Pero, ¿qué hace una ‘fashion stylist’?

Gina Ortega

Si le preguntan a mi mamá a qué me dedico probablemente no pueda contestar esta pregunta. Entonces, ¿qué hace un ‘fashion stylist’? ¿A qué se dedica? ¿Cuál es su función en la vida?

La realidad es que hay mil y un aristas en el trabajo de un ‘stylist’ pero muy poca gente sabe de nuestra existencia y misión en la vida. Sin embargo, sin verme pretenciosa, nuestro trabajo puede llegar a ser emblemático e icónico; incluso ayuda a definir tendencias y épocas. Basta con pensar en tu artista favorito, película, videoclip, actor, etc., y detrás de ese momento, persona, colección o look hay un ‘stylist’.

Qué hace una ‘stylist’

La misma Anna Wintour en sus pininos fue coordinadora de moda, también Grace Coddington, Giovanna Battaglia y Carine Roitfeld.

Cuando yo era una apasionada de la moda a mis 15 ni siquiera sabía de la existencia del oficio. Después, al adentrarme en el mundo de la moda supe de su existencia, y entonces me especialice en varios temas para poder convertirme en stylist.

Pero, si les soy honesta, esta profesión requiere de muchos elementos y atributos que no se estudian sino que se adaptan, desarrollan y ejercitan con la practica y la maña.

Pero bueno, entonces, ¿en qué consiste nuestra labor? Nosotros hacemos la bajada al mundo real de un look… desde la investigación, ‘mood board’, inspiración, hasta la búsqueda, creación y ejecución. Puede ser desde un trabajo para una editorial de una revista (que implica crear una historia y personaje, atravesando tendencias y maneras de llevar la ropa), hasta la creación de imagen para un grupo de rock, artista o actor; también acompañamos a los directores y creativos para hacer la parte de vestuarios en películas, series, obras de teatro y, por supuesto, la publicidad también nos necesita para los personajes dentro de las campañas y comerciales, desde medios masivos hasta digitales. ¡Estamos en todas partes aunque nadie lo sepa o perciba!

La gran mayoría de la población piensa “ay wow, es que Rihanna tiene un gran sentido de moda”. Y sí, pero detrás de ella está su ‘stylist’, con quien crea los looks icónicos; incluso la misma Madonna y Sarah Jessica Parker son producto de un ‘stylist’. Claro cada persona o artista imprime su sello y su ‘input’, pero en realidad es un trabajo colaborativo.

No todo es perfecto

Esta labor, además de ser demandante física y mentalmente, también lleva un síntesis de estrés por las críticas buenas y malas, la presión y el mismo sistema que en ocasiones no es nada agradable ni placentero.

Recientemente uno de los estilistas de moda más famosos de la época contemporánea anunció en Instagram su retiro, dijo que su salud mental estaba en riesgo y que ya no podía con la presión. Él es el responsable de la imagen de Zendaya: Law Roach, quién también es ‘stylist’ de Hunter Schafer, Drew Barrymore, entre muchas otras.

Roach dice que aunque su carrera esta en ascenso y el hecho de estar en la mira y el ojo público no lo hace feliz, que ha sido miserable los últimos años, así que ha decido retirarse. Al parecer la presión no es solo para el artista sino para todo el equipo detrás.

Un estilista de moda tiene que ser resiliente, ordenado, proactivo, resistir la frustración, visionario, creativo, pero también saber de colorimetría, imagen, proporciones y, además, saber lidiar con varias opiniones, y mediar… así que hacemos de todo un poco.

Entonces, ¿les gustaría ser estilistas de moda?

Micromachismos que vives sin darte cuenta 

micromachismos

¿Has escuchado hablar de los micromachismos?, ¿sabes qué son?, ¿puedes identificarlos? Estos actos pequeños siguen normalizados en nuestra vida diaria e incluso puede que NOSOTRAS mismas los sigamos obedeciendo porque se “esconden” en un chiste, un dicho o una conducta. 

El término micromachismos fue propuesto por primera vez en 1991 por Luis Bonino Méndez (psicoterapeuta y experto en problemáticas de la condición masculina, quien desarrolla actividades en los ámbitos de la salud mental y las cuestiones de género desde hace 40 años) para definir a las prácticas “sutiles” de control y abuso de género. 

“Pequeños, casi imperceptibles controles y abusos de poder cuasinormalizados que los varones ejecutan permanentemente. Son hábiles artes de dominio, maniobras y estrategias que, sin ser muy notables, restringen y violentan insidiosa y reiteradamente el poder personal, la autonomía y el equilibrio psíquico de las mujeres, atentando además contra la democratización de las relaciones. Dada su invisibilidad se ejercen generalmente con total impunidad”, los define. 

Foto: Oscar Keys / Unsplash

“Las mujeres no deben…” completa la frase con lo que quieras, eso es un micromachismo que nos repiten una y otra vez y algunas lo creemos, entonces obedecemos a pesar de estar limitando nuestra libertad sólo por nuestro género. 

Ejemplos de micromachismos

A continuación te enlistaré los más comunes, palomea los que están presentes en tu vida y no te habías dado cuenta y te aseguro que serán al menos 5:

  • El rosa es para las niñas y el azul para los niños. 
  • Agradecer cuando el hombre ayuda en la casa. 
  • Los hombres son los que deben pagar la cuenta. 
  • No existe la amistad entre un hombre y una mujer. 
  • Los hombres no lloran, sólo las mujeres. 
Foto: Noah Buscher / Unsplash

  • Calladita te ves más bonita. 
  • Las mujeres deben cerrar las piernas al sentarse. 
  • Priorizar el éxito profesional del hombre sobre el de la mujer. 
  • Manejas como mujer. 
  • Todas las viejas son iguales. 
  • Limitar la forma de vestir por provocativa / Tú lo provocaste por tu forma de vestir.
  • Que el hombre siempre busque ganar más que la mujer. 
Foto: Engin Akyurt / Unsplash
  • El hombre debe enseñarle a la mujer. 
  • Las niñas son princesas. 
  • Deberías ser más femenina. 
  • Consíguete un novio, estás muy amargada. 
  • Eres la mujercita de la casa. 
  • Es una mujerzuela.
Ilustración: Pixabay
  • Los hombres no cambian pañales, por lo tanto solamente en los baños de las mujeres hay compartimentos para hacerlo. 
  • Criticar a las mujeres que no se depilan el vello corporal. 
  • Las muñecas son para las niñas y los coches para los niños. 
  • Los hombres no se pintan las uñas. 
  • Eres una histérica. 
  • Ya no es señorita. 
  • Así no se comporta una dama. 
  • No vas a poder o no vas a entender, es cosa de hombres. 

Como te puedes dar cuenta, los micromachismos son desde frases hasta acciones o condicionamientos que NOSOTRAS mismas debemos derribar porque también son una forma de desigualdad de género, aunque sean “pequeños”. 

Ilustración: Pixabay

Biológicamente nacimos distintos, pero todos somos seres humanos (no importa el género, incluso actualmente que se están reconociendo más de dos) y por ello debemos tener los mismos derechos y las mismas oportunidades. ¡TODOS SOMOS SERES HUMANOS!

¿Sabías qué…? La violencia cometida en contra de las mujeres y las niñas es la violación a los derechos humanos más recurrente en todo el mundo.

Y el Oscar es para… el feminismo

Gina Ortega

Siento que me la he pasado hablando de temas feministas, ustedes disculpen pero últimamente ha habido mucho material relacionado con el tema y pues, como diría mi mama, “risueña la niña y le hacen cosquillas”. Aunque me encanta la moda la verdad no soy asidua fiel a las alfombras rojas. Aun así, por azares de la vida me tocó ver la ceremonia de los Oscar en esta edición y la verdad me quedó un buen sabor de boca, tan así que he decidido dedicarle estas líneas a la entrega.

Lo mejor de los Oscar 2023

1. Michelle Yeoh

Me iré por tres temas medulares. En principio, el galardón entregado a Mejor Actriz para una mujer asiática de 60 años. Y es que parece que todos estos adjetivos no podrían convivir en una misma frase que involucra un premio de esta categoría, pero se hizo historia y se logró.

Michelle Yeoh gana el Oscar a Mejor Actriz en un vestido Dior divino (yo le hubiera quitado la coronita plateada y hubiera sugerido otro peinado, pero ¡wow! Su piel se veía espectacular) y en su discurso da una frase que estoy segura va a resonar por mucho tiempo: “Mujeres: que nadie les diga que ha pasado su tiempo” Wow, toda la razón. La presión social de ser y hacer, de vernos jóvenes externamente, etc., es fuerte y latente; entonces me parece poderosísimo que haya visibilizado un tema así, sobre todo en una entrega de premios de Hollywood.

2. Lady Gaga

Y ya que estamos hablando del físico y la imagen, la presencia de Lady Gaga en un musical: llegó en la alfombra roja el full makeup y un vestido recién salido de pasarela hecho por Versace, que de hecho se presentó solo unos días antes de la ceremonia. A la hora de su presentación musical Lady G decide salir en cara lavada, jeans rotos, t-shirt y Converse para cantar de manera épica, y que entonces su voz y mensaje fueran los protagonistas (no su imagen).

Aunque claro, al dar este poderoso mensaje feminista ahora todos hablamos de cómo se presentó sin maquillaje; pero bueno se cumplió el punto de darle tono y voz al talento vs la imagen.

3. Rihanna

Rihanna también se presentó en la ceremonia y, como todas sabemos, esta embarazada lo cual me sigue pareciendo un gran statement de cómo la sociedad percibe a las embarazadas. Ya hablamos de este tema en el Super Bowl pero me parece fantástico que se siga sacando hilo de este tema tan controversial.

4. Mejor Vestuario y Guión Adaptado

Por último, dos premios muy merecidos. A Vestuario, que se lo lleva una mujer afroamericana por la película “Wakanda forever”; un trabajo impecable y magnífico, digno de Oscar.

Otro gran ‘statement’ fue el galardón que se le entregó a Mejor Guión Adaptado para la película “Women talking”, justo otorgado a una mujer sobre una película que habla de una comunidad menonita en donde las mujeres han sufrido abuso físico, sexual y emocional.

Entonces claramente estamos viendo cómo Hollywood y la sociedad están dando gran peso al feminismo y dando visibilidad a distintas causas y aristas de la lucha por la equidad de género.

Con cariño,
Gina

Mi cita con el hombre que se aventó del auto

panico

De todas las citas que he tenido, la única que me ha dado miedo es la que viví con un hombre que padecía ansiedad y ataques de pánico y se le ocurrió la peor forma para hacérmelo saber: aventarse del auto en nuestra primera salida. 

Durante un desfile de la Semana de la Moda en México, realizado por la mañana en el Bosque de Chapultepec, justo en la calzada que va de la puerta de los leones al Monumento a los Niños Héroes, conocí a un hombre que trabajaba como realizador de video para un canal de televisión de la CDMX. 

Llegué al desfile y saludé a los colegas conocidos y uno de ellos me presentó al protagonista de esta historia, con quien me quedé echando chisme hasta que empezó el evento. Al terminar, yo iba a salir corriendo rumbo al periódico donde trabajo para subir la crónica, pero él me alcanzó para invitarme a salir esa misma noche. 

