En el listado de términos para hacer referencia a ciertas actitudes, dinámicas o prácticas en vínculos afectivos, figuran palabras como ‘ghosting’, cuyo uso ha ganado popularidad gracias a que la tecnología se involucra cada vez más en las relaciones. Recientemente surgió el ‘breadcrumbing‘, que categoriza un comportamiento específico que podría llegar a tornarse nocivo para las personas involucradas.
Conoce en qué consiste y cuáles son las señales principales.
Qué es el ‘breadcrumbing’ en las relaciones
La traducción literal de la palabra ‘breadcrumbing’ es “migajas de pan”, la cual hace referencia a las dinámicas intermitentes en vínculos afectivos y de pareja principalmente. El portal Psychology Today menciona que también puede darse en entornos laborales, familiares y sociales, aunque el propósito del mismo es diferente a cuando sucede en el aspecto romántico.
Este comportamiento consiste en enviar señales confusas con el objetivo de mantener a la tercera persona al pendiente de una respuesta. Urban Dictionary describe al ‘breadcrumbing‘ como los pequeñas señales que alguien envía para manipular los sentimientos y opiniones de alguien.
En otras palabras, es dar atención inconsistente, generando una duda o expectativa pretendiendo obtener el control dentro de la relación. Ser lo suficientemente atento para que se intrigue e interese aun más, pero no tanto como para mantener comunicación constante, formal o que conlleve compromisos.
Se considera una forma de manipulación porque todas las actitudes están pensadas exclusivamente para tener un beneficio propio, que en el caso de los vínculos afectivos el más habitual suele ser el interés total de quien esté siendo influenciado por las “migajas de amor”.
Psychology Today aclara que no es un término clínico oficial, ya que se le asignó un significado basado en el cuento de “Hansel & Gretel”, donde las migajas de pan son el método para guiar a los personajes a su recompensa. Su uso se ha acrecentado considerablemente por la manera en que la tecnología influye en las relaciones de pareja y afectivas, misma que hace mucho más fácil de mantener esta intermitencia.
Cuáles son las consecuencias de vivirlo
Ser víctima del ‘breadcrumbing‘ suele ser doloroso, sobre todo si se considera que en ocasiones, quienes lo viven asocian estas actitudes con aspectos sobre sí mismos, con pensamientos de insuficiencia e inseguridades que ocasionan la persona en cuestión no esté del todo interesada.
Mantener la esperanza de algo que no se sabe si sucederá resulta hiriente y, a medida de que el tiempo pase, es posible que se dé cuenta de que está “recibiendo largas”; sin embargo, una vez identificado, dependiendo de la personalidad de quien la esté viviendo, salir de la dinámica se torna complicado.
La razón es que se mantiene en la fase inicial del enamoramiento, que fusionada con el reforzamiento intermitente hace creer a la persona que obtendrá lo prometido, detalla Médico Plus.
De parte de quien lo ejecuta, las “migajas de amor” se llevan a cabo por razones como miedo al compromiso o baja autoestima, por lo que mantener a alguien constantemente interesado en ellos calma la sensación de que las relaciones son problemáticas, puesto que nunca se involucran en una por completo. Asimismo, alimenta su ego y brinda la satisfacción de tener la atención completa de su víctima.
Por otro lado, no hay un perfil específico de quienes son más propensos a sufrirlo, pues sobre todo con el auge de las relaciones virtuales, resulta sencillo caer en estas prácticas, muchas veces sin siquiera notarlo.
Cómo identificar la práctica de “migajas de amor”
1. Atención inconsistente. Personalidad atenta al momento de conocerse. Establecer un vínculo amigable rápidamente en el que el interés a los detalles fue clave. Posteriormente la dinámica cambia y la atención disminuye, se pausa o corta la atención por completo por un tiempo, para después retomarla con algún pretexto, volviendo a la fase inicial.
2. Respuestas complacientes tras la confrontación. Una vez que son confrontados, quienes llevan a cabo el ‘breadcrumbing‘ recurren a ser totalmente complacientes con las víctimas. En muchas ocasiones dan las respuestas que la otra persona quiere escuchar, por ejemplo, la promesa firme de que el compromiso o la relación se formalizará eventualmente.
3. Aparece y desaparece con frecuencia. Pese a que se establecen vínculos basados en el contacto, físico o virtual, suelen desaparecer con frecuencia respaldándose en diversos pretextos. Posteriormente regresan con actitud dispuesta, repitiendo los actos en repetidas oportunidades.
4. Aseguran mantenerse presentes. Cuando dejan de llamar o escribir se aseguran de no hacerlo por completo, con la finalidad de que sus víctimas tengan presente su existencia. Mediante el envío de señales concisas dan muestra de que siguen ahí, hablando de relaciones y tecnología, se traduce como likes, comentarios, publicar mensajes ambiguos, entre otros.
5. Procura mantenerte alerta. Todos estos comportamientos están pensados para que la persona en cuestión no se olvide de su presencia. El objetivo principal es mantener interesada y alerta a la persona, quien estará esperando la respuesta o recompensa, en estos casos, saciar la necesidad de una explicación y retomar la comunicación.
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