Son más de 400 perros los que permanecen al cuidado de Yulidiana Lázaro, y varias veces a la semana esa cifra aumenta. Yuli, como todos la conocen, dedica todos sus días a salvar “lomitos” de las calles, a luchar por la vida de los animalitos que fueron víctima de la crueldad y hacer malabares con los recursos que tiene ante la indiferencia de la sociedad.
Ella representa la realidad de cientos de asociaciones civiles en México, que resguardan perros rescatados que esperan por una familia. Estas organizaciones lidian con problemas que son resultado de la ignorancia, la maldad y la falta de una conciencia de respeto y trato digno a la vida de un animal.
Según un comunicado del Senado de la República, 7 de cada 10 animales domésticos en México son víctimas de maltrato. Y, aunque en todo el país el maltrato se considera un delito, se estima que solo se castiga el 0.01% de casos. En este 23 de septiembre, Día del Perro Adoptado, es indispensable tener presentes estos datos.
Existe una clave para apoyar el trabajo de estas organizaciones, tan importante como la donación, y es la adopción. Con ella no solamente cambias la vida de un animalito que te llenará de amor y felicidad, sino también la de muchos otros que pueden ser atendidos.
Vivir al día para salvar miles de vidas
Cuando llegamos al refugio Cachorrilandia, fundado por Yuli, la encontramos en pleno trabajo de mantenimiento. Bajo el intenso sol de mediodía en Cancún, la rescatista (como la han llamado, aunque ella no se denominó así) sale a recibirnos en compañía de aproximadamente una decena de perritos. Los hay de todos tamaños, desde un gran danés hasta un “lomito” que podrías traer cargando todo el día. Lo que tienen en común: todos se acercan a nosotras en busca de caricias y parecen encariñarse con las personas al instante.
En el refugio hay 418 perritos, además de 23 gatos, algunas gallinas, un caballo y dos conejos. El terreno está dividido en áreas dependiendo de las necesidades de los animales: hay espacios para los cachorros y un lugar para los perros que son más frágiles porque tuvieron alguna fractura de huesos, por mencionar ejemplos.
Yuli siempre supo que algún día tendría un refugio para perros, era su sueño. Se imaginaba un lugar enorme con muchísimo pasto donde todos los animalitos serían felices. Fue durante la pandemia que emprendió este sueño junto con su esposo, aunque se dio cuenta que la vida era muchísimo más complicada que eso.
Juntos han trabajado para acondicionar un terreno en la selva, a orillas de un poblado cerca de Cancún. Han tenido que dormir temporadas en su camioneta, en medio de la nada, y dedican todo lo que tienen a los animalitos. A cambio, cientos de perros viven lejos del peligro, con alimento y amor.
El trabajo nunca se termina, pues abarca los rescates, el mantenimiento del lugar y los cuidados que requieren los perros. Todo se hace con donaciones de dinero y en especie, pero el apoyo es muy escaso. También es importante informarse y actualizarse; hace tiempo Yuli y su esposo acudieron a Puebla para tomar un curso sobre cómo son los procesos legales relacionados con el maltrato animal y las denuncias.
El enfoque de este lugar es recibir perritas a punto de tener crías o ya con sus cachorritos, pues la finalidad es garantizar la esterilización y que menos animales sufran.
A este refugio llegan perritos en situaciones críticas, de abandono o de trauma; muchos han sido víctimas de crueldad indescriptible, de actos tan repudiables que te hacen dudar de nuestra naturaleza como seres humanos. “No todo es bonito. El rescate animal es triste, doloroso. Debemos cargar el dolor de todos esos perritos, es un tema emocional muy fuerte”. Como dice Yuli, hay días que te derrumbas, pero sabe que debe seguir porque muy pocas personas se atreverían a hacer esa labor.
Hay fraccionamientos en Cancún donde, por cada estacionamiento, puedes encontrar a 100 perritos que deben ser rescatados. Ha habido días de rescate donde al refugio se suman 21 cachorros: una mamá con sus crías y también su hija de la camada anterior con crías.
