Un amigo de la infancia se volvió mi acosador 

acosador

Sabes que yo también me cuestioné si un amigo, alguien con quien creciste y quien te conoce prácticamente de toda la vida podría convertirse en tu acosador, pero la respuesta es SÍ y hasta que vi la realidad es que empecé a poner límites tajantes sin sentirme mal. 

Es triste pensar que me pasó pero agradezco que solamente terminara en un acoso incómodo; sin embargo, la mayoría de las mujeres que han sufrido violencia sexual ha sido por abuso y perpetuado por depredadores a los que llaman: papá, abuelo, tío, primo, esposo o novio. 

Y precisamente por conocerlos, por tener un vínculo con ellos es que hace más complicado aceptar que estás siendo víctima de acoso o de abuso sexual. Hoy quiero contarte mi historia y lo que he hecho para frenar este tipo de violencia de género. 

A mi acosador lo conocí hace años en el colegio, literalmente nos conocimos siendo niños y nos vimos pasar por la pubertad hasta convertirnos en adolescentes, fueron años de compartir no sólo salones de clases, sino recuerdos y momentos inolvidables.

Como siempre, se arman grupos en las escuelas y al que yo pertenecía era mixto, de mujeres y de hombres, de personas tranquilas, que fuimos comenzando a madurar de la mejor manera posible. 

Cuando crecimos pasó lo evidente, comenzaron a hacerse parejas, cada amiga se hizo novia de un amigo del grupo, al igual que yo.

Foto: Imagen hecha con IA

En ese tiempo, mi amigo que ahora es mi acosador, estaba de novio de otra amiga y duraron años, todos pensábamos que iban a terminar casados hasta viejitos pero no fue así, después de unos 10 años juntos, ella lo dejó y así terminó su historia. 

Pese a que terminamos el colegio e ingresamos a preparatorias distintas, seguíamos en contacto por redes sociales y, a veces, hacíamos reuniones para ponernos al corriente. 

Y cuando pasé una racha larga de soltería retomé mi contacto con ellos, incluido este amigo que también estaba soltero, y nos veíamos cada fin de semana y en ese momento fue cuando él cambio su conducta conmigo.

Sí aceptaba que pasara por mí o me regresara a casa, a veces nos echábamos un café para hablar de nuestros corazones rotos, hasta que un día comenzó a tirarme la onda directo, a decirme que siempre le había gustado y que tenía que confesarlo. Obviamente yo le dije que éramos amigos, que no había manera de verlo de otra forma.

Aunque insistía en que le diera un chance, siempre le dejé claro que no había manera que él y yo pudiéramos tener algo romántico. Y así es como empezó la historia de terror, pues “como amigo” me escribía todos los días para desearme buen día e invitarme a salir.

Foto: E1N7E / Pixabay

Incluso comenzó a mandarme detalles a mi trabajo, como cafés o flores. Todo esto me incomodaba mucho porque sabía que estaba intentando cortejarme, pero yo claramente le había dicho que NO.

Después de volver a hablar con él para que parara este comportamiento, frenó las insinuaciones por un tiempo. Volví a verlo en un funeral, se ofreció a llevarme a casa a mí y a otra amiga, acepté y fue lo peor que pude haber hecho pues comenzó a volver a insistir en que le diera una oportunidad de salir.

A partir de ese día comenzó a decirme que andaba cerca de mi casa, incluso me mandaba su ubicación, y me invitaba a cenar. Eso ya me dio pánico y hasta lo amenacé con contarle a mi hermano para que lo pusiera en su lugar.

Decidí bloquearlo de todos lados, sabía que nuestra amistad había terminado, pues no podía darse cuenta que se estaba convirtiendo en un acosador.

¿Y qué hizo? Abrir otra cuenta de Instagram y desde allí me comenzó a stalkear, hasta que un día, en una foto que subí en la playa me comentó que le gustaba mucho y me confesó que había hecho eso para volver a estar en contacto conmigo.

