El cuidado de la cara puede ser sumamente complicado primordialmente porque hay muchas cosas de su funcionamiento que desconocemos y, por ende, ignoramos. Esto nos limita a cubrir únicamente necesidades superficiales y dejar de lado aspectos como saber que la postura en la que duermes afecta directamente la piel del rostro.
Te decimos cómo afecta la piel de tu rostro la postura en la que duermes y cómo interfiere con la aparición de líneas o arrugas.
La relación entre la postura en la que duermes y la piel de tu rostro
El sueño es fundamental para que el organismo funcione correctamente y es esencial para una buena salud. Muchas veces damos por hecho que dormir las horas necesarias basta para tener una piel radiante, lo que no es del todo cierto.
Y es que hay aspectos de estas rutinas, como la postura en la que duermes, que también podrían afectar directamente la piel de tu rostro. La piel del rostro va perdiendo colágeno con el paso del tiempo, como resultado del proceso natural de envejecimiento. Lo anterior propicia la aparición de líneas de expresión y arrugas en zonas localizadas del cutis.
Aspectos como una mala alimentación, falta de agua y malos hábitos favorecen que se formen antes de lo previsto. También, la postura en la que duermes puede ser responsable de que se acelere este proceso, dando pie a las conocidas como “arrugas del sueño”, que son marcas en la piel que se agudizan en respuesta a la postura en la que es colocada la cabeza a la hora de dormir.
Así afecta la postura en la que duermes a la piel de tu rostro
1. Provoca líneas de expresión
El Centro de Medicina Estética Avanzada Aravaca explica que entre los factores de riesgo para la aparición de líneas de expresión se encuentran los movimientos y contracciones repetidos constantemente, como sonreír o fruncir el ceño. Asimismo, la postura que toma el rostro mientras estamos durmiendo puede interferir con las líneas, que usualmente aparecen en la zona de ojos, boca y frente, pues en ese periodo de relajación no somos capaces de controlar del todo cómo estará acomodado nuestro rostro, dificultando la corrección de ciertas posiciones.
Frotar la cara contra la almohada es una práctica que podría acelerar estos cambios en la piel del rostro, siendo más notorio en quienes acostumbran a dormir de lado o utilizan algún cojín extra para descansar. Para contrarrestar un poco estos efectos, puedes usar sábanas de seda que sean amigables con tu dermis, procurando que estén limpias para evitar contaminar tu rostro.
2. Favorece la flacidez
Si bien la flacidez de la piel es algo inevitable y llega a proliferar con mayor rapidez en personas con predisposición genética y malos hábitos, también puede desencadenarse por las costumbres y preferencias que tenemos al momento de dormir.
La clínica Skin Ceuticals explica que un factor para que la piel pierda elasticidad a un ritmo acelerado, considerando que se trata de un proceso natural, es la postura que adquiere el rostro cuando duermes, especialmente si suele hacerse “boca abajo” o “de lado”, ya que se obstaculizan los folículos que se localizan en la piel, impidiendo que ésta respire correctamente, lo que resulta en acumulación de líquidos. Mientras que las posturas ladeadas marcan considerablemente las arrugas en pómulos y barbilla.
3. Obstruye los poros
Dormir completamente sumergida en tus almohadas puede ser bastante cómodo y ayudar a relajarte mientras descansas, sin embargo, esta práctica es nociva para la salud de tu piel de tu rostro y podrías ser responsable del surgimiento de imperfecciones. Esto ocurre debido a que la dermis de la cara, al ser tan sensible, está expuesta a contaminarse con mayor facilidad.
Según el portal de Garnier, inevitablemente las almohadas y sábanas resguardan suciedad externa, además de que reúnen rastros de maquillaje, saliva y productos de skincare. Creando así una mezcla perfectamente capaz de obstruir los poros y favorecer la aparición de espinillas, puntos negros o granitos.
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