Si te has asustado cuando pasas por una tienda de antigüedades con una muñeca de porcelana, o con el muñeco que viste desprevenida, puede que la razón por la que les tengas miedo a los muñecos sea el “valle inquietante”. ¿Has escuchado sobre este término?
Pediofobia, que es como se conoce el miedo a las muñecas, es parte de la automatonofobia, miedo a las figuras humanoides, títeres, maniquíes, figuras de cera, etc. Sin embargo, no es necesario que tengas esa fobia para que alguna vez te hayas asustado por un muñeco o en general te inquieten, ¿cierto?
Si bien muchas personas solo ven a los muñecos como lo que son, existe una parte de la población que les teme por poder ser más que solo un juguete. Leyendas urbanas, mitos y películas de terror han alimentado por décadas el miedo de que es posible que un muñeco cobre vida y atente contra nuestra vida.
¿Qué es el valle inquietante y qué tiene que ver con el miedo a los muñecos?
A veces, puede ser que el miedo nazca de un fenómeno conocido como “Valle inquietante”, término acuñado por el ingeniero en robótica de origen japonés Masahiro Mori.
Su término se hizo para explicar el rechazo que sentimos hacia algunas creaciones de la animación y la robótica, pero a veces también funciona como una explicación hacia la reacción que tenemos ante algunos muñecos.
En el artículo The history of creepy dolls, de la revista Smithsonian, se explica que nuestros cerebros están acostumbrados a leer gestos para entender las intenciones, emociones y acciones de las personas que nos rodean. Puede que estemos conscientes de que la muñeca no tiene vida propia pero ver un rostro con gestos hace que nuestra mente se extrañe., por ejemplo.
La teoría del valle inquietante dice que aceptamos y empatizamos con las cosas que son semejantes a nosotros pero con diferencias muy obvias; por ejemplo, un peluche con características infantiles o una caricatura como Gravity Falls.
Sin embargo, hay un punto en que las figuras humanoides se parecen tanto a las personas que las diferencias se vuelven evidentes de una manera que nos perturba.
Podrías experimentar el valle inquietante, por ejemplo, con una muñeca de porcelana o con un robot muy avanzado.
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Otros postulados respecto al miedo a los muñecos
Ernst Jentsch
El psiquiatra alemán Ernst Jentsch, fue otro teórico que abordó el tema en su obra “Sobre la psicología de lo inquietante” de 1906.
Él dijo que en la incertidumbre, en lo desconocido, es donde nace el desagrado que pueden causarnos los muñecos. Es como si supieras que algo está mal, que los muñecos son algo familiar pero “no familiar” a la vez.
Sigmund Freud
Por su parte, Sigmund Freud explica en su libro “Lo siniestro” que es natural que nos produzca inquietud todo lo que está en medio de lo vivo y muerto, lo animado y lo no animado, lo que siente y lo que no.
Este último artículo también plantea que con cada innovación en muñecas crece más el miedo: en el siglo XX se empezó a fabricar muñecas con ojos durmientes, que cuando se les ponía en posición horizontal hacía que los párpados cayeran haciendo parecer que la muñeca por si sola cerraba los ojos. En cualquier situación de movimiento puede parecer que las muñecas están actuando por sí solas.
No es malo que te asustes cuando ves a una muñeca, también la industria del cine tiene que ver en el miedo a las muñecas. Películas como “Chucky”, “Annabelle” o “El títere” ha hecho crecer el mercado del terror, haciendo que fabricantes de muñecas se dediquen a crear juguetes espeluznantes.
¿Crees que tu miedo a los muñecos tenga que ver con el valle de lo inquietante?
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