Quedó de pasar por mí al salir de trabajar. Llegó puntualísimo, yo estaba dándome una manita de gato en el baño y me abrumó su insistencia de que ya saliera, me tardé 5 minutos solamente, tampoco fue tanto. Cuando me subí a su auto, lo noté ansioso, pero los periodistas vivimos así, por lo que no fue una alarma para mí. 

Foto: Pixabay

El plan era estacionar el auto, comprar un café y caminar por Reforma, ya que él me había dicho que no le gustaban los lugares cerrados. Eso hicimos, pero cada que avanzaba el tiempo yo lo sentía desesperado, como si quisiera hacer pipí, hasta sudaba. Le preguntaba constantemente si quería ir al baño, si estaba todo bien. 

De repente me dijo que si podíamos ir a mi casa, que no se sentía a gusto con tanta gente; realmente lo veía ansioso y no tuve inconveniente en que nos fuéramos a mi departamento. Nos subimos a su auto, eran máximo 7 minutos de camino porque yo vivo muy cerca y Reforma fluía en el tráfico, eso sí, nos parábamos en los semáforos. 

En uno de los altos comenzó a sudar más y mover las manos y los pies y me dijo que necesitaba aire, yo juré que le iba a dar un infarto, me asusté mucho y en ese momento abrió la puerta y saltó, al caer comenzó a correr en plena avenida. Yo fui la que vivió un “micro infarto” del susto, me había dejado allí botada, yo no sé manejar y no entendía qué pasaba. 

Foto: Pixabay

Estaba por llamar a la ambulancia, pero entre los nervios comencé a buscar en Google el número de emergencias (todavía no existía el 911) y lo vi regresar corriendo y bañado en sudor, se subió y arrancó el auto, los coches de atrás ya nos estaban tocando el claxon. Sé que parece sacado de una película pero no lo fue.

Le pregunté qué tenía, si se sentía mal, le dije que estaba por llamar una ambulancia, me respondió que mejor llegáramos a mi casa. Llegamos y al estacionarse se salió de inmediato, jalaba aire muy fuerte y ponía sus manos en sus rodillas, al parecer eso lo tranquilizaba, el hombre era una fuente de sudor. 

Foto: Pixabay

Yo estaba muy alterada, con la boca seca porque pensaba que tenía síntomas de un ataque al corazón. Me dijo que tenía mucha sed, así que entramos a mi departamento y mágicamente al acabarse casi de un trago el vaso de agua que le di, se sentó en el sillón y comenzó a calmarse. Solamente me pidió que abriera todas las ventanas. 

Y fue justo en ese momento que me confesó que tenía ansiedad y ataques de pánico y que estaba tan nervioso por nuestra cita que se le había detonado un episodio, ya que tenía años sin salir con alguien, precisamente porque le habían diagnosticado este trastorno. 

Estaba medicado e iba periódicamente con un psiquiatra ya que no nació así, me contó que luego de la muerte de su abuelo, con quien vivía, es que se le había detonado esto. Me trató de explicar lo que sentía y que solamente una ocasión anterior había saltado ya del auto para correr y tomar aire.

Foto: Pixabay

Y les pregunto: ¿ustedes qué hubieran hecho? Yo estaba asombrada escuchándolo y bajándole a mi adrenalina que se me había ido al pico porque pensé que el hombre se me iba a desmayar. Le pregunté cómo es que podía seguir ejerciendo y haciendo televisión, si era demasiado estrés, pero me dijo que a él lo mandaban a hacer cápsulas y eso le había funcionado. 

En su momento sí tuvo que renunciar a su trabajo un tiempo, hasta que encontró el actual que le ofrecía las mejores condiciones para él, además de que su productor lo cuidaba lo más que podía para que no se le detonaran sus episodios de pánico

Ya calmado, porque ya estábamos en mi casa, en un espacio seguro, como él decía, tomó su celular y comenzó a ordenar comida; obvio yo ni hambre, seguía muy desconcertada con todo porque cuando platicamos esa mañana, no noté que fuera ansioso y menos a ese grado. 

Foto: Pixabay

No sabía qué hacer pero quería terminar esa cita, aunque no me atreví a echarlo de mi casa. Llegó la comida, él probó lo que ordenó, yo solamente tomé agua. El ambiente era tenso, incómodo y él comenzó a decirme que se sentía nervioso porque todo lo que quería era besarme. 

No había terminado de decirme eso cuando se me aventó encima y me besó con todo, pero tosco, casi comiéndome. Lo aparté y le dije que se calmara, que así no eran las formas. Me pidió disculpas, me dijo que tenía años que no besaba a nadie porque su novia lo había dejado tiempo después que lo diagnosticaron.

Foto: Pixabay

Nuevamente comenzó a sudar y a inquietarse y se salió diciéndome que iba a subir a la azotea, corrí detrás de él, iba subiendo de 2 o 3 escalones. Arriba le expliqué que lo mejor era que se fuera a casa a descansar, que yo no podía continuar con la cita porque me estaba contagiando la ansiedad. 

Me pidió disculpas muchas veces, le hice entender que no era su culpa padecer un trastorno. Obviamente esa cita fue debut y despedida, no quise volver a verlo porque no iba a poder con tanto. Lamentablemente él no lo tomó bien y terminó bloquéandome y hasta el momento no lo he vuelto a encontrar en otro evento o cobertura. No sé cómo esté, si sigue en el mismo canal. 

Me sentí mal por no ser más empática con él pero no estaba lista para comenzar a salir con alguien que tuviera esos ataques de pánico, sentí mucha responsabilidad y antes de que empezara, fui sincera y no me subí a ese “avión”. Tener un trastorno es pesado tanto para la persona que lo vive como para sus seres queridos y hay que ser un acompañante incondicional y no cualquiera decide serlo. 

Foto: Pixabay

  • Se estima que 264 millones de adultos en todo el mundo padecen ansiedad. (OMS, 2017).
  • De estos adultos: 179 millones eran mujeres (63%) y 105 millones, hombres (37%)

Que los colores no nos definan, las ideas sí

Gina Ortega

El otro día platicaba con una de mis mejores amigas que ser mamá es como si te quitaran 100 curitas del cuerpo al mismo tiempo, sin avisarte… y cada 10 minutos del día por el fin de los tiempos.

La realidad es que la maternidad te enfrenta con tu “yo” interior… con tus cicatrices más profundas, con tus inseguridades mas enterradas, con tu programación del inconsciente. Quien haya probado la ayahuasca me entenderá que es un similar a un psicoanálisis profundo y directo a la yugular: ríes y lloras al mismo tiempo y la mayoría de las veces no entiendes nada, y solo sientes que la ola te revuelca mientras tú te agarras el bikini para no salir encuerada aunque traes arena hasta en el iris.

Yo me he enfrentado a mí misma muchas veces desde la concepción y nacimiento de mi hija Rafaela. Me he enfrentado a mis miedos, he visto como jamás antes mis inseguridades, he cuestionado mi crianza, de Navidad a la misma humanidad, y he roto muchos paradigmas que traía tatuados en el ADN.

Los colores no nos definen

Una de las primeras decisiones que tomamos fue no perforar los oídos de Rafaela… la siguiente decisión fue tomar la premisa que Rafaela tenía que estar cómoda y feliz con lo que vistiera para que pueda jugar y desarrollarse sin que su vestimenta sea un impedimento para que explore y juegue.

Dicho lo anterior, un tema lo de los aretes. Al parecer la sociedad no percibe a una niña como mujer a menos que traiga aretes, entonces he discutido por los “no aretes” con miembros de mi familia y público en general, desconocidos, etc., por dejar esa decisión de perforarse a ella; ya sabrá ella que hacer porque unos aretes no la definen, incluso sus genitales no lo harán si elle lo decide así.

Seguimos entonces con el tema de la ropa, que no saben mis corajes. Primero “sección de niñas”: todo rosa, con princesas, unicornios, pasteles, etc. Luego, “sección de niños”: todo azul, dinosaurios, coches, deportes, etc. ¿De verdad?

Gente, en pleno 2023 estamos pensando que las niñas “deben” vestirse de rosa y los niños de azul, ¡wow!

No hemos evolucionado nada entonces, porque si no nos queda claro que los colores no nos definen estamos destinados a extinguirnos y probablemente sea lo mejor por tener un cerebro tan cuadrado.

No saben mi frustración, enojo, indignación, y demás al enfrentarme con esto. Decidí entonces meterme a ambas secciones y comprar para Rafaela lo que me gustaba y que sentía que cumplía las funciones que anteriormente les conté que desde mi perspectiva son importantes para su desarrollo integral. No solo desde el área motriz, sino en el área emocional, recreativa, social e intelectual.

Busquen la paz mental de sus hijos

Si ya tomamos la decisión de criar, debemos hacerlo desde un lugar de apertura, empatía e integridad, no desde un departamento que separa a los niños de las niñas por colores y prejuicios de gustos y preferencias mal infundados.

A los papás: busquen el balance emocional de sus hijes, su paz mental y su felicidad, no los encasillen en estereotipos sin sentido que se han hecho ley mas por la tradición que por la racionalidad. Que no les importe si se quieren vestir de rosa o pasteles o si una niña quiere disfrazarse de dinosaurio, no seamos primitivos y sigamos pensando igual que hace 50 años.

Los colores no nos definen, pero las ideas y la libertad sí.

Con cariño,
Gina

El día más poderoso para NOSOTRAS, mujeres

feminismo

“Esas morras sí me representan”, “La revolución será feminista”, “Somos malas, podemos ser peores”, “Se mata a las mujeres en la cara de la gente” y “Vivas nos queremos” fueron las consignas más gritadas en la marcha del 8M en la CDMX que unió a generaciones para exigir una vida digna y segura para nuestro género. 

Desde aquella mega marcha feminista que fue histórica, que se realizó en marzo del 2019, yo he sido parte del movimiento y este año también estuve allí alzando la voz acompañada de tres amigas, una de ellas marchó por primera vez. Porque todas nos volvemos feministas con nuestra propia historia, AQUÍ te cuento la mía.

Este año no pudimos unirnos al contingente de mujeres periodistas porque yo salí más tarde del trabajo, pero en punto de las 3 de la tarde partimos de la Esquina de la Información (ubicada a unos metros del Monumento a la Revolución) hacia el Zócalo, una de mis amigas venía acompañada de sus hijas y una amiguita de ellas. Así es que nuestro pequeño contingente feminista de 7 mujeres estaba conformado por 3 generaciones: x, millennials y centennials. 

Y no importa sí éramos 7 conocidas, en realidad al unirnos a la marcha fuimos cientas, fuimos todas. Incluso he pensado que si algún día tengo que ir sola a la marcha, en realidad no me sentiría así, ya que al unirte eres parte de esa sororidad. Ojalá que eso durara cada día del año y deberíamos trabajar todas porque así sea. 

Son muchas emociones que se viven en esta marcha feminista, pero sin duda, lo mejor es la energía tan poderosa que creamos todas juntas; aunque también hay rabia y dolor y ese es el momento para expresarlo y hacerle saber al mundo lo que sentimos.

Caminamos a paso lento por la cantidad de mujeres que éramos, íbamos cantando, gritando y aplaudiendo, rodeadas de abuelitas, pero también de niñas y bebés o de perritos que acompañaron a sus humanas. Familias enteras fueron parte de la ola morada.

