Se dice que el ser humano no es fiel, que una infidelidad sí puede perdonarse o que los hombres son más infieles que las mujeres, se dicen muchas cosas relativas, pero lo que sí es certero es que la fidelidad es un acuerdo entre una pareja monógama y que ser infiel es una decisión, no un reflejo, no un error, no un accidente.
La reconocida antropóloga Helen Fisher asegura que en el ser humano existe, desde la prehistoria, “una necesidad de transmitir su ADN y reproducirse, por lo que su comportamiento sexual es igual al de los demás mamíferos”. Por lo que biológicamente los mamíferos no somos fieles.
Sin embargo, los humanos creamos el concepto de fidelidad-monogamia, a diferencia de los demás mamíferos, como un acuerdo social, que parte de un compromiso con la pareja basado en la confianza. Esto se adoptó en varias culturas, principalmente las de Occidente, como la nuestra.
Nadie está obligado a vivir una relación monógama si no lo desea y mucho menos a ser fiel, pero eso debe acordarse desde el inicio. Siempre hay que dejar las cosas bien claras para que nadie salga lastimado, porque como diría JuanGa: “¡pero qué necesidad!”.
Sin embargo, cuando alguien decide ser infiel y romper ese acuerdo de confianza con su pareja debe saber que eso traerá consecuencias porque la fórmula newtoniana es simple: “para cada acción hay una reacción”. Y a veces la “paga” puede ser muy alta.
Así que sí estás dudando en ponerle los cuernos a tu pareja, debes saber que ese plato es mejor comerlo frío. ¿A qué me refiero con esto? A que romper el acuerdo de la fidelidad debe pensarse con la “cabeza fría”, no con la emoción de la calentura que siempre dirá: ¡sí, hazlo!”.
Porque no estamos hablando de dar tarjetazo cuando sabemos que no tenemos dinero o de romper los platos de la vajilla por accidente, sino de la confianza de la persona que elegimos como nuestra pareja, es eso lo que está de por medio. Y no hay que olvidar que lo más valioso que puede otorgarnos una persona es su confianza.
La honestidad siempre será la mejor elección, así que piensa bien todo lo que podría provocar traicionar la confianza de tu pareja. Puede ser que a ti ya no te funcione tener una relación monógama. Hoy en día las opciones de relacionarse son tan diversas que se vale, pero no te “lleves entre las patas” el corazón de nadie. ¡Háblalo!
¿Y qué pasa si a mí fue a quien me pusieron el cuerno? Solamente tú decides si perdonar y volver a confiar o terminar esa relación. No dejes que nadie se meta, no le hagas caso a las personas que te juzgan, porque tú eres la única responsable de construir tu vida.
Cada historia es única y lo que te funciona a ti no tiene que funcionarle a los demás y viceversa. Pero debes saber que, como toda decisión, hay pros y contras.
Los contras de perdonar una infidelidad son:
- El proceso para recuperar la confianza en tu pareja será lento e, indudablemente, necesitarán tomar una terapia, es lo mejor que podrían hacer para no caer en círculos viciosos ni en escenarios enfermizos donde abunde la ira, el reproche o la venganza.
- Vivirás el duelo de una ruptura aunque continúes con tu pareja, porque el corazón se rompe de igual forma al ser traicionado.
- Vivirás un golpe bajo en tu autoestima y sentirás que fue tu culpa por no ser suficiente.
¿Hay pros de perdonar una infidelidad? Puede ser que sí, hay personas que sí pueden hacerlo y eso funciona bien para ellas.
Al hablar de lo ocurrido, la pareja deberá establecer nuevos acuerdos y nuevos límites, por lo que podría ser una nueva oportunidad de relacionarse. Pero para que esto ocurra ambas partes deben estar convencidas de vivir una segunda temporada en su relación y de que tomar la decisión de continuar es lo que más desean, si no es así, esa historia no terminará bien.
No hay verdades absolutas en las relaciones de pareja, así que quédate donde seas feliz, donde te sientas respetada, valorada, admirada, acompañada y respaldada. Fluye en relaciones que te permitan ser y crecer.
Ser feliz y compartir esa felicidad con la persona que amas es, sin duda, el mayor placer de la vida, no te conformes con menos de eso.