Constantemente oímos sobre supuestas rivalidades entre dos o más mujeres. Siempre con la premisa de que protagonizan un enfrentamiento con el propósito de averiguar quién es mejor en sus respectivos ámbitos. Estas “enemistades” son sumamente comunes en la industria del entretenimiento, donde existe la necesidad de nombrar a la más atractiva, la más exitosa, la más relevante, y otros adjetivos que, lejos de rescatar lo valioso de sus logros, se enfocan en hacer mención de que otra mujer ha sido “destronada”, justo como ocurrió recientemente en el caso de Taylor Swift y Madonna.
Ambas artistas protagonizaron una presunta confrontación alimentada por la narrativa de que Taylor es ahora “la reina del pop”. Ignorando así el legado de Madonna como ícono musical y minimizando los méritos de Swift por ser la voz de su propia historia.
La presunta competencia entre Taylor Swift y Madonna también obliga a preguntarse por qué en pleno 2023 el trabajo de las mujeres se sigue comparando.
‘Taylor Swift supera a Madonna’ y la dañina creencia de que las mujeres siempre compiten entre ellas
Indiscutiblemente, este 2023 ha sido uno de los más importantes para la carrera de Taylor Swift. Con el éxito del “The Eras Tour” en estadios y cines de todo el mundo, el relanzamiento de dos de sus álbumes, los múltiples galardones que ganó, las nominaciones que recibió, los récords de ventas que rompió y el nombramiento como la “Persona del Año” por la revista Time.
Como resultado del impacto que Taylor generó a nivel mediático, surgieron afirmaciones sobre su innegable legado. Éstas no tardaron en crear polémica debido a que hubo quienes decidieron apodarla “reina del pop”, título que ostenta Madonna desde los años 80, cuando se convirtió en la primera mujer en dominar una industria que hasta entonces era liderada únicamente por hombres.
Pese a que este nombramiento únicamente se expresó como algo simbólico en redes, rápidamente las redes y medios se inundaron de historias sobre ello. Resaltando el hecho de que ahora Taylor era la mujer con mayor relevancia en el pop, enfatizando que Madonna habría “perdido” frente a ella.
Toda esta supuesta rivalidad ganó fuerza sin que ninguna de las dos involucradas tuviera oportunidad siquiera de dar su postura. Ni mucho menos de hace referencia a la competencia que reiteradamente buscaba restarle importancia a la carrera profesional de la otra.
Así es como algunos comentarios en redes fueron suficientes para iniciar una confrontación imaginaria entre Taylor Swift y Madonna. Dos mujeres que desde sus propias trincheras han logrado cambios significativos dentro de la industria.
Ignorando además que por años han luchado contra la misoginia y patriarcado que históricamente ha pretendido limitarlas a diferentes niveles. Y que ahora mismo sigue alimentando el pensamiento de que debe haber una “ganadora”.
Por qué deberíamos dejar de comparar el trabajo de las mujeres
La “batalla” de Taylor Swift y Madonna por quién es la verdadera merecedora del título a “reina del pop” hace evidentes las prácticas misóginas que todavía se empeñan en rivalizar a dos mujeres exitosas sin ningún propósito real además de minimizar a una de las partes.
Esto acontece de la mano del patriarcado, término que el Glosario para la Igualdad de INMUJERES define como la estructura de organización que percibe a los hombres como única figura de autoridad. Despojando así a las mujeres del ejercicio pleno de sus derechos y libertades en el ámbito social, laboral, político y/o económico.
De modo que seguir comparando el trabajo de Taylor y Madonna con la intención de valorar cuál de ellas es mejor, lejos de tener alguna relevancia para la industria, continua perpetuando una visión patriarcal de las mujeres, no solo en la industria musical. Dicho comportamiento impacta a todos los niveles, puesto que refuerza la teoría de que a partir de cierta edad o luego de un tiempo específico, las mujeres pierden valor o importancia frente a alguien que representa “la juventud”.
Tanto Taylor Swift como Madonna son dos figuras que han hecho historia con sus aportaciones a la música. Ya sea luchando contra disqueras y contratos abusivos como lo ha hecho Swift, o abogando por el derecho de una mujer vivir su sexualidad libremente, como hizo Madonna hace 30 años.
Las comparaciones sin fines reales entre el trabajo de dos o más mujeres no aporta nada, ni a ellas ni a la sociedad. Es por ello que un paso indispensable en el camino hacia desprendernos de todo acto que pueda representar algún tipo de violencia de género, directa o indirectamente, es dejar de perpetuar el pensamiento obsoleto de que debe haber “ganadoras y perdedoras”, sin considerar los méritos que cada una de las involucradas ha cosechado por sí misma.
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