Los sonidos de la marcha representaron para mí todas esas emociones que se generan en el día más poderoso para NOSOTRAS, hubo música que transmitió alegría, gritos que emanaron esperanza, silencio que nos recordó el dolor y el duelo por las mujeres que nos arrebataron, pero también hubo ruidos estruendosos producidos por los mazos que algunas llevaron y azotaron sobre las mamparas de metal que colocaron para tapar los edificios, que representaron la rabia, la furia y el hartazgo. 

A un lado del antimonumento feminista, que se encuentra frente al Palacio de Bellas Artes, estaba Don José Luis portando la manta con la foto de su hija Esmeralda Castillo Rincón, quien desapareció en mayo de 2009 en Ciudad Juárez, aventando diamantina y gritando que falta su niña. Y, como cada año, verlo allí me partió el corazón e hizo que mis lágrimas se desbordaran.

Al igual que cuando abrimos paso para que siguiera el contingente de las mamás de las mujeres víctimas de feminicidio, en ese momento todas nos callamos por unos segundos para después comenzar a gritarles: “¡no están solas!”; la piel se me puso de gallina y el corazón sintió rabia y tristeza. 

No fui la única que lloró en este momento tan emotivo, fuimos varias incluidas mis amigas. Pero luego los gritos continuaron más fuertes para sacar toda la furia y exigir en cada segundo un cambio real, histórico y necesario para NOSOTRAS las mujeres

Cuando marcho siempre tengo en la mente a mis sobrinas, a mis niñas que quiero que nadie toque, por eso exijo que crezcan seguras, felices y con las mismas condiciones que un hombre y deseo que ellas no tengan que vivir un episodio de violencia de género como nuestras generaciones. 

Fueron años de callar, pero se acabó, ya no nos pararán de ninguna manera, ya no estamos dispuestas a no luchar, a no pelear, a no exigir lo que merecemos porque hoy seguimos viviendo desigualdad de género en todos los rubros, en todos. 

El 8M es el día en que nos arrancamos la mordaza, en el que nos volvemos una misma y en el que nos empoderamos. Gracias mujer por despertar y unirte a esta lucha que no es más que la exigencia de tus derechos. Tu voz es mi voz y la de TODAS las que somos, las que fuimos y las que seremos. 

El movimiento feminista está vivo y cada día hay que recordarlo. 

Mujeres

  • Merecemos ser libres.
  • Merecemos estar seguras.
  • Merecemos ser poderosas.
  • Merecemos ser reconocidas.
  • Merecemos hacer historia. 

Durante la marcha una chica llevaba un cartel que decía: “Nos quitaste historia… aquí te va una NUEVA”; seamos parte de esta nueva historia feminista

Juntas venceremos, no importa cuándo leas esto

Gina Ortega

Si hablamos de mujeres en la industria de la moda podemos concluir que hemos sido grandes forjadoras en esta rama, desafiando y estableciendo nuevos “límites” desde la misma Coco Chanel hasta Phoebe Philo, pasando por Anna Wintour y Gabriella Karefa Johnson.

El poder femenino y la moda están intrínsecamente ligados: pareciera que uno existe gracias al otro y que la silueta del cuerpo femenino ha sido en gran parte desde donde se ha desprendido todo, inspirando a hombres y mujeres, y dejando de lado la necesidad primaria de solo cubrirlo del frío y de las inclemencias.

Mujeres en la industria de la moda mexicana

En México considero que también tenemos nuestras mujeres insignia que han ayudado e impulsado la moda en nuestro país. Mujeres que con fuerza y valentía han abierto las puertas y ventanas para las generaciones futuras. Pienso en Beatriz Calles, la modelo Daniela Cosío, la stylist Annie Lask y las propias Fabiola Zamora y Danae Salazar (editoras y fundadoras de 192).

Si sigo la lista podría extenderse varias cuartillas porque diseñadoras como Carla Fernández, Marika Vera y Bárbara Sánchez Kane (por mencionar solo algunas) han cruzado fronteras para llevar lo creado y hecho en México a los rincones más recónditos del mundo.

Hace 10 años era poco probable encontrar una marca mexicana en países lejanos y hoy, gracias a la visión, astucia, perseverancia y creatividad de ellas, es viable trascender fuera de nuestro territorio. Para las siguientes generaciones, se están abriendo caminos y posibilidades.

Para las mujeres en la industria

Se reconoce marzo como el mes de la mujer por el “famosísimo” y en ocasiones malgastado 8 de marzo, así que me pareció importante también hablar de todas esas mujeres (poco reconocidas) que con su arduo trabajo (muchas veces poco remunerado) mueven la industria textil, de maquila y calzado en nuestro país.

La mano de obra mexicana es causa, motor y fuente de creación de marcas nacionales, norteamericanas y europeas que manejan los más altos estándares de calidad. Las mujeres mexicanas, con sus manos maestras y su gran corazón imprimen pasión y amor en las piezas que fabrican que, a su vez, son en ocasiones la voz apagada de nuestra cultura mexicana.

Esta pieza es mi forma de agradecer a todas las que con sacrificio, resiliencia, arduo trabajo e inteligencia han ayudado a abrir camino y a acortar la brecha en la industria para abrir paso a las demás.

Las mujeres tenemos más de 130 años de rezago en cuanto a los hombres; por ello, no hay acción minúscula: todo trabajo, actitud, rebelión, paso que se haga a favor de la equidad siempre sumará, sin importar lo insignificante que parezca. Gracias, infinitamente. Gracias a todas. Ser mujer es un privilegio sin importar lo que nos quieran hacer sentir.

Con cariño,
Gina


Soy la primera mujer de mi familia que se empoderó

mujeres

Naces, creces, buscas marido, te reproduces y mueres, ese era el ciclo biológico patriarcal que establecieron para las mujeres, pero hoy en día somos más las que estamos terminando con la doblegación a la que hemos estado sometidas. 

Orgullosamente soy mujer, soy feminista, estoy trabajando en cambiar y derribar los micromachismos aún presentes en mi cotidianidad, y soy parte de ese grupo que prefirió independizarse y empoderarse antes que depender de un hombre. 

Y también soy la rebelde de mi familia materna, la primera mujer en no salir de casa de sus papás vestida de blanco para formar una familia al lado de un hombre, sino de construir su propio concepto de hogar, pagándose sus cuentas y cumpliendo sus sueños de independencia total. 

Foto: Linh Le para Unsplash

Crecí en una familia funcional, soy producto de un matrimonio feliz y estable pero que se constituyó por dos personas que habían tenido formaciones muy distintas. Mis familias no son originarias de la Ciudad de México, somos provincianos y yo soy parte del sueño chilango.

Por un lado, mi papá tuvo más y mejores oportunidades, en su familia seguía presente el machismo pero las mujeres ya comenzaban a revelarse, a terminar carreras universitarias, a independizarse y a valerse por sí mismas, incluso a vivir con sus parejas en unión libre y no tener miedo del qué dirán. Creo que mis genes de rebeldía vienen de este lado. 

Pero la familia de mi mamá es más tradicional, ellos son de rancho literal, de botas y sombrero, por lo que sus creencias están más arraigadas al patriarcado, así que a las mujeres de este seno desde que nacen se les inculca que deben ser buenas cocineras, buenas mamás, buenas amas de casa y serviciales con sus maridos y con los demás.

Yo agradezco que mis papás me hayan dado tantas oportunidades, que no limitaran ninguno de mis sueños ni mis ideales porque gracias a eso es que soy feliz y una persona congruente.

Foto: Suhyeon Choi para Unsplash

El primer gran sueño de mi vida no era encontrar un buen marido, casarme en una boda de princesa o construir un hogar con hijos y perros incluidos, sino salir de mi nido para construir mi propia casa, mi casa para una. Y como cada meta que me pongo, ¡lo conseguí! Y eso me hace sentir poderosa.

Mi familia jamás me ha juzgado, todo lo contrario, pese a que ellos tienen creencias distintas debido al lugar, contexto y condiciones en las que crecieron, celebran conmigo lo que hoy soy y lo que tengo. Incluso, me llena de orgullo haber sido la primera en romper con el “deber ser” de las mujeres de la familia, pues al ser la nieta mayor, ahora mis primas o sobrinas están también haciendo grandes cambios en su forma de vivir.

Cada vez que alguna de mis primas me escribe para decirme que me admira o que mis sobrinas me dicen que cuando crezcan quieren ser como yo, sé que tengo una responsabilidad grande de ser un buen ejemplo, el ejemplo de que las mujeres también podemos y merecemos. 

Quiero aclarar que no juzgo si alguna mujer sueña con casarse, ser mamá o ser ama de casa, al contrario, si eso la hace sentirse feliz y plena, es lo que debe construir. A lo que me refiero es que no todas las mujeres deseamos solamente eso o que si alguna no lo quiere, no vale menos. Cada mujer debe ser lo que a ella le dé su gana. 

Así como los hombres, desde el inicio de la historia, son todo lo que quieren, NOSOTRAS también debemos. Seguirán juzgándonos, sí, porque el machismo es hierro duro, pero hagamos oídos sordos y concentrémonos en nuestras vidas. Y, como mujeres, seamos empáticas con las demás, no juzguemos a las otras por su forma de ser y de pensar, eso sí, siempre respetando mutuamente, porque tampoco está padre exigir sororidad cuando no se está dando. 

Está próximo a conmemorarse otro Día Internacional de la Mujer, que arranca con un nuevo año de lucha por exigir seguridad para las mujeres, equidad de derechos humanos, laborales, sexuales y económicos y eliminar la discriminación y violencia contra nuestro género. Mujeres, seamos ese cambio por NOSOTRAS, por las generaciones futuras y por las que nos arrebataron. 

El éxito de una mujer debe ser la inspiración de la otra.

Me gustaría leer tu historia de empoderamiento femenino, compártela conmigo y sé inspiración para todas. Les mando corazones morados y nos vemos en la marcha del 8M. 

El santo grial del skincare

Gina Ortega

Invertimos muchísimos años (y dinero) en maquillaje y productos que hicieran que nuestra piel se viera tersa, uniforme, más joven e hidratada, y lo que desconocíamos es que no importaba el maquillaje, corrector o base que utilizáramos: si la piel no estaba sana de adentro hacia afuera, nada valdría la pena.

El furor del skincare empezó a revolucionar la industria de la belleza y salud, pero también la del maquillaje, entendiendo que una no podría funcionar sin la otras: veníamos de consumir imágenes y videos en donde el maquillaje era evidente y la producción más, el retoque en medios era súper notorio y, de pronto, las influencers en distintos medios empezaron a promover la ausencia de filtros y la piel libre de maquillaje.

Así es, ‘glowy skin´, pero real. ¡Qué locura! Pero es que de ahí tomamos todo, sobre todo aquellas que nos preocupa hacer drásticos en rutinas, alimentación, hábitos, skincare… Se prevé que para el 2028, la industria del skincare tendrá ventas estimadas por arriba de 207 billones de dólares.

Foto: Unsplash. Anna Shvetts

¿Cuál es el santo grial del skincare?

El “colágeno” es una de las palabras que más escuchamos. Se volvió el santo grial de la piel y, entonces, la mayoría de los tratamientos se inclinaron por incluir el colágeno en nuestra vida.

