La primera mujer mexicana en viajar al espacio. Katya Echazarreta sabe perfectamente lo que significan esas palabras y la curiosidad que generan. Sabe que es muy fácil imaginar que, al ir más allá de los confines de nuestro planeta, te vuelves una especie de figura mística o una heroína sin fallas. Pero ella no busca ser nada de eso.
Katya no tiene miedo de hablar sobre sus temores e inseguridades, de ir en contra de las expectativas ni de admitir que ella, como todas nosotras, todavía tiene que descubrir día a día cuál es el camino a seguir (y sabe que ese camino se mantiene en constante cambio). Habla con sinceridad, se ríe de manera contagiosa y no titubea para decir lo que piensa.
Nacida en Guadalajara y perteneciente a una familia que migró hacia Estados Unidos, Katya ha vivido entre dos culturas y transita entre ellas con naturalidad. Ella estudió Ingeniería Electrónica y, en sus años trabajando en la NASA, ha colaborado con proyectos como el robot Perseverance.
Entrevista con Katya Echazarreta
Menos de 100 mujeres han viajado al espacio y Katya pertenece a ese grupo, pero quiere ayudar a que la cifra cambie definitivamente. Ella desea inspirar a las niñas para desarrollarse en la ciencia e ingeniería, y que no permitan que nadie les diga que no pueden hacerlo.
Ese nuevo sueño la ha llevado a colaborar con diversas organizaciones y empresas; entre ellas se encuentra Mattel, marca que recientemente mostró al mundo una muñeca Barbie inspirada en Katya Echazarreta, como parte del programa Barbie Role Model.
Tuvimos oportunidad de platicar con Katya en la Ciudad de México y esto fue lo que nos contó.
En la mañana justo antes de viajar al espacio, ¿cómo te sentías?
“Tenía muchos nervios, no necesariamente por el viaje sino porque había una tormentota y la noche anterior nos habían dicho que se estaba vigilando la tormenta, pero que si no mejoraba la situación iban a tener que posponer el vuelo una vez más.
“La primera vez se tuvo que posponer por semana y media o algo así. Entonces eso nos dicen: ‘bueno, pues ya váyanse a dormir’. Me acuerdo que eran como las 2 o 3 de la mañana cuando empiezo a escuchar la lluvia y dije ‘no puede ser’”.
Lo relatas así como un asunto laboral, como de ‘tengo que ir a llegar al evento, tengo que llegar a la entrevista’. ¿Lo veías así?
“Bueno, yo siento que para mí en ese momento no me dio miedo lo que iba a hacer, no me dio miedo el viaje. Más bien fue como cuando vas a tomar un examen que sientes esa ansiedad, que dices ‘ya, ya, ya, ya quiero que pase’. Y cuando ya finalmente lo estás haciendo se te quita, estás en modo de ‘pues estoy haciendo esto, tengo que enfocarme’.
“Siempre los momentos más estresantes son esas horas o esos minutos antes, pero yo tuve mucho entrenamiento mental y entrenamiento emocional”.
¿Ese entrenamiento fue por parte tuya o es un requisito? ¿En qué consistió?
“Fue por parte de mi misión. Lo más importante que tuvimos que hacer era como unos ejercicios psicológicos, y esto puede funcionar para lo que sea, no tienes que viajar al espacio. Pero me dijeron ‘busca una imagen de la cápsula, del cohete, y empieza a imaginarte en esas situaciones’. Me decían ‘imagínate que ya estás sentada en tu asiento, que ya estás viendo por la ventana, ¿qué quieres sentir?’.
“Entonces yo decidí que quería sentir emoción, pero no como cuando tienes el corazón todo acelerado, yo quería sentir una emoción relajada. Entonces me dijeron ‘lo que vas a hacer desde ahora hasta ese día cuando te sientas así, cuando te sientas relajada por lo que sea, vas a cerrar los ojos y vas a imaginar ese momento porque la emoción ya la tienes, esa emoción que estás buscando, y le estás agregando estas imágenes de estas memorias que vas a tener en un futuro’.
“Eso es lo que hice, practicaba y practicaba. Realmente funcionó, como que le enseña a tu mente ‘ah, esto ya lo practiqué, cuando yo esté aquí, así me voy a sentir’”.
Además de las emociones que previamente ya habías trabajado, ¿cuando estabas ahí qué pensamientos llegaron a tu mente?
“Es una situación muy difícil porque creo que muchas personas quieren escuchar todas estas sabidurías, eso es lo que esperan escuchar, pero realmente en este momento eso no es lo que sucede, porque en ese momento estás viviendo algo tan diferente, tan especial.
“Y no estoy diciendo que no piensas en esas cosas. Habitualmente todo eso pasa después, cuando regresas y puedes pensarlo ya en tu casa; cuando ya no estás en la locura de todos los medios, la prensa, la gente y las preguntas.
“Lo comparo como cuando un bebé nace, que todo lo que conocía ya no existe, todo lo que escuchaba, todo lo que sentía. Así que es como cuando naces y estás teniendo todas estas experiencias que nunca en tu vida has tenido, y empiezas a llorar. Es igual.
“Dices ‘¿y ese color qué es? Ese color negro del espacio, nunca había visto algo así de negro, y el planeta está aquí y está brillando, y es un azul hermoso, increíble. Y la luz del planeta me está llegando a la cara pero al mismo tiempo, estoy flotando…’”.
¿En algún momento tuviste miedo, ya estando ahí?
“Estando ahí no, porque estás tan ocupada mentalmente tratando de entender lo que está sucediendo y lo que estás viendo que no tienes ni tiempo de sentir miedo. Yo realmente siento que pues obviamente si se prende alguna luz de alarma de emergencia o pues empiezas a escuchar así los sonidos de emergencia, obviamente en ese momento probablemente ni pasa un segundo, bueno, empiezas a sentir la adrenalina y el miedo. Pero como estás pasando tantas cosas, no”.