Pero eso no fue lo peor, sino que me empezó a decir cosas sexuales, fantasías que tenía conmigo y a mandarme nudes, mientras escribía yo le bloqueé esa nueva cuenta pero antes le advertí que me sentía acosada, era la primera vez que se lo decía tal cual.

Ese día me sentía muy confundida de que él estuviera diciéndome todas esas cosas y que no respetara los límites y no entendiera que NO es NO, al contrario, que cada vez fuera subiendo de tono el acoso.

Foto: Imagen creada con IA

Luego me escribió desde otro número de teléfono para pedirme una disculpa y decirme que él tenía mamá y hermanas y que no era un acosador ni un machista, ni violentaría nunca a ninguna mujer, que lo conocía perfectamente; que simplemente creía que podíamos ser una gran pareja porque habíamos crecido juntos y éramos buenos amigos y sólo pedía que le diera una oportunidad.

Le contesté que sí era violento estarme proponiendo una y otra vez tener algo romántico, pasar por mi casa, abrir nuevas cuentas, decirme cosas sexuales y no respetar ni entender que yo no quería nada con él, que incluso hacerlo ya era un delito.

Le aclaré que ya ni su amiga quería ser, que me dejara en paz. Le bloqueé ese segundo número de celular y tuve un tiempo de paz luego de eso, pero hace un par de meses mi WhatsApp se murió, tuve que reiniciarlo y se descargó como nuevo, sin respetarme nada, ni mis contactos bloqueados.

No me había dado cuenta de eso hasta que un día llegó un mensaje de él para desearme buen día, lo dejé en leído y en ese momento no lo volví a bloquear porque pensé que todo ya estaba más que claro, pero no, la semana pasada que estuve de vacaciones, cambié mi foto de perfil y ese mismo día volvió a mandarme su mensaje de buenos días y a decirme que me veía muy bien.

Volví a bloquearlo y nuevamente se removió en mí el sentimiento de incomodidad porque transgredió todos mis límites.

Foto: Tumisu / Pixabay

Antes sentía incomodidad mezclada con culpa de estar exagerando o de acusarlo de acosador por ser alguien que me conocía tan bien, pero hoy sé que eso no importa, que si sigue escalando su insistencia y no entiende, tendré que tomar otras medidas, incluso legales.

Y también entendí que un acosador y violentador no solamente es aquél que te toca o hace algo físico, sino también quien no respeta tus límites.

Es muy fuerte darse cuenta cómo un indicativo del machismo es que un hombre no pueda aceptar que una mujer le diga que NO y se sienta con el derecho de insistir.

El acoso y hostigamiento sexual sí son considerados violencia de género y pueden provocar daños tanto físicos como mentales.

Según datos de la ONU Mujeres, 736 millones de mujeres han sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja, es decir, una de cada 3 mujeres son violentadas por alguien que las conoce perfectamente.

Un acosador puede disfrazarse ante ti por el vínculo o parentesco que comparten, pero eso no le quita ser un violentador.

Qué hacer si te sientes acosada en el gimnasio

Qué hacer si te sientes acosada en el gimnasio

Desafortunadamente, todas las mujeres en algún punto de nuestras vidas hemos sufrido o sufriremos acoso sexual (ya sea por parte de conocidos o desconocidos en un ambiente laboral, escolar, familiar o de ocio). Muchas de nosotras hemos sido víctimas de conductas no deseadas de naturaleza sexual que nos hacen sentir incómodas, ofendidas, humilladas y/o intimidadas.

Lamentablemente, el tema del acoso sexual hacia las mujeres en ámbitos cotidianos, como la práctica de actividades físicas (gimnasio), sigue ocurriendo. Desde miradas invasivas e intensas, ayuda no solicitada, conversaciones insistentes y hasta movimientos o roces inadecuados, el acoso sexual en el gimnasio en ocasiones perjudica nuestro entrenamiento y, en el peor de los casos, nos ha llevado a abandonarlo o evitarlo como forma de protección.