Muchos tratamientos promueven la generación natural de colágeno, mientras otros optan por medios alternos como inyectables para restaurar los volúmenes “naturales” del rostro: hombres y mujeres al borde de la desesperación para generar colágeno cuya producción natural en nuestro organismo disminuye con la edad.

Yo, por ejemplo, siendo una junkie del skincare tengo mis rutinas mensuales y diarias que me llevan a mis (casi 40) tener la mejor piel de mi existencia. Mi rutina personal consiste en una visita mensual al dermatólogo en donde me hacen luz pulsada y, obviamente, cada seis meses mi retoque de bótox. De ahí, cada mes me realizo una limpieza de hydrafacial y en cada cita me sugieren un ‘booster’ dependiendo de las necesidades puntuales de mi piel en ese momento. También, una vez al mes, un masaje facial que me ayuda a drenar e hidratar.

A diario tomo agua para mantener hidratado mi cuerpo, hago ejercicio, no fumo, no bebo alcohol y, además, aplico mi rutina de cremas (recetadas por el dermatólogo). Por supuesto, el protector solar no puede fallar. Incluso leerlo está largo, ejecutarlo también lo es, pero no saben la alegría y paz que siento al ver mi piel más sana que nunca… y no soy la única que se siente así.

Las tendencias de belleza seguirán migrando hacia lo holístico, hacia la conexión de cuerpo, mente y espíritu, hacia lo integral. Los tratamientos apelarán hacia lo bidimensional y tridimensional, hacia la transformación.

Prevenir antes que solucionar

Otra de las corrientes que se están generando y que me parecen una maravilla es la prevención más que la cura. Es decir, los millennials y la gen Z estamos en búsqueda de prácticas, tratamientos y productos que prevengan antes de tener un problema.

Prevención y preservación son las constantes para el cuidado de la piel, al ser el órgano más grande de nuestro cuerpo; pero también es un espejo de cómo están los otros órganos de nuestro sistema, nos puede ayudar a ver posibles enfermedades o situaciones.

Es impresionante cómo la piel está intrínsecamente conectada a nuestro sistema nervioso y otros. Por ejemplo, ¿a cuántas de nosotras no nos brotan alergias cuando estamos nerviosas o estresadas?

Y ahora les pregunto: ¿cómo está la salud de su piel?

Con cariño,
Gina

Sexo con mi ex, ¿buena o mala idea?

sexo

“Ya sabe’ que conmigo tú tiene’ refill” o lo que es lo mismo: ex, conmigo tú tienes la puerta abierta para tener sexo, y aquí no juzgamos a nadie porque respetamos las vidas ajenas y porque cada pareja es única, así que me centraré en hablarte de las experiencias que me han rodeado, ya que yo no le he entrado porque prefiero nuevas experiencias.

El famoso psicólogo clínico Walter Riso asegura que los seres humanos nos enamoramos: corazón a corazón, intelecto a intelecto y órganos sexuales a órganos sexuales, por ello, cuando una relación se termina primero se corta el vínculo de la cabeza, luego el del corazón y al último el del sexo, y éste último es el que más cuesta romper.

Hay parejas con las que tenemos una gran química sexual y por eso cuesta terminar el vínculo y dejarlas de ver. ¡¿A poco no hay llamas que parece imposible apagarlas?!

¿Bueno o malo el sexo con mi ex? Tú sabrás la respuesta que tendrá que ver con tu historia y tus emociones, lo que sí debes tener muy claro es que se tratará solamente de un encuentro físico y que cuando la relación sexual termine, cada quien irá a su casa muy solter@s, así como llegaron. 

Foto: Takmeomeo para Pixabay

Por ello, si uno de los integrantes de la pareja sigue enamorado, sigue teniendo el vínculo del corazón, no la pasará bien al tener sexo con su ex, pues esperará irremediablemente una reconciliación y, la mayoría de las veces, eso no sucederá. ¿Y qué necesidad de lastimarse de esa manera? Lo mejor es aceptar que acabó, que va a doler, pues entre más se ame más dolerá, pero también más felicidad se vivió. ¡El precio suena justo!

Tampoco será sano para las personas que a pesar de saber que con eso no recuperarán la relación, lo aceptan porque al menos es “tener” de alguna forma a su persona amada, pero recibir lo que NO QUIERES NI MERECES, solamente te llenará de frustración e infelicidad. Las migajas no llenan ni a los pajaritos. 

Considero que quienes sí disfrutarían tener sexo con su ex son las personas que ya no están enamoradas ni enganchadas, por lo tanto, no esperan absolutamente nada más que pasar un buen rato de placer, pero esto también podrían lograrlo con una persona distinta, nueva.

Foto: congerdesign para Pixabay

Pasar de pareja exclusiva a sexual de tu ex no durará mucho tiempo, porque esto sucede en parejas que conservan la pasión, pero no se atreven a comenzar el duelo de la separación, pero cuando estén listos, seguirán sus caminos y esta “fiesta” se acabará. 

Lo he visto con amigas que aceptaron tener sexo con sus ex parejas, en momentos en las que ellas seguían enamoradas y esperanzadas que todo podía arreglarse. Sí tuvieron placer y satisfacción momentánea pero luego me tocaba verlas llorar y sufrir porque en realidad no había cambiado nada. 

Creo que si hoy ellas pudieran regresar el tiempo, no harían lo mismo; sin embargo, creo que haberlo hecho las llevó a aceptar que nada iba a cambiar y, de alguna manera, eso les dio el impulso para salir de allí. 

El sexo con los ex también es llamado sexo de ruptura en psicología y la ciencia lo ha llevado a estudio, ya que es algo más común de lo que se piensa. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Wayne y de la Universidad de Toronto, en el que tomaron de muestra a 113 solteros, arrojó que es más benéfico hacerlo de lo que se cree.

Foto: Pixabay

¿Por qué? Porque los implicados llenaron su vacío emocional que dejó la ruptura al mantener relaciones sexuales con sus ex parejas y esto, afirmaron, les ayudó a aceptar mejor la separación. Incluso las personas que se sentían despechadas aseguraron haberse sentido optimistas tras el sexo de ruptura. 

En dicho estudio se concluyó que las personas estudiadas no vivieron una relación tóxica o violenta, por lo que los resultados no pueden generalizarse. 

La información que desencadenó un segundo estudio es que las parejas se confiaban de no usar condón, debido a la confianza que ya habían construido, pero al ya no ser exclusivos, esto sí pone en riesgo contraer una ETS o alguna infección sexual.

No podemos generalizar nada cuando tratamos relaciones de pareja, es tu decisión saber si te avientas o no a tener sexo con tu ex, pero antes piensa bien en la decisión que tomarás: qué es lo mejor que puede pasar, qué es lo peor que puede pasar y si podrás con todo eso. No olvides que tus decisiones te colocan en el camino que tú aceptaste recorrer. 

Foto: Espressolia para Pixabay

Recuerda que la salud sexual no sólo es la ausencia de una enfermedad, también es el bienestar, así que cuida de ti y ponte como prioridad siempre y NUNCA uses el sexo como moneda de cambio para obtener lo que deseas, así no funciona el amor. 

Grábate que cuando terminas una relación de pareja, tendrás que vivir un duelo, sentirlo para superarlo y luego… te espera un mundo lleno de oportunidades, de conocer nuevas personas, de tener nuevos dates, de divertirte y gozar otra vez. Cuando una relación se termina no es el fin, es el inicio de algo nuevo. 

“Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud”, OMS.

La matriarca Rihanna, una inspiración para personas embarazadas

Gina Ortega

Debo confesarles algo: cuando supe que estaba embarazada, una de las cosas que más miedo me daba era justo avisar que estaba embarazada. No solo por el “riesgo” que conlleva el acto de gestar y la siempre latente posibilidad de que el bebé no llegue a término, sino porque sentía que mi carrera profesional se iba a detener abruptamente y que nadie me iba a querer contratar por el simple hecho de estar preñada.

Mi experiencia

Unos meses después de saberme embarazada llegó la pandemia y todo frenó. Pude mantener mi embarazo un tanto oculto porque “trabajaba poco” y no veía a nadie; me daba entre alivio y ansiedad pero, al final, cuando tenía poco más de siete meses, me buscaron para un proyecto de televisión al cual no podía decir que no.

Aterrorizada veía las fechas de filmación y mi semana 40 (cuando Rafaela debería nacer) era justo durante la filmación del capítulo final. El día que tocaba hacer la prueba de vestuario llegué con mi “panzota”, era la primera vez que conocía a María José y empezaríamos a trabajar juntas. Entonces me ve Josa y me dice “OMG, ¡estás embarazada!” Y yo: “sí, ¿te molesta?” A lo que contestó un “para nada” y nos pusimos a trabajar, sin más.

Benditas mujeres que, sin conocernos antes, nos empoderamos y rescatamos en los momentos más “complejos”. Siempre le voy a agradecer a Josa darme ese valor y confianza porque estar embarazada no era un impedimento para trabajar y de verdad no saben lo feliz y plena que me sentí de poder trabajar en lo que amo hasta, literal, un día antes de dar a luz.

La matriarca Rihanna

Hace unos días que veía Rihanna, trepada en una plataforma voladora cantando frente al mundo estando embarazada, decía: wow, wow, wow… ¡Eso es lo que el mundo necesita! Mujeres empoderadas denotando que una embarazada no está enferma, no está limitada, no está imposibilitada de trabajar.

Las mujeres podemos, somos y seremos agentes de cambio que dan vida y debemos crear estos sistemas sociales en donde no se nos discrimine por el hecho de estar gestando o de ser madres. Qué importante el mensaje que dio Riri al mundo, en perra vestida de rojo, con un corset a la medida de Loewe, sin mostrar un centímetro de piel, siendo ella, con su hije y con su voz e intensidad dándonos valor a todas aquellas que alguna vez dudamos de nosotras mismas y de si podíamos o no hacer “x” o “y”, de si el hecho de embarazarnos nos iba a restar oportunidades laborales, de si nos iba a opacar cuando la sociedad debería tratarnos como las diosas que somos.

Qué importante que, en un evento de esencia masculina, la matriarca Rihanna toma el micrófono y alza la voz y da visibilidad a todas las que hemos estado en una situación de injusticia de genero. Que el mundo sepa que podemos con eso y más (y además con estilo).

Fue criticada, fue demeritada, fue víctima de comentarios misóginos, machistas y deplorables pero no importa, ese era el chiste, porque ella sembró la semilla en todos para que vean que se puede y la próxima vez que una mujer embarazada se sienta menos, recuerde este momento de la matriarca Rihanna y se sepa capaz de lograr y conquistar sus propios sueños mientras su cuerpo genera y da vida.


Con cariño.
Gina

Mi cuerpo no es perfecto pero nadie tiene derecho a juzgarlo

gordofobia

Quise dedicar mi columna para hablar sobre el bullying corporal y la gordofobia porque estoy impresionada con dos casos mediáticos que acaban de ocurrir hace unas semanas. La actriz, cantante y comediante Michelle Rodríguez fue criticada severamente tras aparecer en la portada de Marie Claire México por su cuerpo, por ser una mujer plus size. 

Y hace unos días, la cantante Yuridia volvió a levantar la voz para poner un alto al equipo de Ventaneando por haberla criticado y acosado a lo largo de su carrera solamente por no ser talla cero. 

