Creo fielmente que estamos hechos de las historias que hemos vivido y las que más nos enseñan son las difíciles, esas que no quisiéramos pasar pero que son necesarias para madurar. Y hoy puedo decir que el resultado de mi historia de amor que terminó en un corazón roto fue construir mi mejor versión.
Quiero contarte todo lo que me enseñó el hombre que me rompió el corazón… Claro que para ser consciente de dichas enseñanzas y agradecer por ellas, tuve que atravesar un proceso largo, por el duelo del desamor, ese que es puros tragos amargos.
El hueco que me dejó la traición del hombre que amaba me hizo sentirme perdida, por ello busqué ayuda, un especialista que me ayudó a acompañar ese duro proceso, el cual, en tanatología, es comparado con la muerte de un ser querido.
Tener el corazón roto no es una figura poética, sino una verdadera afección de salud, tanto física como mental.
La UNAM explica que el “síndrome del corazón roto es el nombre que se le da a la miocardiopatía por estrés, y ocurre por tensión intensa e inesperada derivada de la pérdida de un familiar o una pena de amor”.
Por eso literalmente sientes que te duele el corazón, no es metafórico. El músculo de este órgano vital se inflama como si tuviera un daño orgánico (arterias tapadas, cardiopatías o afecciones musculares) y causa dolor de pecho, falta de aire, desmayos, taquicardia y sudoración, es decir, síntomas de un infarto.
El síndrome del corazón roto nos impacta principalmente a las mujeres, especialmente a las de edad avanzada, asegura la UNAM.
La buena noticia es que los corazones rotos sí se curan, pero siempre es importante acudir con los especialistas. Les juro que la terapia salva vidas, pero de eso hablamos en otra columna.
Luego de superar una pérdida tan importante que me dejó esa separación, tuve que reconstruirme. Esto sí es metafórico: sentí que cuando terminé de vivir mi duelo, recogí todos los pedacitos que quedaban de mí para volver a armarme, pero en el camino encontré otros cachitos nuevos, por lo que obtuve una nueva yo y, sin duda, me gusta más la persona que soy ahora. ¿Por qué?
- Aprendí que primero me amo y luego lo amo. No estoy hablando de egoísmo, solamente de prioridades y ahora sé que yo voy primero antes que mi pareja y eso no es negociable. No puedo darle al otro más que a mí porque no es sano descuidarme y quedarme a deber. Soy mi mejor decisión siempre.
- Conocí mis umbrales más grandes de dolor pero con ello supe lo valiente que soy. Tener una red de apoyo me ayudó mucho, pero saber que sola enfrenté momentos tan difíciles y pude, me hace sentir empoderada.
- Nunca más tuve miedo de mostrarme frágil y decir: no puedo sola. Tuve un momento en el que me quebré y dejé de hacerme la fuerte y pedí ayuda. Es necesario sacar la basura emocional para que no se pudra dentro de uno mismo. No siempre podemos con todo.
- Mesa para uno. Antes de él no sabía estar sola, pasaba de una relación a otra, pero luego de él comencé a hacerlo todo sola y amé esa nueva faceta de mi vida en la que descubrí que soy mi mejor compañía.
- Aprendí a honrar mis decisiones. Por mucho que lo hubiera amado, él me había lastimado por decisión, por lo que yo tomé la mía y fue irme y no volver. Ser firme me costó muchas lágrimas, pero tenía que darme mi valor y continuar sola. Qué razón tenía Cerati al decir que “poder decir adiós es crecer”.
- Aprendí que la soledad te da paz. Esa tranquilidad que encontré después de sanar y darme un tiempo fuera del amor de pareja me ayudó a poder cambiar mis malos paradigmas del amor y poner límites sanos.
- Pero principalmente, aprendí que en una vida sí se puede volver a nacer y, por lo tanto, volver a tener múltiples oportunidades.
Durante una entrevista que le hice a la psicóloga y experta en relaciones de pareja Silvia Olmedo sobre su “Botiquín para el corazón roto“, ella me dijo que lo mejor que podemos hacer durante esta etapa es tomar las cosas con calma y enfocar toda nuestra atención en recuperar la solidez emocional, ese es el único objetivo que perseguir.
Si tú tienes el corazón roto y comenzarás a vivir este duelo, te recomiendo que no te abandones, no te castigues, sé amable contigo y te prometo que un día estarás agradeciendo el lugar en el que la vida te puso. Las cosas siempre pasan por algo y también por algo no pasan.
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