La vida da muchas vueltas, dicen. Y sí, hoy afirmo que sí. ¿Te ha pasado que requieres tomar una decisión y te ahogas en tus pensamientos y razonamientos porque sientes que es para siempre? Me ha pasado muchas veces, y quiero platicarte que me pasa cada vez menos.
A los 19 años me cambié de carrera, de ingeniería civil a ciencias políticas, una de esas decisiones para “toda la vida”. Más adelante de trabajar en la política, consultoría, caos, caos, caos, elegí en un momento un cambio de 180°: dedicarme a la calma. Con ello aprendiendo que nada es para siempre, bajando el caos mental a la calma (por lo menos en mayor medida, porque acepto que mi razón a veces ocupa muchos de mis pensamientos).
Cómo pasé del caos a la calma
Bueno, pero, ¿cómo pasó eso? En la vida vamos tomando decisiones que marcan nuestro camino, decisiones que en momentos sentimos que son para siempre, como qué carrera estudiar o qué trabajo elegir. Conforme vamos soltando e identificando quiénes somos, para qué queremos algo, entonces ese caos mental comienza a convertirse en calma, esas decisiones son más fáciles de tomar y más ligeras.
Me acuerdo de cómo era trabajar en consultoría: el caos a mi alrededor, la adrenalina, la emoción y, cuando me salí, en momentos sentí que se caía todo lo que había hecho en mi carrera profesional. La primera vez que renuncié me convencieron de quedarme porque “Pau, eres indispensable, eres buenísima y tienes una gran carrera por delante”. Seis meses después renuncié de nuevo convencida en que para mí era lo mejor, no para los demás, para mí.
Hoy lo veo como un gran aprendizaje, como una experiencia; tomo todo lo grandioso que me dio, disfruto otras cosas que ayer no, sé que en cualquier momento todo puede cambiar y está bien.
Sin embargo, ese caos no era por mi trabajo, venía de un tema mental, de presión de mi alrededor, de las expectativas de cumplir. Venía de hacer por hacer, de hacer para otros y dejarme a mí a un lado, mi misión, mi felicidad.
Ese caos se puede calmar. Una manera de hacerlo es que cuando siento miedo por una decisión o incomodidad, cuando siento que es “para toda la vida”, me pregunto: ¿a quién le pertenece esto? Y realizo cinco minutos de respiración consciente (sentada con pies en el piso llevo mi atención únicamente a mi respiración, inhalo y exhalo por la nariz). Poco a poco llega la calma.
Ir hacia adentro
¿Para qué funciona esto? Para ir hacia adentro, reconocerte, bajar el ruido mental, los comentarios externos y reconocer que en todo momento puedo soltar la decisión anterior, puedes pasar del caos a la calma y cambiar la realidad.
Hoy esa calma, para mí, está en meditar, en disfrutar tiempo con mi familia y tiempo conmigo misma. ¿Para ti en dónde está la calma? Esa calma en la que puedes ser tú, tu mejor versión y disfrutar cada momento por encima de la incomodidad.