Llevo varias semanas pensando en la mujer perfecta del siglo XXI. Esta mujer que trabaja con un alto puesto ejecutivo, financieramente independiente. También es esposa con una casa que funciona al 100, está presente en eventos, vive en una casa acomodada y limpia. Tiene 3 hijos chiquitos y los lleva a la escuela, los recoge, los acompaña a las clases de la tarde, los baña y duerme todas las noches. Es una mujer que hace ejercicio y come saludable de acuerdo a lo que su cuerpo requiere.
También es una influencer en las redes sociales, miles de miles de seguidores, tiene gran amor por ellos e influencia en la vida de todos, qué responsabilidad. Claro que existe, hay una en cada familia.
No saco esa imagen de mi cabeza y me ha permitido reflexionar sobre la presión que existe hoy en todos lados por cumplir estereotipos, expectativas y vivir la vida para otros.
Las expectativas no paran
Las expectativas sociales crecen cada vez más, las redes sociales y la velocidad de las cosas tan instantáneas hacen que poco disfrutemos de lo que hacemos, quiénes somos y que los pensamientos de “quién soy”, “qué quiero” o “¿mis logros son suficientes?”, se nublen cada vez mas.
Hay tanto frentes abiertos sobre todo en lo que como mujer hay que ser “perfectas”; todo lo que hay que hacer, lograr y controlar.
Si eres mamá entonces “solo eres mamá”; si trabajas, entonces “tus hijos están solos” o “eso es porque tú no estás presente”; si no eres activa en redes, “¿cómo piensas llegar a más personas?”. Así, siempre hay un “pero” o una exigencia más que cumplir, como si hubiera una descripción y manual de “MUJER DEL SIGLO” que hay que palomear. Ah, pero esa mujer no tiene ego, los demás van primero y cumplir la lista de todos es la prioridad. ¿Te suena familiar?
Pareciera que la mujer perfecta existe en todas las mentes en este siglo. ¿Qué pasaría si más bien esa mujer perfecta es la mujer empoderada para elegir, para elegir qué sí desea y qué no, cuándo sí y cuándo no? ¿Qué pasaría si valoráramos a la mamá como el trabajo más prestigioso que hay?
La mujer perfecta eres tú, ¡elígete!
Hasta donde yo sé, el día sigue teniendo 24 horas y el año 365 días. Entonces, más que cumplir con el mismo tiempo, más que lograr con el mismo tiempo trabajar, ser mamá presente, amiga, esposa, ama de casa, empresaria e influencer, hoy te digo que está bien soñar, elegir y seguir tu corazón.
¿Deseas ser mamá y dedicarte a tus hijos? Está bien. ¿Deseas trabajar y no ser mamá? Está bien. ¿Deseas un poco de todo? Está bien. ¿Y sabes qué también está bien? Está bien cambiar, elegir diferente, soltar y ser tú porque eso es lo que más feliz te hará.
Hoy te invito a invitar al ego a tu vida, a invitarlo para pensar en ti y en lo que te hace feliz antes que a todos los demás, porque eso es lo que nos permite entonces crear y dar lo mejor para otros.
La mujer perfecta sí existe, está dentro de ti, en lo que tú elijas ser, hacer, crear y desde ahí brillar; cumpliendo primero tu lista, una lista que puede transformarse en todo momento. Tu superpoder es ser tú, disfrutarte, abrazarte y reconocerte.
Haz una lista de 50 cosas que te reconoces a ti misma hoy (esfuerzo, transformación, logro, superpoder, etc.). No hay más importante que otro, no hay espacio para el juicio o comparación. Reconoce tu poder y ese compártelo, el regalo más grande para este mundo eres tú.