¿Sólo existe un amor de tu vida?

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Cuando hablamos de amor romántico hay una infinidad de posibilidades y de interrogantes, pero también de certezas aprendidas que son puras patrañas, como que en la vida sólo existe un amor. 

“El amor de mi vida”, es una etiqueta que solemos usar y que a veces encasilla más que un concepto. Puede encasillar dolor y nostalgia por un ser amado ausente, lo cual atasca a las personas. 

Ese es el motivo por el que hoy decidí escribir sobre este tema, pues me reencontré con una amiga que es el mejor ejemplo de lo triste que es vivir creyendo todo lo que nos dicen que debemos sentir. 

Ella viene de una familia en la que no existen los divorcios, todas las mujeres de su dinastía se casan con el amor de su vida hasta que la muerte los separe, por lo que ella sólo deseaba vivir esa misma historia, pero la fórmula se le alteró. 

Conoció a un chico, el indicado, decía. Un hombre que, como ella, venía de una familia con costumbres muy arraigadas, en la que el matrimonio lo es todo y es el sacramento más sagrado. 

“Guapo, de buen apellido, trabajador y con valores”, es como ella lo describe. Realmente se enamoraron hasta el tuétano, tuvieron una historia de amor linda e intensa, como las que se suelen tener entre los 15 y los 25 años. 

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Con él decidió que iba a ser su primera vez, pues tenían planes de estar juntos toda la vida porque eran el amor de su vida mutuamente. 

Pero cuando él comenzó su vida laboral, se le abrieron todas las posibilidades que el mundo tiene y que lo “tentaron” a probar, así que decidió terminar su noviazgo con mi amiga. 

¿Qué pasó? Que comenzó un dramón. Por supuesto que ella quedó destrozada de que se le derrumbara su certeza de un amor de la vida para siempre y él, aunque intentó acompañar ese duelo de la mejor manera, estaba convencido que necesitaba conocer, probar y descubrir algo distinto. 

Él no fue patán; sin embargo, el irse de a poquito o el estar presente pero no como pareja de mi amiga sólo hizo que ella se confundiera y se aferrara más a la idea de que sí era el amor de su vida. 

Desde entonces mi amiga se quedó con el corazón “congelado” y no ha vuelto a entablar otra relación de pareja con nadie, han pasado más de 10 años de eso. Detuvo su vida y los sueños que tenía por seguir esperando que “el amor de su vida” regrese con ella. 

Mientras que su ex novio tuvo varios noviazgos durante este tiempo y actualmente está en una relación seria, viviendo con su actual pareja y con planes de tener hijos. 

Aunque le diga a mi amiga una y otra vez que no existe sólo un amor de la vida, que puede volver a enamorarse otra vez y cumplir sus sueños de casarse y formar una familia, se aferra a que jamás volverá a sentir tanto.

Y como esta historia de mi amiga hay un montón similares, al menos en mi generación o en la de nuestras mamás y abuelas, así que para romper con ese miedo de que se nos “gastó el cartucho” al enamorarnos por primera vez, se me ocurrió hacer una lista de razones que comprueban que en la vida podemos tener más de un amor romántico.

Foto: Imagen hecha con IA

¿Por qué no sólo existe un amor de la vida?

  • La complejidad del ser humano: Somos seres emocionales, intelectuales y espirituales complejos, con necesidades y deseos cambiantes y eso incluye el enamoramiento.
  • La diversidad de experiencias: Nuestras vivencias y encuentros con diferentes personas enriquecen nuestra perspectiva y pueden despertar nuevos sentimientos indistintamente.
  • El crecimiento personal: Cambiamos y evolucionamos a lo largo de la vida, lo que puede llevar a tener nuevas conexiones y, por lo tanto, amores.
  • La libertad de elección: Tenemos la capacidad de elegir con quién compartimos nuestra vida y esta elección se renueva todos los días. 
  • La naturaleza cambiante del amor: El amor puede transformarse y evolucionar con el tiempo o terminarse. 
  • El amor es subjetivo: El amor es una experiencia personal y subjetiva y no hay una definición única o universal.
  • Las probabilidades estadísticas: Si no te has convencido, vamos a los números porque esos nunca mienten. Con más de 8 mil millones de personas en el mundo, es improbable que solo haya una persona (amor) para cada uno.
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El amor que sentimos por nuestras diversas parejas no es igual uno al otro y no debe compararse, puede que unos sean más intensos, largos o sanos que otros, pero no hay uno absoluto.

