Casi se nos cayeron los calzones a muchas cuando Gucci, sin mucho preámbulo, anunció la salida de Alessandro Michele de la casa italiana, me atrevo a decir que la marca más popular hoy en día de ese país. El legado de Michele y sus aciertos creativos pusieron en el ojo del huracán de la moda a Gucci en la última década, marcando la pauta para las otras casas de moda, una nueva estética, un nuevo lenguaje, una nueva forma de potenciar las ventas y catapultar nuevos mercados, incluido el asiático.
Durante las seis colecciones anuales Alessandro siempre sorprendía y delimitaba su estética para causar furor, no solo en medios sino en las tiendas. Inmensas filas para comprar sus colecciones, sold outs de colaboraciones y fans por todo el mundo ansiosos de tener “aunque sea” una t-shirt.
Pues bueno, como todo en la vida las etapas terminan y ahora viene un nuevo capítulo en la marca. Muchos dicen que salió porque su creatividad ya estaba al límite, otros aseguran que solo se va a reubicar. Igual y jamás sabremos las razones, pero sí conocemos su legado.
El nuevo capítulo para Gucci
Un nuevo nombre para la dirección creativa, aunque no nuevo en la industria. Para el debut de Sabato De Sarno en Gucci se tenía planeado un desfile en Brera, un barrio de Milán, pero como si la nostalgia se manifestara en el clima, la lluvia hizo de las suyas y la logística debió cambiar para presentarse en un espacio cerrado dentro de los ‘headquarters’ de la marca.
‘Ancora’, que significa “De nuevo”, es una palabra italiana que vimos desde el segundo que pisamos Milán; había letreros por toda la ciudad y varios tranvías tenían dicho branding. El nacimiento de un nuevo color, el “rojo ancora”, insignia de la llegada a la marca. De Sarno establece un nuevo lenguaje, un parteaguas, un antes y un después; muchos dicen que regresó a la estética de Tom Ford, otros más que apeló al ‘quiet luxury’ porque se avecina la peor recesión de la historia.
La colección Gucci Ancora
Por un lado la marca se eleva en detalles, en acabados, en materiales; vemos que la construcción de la marca sigue enfocada hacia el logo y los detalles, de una manera mas limpia y sutil aunque robusta y significativa. Los tacones, bolsos y joyería siempre con el nombre e iniciales presente.
Por otro lado, una oda al ‘street wear’, con mezclas interesantes de jeans con prendas casi de joyería como vestidos, blusas y tops de pedrería. También hay una paleta de color mixta con verdes neón y el nuevo “rojo ancora”, vestigios de azules, café y naranja.
De Sarno rinde tributo a varios pilares de la marca y no pierde la ocasión para reinventar el tradicional loafer de Gucci (qué, por cierto, cumple 70 años), elevando la plataforma y proponiendo una basta cantidad de tonos y terminados. Hablando de calzado, el brillo va también en los zapatos y yo muero por los stilettos con flecos de cristal que van perfecto con el discurso de los vestidos y tops con el bordado de brillos.
En los otros desfiles, todos hablan del debut de De Sarno. Algunos lo amaron con un respiro hacia algo más mesurado, otros se quedaron con ganas de más propuesta; la realidad es que después del show la cobertura mediática fue amplia y las acciones de la marca siguieron subiendo.
No hay que ser tan ingenuos como para pensar que nada de esto fue finamente calculado antes de. Lo único que nos falló fue la lluvia.
Con cariño,
Gina.
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