su celular y de pronto comenzó a reproducir audios de WhatsApp con la voz de su hija, quien le decía que su teléfono se había descompuesto y necesitaba que le comprara otro. 

Yo seguí allí sentada y él reprodujo más audios largos, hasta que le dije que si iba a darme de alta o tenía que tomar más medicina. Entonces comenzó a decirme que su ex ponía a su hija a que le pidiera cosas y que en realidad eran para ella, que estaba harto. 

No podía creer que estaba hablándome de cosas personales en plena consulta, yo me sentía muy incómoda con todo. Por fin comenzó a hacer mi receta, me dijo que iba a mandarme tratamiento por un mes más pero que tenía que ponerme una inyección en ese momento.

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Foto: Bru-no para Pixabay

Le pregunté que para qué la inyección si yo no me sentía mal, pero respondió que para bajar la inflamación más rápido. Le dije que no, que no quería que me inyectara, que me diera la receta porque ya tenía que irme. No iba a permitir que me pusiera otra mano encima, además yo no tenía dolor, no veía necesario lo que quería hacer. 

Me dio la receta, indicaciones y me dijo que había anotado su WhatsApp por si tenía dudas, se levantó, me extendió la mano y me dijo que necesitaba relajarme mucho, que la próxima vez quería verme menos tensa. Yo salí de allí sin saber qué hacer, sin saber si era yo la que estaba exagerando, si todo eso era normal. Eso pasa con este tipo de violencia, te hace dudar y te confunde. 

Salí a agendar mi próxima cita con la recepcionista y me fui del hospital. Al salir le llamé a una amiga para contarle lo que acababa de vivir. Ella me dijo que eso no era normal definitivamente. Y lo peor es que yo olía a su perfume porque se lo puso en las palmas de las manos, entonces me lo impregnó al auscultarme. 

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Foto: Anemone123 para Pixabay

Una semana estuve procesando lo que pasó y luego decidí regresar al hospital para hablar con el director, todavía iba dudosa de si el médico así daba su consulta, pero quería dejar claro que no me había sentido cómoda y que no estaba bien sentirse así como paciente.

El director me indicó que dos pacientes más ya lo habían denunciado por lo mismo, exactamente lo mismo, y mi testimonio solamente reforzó el porqué ya lo habían despedido y reportado a la Conamed (Comisión Nacional de Arbitraje Médico). 

En ese momento supe que debí parar esa consulta desde el momento que me sentí incómoda, desde que apagó la luz para revisarme con su lámpara. Algo que no les mencioné es que este seudo médico es joven (35 años), alto, delgado y con una imagen muy cuidada. Supongo que también aprovecha su aspecto para abusar de sus pacientes. 

Al final hice lo correcto: denunciar.

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Foto: Marcel Eberle para Unsplash

A continuación te dejaré los contactos de instituciones en las que puedes realizar tu denuncia contra violencia de género. ¡Mujer, tienes derecho a vivir sin violencia! ¡No lo olvides!

AQUÍ puedes meter tu queja médica ante la Conamed.

AQUÍ puedes denunciar violencia familiar, sexual, laboral o contra los derechos reproductivos y feminicidios.

También puedes pedir ayuda a la línea Mujeres marcando: *0311 o al 55-5658 1111

Y para emergencias puedes llamar a Mujeres SOS marcando: *765

Por qué no debes fingir un orgasmo

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Cada 8 de agosto se conmemora el Día Internacional del Orgasmo Femenino, con el objetivo de reconocer el derecho sexual de las mujeres. Sin embargo, siguen existiendo muchos mitos y tabúes acerca del placer femenino y también mucha represión que, en algunos casos, suele empezar por NOSOTRAS mismas, al punto de fingir. 

Tener un orgasmo es alcanzar el clímax sexual gracias a las más de 8 mil terminaciones nerviosas implicadas en este proceso fisiológico en el que suceden muchos cambios, algunos de ellos son:

  • Lubricación vaginal abundante.
  • Aumento del tamaño de la vulva. 
  • Elevación del útero. 
  • Erección del clítoris. 
  • Erección de los pezones. 
  • Contracción rítmica de los músculos perivaginales, que se sienten como pequeñas punzadas.
  • Aumento del ritmo cardíaco e incremento de la presión arterial. 
  • Aumento de la secreción de oxitocina, también conocida como la hormona del amor. 
  • Eyaculación (no siempre sucede).
  • Desactivación de las zonas del dolor del cerebro para encender las del placer. 
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Foto: IFONNX Toys para Unsplash

Helen Kaplan, famosa psicóloga especialista en sexología, realizó varias investigaciones en las que concluyó que solamente el 90% de las mujeres llegan al orgasmo pero sólo la mitad lo alcanzan mediante el coito, sin una estimulación del clítoris. 

Mientras que una encuesta realizada, en el año 2021, por Gleeden (web especializada en encuentros sexuales) reveló que el 50% de las mexicanas han fingido un orgasmo a lo largo de su vida sexual; mientras que a nivel internacional, es el 60% de mujeres quienes lo han hecho. 

¿Por qué fingimos un orgasmo?, ¿por qué tenemos la necesidad de hacerles creer a nuestras parejas que quedamos satisfechas?, ¿por qué reprimimos nuestro placer? Estas son las preguntas que debemos respondernos cada una. No está bien engañar a la pareja sexual sobre nuestra satisfacción y mucho menos a NOSOTRAS mismas. 

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Foto: Tracey Hocking para Unsplash

Debo confesarles que en mis veintes no me atreví a decirle a mi pareja sexual durante los años que estuvimos juntos (sí, años) que nunca tuve un orgasmo con él. No fingía pero tampoco fui sincera ni hice nada para que mi placer mejorara, incluso hasta llegué a pensar que yo no podía, pero ¡estaba equivocada! Por ello entiendo que no es un tema sencillo, aunque sí debería serlo porque es nuestro bienestar.

Si queremos disfrutar al máximo y alcanzar un orgasmo, entonces debemos empezar por ser sinceras con NOSOTRAS y con nuestras parejas (formales o casuales), por informarles lo que nos gusta, lo que nos hace explotar de placer. 

No es coincidencia que 7 de cada 10 mujeres haya alcanzado el orgasmo masturbándose antes que con una pareja y esto es porque nadie mejor que una misma para explorarse, conocerse y saber en dónde están esos “botones” que activan el clímax del placer. 

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Foto: Ks KYUNG para Unsplash

En cambio, fingir orgasmos provocará frustración, baja autoestima, ansiedad, falta de entendimiento con la pareja y, lo principal, represión del placer propio. 

Estudios realizados en la Unidad del Suelo Pélvico de la Clínica del Dr. Rozalén concluyeron que las consecuencias principales al fingir orgasmos (tanto femeninos como masculinos) son ansiedad que puede desembocar en una depresión, enfermedad mental que actualmente es catalogada como grave; y anorgasmia, ya que entre más se mienta, más difícil será llegar al punto máximo del placer en el sexo alguna vez. 

Si tienes una pareja estable y una relación sana, entonces los pilares deben ser la confianza y la comunicación, por lo que no habrá necesidad de que mientas. Ábrete a hablar sin tabúes y después ábrete al placer. 

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Foto: Nastya Dulhiier para Unsplash

No finjas sólo para complacer al otro, no les ayudas con eso, si no terminaste, dilo. ¡Habla, mujer!

Las mujeres también tenemos ganas de sexo y si quieres saber cuáles son los beneficios de hacerlo, dale click AQUÍ.

Los amigos también te rompen el corazón

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Los amigos son la familia que sí elegimos, los hermanos del corazón, son complicidad, apoyo, inspiración, aventuras, compromiso, confianza, fraternidad, lealtad, comprensión, contención, paz, risas y mucho amor. 

Pero existen amistades que pueden llegar a rompernos el corazón, es normal que el vínculo se transforme porque las personas evolucionamos y puede que en ese proceso ya no seamos compatibles, así que cuando esto se convierte en una relación tóxica, lo mejor es alejarse. Eso está bien, es parte del bienestar de ambas personas. 

Las amistades también pueden tener fecha de caducidad, aprendamos a normalizar eso y a siempre cuidar nuestros vínculos por nuestro bienestar emocional. No nos aferremos a un amigo que comienza a restarnos solamente porque sentimos feo cortar el lazo. 

Foto: Jackson Simmer para Unsplash

No es necesario el drama al trascender estos vínculos, simplemente se trata de aprender a agradecer el tiempo compartido y alejarse de lo que ya no suma. No es un duelo sencillo pero sí necesario. Lograrlo te hará sentir más madura y tranquila. 

