Hoy voy a hablarte de la importancia de amar estar sola y de todo el camino que hay que recorrer para lograrlo, así como de los aprendizajes que deja este proceso; pues aunque en la vida iremos encontrando compañía, al final llegamos solas y nos vamos igual.
La soledad puede sonar muy amarga y darnos pánico, hay personas que toda su vida huyen de ella y prefieren aguantar relaciones tóxicas o desgastadas con tal de sentirse acompañadas. Pero hay otras que anteponemos nuestra felicidad y paz a conformarnos con una mala compañía.
Confieso que yo no decidí estar sola, sino que la vida me dio ese regalo que hoy valoro mucho porque me convirtió en la mujer que soy hoy: más sana, más madura y más poderosa.
Yo también era del bando de las personas que no podían estar solas, pasaba de pareja en pareja (aunque no fueran relaciones formales), no me daba chance de disfrutar mi compañía, de conocerme mejor. Pero cuando realmente me rompieron la vida -o al menos eso sentí en el momento que me ocurrió-, mi corazón se cerró por completo, con tres candados, como la puerta negra.
Así que me enfrenté a la soledad, a mi soledad y qué creen, no fue nada malo, nada que sufrí, todo lo contrario, es tan necesaria para volver a calmar las “aguas” del mar bravo que se tiene por dentro cuando se termina una relación tan importante. Los tanatólogos lo llaman duelo y es necesario para volver a comenzar, porque si se evade, todo se repite y eso es lo que menos queremos.
Al inicio me sentía rara haciendo todo sola por primera vez, como ir al cine, viajar, comer en un restaurante, ir a una fiesta o simplemente dar un paseo. Pero cuando me borré el caset de todos los tabúes que aprendemos sobre que las mujeres solas son unas quedadas o fracasadas, dejé de juzgarme y comencé a disfrutarlo todo.
Incluso aunque ahora elijo estar acompañada por una pareja, todavía sigo prefiriendo realizar varias actividades sola y ya son parte de mi rutina y de mis no negociables en la vida.
Estar conmigo me ayudó a sanarme y eso no nos lo dicen, si supiéramos que la cura para sanar nuestros corazones rotos está en nosotros, en darnos amor y compresión, otro cuento sería, pero todo lo contrario, la gente va repitiendo que un mal amor se olvida con otro o que un clavo saca a otro clavo.
Estar sola por decisión es terapéutico y cerrar el corazón cuando se necesita está bien. Porque después de que aprendes y amas estar contigo, entablas mejores relaciones personales y también las disfrutas más.
El momento cumbre cuando lo entiendes todo es cuando la soledad se vuelve placer y una vez allí ya no hay vuelta atrás. Sí es cierto que también te volverás más cuidadosa en elegir a quién le das las “llaves” de los candados que le pusiste a tu corazón, pero mientras no caigas en el extremo de ya no quererte compartir, será normal que ya no apuestes por cualquiera.
Algo que debo decirte es que no sabes cuánto tiempo necesitarás de esta soledad, cada quien tiene un proceso distinto, pero llega un momento en el que sientes que estás lista para volver a compartirte. En mi caso me tomó 7 años, que se escuchan un montón pero que para mí fueron necesarios para volver a dejarme conquistar y sentir esa conexión mágica con otra persona.
El reto será para las otras personas, las que te quieran conquistar, pues deberán aprender a amar a una mujer que disfruta su soledad y una mujer que sabe estar sola no le teme a nada.
Pero más allá de mi experiencia, quiero dejarte datos precisos sobre la soledad.
Los beneficios de estar sola:
- Regula la energía: Al no estar inmersa en una relación de pareja que tiene altas y bajas, subidas y bajadas, la energía se controla mejor, no hay agotamiento mental y emocional, según los especialistas de Psicología y mente.
- Mejora la creatividad: Según un estudio de la Current Directions in Psychological Science, las lluvias de ideas fluyen mejor en soledad.
- El cerebro crece: Aumenta la capacidad de procesar información, por lo tanto, las visualizaciones ayudan a que aumente la materia gris del cerebro, según especialistas de Psicoactiva.
- Se fortalece la empatía: Altos niveles de empatía se relacionan con menor estrés y mayor satisfacción personal, según el psicólogo Z. E. Neuwirth.
- Autonomía: Esta aumenta la seguridad personal y reduce la ansiedad. Un estudio realizado a un grupo de adultos de menor edad que se encontraban en soledad por decisión, realizado por la Psychology Clinic de NZ, confirmó que el mayor beneficio era la autonomía que los individuos desarrollan al conocerse mejor.