Mucho nos habían contado de Naoshima y, como buenos ‘junkies’ del arte, era uno de los destinos top por visitar en nuestro paso por Japón.
Naoshima es una isla en Japón que se encuentra en el mar interior de Seto, entre Okayama y Takamatsu. Nosotros llegamos a Tokio, de ahí nos adentramos en Japón por tren y viajamos en ferry a la isla; por lo tanto, no es un destino tan accesible pero que definitivamente merece la pena aunque te tome más de 20 horas llegar.
La experiencia de Naoshima
No solo tiene muchísimos museos e instalaciones de arte, también es una de las sedes de la Setouchi Triennale, un festival de arte contemporáneo que se fundó en 2010 y se celebra cada 3 años en varias islas aledañas.
Naoshima y otras islas cercanas fueron ampliamente afectadas por la desolación y falta de población, al ser lugares de pesca se fueron quedando solas y abandonadas, pero gracias al arte y la arquitectura han resurgido y ahora son destinos top de viajeros internacionales.
Seguramente sigues sin entender muy bien qué es esta isla, pero si menciono a la artista Yayoi Kusama con una calabaza amarilla de lunares negros en medio del mar, entonces seguro ya sabes de qué lugar del mundo hablo.
Bueno, se nos cumplió el sueño de visitar este lugar y estuvimos tres días inmersos en arte, arquitectura, naturaleza, paz e inspiración. Te cuento todo esto porque viene mi reflexión a desarrollar en esta columna: la importancia del arte, la moda, la arquitectura y la naturaleza en la convergencia, conversación e intercambio preciso para lograr armonía, belleza, inspiración y activación económica con un beneficio sustentable. Naoshima es el ejemplo perfecto.
¿Quién inspira a quién?
Los intercambios entre el arte, la moda y la arquitectura han existido prácticamente desde siempre. Yves Saint Laurent con Mondrian, la duquesa de Windsor y Dalí, la misma Yayoi Kusama con Louis Vuitton, Dior y Andy Warhol, Prada y Christophe Chemin, Takashi Murakami y Vuitton, y así miles de millones de ejemplos.
¿Quién inspira a quién? Yo diría que el arte y la moda se alimentan de manera recíproca, el arte influye en la moda pero la moda también hace lo propio al brindar lienzos diversos y cabida a otro tipo de narrativas, en donde el arte y la moda convergen en una explosión visual enriquecedora que inspira y da pie a otras conversaciones mucho más enriquecedoras. Ambas disciplinas se dan la mano y bailan de manera hermosa y trascendental.
Sobra decir que me fui súper inspirada de Naoshima, tanto en mi proceso creativo con el estilismo como en mi parte emocional y profesional con la inspiración visual; también por el respeto a la naturaleza y el dialogo entre varios, incluida la arquitectura. Todo esto deja atónito a cualquiera (aunque no te guste el arte), también fue sumamente divertido y enriquecedor ver las reacciones y diálogos que surgieron con mi hija de tres años antes las obras de arte y las instalaciones al aire libre.
Importante destacar cómo el arte (así como la moda) da pie a ese dialogo tan básico como “me gusta” o “no me gusta”, hasta la interpretación personal de cada pieza y lo que nos trasmite.
Te invito a clavarte en las colaboraciones de moda y arte a través de los años; te va a sorprender la influencia tan intrínseca de la que podemos ser testigos y te apuesto que hasta una t-shirt en tu casa vas a encontrar como producto de estas colaboraciones.
Con cariño,
Gina