Y creo que hasta que estemos en nuestro lecho de muerte podremos saber quiénes fueron nuestros verdaderos amores de la vida. 

Prefiero volver a confiar en el amor que dejarlo ir

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No sabía cómo titular esta columna, quería que fuera algo claro y poderoso que definiera la decisión de amor más importante que he tomado en mi vida hasta ahora: dejar ir o continuar mi última relación de pareja.

Nunca antes me había enfrentado a esta situación porque cuando suelo terminar mis relaciones amorosas, no vuelvo atrás, así de tajante es mi personalidad, pero ahora todo fue distinto y estoy segura que esto les ha pasado a ustedes también. 

Antes de contarles la historia, debo darles contexto de lo que pasó y cómo lo enfrenté.

Si quieren saber cómo es que me enamoré del coprotagonista de esta historia -y de mi vida- con detalle y exageración, entonces les dejó acá la COLUMNA en la que hablo sobre ello y las que prefieran la versión corta, deben saber que luego de 7 años de soltería y de superar una separación por una infidelidad, es que conocí a ese hombre que me conquistó y se robó mi corazón. 

Él es todo lo que yo siempre deseé como pareja pero que no había encontrado porque me conformaba con muy poco, por ello todas mis anteriores relaciones amorosas me quedaban a deber o eso era lo que sentía. 

Tras el engaño de mi ex pareja realmente pensé que no volvería a sentir tanto por alguien, le había cerrado las puertas al amor por completo, por eso es que digo que mi galán actual me hizo renacer.

Foto: Cathal Mac an Bheatha / Unsplash

¿Y entonces por qué terminó? La verdad es que nuestro vínculo aunque es fuerte porque la magia y la química son innegables entre nosotros, nos encanta tener el poder a ambos y somos bien necios; sin embargo, entre varios truenes y reconciliaciones logramos una estabilidad y dejar de necear hasta que…

Un día una de mis amigas encontró a mi galán en una app de citas y mi miedo a la traición y el trauma de la infidelidad volvieron a aparecer. Él no negó tener ese perfil, pero me dijo que no lo usaba, que lo abrió antes de conocernos y simplemente no lo había eliminado, que eso era todo.

No estaba segura de nada, necesitaba tiempo para entender qué había pasado y tener claro si podía creer en él, además que también necesitaba que me demostrara con pruebas fehacientes que no me había traicionado.

Lo bloqueé pero luego se presentó un tema delicado por el que tuve que romper el contacto cero, aunque después de eso él decidió poner distancia. Los meses pasaron, casi tres, en serio yo lo había dejado ir, estaba cada día lidiando con el duelo de la ruptura. 

Como es normal, tenía días buenos en los que casi no pensaba en él y otros pésimos en los que lo extrañaba tanto que su voz y su risa retumbaban en mi cabeza. 

Foto: Alexas_Fotos / Pixabay

Además de esto, el algoritmo de Instagram no ayudaba pues aunque me tenía bloqueada, me aparecía su foto y su contacto en el apartado de sugerencias. Hice de todo para sacarlo de allí pero nunca se pudo, se trataba de un error técnico y justo me pasó con él. 

Hasta que un día, cuando literalmente no esperaba nada, comenzó a ver mis stories, es decir, me había desbloqueado. No negaré que sentí un bajón en la panza, aunque sabía que por mi parte seguiría el contacto cero.

Pasaron casi un par de semanas luego del desbloqueo hasta que un martes recibí un mensaje suyo por WhatsApp, allí estaba otra vez, del otro lado de la pantalla pero logrando que se despertara todo el amor que siento por él.