Por ello, hoy te contamos qué hacer si te sientes acosada en el gym.

Ejemplos de acoso en el gimnasio

Qué hacer si te sientes acosada en el gimnasio
Foto: Unsplash. Danielle Cerullo.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reporta que el acoso sexual son todos aquellos comportamientos en función del sexo, de carácter desagradable y ofensivo para la persona que lo sufre. A pesar de que tanto hombres y mujeres pueden ser víctimas de acoso sexual, son las mujeres (de acuerdo con estudios e informes) quienes en su mayoría lo sufren.

Para hablar de acoso sexual, coinciden dos aspectos negativos, no deseado y ofensivo. En el caso del gimnasio, estos comportamientos se ven reflejados en lo siguiente.

  • Acoso físico. Contacto físico, tocamientos y acercamientos innecesarios e insinuaciones.
  • Acoso verbal. Comentarios y preguntas sobre tu cuerpo, entrenamiento, estilo de vida, orientación sexual y, sobre todo, piropos o comentarios no deseados acerca de tu cuerpo.
  • Acoso no verbal. Observaciones de tipo sexual (miradas morbosas), silbidos, gestos de connotación sexual, grabaciones sin tu consentimiento, etc.

Qué hacer si te sientes acosada en el gimnasio

Qué hacer si te sientes acosada en el gimnasio
Foto: Pexels. Kemi Lo.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en Inglés), indica que para que el acoso se detenga, no basta solo con detectarlo, sino que siempre hay que denunciarlo. Por lo tanto, cuando te sientas acosada, házle saber a tu acosador que su compartimento es inaceptable debido a que te ofende y molesta. Por ello, la persona acosadora y hostigadora se debe detener.

Son muchas las mujeres que han comenzado a alzar la voz y denunciar públicamente a las personas que las incomodan durante su entrenamiento en el gimnasio. Aquí te dejamos qué es lo que puedes hacer en caso de sentirte acosada.

1. Confronta al acosador

Antes de hacerlo, evalúa la situación y si es seguro responder ante ella.

Si te sientes segura y cómoda (dentro de lo que cabe, dadas las circunstancias), a la primera señal que detectes acoso sexual hacia tu persona, comunícale al hombre que su comportamiento está mal y que debe detenerse. Se recomienda acudir con otra persona o con un gerente del gimnasio (ya sea entrenadora, profesora, recepcionista) para que haya pruebas.

2. Informa lo que está pasando a la gerencia de tu gimnasio

La mayoría de los gimnasios cuentan con procedimientos para las denuncias de acoso sexual. En general, los gimnasios dan de baja o revocan la membresía del acosador. Antes de inscribirte a tu gym, pregunta por los protocolos de acoso sexual. El portal Refinery29 menciona que si tu gimnasio no hace nada a pesar de las pruebas, es igualmente responsable.

3. Analiza la situación

Si después de denunciar y evidenciar a tu acosador, hay señales de venganza o algun indicio que te hace temer por tu seguridad, informa a la policía.

Finalmente, recuerda que tenemos derecho a vivir sin violencia. “No” siempre significa “no”. Si te acosan sexualmente en el gimnasio, no es tu culpa. Tu vestimenta, tu tipo de entrenamiento, tu forma de ser o de comportarte no justifica cualquier tipo de hostigamiento o acoso sexual.

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El trabajo de mis sueños a cambio de acoso sexual

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A los 25 años estaba llena de planes y muchas ganas por cumplirlos, uno de ellos era convertirme en reportera de futbol y pensé que haría todo para lograrlo hasta que a cambio me pidieron sexo. Así se resume mi historia de acoso sexual.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el acoso sexual como una “manifestación de la discriminación de género que hace que la persona se sienta ofendida, humillada y/o intimidada, y que constituye un problema de salud y seguridad en el trabajo”.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 1 de cada 3 mujeres ha sufrido acoso sexual en su trabajo, por lo que este problema ya es considerado un tipo de violencia de género contra las mujeres a nivel mundial.