Tanto Michelle como Yuridia han sido juzgadas por sus cuerpos y, por lo tanto, han sido delimitadas a no merecer reconocimiento, respeto, empatía y admiración sólo por no ser flacas. ¿En serio? No puedo creer que en la era de los robots y la inteligencia artificial se siga impulsando un canon de belleza tan dañino. 

A lo largo de la historia se ha demostrado que exigir a las mujeres tener “medidas perfectas” de 90-60-90 solamente conllevó a incrementar los trastornos alimenticios y los problemas mentales y emocionales. Tratar de encajar en un estándar tan alejado de la realidad se paga caro: con la infelicidad, la frustración y a veces hasta con la vida. 

Foto: Jennifer Burk by Unsplash

Además quise tratar este tema porque yo también soy una mujer curvy, con un cuerpo que no es perfecto pero que es hermoso y que siempre ha creído que en esas imperfecciones está mi autenticidad y mi encanto. Pero tal vez esto sea porque yo no nací siendo gorda, no sé cómo es crecer siendo acosada por ello, debe ser terrible. Yo fui una niña flaca, pero soy una adulta gorda.

Obviamente he sido criticada por mi sobrepeso por compañeras de escuela o gente que me he topado en la calle. Sé lo que es ser bulleada, aunque en mi caso comenzó cuando ya tenía más de 20 años, por ello esas “balas” no me han herido pues crecí muy segura de mí y de cómo me veo y eso se lo debo a mi familia, quienes jamás me han invalidado o juzgado por dejar de ser flaca.

He dado justamente en el punto clave, desde nuestro primer lugar seguro que es el hogar, conformado por la familia, es que debemos cambiar el chip y hablar sobre el body positive y la empatía por el cuerpo propio y por los ajenos. No somos máquinas, no estamos hechos en producción en serie, cada persona es única y auténtica. 

Por lo tanto, cada cuerpo tiene sus características y es absurdo querer que todos encajen en las mismas medidas, además de obsesionarse con que no tengan cicatrices, celulitis, venitas o granitos. Nuestro cuerpo es nuestro hogar, por eso hay que aprender a amarlo y a honrarlo. Sin él no podríamos disfrutar los placeres de la vida como comer, dormir, caminar, sentir, apreciar… 

Cambié de peso pero no de valor

Uno de los argumentos más comunes que dan las personas que critican los cuerpos ajenos es que piensan en la salud, en que un cuerpo gordo es sinónimo de cualquier enfermedad y me atrevo a decir que no sólo de cualquier enfermedad, sino de cualquier estigma. A lo largo de mi vida adulta, cuando me convertí en una mujer curvy, el mundo me ha repetido que todo lo malo que me pasa es por ser gorda. 

Y, al contrario, yo lo que he tratado de expresarle al mundo es que mi talla, mi peso, mi celulitis y mis curvas no me dan menos valor como persona. Que así como soy puedo tener todo cuanto deseo, puedo cumplir sueños, puedo conquistar lo que quiera y puedo ponerme lo que se me antoje. Sí, lo que sea: ropa diminuta o ropa apretada y me veo bien porque me siento bien al lucirlo; es mi cuerpo, es mi decisión. 

Foto: Taisiia Shestopal by Unsplash

La salud por supuesto que es importante, de igual manera la física que la emocional, incluso hay que poner más cuidado en la segunda porque los suicidios se han incrementado en las últimas décadas por depresiones causadas por acoso, bullying o abuso.

“El acoso y bullying son de los factores de riesgo más importantes para la conducta suicida y multiplica por 2.55 las probabilidades de suicidio entre los menores de edad”, según Save the Children. No es un juego criticar los cuerpos, tampoco lo es meterle a las personas en la cabeza que deben verse delgadas para estar sanas y ser felices.

Tengo amigas que hoy, a sus más de 30 años siguen con las ganas de lucir un bikini en la playa simplemente porque no se sienten merecedoras de poder hacerlo porque no tienen vientre plano o cintura de menos de 60 centímetros. Pero también tengo otras que viven cuidando cada chícharo que se comen para no engordar bajo el falso argumento que lo hacen porque se aman y se cuidan pero, ¿y qué hay de su salud mental?… de su obsesión por no subir ni un gramo. 

Foto: Kah Lok Leong by Unsplash

Lo que daría porque derribaran todas estas ideas dañinas que el mundo que las rodea les ha metido tan profundo para evitar amarse tal cual son, para no exigirse ser de cierta talla o cierto peso. Que dejaran de sentirse atrapadas dentro de sus cuerpos y se liberaran.

Como sociedad debemos de trabajar en educar a niños seguros, que se amen y se acepten, que no pretendan perseguir estándares en nada, que sean libres de mente. Y como adultos debemos fomentar la empatía, el respeto y la aceptación. Amemos nuestros cuerpos, cuidemos nuestros cuerpos y respetemos los cuerpos de los demás. 

Yo me considero una rebelde corporal y tengo bien puestos mis 100-85-95 de puro amor propio y de salud física y mental. Pero sé que no es fácil lidiar con ese bullying, así que si vives algo así, escríbeme, no estás sola. 

Foto: Miguel Bruna by Unsplash

Aplaudo mucho a mujeres como Michelle Rodríguez y Yuridia que se cansaron de aguantar el acoso y las burlas de los demás y que están uniéndose al cambio que han comenzado mujeres activistas desde hace algunos años con movimientos como el body positive.

No creas que por ser mujer debes verte como una Barbie, quedarte callada, sentarte con las piernas cerradas o moldearte a ser la mejor ama de casa y mamá. Tú eres mujer y lo único que debes hacer en esta vida es ser feliz y respetada. 

Foto: artbykleiton by Pixabay

  • La gordofobia es la discriminación que viven las personas gordas por el hecho de serlo.
  • En la CDMX, el 27.6% de los ciudadanos reconocieron haber sufrido discriminación por su peso, según la encuesta sobre discriminación en la Ciudad de México (EDIS, 2017)
  • La gordofobia atenta contra la salud mental, genera repulsión y rechazo social, pero también hace que las personas discriminadas odien su cuerpo.
  • Los desórdenes alimenticios como la anorexia y la bulimia son consecuencias alarmantes de la gordofobia.
  • De cada 10 casos de personas con anorexia y bulimia en 2018, 9 fueron mujeres. La gordofobia en México es un problema que ataca mayormente a las mujeres, según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).

Lo que pensé tras comprar algo de Skims, marca de Kim Kardashian

Gina Ortega

Les voy a contar una historia. Si me conocen de tiempo saben que el clan Kardashian no es mi tema favorito ni nada que tenga que ver con ellas, desde el reality hasta sus múltiples negocios.

Dicho esto, hace unas semanas una buena amiga en cuyas opiniones confío me contó que había comprado unas prendas de Skims (marca de lencería y ropa de Kim Kardashian) y que estaba encantada con la calidad, textura y funcionalidad (porque comprimían y ajustaban perfectamente al cuerpo).

Así mi experiencia con Skims

Long story short, me metí a sus redes a chismear y luego el algoritmo de Instagram hizo lo suyo. Diario me aparecía publicidad para comprar Skims y, finalmente caí después de que me informaran que había descuentos máximos. La experiencia de compra en el sitio fue muy buena y la verdad me encantó que no me cobraron impuestos extras, el paquete llegó bastante rápido y, aunque pedí varias prendas, era pequeño.

Al abrirlo tuve mi primer gran sorpresa: el empaque y etiquetas eran todos de productos reciclados (cartón y cuerda), mientras la bolsa, aunque parecía plástica, era de un producto composteable. Las prendas en general me gustaron y, si bien su precio es relativamente alto, me pareció un buen esquema costo beneficio.

Ahora bien ¿por qué hablo de todo esto? Porque estamos en un momento crucial y determinante en donde la moda y el consumo de la misma está dirigiéndose hacia un lugar de respeto y sostenibilidad.

Lo que pensé tras mi compra

Recién leía un artículo de Business of Fashion en donde se establecía con datos duros cómo lo que la industria de pronto presume como sustentable y responsable no lo es tanto. Ponía el ejemplo de las prendas hechas a base de botellas de plástico recicladas y establecía que no era tan ‘eco friendly’ su generación; también hablaba de cómo una “buena acción de reciclar” ropa podría promover a su vez el consumismo de más ropa al “intercambiar” una “buena acción” para promocionar el comprar más sin culpa.
Esta misma semana, la marca francesa Chloé anunció que a partir de la colección SS23 las prendas de la ‘maison’ podrán ser rastreables desde su creación hasta su venta. Es decir, cada prenda tendrá un código adjunto en donde tú como cliente y consumidora final podrás rastrear para saber desde dónde y quién hizo la manufactura.

Posteriormente Chloé tendrá un sitio desarrollado y gestionado por la misma marca para vender las prendas de manera segura; de esta forma el sitio tomará la prenda y te pagará en anticipado por la misma, incluso antes de que se venda a alguien mas. Así, Chloé se adelanta a lo que seguro más marcas de lujo harán para mover la moda hacia lo vertical.

¿Será que lo lograremos?

Con cariño,
Gina

Todo en todos lados al mismo tiempo

Gina Ortega

Si lees el título de esta columna seguramente pensarás que vamos a hablar de la película. Pero no me refiero a eso, sino a lo que vimos la pasada edición de la semana de ‘haute couture’. Dicen que de la alta costura se desprenden todas las tendencias del ‘ready to wear’ y que son la antesala de lo que se verá incluso en las marcas de fast fashion.

Dicho lo anterior, prepárense para el circo que verán –literalmente– en meses venideros. Hoy me cuestiono fervientemente qué estamos viviendo para absorber la parafernalia que rodea no solo a los desfiles de moda, sino el subtexto de las colecciones.

Por ejemplo, yo amo a Schiaparelli y admiro profundamente su trayectoria, pero en esta ocasión tengo sentimientos encontrados por su colección que, de cierta manera, me parece que refleja a la perfección la situación por la que atravesamos en la industria, en donde un creativo, una marca y/o un personaje no solo debe entregar una colección de calidad y relevancia, sino que también debe ser mediática y viral para obtener trascendencia.

Esto último me parece que está fuera de contexto restándole mérito a lo que debería ser una excelente colección. A ver, no es que las cabezas de animales replicados de manera magistral y sin lastimar las especies no sean una obras de arte por sí mismas.

No obstante, me parece que la marca estiró un tanto la liga, tomando un tema y metiéndolo en un contexto que sabía que se volvería viral. Si estamos migrando a la sustentabilidad en la industria, esta interpretación se presta fácilmente a la polémica, al desarrollo de un doble discurso, y a dejar en el aire un mensaje para cada observador.

De ahí que muchos opinarán que se apoyaba a la preservación de las especies en peligro de extinción, pero también hizo que otros consideraran a estos animales de taxidermia como una provocación a la caza indiscriminada. La línea de su simbolismo es muy delgada.

Sería ingenuo pensar que no se hizo con miras a volverse viral y si a eso le sumas que The Blondes expuso que un diseño similar había sido creado por dicha marca hace casi una década nos surgen otros pensamientos sobre la propiedad intelectual y la originalidad en la industria por debajo de los nombres de las firmas, y ojo, The Blondes no es una marca cualquiera.

