¿Alguna vez has escuchado que las palabras tienen poder? ¿Te has preguntado por qué? De acuerdo con la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM), el lenguaje permite construir la realidad social al reforzar los estereotipos y roles históricamente establecidos en la sociedad para mujeres y hombres. Como resultado, se perpetúan las distinciones entre un sexo sobre el otro.
El machismo y el clasismo, sean a través de hechos o palabras, son prácticas que realizamos de forma interiorizada. Por ello, es necesaria la reflexión sobre los referentes culturales a partir de los cuales se crea o se le da significado al lenguaje.
Te contamos sobre 4 palabras sexistas o clasistas que debemos evitar.
Palabras sexistas o clasistas que debemos quitar de nuestro vocabulario
Es necesario eliminar las expresiones o palabras que promueven discriminación, desigualdad y exclusión de una persona o grupo, así como ser conscientes del poder de nuestras palabras con empatía y sensibilidad.
La CONAVIM define al sexismo como “todo acto de discriminación, invisibilización o actitudes que conlleven a la desigualdad entre hombres y mujeres”. Por su parte, el clasismo son aquellas tendencias discriminatorias hacia aquellos que pertenecen a clases sociales consideradas “inferiores”.
1. Gallina
Vivimos en una sociedad que está cimentada en una herencia cultural patriarcal y misógina. Como sabemos, gramaticalmente la mayoría de los adjetivos son femeninos en el idioma español al terminar con la letra a. Mientras que son masculinos se terminan con la letra o.
Entonces, la forma masculina, “gallo”, coloquialmente se usa para referirse a cualidades del hombre como fuerte, poderoso, valiente o capaz. Por el contrario, “gallina”, se utiliza como “cobarde” y tiene otras connotaciones que podríamos relacionar con una persona ruidosa o chismosa.
De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), las palabras sexistas contribuyen a elaborar imagenes negativas de las mujeres o de lo femenino.
2. Zorra
Un ejemplo similar al anterior. “Zorra” refuerza la disciminación, estereotipos y clichés (por la tradicion cultural) hacia lo femenino. Coloquialmente, el término es utilizado como sinónimo de una trabajadora sexual, mientras que el masculino, “zorro”, se refiere a un hombre astuto debido a que el animal es un cazador astuto.
En este contexto, el hombre es visto con valores “exclusivos” del género masculino. Por el contrario, las mujeres no son capaces de actos de valentía al ser sumisas y abnegadas. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) reporta que hay ciertos términos o palabras según el sexo, en donde se denigra a las mujeres por existir una connotación peyorativa. Por ejemplo, fulana y fulano; hombre público y mujer pública.
3. Gata o ‘chacha’
Muchas palabras femeninas adquieren un significado que desprecia o se burla de las mujeres. Coloquialmente, el término “gata” tiene muchas referencias, pero sustancialmente todas tienen algo en común. En teoría, se refiere a las empleadas domésticas en México, pero también llega a hacer alusión a una trabajadora sexual.
Por su parte, la Real Academia Española (RAE) define al “chacho” como un muchacho. Mientras que “chacha” es aquella “sirvienta” que sirve como “criada”.
4. India o naca
La sociedad tienden a menospreciar o referirse categóricamente a ciertas personas de “clase inferior” al llamarles indio o india. Es el claro ejemplo del racismo y clasismo en México.
La RAE define a un “indio” como una “persona proveniente de la India”. Asimismo, “dicho de una persona perteneciente o relativo a los pueblos o razas indígenas de América”. Por lo tanto, el término es asociado a personas incultas, salvajes, de mal gusto, y sobre todo, de bajos recursos. Sea cual sea el caso, “india” no es una palabra ofensiva, sino que es motivo de orgullo.
A su vez, “india” es para muchos un sinónimo de “naca”, y es un término diferenciador de clases.
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