Hoy conocemos a la chef Betty Vázquez como un ícono de la cocina mexicana y su irremplazable papel como jueza en la edición nacional del programa MasterChef. Es fácil imaginar que ella siempre, desde niña, tuvo un solo camino en mente y trabajó por él hasta alcanzarlo. Pero la realidad es muy distinta, pues su trayectoria en la gastronomía nació a partir de una frustración y desde una profesión que parece radicalmente distinta.
Se formó como piloto y alguna vez trabajó con base en el Aeropuerto de Guadalajara, pero había un problema: siempre que había ascensos, la oportunidad se iba con sus compañeros hombres. “Yo levantaba la mano y no se daba, entonces dije ‘bueno, si aquí no voy a tener crecimiento profesional como para qué me quedo’”. Con esa historia comenzó nuestra entrevista con la chef Betty.
Entró a trabajar en la hotelería, sin saber que se quedaría “atorada” ahí por 42 años. Actualmente no solo se dedica a su rol de jueza, sino está a la cabeza del restaurante El Delfín, del Hotel Garza Canela en San Blas, Nayarit; dicho establecimiento ha formado parte varias veces de la Guía México Gastronómico Culinaria Mexicana S. Pellegrino/Nespresso, publicado por Larousse.
Después de haber concluido la carrera de Turismo, hoy en día también estudia una maestría en Gastronomía Sustentable.
NOSOTRAS tuvo la oportunidad de realizar una entrevista con la chef Betty y, con el tono increíblemente ameno que la caracteriza, nos contó sobre los inicios de su carrera y algunos consejos para ser tan exitosas como ella.
Así comenzó
Después del radical cambio de giro, la chef tuvo que entender el frenético ritmo de la hotelería. “No duerme y es un mundo cosmopolita porque recibimos gente de todos los países, es un mundo muy social porque estás siempre tratando con seres humanos y es una industria del servicio que cada día me enseñaba algo nuevo”.
En esa industria 24×24, Betty se encariñó sobre todo con la cocina, pero había otro problema. “No había escuelas de cocina, no había formas de aprender rápidamente y yo iba a depender siempre, como en el otro trabajo, de que hubiera un puesto vacante y que probablemente se lo iban a dar a un hombre, eso me daba un poco de enojo personal”.
Después de una investigación, búsqueda de tiempos y costos, decidió marcharse a Europa para estudiar allá. Tuvo que trabajar dobles turnos para poder costear sus estudios.
“Eso me abre un panorama maravilloso a una nueva carrera profesional que me ha dado muchísimas satisfacciones, en donde me siento completamente plena. Creo que es lo mejor que me ha pasado en la vida, una frustración me trajo a la cocina. Me puse el ‘flotis’ de la hotelería como para ver dónde me encontraba y me encontré en la cocina”.
Cuando le preguntamos qué le diría a su “yo” de 20 años, ella le aconsejaría “perder menos el tiempo”. “Yo fui bien fiestera, me desvelé mucho, convivo mucho con mis amigos y en su momento hacía mucho deporte con ellos, me iba a surfear. Pero no me arrepiento porque también haber gozado de mis libertades de los 20 a los 30 me dio la serenidad para dedicarme y avocarme a lo que hoy me ha hecho lo que soy”.
Sobre MasterChef
En el programa de televisión le conocemos un rol casi didáctico, y no es casualidad pues viene de una familia de maestros. En la entrevista con la chef Betty conocimos que de su familia ha sacado varias enseñanzas, como el asegurarte de que un aprendiz te entienda mediante la terminología más sencilla posible.
Hay que ser “muy fraterno a la hora de enseñar y de corregir, yo creo que un maestro debe ponerse en los zapatos de su alumno y mucha de la responsabilidad de que él aprenda es tuya”.
También existe otra cosa que se debe dejar súper clara: “somos jueces no de la persona, sino de un plato”. La chef también aclara que ella no cree en un maestro que grita o humilla. “A mí nunca me enseñaron así y en el momento en que alguien intentó enseñarme así yo le puse un alto”.
Consejos de la chef Betty
En nuestra entrevista con la chef Betty, obtuvimos estos consejos.
1. Sé curiosa
“Yo crecí entre libros, crecí leyendo y siempre en pláticas súper interesantes en la mesa. Lo que no sabía me ‘aventaban’ un libro, me decían ‘búscale’”.
Además de su lengua materna, Betty habla inglés casi como segunda lengua materna, “muy buen francés, muy buen italiano y entiendo bastante portugués”. Ahora intenta decidirse entre el chino o el alemán.
2. “Echa a perder en dinero ajeno”
Este consejo va para las jóvenes que desean estudiar gastronomía, aunque perfectamente puede aplicarse a cualquier profesión. “Echa a perder en dinero ajeno, vete a trabajar con alguien antes de empezar un negocio propio para que los errores le cuesten a alguien más”.
Si quieres estudiar Medicina, vete de voluntaria antes de la universidad; si quieres ser ingeniera, vuélvete aprendiz en una constructora.
“No importa la carrera que tengas, siempre va a haber en donde vivir la carrera desde la realidad antes de comprometerte con una escuela”.
Si ya estás estudiando, sé practicante desde los primeros semestres.
3. La inspiración se trabaja
“Bien decía Picasso que la suerte te debe hallar trabajando”, dice la chef. En el trabajo y en las rutinas es donde vas encontrando inspiración.
“En el picar una cebolla vas encontrando la mejor forma de hacerlo, de repente al ir caminando por el jardín mientras recolectas las hierbas que vas a usar en el servicio piensas ‘cómo no se me había ocurrido usar esta hierba con este pan o con esta carne’”.
4. Administra tu tiempo
Existe una noción de que en la gastronomía hay que sacrificar muchísimo y trabajar jornadas interminables para ser exitosa. “Yo creo que si eres cumplida y eres dedicada, con 8 horas bastan. No tienes por qué dedicarle 16 o 18 horas”, dice la chef sobre esa noción.
A menos de que tengas una meta muy puntual, así como ella trabajó dos turnos para pagar sus estudios, “en tu vida diaria no deberías trabajar más de 8 horas, tienes una hora de transporte de ida y otra de regreso, y debes tener vida personal”.
Eso sí, administra el tiempo que le dedicas al cafecito, a la plática dentro del trabajo y a las redes sociales.
“¿Qué te hace feliz? Tus 8 horas de trabajo gózalas, si aparte te hace feliz en tu hora de transporte escucha un podcast, si te gusta hacer ejercicio pues camina pero escucha mientras algo que te deje una enseñanza. En algún punto de tu vida te va a servir escuchar algún comentario, algún dato histórico o alguna nota”.
Al final, “el día sí puede tener 48 horas, nomás hay que estirarlo”, dice.
5. Aprende de tus errores
Nadie es perfecto, y en ti está la oportunidad de cambiar una mala experiencia.
“Hay clientes encantadores y otros que no les doy gusto, pero voy y me acerco con humildad, ‘a ver, platíqueme en qué me equivoqué’. Si llegas con esa actitud puedes borrar de la mente un mal momento, porque como cocineros podemos tener un mal día”.