A este tipo de amigos los identificas porque te roban la paz, puede ser que comenzaron a cambiar de un momento a otro o que siempre fueron así y no te diste cuenta antes, pero como sea el caso, son red flags de la amistad

Tipos de amigos que son tóxicos: 

  • Amigos ghosting: Son los que saben perfecto que la relación ya no da para más pero en vez de enfrentar la situación como personas adultas, prefieren huir, algunos puede que tomen la decisión de bloquearte sin previo aviso y sin una despedida y otros simplemente están en tus contactos pero no vuelves a saber de ellos jamás. 

Si bien cortar esas relaciones tóxicas es sano, no es sencillo despedirse, pero la amistad lo vale y es una mejor manera de comenzar el duelo. 

Foto: Kev Costello para Unsplash

Si a ti te pasó esto, no vivas stalkeando o quebrándote la cabeza pensando por qué tu amigo no pudo decirte adiós, agradece la complicidad que tuvieron y continúa, enfócate en las amistades que sí te dan vida.

  • Amigos víctimas: Estas personas te drenan la energía con sus historias dramáticas. Comienzan a hacerte sentir culpable con reproches como: que no los escuchas, que ya no los entiendes, que ya no estás con ellos como antes.

Es evidente que algo cambió entre ustedes, que lo que los unía ya no existe, por ello es mejor dar un paso al costado. No eres tú quien los ayudará con sus problemas, creéme. 

Foto: Succo para Unsplash
  • Amigos quejumbrosos: Son personas infelices y entonces todo en su vida es una queja porque están enojados. Tú puedes escucharlos, apoyarlos, tratar de comprenderlos, pero sin darte cuenta ya te están robando paz porque te hacen angustiarte con sus problemas. 

No es normal que todo en su vida sea un lamento y que la vida nunca les sonría. Y precisamente como están en una etapa de infelicidad, necesitan muchísima atención. Si notas que no acuden por ayuda real o que no sólo es una mala etapa en sus vidas, esta constante hará que su relación se convierta en enfermiza. 

  • Amigos pasivo-agresivos: Son los que te critican pero te dicen que lo hacen por tu bien, porque te quieren; sin embargo, nadie tiene derecho a juzgarte o a hacerte sentir mal ni aunque lo hagan en supuesto nombre de la sinceridad. Los amigos son tu red de apoyo, no tus verdugos. 

Los pasivo-agresivos todo el tiempo te hacen sentir culpable, tratan de controlarte, se la pasan juzgándote y, lo peor, no son capaces de aceptar sus errores, pareciera que su misión es tirarte hate. Es muy cansado estar aguantando a un amigo así, no hay necesidad. 

Foto: Giulia Bertelli
  • Amigos narcisistas: Son las personas que nunca pueden pensar en el otro, no importa lo que les estás contando, terminarán diciéndote que ellos también pasaron por algo así y entonces te anulan. También son los que minimizan tus problemas o preocupaciones, te tachan de exagerada. Y como sólo piensan en ellos, es muy complicado establecer un vínculo sano. 
  • Amigos a medias: En la fiesta, en los buenos momentos sí están, no fallan y la pasan increíble, pero cuando la vida se pone difícil y los necesitas, te dejan sola. Algunos de sus argumentos para justificarse es que no saben cómo acercarse a ti, pero si son amigos, ¡de qué me hablas! 

Cuando sabes que a un amigo se le cayó la vida, aunque no te lo pida, uno debe estar con él, apoyarlo y acompañarlo porque eres quien mejor lo conoce, por lo tanto, sabes que te necesita.

Pero si notas que ni un mensaje para saber cómo estás te llega de ellos, su vínculo no es tan especial como creías. Sé que romperán tu corazón, pero te aseguro que en esos momentos duros te sorprenderás quiénes sí están contigo en todas. 

Foto: Pixabay
  • Amigos que no han ido a terapia: Pueden tener algunas de las características anteriores y tú has intentado ayudarlos pero no eres la persona indicada o ellos mismos no comprenden que tienen un problema emocional, así que van por la vida lastimándose y lastimando a los demás. 

Cuando entablas una amistad con una persona sana lo notas porque te carga la pila, te hace sentir en un lugar seguro y te da una confianza y complicidad absoluta, pero cuando lo haces con alguien tóxico, se nota más porque todo el tiempo te sientes mal. 

Dicen que entre más envejecemos con menos amigos nos quedamos, no sé si esto sea cierto pero entre más avanza mi vida he comprobado que mejoran las amistades que conservo, es decir, prefiero la calidad que la cantidad. Y lo que no me queda duda es que un amigo es a quien le llamarías primero si tienes una emergencia porque sabes que va a correr por ti.

Foto: Jarmoluk para Pixabay

Tú sé una buena amiga y eso también incluye hablar con tu amistad que te está lastimando y si es necesario, despedirte de ella y trascender ese vínculo.

Soltar una amistad que siempre fue mala o que se convirtió en un vínculo que duele es uno de los mayores actos de amor propio y, por lo tanto, siempre será una buena decisión. 

Esta columna quiero dedicarla a mis amigos con los que un día lo compartí todo pero que hoy nos encontramos en caminos distintos, porque me enseñaron a madurar y a transformar el vínculo de la amistad. Siempre tendrán un lugar muy especial en mi corazón y no importa el tiempo, mi mayor deseo será que estén bien.

 


Le rompí el corazón a la persona más incondicional

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En esta historia de mi vida fui la villana, la mala persona que rompió un corazón bueno y sincero por culpa del egoísmo, las necesidades y la inmadurez, pero es una de las experiencias sentimentales que más enseñanzas me ha dejado y que me ha servido para madurar. 

Esto pasó en una etapa en la que me sentía muy vulnerable y no quería estar sola, así que me aferré al amigo incondicional enamorado de mí y que sabía iba a cubrir ese hueco que no quería sentir, mientras él era feliz con mis migajas de atención y cariño. Evidentemente él tampoco sabía amarse a sí mismo. 

La mayoría de mis noviazgos han comenzado por una amistad, soy cinta negra en flechar a mis mejores amigos, no les puedo revelar cómo sucede, pero eso me pasaba irremediablemente. Así que el protagonista de esta historia comenzó a acercarse a mí como un buen colega hasta que se convirtió en mi amigo inseparable. 

Yo nunca lo vi, no sé por qué, no sé si les ha pasado esto, que alguien las busca, es el más atento, siempre está, pero tú no eres capaz de verlo. Por eso es que no puedo ni decirles cómo es que para él me convertí en alguien tan especial. Me buscaba a diario, todo el tiempo chateábamos, según yo de experiencias laborales, pero él fue sintiendo que estábamos conociéndonos y creando una intimidad. 

Marah Bashir para Unsplash

Él es una persona muy reservada, algunos hasta lo consideran arrogante, pero por algún motivo él vio algo en mí que lo atrajo y por eso decidió acercarse y comenzar a construir confianza, un vínculo. 

Fue hasta que yo viví uno de los episodios más traumáticos de mi vida que me di cuenta que él existía, que él siempre había estado en todo y en todas conmigo. En esos momentos lo agradecí tanto, agradecí sentirme tan amada y acompañada y eso era suficiente. 

Durante todo este proceso le permití acercarse a mí todavía más y fue cuando me di cuenta de lo enamorado que estaba, de lo que era capaz de hacer por compartir su tiempo conmigo y aunque yo sabía que no le correspondía, me aferré a él porque lo necesitaba, fui una egoísta.

Michael Fenton para Unsplash

Pero no sólo eso sino que abusé de su incondicionalidad, saqué mi lado más infantil y berrinchudo y, por supuesto, él me aguantaba todo. Con una paciencia increíble me trataba y me cuidaba, porque claro, cuando uno se enamora desde una necesidad pone a la otra persona por encima de sí mismo. 

Tiempo después comencé a sanar mis heridas y me di cuenta que estaba haciendo lo mismo que yo tanto odiaba: lastimando un buen corazón por egoísta e inmadura. Él todo el tiempo fue honesto, sincero, transparente y me puso su corazón en las manos.

Así que decidí darme una oportunidad con él, darnos una oportunidad, pero nunca pude enamorarme de él. Tenía a la pareja más fiel, leal, paciente, presente y todo lo que había deseado, pero nunca sentí esa conexión, esa llama.  

Kelly Sikkema para Unplash

Lo peor de todo es que cuando me di cuenta, no volví a enfrentar la situación y seguí con eso hasta que me explotó en la cara. Comenzamos una relación en la que él se enamoraba cada día más y yo no sentía nada, estaba como en pausa. Lo intenté, lo deseé, lo forcé y ese fue mi peor error, hasta que un día él me dijo que me amaba y yo le respondí que lo sabía, que lo sentía, que aunque no me lo hubiera dicho, me lo demostraba todo el tiempo. 

Su amor era la certeza más grande que tenía en ese momento en el que yo estaba hecha pedazos. Esa noche lloré mucho, sentía culpa y arrepentimiento por estar dándole alas a una persona que sí quería pero no amaba y que me había entregado el corazón más leal que jamás tuve. 