Como muchísimos lugares en nuestro país, este destino turístico internacional tiene un alto índice de perritos en situación de calle y de maltrato animal. “Está fuera de control. Las leyes están escritas pero no se están respetando como debería ser”, dice Yuli. Como dice la rescatista, los animales son seres tan sintientes como nosotras; cuando entendamos que este es un problema de todas las personas, se podrá hacer un cambio. Es un problema de contaminación, infección y ataque a otras especies, sin mencionar siquiera el dolor de los perros.
Así puedes cambiar la realidad de los perros en situación de calle
Además de los rescates, Yuli emprende campañas de esterilización masiva para evitar que más animalitos terminen sufriendo en las calles. La próxima, del 30 de octubre al 5 de noviembre, tiene la meta de 700 perritos en situación de calle o con dueño de bajos recursos. En el último año y medio, han conseguido la operación de 4,200 perritas con ayuda de algunos veterinarios, pero con recursos mínimos.
Pero no solo se trata de esterilización, sino de encontrar un hogar a todos los perritos que esperan en el refugio. Yuli dice que la adopción es la manera más favorable de ayudar a un refugio. “Yo rescato a las hembras, los bebés se desparasitan, se vacunan y se esterilizan; pero, si no los logro dar en adopción, mi trabajo se fue a la basura”, explica. “Sin la adopción, todo el trabajo se queda detenido porque estamos llenos”.
Cuando te gustan los perros, es fácil pensar que cualquiera querría que uno de estos “lomitos” formara parte de su familia. Pero la realidad es muy distinta y todavía faltan muchas cosas por cambiar en la mentalidad de las personas.
“La gente quiere perritos de raza, de talla chica, peluditos”, cuenta Yuli; la mayoría de los animales llegan al refugio en desnutrición, muchos con problemas de salud a consecuencia del abandono y el maltrato, son criollos y vienen en todos los tamaños. Por si fuera poco, hay muchas personas que regresan al perro que adoptaron porque “no era lo que esperaban”.
Se dice que un perrito rescatado te va a querer mucho más. Y, aunque no hay manera de comprobar eso, Yuli está 100% convencida de que estos animalitos van a darte todo porque tú eres todo su mundo.
Son muy pocas las familias para tantísimos perros, pero la rescatista vive con la esperanza de que la conciencia sí puede cambiar poco a poco, con una colaboración entre gobierno y sociedad civil.
“No en un año van a desaparecer los perritos en la calle, pero si pusiéramos una acción masiva sí sería posible que en unos 10 años este problema ya no exista”, afirma Yuli.
Cómo ayudar a Cachorrilandia
El refugio acepta ayuda de todo tipo, no solamente económica ni adoptando un perrito. “Tenemos grandes proyectos pero nos falta apoyo. A veces no solo es que dones; tal vez eres diseñador gráfico, médico o abogado. Tal vez no puedes donar dinero pero puedes ayudar con imágenes de difusión, o ayudarnos con un plan para desarrollar el refugio”, explica Yuli.
Dependiendo cuál sea tu profesión u oficio, hay diversas maneras en que puedes apoyar; solamente debes ponerte en contacto y fijarte el compromiso. Si tienes insumos o productos que no utilices en tu casa, es posible donarlos: Cachorrilandia hace ventas para conseguir dinero y pagar todo lo que se pueda, desde comida para los perros hasta transporte y gasolina para los rescates en diferentes zonas de Cancún.
Si para ti resulta imposible adoptar en este momento, otra opción es apadrinar un perrito del refugio y ver su progreso con regularidad.
Al refugio lo encuentras en Facebook como Cachorrilandia; su foto de perfil tiene un fondo amarillo con la cara de un perrito en color rosa. Ahí puedes ver sus actualizaciones diarias y, mediante mensaje, obtienes el WhatsApp para comunicarte directamente.
Si tienes planeado visitar Cancún, debes saber que el refugio está abierto para que lo visites y conozcas; únicamente debes comunicarte con los responsables y ponerte de acuerdo.
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