Muchas soñamos con ser nuestra propia jefa, ser dueñas de nuestro tiempo y rendirnos cuentas a nosotras mismas. Con tener nuestras empresas y tener la vida de esa persona que vemos llena de éxito, de poder, de facilidades. Esas vidas de las cuales solo conocemos la punta y creemos que llegar ahí ha sido “fácil”.
Bueno ese día llegó para mí un día. Ser mi propia jefa en cuanto a mi trabajo, rendirme cuentas a mí y ser dueña de un emprendimiento. De repente te das cuenta la complejidad que varias cosas, en especial de esas en la que no eres gran conocedora y que te has convertido en una “todóloga” de la noche a la mañana.
En el camino de emprender, después de seis años, hay varias cosas que me hubiera encantado saber. No para dejar de hacerlo, sino para tomar al toro por los cuernos y hacer el cambio un poco más fluido. Aunque por otro lado el hecho de empezar, aunque fuera con muchos miedos, es la manera de aprender, conocerte más y potencializar tus capacidades.
Hoy te quiero compartir tres aprendizajes que he tenido en ese camino y espero lo hagan más fluido para ti.
Lo que nadie me dijo acerca de emprender
1. Acepta desde el día uno en qué rubros requieres ayuda
No somos expertas en todo, podemos aprender un poco de todos los rubros; sin embargo, el tiempo es valioso para aplicarlo en lo que mejor sabes hacer y en el objetivo de tu negocio. Esto te permite delegar, tomar mejores devociones y ser más eficiente. Rodéate de un equipo que conozca cada área que necesitas.
Cuando emprendes te conviertes en “todóloga”, lo se, no siempre empezamos con un presupuesto para contratar un equipo enorme. Sin embargo, asesórate de quienes conocen cada área para que tu inversión sea eficiente. De lo contrario es muy fácil utilizar el dinero en puntos que no son lo que requieres.
Eso es parte de aprender pero, si desde el inicio nos asesoramos de quien conoce de números, por ejemplo, podemos usar nuestros recursos de una mejor manera.
2. Aprende de la competencia
En el camino del emprendimiento y los negocios hay muchísimas personas, inclusive la competencia, que lo hacen muy bien; saben como hacerlo y su camino nos permite aprender.
La competencia es sana y hay mucho que reconocerles, aprenderles de su modelo de negocio y estrategias de marketing. En la competencia podemos observar estrategias exitosas y no tanto, así como la manera de crecer o de quienes no han crecido de una manera esperada.
En la competencia también encontramos grandes empresas que han recorrido ese camino de crecimiento durante mucho tiempo. Busca aprender de ese éxito de otros para buscar el tuyo a tu manera.
De la misma manera existen muchos emprendedores que se han aventado a la aventura anteriormente. Aprende de ellos, acércate a varios para tener un mentor, rebotar ideas y así podrás tener experiencias sólidas que ya han funcionado.
3. Abrete al fracaso
La posibilidad de que las cosas no salgan como esperamos y el miedo a no lograrlo, es lo que más nos impide intentarlo. Los miedos siempre existirán; conforme avanzamos se van modificando, dejamos unos y surgen otros. El momento en el que estamos, la situación, ya la tenemos, y la manera de cambiarla es intentándolo diferente, arriesgando y probando.
El fracaso es solo una idea y punto de vista de cuando las cosas no salen como queremos. Sin embargo, un resultado distinto está lleno de aprendizajes. Me acuerdo de mi primer emprendimiento, un negocio de juguetes didácticos, y con la pandemia mucho cambió, también ideas mías y metas que tenía.
Acabé cerrando un negocio que pensé iba a tener por años. Sin embargo, aprendí tantas cosas que cada decisión e intento valió toda la pena. ¿Fracasé? No lo sé: para unos sí, para otros no, para mí por supuesto que no. Vencer el miedo de hacerlo fue lo que me permitió intentarlo en primer lugar.
Ábrete a tus sueños. En momentos vas a sentir que caes al precipicio; debes seguir, porque el aprendizaje y el resultado siempre valdrá la pena.
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