Luego de compartir algunos mensajes, acordamos vernos al día siguiente en un café, él propuso que fuera al día siguiente, yo prefería esperar unos días más porque en realidad me moría de nervios.

Fui a esa cita como la primera vez que salí con él, con la panza revuelta de nervios y con las manos frías de sudor y por si necesitaba señales claras del destino para confirmar que nuestra magia es auténtica e indestructible, pasaron cosas clave esa noche. 

Me escribió que estaba a 10 minutos de llegar, así que tomé mi abrigo para encontrarlo en el café donde quedamos de vernos. Al salir de casa casi pisé una carta de baraja que estaba tirada en la banqueta, era la de 2 de espadas, le tomé foto porque soy muy supersticiosa. 

Me detuve a buscar en “San Google” qué significaba: “Sugiere que el consultante se encuentra en una situación compleja en la que debe tomar una decisión difícil, y encontrar la mejor solución requiere sabiduría interior y equilibrio”.

Foto: top10-casinosites / Pixabay

Estaba buscando algo más concreto, menos ambiguo, como si quisiera encontrar algo que me dijera que volviera a confiar en mi galán, en el amor… Mientras eso pasaba, él me llamó para decirme que había tenido que dejar su auto calles atrás pero que ya iba caminando, yo comencé a caminar derecho y de repente lo vi al final de la calle, allí estaba. 

Le dije que lo estaba viendo, que estaba a unos pasos de él y volteó, nerviosamente los dos seguíamos al teléfono hablándonos mientras nos veíamos a unos metros uno del otro. 

¿Y qué pasó? Nos abrazamos muy fuerte, luego le di un besito para saludarlo, volvimos a abrazarnos y caminamos juntos al café. El volver a tenerlo frente a frente me hizo saber y sentir que no lo quería lejos de mí, porque cuando estamos juntos me siento infinita, es como si una versión mía sólo existiera cuando estoy con él.

En el café platicamos sobre los asuntos delicados que pasaron en nuestras vidas y después me acompañó caminando a mi casa y allí fue cuando le pregunté qué había pasado, quería y necesitaba respuestas. 

Él habló, me enseñó pruebas del perfil de la app, me confirmó que ahora sí había eliminado su perfil y repitió una vez más que no lo usó, que no pasó nada. 

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Su error fue no haber eliminado ese perfil durante años, pero si no hay pruebas, no hay delito, así funciona para mí y fue el momento en el que tomé la decisión de darle, darme, darnos un chance más. 

Claro que hablamos sobre qué hemos hecho mal, qué nos ha llevado a pelear y a tener malos entendidos y confío en que ambos mejoraremos lo que nos corresponde para construir una relación sana basada en la confianza, el respeto y la comunicación. Es evidente que queremos estar juntos y que la conexión que tenemos es real. 

No será fácil volver a confiar en al amor, volver a ser vulnerable; sin embargo, con todo mi ser deseo hacerlo porque igual que él, yo tampoco imagino mi vida sin un nosotros. 

Así que toca construir un día a la vez y vivir las cosas que siempre me dije que no me permitiría jamás porque si algo me ha enseñado la vida -a cachetadas- es que no se pueden obtener mejores resultados cuando se repiten los mismos patrones y errores, por eso decido volver a confiar en él, en el amor y en el nosotros. 

Verdades incómodas al terminar una relación de pareja

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Cuando terminamos una relación de pareja suceden un montón de cosas alrededor, unas que se expresan sin problema y algunas otras que preferimos callarnos porque resultan incómodas o difíciles de aceptar. 

Al tronar con una pareja la vida cambia y, por lo tanto, habrá un tiempo de duelo en el que experimentamos un “licuado” de emociones agridulces.

Al vivir este periodo generalmente tenemos un círculo de apoyo compuesto por  mejores amigos o por integrantes de la familia, a quienes les platicamos una y otra vez lo que pasó para aliviar el alma. 

