Yo sí creo que decidimos de quién nos enamoramos y es por eso que luego de mi gran decepción y ruptura del que pensaba era mi gran amor, decidí no volverme a enamorar, pero la vida me hizo tragarme todas mis palabras. Hoy quiero contarte cómo es el amor después del desamor.
Luego de terminar con el corazón, las ilusiones y los sueños bien rotos, me di un break sola, por primera vez no salí con nadie, no ligue, no salía ni con mis amigos, hasta de ellos me alejé. Me superó mi depresión.
Luego de un par de años así, decidí comenzar a salir pero tenía muy claro que no quería volverme a enamorar, así que a cada date le dejaba claro que no quería ni una relación seria o casual.
Por lo que, generalmente no salía más de 3 veces con la misma persona, ya saben, para no construir recuerdos, confianza y cariño, que surgen naturalmente con la convivencia.
Y así se me fueron los años, la pasé muy bien, no me puedo quejar, conocí a muchas personas muy interesantes y ahora tengo múltiples historias para contarles en este espacio, como dice mi amiga Pau: lo hacía por la anécdota.
Pero mis convicciones comenzaron a cambiar cuando un día conocí en el super a un hombre idéntico a mi ex, cuando me habló en la fila para preguntarme por mi margarina, se me heló la sangre al ver que era el clon del hombre que me había destrozado el corazón pero 15 centímetros más alto.
Obvio a él le valía la margarina, lo que quería era mi número para luego invitarme a salir, además éramos vecinos, vivíamos a cuadras de distancia. Comenzamos a salir y con él rompí la regla de las 3 citas.
Al principio, les confieso, sentía que la vida me estaba dando otra oportunidad con un hombre renovado, casi idéntico físicamente al que yo había amado tanto, pero este sí era fiel. Por supuesto que me sentía la más campeona.
Pero las cosas se complicaron cuando él quiso formalizar la relación pero en serio, me propuso vivir juntos, luego habló de compartir una hipoteca y de tener bebés más adelante. Todo me cayó de golpe y supe que era el momento de terminar eso porque definitivamente no era él con quien me veía construyendo todos esos planes.
Creo que aún me odia, aunque me da gusto saber que hoy está viviendo todos esos sueños con una mujer que sí quiso amarlo. Se lo merece, es un gran hombre y seguro un gran esposo y papá.
Les conté todo esto porque él me hizo darme cuenta que en realidad yo ya quería tener una relación otra vez, que la idea de estar soltera y pasar de cita en cita se me había desgastado. Fue entonces que comencé a salir pero esta vez convencida que estaba lista para volverme a enamorar.
¿Y adivinen qué pasó? Todo fue un desastre, porque seguí arrastrando los miedos de mi relación fracasada y entonces terminaba reventando a los hombres con los que intentaba tener algo.
Retomé mi terapia y me enfoqué en canalizar mis malas conductas para luego salir al mundo a decir: estoy lista hombre soltero que también se quiere enamorar.
Después de eso, tuve dos noviazgos muy breves y conocí a varios hombres con los que salí pero al final nada se concretó. Hasta que un día conocí a un ingeniero TI, que cero era mi tipo, ni mi estilo, pero que me atrapó con sus buenas pláticas en las que él me enseña y yo aprendo.
Para ponerle más dramatismo a esta historia, todo pasó en plena pandemia, cuando no podíamos vernos, ni salir y mucho menos besarnos, así que platicábamos por mensajes y nuestros primeros dates fueron en mi casa, no había de otra. Siempre le he dicho que lo que me conquistó fue que en nuestra primera cita me habló sobre el SAT, los impuestos y las estrategias de los bancos para siempre ganar dinero.
Es un hombre tan informado, interesante e inteligente, que ya con eso me “tenía en la bolsa”. Pero luego yo viví la muerte de mi papá y mi mundo se vino abajo por completo. Por supuesto que no tenía cabeza para nada, menos para ligar o comenzar ningún tipo de contacto. Desde entonces mi único objetivo ha sido sobrevivir.
El tiempo pasó, él estaba allí, del otro lado del chat, paciente, atento, dándome el apoyo que consideraba pertinente. Gracias a que no se rindió, es que un año después retomamos volver a vernos y salir.
No les voy a mentir, hemos peleado más de lo que hubiera querido porque a veces me gana mi frustración o mis miedos y luego él tampoco coopera con la comunicación, pues cuando se enoja conmigo prefiere apartarse y guardar silencio.
El tiempo ha pasado y con ello ha llegado la tranquilidad y la perspectiva, pero también las certezas y la más importante es: volverme a enamorar sin frenos, con miedos pero también con valentía, sin prisas y con responsabilidad afectiva, y todo esto lo inspiró él.
Le digo que sus ojos son mi mar, me dan paz, pero también hay veces que se ponen bravos, aún así, es un placer poder contemplarlos siempre.
Físicamente me gusta, intelectualmente me atrapa, pero emocionalmente me embelesa. Así que no había ni para dónde hacerme, llegué al borde del precipicio y decidí saltar, sin nada seguro pero disfrutando el viento en la cara. Así fue que decidí enamorarme otra vez.
No sé si voy a estrellarme en el piso o volaré junto a él, pero hoy le doy gracias a la vida por haberlo puesto en mi camino en el momento preciso, aunque era cuando menos lo esperaba, y por permitirme elegirlo con esta certeza que brota del corazón y que pensé que no iba a volver a experimentar. Como sea, yo ya gané.
Solamente me tomó 7 años y un montón de ligues buenos y fallidos. Quién iba a decir que un ingeniero que me habla de softwares y carreras de la Fórmula 1, temas de los que no sé nada ni entiendo, vino a revolucionar mi corazón tan herido.
Dave, tú no me hiciste el amor, tú me hiciste la vida. Gracias por seguir diciéndome que estás aquí para mí, por ayudarme a no rendirme, por ser tú y por hacerme soñar contigo despierta.
Feliz cumpleaños, no encontré mejor regalo que escribirte todo lo que me inspiras. Perdón por compartirlo con mis lectoras, pero espero que con esta historia sepan que no importa qué tan roto te hayan dejado el corazón, sí llega alguien para volver a hacerlo vibrar, aunque esté lleno de cicatrices.