Así que llegó el momento en el que dos adultos maduros tienen conversaciones incómodas para poder construir relaciones sanas. Le dije que había intentado con todo enamorarme de él y construir una relación de pareja, pero no sentía nada, que lo quería mucho pero para mí solamente era mi amigo. 

Thoa Ngo para Unplash

Sus ojos estaban incrédulos, no pudieron ocultar la decepción que le causé al confesarle que todo ese tiempo solamente había estado con él porque no quería estar sola, pero que justamente el cariño que le tenía me había hecho reflexionar y enderezar el camino para dejar de engañarlo y de engañarme a mí también. Fue una de las conversaciones más duras que he vivido.

En ese momento, ante sus ojos me había convertido en la mala del cuento que le estaba rompiendo su corazón incondicional. Por supuesto que primero hubo todo tipo de reproches y preguntas: ¿por qué?, ¿con quién sí?, ¿qué me falta?

Respondí cada uno de sus cuestionamientos de la forma más sincera que pude, era lo menos que se merecía. Hasta que me dijo que no quería ser mi amigo, que necesitaba alejarse de mí, que no podía continuar como si nada porque para él había sido como si todo. 

Me dolió saber que estaba perdiendo a mi amigo más leal, pero entendí y respeté la distancia que quería poner entre nosotros. Le agradecí todo lo que me dio, todo lo que fue y le repetí que sí lo había intentado pero no había funcionado para mí. 

Anthony Tran para Unsplash

Lo último que le dije es que la mujer que estuviera a su lado iba a ser la más afortunada porque iba a tener el corazón más bueno, leal e incondicional que existía en este fucking mundo y mientras se lo decía se me estaba rompiendo a mí también el corazón por haber llevado tan lejos todo esto. 

No nos dimos un último abrazo, no sé si algún día podamos volver a ser amigos, yo espero que sí porque es una persona valiosa y hermosa que definitivamente quiero en mi vida. Todos los errores que cometí me ayudaron a madurar, a tener responsabilidad afectiva y empatía emocional. Desde entonces no me he quedado en ningunos brazos solamente por miedo a estar sola, desde entonces no volví a mentirme. 

Y la lección aprendida es que cuando estamos sanas, estamos listas para compartir y para amar, pero cuando nos sentimos incompletas, solamente vamos restándole a los demás y me tocó romper un corazón para comprenderlo. A veces el precio que se paga es muy alto y eso pasa por no ser honestas con nosotras mismas.

No puedo prometer no cometer errores, pero sí puedo estar segura que no seré yo la responsable de romper un corazón nunca más porque he sanado y madurado. Estoy completa y satisfecha conmigo misma y desde esa honestidad soy capaz de relacionarme.  

Micromachismos que vives sin darte cuenta 

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¿Has escuchado hablar de los micromachismos?, ¿sabes qué son?, ¿puedes identificarlos? Estos actos pequeños siguen normalizados en nuestra vida diaria e incluso puede que NOSOTRAS mismas los sigamos obedeciendo porque se “esconden” en un chiste, un dicho o una conducta. 

El término micromachismos fue propuesto por primera vez en 1991 por Luis Bonino Méndez (psicoterapeuta y experto en problemáticas de la condición masculina, quien desarrolla actividades en los ámbitos de la salud mental y las cuestiones de género desde hace 40 años) para definir a las prácticas “sutiles” de control y abuso de género. 

“Pequeños, casi imperceptibles controles y abusos de poder cuasinormalizados que los varones ejecutan permanentemente. Son hábiles artes de dominio, maniobras y estrategias que, sin ser muy notables, restringen y violentan insidiosa y reiteradamente el poder personal, la autonomía y el equilibrio psíquico de las mujeres, atentando además contra la democratización de las relaciones. Dada su invisibilidad se ejercen generalmente con total impunidad”, los define. 

Foto: Oscar Keys / Unsplash

“Las mujeres no deben…” completa la frase con lo que quieras, eso es un micromachismo que nos repiten una y otra vez y algunas lo creemos, entonces obedecemos a pesar de estar limitando nuestra libertad sólo por nuestro género. 

Ejemplos de micromachismos

A continuación te enlistaré los más comunes, palomea los que están presentes en tu vida y no te habías dado cuenta y te aseguro que serán al menos 5:

  • El rosa es para las niñas y el azul para los niños. 
  • Agradecer cuando el hombre ayuda en la casa. 
  • Los hombres son los que deben pagar la cuenta. 
  • No existe la amistad entre un hombre y una mujer. 
  • Los hombres no lloran, sólo las mujeres. 
Foto: Noah Buscher / Unsplash

  • Calladita te ves más bonita. 
  • Las mujeres deben cerrar las piernas al sentarse. 
  • Priorizar el éxito profesional del hombre sobre el de la mujer. 
  • Manejas como mujer. 
  • Todas las viejas son iguales. 
  • Limitar la forma de vestir por provocativa / Tú lo provocaste por tu forma de vestir.
  • Que el hombre siempre busque ganar más que la mujer. 
Foto: Engin Akyurt / Unsplash
  • El hombre debe enseñarle a la mujer. 
  • Las niñas son princesas. 
  • Deberías ser más femenina. 
  • Consíguete un novio, estás muy amargada. 
  • Eres la mujercita de la casa. 
  • Es una mujerzuela.
Ilustración: Pixabay
  • Los hombres no cambian pañales, por lo tanto solamente en los baños de las mujeres hay compartimentos para hacerlo. 
  • Criticar a las mujeres que no se depilan el vello corporal. 
  • Las muñecas son para las niñas y los coches para los niños. 
  • Los hombres no se pintan las uñas. 
  • Eres una histérica. 
  • Ya no es señorita. 
  • Así no se comporta una dama. 
  • No vas a poder o no vas a entender, es cosa de hombres. 

Como te puedes dar cuenta, los micromachismos son desde frases hasta acciones o condicionamientos que NOSOTRAS mismas debemos derribar porque también son una forma de desigualdad de género, aunque sean “pequeños”. 

Ilustración: Pixabay

Biológicamente nacimos distintos, pero todos somos seres humanos (no importa el género, incluso actualmente que se están reconociendo más de dos) y por ello debemos tener los mismos derechos y las mismas oportunidades. ¡TODOS SOMOS SERES HUMANOS!

¿Sabías qué…? La violencia cometida en contra de las mujeres y las niñas es la violación a los derechos humanos más recurrente en todo el mundo.

Mi cita con el hombre que se aventó del auto

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De todas las citas que he tenido, la única que me ha dado miedo es la que viví con un hombre que padecía ansiedad y ataques de pánico y se le ocurrió la peor forma para hacérmelo saber: aventarse del auto en nuestra primera salida. 

Durante un desfile de la Semana de la Moda en México, realizado por la mañana en el Bosque de Chapultepec, justo en la calzada que va de la puerta de los leones al Monumento a los Niños Héroes, conocí a un hombre que trabajaba como realizador de video para un canal de televisión de la CDMX. 

Llegué al desfile y saludé a los colegas conocidos y uno de ellos me presentó al protagonista de esta historia, con quien me quedé echando chisme hasta que empezó el evento. Al terminar, yo iba a salir corriendo rumbo al periódico donde trabajo para subir la crónica, pero él me alcanzó para invitarme a salir esa misma noche. 

Quedó de pasar por mí al salir de trabajar. Llegó puntualísimo, yo estaba dándome una manita de gato en el baño y me abrumó su insistencia de que ya saliera, me tardé 5 minutos solamente, tampoco fue tanto. Cuando me subí a su auto, lo noté ansioso, pero los periodistas vivimos así, por lo que no fue una alarma para mí. 

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El plan era estacionar el auto, comprar un café y caminar por Reforma, ya que él me había dicho que no le gustaban los lugares cerrados. Eso hicimos, pero cada que avanzaba el tiempo yo lo sentía desesperado, como si quisiera hacer pipí, hasta sudaba. Le preguntaba constantemente si quería ir al baño, si estaba todo bien. 

De repente me dijo que si podíamos ir a mi casa, que no se sentía a gusto con tanta gente; realmente lo veía ansioso y no tuve inconveniente en que nos fuéramos a mi departamento. Nos subimos a su auto, eran máximo 7 minutos de camino porque yo vivo muy cerca y Reforma fluía en el tráfico, eso sí, nos parábamos en los semáforos. 

En uno de los altos comenzó a sudar más y mover las manos y los pies y me dijo que necesitaba aire, yo juré que le iba a dar un infarto, me asusté mucho y en ese momento abrió la puerta y saltó, al caer comenzó a correr en plena avenida. Yo fui la que vivió un “micro infarto” del susto, me había dejado allí botada, yo no sé manejar y no entendía qué pasaba. 

