La primera vez que escuché el término “validar las emociones” fue en una consulta con mi terapeuta y luego de saber en qué consiste, y, principalmente, los beneficios que trae consigo hacerlo, es que me pregunté por qué no nos lo enseñan desde niños, debería ser materia obligada en la escuela.
La vida, el mundo y los seres humanos tendríamos más paz si supiéramos validar nuestras emociones y las de los demás. Ya vamos tarde para aprender a dibujar dentro de las líneas, pero nunca para mejorar la relación con NOSOTRAS mismas.
Por eso hoy quiero proponerte que aprendas a colorear tu libro de emociones y trabajes en ello cada día, porque eso hará que tu vida sea mucho mejor, te lo garantizo.
Marsha M. Linehan, psicóloga y pionera en la terapia dialéctica conductual, afirma que la validación emocional es un proceso en el cual las manifestaciones emocionales de una persona son comprendidas, interpretadas y entendidas por el otro.
Y para conseguir validar las emociones hay que seguir 3 acciones:
- Escuchar con empatía.
- Comprender el o los sentimientos.
- Comunicar sin juzgar.
Suena sencillo, ¿cierto? Pero en realidad es difícil porque no es parte de nuestra cultura emocional.
No me digan que a ustedes no les suenan frases como: “no seas dramática”, “eres una tóxica”, “no exageres”, “no te lo tomes personal”, “no seas intensa”, “no es para tanto”. Seguramente alguna vez se las han dicho los demás cuando han expresado cómo se sienten. Adivinen qué… todas estas frases, que están tan gastadas, son precisamente las que invalidan las emociones.
La invalidación consiste en: juzgar, castigar, contradecir, criticar e ignorar.
Dejemos claro que todas las emociones son válidas, eso no está a discusión; lo que hay que analizar es por qué las sentimos y qué hacemos con ellas, para que en vez de destruirnos; nos alimenten, nos llenen de aprendizajes y de madurez.
Así que, prediquemos con el ejemplo y empecemos por NOSOTRAS mismas. Un buen inicio es validar las emociones de “baja pila”, como yo las llamo, que son las que no nos gusta sentir, como: enojo, tristeza, miedo, frustración e ira.
La próxima vez que experimentes alguna de ellas, identifica qué las causó. En tus manos no está cambiar a los demás, pero sí cómo procesas tú lo que ellos hacen.
Así, la próxima vez que te encuentres en el mismo escenario, sabrás dónde acomodar esas emociones, cuándo es momento de soltarlas, cómo canalizarlas y qué aprendizajes te dejaron.
No te juzgues, no te exijas, no seas tu propio verdugo, debes ser muy empática, pero lo principal es que aprendas a ser muy comprensiva y compasiva contigo misma.
Que tú comiences a validar tus sentimientos te ayudará mucho para que establezcas límites y vínculos sanos con los demás. Por lo que ya no permitirás que te lastimen.
Ves qué bonito es aprender a conocerse, entenderse y procesar correctamente lo que sientes para poder estar ligera y sana emocionalmente.
Por último, quiero recordarte que la mente es maravillosa, es una esponja viva, así que todo lo que le digas, lo va a creer. Empieza por decirle, cada día, la persona tan maravillosa que eres y el potencial que tienes, así como lo válido que es lo que sientes.
Bienvenida a esta tertulia digital entre NOSOTRAS.
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