No sabía cómo titular esta columna, quería que fuera algo claro y poderoso que definiera la decisión de amor más importante que he tomado en mi vida hasta ahora: dejar ir o continuar mi última relación de pareja.
Nunca antes me había enfrentado a esta situación porque cuando suelo terminar mis relaciones amorosas, no vuelvo atrás, así de tajante es mi personalidad, pero ahora todo fue distinto y estoy segura que esto les ha pasado a ustedes también.
Antes de contarles la historia, debo darles contexto de lo que pasó y cómo lo enfrenté.
Si quieren saber cómo es que me enamoré del coprotagonista de esta historia -y de mi vida- con detalle y exageración, entonces les dejó acá la COLUMNA en la que hablo sobre ello y las que prefieran la versión corta, deben saber que luego de 7 años de soltería y de superar una separación por una infidelidad, es que conocí a ese hombre que me conquistó y se robó mi corazón.
Él es todo lo que yo siempre deseé como pareja pero que no había encontrado porque me conformaba con muy poco, por ello todas mis anteriores relaciones amorosas me quedaban a deber o eso era lo que sentía.
Tras el engaño de mi ex pareja realmente pensé que no volvería a sentir tanto por alguien, le había cerrado las puertas al amor por completo, por eso es que digo que mi galán actual me hizo renacer.
¿Y entonces por qué terminó? La verdad es que nuestro vínculo aunque es fuerte porque la magia y la química son innegables entre nosotros, nos encanta tener el poder a ambos y somos bien necios; sin embargo, entre varios truenes y reconciliaciones logramos una estabilidad y dejar de necear hasta que…
Un día una de mis amigas encontró a mi galán en una app de citas y mi miedo a la traición y el trauma de la infidelidad volvieron a aparecer. Él no negó tener ese perfil, pero me dijo que no lo usaba, que lo abrió antes de conocernos y simplemente no lo había eliminado, que eso era todo.
No estaba segura de nada, necesitaba tiempo para entender qué había pasado y tener claro si podía creer en él, además que también necesitaba que me demostrara con pruebas fehacientes que no me había traicionado.
Lo bloqueé pero luego se presentó un tema delicado por el que tuve que romper el contacto cero, aunque después de eso él decidió poner distancia. Los meses pasaron, casi tres, en serio yo lo había dejado ir, estaba cada día lidiando con el duelo de la ruptura.
Como es normal, tenía días buenos en los que casi no pensaba en él y otros pésimos en los que lo extrañaba tanto que su voz y su risa retumbaban en mi cabeza.
Además de esto, el algoritmo de Instagram no ayudaba pues aunque me tenía bloqueada, me aparecía su foto y su contacto en el apartado de sugerencias. Hice de todo para sacarlo de allí pero nunca se pudo, se trataba de un error técnico y justo me pasó con él.
Hasta que un día, cuando literalmente no esperaba nada, comenzó a ver mis stories, es decir, me había desbloqueado. No negaré que sentí un bajón en la panza, aunque sabía que por mi parte seguiría el contacto cero.
Pasaron casi un par de semanas luego del desbloqueo hasta que un martes recibí un mensaje suyo por WhatsApp, allí estaba otra vez, del otro lado de la pantalla pero logrando que se despertara todo el amor que siento por él.
Luego de compartir algunos mensajes, acordamos vernos al día siguiente en un café, él propuso que fuera al día siguiente, yo prefería esperar unos días más porque en realidad me moría de nervios.
Fui a esa cita como la primera vez que salí con él, con la panza revuelta de nervios y con las manos frías de sudor y por si necesitaba señales claras del destino para confirmar que nuestra magia es auténtica e indestructible, pasaron cosas clave esa noche.
Me escribió que estaba a 10 minutos de llegar, así que tomé mi abrigo para encontrarlo en el café donde quedamos de vernos. Al salir de casa casi pisé una carta de baraja que estaba tirada en la banqueta, era la de 2 de espadas, le tomé foto porque soy muy supersticiosa.
Me detuve a buscar en “San Google” qué significaba: “Sugiere que el consultante se encuentra en una situación compleja en la que debe tomar una decisión difícil, y encontrar la mejor solución requiere sabiduría interior y equilibrio”.
Estaba buscando algo más concreto, menos ambiguo, como si quisiera encontrar algo que me dijera que volviera a confiar en mi galán, en el amor… Mientras eso pasaba, él me llamó para decirme que había tenido que dejar su auto calles atrás pero que ya iba caminando, yo comencé a caminar derecho y de repente lo vi al final de la calle, allí estaba.
Le dije que lo estaba viendo, que estaba a unos pasos de él y volteó, nerviosamente los dos seguíamos al teléfono hablándonos mientras nos veíamos a unos metros uno del otro.
¿Y qué pasó? Nos abrazamos muy fuerte, luego le di un besito para saludarlo, volvimos a abrazarnos y caminamos juntos al café. El volver a tenerlo frente a frente me hizo saber y sentir que no lo quería lejos de mí, porque cuando estamos juntos me siento infinita, es como si una versión mía sólo existiera cuando estoy con él.
En el café platicamos sobre los asuntos delicados que pasaron en nuestras vidas y después me acompañó caminando a mi casa y allí fue cuando le pregunté qué había pasado, quería y necesitaba respuestas.
Él habló, me enseñó pruebas del perfil de la app, me confirmó que ahora sí había eliminado su perfil y repitió una vez más que no lo usó, que no pasó nada.
Su error fue no haber eliminado ese perfil durante años, pero si no hay pruebas, no hay delito, así funciona para mí y fue el momento en el que tomé la decisión de darle, darme, darnos un chance más.
Claro que hablamos sobre qué hemos hecho mal, qué nos ha llevado a pelear y a tener malos entendidos y confío en que ambos mejoraremos lo que nos corresponde para construir una relación sana basada en la confianza, el respeto y la comunicación. Es evidente que queremos estar juntos y que la conexión que tenemos es real.
No será fácil volver a confiar en al amor, volver a ser vulnerable; sin embargo, con todo mi ser deseo hacerlo porque igual que él, yo tampoco imagino mi vida sin un nosotros.
Así que toca construir un día a la vez y vivir las cosas que siempre me dije que no me permitiría jamás porque si algo me ha enseñado la vida -a cachetadas- es que no se pueden obtener mejores resultados cuando se repiten los mismos patrones y errores, por eso decido volver a confiar en él, en el amor y en el nosotros.
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