Todas crecimos en una cultura que encuentra las dietas restrictivas como algo positivo, como un símbolo de disciplina en busca de un cuerpo que la sociedad encuentra como “ideal”, más allá de lo que sea saludable. Sin embargo, existen varias razones por las cuales las dietas restrictivas NO funcionan para bajar de peso y, al contrario, pueden convertirse en un riesgo para nuestra salud.
Podemos entender las dietas restrictivas como regímenes alimenticios que supuestamente podrían ayudarnos a conseguir lo que vemos como “peso ideal”, pero que no resultan favorables para todas las personas puesto que cada quien tiene condiciones de salud únicas y tampoco son sostenibles con el estilo de vida.
A continuación hablaremos sobre por qué esas dietas no sirven para perder peso. Nos referiremos exclusivamente a las dietas que tienen ese objetivo, pues también existen dietas que pueden resultar restrictivas pero responden a una necesidad específica de salud y son supervisadas por profesionales.
Por qué las dietas restrictivas NO funcionan para bajar de peso

De acuerdo con un estudio de 2022 en Estados Unidos, el 95% de personas que bajaban de peso con ayuda de dietas restrictivas ya habían ganado ese peso de nuevo al paso de dos años o menos. Pero, ¿por qué? Existen diversos tipos de dietas restrictivas que consisten en reducir porciones al mínimo, restringir calorías o eliminar grupos completos de alimentos de manera aleatoria, esto con el fin de bajar de peso y supuestamente “mejorar la salud”.
Primero que nada, según establece el servicio de salud UW Medicine, debemos tener claro que pesar menos NO equivale a estar más saludable. Lo que comes tiene un rol clave en tu estado de salud y el peso se relaciona con ello, pero no es el panorama completo. Privarte de ciertos alimentos o abandonar grupos alimenticios puede quitarle a tu cuerpo nutrientes que necesita.
Lo cierto es que no para todas funciona, sino todo lo contrario. El déficit de calorías de ciertos alimentos podría generar los llamados atracones, un impulso que incita a comer cantidades de comida mucho mayores. Esto podría explicar que el fracaso de las dietas no se debe simplemente a la fuerza de voluntad, cómo muchos creen, sino más bien a una respuesta del cuerpo a este tipo de restricciones.
De acuerdo con el portal Health & Discovery de la Universidad Estatal de Ohio, el cuerpo humano activa su sentido de supervivencia cuando percibe un déficit calórico que se presenta como una amenaza. De manera que el cuerpo reacciona a estas limitaciones con cambios a nivel metabólico, hormonal y neurológico.
1. Las limitaciones pueden originar atracones
De acuerdo con Scientific American, estudios han revelado que seguir una dieta restrictiva puede provocar un aumento de peso, en lugar de bajar de peso. Esto se debe a que una vez que el cuerpo cede a la tentación de comer los alimentos “prohibidos”, hay más probabilidades de sufrir atracones.
Los atracones también puede traer un impacto negativo en la salud mental, ya que impactan directamente en el autoestima y crean la sensación de falta de fuerza de voluntad. No es falta de voluntad, pues básicamente estás luchando contra las necesidades de tu cuerpo.
Estas dietas suelen ser prácticamente imposibles de seguir a largo plazo y, en el momento en que se detienen, provocan el llamado “rebote”.
2. Tu metabolismo se vuelve lento
El deficit calórico originado por las dietas restrictivas puede causar un metabolismo lento, explica el sitio Heath & Discovery, por lo que se presenta un aumento en la hormona del hambre y una disminución de la hormona de la saciedad. Por ende, es común que durante la dieta sientas más hambre y no te sientas satisfecha, por lo que puedes llegar a comer más de lo que debías.
Estos dos factores hacen que seguir una dieta se vuelva casi imposible, pues se trata de una lucha contra los instintos naturales del cuerpo. Además, tu relación con la comida se afecta negativamente. Esto tiene que ver con el pensamiento “todo o nada”, que califica alimentos como “buenos” o “malos”.
¿Es recomendable seguir una dieta?
Dependiendo cuáles son tus objetivos y cuáles son tus condiciones de salud específicas, adoptar un nuevo régimen alimenticio puede ser positivo para ti. Sin embargo, eso no lo vas a encontrar en redes sociales o siguiendo trends, sino con una nutrióloga o una persona profesional de salud que pueda ayudarte a establecer cambios sin ponerte en riesgo.
Recuerda que tu relación con la comida tiene impacto directo en tu bienestar físico y psicológico, así que sé amable con tu cuerpo y acude con un especialista que te diga la forma correcta de cuidar tu alimentación.
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