Hay 2 formas en las que puede ocurrir, pero la más común es el chantaje, cuando la persona de poder (jefe) abusa de su puesto para intimidar a su subordinada a cambio de un “beneficio”, como la permanencia en el trabajo o un aumento de puesto o de sueldo.

Foto: Pixabay

La otra forma de acoso es a través de comportamientos que pueden ser físicos (tocamientos o violencia física) o verbales (palabras obscenas o chiflidos).

De la forma que sea, el acoso sexual es un delito y debemos denunciarlo. No permitamos que estos episodios desagradables sigan pasándonos, mujeres. 

Cuando me pasó estaba muy joven e inexperta, por lo tanto, el miedo me comía pero ni así lograron someterme. 

Yo soñaba con ser reportera de futbol y hacer de los estadios mi oficina y poder narrar los partidos. Así que cuando pedí mi primera oportunidad laboral a eso fui. Tenía 22 años.  

Me quedé como becaria en la sección de Deportes; sin embargo, cuando el editor me conoció no me quiso en su equipo porque me vestía de minifalda y tacones y según él intentaba “protegerme” del ambiente machista del medio.

Me discriminó y pidió mi cambio a la sección de estilo de vida porque le hacía más sentido que estuviera allí solamente por ser una mujer que olía rico.

Foto: Pixabay

Así fue que comencé a ganar experiencia en el periodismo rosa o del corazón, que hoy es mi especialidad. Sin embargo, yo quería hacer otra cosa.

Así que después de 3 años en mi empleo, renuncié y decidí tocar la puerta de una de las revistas de futbol más reconocidas en el país. Era mi intento 2 por entrar al periodismo deportivo.

Yo no conocía el rostro del editor de la revista pero sí todo lo que escribía y lo que decía, pues colaboraba en un par de programas de radio. La verdad, lo admiraba.

Mi primer filtro fue con recursos humanos y lo pasé; luego me indicaron que iba a tener entrevista con el editor, en serio era un sueño para mí.

Llegó el día de conocerlo y la experiencia fue muy agradable. Estaba impresionada de lo joven que era para tener tanto prestigio en su gremio. Tenía 39 años, me llevaba 17.

Durante la entrevista salió que habíamos estudiado en la misma universidad, mi amada UNAM, y que teníamos la misma asesora de tesis. Yo ya estaba titulada y él seguía en el proceso.

Foto: Pixabay

En ese momento pensé que lo había convencido de ser la mejor candidata para el puesto por contarle que crecí en los estadios, gracias a mi papá que era pambolero e incluso había jugado en la segunda de Pumas.

Le dije todo lo que sabía sobre jugadores, técnicas y demás. Le hablé de líneas de 3 y de la historia del Maracanazo. 

Me dio el puesto y como en todo trabajo me dijo que estaría 3 meses a prueba y que de cajón tenía que leer todos los libros sobre futbol que él tenía en su biblioteca personal. 

Estaba encantada, pensaba que había logrado conseguir mi trabajo más deseado y además iba a aprender de uno de los grandes periodistas deportivos del país. 

También celebraba que había ganado al fin la batalla de desigualdad de género en el periodismo deportivo. Pero esto apenas empezaba y me esperaba algo peor.

Las primeras semanas estuve en la redacción leyendo los libros de futbol que me puso de tarea y revisando la ortografía de la revista que se iba a publicar en el mes.

Durante mi segundo mes me dijo que iba a comenzar a proponer titulares y lo iba a acompañar a los partidos y eventos que cubría, para irme adentrando mejor pero guiada.

Foto: Pixabay

Pero además, comenzó a invitarme a cenar y bailar salsa, lo cual me pareció raro pero no quise pensar mal. ¡Esa ya era una red flag!