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Estaba por llamar a la ambulancia, pero entre los nervios comencé a buscar en Google el número de emergencias (todavía no existía el 911) y lo vi regresar corriendo y bañado en sudor, se subió y arrancó el auto, los coches de atrás ya nos estaban tocando el claxon. Sé que parece sacado de una película pero no lo fue.

Le pregunté qué tenía, si se sentía mal, le dije que estaba por llamar una ambulancia, me respondió que mejor llegáramos a mi casa. Llegamos y al estacionarse se salió de inmediato, jalaba aire muy fuerte y ponía sus manos en sus rodillas, al parecer eso lo tranquilizaba, el hombre era una fuente de sudor. 

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Yo estaba muy alterada, con la boca seca porque pensaba que tenía síntomas de un ataque al corazón. Me dijo que tenía mucha sed, así que entramos a mi departamento y mágicamente al acabarse casi de un trago el vaso de agua que le di, se sentó en el sillón y comenzó a calmarse. Solamente me pidió que abriera todas las ventanas. 

Y fue justo en ese momento que me confesó que tenía ansiedad y ataques de pánico y que estaba tan nervioso por nuestra cita que se le había detonado un episodio, ya que tenía años sin salir con alguien, precisamente porque le habían diagnosticado este trastorno. 

Estaba medicado e iba periódicamente con un psiquiatra ya que no nació así, me contó que luego de la muerte de su abuelo, con quien vivía, es que se le había detonado esto. Me trató de explicar lo que sentía y que solamente una ocasión anterior había saltado ya del auto para correr y tomar aire.

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Y les pregunto: ¿ustedes qué hubieran hecho? Yo estaba asombrada escuchándolo y bajándole a mi adrenalina que se me había ido al pico porque pensé que el hombre se me iba a desmayar. Le pregunté cómo es que podía seguir ejerciendo y haciendo televisión, si era demasiado estrés, pero me dijo que a él lo mandaban a hacer cápsulas y eso le había funcionado. 

En su momento sí tuvo que renunciar a su trabajo un tiempo, hasta que encontró el actual que le ofrecía las mejores condiciones para él, además de que su productor lo cuidaba lo más que podía para que no se le detonaran sus episodios de pánico

Ya calmado, porque ya estábamos en mi casa, en un espacio seguro, como él decía, tomó su celular y comenzó a ordenar comida; obvio yo ni hambre, seguía muy desconcertada con todo porque cuando platicamos esa mañana, no noté que fuera ansioso y menos a ese grado. 

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No sabía qué hacer pero quería terminar esa cita, aunque no me atreví a echarlo de mi casa. Llegó la comida, él probó lo que ordenó, yo solamente tomé agua. El ambiente era tenso, incómodo y él comenzó a decirme que se sentía nervioso porque todo lo que quería era besarme. 

No había terminado de decirme eso cuando se me aventó encima y me besó con todo, pero tosco, casi comiéndome. Lo aparté y le dije que se calmara, que así no eran las formas. Me pidió disculpas, me dijo que tenía años que no besaba a nadie porque su novia lo había dejado tiempo después que lo diagnosticaron.

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Nuevamente comenzó a sudar y a inquietarse y se salió diciéndome que iba a subir a la azotea, corrí detrás de él, iba subiendo de 2 o 3 escalones. Arriba le expliqué que lo mejor era que se fuera a casa a descansar, que yo no podía continuar con la cita porque me estaba contagiando la ansiedad. 

Me pidió disculpas muchas veces, le hice entender que no era su culpa padecer un trastorno. Obviamente esa cita fue debut y despedida, no quise volver a verlo porque no iba a poder con tanto. Lamentablemente él no lo tomó bien y terminó bloquéandome y hasta el momento no lo he vuelto a encontrar en otro evento o cobertura. No sé cómo esté, si sigue en el mismo canal. 

Me sentí mal por no ser más empática con él pero no estaba lista para comenzar a salir con alguien que tuviera esos ataques de pánico, sentí mucha responsabilidad y antes de que empezara, fui sincera y no me subí a ese “avión”. Tener un trastorno es pesado tanto para la persona que lo vive como para sus seres queridos y hay que ser un acompañante incondicional y no cualquiera decide serlo. 

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  • Se estima que 264 millones de adultos en todo el mundo padecen ansiedad. (OMS, 2017).
  • De estos adultos: 179 millones eran mujeres (63%) y 105 millones, hombres (37%)

El día más poderoso para NOSOTRAS, mujeres

feminismo

“Esas morras sí me representan”, “La revolución será feminista”, “Somos malas, podemos ser peores”, “Se mata a las mujeres en la cara de la gente” y “Vivas nos queremos” fueron las consignas más gritadas en la marcha del 8M en la CDMX que unió a generaciones para exigir una vida digna y segura para nuestro género. 

Desde aquella mega marcha feminista que fue histórica, que se realizó en marzo del 2019, yo he sido parte del movimiento y este año también estuve allí alzando la voz acompañada de tres amigas, una de ellas marchó por primera vez. Porque todas nos volvemos feministas con nuestra propia historia, AQUÍ te cuento la mía.

Este año no pudimos unirnos al contingente de mujeres periodistas porque yo salí más tarde del trabajo, pero en punto de las 3 de la tarde partimos de la Esquina de la Información (ubicada a unos metros del Monumento a la Revolución) hacia el Zócalo, una de mis amigas venía acompañada de sus hijas y una amiguita de ellas. Así es que nuestro pequeño contingente feminista de 7 mujeres estaba conformado por 3 generaciones: x, millennials y centennials. 

Y no importa sí éramos 7 conocidas, en realidad al unirnos a la marcha fuimos cientas, fuimos todas. Incluso he pensado que si algún día tengo que ir sola a la marcha, en realidad no me sentiría así, ya que al unirte eres parte de esa sororidad. Ojalá que eso durara cada día del año y deberíamos trabajar todas porque así sea. 

Son muchas emociones que se viven en esta marcha feminista, pero sin duda, lo mejor es la energía tan poderosa que creamos todas juntas; aunque también hay rabia y dolor y ese es el momento para expresarlo y hacerle saber al mundo lo que sentimos.

Caminamos a paso lento por la cantidad de mujeres que éramos, íbamos cantando, gritando y aplaudiendo, rodeadas de abuelitas, pero también de niñas y bebés o de perritos que acompañaron a sus humanas. Familias enteras fueron parte de la ola morada.

Los sonidos de la marcha representaron para mí todas esas emociones que se generan en el día más poderoso para NOSOTRAS, hubo música que transmitió alegría, gritos que emanaron esperanza, silencio que nos recordó el dolor y el duelo por las mujeres que nos arrebataron, pero también hubo ruidos estruendosos producidos por los mazos que algunas llevaron y azotaron sobre las mamparas de metal que colocaron para tapar los edificios, que representaron la rabia, la furia y el hartazgo. 

A un lado del antimonumento feminista, que se encuentra frente al Palacio de Bellas Artes, estaba Don José Luis portando la manta con la foto de su hija Esmeralda Castillo Rincón, quien desapareció en mayo de 2009 en Ciudad Juárez, aventando diamantina y gritando que falta su niña. Y, como cada año, verlo allí me partió el corazón e hizo que mis lágrimas se desbordaran.

Al igual que cuando abrimos paso para que siguiera el contingente de las mamás de las mujeres víctimas de feminicidio, en ese momento todas nos callamos por unos segundos para después comenzar a gritarles: “¡no están solas!”; la piel se me puso de gallina y el corazón sintió rabia y tristeza. 

No fui la única que lloró en este momento tan emotivo, fuimos varias incluidas mis amigas. Pero luego los gritos continuaron más fuertes para sacar toda la furia y exigir en cada segundo un cambio real, histórico y necesario para NOSOTRAS las mujeres

Cuando marcho siempre tengo en la mente a mis sobrinas, a mis niñas que quiero que nadie toque, por eso exijo que crezcan seguras, felices y con las mismas condiciones que un hombre y deseo que ellas no tengan que vivir un episodio de violencia de género como nuestras generaciones. 

Fueron años de callar, pero se acabó, ya no nos pararán de ninguna manera, ya no estamos dispuestas a no luchar, a no pelear, a no exigir lo que merecemos porque hoy seguimos viviendo desigualdad de género en todos los rubros, en todos. 

El 8M es el día en que nos arrancamos la mordaza, en el que nos volvemos una misma y en el que nos empoderamos. Gracias mujer por despertar y unirte a esta lucha que no es más que la exigencia de tus derechos. Tu voz es mi voz y la de TODAS las que somos, las que fuimos y las que seremos. 

El movimiento feminista está vivo y cada día hay que recordarlo. 

Mujeres

  • Merecemos ser libres.
  • Merecemos estar seguras.
  • Merecemos ser poderosas.
  • Merecemos ser reconocidas.
  • Merecemos hacer historia. 

