‘Clean beauty’: hora de repensar nuestros productos para piel y cabello

En los últimos años, el término ‘clean beauty’ ha inundado el mercado de la cosmética con promesas de ingredientes seguros, formulaciones libres de tóxicos y una mayor responsabilidad ambiental. Pero, ¿qué significa realmente? ¿Es solo una estrategia de marketing o un cambio real?

Hablamos con expertos del sector para entender de qué trata, por qué es importante, y ayudarte a tomar decisiones más conscientes sobre tu maquillaje y rutina de skincare.

‘Clean beauty’, ‘cruelty-free’ y vegano: ¡no es lo mismo!

Uno de los errores más comunes que cometemos cuando compramos maquillaje o productos de cuidado de la piel es que si vemos el sello ‘vegan’ o ‘cruelty-free’ ya asumimos que son limpios, cuando en realidad cada término tiene un significado distinto que conviene conocer.

  • ‘Clean beauty’. No tiene una definición estándar, pero en general se refiere a productos sin ingredientes considerados tóxicos o nocivos para la salud y el medio ambiente.
  • ‘Cruelty-free’. Indica que el producto no fue probado en animales, pero puede contener ingredientes de origen animal, como cera de abeja o carmín (derivado de la cochinilla).
  • Vegano. No contiene ingredientes de origen animal, pero puede no ser ‘cruelty-free’ si la marca realiza pruebas en animales y en ocasiones tiene ingredientes sintéticos que no lo hacen limpio.

Alberto Pérez, maquillador profesional y conocedor de este ámbito señala la complejidad del tema: “puedes ser ‘clean’ y no ser ‘cruelty-free’, puedes ser ‘cruelty-free’ y no ser vegano. Hay ingredientes de origen animal que son sostenibles y otros sintéticos que pueden ser peores para el medio ambiente”.

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¿Cómo identificar un producto verdaderamente ‘clean’?

La falta de regulación ha permitido que muchas marcas utilicen el término sin compromisos reales. Vanessa Pistone, CEO de Xamania, explica que “el ‘clean beauty’ nació como una reacción a la cosmética convencional, buscando ingredientes más naturales y menos procesados (…) pero no existe un organismo que diga qué es ‘clean beauty’, aunque sí hay listas negras de ingredientes que muchas marcas evitan”. Algunas sustancias a observar incluyen:

  • Parabenos. Conservantes ampliamente usados en la cosmética comercial, que pueden actuar como disruptores hormonales.
  • Siliconas y dimeticona. Derivados del petróleo que no son biodegradables, de uso muy común en productos capilares y maquillaje.
  • Ftalatos. Utilizados en fragancias, pueden afectar el sistema endocrino.
  • Sulfatos. Presentes en limpiadores y champú, pueden ser demasiado agresivos para la piel y el cuero cabelludo.

Por su parte, Pérez agrega: “muchos productos convencionales tienen siliconas para un mejor acabado, pero saturan la piel y el cabello. No siempre es fácil reemplazarlas, pero cada vez hay más opciones”.

El impacto de lo que consumimos: por dentro y por fuera

Para Pistone, quien inició su marca hace 15 años para incorporar la consciencia sobre la salud y la naturaleza al cuidado de la piel, enfatiza que no solo se trata de lo que ponemos en nuestra piel, sino también de lo que consumimos en nuestra alimentación. “Si cada vez cuidamos más lo que comemos, evitando ingredientes procesados y eligiendo opciones naturales, ¿por qué no hacer lo mismo con los productos que nos aplicamos?”.

La piel es un órgano absorbente y muchas sustancias de los cosméticos llegan al torrente sanguíneo en segundos. “Nos ponemos productos como si el cuerpo no fuera nuestro, sin considerar las consecuencias a largo plazo”, advierte.

Además, la experta resalta que la belleza y la salud no deben estar separadas. “No podemos disociarlas. La cosmética es salud y lo que ponemos en nuestra piel impacta directamente en nuestro bienestar”. Por esto, su prioridad ha sido lograr fórmulas libres de conservantes cancerígenos, sulfatos, parabenos, perfumes sintéticos y derivados del plástico y petróleo, una tarea muchas veces desafiante, pues para desarrollar un producto funcional y que cumpla con este estándar se requiere un trabajo en laboratorio que puede tomar años.

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Educarse e investigar antes de comprar

Pérez, apasionado del tema, siempre está buscando opciones limpias y comparándolas, por lo que recomienda acostumbrarse a leer las etiquetas de todo e investigar los ingredientes, para entender qué estás poniéndole y su impacto real sobre el cuerpo y el entorno.

Esto es algo fundamental, considerando que uno de los aspectos más preocupantes de la industria cosmética es la contradicción de algunos productos. Como ejemplo, Pistone señala que “los filtros solares comerciales contienen ingredientes como la oxibenzona, que es un disruptor hormonal y puede contribuir al desarrollo de cáncer, irónicamente en un producto que se supone nos protege del cáncer de piel”. En este caso es mejor optar por alternativas más seguras, como protectores con filtros minerales como el óxido de zinc y el dióxido de titanio.

¡Haz la transición paso a paso!

Si estás considerando cambiar a una rutina de belleza más limpia, Pistone recomienda empezar con tres productos clave:

  • Limpiador. Evita jabones con sulfatos y opta por fórmulas suaves con ingredientes naturales.
  • Hidratante. Sustituye cremas con siliconas por sueros con aceites naturales como rosa mosqueta o caléndula.
  • Protector solar. Prefiere opciones con filtros minerales en lugar de filtros químicos.

Por otro lado, como makeup artist, Pérez entiende que hacer la transición de un kit de maquillaje es un proceso, por lo que recomienda no tirar productos en buen estado, pues implicaría generar más desechos innecesariamente y “en lugar de eso, úsalo hasta terminarlo y luego sustitúyelo por una opción más limpia y sostenible”.

¿Y el empaque?

La producción masiva de envases plásticos en la industria cosmética es un problema serio Desde 1960, la cantidad de recipientes de plástico en productos se ha incrementado más de 120 veces, y casi el 70% de estos residuos terminan en vertederos, según datos revelados por National Geographic.

Es por eso que un aspecto clave de la sostenibilidad en cosmética es la reducción de residuos, algo que Pérez destaca y valora las propuestas en el mercado que son rellenables o que permiten comprar lo necesario, en lugar de venderte sets completos. En el caso de Xamania, Pistone destaca: “intentamos usar envases de vidrio y materiales reciclables. Lo ideal es que el producto se biodegrade y no contamine”.

Dentro de esta corriente son justamente las marcas independientes, nacionales e internacionales, las que han mostrado mayor compromiso. “Las grandes firmas apenas están reaccionando, pero el cambio es lento”, reflexiona Pérez, quien señala que si las compradoras empiezan a optar por opciones más éticas y dejan de consumir otras, los grandes fabricantes tendrán que hacer cambios.

En definitiva, el ‘clean beauty’ debe ser tomado no como una tendencia sino como una oportunidad para repensar cómo consumimos belleza y marcar una gran diferencia para nuestra piel y el planeta. ¿Lista para dar el primer paso?

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