El pasado 8 de diciembre se reportó el fallecimiento de Itziar Castro, actriz española que destacó por su imponente talento e inteligencia, así como por la ardua labor que realizó en su faceta de activista en pro de los derechos de las mujeres, la comunidad LGBTIQ+ y la diversidad de cuerpos. Entre sus batallas luchando contra una sociedad permeada de prejuicios y violencias hacia quienes se atreven a salir de la norma, destaca la constante gordofobia que experimentaba, y que aún después de su muerte sigue haciéndose presente cada vez que se le nombra.
La lucha contra la gordofobia de Itzia
Uno de los múltiples conflictos que Itziar Castro vivió de primera mano fue la violencia gordofóbica que recibió al pretender dar visibilidad a la diversidad de cuerpos y las agresiones a las que son sometidos aquellos que no cumplen con los estándares hegemónicos que, hasta el día de hoy, dominan la industria del entretenimiento a nivel mundial.
De numerosos comentarios sobre su aspecto hasta ataques en redes por “descuidar su salud”, la actriz española diariamente se enfrentaba a una sociedad impregnada de gordofobia que percibía su apariencia como “incorrecta” y que consideraba correcto opinar acerca de qué tan merecedora de respeto era, basándose plenamente en cómo lucía.
Castro nunca se quedó callada y constantemente alzaba la voz para reiterar la importancia de hacer visible esta violencia y cómo es que responde a un profundo rechazo por las personas gordas, todo derivado de prejuicios alimentado por los sistemas que desde siempre han encasillado a los cuerpos como “bellos” o “desagradables”.
No temía protestar hacia quienes contribuían, de cualquier forma, a la gordofobia ejercida en su contra y de miles de personas más que no cumplen con el canon de belleza impuesto. Uno de los más sonados fue la polémica con una publicación española que en 2018 convocó a los nominados a los Goya a posar sin ropa para un reportaje, dejándola fuera a ella, a pesar de que también competía en una categoría de los galardones.
“Estoy entre triste, enfadada y orgullosa por mis compañeros y amigos que salen divinos. Envidia sana. Me hubiera encantado hacerlas pero se ve que no tengo el cuerpo deseado, porque ni se me preguntó”, condenó en sus redes sociales.
Itziar Castro y la gordofobia que enfrentó incluso después de su muerte
Y así, en repetidas ocasiones, Itziar Castro se vio orillada a defender su existencia simplemente porque su cuerpo no entraba en los estándares aceptados. Los ataques en contra de Itziar Castro luego de que se diera a conocer la noticia de su muerte no se demoraron, y en cuestión de horas se volvió blanco, una vez más, de agresiones gordofóbicas.
La gran mayoría de ellas, buscando justificarse bajo la repetida excusa de que las personas gordas “no cuidan de su salud”, insinuando incluso que perder la vida repentinamente es un riesgo que “ellas mismas asumen” al no someterse a estrictos planes de alimentación para lograr la considerada talla ideal.
Pese a que hasta el día de hoy se desconoce la causa exacta de su deceso, su peso sigue considerándose el único factor relevante. Lo cierto es que todos estos comentarios que la violentan y los prejuicios que la persiguen aun después de morir, reflejan los factores que promueven la gordofobia en la sociedad, sin tomar en cuenta que se trataba de una persona que hasta el último de sus días estaba obligada a demostrar que su imagen no determinaba ni su valor, ni su talento, ni qué tanto cuidaba de sí misma.
Ni Itziar Castro ni ninguna otra persona que no cumpla con los cánones de belleza impuestos históricamente, le debe a nadie una explicación sobre su apariencia, tampoco tiene que demostrar que se “alimenta correctamente”, ni si hace suficiente actividad física. Su existencia merece respeto, antes y después de la muerte.
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