Durante la marcha una chica llevaba un cartel que decía: “Nos quitaste historia… aquí te va una NUEVA”; seamos parte de esta nueva historia feminista

Soy la primera mujer de mi familia que se empoderó

mujeres

Naces, creces, buscas marido, te reproduces y mueres, ese era el ciclo biológico patriarcal que establecieron para las mujeres, pero hoy en día somos más las que estamos terminando con la doblegación a la que hemos estado sometidas. 

Orgullosamente soy mujer, soy feminista, estoy trabajando en cambiar y derribar los micromachismos aún presentes en mi cotidianidad, y soy parte de ese grupo que prefirió independizarse y empoderarse antes que depender de un hombre. 

Y también soy la rebelde de mi familia materna, la primera mujer en no salir de casa de sus papás vestida de blanco para formar una familia al lado de un hombre, sino de construir su propio concepto de hogar, pagándose sus cuentas y cumpliendo sus sueños de independencia total. 

Foto: Linh Le para Unsplash

Crecí en una familia funcional, soy producto de un matrimonio feliz y estable pero que se constituyó por dos personas que habían tenido formaciones muy distintas. Mis familias no son originarias de la Ciudad de México, somos provincianos y yo soy parte del sueño chilango.

Por un lado, mi papá tuvo más y mejores oportunidades, en su familia seguía presente el machismo pero las mujeres ya comenzaban a revelarse, a terminar carreras universitarias, a independizarse y a valerse por sí mismas, incluso a vivir con sus parejas en unión libre y no tener miedo del qué dirán. Creo que mis genes de rebeldía vienen de este lado. 

Pero la familia de mi mamá es más tradicional, ellos son de rancho literal, de botas y sombrero, por lo que sus creencias están más arraigadas al patriarcado, así que a las mujeres de este seno desde que nacen se les inculca que deben ser buenas cocineras, buenas mamás, buenas amas de casa y serviciales con sus maridos y con los demás.

Yo agradezco que mis papás me hayan dado tantas oportunidades, que no limitaran ninguno de mis sueños ni mis ideales porque gracias a eso es que soy feliz y una persona congruente.

Foto: Suhyeon Choi para Unsplash

El primer gran sueño de mi vida no era encontrar un buen marido, casarme en una boda de princesa o construir un hogar con hijos y perros incluidos, sino salir de mi nido para construir mi propia casa, mi casa para una. Y como cada meta que me pongo, ¡lo conseguí! Y eso me hace sentir poderosa.

Mi familia jamás me ha juzgado, todo lo contrario, pese a que ellos tienen creencias distintas debido al lugar, contexto y condiciones en las que crecieron, celebran conmigo lo que hoy soy y lo que tengo. Incluso, me llena de orgullo haber sido la primera en romper con el “deber ser” de las mujeres de la familia, pues al ser la nieta mayor, ahora mis primas o sobrinas están también haciendo grandes cambios en su forma de vivir.

Cada vez que alguna de mis primas me escribe para decirme que me admira o que mis sobrinas me dicen que cuando crezcan quieren ser como yo, sé que tengo una responsabilidad grande de ser un buen ejemplo, el ejemplo de que las mujeres también podemos y merecemos. 

Quiero aclarar que no juzgo si alguna mujer sueña con casarse, ser mamá o ser ama de casa, al contrario, si eso la hace sentirse feliz y plena, es lo que debe construir. A lo que me refiero es que no todas las mujeres deseamos solamente eso o que si alguna no lo quiere, no vale menos. Cada mujer debe ser lo que a ella le dé su gana. 

Así como los hombres, desde el inicio de la historia, son todo lo que quieren, NOSOTRAS también debemos. Seguirán juzgándonos, sí, porque el machismo es hierro duro, pero hagamos oídos sordos y concentrémonos en nuestras vidas. Y, como mujeres, seamos empáticas con las demás, no juzguemos a las otras por su forma de ser y de pensar, eso sí, siempre respetando mutuamente, porque tampoco está padre exigir sororidad cuando no se está dando. 

Está próximo a conmemorarse otro Día Internacional de la Mujer, que arranca con un nuevo año de lucha por exigir seguridad para las mujeres, equidad de derechos humanos, laborales, sexuales y económicos y eliminar la discriminación y violencia contra nuestro género. Mujeres, seamos ese cambio por NOSOTRAS, por las generaciones futuras y por las que nos arrebataron. 

El éxito de una mujer debe ser la inspiración de la otra.

Me gustaría leer tu historia de empoderamiento femenino, compártela conmigo y sé inspiración para todas. Les mando corazones morados y nos vemos en la marcha del 8M. 

Sexo con mi ex, ¿buena o mala idea?

sexo

“Ya sabe’ que conmigo tú tiene’ refill” o lo que es lo mismo: ex, conmigo tú tienes la puerta abierta para tener sexo, y aquí no juzgamos a nadie porque respetamos las vidas ajenas y porque cada pareja es única, así que me centraré en hablarte de las experiencias que me han rodeado, ya que yo no le he entrado porque prefiero nuevas experiencias.

El famoso psicólogo clínico Walter Riso asegura que los seres humanos nos enamoramos: corazón a corazón, intelecto a intelecto y órganos sexuales a órganos sexuales, por ello, cuando una relación se termina primero se corta el vínculo de la cabeza, luego el del corazón y al último el del sexo, y éste último es el que más cuesta romper.

Hay parejas con las que tenemos una gran química sexual y por eso cuesta terminar el vínculo y dejarlas de ver. ¡¿A poco no hay llamas que parece imposible apagarlas?!

¿Bueno o malo el sexo con mi ex? Tú sabrás la respuesta que tendrá que ver con tu historia y tus emociones, lo que sí debes tener muy claro es que se tratará solamente de un encuentro físico y que cuando la relación sexual termine, cada quien irá a su casa muy solter@s, así como llegaron. 

Foto: Takmeomeo para Pixabay

Por ello, si uno de los integrantes de la pareja sigue enamorado, sigue teniendo el vínculo del corazón, no la pasará bien al tener sexo con su ex, pues esperará irremediablemente una reconciliación y, la mayoría de las veces, eso no sucederá. ¿Y qué necesidad de lastimarse de esa manera? Lo mejor es aceptar que acabó, que va a doler, pues entre más se ame más dolerá, pero también más felicidad se vivió. ¡El precio suena justo!

Tampoco será sano para las personas que a pesar de saber que con eso no recuperarán la relación, lo aceptan porque al menos es “tener” de alguna forma a su persona amada, pero recibir lo que NO QUIERES NI MERECES, solamente te llenará de frustración e infelicidad. Las migajas no llenan ni a los pajaritos. 

Considero que quienes sí disfrutarían tener sexo con su ex son las personas que ya no están enamoradas ni enganchadas, por lo tanto, no esperan absolutamente nada más que pasar un buen rato de placer, pero esto también podrían lograrlo con una persona distinta, nueva.

Foto: congerdesign para Pixabay

Pasar de pareja exclusiva a sexual de tu ex no durará mucho tiempo, porque esto sucede en parejas que conservan la pasión, pero no se atreven a comenzar el duelo de la separación, pero cuando estén listos, seguirán sus caminos y esta “fiesta” se acabará. 

Lo he visto con amigas que aceptaron tener sexo con sus ex parejas, en momentos en las que ellas seguían enamoradas y esperanzadas que todo podía arreglarse. Sí tuvieron placer y satisfacción momentánea pero luego me tocaba verlas llorar y sufrir porque en realidad no había cambiado nada. 

Creo que si hoy ellas pudieran regresar el tiempo, no harían lo mismo; sin embargo, creo que haberlo hecho las llevó a aceptar que nada iba a cambiar y, de alguna manera, eso les dio el impulso para salir de allí. 

El sexo con los ex también es llamado sexo de ruptura en psicología y la ciencia lo ha llevado a estudio, ya que es algo más común de lo que se piensa. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Wayne y de la Universidad de Toronto, en el que tomaron de muestra a 113 solteros, arrojó que es más benéfico hacerlo de lo que se cree.

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¿Por qué? Porque los implicados llenaron su vacío emocional que dejó la ruptura al mantener relaciones sexuales con sus ex parejas y esto, afirmaron, les ayudó a aceptar mejor la separación. Incluso las personas que se sentían despechadas aseguraron haberse sentido optimistas tras el sexo de ruptura. 

En dicho estudio se concluyó que las personas estudiadas no vivieron una relación tóxica o violenta, por lo que los resultados no pueden generalizarse. 

La información que desencadenó un segundo estudio es que las parejas se confiaban de no usar condón, debido a la confianza que ya habían construido, pero al ya no ser exclusivos, esto sí pone en riesgo contraer una ETS o alguna infección sexual.

No podemos generalizar nada cuando tratamos relaciones de pareja, es tu decisión saber si te avientas o no a tener sexo con tu ex, pero antes piensa bien en la decisión que tomarás: qué es lo mejor que puede pasar, qué es lo peor que puede pasar y si podrás con todo eso. No olvides que tus decisiones te colocan en el camino que tú aceptaste recorrer. 

