Ir a Fondazione Prada en Milán es un must para los que amamos el arte, la arquitectura y la moda. Es el combo perfecto para quienes buscan una tarde (o mañana) full de inspiración. Los edificios por sí mismos causan sensaciones y pensamientos, mientras la curaduría es especial y espectacular.
La colección de Prada SS24 se presentó ahí mismo, como ya es costumbre aunque el espacio va mutando como las mismas colecciones. Llegamos no sin antes dar una visita previa al museo en donde vimos exposiciones nuevas y ya conocidas.
Un aire de nostalgia en el desfile de Prada
El gran espacio en donde se llevó a cabo el desfile estaba cubierto con una cálida y femenina pintura color durazno qué resaltaba con las paredes de concreto. Del techo durante el desfile habían descendido slime transparente (tal y como había sucedido en la presentación de la colección de hombre unos meses atrás, todo mundo habló sobre ese slime por semanas, si no es que meses).
Se respiraba un aire de nostalgia y es que no es para menos, ya que esta colección era la última de Fabio Zambernardi, quien ha sido la mano derecha de Miuccia por más de 30 años.
Una colección que hablase por sí misma era lo que buscaban… y lo lograron. Difícil no pensar en que era una especie de despedida haciendo una oda a sus años colaborativos, en donde vimos cómo desde la primera salida la colección unía polos (femenino y masculino), tradición e innovación, luz y obscuridad; se iba formando poco a poco, retomando los archivos pero también desarrollando nuevas ideas y materiales.
Cómo sorprender a quienes lo han visto todo
Materiales nuevos como el hazel, que con sus múltiples capas formó los vestidos de los que todos hablan, que vuelan al dar pasos. La textura se asemeja justo al slime que escurría de los techos, jamás en mi vida había tocado una textura que fuera como la nada pero al mismo tiempo tuviera la riqueza del todo. No es fácil sorprender a un público que prácticamente lo ha visto todo en pleno 2023, pero Prada lo hizo una vez más y nos dejó soñando con la tela que levita. Su composición ligera pero a la vez robusta parece magia.
Otro de mis temas favoritos es la sastrería, el legado de la marca con el estilismo en su punto y la de construcción para construir toda la idea: faldas delgadas sobre shorts rígidos, sacos fajados como camisa, el uso del botón, los cortes de la piel, los estoperoles y piedras sobre cashmiere, la piel cortada y desgastada, las faldas de flecos con círculos incrustados para dar la idea de que jamás estarían completos, la remembranza de los años 40, y la joyería como piezas de ropa con cinturones que parecieran faldas. Lo bello y lo feo se mezclan para resaltar lo real, la conjunción de lo duro con lo suave, lo real y lo efímero.
Prada nos sorprendió y nos hizo soñar con las piezas, no es novedad y más bien garantía de que la casa italiana temporada tras temporada nos sorprenderá, poniéndola siempre en el top de desfiles y propuestas de la semana.
¿Será una despedida?
Dicen que Zambernardi no se va de la marca, si no que toma un receso en su carrera para descansar y es que este tema de recuperar la creatividad y la calma después de crear y crear es algo que se escucha de manera constante en la industria, como ha sucedido con Gucci y Tom Ford.
Pero bueno, yo les seguiré escribiendo de todo lo que viví en Milán… nos queda más tela que cortar.
Con cariño,
Gina
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