El acoso es uno de los problemas que sufren las mujeres en su día a día, al punto en que todas lo hemos experimentado al menos una vez en diferentes grados o circunstancias. El acoso sexual afecta de manera directa la salud mental, de manera que incluso las mujeres que son víctimas de acoso experimentan culpa entre las repercusiones. ¿Por qué pasa esto?
Actualmente todavía cargamos con muchos prejuicios como sociedad, muchos de los cuales permiten que las mujeres sigamos viviendo el acoso y nos echemos la culpa de experimentarlo.
Por qué las mujeres víctimas de acoso experimentan culpa
Una de las primeras reacciones cuando pasas por una situación de acoso es sentir culpa, pensar qué hiciste mal o cómo pudiste haber evitado una acción de violencia que cometió otra persona en tu contra. La sociedad nos ha enseñado que probablemente esa situación te pasó porque algo hiciste para incitar aquel comportamiento.
Como explica un documento del Departamento de Justicia de Estados Unidos sobre los efectos del abuso sexual en la salud mental, “la razón por la cual las víctimas de violación se culpan a sí mismas en lugar del agresor es que las mujeres en general se han socializado en un contexto sexista y han internalizado normas discriminatorias”.
Basta con leer comentarios de redes sociales para ubicar cómo la culpa se sitúa en las víctimas, no en los agresores. “No debió vestir así”, “no se da a respetar”, “algo le hizo para merecerlo”, son frases que comúnmente vemos y que denotan la misoginia que existe en la sociedad.
De acuerdo con NCB News, las mujeres que sufren una experiencia de hostigamiento tienen altas probabilidades de desarrollar principios de depresión y ansiedad. Esto como consecuencia de un trastorno de estrés postraumático, especialmente si esta situación se dirige a una agresión física o sexual.
Lo primero que hay que entender es que la víctima nunca es la culpable del acoso que recibe y que sobrellevar esta situación es complicado, debido a que la mente es la que sufre las consecuencias de esta agresión y procesar las emociones, incluido el estrés, que es una de las primeras reacciones que se presentan tras haber recibido un acto de violencia.
Un estudió reveló que el 90% de las mujeres que sufrieron acoso presentan signos de estrés agudo, que si no se trata a tiempo puede desencadenar problemas de salud mental. Estos síntomas se pueden volver más llevaderos con el apoyo de personas cercanas y de especialistas para una recuperación completa.
Reconocer que NO tenemos la culpa es el primer paso
El sentimiento de culpa provoca que sea difícil poder contarle a alguien sobre la situación por miedo a sentirte juzgada. Antes que todo, recuerda que esos pensamientos son erróneos, pues el único culpable es el agresor; tampoco olvides que no estás sola, existen muchas redes de apoyo que te pueden ayudar en esta situación.
Existen algunos consejos de parte del portal Rape Crisis que puedes poner en práctica para que estos pensamientos no te atormenten y puedas hacer más llevadera la situación. El primer paso es identificar estas afirmaciones que te hacen sentir culpa, tal como “me lo merecía”, “no debía”, etc. Identifícalas y reconoce que son erróneas.
Después de esto puedes poner en práctica pensar en ti como una amiga, y preguntarte: si ella se encontrara en tu situación, ¿la culparías? Este ejercicio tiene el objetivo de volverte más amable contigo misma y darle otra perspectiva a esta emoción.
Comienza a decirte afirmaciones positivas, como “soy valiente”, “no merezco esto”, entre otras. También funciona decir los argumentos de por qué crees que tienes la culpa y después argumentos de por qué no la tienes.
Recuerda que estas actividades solo funcionan como ayuda complementaria, ya que lo ideal es acudir con un especialista en la salud mental y recurrir a tu red de apoyo.
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