Nos encontramos en un proceso electoral y escucho mucho el “para qué voto”, “la política me vale”, “no tiene sentido” o “todos son iguales”. Mucha queja y poca acción.
Sin embargo la política, el sector público, el gobierno o como quieras verlo, es sorteo de todos, de nuestra vida diaria. Gracias a “eso que no importa” llega a nuestra casa agua y luz, hay calles, transporte, empresas, turismo y más.
Que opines que muchas cosas “no funcionan” o “se deberían hacer diferente” es otra cosa, y es un ejemplo de cómo sí importa y somos parte.
Constantemente tenemos una opinión de lo que no nos gusta, pero poco se actúa para que sea distinto. Bueno, un proceso electoral es ese momento que como ciudadanas podemos actuar y participar. No se requiere dejar lo que nos gusta o hacemos para trabajar en el gobierno.
Como ciudadanas parte de nuestro deber es votar, ser parte del proceso; es la manera que hoy existe para expresar nuestro sentir y buscar el rumbo que queremos. Ya sea votando o también siendo parte del proceso como funcionarias de casilla.
Alineado a esta columna De mí para mí, quiero recordarme y recordarte lo importante que es este acto de votar. Lo importante de no dejarte llevar por el “no sirve de nada” o la inconformidad colectiva, además de recordarte lo mucho que hoy cuenta el ser tú, darte a escuchar y lo válidos que somos los jóvenes y las mujeres.
La política es parte de nuestra vida diaria, en las relaciones, en el caminar, en cómo llevamos nuestro trabajo y en nuestro día a día. Cada día en un momento para hacerlo diferente, para buscar transformar, crecer y hacerlo distinto.
Está en cada una elegir ese cambio o lo mismo en nuestra vida, ese rumbo, transformar nuestra vida o entorno. El ser política e influir empezando en nuestra vida y nuestro entorno. Brillar desde el ser “yo”.
Hoy te pregunto, ¿qué es eso que deseas, cómo visualizas tu entorno y qué requieres hacer para llevar a él? ¿El voto es por mí o por indiferencia al entorno?