Pero hay otras cosas que también tenemos que enfrentar y que son verdades incómodas del desamor; algunas de ellas son: 

  • El amor no es suficiente: Les confieso que esta verdad incómoda me costó entenderla porque desde niña me metieron en la cabeza que el amor todo lo puede y todo lo vale y no, no es así. Hay problemas o diferencias entre dos personas tan graves que no pueden sostener el vínculo ni aunque exista todo el amor del mundo. Si viste “La La Land”, sabes de lo que hablo. 
  • La independencia se pierde: Aunque desde un inicio se establezca que no se perderá la individualidad, que cada quien puede hacer planes en independiente y tener tiempo para sí mism@, es inevitable alejarse de los demás por querer hacerlo todo con la persona amada; entonces cuando ya no está, el vacío que se siente es inmenso, se siente que no cabe en el pecho y se experimentan episodios de ansiedad.  
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  • El sexo no es lo mismo: Es completamente normal que con el paso del tiempo la intimidad y el deseo puedan disminuir, incluso hasta desaparecer o cambiar y este también es un motivo válido para terminar una relación de pareja. 
  • Se pierde la ilusión: El enamoramiento termina muy pronto para convertirse en amor romántico, así lo explica la psicología, y es verdad que la emoción se transforma, ya no hay tanta euforia como al inicio. Existen personas que no soportan que su relación se convierta en una rutina sin los “fuegos artificiales” y eso también es respetable. 
  • La soledad es temporal: Que levante la mano quién ha sentido que al terminar una relación de pareja se quedará sola por siempre, que no se volverá a enamorar y que no existe otra persona en el mundo más compatible que con la que se tronó. Ese miedo es normal, es incómodo pero se disipará con el paso del tiempo, cuando se comience a sanar. 
  • Sentir frustración por perder el tiempo: Aunque lo “bailado” con la pareja nadie nos lo quita, es cierto que es normal y frecuente que sintamos que perdimos el tiempo porque la relación se acabó sin vivir todos los planes que nos hacemos en la cabeza. 
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  • El amor también se acaba: Hay parejas que deciden terminar porque se dan cuenta que su amor se transformó en cariño, agradecimiento u odio y rechazo. El amor también tiene un inicio y un fin y las personas evolucionamos. 
  • No todas las historias terminan con un villano: No siempre hay que tener un malo y justificar así el término de una relación. Hay vínculos que se terminan bonito, sanamente y nadie termina odiando a nadie. 
  • El duelo se vive o se repite: Esta es la verdad más incómoda de todas, tanto que algunas personas prefieren evitarlo y saltan de una relación a otra para no sentir la soledad, pero eso sólo hará que el ciclo se repita. Es mejor vivir el truene con todo, dejar sentir el dolor y las demás emociones que éste conlleva y saber que también tiene un periodo, un día se terminará. 

¿Cómo manifestar un amor bonito?

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¿Has escuchado hablar de la ley de atracción? Qué tal si no perdieras nada intentando y manifestando un amor bonito, ese que te haga sentir que te sacaste el premio mayor de la lotería. Qué tal si es posible conseguirlo, ¿te atreves?

La ley de la atracción es una filosofía que se basa en afirmar que los pensamientos y las energías que enviamos al universo se atraen mutuamente.

Quien la popularizó fue la escritora australiana Rhonda Byrne en su libro “El secreto”, publicado en el año 2006. Ella afirma que “a través de nuestras acciones y pensamientos, esta ley universal (de la atracción) se pone en marcha para que todo aquello que pensamos suceda”.

La ley de la atracción no es magia, suerte o brujería, simplemente es una corriente de pensamiento que propone canalizar toda nuestra energía en atraer pensamientos positivos para obtener abundancia y cosas buenas y deseadas. 

Cuando dicen que hay que vibrar alto, a esto se refiere, a que los estudiosos de esta ley afirman que si pensamos positivo se atraen cosas positivas y si pensamos negativo, pasarán cosas desafortunadas. 