Incluso hoy en la web encontramos miles de memes que llegaron hacia lo mas básico de la comunicación. ¿Dicha virilidad se traduce en ventas?, ¿en fidelidad?, ¿en conquista de nuevos mercados? Genuinamente no sabemos lo que sí sabemos.

¿Entonces moda, circo o todo en todas partes?

Con cariño,
Gina

La peor cita de mi vida con un tacaño extremo

cita

En este mundo las personas se clasifican en tres tipos basándonos en su relación con el dinero: los despilfarradores (yo soy de ese team), los prudentes y los tacaños. Sin saberlo, tuve una cita romántica con un tacaño extremo y ha sido la peor de mi vida. Prepárate para reír conmigo.

Son varios los sinónimos para definir a las personas a las que les duele gastar el dinero: avaras, codas, duras, mezquinas, agarradas o cuentachiles. Pero más allá de una aprehensión por el dinero, la psicología explica todo un perfil para este tipo de conductas. 

Un tacaño extremo es una persona retraída, que suele guardarse todo para sí mismo, no sólo lo económico, sino las emociones también. Y no necesariamente sufren de una mala situación económica. 

Su avaricia se vuelve obsesión y, por lo tanto, una patología. Convivir con ellos no es nada sencillo y mucho menos establecer una relación o vínculo. Otro gran problema es que estas personas no se consideran tacañas, sino ahorradoras o buenas administradoras del dinero y de los bienes. Y lo que pueden llegar a hacer por ahorrar es de no creerse. 

Una vez salí con un tacaño extremo, pero más que una historia de terror, es una de comedia porque toda la cita fue increíble, así es, de no creerse nada. ¿Por qué salí con él?, ¿cómo lo conocí? Sé que te estarás preguntando esto…

Él es arquitecto y en ese tiempo trabajaba en un reconocido despacho que tiene oficinas en Monterrey y en la CDMX y era el jefe de proyecto de una de mis amigas. Yo estaba soltera y tenía un buen rato así porque estaba reparando mi corazón roto, si quieres esta historia, entra AQUÍ para leerla. 

Entonces mi amiga hacía todo para que saliera y conociera a nuevas personas y volviera a creer en el amor. Yo sabía que no quería comenzar una relación amorosa de ningún tipo, ni formal ni ocasional, pero lo que sí me gustaba era salir y conocer personas. 

Yo soy muy parlanchina y por donde quiera hago amigos, eso es un don de familia, nos hacemos amigos hasta de las piedras, nos dicen. Además una de las cosas que más disfruto es detear o salir a citas románticas. Por ello acepté que mi amiga me presentara a su jefe. 

Obviamente lo primero que hice fue stalkearlo en Facebook. Era un tipo muy delgado, alto y con una barba muy bien delineada (con eso me convenció). Sus redes eran muy diplomáticas, solamente compartía sus exitosos proyectos de trabajo. Pero mi amiga me contó que tenía un rato soltero, que vivía con su mamá y una hermana menor. 

Comenzamos a mensajearnos para irnos conociendo y luego de un par de semanas, él me invitó a cenar. Yo le propuse que fuéramos a ver un partido de futbol a un bar, algo más relajado, aceptó el plan aunque me dijo que no le gustaban los deportes. 

Foto: Pixabay

Yo fijé el lugar, un bar de hamburguesas, alitas, papas y cerveza, que está cerca del Ángel de la Independencia. El precio promedio para comer allí es de 150 pesos por persona y sales bien comido y con un par de cervezas en la panza. 

Soy una mujer muy independiente, así que para mí no es importante que pasen a recogerme a casa, no necesito chófer. Por lo que le dije que nos veíamos en el bar a las 7 y él estuvo de acuerdo.

Llegué antes, él venía del sur de la ciudad y tenía que tomar varios metros, pero no entendía por qué no iba en su auto. Yo me moría de hambre porque no había podido salir a comer, así que le dije que iba a ir ordenando y le pregunté qué le pedía, me respondió que nada, que veía el menú en cuanto llegara.

Llegó y todavía estaban preparando mi hamburguesa, así que en la mesa solamente había una cerveza de bote. Me dijo que se moría de sed y le pidió a la mesera un vaso de agua, ella le dijo que tenía botellas de medio litro, pero él le indicó que agua de la llave. 

Foto: Pixabay

Le pregunté por su auto y me contó que lo había dejado afuera de un metro para no gastar tanta gasolina ni estacionamiento. Además, me dijo que evitaba la zona porque tenía que mover su auto a cada rato para evitar pagar el parquímetro. En ese tiempo se hubiera gastado máximo 10 pesos por una hora, como 2 pesos por 15 minutos.  

Vio la carta y mencionó que por el momento no tenía hambre, que había comido muy bien. Eso sí me pareció una descortesía porque me había invitado a cenar y él iba sin hambre. La mesera le recomendó un montón de cervezas comerciales y artesanales y se hizo del paladar delicado y ninguna lo convenció… según. 

Yo no podía creer que no quería nada, pero pensaba que era “especial” y no le había gustado mi concepto de bar “deportivo”. Pero le di la opción de movernos en cuanto yo comiera, él me dijo que no, que se sentía bien allí, que lo importante era platicar. 

Foto: Pixabay

La conversación se tornó a una entrevista en la que él me preguntaba y yo respondía. De pronto llegó mi hamburguesa con papas y por cortesía le dije que si gustaba, me dijo que sí y tomó una papa, pero después otra y así continuó hasta que se las acabó, literal yo solamente me comí una de la orden, que dan muy bien servida. 

En ese momento me di cuenta que el tipo era un tacaño, porque sabía que a mi amiga le pagaban bien y él era su jefe, así que no era cuestión de que no tuviera dinero. 

En ese lugar las hamburguesas las parten a la mitad porque son gorditas, y mientras él se acababa mis papas, yo le daba a una parte de mi hamburguesa, pero como muy lento y además yo era la que estaba hablando más, así que le di ventaja.

Me preguntó si me iba a acabar mi hamburguesa, yo no daba crédito de lo que estaba pasando, pero quise pensar que tal vez quería compartir porque no tenía tanta hambre y era obvio que yo no me iba a acabar todo. 

Le invité la otra mitad porque no tenía de otra, la cual se devoró rápido. Yo pedí un refresco y él volvió a pedir otro vaso de agua de la llave. Mientras esto pasaba, no dejaba de contarle por chat a otra amiga lo que pasaba. 

Ella me aconsejaba que me fuera, que huyera de allí, yo no sabía cómo salir de eso. No podía creer que me había invitado a cenar un hombre que se estaba robando mi comida y solamente pedía vasos de agua de la llave. 

Yo siempre pido postre, pero decidí no hacerlo porque sabía que también me lo iba a robar. Así que mejor le dije a la mesera que nos mandara la cuenta y a él le pareció una gran idea para salir a caminar un poco.

La cuenta llegó y por supuesto que ni por error tomó la comanda, claro, en su cabeza él no había pedido nada, todo me lo pepenó a mí. Pagué mi cuenta, fui a lavarme las manos y salimos del bar sin terminar de ver el partido que estaba en el segundo tiempo. 

A mí me gusta la equidad, así que no esperaba que él pagara la cuenta, pero tampoco me parecía justo que si los dos comimos el plato, no dijera nada. Y cerveza no le ofrecí porque sabía que se la iba a terminar tomando él. 

Si hubieran podido ver mi cara de sorprendida de lo que estaba viviendo, se hubieran muerto de la risa, como lo hicieron mis amigas al día siguiente cuando les conté indignada que me había robado la cena un arquitecto que ganaba mucho más que yo y que se veía muy decente.

Foto: Pixabay

Él pretendía que fuéramos a caminar sobre Reforma un rato, para no gastar dinero, por supuesto, y que luego me acompañaba a mi casa, pero yo me despedí poniendo de pretexto que estaba cansada y quería llegar a darme un baño y dormir. 

Me insistió mucho en llevarme a mi casa y platicar un rato más, pero yo no quería que fuera a beberse las cervezas de mi refri, porque obvio que sí tenía hambre y sed, solamente que no quería gastar nada porque tacaño extremo.

Nos despedimos esa noche que fue la única que salí con él, obviamente. Pero para él fue una gran cita y pensó que íbamos a repetir, siguió insistiendo para vernos otra vez, pero yo no quería volver a salir con alguien que iba a robarme la comida para ahorrarse dinero. 

Yo sí puedo comprarme mis papas y no tengo tema en compartir, pero jamás con un tacaño extremo

La pastilla del día siguiente y sus consecuencias 

pastilla-emergencia

La sexualidad debe ejercerse con responsabilidad porque es nuestra salud la que está en juego y los métodos anticonceptivos de emergencia no se deben tomar a la ligera, como lo es la pastilla del día siguiente o la píldora del día después.

Se llama así porque la mujer debe tomarla máximo 72 horas después de haber tenido relaciones sexuales sin condón u otro tipo de anticonceptivo, pero tampoco es recomendable abusar de ella, no son dulces. 

Primero lo primero, que quede claro que la pastilla del día siguiente NO es un reemplazo de un método anticonceptivo. Fue creada para evitar un embarazo no deseado en los siguientes casos:

  • Si por más de 3 días olvidaste tomar las pastillas anticonceptivas.
  • Si se rompió el condón.
  • Haber sido víctima de una violación.
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¿Cuántas veces se puede tomar la pastilla del día siguiente?

Es una toma única de emergencia, por lo cual tiene una alta carga hormonal, que si bien no es causante de enfermedades como el cáncer, sí altera el ciclo menstrual. 

No hay una cantidad fija para tomarla, pero la Organización Panamericana de la Salud recomienda no hacerlo más de 2 veces al año, además de tener cuidado con las contraindicaciones, ya que no todas las mujeres pueden recurrir a esta píldora.

Por ello es importante consultar a tu ginecólogo siempre, ya que no se recomienda en mujeres embarazadas (no causa un aborto, pero sigue inyectando una carga hormonal alta) o con enfermedades hepáticas, hematológicas o coronarias. 

He tomado la pastilla del día siguiente tres veces, precisamente cuando he tenido accidentes con los métodos anticonceptivos usados. En mi experiencia puedo decir que es una bomba de hormonas que aunque me “sacó del apuro”, me desajustó mi periodo terriblemente.

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Las tres veces me sentí fatal, con ganas de vomitar, un reto no hacerlo para no echar la píldora y tener que volver a tomarla. Probé con dos marcas distintas.

Con ambas fueron los mismos síntomas que me duraron un par de días. Y cuando tenía que llegar mi próximo periodo, se retrasaba más de la cuenta y además me daban unos cólicos tremendos y mi ciclo duraba más de una semana. 

Yo nunca sufrí de acné, pero con las pastillas del día siguiente, la cara se me llenaba de granitos, además que retenía líquidos y me sentía muy inflamada. Ni hablar de las emociones, estaban en un sube y baja. ¡Terrible!

Foto: Pixabay

Aprendí a la mala, como no debería ser, y cada vez que me tomaba las pastillas corría con mi ginecóloga para que me recetara un tratamiento hormonal para volverme a regular el ciclo menstrual y no sufrir tanto. 

