El Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2023 fue otorgado por la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo el pasado lunes 2 de octubre a la bioquímica húngara Katalin Karikó y al inmunólogo estadounidense Drew Weissman; este reconocimiento fue por sus descubrimientos esenciales para desarrollar vacunas de ácido ribonucleico mensajero (ARNm) eficaces contra la COVID-19.
Karikó es la decimotercera mujer en obtener el galardón de Fisiología o Medicina, cuya primera entrega se realizó en 1901. Además, en 123 años, el Premio Nobel ha sido otorgado a 959 personas, de las cuales tan solo 63 fueron mujeres, es decir el 6%. De ellas, solo 24 han sido laureadas en las categorías de Física, Química y Medicina.
A pesar de que nadie creía en su idea, sus contribuciones permitieron salvar millones de vidas.
Quién es Katalin Karikó, nueva Premio Nobel de Medicina
Katalin Karikó es una bioquímica e investigadora que contribuyó significativamente en la investigación del ARNm para el desarrollo de vacunas. Nació en 1955 en la ciudad húngara de Szolnok, y desde muy pequeña se interesó por las ciencias.
Recibió su licenciatura en Biología en 1978, y posteriormente su doctorado en Bioquímica en 1982 en la Universidad de Szeged. Además, trabajó en el Centro de Investigaciones Biológicas de la Universidad de Szeged. En 1985, a los 30 años, dejó Hungría y emigró a Estados Unidos con su familia, donde continuó sus estudios en la Universidad de Temple, Filadelfia.
Karikó sabía que la clave para el desarrollo médico y tecnológico estaba en la biotecnología y se enfrentó a una carrera científica llena de desafíos. Mientras fue profesora en la Universidad de Pensilvania, trató de convencer a muchos científicos sobre la importancia del estudio del ARNm, y sobre todo, del desarrollo de la terapia génica basada en éste. A su vez, intentó financiar con nulo éxito diversos estudios y pruebas clínicas.
En 1995, fue diagnosticada con cáncer. Asimismo, en la Universidad de Pensilvania, ya no querían que continuara su investigación del ARNm debido a que se creía que era inservible. Por ello, tuvo un desajuste salarial considerable y descendió de categoría como investigadora.
Kalikó y Weissman, pioneros en vacunas contra COVID-19
En 1997, en una sala de fotocopiadoras, Kalikó conoció a Drew Weissman, quien se encontraba trabajando para encontrar una vacuna contra el VIH. De acuerdo con el mismo Weissman, la científica húngara fue quien “lideró el partido” ante tiempos adversos.
A pesar de que no conseguían fondos, becas o fallaban en sus pruebas y estudios, siempre trabajaron de la mano intentando encontrar maneras de utilizar el ARNm para desarrollar vacunas.
A pesar de que su historia se describe como “difícil”, Kalikó expresó que ella fue muy feliz en el laboratorio, y aunque a veces las cosas no salen como quieres “tienes que concentrarte en las cosas que puedes cambiar”. “Tienes que disfrutar. Si no te gusta lo que estás haciendo, entonces no deberías hacerlo. Si te gusta resolver problemas, la ciencia es para ti”, explicó.
Cómo funciona la vacuna de ARNm
A pesar de que por más de 3 décadas Kalikó estuvo trabajando bajo las sombras, fue ella quien sentó las bases para que el ARNm fuera clave para el desarrollo de vacunas contra la COVID-19 (BioNTech-Pfizer y Moderna).
En vez de inyectar el virus inactivado o atenuado (como en la mayoría de las vacunas), Kalikó y Weissman probaron modificando uno de los nucleótidos del ARNm (pseudouridina por uracilo) e inyectándolo en nuestro cuerpo. Así, engañaban a la célula, evitaban la reacción inflamatoria y aumentaban la cantidad de proteínas del virus sintético para despertar una respuesta inmune del cuerpo. Los avances se ignoraron, hasta que la pandemia de la COVID-19 llegó.
Según la Asamblea del Premio Nobel, los hallazgos innovadores de los científicos “han cambiado de forma fundamental nuestra comprensión sobre cómo el ARNm interactúa con nuestro sistema inmunitario. Los galardonados han contribuido a una velocidad sin precedentes al desarrollo de una vacuna frente a una de las mayores amenazas para la humanidad en los tiempos modernos”.
Los avances realizados por Kalikó y Weissman podrán usarse para tratar otras infecciones, e incluso, para el tratamiento del cáncer.
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