Foto: processingly / Unsplash

Igual no pasa nada en pensar positivo y en visualizarnos viviendo lo que deseamos y queremos, claro que también hay que darle una ayudadita a la energía y hacer las cosas que nos encaminan a cumplir los sueños. 

Es decir, por más que toda la energía se concentre en pensar viajar a Europa pero no se trabaja, no se genera dinero y no se ahorra, no se va a lograr todo con puro pensamiento. 

Este ejercicio de pedir un amor bonito al universo a través de la ley de la atracción me lo han recomendado varias amigas a quienes se les concedió y entonces quiero que lo hagamos juntas todas NOSOTRAS. No puede pasar nada malo y qué tal si la vida nos sorprende con lo que manifestamos. 

Me ha dicho que para hacerlo más efectivo es mejor escribirlo, con puño y letra, así que ve por la libreta y un boli para comenzar. 

Foto: Unseen Studio / Unsplash

El formato que tendrá esta manifestación es como el de una carta dirigida al universo, así que te dejaré los highlights a continuación, no olvides escribir todo en presente, como si ya lo tuvieras, como si lo estuvieras viviendo, eso -dicen- es muy importante para que funcione la ley de la atracción. Se trata de vivir el sueño. 

Querido Universo: 

Gracias por el amor bonito que me mandaste y concediste tal como te lo pedí… (escribe más agradecimientos que sientas por tu sueño cumplido).

Estoy profundamente agradecida porque es una persona… (coloca todos los adjetivos que desees que tenga tu amor bonito, entre más detallados, mucho mejor). 

A su lado me siento una mujer… (describe cómo te sientes con esa persona que tanto le pediste a la vida). 

Juntos hemos logrado… (escribe las metas que fantaseas cumplir con tu amor bonito, lo que quieres construir). 

Mi vida a su lado cambió de una manera maravillosa, ahora es… (imagina la vida que quieres tener junto a esa persona). 

Su presencia en mi vida también me ha hecho cambiar a mí y ahora soy una persona… (finalmente, describe qué crees que ese amor bonito te hizo cambiar de manera positiva). 

Y vas a terminar tu carta escribiendo 3 veces: gracias. Al final vas a firmar con tu nombre, si es completo es mucho mejor. 

Esta manifestación la vas a guardar y si se te concede, la leerás para comprobar lo que sí se te cumplió. 

Suerte con tu manifestación para ese amor bonito, me cuentas si se te hizo. 

Bórrame el recuerdo de ese amargo amor

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Creo fielmente que el amor no muere, sólo se transforma. A veces lo hace en agradecimiento, cariño, admiración o amistad; pero también puede hacerlo en dolor, rencor, coraje y hasta trauma y cuando esto pasa, la persona amada se vuelve “inolvidable”. 

¿Recuerdan la película de “Eternal sunshine of the spotless mind” (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos)? En la que Clementine (Kate Winslet) desea olvidar a Joel (Jim Carrey) tras una relación fallida de 2 años y se somete a un tratamiento científico para que le eliminen los recuerdos. 

Cuando vivimos una decepción amorosa, quisiéramos que existiera ese mágico método para que nos borraran los recuerdos de ese amor; pero incluso en la película, en la ficción, se plantea que no es posible eliminar la conexión entre dos personas que se amaron alguna vez. 

El amor es el sentimiento más poderoso que existe y que puede experimentar una persona, pero no siempre termina en buenos recuerdos, así que acá te dejo unas recomendaciones de lo que puedes hacer cuando terminó mal y sientes que quedaste traumada.

Si bien todas las relaciones amorosas que terminan comienzan a superarse por medio de un duelo que experimenta varias etapas (negación, ira, negociación, depresión y aceptación), las cuales no siempre se viven de forma lineal; cuando se genera un trauma, es importante buscar ayuda profesional. 

Esto te lo cuento desde mi experiencia, pues la infidelidad que terminó una relación muy importante para mí, me dejó tan traumada que me tardé años en poder superarla y recomenzar mi vida amorosa. 

¿Cómo superar un mal amor?