Afortunadamente después de un tiempo de tomar hormonas, mi periodo comenzaba a regularse y dejé de tener esos cólicos que me tiraban en la cama; pero todas las mujeres somos distintas, por lo que puede que a unas les “peguen” más los síntomas o quienes de plano ni sienten nada.

¿Cuáles son los riesgos menores y los mayores de la pastilla del día siguiente?

Los efectos secundarios al tomar las pastillas del día siguiente son: vómito, náuseas, calambres, cólicos, fatiga, migraña, hinchazón de senos y sangrado abundante durante el ciclo menstrual o sangrado entre los periodos. 

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El mayor riesgo que puede presentarse es ser alérgica a alguno de sus componentes y eso sí puede poner en riesgo la salud. Pero además, esta píldora solamente previene un embarazo no deseado y no las ETS. 

Las píldoras anticonceptivas sí aumentan el riesgo de sufrir enfermedad coronaria en mujeres que fuman y tienen más de 35 años. Además aumentan el riesgo de padecer hipertensión y de que se produzca trombosis venosa y embolias pulmonares, principalmente cuando existen otras alteraciones de la sangre. 

Por ello, en mujeres con antecedentes de embolias o infartos cerebrales, las pastillas anticonceptivas y de emergencia están contraindicadas de forma absoluta, según datos de la Fundación Española del Corazón.

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Planifica tus métodos anticonceptivos y antes de decidir ve con tu especialista, quien tiene tu historia clínica y sabe qué es mejor para ti. Infórmate bien y no te agarres de fiesta estar tomando las pastillas del día siguiente sólo porque tu pareja no quiso ponerse condón. 

El sexo se disfruta más cuando sabes que estás bien protegida. Cuidarte también es amarte. 

El trabajo de mis sueños a cambio de acoso sexual

acoso

A los 25 años estaba llena de planes y muchas ganas por cumplirlos, uno de ellos era convertirme en reportera de futbol y pensé que haría todo para lograrlo hasta que a cambio me pidieron sexo. Así se resume mi historia de acoso sexual.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el acoso sexual como una “manifestación de la discriminación de género que hace que la persona se sienta ofendida, humillada y/o intimidada, y que constituye un problema de salud y seguridad en el trabajo”.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 1 de cada 3 mujeres ha sufrido acoso sexual en su trabajo, por lo que este problema ya es considerado un tipo de violencia de género contra las mujeres a nivel mundial.

Hay 2 formas en las que puede ocurrir, pero la más común es el chantaje, cuando la persona de poder (jefe) abusa de su puesto para intimidar a su subordinada a cambio de un “beneficio”, como la permanencia en el trabajo o un aumento de puesto o de sueldo.

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La otra forma de acoso es a través de comportamientos que pueden ser físicos (tocamientos o violencia física) o verbales (palabras obscenas o chiflidos).

De la forma que sea, el acoso sexual es un delito y debemos denunciarlo. No permitamos que estos episodios desagradables sigan pasándonos, mujeres. 

Cuando me pasó estaba muy joven e inexperta, por lo tanto, el miedo me comía pero ni así lograron someterme. 

Yo soñaba con ser reportera de futbol y hacer de los estadios mi oficina y poder narrar los partidos. Así que cuando pedí mi primera oportunidad laboral a eso fui. Tenía 22 años.  

Me quedé como becaria en la sección de Deportes; sin embargo, cuando el editor me conoció no me quiso en su equipo porque me vestía de minifalda y tacones y según él intentaba “protegerme” del ambiente machista del medio.

Me discriminó y pidió mi cambio a la sección de estilo de vida porque le hacía más sentido que estuviera allí solamente por ser una mujer que olía rico.

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Así fue que comencé a ganar experiencia en el periodismo rosa o del corazón, que hoy es mi especialidad. Sin embargo, yo quería hacer otra cosa.

Así que después de 3 años en mi empleo, renuncié y decidí tocar la puerta de una de las revistas de futbol más reconocidas en el país. Era mi intento 2 por entrar al periodismo deportivo.

Yo no conocía el rostro del editor de la revista pero sí todo lo que escribía y lo que decía, pues colaboraba en un par de programas de radio. La verdad, lo admiraba.

Mi primer filtro fue con recursos humanos y lo pasé; luego me indicaron que iba a tener entrevista con el editor, en serio era un sueño para mí.

Llegó el día de conocerlo y la experiencia fue muy agradable. Estaba impresionada de lo joven que era para tener tanto prestigio en su gremio. Tenía 39 años, me llevaba 17.

Durante la entrevista salió que habíamos estudiado en la misma universidad, mi amada UNAM, y que teníamos la misma asesora de tesis. Yo ya estaba titulada y él seguía en el proceso.

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En ese momento pensé que lo había convencido de ser la mejor candidata para el puesto por contarle que crecí en los estadios, gracias a mi papá que era pambolero e incluso había jugado en la segunda de Pumas.

Le dije todo lo que sabía sobre jugadores, técnicas y demás. Le hablé de líneas de 3 y de la historia del Maracanazo. 

Me dio el puesto y como en todo trabajo me dijo que estaría 3 meses a prueba y que de cajón tenía que leer todos los libros sobre futbol que él tenía en su biblioteca personal. 

Estaba encantada, pensaba que había logrado conseguir mi trabajo más deseado y además iba a aprender de uno de los grandes periodistas deportivos del país. 

También celebraba que había ganado al fin la batalla de desigualdad de género en el periodismo deportivo. Pero esto apenas empezaba y me esperaba algo peor.

Las primeras semanas estuve en la redacción leyendo los libros de futbol que me puso de tarea y revisando la ortografía de la revista que se iba a publicar en el mes.

Durante mi segundo mes me dijo que iba a comenzar a proponer titulares y lo iba a acompañar a los partidos y eventos que cubría, para irme adentrando mejor pero guiada.

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Pero además, comenzó a invitarme a cenar y bailar salsa, lo cual me pareció raro pero no quise pensar mal. ¡Esa ya era una red flag!

En varias ocasiones me llevó a mi casa porque le quedaba de paso y yo encantada de ir escuchando sus infinitas historias y experiencias sobre futbol. Aunque también me hablaba de algunas cosas de su vida personal. 

Pese a que casi tenía 2 meses trabajando en su equipo, él me seguía hablando de usted y casi me llamaba todas las noches por teléfono, las llamadas duraban al menos una hora.

Un viernes me invitó a cenar y bailar salsa, su plan favorito, le dije que sí. Lo raro fue que cuando íbamos en camino me preguntó si lo acompañaba a uno de sus departamentos a cobrar la renta. Le dije que estaba bien, no sospeché nada.

Cuando llegamos al edificio metió el auto al estacionamiento y al apagarlo, me pidió que lo acompañara, en ese momento comenzó mi incomodidad.

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Le dije que no, que lo esperaba en el auto, pero insistió. Luego cambió la versión de que iba a cobrar la renta porque iba a revisar que el inquilino hubiera vaciado el departamento, entonces estaríamos solos.

Insistí que no y que quería irme ya, todavía me atreví a exigirle que me llevara a casa. Yo era muy joven y no sabía qué hacer.

Me dijo que no iba a pasar nada que yo no quisiera, pero que era obvio que queríamos los 2 por las pláticas largas que teníamos, las comidas y demás.

Estaba asustada pero mi papá me enseñó a defenderme y pelear por mi vida e integridad de ser necesario. Así que lo amenacé con gritar. Sabía que no iba a ir más allá, aunque estaba muy incómoda, estaba sufriendo acoso sexual laboral.

Nos metimos al auto, comenzó a manejar en silencio, hasta que de pronto se soltó a reprocharme que era obvio que a eso íbamos y que me olvidara del trabajo.

Me estaba proponiendo darme el trabajo de planta a cambio de sexo, abusando de su poder. En serio que me dieron ganas de vomitar. Le solté toda la impotencia que sentía, no pude hacerlo sin sollozar. El tipo frío seguía manejando sin decir nada.

Al llegar a mi casa le azoté la puerta de su auto caro. Y el lunes hablé a recursos humanos para decirles que no iba a volver porque el trabajo no era lo que esperaba. 

No me atreví a decir la verdad, pensé que no iban a creerme porque él tenía una gran reputación. Pero tampoco pude contarle a mis papás o a mis amigas, sentía mucha pena.

Una semana después encontré trabajo en mi fuente, el periodismo rosa, pero seguía con el nudo en la garganta y quería justicia.

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Así que decidí abrir una cuenta de Twitter y denunciarlo. ¿Y qué creen que pasó? Éramos varias mujeres que habíamos sufrido acoso sexual por parte del señor. 

NOSOTRAS unidas logramos que recursos humanos y mucho más personas se enteraran quién era este tipo y lo que hacía con sus subordinadas.

Y creo que además le encontraron otras cosas ilegales, así que se quedó sin trabajo, cerró sus redes sociales y desapareció.

Se había apagado el editor reconocido y admirado que aparentaba detrás del acosador que realmente era.

Pero además de todo, en el tiempo que trabajé con él, se atrevió a añadir en Facebook a dos de mis mejores amigas, que claro llegó a ellas por mi red de contactos, y las invitaba a los palcos de los estadios para ver los partidos de sus equipos. Era un cobarde, un enfermo.

Me siento en paz de haber levantado la voz y buscado justicia a pesar de sentir que estaba enfrentándome con Godzilla.

En ese momento no lo sabía pero ya era una mujer feminista dispuesta a luchar por erradicar cualquier tipo de violencia contra mi género.

Hoy espero que mis sobrinas no tengan que enfrentarse a toda esta violencia sólo por ser mujeres. Por ellas y por todas levanto la voz y me convierto en el ejemplo de lo que debemos denunciar. 

No soy Shakira pero también me engañó un hombre menor

infidelidad

Shakira acaba de lanzar su última canción y esperábamos alguna indirecta para su ex Gerard Piqué, como lo hizo en “Monotonía”; sin embargo, lo mató a él y a todos los ex de la historia que han sido infieles con una letra directa y con la que nos identificamos más de una. Creó un himno con su dolor. 

Así que aprendiendo de mi pastora Shakira, yo también quiero facturar el engaño de mi ex y por eso hoy les contaré mi historia de terror con el que pensé era el amor de mi vida y quien, por cierto, también era menor que yo, 3 años más joven. 

Nuestra historia fue auténtica, un flechazo de cupido a primera vista de ambas partes. Nos conocimos en un bar de la Condesa y desde el primer contacto visual, me sentí como si me hubieran golpeado la cabeza. El hombre me había encantado y por la forma en que me miraba, parecía que yo también. 

Mis amigos se dieron cuenta de inmediato que ni él ni yo podíamos quitarnos los ojos de encima; sin embargo, yo no iba en plan de ligar pues acababa de terminar un breve noviazgo, pero cuando te flechan no hay manera de detenerlo. 

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Antes de irme, se acercó a mí y compartimos contactos. Durante un mes estuvimos chateando todas las noches, disfrutaba mucho platicar con él. 

El primer date tardó en suceder porque en ese tiempo yo estaba saliendo muy tarde del trabajo, pero él aguantó mis constantes cancelaciones y un día, sin planearlo, decidimos vernos en el centro de Coyoacán para ir a tomar un café a El Jarocho.