En varias ocasiones me llevó a mi casa porque le quedaba de paso y yo encantada de ir escuchando sus infinitas historias y experiencias sobre futbol. Aunque también me hablaba de algunas cosas de su vida personal. 

Pese a que casi tenía 2 meses trabajando en su equipo, él me seguía hablando de usted y casi me llamaba todas las noches por teléfono, las llamadas duraban al menos una hora.

Un viernes me invitó a cenar y bailar salsa, su plan favorito, le dije que sí. Lo raro fue que cuando íbamos en camino me preguntó si lo acompañaba a uno de sus departamentos a cobrar la renta. Le dije que estaba bien, no sospeché nada.

Cuando llegamos al edificio metió el auto al estacionamiento y al apagarlo, me pidió que lo acompañara, en ese momento comenzó mi incomodidad.

Foto: Pixabay

Le dije que no, que lo esperaba en el auto, pero insistió. Luego cambió la versión de que iba a cobrar la renta porque iba a revisar que el inquilino hubiera vaciado el departamento, entonces estaríamos solos.

Insistí que no y que quería irme ya, todavía me atreví a exigirle que me llevara a casa. Yo era muy joven y no sabía qué hacer.

Me dijo que no iba a pasar nada que yo no quisiera, pero que era obvio que queríamos los 2 por las pláticas largas que teníamos, las comidas y demás.

Estaba asustada pero mi papá me enseñó a defenderme y pelear por mi vida e integridad de ser necesario. Así que lo amenacé con gritar. Sabía que no iba a ir más allá, aunque estaba muy incómoda, estaba sufriendo acoso sexual laboral.

Nos metimos al auto, comenzó a manejar en silencio, hasta que de pronto se soltó a reprocharme que era obvio que a eso íbamos y que me olvidara del trabajo.

Me estaba proponiendo darme el trabajo de planta a cambio de sexo, abusando de su poder. En serio que me dieron ganas de vomitar. Le solté toda la impotencia que sentía, no pude hacerlo sin sollozar. El tipo frío seguía manejando sin decir nada.

Al llegar a mi casa le azoté la puerta de su auto caro. Y el lunes hablé a recursos humanos para decirles que no iba a volver porque el trabajo no era lo que esperaba. 

No me atreví a decir la verdad, pensé que no iban a creerme porque él tenía una gran reputación. Pero tampoco pude contarle a mis papás o a mis amigas, sentía mucha pena.

Una semana después encontré trabajo en mi fuente, el periodismo rosa, pero seguía con el nudo en la garganta y quería justicia.

Foto: Pixabay

Así que decidí abrir una cuenta de Twitter y denunciarlo. ¿Y qué creen que pasó? Éramos varias mujeres que habíamos sufrido acoso sexual por parte del señor. 

NOSOTRAS unidas logramos que recursos humanos y mucho más personas se enteraran quién era este tipo y lo que hacía con sus subordinadas.

Y creo que además le encontraron otras cosas ilegales, así que se quedó sin trabajo, cerró sus redes sociales y desapareció.

Se había apagado el editor reconocido y admirado que aparentaba detrás del acosador que realmente era.

Pero además de todo, en el tiempo que trabajé con él, se atrevió a añadir en Facebook a dos de mis mejores amigas, que claro llegó a ellas por mi red de contactos, y las invitaba a los palcos de los estadios para ver los partidos de sus equipos. Era un cobarde, un enfermo.

Me siento en paz de haber levantado la voz y buscado justicia a pesar de sentir que estaba enfrentándome con Godzilla.

En ese momento no lo sabía pero ya era una mujer feminista dispuesta a luchar por erradicar cualquier tipo de violencia contra mi género.

Hoy espero que mis sobrinas no tengan que enfrentarse a toda esta violencia sólo por ser mujeres. Por ellas y por todas levanto la voz y me convierto en el ejemplo de lo que debemos denunciar. 