Foto: Espressolia para Pixabay

Recuerda que la salud sexual no sólo es la ausencia de una enfermedad, también es el bienestar, así que cuida de ti y ponte como prioridad siempre y NUNCA uses el sexo como moneda de cambio para obtener lo que deseas, así no funciona el amor. 

Grábate que cuando terminas una relación de pareja, tendrás que vivir un duelo, sentirlo para superarlo y luego… te espera un mundo lleno de oportunidades, de conocer nuevas personas, de tener nuevos dates, de divertirte y gozar otra vez. Cuando una relación se termina no es el fin, es el inicio de algo nuevo. 

“Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud”, OMS.

Mi cuerpo no es perfecto pero nadie tiene derecho a juzgarlo

gordofobia

Quise dedicar mi columna para hablar sobre el bullying corporal y la gordofobia porque estoy impresionada con dos casos mediáticos que acaban de ocurrir hace unas semanas. La actriz, cantante y comediante Michelle Rodríguez fue criticada severamente tras aparecer en la portada de Marie Claire México por su cuerpo, por ser una mujer plus size. 

Y hace unos días, la cantante Yuridia volvió a levantar la voz para poner un alto al equipo de Ventaneando por haberla criticado y acosado a lo largo de su carrera solamente por no ser talla cero. 

Tanto Michelle como Yuridia han sido juzgadas por sus cuerpos y, por lo tanto, han sido delimitadas a no merecer reconocimiento, respeto, empatía y admiración sólo por no ser flacas. ¿En serio? No puedo creer que en la era de los robots y la inteligencia artificial se siga impulsando un canon de belleza tan dañino. 

A lo largo de la historia se ha demostrado que exigir a las mujeres tener “medidas perfectas” de 90-60-90 solamente conllevó a incrementar los trastornos alimenticios y los problemas mentales y emocionales. Tratar de encajar en un estándar tan alejado de la realidad se paga caro: con la infelicidad, la frustración y a veces hasta con la vida. 

Foto: Jennifer Burk by Unsplash

Además quise tratar este tema porque yo también soy una mujer curvy, con un cuerpo que no es perfecto pero que es hermoso y que siempre ha creído que en esas imperfecciones está mi autenticidad y mi encanto. Pero tal vez esto sea porque yo no nací siendo gorda, no sé cómo es crecer siendo acosada por ello, debe ser terrible. Yo fui una niña flaca, pero soy una adulta gorda.

Obviamente he sido criticada por mi sobrepeso por compañeras de escuela o gente que me he topado en la calle. Sé lo que es ser bulleada, aunque en mi caso comenzó cuando ya tenía más de 20 años, por ello esas “balas” no me han herido pues crecí muy segura de mí y de cómo me veo y eso se lo debo a mi familia, quienes jamás me han invalidado o juzgado por dejar de ser flaca.

He dado justamente en el punto clave, desde nuestro primer lugar seguro que es el hogar, conformado por la familia, es que debemos cambiar el chip y hablar sobre el body positive y la empatía por el cuerpo propio y por los ajenos. No somos máquinas, no estamos hechos en producción en serie, cada persona es única y auténtica. 

Por lo tanto, cada cuerpo tiene sus características y es absurdo querer que todos encajen en las mismas medidas, además de obsesionarse con que no tengan cicatrices, celulitis, venitas o granitos. Nuestro cuerpo es nuestro hogar, por eso hay que aprender a amarlo y a honrarlo. Sin él no podríamos disfrutar los placeres de la vida como comer, dormir, caminar, sentir, apreciar… 

Cambié de peso pero no de valor

Uno de los argumentos más comunes que dan las personas que critican los cuerpos ajenos es que piensan en la salud, en que un cuerpo gordo es sinónimo de cualquier enfermedad y me atrevo a decir que no sólo de cualquier enfermedad, sino de cualquier estigma. A lo largo de mi vida adulta, cuando me convertí en una mujer curvy, el mundo me ha repetido que todo lo malo que me pasa es por ser gorda. 

Y, al contrario, yo lo que he tratado de expresarle al mundo es que mi talla, mi peso, mi celulitis y mis curvas no me dan menos valor como persona. Que así como soy puedo tener todo cuanto deseo, puedo cumplir sueños, puedo conquistar lo que quiera y puedo ponerme lo que se me antoje. Sí, lo que sea: ropa diminuta o ropa apretada y me veo bien porque me siento bien al lucirlo; es mi cuerpo, es mi decisión. 

Foto: Taisiia Shestopal by Unsplash

La salud por supuesto que es importante, de igual manera la física que la emocional, incluso hay que poner más cuidado en la segunda porque los suicidios se han incrementado en las últimas décadas por depresiones causadas por acoso, bullying o abuso.

“El acoso y bullying son de los factores de riesgo más importantes para la conducta suicida y multiplica por 2.55 las probabilidades de suicidio entre los menores de edad”, según Save the Children. No es un juego criticar los cuerpos, tampoco lo es meterle a las personas en la cabeza que deben verse delgadas para estar sanas y ser felices.

Tengo amigas que hoy, a sus más de 30 años siguen con las ganas de lucir un bikini en la playa simplemente porque no se sienten merecedoras de poder hacerlo porque no tienen vientre plano o cintura de menos de 60 centímetros. Pero también tengo otras que viven cuidando cada chícharo que se comen para no engordar bajo el falso argumento que lo hacen porque se aman y se cuidan pero, ¿y qué hay de su salud mental?… de su obsesión por no subir ni un gramo. 

Foto: Kah Lok Leong by Unsplash

Lo que daría porque derribaran todas estas ideas dañinas que el mundo que las rodea les ha metido tan profundo para evitar amarse tal cual son, para no exigirse ser de cierta talla o cierto peso. Que dejaran de sentirse atrapadas dentro de sus cuerpos y se liberaran.

Como sociedad debemos de trabajar en educar a niños seguros, que se amen y se acepten, que no pretendan perseguir estándares en nada, que sean libres de mente. Y como adultos debemos fomentar la empatía, el respeto y la aceptación. Amemos nuestros cuerpos, cuidemos nuestros cuerpos y respetemos los cuerpos de los demás. 

Yo me considero una rebelde corporal y tengo bien puestos mis 100-85-95 de puro amor propio y de salud física y mental. Pero sé que no es fácil lidiar con ese bullying, así que si vives algo así, escríbeme, no estás sola. 

Foto: Miguel Bruna by Unsplash

Aplaudo mucho a mujeres como Michelle Rodríguez y Yuridia que se cansaron de aguantar el acoso y las burlas de los demás y que están uniéndose al cambio que han comenzado mujeres activistas desde hace algunos años con movimientos como el body positive.

No creas que por ser mujer debes verte como una Barbie, quedarte callada, sentarte con las piernas cerradas o moldearte a ser la mejor ama de casa y mamá. Tú eres mujer y lo único que debes hacer en esta vida es ser feliz y respetada. 

Foto: artbykleiton by Pixabay

  • La gordofobia es la discriminación que viven las personas gordas por el hecho de serlo.
  • En la CDMX, el 27.6% de los ciudadanos reconocieron haber sufrido discriminación por su peso, según la encuesta sobre discriminación en la Ciudad de México (EDIS, 2017)
  • La gordofobia atenta contra la salud mental, genera repulsión y rechazo social, pero también hace que las personas discriminadas odien su cuerpo.
  • Los desórdenes alimenticios como la anorexia y la bulimia son consecuencias alarmantes de la gordofobia.
  • De cada 10 casos de personas con anorexia y bulimia en 2018, 9 fueron mujeres. La gordofobia en México es un problema que ataca mayormente a las mujeres, según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).

Me volví a enamorar luego de 7 años de soltería 

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Yo sí creo que decidimos de quién nos enamoramos y es por eso que luego de mi gran decepción y ruptura del que pensaba era mi gran amor, decidí no volverme a enamorar, pero la vida me hizo tragarme todas mis palabras. Hoy quiero contarte cómo es el amor después del desamor

Luego de terminar con el corazón, las ilusiones y los sueños bien rotos, me di un break sola, por primera vez no salí con nadie, no ligue, no salía ni con mis amigos, hasta de ellos me alejé. Me superó mi depresión. 

Luego de un par de años así, decidí comenzar a salir pero tenía muy claro que no quería volverme a enamorar, así que a cada date le dejaba claro que no quería ni una relación seria o casual.

Por lo que, generalmente no salía más de 3 veces con la misma persona, ya saben, para no construir recuerdos, confianza y cariño, que surgen naturalmente con la convivencia. 

Y así se me fueron los años, la pasé muy bien, no me puedo quejar, conocí a muchas personas muy interesantes y ahora tengo múltiples historias para contarles en este espacio, como dice mi amiga Pau: lo hacía por la anécdota. 

