A pesar de que los últimos años se ha puesto sobre la mesa la gordofobia y todas las problemáticas que trae consigo este sistema, todavía no existen recursos suficientes para identificar todas las violencias que están presentes en la vida cotidiana. Muchas veces se manifiestan de forma imperceptible, como consecuencia indirecta de que se normalizara y minimizara lo que realmente es la gordofobia, más allá de un concepto.
Qué es la gordofobia
De acuerdo con el Consejo para Eliminar y Prevenir la Discriminación en la Ciudad de México (COPRED), la gordofobia es la marginación hacia las personas gordas por el simple hecho de serlo. En otras palabras, corresponde a la discriminación de quienes no cumplen los estándares corporales que son considerados “saludables” o “aptos”, pero que en realidad, solo responden a normativas de patrones establecidos y aceptados.
Se trata de un fenómeno sociocultural cargado de prejuicios que alientan la violencia contra los cuerpos que no entran dentro de los cánones de belleza admitidos y percibidos como únicos merecedores de un trato digno.
El portal de la clínica especializada Body Matters explica que la gordofobia impacta considerablemente en quienes la experimentan, que en la mayoría de casos son mujeres jóvenes. Las personas que han sido objeto de discriminación por su apariencia y/o peso pueden experimentar visiones alteradas de su imagen, llegando a creer que las expresiones gordofobicas que reciben tienen algo de cierto.
Así se ve la gordofobia en la vida cotidiana
La gordofobia no es algo intrínseco en la sociedad, sino que se aprende al estar presente en la cultura y prácticamente todo lo que nos rodea. Así es como gran parte de la población ha experimentado alguna vez un acto de discriminación gordofóbica o ha sido protagonista de violencias en contra de un tercero por motivos relacionados a este sistema que juzga el valor de un individuo basado en su peso.
Estas son algunas situaciones que retratan cómo se ve la gordofobia en la cotidianeidad.
1. “¿Has considerado bajar de peso?”
Los comentarios no solicitados sobre su apariencia es algo con lo que las personas gordas tienen que lidiar con mayor frecuencia de la que es posible mencionar. Muchas de estas opiniones vienen de gente cercana, amistades, familia, pareja, y suelen estar disfrazadas en preocupaciones que abogan por lo “poco sano” que es tener un peso que sobrepase el catalogado como apto.
Sin embargo, el peso no basta para determinar qué tan saludable está un cuerpo, puesto que no se consideran otros aspectos igual de importantes, los cuales no necesariamente deben estar ligados al aspecto físico. Hay cuerpos delgados mucho menos sanos que los cuerpos gordos, y la erradicación de la gordofobia es clave para comprenderlo.
2. Discriminación y violencia médica basada en estigmas
Planned Parenthood menciona que las personas gordas o cuya imagen no cumple con los estándares aceptados, a menudo posponen problemáticas relacionadas a su salud por el temor a que se les señale por su peso. Es por ello que hay quienes experimentan altos niveles de estrés previo a una cita médica, al tener la certeza de que sin importar el motivo de la consulta, el peso será catalogado como único responsable, lo que deriva en atención deficiente y tratamientos poco exitosos.
Este es un ejemplo de la discriminación y violencia médica que resulta de los estigmas por la gordofobia y, aunque parezca increíble, alcanzan a los profesionales que deberían encargarse de ofrecer un servicio respetuoso, íntegro y responsable.
3. Comprar ropa se vuelve una odisea
Lo que para cualquier otra persona puede ser algo normal y rutinario como ir de compras, para quienes han experimentado episodios de gordofobia se transforma en una especie de hazaña. Entre las razones para que esto sea así está el hecho de que gran parte de las tiendas de ropa se dedican a comercializar prendas para ciertos tipos de cuerpos, sin pensar en las necesidades de quienes no poseen las medidas estándar utilizadas en cadenas de producción.
4. Recibir trato diferente en contextos profesionales y académicos
El dicho “como te ves, te tratan” sirve para ejemplificar que la gordofobia no se limita a violencias verbales o físicas, puesto que en la mayoría de casos se introducen también en contextos profesionales y académicos en los que no tiene ninguna relevancia el peso de una persona.
No obstante, hay ámbitos en los que todavía se le da valor al aspecto físico, llevando a cabo actitudes gordofóbicas que no siempre se reconocen al momento. Como el tener un trato preferencial con alguien porque es delgado o ser condescendiente con quienes tienen un peso por encima del aceptado. Todo sin tomar en cuenta sus capacidades intelectuales y su faceta como profesionales.
5. “Es que es muy bonita de cara, pero el cuerpo no le ayuda”
Uno de los estragos de la gordofobia que mayor impacto tienen en la sociedad, ya sea consciente o inconscientemente, es el relacionar a la gordura con fealdad, o a la delgadez con belleza. Este pensamiento lleva a repetir una serie de patrones y actitudes que violentan el autoestima de quienes son blanco de estas manifestaciones gordofóbicas.
De modo que cualquier opinión que aluda a una exigencia por perder peso, los comentarios sugestivos para que alguien modifique su imagen, o las agresiones directas al demeritar el valor de una persona por motivos relacionados a su peso, como pueden serlo las opiniones de que “tiene bonita cara aunque es muy gordita”, son una manera de perpetuar la gordofobia.
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