Sabemos que, desafortunadamente, todavía existen muchas creencias erróneas y tabúes alrededor de la sexualidad femenina. Poco a poco, podemos ir trabajando para deshacernos de las “costumbres” que solamente causan confusión y daño. Hoy Nosotras te decimos algunos mitos sobre el deseo sexual en las mujeres, los cuales debemos erradicar.
Mitos sobre el deseo sexual en las mujeres
¿Cuáles de estas preconcepciones erróneas conoces o llegaste a creer? Cuéntanos en los comentarios.
1. Es responsabilidad de un hombre hacerte llegar al clímax
April Masini, experta en relaciones y autora del sitio de consejos gratuitos AskApril, le dijo al portal She Knows lo siguiente. “La idea victoriana de que las mujeres no pueden conocer sus cuerpos lo suficientemente bien como para mostrarle a un hombre lo que funciona mejor para ellas, es un mito”.
Asimismo, Masini, agregó que el resultado de una mejor comprensión del orgasmo femenino a través de la autoexploración ha llevado a relaciones más felices y mejores relaciones sexuales para ambos miembros de la pareja.
La doctora Dawn Michael, sexóloga y autora de “A couples guide to better sexual intimacy”, dijo que las mujeres necesitan tomar el control de su propio placer sexual y aprender qué las excita y las hace sentir bien, para luego mostrárselo a su pareja.
Pensar que necesitas a un hombre para llegar al orgasmo es tan absurdo como pensar que solamente se llega al clímax mediante la penetración.
Además, no necesitas una pareja para experimentar placer.
2. Es raro que las mujeres experimenten poco deseo sexual
En realidad, el poco deseo sexual es común: una de cada tres mujeres experimenta un deseo sexual bajo. Y esta tasa es bastante consistente en diferentes grupos de mujeres. En otras palabras, el bajo deseo puede estar presente sin importar su edad, etapa de la vida, orientación sexual o estado civil, de acuerdo con un artículo de la Universidad de British Columbia.
También es importante saber que es muy común que el deseo sexual fluctúe con el tiempo. El deseo sexual aumenta y disminuye durante años, meses e incluso días. Al igual que la felicidad, el deseo sexual es una emoción receptiva, lo que significa que responde a los desencadenantes de nuestro entorno. De la misma manera que nos sentimos felices cuando nos suceden cosas agradables, sentimos deseo cando hay factores detonantes dentro y alrededor de nosotras que provocan el deseo sexual.
Existen barreras al deseo sexual que pueden bloquear los efectos de detonantes incluso muy efectivos. Algunas de estas barreras incluyen condiciones de salud crónicas, medicamentos, estrés crónico, pensamientos negativos y preocupaciones.
Independientemente de la razón, no es tu obligación experimentar alto deseo sexual; solamente es un problema y amerita buscar ayuda especializada si tú lo consideras así.
3. Las mujeres disfrutan menos del sexo que los hombres
Muchos todavía asumen que las mujeres no disfrutan del sexo tanto como los hombres, pero eso no es verdad (¿sabías que es posible tener orgasmos múltiples y que existen los orgasmos combinados?). Dawn Michael dijo que la razón no es porque las mujeres disfruten menos del sexo, sino porque las mujeres lo disfrutan de manera diferente.
4. Tener una vida sexual satisfactoria requiere tener un fuerte deseo sexual
Tener poco deseo sexual no significa que no podrás tener una vida sexual satisfactoria. De hecho, investigaciones muestran que una podría seguir estando sexualmente satisfecha frente a un bajo deseo y, por otro lado, tener un nivel sólido de deseo sexual no es garantía de una fuerte satisfacción sexual.
La noción de deseo sexual “fuerte” es errónea. Es más exacto decir “detonantes efectivos del deseo” o tener un sistema de respuesta sexual sensible que responda a esos desencadenantes. La noción de “deseo fuerte” implica que es algo innato y puramente biológico; esto es erróneo y no está respaldado en absoluto por la ciencia.
5. Las mujeres no se masturban
Está claro que las mujeres se masturban, hay estadísticas que muestran que el 70% de los juguetes sexuales son comprados por nosotras. Y, ¿de qué manera podríamos conocer nuestros cuerpos y exactamente lo que nos gusta si no es con la masturbación?
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