En la actualidad existen diferentes demostraciones de que las mujeres todavía tenemos una condición desigual a la de los hombres ante la sociedad. Desde el acceso a servicios básicos como salud, educación y hasta la nula garantía de nuestros derecho a vivir una vida libre de violencia. Incluso, estamos cautivas en espacios, formas de pensar y en actividades específicas.
Los cautiverios de las mujeres (un término que desarrolló la antropóloga mexicana Marcela Lagarde en un libro homónimo) son la manera en la que se engloba la privación de la autonomía y la imposibilidad de las mujeres para tomar decisiones sobre su propia vida. En otras palabras, es la manera en la que la población femenina se vuelve posesión de otro y se convierte en servidora de otro únicamente por su género.
Los cautiverios que identificó Lagarde son: Madresposa, Monja, Puta, Presa y Loca. Todos ellos describen las diferentes formas que ha desarrollado el patriarcado para que las mujeres se desenvuelvan en la sociedad.
‘Los cautiverios de las mujeres’, un libro imperdible para todas
Según la sociedad patriarcal, las mujeres tienen que desempeñar diferentes actividades en su vida, que se relacionan profundamente con su constitución como mujer. Estos elementos pueden encasillarse en los cinco cautiverios que identificó Marcela Lagarde en su libro “Los cautiverios de las mujeres”.
Es posible que no te encuentres en ninguno de ellos de manera explícita, pero sin duda es posible que hayas tomado decisiones o tenido percepciones a partir de ellos. Principalmente lo podrás identificar porque su esencia es servir a otros o basar una parte de tu vida en la otredad. Pero algunas otras características son menos explícitas.
“Los cautiverios de las mujeres” es una lectura prácticamente obligatoria para todas en la actualidad, ante la lucha que vivimos por nuestros derechos. Estar conscientes de los mecanismos de la sociedad patriarcal para el control de las mujeres, es una manera de avanzar y reclamar espacios.
Cuáles son los cautiverios de las mujeres
De manera general, estos son los cautiverios que describe la académica mexicana.
- Madresposas. Desde la infancia comienza a inculcarse, con juguetes y juegos que inician en las labores del hogar y cuidados. Lagarde la describe como un cautiverio “constituido en torno a dos definiciones esenciales, positivas, de las mujeres: su sexualidad procreadora, y su relación de dependencia vital de los otros por medio de la maternidad, la finalidad y la conyugalidad”. No es necesario que seas madre o esposa para estar en este cautiverio.
- Monjas. Se refiere a las actividades que adopta una mujer cuando decide no ser madre. Lagarde analiza que cuando se está en esa situación inmediatamente se espera que adopten actividades de cuidado hacia otras personas.
- Putas. Este cautiverio funciona como la antítesis del primero y se caracteriza por ser una mujer que parece tener libertad con respecto a su sexualidad. Su aparente libertad dependerá del deseo masculino y, a pesar de necesitar su existencia para justificar las características de la madresposa, será negada o borrada de cualquier espacio o conversación, como un tabú.
- Presas. Los cautiverios parecen ser formados únicamente por obligaciones o roles que las mujeres adoptan por su propia condición de género. Sin embargo, también se pueden materializar en espacios. Uno de ellos es la prisión. Para Lagarde la prisión lleva al pie de la letra las características del cautiverio. Porque, en efecto, se trata de un espacio diseñado para contener a personas que no siguieron las normas. Y al mismo tiempo, el cautiverio de las presas también engloba a todas las mujeres que son presas de algún espacio, por ejemplo la casa.
- Locas. Lagarde describe la locura de otra manera, como una condición que exime a las mujeres de la feminidad. O como el resultado de seguir al pie de la letra la feminidad o porque no “lograron” ser femeninas plenamente.
En este caso la locura se convierte en un elemento que pueden emplear las mujeres para evadir los mandatos de género. Y al mismo tiempo ha sido utilizada históricamente como una excusa para aprisionar a las mujeres en manicomios.
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