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Pero mis convicciones comenzaron a cambiar cuando un día conocí en el super a un hombre idéntico a mi ex, cuando me habló en la fila para preguntarme por mi margarina, se me heló la sangre al ver que era el clon del hombre que me había destrozado el corazón pero 15 centímetros más alto. 

Obvio a él le valía la margarina, lo que quería era mi número para luego invitarme a salir, además éramos vecinos, vivíamos a cuadras de distancia. Comenzamos a salir y con él rompí la regla de las 3 citas. 

Al principio, les confieso, sentía que la vida me estaba dando otra oportunidad con un hombre renovado, casi idéntico físicamente al que yo había amado tanto, pero este sí era fiel. Por supuesto que me sentía la más campeona. 

Pero las cosas se complicaron cuando él quiso formalizar la relación pero en serio, me propuso vivir juntos, luego habló de compartir una hipoteca y de tener bebés más adelante. Todo me cayó de golpe y supe que era el momento de terminar eso porque definitivamente no era él con quien me veía construyendo todos esos planes.

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Creo que aún me odia, aunque me da gusto saber que hoy está viviendo todos esos sueños con una mujer que sí quiso amarlo. Se lo merece, es un gran hombre y seguro un gran esposo y papá. 

Les conté todo esto porque él me hizo darme cuenta que en realidad yo ya quería tener una relación otra vez, que la idea de estar soltera y pasar de cita en cita se me había desgastado. Fue entonces que comencé a salir pero esta vez convencida que estaba lista para volverme a enamorar

¿Y adivinen qué pasó? Todo fue un desastre, porque seguí arrastrando los miedos de mi relación fracasada y entonces terminaba reventando a los hombres con los que intentaba tener algo. 

Retomé mi terapia y me enfoqué en canalizar mis malas conductas para luego salir al mundo a decir: estoy lista hombre soltero que también se quiere enamorar

Después de eso, tuve dos noviazgos muy breves y conocí a varios hombres con los que salí pero al final nada se concretó. Hasta que un día conocí a un ingeniero TI, que cero era mi tipo, ni mi estilo, pero que me atrapó con sus buenas pláticas en las que él me enseña y yo aprendo. 

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Para ponerle más dramatismo a esta historia, todo pasó en plena pandemia, cuando no podíamos vernos, ni salir y mucho menos besarnos, así que platicábamos por mensajes y nuestros primeros dates fueron en mi casa, no había de otra. Siempre le he dicho que lo que me conquistó fue que en nuestra primera cita me habló sobre el SAT, los impuestos y las estrategias de los bancos para siempre ganar dinero.

Es un hombre tan informado, interesante e inteligente, que ya con eso me “tenía en la bolsa”. Pero luego yo viví la muerte de mi papá y mi mundo se vino abajo por completo. Por supuesto que no tenía cabeza para nada, menos para ligar o comenzar ningún tipo de contacto. Desde entonces mi único objetivo ha sido sobrevivir. 

El tiempo pasó, él estaba allí, del otro lado del chat, paciente, atento, dándome el apoyo que consideraba pertinente. Gracias a que no se rindió, es que un año después retomamos volver a vernos y salir. 

No les voy a mentir, hemos peleado más de lo que hubiera querido porque a veces me gana mi frustración o mis miedos y luego él tampoco coopera con la comunicación, pues cuando se enoja conmigo prefiere apartarse y guardar silencio. 

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El tiempo ha pasado y con ello ha llegado la tranquilidad y la perspectiva, pero también las certezas y la más importante es: volverme a enamorar sin frenos, con miedos pero también con valentía, sin prisas y con responsabilidad afectiva, y todo esto lo inspiró él. 

Le digo que sus ojos son mi mar, me dan paz, pero también hay veces que se ponen bravos, aún así, es un placer poder contemplarlos siempre. 

Físicamente me gusta, intelectualmente me atrapa, pero emocionalmente me embelesa. Así que no había ni para dónde hacerme, llegué al borde del precipicio y decidí saltar, sin nada seguro pero disfrutando el viento en la cara. Así fue que decidí enamorarme otra vez. 

No sé si voy a estrellarme en el piso o volaré junto a él, pero hoy le doy gracias a la vida por haberlo puesto en mi camino en el momento preciso, aunque era cuando menos lo esperaba, y por permitirme elegirlo con esta certeza que brota del corazón y que pensé que no iba a volver a experimentar. Como sea, yo ya gané. 

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Solamente me tomó 7 años y un montón de ligues buenos y fallidos. Quién iba a decir que un ingeniero que me habla de softwares y carreras de la Fórmula 1, temas de los que no sé nada ni entiendo, vino a revolucionar mi corazón tan herido. 

Dave, tú no me hiciste el amor, tú me hiciste la vida. Gracias por seguir diciéndome que estás aquí para mí, por ayudarme a no rendirme, por ser tú y por hacerme soñar contigo despierta. 

Feliz cumpleaños, no encontré mejor regalo que escribirte todo lo que me inspiras. Perdón por compartirlo con mis lectoras, pero espero que con esta historia sepan que no importa qué tan roto te hayan dejado el corazón, sí llega alguien para volver a hacerlo vibrar, aunque esté lleno de cicatrices. 

La peor cita de mi vida con un tacaño extremo

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En este mundo las personas se clasifican en tres tipos basándonos en su relación con el dinero: los despilfarradores (yo soy de ese team), los prudentes y los tacaños. Sin saberlo, tuve una cita romántica con un tacaño extremo y ha sido la peor de mi vida. Prepárate para reír conmigo.

Son varios los sinónimos para definir a las personas a las que les duele gastar el dinero: avaras, codas, duras, mezquinas, agarradas o cuentachiles. Pero más allá de una aprehensión por el dinero, la psicología explica todo un perfil para este tipo de conductas. 

Un tacaño extremo es una persona retraída, que suele guardarse todo para sí mismo, no sólo lo económico, sino las emociones también. Y no necesariamente sufren de una mala situación económica. 

Su avaricia se vuelve obsesión y, por lo tanto, una patología. Convivir con ellos no es nada sencillo y mucho menos establecer una relación o vínculo. Otro gran problema es que estas personas no se consideran tacañas, sino ahorradoras o buenas administradoras del dinero y de los bienes. Y lo que pueden llegar a hacer por ahorrar es de no creerse. 

Una vez salí con un tacaño extremo, pero más que una historia de terror, es una de comedia porque toda la cita fue increíble, así es, de no creerse nada. ¿Por qué salí con él?, ¿cómo lo conocí? Sé que te estarás preguntando esto…

Él es arquitecto y en ese tiempo trabajaba en un reconocido despacho que tiene oficinas en Monterrey y en la CDMX y era el jefe de proyecto de una de mis amigas. Yo estaba soltera y tenía un buen rato así porque estaba reparando mi corazón roto, si quieres esta historia, entra AQUÍ para leerla. 

Entonces mi amiga hacía todo para que saliera y conociera a nuevas personas y volviera a creer en el amor. Yo sabía que no quería comenzar una relación amorosa de ningún tipo, ni formal ni ocasional, pero lo que sí me gustaba era salir y conocer personas. 

Yo soy muy parlanchina y por donde quiera hago amigos, eso es un don de familia, nos hacemos amigos hasta de las piedras, nos dicen. Además una de las cosas que más disfruto es detear o salir a citas románticas. Por ello acepté que mi amiga me presentara a su jefe. 

Obviamente lo primero que hice fue stalkearlo en Facebook. Era un tipo muy delgado, alto y con una barba muy bien delineada (con eso me convenció). Sus redes eran muy diplomáticas, solamente compartía sus exitosos proyectos de trabajo. Pero mi amiga me contó que tenía un rato soltero, que vivía con su mamá y una hermana menor. 

Comenzamos a mensajearnos para irnos conociendo y luego de un par de semanas, él me invitó a cenar. Yo le propuse que fuéramos a ver un partido de futbol a un bar, algo más relajado, aceptó el plan aunque me dijo que no le gustaban los deportes. 

Foto: Pixabay

Yo fijé el lugar, un bar de hamburguesas, alitas, papas y cerveza, que está cerca del Ángel de la Independencia. El precio promedio para comer allí es de 150 pesos por persona y sales bien comido y con un par de cervezas en la panza. 

Soy una mujer muy independiente, así que para mí no es importante que pasen a recogerme a casa, no necesito chófer. Por lo que le dije que nos veíamos en el bar a las 7 y él estuvo de acuerdo.

Llegué antes, él venía del sur de la ciudad y tenía que tomar varios metros, pero no entendía por qué no iba en su auto. Yo me moría de hambre porque no había podido salir a comer, así que le dije que iba a ir ordenando y le pregunté qué le pedía, me respondió que nada, que veía el menú en cuanto llegara.

