El árbol genealógico también se poda. Bye familia tóxica

“La familia es primero”, “debes perdonarl@ porque es tu mamá/papá/espos@”, “no importa lo que te haya hecho, es tu sangre”… Cuántas veces hemos escuchado esto y lo peor, por cuánto tiempo lo hemos creído. Hay veces que la familia lastima, violenta o separa y ningún lazo o vínculo justifica hacerlo.

Siempre serás TÚ primero. La familia claro que es importante, pero en ella se debe encontrar paz, confianza, confort y apoyo, si no es así también se vale podar el árbol genealógico sin remordimientos. 

Lamentablemente las cifras hablan por sí solas: se calcula en todo el mundo que 736 millones de mujeres han sido víctima de violencia familiar al menos una vez en su vida, es decir: 1 de cada 3, datos dados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2021. 

En la familia están los agresores, en la propia “casa”. Este mismo año, 45,000 mujeres y niñas fueron asesinadas por sus parejas u otros familiares; es decir, más de 5 mujeres son asesinadas cada hora por alguien de su propia familia, según la ONU MUJERES. 

Foto: Shane Rounce / Unsplash

Es por eso que NO, NO se puede justificar la violencia con la sangre o los genes. Una persona que realmente te quiere -comparta tu ADN o no- te cuida, te respeta y te suma. 

Pero precisamente porque se piensa que a la familia se le debe perdonar todo es que se han permitido muchos abusos y muchos de ellos han terminado en asesinatos.

No elegimos la familia que nos toca, pero sí podemos alejarnos de los parientes tóxicos y dejarlos atrás para crear nuestra propia familia con algunos integrantes con los que sí compartimos la sangre y con otros cuyo lazo es por el corazón y que a veces ese vínculo es hasta más fuerte que la línea genética. 

Foto: StockSnap / Pixabay

Pero no solamente por violencia, también es válido dejar de frecuentar a los familiares con los que una vez se conectó, pero que la evolución de la vida los llevó a ya no sentirse cómodos juntos. 

Como pasa con las ex parejas o los ex amig@s, los familiares también pueden dejarse atrás, recordarlos en los capítulos de la vida en los que fueron importantes, pero que ya no forman parte de nuestras nuevas versiones. 

Para conservar a un pariente en tu vida, debe hacerte sentir como en casa: seguro, cálido, feliz, en confianza y en amor absoluto. 

No dejes que la culpa no te deje podar a los familiares que ya no te suman o que te perjudican. Verás que cuando decidas cerrar las filas de tu vida hasta la energía comenzará a fluir mejor. 

Foto: Tyler Nix / Unsplash

Todo lo que estorba te drena vida, no lo permitas y rompe con esos lazos tóxicos porque además si otros familiares o hij@s te ven perdonando lo que sea en nombre de la familia, se repetirá el patrón destructivo. 

La familia no es en la que naces, es la que tú decides que es hogar. 

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