Llegué casi a las 10 de la noche, él fue por mí y me recibió con una sonrisa, un abrazo y un beso en la mejilla. Compramos el café y decidimos caminar mientras nos lo tomábamos. Yo quería que esa noche durara 5 horas más, me sentía tan a gusto, tan en paz. Comencé a creer que había conexiones destinadas a suceder y que no se apagan jamás, ni con toda el agua del mar.

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No hubo beso en el primer date, pero sí mucha complicidad, abrazos y risas. En nuestra segunda salida sí hubo muchos besos y fue la primera noche que pasamos juntos. Con él me sentía como en un tren que había arrancado muy de prisa; sin embargo, estaba fascinada con ir a toda velocidad. 

A partir de ese momento no nos soltamos y comenzamos a construir, sin planearlo, una relación tranquila, todo era muy sencillo porque nos llevábamos genial, teníamos una gran comunicación y nos gustábamos mucho. Había física, química, ganas y magia, lo que yo creía que construía una base sólida para mantener una gran relación de pareja. 

Con él me sentía adolescente otra vez, comenzamos no sólo a crear recuerdos, sino que también se dieron las circunstancias para trabajar juntos, porque nos dedicamos a lo mismo. Los días estaban llenos de planes juntos.

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Al principio no peléabamos, él me daba el sostén y la seguridad que yo deseaba; además del mejor sexo de mi vida, al menos hasta ese momento, y así seguimos por un buen tiempo.

Pero un día comencé a sentirme insegura porque una de sus amigas de redes sociales le coqueteaba abiertamente y, si bien él no seguía el juego, no lo frenaba tampoco. 

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En ese momento comenzaron nuestros problemas; sin embargo, me convencí por completo que no debía dar importancia a esto y que teníamos algo más grande y fuerte por lo que valía todo seguir apostándole a los dos, a nuestro equipo. 

Pero desde ese momento mis antenas se activaron, yo no volví a tener la misma confianza ciega y justo eso fue lo que me llevó a descubrir que me engañaba

En mi caso no pasó que dejáramos de tener sexo o que pasáramos menos tiempo juntos. Simplemente comencé a notar que hablaba más de una de sus compañeras de trabajo y me vibró que no era normal. 

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Lo encaré y le pregunté si tenía algo con ella, por supuesto que me dijo que no y me tachó de loca celosa, recuerden que ya veníamos arrastrando mi desconfianza desde los mensajes de la amiga, entonces desde ese momento yo para él era la intensa que inventaba historias.

Así pasaron un par de meses, yo intentaba confirmar mis sospechas, ese tiempo viví un verdadero infierno, la ansiedad que sentía era inmensurable. Un día peleamos tan feo que fue cuando se atrevió, por primera vez, a decirme que lo mejor era terminar porque no podía estar aguantando mis celos. 

Sin embargo, nada paró. Ese fin de semana fuimos a una plaza comercial a comprar un celular para mí y yo le regalé el que iba a dejar, luego comimos pizza y terminamos acurrucados, yo pensaba que más juntos que nunca, pero no era así. 

Llegó el día que no pude más y decidí escribirle a la compañera de trabajo y preguntarle directamente si mis sospechas eran ciertas, era lo único que me iba a dar paz en ese momento, estaba por reventar. 

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La gran sorpresa fue que ella me respondió como si estuviera convencida que yo era la ex loca que no dejaba en paz a su hombre, claro, eso le contó él para salir bien librado, típico de un infiel, pero jamás le dijo que días antes habíamos tenido el mejor sexo de reconciliación, se olvidó del pequeño gran detalle. 

Ella me confirmó que era su novio y llevaban 6 meses juntos, agregando que quería que no los perturbara y los dejara en paz. Me quedé helada, pero le agradecí que me hubiera dicho la verdad y le aseguré que no volvería a saber de mí. Por supuesto, ella me bloqueó. 

El dolor que sentí no puedo ni describirlo y en ese momento yo, como Shakira, también quería venganza en vez de terapia. Es normal sentir eso después de que te lastiman de esa manera. Lo primero que sientes es odio, es la primera etapa natural de un duelo por traición.  

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Lloré mucho y por muchos años, incluso quedé traumada y desde entonces me negué a establecer otra relación y ni hablar de volver a confiar en el otro. Mi proceso duró más tiempo del normal a pesar de que sí fui a terapia, pero mi amor propio y mi fortaleza combinados con el tiempo lograron que lo superara. 

Además el tiempo también me reafirmó que ese no era el hombre que yo me merecía, ya que incluso hubo más de una ocasión que me ofreció vernos y me habló de sus deseos sexuales, ya estando con su nueva pareja. ¡Qué inmundicia!

Este proceso, que definitivamente marcó mi vida, me enseñó que al final sí logras perdonar y avanzar. Hoy agradezco los buenos momentos que viví con él, pero más los que ya no tuve que padecer. Esa experiencia me dejó grandes enseñanzas y de eso les hablé ya en mi columna “Lo que me enseñó el hombre que me rompió el corazón”, pueden leerla aquí.

Hoy estoy muy cómoda hablándoles de esto, pero también sufrí y lloré y quise ir a destrozar su auto porque sentía que lo odiaba, obvio no lo hice. Desde entonces ya le dedicaba canciones de Shakira, como: “Y que a tu edad sepas bien lo que es romperle el corazón a alguien así”.

Todo cierra, aunque se haga cicatriz, por eso le aplaudo a Shakira que decida liberar su dolor por medio de sus canciones y me parece lamentable que algunos usuarios la juzguen con comentarios machistas como que es la “ex ardida”, “que se ve mal haciendo eso” o que es “la tóxica”. 

Los procesos son personales, por ello no deben juzgarse, empecemos por respetar. Nada mejor que hacer arte del dolor. 

Así fue salir con alguien que tenía eyaculación precoz

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Esta historia sobre la eyaculación precoz comienza un viernes de invierno por la noche, cuando fui al cumpleaños sorpresa de una de mis amigas, organizado por su novio que me cae pésimo por patán y que, por lo tanto, fue el peor anfitrión.

Luego de un par de horas le mandé WhatsApp a otra de mis amigas para que me rescatara y me llevara a cenar, porque el anfitrión no nos dejaba probar los bocadillos y las bebidas, porque según él había que esperar. Nunca supe qué esperábamos, supongo que ser menos porque el tacaño invirtió poco y todo faltaba. En fin. 

Llegó mi otra amiga por mí, bendita que siempre me rescataba de todo, y fuimos a comer pizza y tomar cerveza cerca de mi casa. En el lugar estaba celebrando su cumpleaños un hombre de esos que es inevitable que no voltees a ver.

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Así que desde que llegamos, mi amiga y yo le echamos “el ojo”, pues era un tipo que se veía porque se veía: alto de 1.85, musculoso y muy guapo. Mi amiga juraba que era idéntico a Gerard Butler (el protagonista de la película “Los 300”), si no sabes de quién te hablo, por favor, Googléalo. 

Recuerdo perfecto lo que llevaba puesto: una playera básica negra de cuello redondo y manga corta que resaltaba sus enormes músculos de los brazos y un pantalón de gabardina color café claro que no le quedaba apretado; sin embargo, resaltaba sus pompas espectaculares. 

Nos gustó tanto a las dos, pero yo siempre he sido más aventada, que le dije que fuéramos a felicitarlo, no podíamos dejar pasar esa oportunidad. Y cuando él fue al baño, lo interceptamos para hablarle. Noté que se sonrojó al hacerlo, por lo que pensé que era tímido. 

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Terminamos compartiendo los WhatsApps y quedamos en salir después a “festejarlo”. La sorpresa fue que horas más tarde, cuando yo ya estaba en mi casa lavándome los dientes, me escribió y se armó vernos esa misma noche para el after party improvisado. 

Me lo había ligado, ¡qué suerte! Fuimos por otra cerveza y platicamos lo básico para comenzar a conocernos hasta que nos cerraron el lugar, entonces le propuse seguirla en mi casa, estábamos a dos pasos. 

Y pues sí, el date terminó justo donde se imaginan: en la cama, pero la eyaculación precoz fue la primera en llegar y arruinar esa noche. Él apenadísimo se disculpaba; yo le decía que estaba bien, que seguramente eran los nervios de que no nos conocíamos o las cervezas. 

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Esa noche, el acto duró menos de un minuto, duró menos del coro de la canción que escuchábamos y como era la primera vez que me pasaba, no supe qué hacer y él también se quedó petrificado. Así que nadie terminó feliz, literal. 

La eyaculación precoz es un tema incómodo; sin embargo, es más común de lo que imaginamos, pues 1 de cada 3 hombres la han padecido en algún momento de su vida, según Mayo Clinic.

Vayamos por partes… Primero hay que derribar los mitos de que una relación sexual es larguísima. El coito dura 5.4 minutos en promedio, según un estudio realizado por el médico Marcel D. Waldinger y difundido por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos. 

Y se considera eyaculación precoz cuando el coito dura menos de 1.5 minutos, según un estudio realizado por el psicólogo clínico Darío Fernández Delgado del Centro de Salud “Los Ángeles” de Madrid y publicado en la Revista Clínica de Medicina Familiar de Madrid. 

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Cuando a mí me pasó pensé que sólo había sido un mal momento, pero que debíamos probar otra vez estando más relajados y sin cerveza en las venas y también no ayudó que él nunca se atrevió a confesarme que siempre le pasaba esto, obvio porque en el pasado había sido juzgado. 

Los siguientes dates con mi “Gerard Butler” me confirmaron que era eyaculador precoz, por lo que fui yo la que tuvo que comenzar la conversación incómoda, pues no quería dejarlo de conocer sólo por eso. 

Si bien, la sexualidad es un tema muy importante en una pareja, hay alternativas y yo en ese momento pensaba que la eyaculación precoz sí se “curaba”. Así que lo convencí de visitar médicos para encontrar una solución. 

En todo momento lo acompañé en el inicio del proceso y juntos nos informamos y enteramos de los motivos que desencadenan la eyaculación precoz, que pueden ser tanto físicos como genéticos o psicológicos. Algunos tienen solución, pero no todos los casos. 

Pero mientras eso pasaba, nosotros fuimos mejorando nuestros encuentros sexuales gracias a la confianza que le di. Así que los juegos, las caricias y otro tipo de dinámicas eran fundamentales para que ambos disfrutáramos al 100 cada relación sexual

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Fue una experiencia diferente para mí, pero después de la primera noche nunca más quedamos insatisfechos. La diferencia fue romper con los tabúes y atreverse a experimentar. 

Meses después yo decidí dejar de verlo porque nuestras metas de vida a futuro eran totalmente opuestas, pero para nada se acabó por el tema sexual, porque eso supimos resolverlo juntos. 

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Terminamos muy bien y platicamos de vez en cuando, no sé si siguió sus visitas médicas y si su caso era de los que vencen la disfunción, pero si no, ahora sabe que sí puede satisfacerse a él y a su pareja y cómo lograrlo. 

Lo importante es experimentar lo que a cada uno le funcione para estar satisfecho, pero para que eso suceda debemos conocer perfectamente nuestro cuerpo, nuestros puntos máximos de placer, que no están solamente en las zonas íntimas, y las experiencias que más disfrutamos hacer en el sexo. 

Mi conclusión a esta experiencia es que la sexualidad es tan diversa que hace que alcance el placer para todos, con o sin disfunciones. 

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