¿Quién fue tu ‘role model’, cuando eras niña o cuando eras adolescente?
“Yo tenía como ‘role model’ a la astronauta Elena Ochoa, que fue la primera mujer hispana en viajar al espacio. Ella nació de abuelos mexicanos, sus papás ya nacieron en Estados Unidos y ella también, así que aunque nuestras historias no son muy similares porque yo nací en Guadalajara, soy mexicana, era lo más cercano que yo tenía de una figura hispana.
“Para mí su historia fue muy importante, porque aparte de ser la primera también se convirtió en directora de un centro de la NASA. Y estudió Ingeniería Electrónica, igual que yo”.
¿Cómo viviste tú estar entre estas dos culturas?
“Sí le doy mucho las gracias a mi mamá, porque cuando nos vamos a Estados Unidos obviamente mi educación en México ya no continuó, sino en Estados Unidos. Pero para mi mamá siempre fue muy importante que nosotros estudiáramos español, que estudiáramos la historia de México.
“Mi abuelito por parte de mi mamá era maestro, así que llegábamos y nos platicaba de Zapata y Juárez, y todas estas figuras que fueron muy importantes para México; de esas figuras nos enseñaban en la casa, porque en la escuela pues ya nos estaban enseñando historia de Estados Unidos”.
¿En qué momento de tu vida te acercaste a la ciencia e ingeniería?
“Siempre. Desde que yo era muy niña sentía ya ese amor, ese interés. No lo entendía completamente, porque si tienes cinco años no vas a estar diciendo ‘yo voy a ser ingeniera, voy a diseñar circuitos’.
“Pero como niña sí entiendes que te gusta desarmar las cosas, te gusta ver ‘qué es esto que tiene aquí, cómo funciona’. Con esas preguntas que yo hacía me di cuenta al crecer que yo tenía ese interés por la tecnología y por el espacio”.
¿Crees que en la industria espacial hay todavía una brecha de género?
“Sí, totalmente. Cuando yo me gradué de la universidad, para empezar me gradué con 13% de mujeres, yo era una de dos mexicanas y lo veían como un éxito.
“Y luego vámonos más atrás. Cuántas logran entrar, cuántas se salen por todos los problemas, por el abuso, por el sexismo, por el racismo (que en mi caso yo tenía las dos cosas). Cuántas se salen y no logran graduarse para llegar a ese 13%. Ahora, de ese 13% cuantas logran entrar a organizaciones como la NASA. Y, de esas que sí logran entrar, cuántas duran más de cinco años por las mismas razones.
“Así te vas dando cuenta cómo esto empieza desde niñas, hasta que quedan dos o tres.
“El problema no es que no les guste. Ay, cómo me cae gordo leer y escuchar, especialmente de los hombres, que las mujeres son libres de estudiar lo que quieran pero deciden no hacerlo, no les gusta. ¿Y cómo me vas a decir eso a mí si yo, desde niña, estoy viendo que me están dando un carrito que para jugar que voy de compras para cocinar, y que los juguetitos son una cocinita para hacer cupcakes o pastelitos, y que a mi hermano le dan kits de ciencia y de ingeniería, que a mi hermano le dan legos para que construya y desarrolle el pensamiento de ingeniería?”
¿Qué le dirías a alguien que quiere aventarse a seguir un camino como el tuyo? Alguien que probablemente se va a enfrentar al sexismo, racismo, todo ese tipo de cosas.
“Yo realmente creo que lo más importante siempre es esa seguridad propia, ese amor propio, porque claro que vas a tener que pasar por todas esas cosas.
“Yo no le voy a mentir a nadie, nunca le voy a mentir a las mujeres ni a las niñas, porque tienen que saber la realidad que existe para que estén preparadas. Porque cuando una como mujer ya entiende lo que va a tener que vivir, es más fácil ya crear todas esas herramientas para que tú sepas cómo reaccionar ante esas situaciones y que te puedas proteger a ti misma. Claro que va a doler y va a ser muy difícil. Para mí lo más importante siempre ha sido esa seguridad aunque no siempre lo sienta claro”.
¿Cuál es tu siguiente sueño?
“Bueno, yo estaba lista para continuar con mi carrera en la NASA y continuar con mi trabajo como ingeniera, diseñar más circuitos. Soy diseñadora de circuitos electrónicos.
“Yo ya estaba lista para regresar a la ingeniería y seguirme preparando para alguna misión en el futuro por parte de alguna de estas empresas privadas que ya están creciendo en Estados Unidos para trabajos y misiones espaciales. Esa era la meta.
“Pero lo que sucedió fue algo diferente, algo que una no puede controlar, cómo te va a cambiar el corazón y la psicología después de una experiencia así. Eso yo no lo esperaba y definitivamente después de esta experiencia lo que yo sentí es que ya no podía seguir trabajando para mí, tenía que trabajar para nosotros.
“Porque en este momento yo tengo una gran responsabilidad y yo tengo una gran voz, los medios me ponen atención; si yo digo algo que algo no está bien o que quiero hacer algo, que quiero cambiar algo, lo van a publicar y ese es un poder increíble. Si yo quiero una junta con algún gobernador, diputado o senador la puedo conseguir y eso es un poder también increíble, y tengo que usarlo para el bien del país.
“Si yo dejo todo esto pasar, que pasen los años y si yo no hice nada, no hablé con nadie, no usé mi voz, nada cambió y sigo con mi carrera ya. Yo realmente no creo que en 30 o 40 años yo pudiera regresar la mirada hacia atrás y sentirme bien”.
Simple y sencillamente digna de admiración por lo que hiciste !!!! Bravo.