Tener sexo, junto con comer, dormir y reír son los placeres físicos por excelencia, ya que al hacerlo se nos “enciende” el cerebro, lo cual provoca que se libere una satisfacción inigualable.
El sexo hace que nuestra mente libere oxitocina (hormona del orgasmo); además de serotonina (hormona de la felicidad) y noradrenalina (hormona o neurotransmisor antiestrés), por ello es que al tener hacerlo -la masturbación también cuenta-, es que no sentimos en el Nirvana.
Por lo tanto, para tener una vida sexual sana hay que estar sanas primero de la mente y NO normalizar estas cosas:
- NO DISFRUTARLO. Es anormal que no goces el placer que genera tu cuerpo. Si bien es cierto que hay casos excepción ya que al pasar por ciertas enfermedades puedes perder el deseo, debido a los medicamentos que se recetan; el no disfrutarlo nunca es un tema psicológico.
Un profesional te ayudará a descubrir porqué estás bloqueando tu erotismo y tu placer, no tengas pena ni miedo. Lo importante es que no te reprimas nada en la vida, menos los orgasmos.
- SENTIR VERGÜENZA. Si eres de las que no puede hacerlo con la luz prendida porque te da pena que la otra persona vea tu cuerpo, no te estás dejando fluir y apreciar. Todos los cuerpos son perfectos porque son únicos, aprende a amar el tuyo y verás cómo hasta te das cuenta todo lo que puedes sentir si te quitas esos miedos. Admírate, mujer.
- NO SENTIR UN ORGASMO. No todos tus encuentros sexuales tendrán un final extra excitante porque hay intensidades que dependen del momento y de la química con la pareja que estés, pero sí eres responsable de tu final. Sólo tú conoces tu cuerpo a la perfección, así que sabes qué te hará llegar al clímax. Grábate esto: habla y se te concederá. Pide lo que te haga explotar al máximo de euforia. El orgasmo es de quien lo trabaja, por eso… ¡a darle!
- NO TENER TIEMPO. Esta excusa quiere decir que tienes un problema con tu vida sexual y debes preguntarte por qué no quieres gozar. ¿Eres tú?, ¿es tu pareja? Busca soluciones porque no sólo estás perdiendo placer, sino también una serie de beneficios físicos y emocionales. De esto te hablé en mi columna pasada: “Las mujeres también tenemos ganas de sexo”, imprímela y que se vuelva tu mantra. Me lo vas a agradecer.
- PENSAR QUE ES UN ACTO VACÍO. El sexo es un encuentro íntimo que no sólo conecta lo físico, sino también las energías. Nuestro cuerpo tiene una memoria ancestral que “vibra en sintonía con personas afines… Tiene centros importantes de energía conocidos como chakras y cuando dos personas tienen un encuentro sexual experimentan un proceso de intercambio energético”, afirma la coach y sexóloga Rosario Cardoso.
No importa que sea sexo de una noche, tu energía se mezcla con la de la persona que elegiste para vivir el placer.
- VERLO COMO UN PREMIO O UN CASTIGO. El sexo no es moneda de cambio, no es un condicionante, así que no es normal usarlo para premiar a tu pareja por algo que hizo bien o castigarla porque te enojaste con ella. No se lo hagas pero, principalmente no te lo hagas a ti.
Seguramente has escuchado decir que tu cuerpo es un templo y lo es, así que el sexo es sagrado y tú eres la diosa. No lo olvides, mujer.