¿Qué es el grooming y cómo puedes prevenirlo?

Grooming

En la actualidad el uso de los dispositivos electrónicos y el acceso a internet son tan necesarios, que cada vez es más común ver a niños pequeños usando teléfonos inteligentes con gran facilidad. Sin embargo, no todas las personas que usan el internet lo hacen con buenas intenciones, pues algunos buscan hacen grooming.

¿Qué es el grooming?

El grooming se define como una forma de acoso, en la cual un adulto se pone en contacto con un niño, niña o adolescente y forma una relación de confianza y una conexión emocional para luego involucrarlo en una actividad sexual.

Acoso como este se puede hacer en persona y puede venir de un miembro de la familia, un vecino, un amigo o hasta un maestro. Pero también puede ocurrir mientras el niño o adolescente se encuentra navegando en internet y recibe el nombre de online grooming, además lo puede realizar cualquier persona sin importar la edad o el género.

Según un informe de Violencia Viral de Save the Children de España donde se encuestó a casi 400 jóvenes de entre 18 y 20 años, dio como resultado que uno de cada cinco jóvenes de esos jóvenes han sufrido este tipo de acoso y el 15% en más de una ocasión. Además, la primera vez que lo sufrieron fue a la edad de 15 años.

¿Cómo funciona el online grooming?

La organización bénefica NSPCC a través su página web oficial informa que las personas que hacen este tipo de acoso se comunican con los niños mediante:

  • Las redes sociales (Facebook, Instagram, Twitter, etc.).
  • Aplicaciones de mensajería (Whatsapp, Telegram, etc.).
  • El correo electrónico.
  • Chats en los foros de juegos y aplicaciones.

Esta forma de acoso es la que se ha vuelto más común, ya que muchos niños y adolescentes están en internet chateando con personas de diversas partes del mundo; para poder realizar el grooming usan artimañas como:

  • Fingir ser más jóvenes, mandan y muestran fotos de otras personas para darles confianza a los menores de edad.
  • Dar consejos o mostrar comprensión.
  • Comprar regalos para los niños o adolescentes.
  • Mostrarse comprensivos y escuchar atentamente todo lo que dice la víctima.

Las personas que realizan este tipo de acoso, primero crean una relación de confianza con el menor; luego aislan a la víctima de familiares y amigos; después comienzan las conversaciones de sexo y, finalmente, hacen peticiones de naturaleza sexual (envíar material sexual y encuentros físicos).

Foto: Pexels. Liza Summer

Señales de que alguien te quiere hacer grooming

Muchas veces charlamos y compartimos cosas de nuestra vida diaria con las personas que encontramos en internet de manera despreocupada; pero si notas algunas de estas señales que nos comparte el sitio web Childline UK, lo más seguro es que te quieran hacer grooming:

  • Enviar muchos mensajes. Te envían con mucha frecuencia mensajes e insisten mucho para pláticar contigo.
  • Pedir que mantengas las conversaciones en secreto.
  • Intenta obtener más información. Pregunta cosas como si la computadora solo la usas tú o alguien más, si checan tu teléfono celular; así pueden saber si los padres o tutores podrían descubrirlos.
  • Te empiezan a enviar mensajes sexuales. comienzan con cosas agradables como si te han besado o si has tenido pareja.
  • Buscan sacarte información personal. Te preguntan cosas como dónde vives o estudias.
  • Tratan de chantajearte. Te piden fotos de ti mismo y dicen que si no lo haces se sentirán molestos o heridos.

¿Cómo prevenirlo?

La mejor manera de prevenir que este tipo de acoso suceda es la prevención. Es decir, hablar con los niños y adolescentes sobre los peligros que hay en internet, informarles sobre compartir cosas personales en las redes sociales y enseñarles a hace uso de forma responsable de las herramientas digítales.