Llegó y todavía estaban preparando mi hamburguesa, así que en la mesa solamente había una cerveza de bote. Me dijo que se moría de sed y le pidió a la mesera un vaso de agua, ella le dijo que tenía botellas de medio litro, pero él le indicó que agua de la llave. 

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Le pregunté por su auto y me contó que lo había dejado afuera de un metro para no gastar tanta gasolina ni estacionamiento. Además, me dijo que evitaba la zona porque tenía que mover su auto a cada rato para evitar pagar el parquímetro. En ese tiempo se hubiera gastado máximo 10 pesos por una hora, como 2 pesos por 15 minutos.  

Vio la carta y mencionó que por el momento no tenía hambre, que había comido muy bien. Eso sí me pareció una descortesía porque me había invitado a cenar y él iba sin hambre. La mesera le recomendó un montón de cervezas comerciales y artesanales y se hizo del paladar delicado y ninguna lo convenció… según. 

Yo no podía creer que no quería nada, pero pensaba que era “especial” y no le había gustado mi concepto de bar “deportivo”. Pero le di la opción de movernos en cuanto yo comiera, él me dijo que no, que se sentía bien allí, que lo importante era platicar. 

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La conversación se tornó a una entrevista en la que él me preguntaba y yo respondía. De pronto llegó mi hamburguesa con papas y por cortesía le dije que si gustaba, me dijo que sí y tomó una papa, pero después otra y así continuó hasta que se las acabó, literal yo solamente me comí una de la orden, que dan muy bien servida. 

En ese momento me di cuenta que el tipo era un tacaño, porque sabía que a mi amiga le pagaban bien y él era su jefe, así que no era cuestión de que no tuviera dinero. 

En ese lugar las hamburguesas las parten a la mitad porque son gorditas, y mientras él se acababa mis papas, yo le daba a una parte de mi hamburguesa, pero como muy lento y además yo era la que estaba hablando más, así que le di ventaja.

Me preguntó si me iba a acabar mi hamburguesa, yo no daba crédito de lo que estaba pasando, pero quise pensar que tal vez quería compartir porque no tenía tanta hambre y era obvio que yo no me iba a acabar todo. 

Le invité la otra mitad porque no tenía de otra, la cual se devoró rápido. Yo pedí un refresco y él volvió a pedir otro vaso de agua de la llave. Mientras esto pasaba, no dejaba de contarle por chat a otra amiga lo que pasaba. 

Ella me aconsejaba que me fuera, que huyera de allí, yo no sabía cómo salir de eso. No podía creer que me había invitado a cenar un hombre que se estaba robando mi comida y solamente pedía vasos de agua de la llave. 

Yo siempre pido postre, pero decidí no hacerlo porque sabía que también me lo iba a robar. Así que mejor le dije a la mesera que nos mandara la cuenta y a él le pareció una gran idea para salir a caminar un poco.

La cuenta llegó y por supuesto que ni por error tomó la comanda, claro, en su cabeza él no había pedido nada, todo me lo pepenó a mí. Pagué mi cuenta, fui a lavarme las manos y salimos del bar sin terminar de ver el partido que estaba en el segundo tiempo. 

A mí me gusta la equidad, así que no esperaba que él pagara la cuenta, pero tampoco me parecía justo que si los dos comimos el plato, no dijera nada. Y cerveza no le ofrecí porque sabía que se la iba a terminar tomando él. 

Si hubieran podido ver mi cara de sorprendida de lo que estaba viviendo, se hubieran muerto de la risa, como lo hicieron mis amigas al día siguiente cuando les conté indignada que me había robado la cena un arquitecto que ganaba mucho más que yo y que se veía muy decente.

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Él pretendía que fuéramos a caminar sobre Reforma un rato, para no gastar dinero, por supuesto, y que luego me acompañaba a mi casa, pero yo me despedí poniendo de pretexto que estaba cansada y quería llegar a darme un baño y dormir. 

Me insistió mucho en llevarme a mi casa y platicar un rato más, pero yo no quería que fuera a beberse las cervezas de mi refri, porque obvio que sí tenía hambre y sed, solamente que no quería gastar nada porque tacaño extremo.

Nos despedimos esa noche que fue la única que salí con él, obviamente. Pero para él fue una gran cita y pensó que íbamos a repetir, siguió insistiendo para vernos otra vez, pero yo no quería volver a salir con alguien que iba a robarme la comida para ahorrarse dinero. 

Yo sí puedo comprarme mis papas y no tengo tema en compartir, pero jamás con un tacaño extremo

La pastilla del día siguiente y sus consecuencias 

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La sexualidad debe ejercerse con responsabilidad porque es nuestra salud la que está en juego y los métodos anticonceptivos de emergencia no se deben tomar a la ligera, como lo es la pastilla del día siguiente o la píldora del día después.

Se llama así porque la mujer debe tomarla máximo 72 horas después de haber tenido relaciones sexuales sin condón u otro tipo de anticonceptivo, pero tampoco es recomendable abusar de ella, no son dulces. 

Primero lo primero, que quede claro que la pastilla del día siguiente NO es un reemplazo de un método anticonceptivo. Fue creada para evitar un embarazo no deseado en los siguientes casos:

  • Si por más de 3 días olvidaste tomar las pastillas anticonceptivas.
  • Si se rompió el condón.
  • Haber sido víctima de una violación.
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¿Cuántas veces se puede tomar la pastilla del día siguiente?

Es una toma única de emergencia, por lo cual tiene una alta carga hormonal, que si bien no es causante de enfermedades como el cáncer, sí altera el ciclo menstrual. 

No hay una cantidad fija para tomarla, pero la Organización Panamericana de la Salud recomienda no hacerlo más de 2 veces al año, además de tener cuidado con las contraindicaciones, ya que no todas las mujeres pueden recurrir a esta píldora.

Por ello es importante consultar a tu ginecólogo siempre, ya que no se recomienda en mujeres embarazadas (no causa un aborto, pero sigue inyectando una carga hormonal alta) o con enfermedades hepáticas, hematológicas o coronarias. 

He tomado la pastilla del día siguiente tres veces, precisamente cuando he tenido accidentes con los métodos anticonceptivos usados. En mi experiencia puedo decir que es una bomba de hormonas que aunque me “sacó del apuro”, me desajustó mi periodo terriblemente.

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Las tres veces me sentí fatal, con ganas de vomitar, un reto no hacerlo para no echar la píldora y tener que volver a tomarla. Probé con dos marcas distintas.

Con ambas fueron los mismos síntomas que me duraron un par de días. Y cuando tenía que llegar mi próximo periodo, se retrasaba más de la cuenta y además me daban unos cólicos tremendos y mi ciclo duraba más de una semana. 

Yo nunca sufrí de acné, pero con las pastillas del día siguiente, la cara se me llenaba de granitos, además que retenía líquidos y me sentía muy inflamada. Ni hablar de las emociones, estaban en un sube y baja. ¡Terrible!

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Aprendí a la mala, como no debería ser, y cada vez que me tomaba las pastillas corría con mi ginecóloga para que me recetara un tratamiento hormonal para volverme a regular el ciclo menstrual y no sufrir tanto. 

Afortunadamente después de un tiempo de tomar hormonas, mi periodo comenzaba a regularse y dejé de tener esos cólicos que me tiraban en la cama; pero todas las mujeres somos distintas, por lo que puede que a unas les “peguen” más los síntomas o quienes de plano ni sienten nada.

¿Cuáles son los riesgos menores y los mayores de la pastilla del día siguiente?

Los efectos secundarios al tomar las pastillas del día siguiente son: vómito, náuseas, calambres, cólicos, fatiga, migraña, hinchazón de senos y sangrado abundante durante el ciclo menstrual o sangrado entre los periodos. 

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El mayor riesgo que puede presentarse es ser alérgica a alguno de sus componentes y eso sí puede poner en riesgo la salud. Pero además, esta píldora solamente previene un embarazo no deseado y no las ETS. 

Las píldoras anticonceptivas sí aumentan el riesgo de sufrir enfermedad coronaria en mujeres que fuman y tienen más de 35 años. Además aumentan el riesgo de padecer hipertensión y de que se produzca trombosis venosa y embolias pulmonares, principalmente cuando existen otras alteraciones de la sangre. 

Por ello, en mujeres con antecedentes de embolias o infartos cerebrales, las pastillas anticonceptivas y de emergencia están contraindicadas de forma absoluta, según datos de la Fundación Española del Corazón.

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Planifica tus métodos anticonceptivos y antes de decidir ve con tu especialista, quien tiene tu historia clínica y sabe qué es mejor para ti. Infórmate bien y no te agarres de fiesta estar tomando las pastillas del día siguiente sólo porque tu pareja no quiso ponerse condón. 

El sexo se disfruta más cuando sabes que estás bien protegida. Cuidarte también es amarte. 

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