Antes que nada, aclaremos que “Duna” no es una historia feminista. Tanto solo hablando de sus últimas adaptaciones cinematográficas, se centran en una sociedad patriarcal. Destaca la figura de un mesías hombre que nació en el privilegio y cuyo destino podría ser liberar a los habitantes de un planeta que no es su lugar de origen. Nos presentan que la idea de un mesías varón era el objetivo a largo plazo de una antigua hermandad femenina, porque solo él sería capaz de superar las habilidades extraordinarias de ellas.
Sin embargo, las mujeres de “Duna: Parte dos” son los personajes más interesantes de la película y muestran una representación que todavía no es tan común en el cine hollywoodense. Zendaya, Florence Pugh y Rebecca Ferguson destacan por la multidimensionalidad que imprimen a sus personajes y cargan con un importante peso de la narrativa.
A continuación hablaremos sobre la representación femenina en la más reciente película de la saga cinematográfica “Duna”, que se basa en una serie literaria escrita por Frank Herbert.
De qué se trata ‘Duna: Parte dos’
En esta película, encontramos a “Paul Atreides” (Timothée Chalamet) iniciando su nueva vida en el planeta “Arrakis”, luego de sobrevivir a la masacre que casi acabó con su clan. Su reto más próximo es ganarse el respeto de la comunidad “freemen” que lo acogió con su madre, aunque también está lidiando con las expectativas de una antigua profecía que parece señalarlo como “el elegido” que llevará a “Arrakis” hacia la libertad.
Por fin podemos ver cómo se desarrolla la relación entre “Paul” y “Chani” (Zendaya), una guerrera “freemen” con fuertes convicciones que desde hace tiempo ha aparecido en los sueños y visiones del protagonista.
También conocemos a otros personajes clave, como la “princesa Irulan Corrino” (Florence Pugh) y “Feyd-Rautha” (Austin Butler), el sucesor de la casa “Harkonnen” que podría convertirse en un némesis para “Paul”.
Como su predecesora sugirió, “Duna: Parte dos” es una cinta que mezcla impresionantes secuencias de acción, un poderoso lenguaje visual y complejos discernimientos sobre la fe, el poder y el libre albedrío.
Las mujeres de ‘Duna: Parte dos’ son los personajes más interesantes
El control de las ‘Bene Gesserit’
En el universo de “Duna”, las “Bene Gesserit” son una enigmática organización conformada por mujeres, quienes influyen en las esferas del poder infiltrándose como asesoras, consejeras, concubinas o espías.
Ellas son quienes tejen el entramado político, esparcen creencias religiosas en los pueblos, detonan sucesos y fingen lealtades aunque en realidad solamente sirven a un objetivo propio.
Se trata de mujeres con entrenamiento en diversas disciplinas y desarrollan asombrosas capacidades como “la voz”, una habilidad telequinética para controlar la voluntad de otros.
A esta hermandad pertenece “Lady Jessica” (madre de “Paul Atreides”), la “princesa Irulan” (hija del “Emperador”) y “Lady Margot” (interpretada por Léa Seydoux).
Cuando pensamos que las “Bene Gesserit” se encuentran entre los personajes más poderosos de la saga y que tienen habilidades extraordinarias, es fácil engañarnos al relacionarlas con el empoderamiento femenino. Sin embargo, no es así.
Lo interesante de las “Bene Gesserit” en el contexto de la película no radica en empoderamiento o en representar al feminismo. Después de todo, se trata de una organización que cree en la eugenesia para crear un varón que superará todas sus habilidades y servirá a la orden como un mesías. En lo que hemos visto de la saga cinematográfica, su principal objetivo ha sido éste.
Además, las “Bene Gesserit” representan algo opuesto al feminismo porque no tienen la libertad de decidir. Lo que hacen (desde convertirse en concubina de alguien hasta concebir un hijo) son órdenes de sus semejantes.
Lo que en realidad hace tan interesantes a estos personajes es su complejidad. Son mujeres tratadas como personajes multidimensionales, y eso es algo destacable en el cine hollywoodense. En ellas no hay blanco y negro, sino se mueven en una gama de grises que te hace dudar de sus intenciones y lealtades. Ni son “buenas”, ni son villanas.
No se rigen por sus emociones, no viven en torno al amor romántico y, en casi todas sus apariciones en pantalla, ellas tienen el control de la situación.
El propósito de ‘Chani’
En “Duna: Parte Dos” podemos ver la historia de amor entre “Paul” y “Chani”, pero el personaje de ella es mucho más que esa relación romántica.
El propósito de “Chani” no está ligado a “Paul” ni depende de él pues, para empezar, ella no está esperando que la salven. Ella ya tiene una misión de vida, sueños e ideales antes de que él aparezca, y trabaja en ellos a la par que el personaje de Timothée Chalamet se inserta en su comunidad.
Otro aspecto interesante del personaje de Zendaya es que, en una cultura donde la religión está profundamente arraigada, ella elige no creer. Ella forma parte del grupo que quiere regirse por la razón y, en su opinión, creer en profecías es una forma de control (sus objetivos son opuestos a los que tienen las “Bene Gesserit”, pero es el mismo principio).
“Chani” podrá enamorarse de “Paul”, pero eso no cambia sus creencias ni ideales; jamás la ves dudar siquiera.
Además, “Paul” no tiene nada que enseñarle a “Chani”. En todo caso, quien ha aprendido a sobrevivir en el inhóspito desierto desde niña, es ella.
La figura materna de ‘Lady Jessica’
Desde la primera parte de “Duna”, el personaje de “Jessica” ha estado entre los más interesantes, y en esta película eso no cambia. Para empezar, ella es una “Bene Gesserit” que ha roto las reglas en más de una ocasión para servir a sus propias creencias e intereses.
Con “Lady Jessica”, sería fácil ver un personaje alineado con las figuras maternas más tradicionales del cine: alguien que inspira ternura, que da consejos de vida en momentos clave y que solo puede ser muy buena o muy mala. Ella no es así. El personaje de Rebecca Ferguson te hace dudar de sus intenciones en cada momento que la tienes en pantalla; no te deja claro si sus acciones son a favor de las “Bene Gesserit”, de su hijo o de ella misma.
La interpretación de Ferguson te muestra que “Lady Jessica” es capaz de usar la empatía para motivar a las personas; no tiene que usar “la voz” para manipular. Sin embargo, su propia motivación es mucho más compleja que lo que podríamos asumir, el poder para sí misma.
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