Sin embargo, en muchas ocasiones no se puede evitar caer en este tipo de situación, así que lo mejor es si ver si los menores de edad sufren de un cambio de comportamiento, preguntales y escucharlos con atención.

Anna Faris acusa a director de humillación y hostigamiento

Anna Faris acusa a director

¿Recuerdas a la actriz Anna Faris? La actriz saltó a la fama por sus distintos papeles cómicos, una de sus interpretaciones más populares es su personaje de Cindy Campbell en la franquicia de “Scary Movie”. A juzgar por su divertida forma de ser, parece que todo va bien con su vida.

Sin embargo, como muchas otras estrellas de Hollywood, ha dado a conocer públicamente sus malas experiencias dentro de la industria.

Anna Faris acusa a director
Foto: AP.

La actriz, quien también participó en películas como “La casa de las conejitas” y de ser famosa por sus apariciones en el icónico ‘sitcom’ “Friends”, acusa al director Ivan Reitman de gritarle y tocarla inapropiadamente.

Los hechos por los cuales Anna Faris acusa al director habrían ocurrido en 2006, durante la filmación de la película “Mi súper exnovia”.

Durante el episodio de este miércoles 19 de octubre de su podcast “Unqualified” con Lena Dunham como invitada, Anna Faris relató que en las filmaciones de “My Super Ex-Girlfriend”, Reitman la humilló y le dio una nalgada, según informó USA Today.

El director Ivan Reitman, quien falleció en febrero, es conocido por dirigir “Ghostbusters” y producir “Space Jam”, algunos de sus trabajos más icónicos.

Foto: AP. Dan Steinberg

Anna Faris acusa a director de hostigamiento

La actriz de 45 años indicó que después de llegar tarde el primer día de grabación al set de “Mi súper exnovia” a causa de un accidente, el director comenzó a gritarle frente a todo el equipo. USA Today expresó que la actriz dijo lo siguiente. “Una de mis experiencias cinematográficas más duras fue con Ivan Reitman. Es decir, la idea de hacer una comedia bajo un reinado de horror… Era un gritón”, añadiendo que “él derribaría a alguien todos los días y, en mi primer día, fui yo”.

De acuerdo con lo mencionado en el semanario estadounidense Variety, Anna se había demorado en salir al set de la película por primera vez. Esto, por un accidente con pegamento. Faris relata que salió tarde por 20 o 25 minutos porque su estilista tiró un frasco de pegamento para pelucas y cayó sobre el disfraz que utilizaría.

Además, en el podcast cuenta que “estaba aterrorizada en mi primer día de que Ivan pensara que soy una especie de diva que no sale de su camerino”. También dijo que al llegar al set se sentía invalidada por Ivan, pues “él estaba como, ‘Annie, ¡no puedes jugar a eso aquí!'”.

La actriz comentó que se sintió enojada, herida y humillada por los gritos del director, hasta que pudo preguntarle: “¿Nadie te dijo lo que pasó?”. Con este comentario, Faris indica que Ivan se calló y se puso detrás de la cámara. Aunque más tarde le dio una palmada en el trasero, según Variety.

El semanario estadounidense ha retomado la declaración de Anna Faris en 2017, cuando dijo que un director famoso le dio una palmada en el trasero en el set. Sin embargo en ese momento la actriz no reveló nombres.

En 2017 contó que durante una filmación estaba grabando una escena en unas escaleras. “Se suponía que estaba sacando libros de un estante y él me golpeó el trasero con tanta fuerza frente al equipo”.

La actriz menciona que todo lo que pudo hacer fue reírse y pensar en que no era gran cosa. En ese momento se decía a si misma “Anímate, Faris, solo ríete”. Pero se sentía pequeña y dijo “No le habría hecho eso al protagonista masculino”.

Dunham lamentó la historia de abuso que sufrió la anfitriona del podcast. Además le dijo a Faris: “No creo que seas la primera persona que informa eso… ¿Nadie intervino?” La respuesta de Faris fue negativa.

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