Aceptación: Este es el último paso de un duelo y el primero para trabajar un trauma de la naturaleza que sea. Un trauma causado por un mal amor puede manifestarse como: miedo al abandono, desconfianza, autodestrucción, dificultades para comunicarse y para volver a relacionarse. 

Darte cuenta que algo en ti cambió y que te lastima es lo principal para comenzar una terapia que te ayude a sanar. ¡Spoiler! Los traumas sí se curan, pero hay que trabajarlos y siempre debes hacerlo de la mano de un especialista. La salud mental es la más importante porque ella puede detonar enfermedades físicas. 

Foto: No-longer-here / Pixabay

Necesitas terapia: En mi experiencia me recomendaron las terapias cognitivo-conductuales, según los expertos son las más adecuadas para tratar los traumas y los trastornos, ya que ayudan a identificar conductas negativas y patrones de pensamiento destructivos para poder transformarlos. 

Darte un break: No del mundo ni de tu vida social, familiar, laboral, personal, sino descansa tu mente de sobre pensar en lo que te pasó. Al inicio no será fácil pero ponte metas para poder lograrlo. Esto es como AA, “un día a la vez”.

Pensar una y otra vez en lo que pasó no cambiará nada el hecho y solamente logrará que tú misma te revictimices y te sientas pero que trapo. 

Enfrentar el trauma: Una vez que hayas trabajado en terapia lo que pasó, llegará el día que tendrás que volver a aventarte a vivir una relación de pareja, a confiar, a dejarte amar, pero principalmente, a darte chance de volver a amar plenamente. La oportunidad es para ti. 

Foto: PhotoMix-Company / Pixabay

El amor propio es la mejor medicina para lo que sea, así que no te abandones, no te culpes, ni te tortures. Mejor busca superar lo que te pasó para volverte más fuerte, más resiliente y más empática. 

No hay manera de borrar el recuerdo de un mal amor, pero sí de transformar el dolor en aprendizaje para que tus próximas relaciones de pareja sean más sanas. Las cicatrices del corazón se fortalecen cuando superamos lo que nos pasó. 

Los 10 mandamientos del amor propio de mujer a mujer

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Si tuvieras que enumerar del 1 al 5 a las personas más importantes de tu vida, ¿a quién pondrías en primer lugar? La respuesta correcta es a ti. Mujer, grábatelo: tú eres el amor de tu vida y por ello el amor propio es tan importante y hay que cuidarlo como a una planta. 

No es cliché o lugar común que digan que si no nos amamos a NOSOTRAS es imposible que los demás lo hagan, porque cuando el amor propio es grande se expande hacia los demás. 

Las mamás que pusieron a sus hijos en el número 1, entiendo por qué lo hicieron -ese amor no está en discusión-; sin embargo, también deben amarse primero pues si no se cuidan, cómo van a estar bien para criar a sus pequeños y, principalmente, cómo van a enseñarles a amar. 

El amor propio, o autoestima como lo llama la psicología, es la relación más importante que tenemos NOSOTRAS mismas y es la base para tener una vida feliz, porque no se trata de sobrevivir sino de gozarla rico. 

Vas a encontrar varias definiciones de amor propio, pero para mí es: cuidado, respeto, límites, apapacho, merecimiento y prioridad. 

Sin embargo, nadie nos enseña a procurarlo, todo lo contrario, nuestra cultura nos confronta con estándares de estética y de conductas y nos pone a competir con los demás, lo cual nos hace olvidar que el focus siempre somos NOSOTRAS

Este amor se construye día a día y no hay receta para lograrlo, pero quiero compartirte de mujer a mujer lo que para mí es cuidar de una misma y que lo he aprendido de las experiencias más duras de mi vida. 

Foto: Giulia Bertelli / Unsplash

Estos son mis 10 mandamientos del amor propio:

1.No te autoexigirás: No te compares con nadie de ninguna manera. Aprende a descubrir tu autenticidad y a amarla. Haz una lista de tus talentos, de lo que más amas de ti y a eso sácale provecho. 

2. No te conformarás: Cuando sientas que estás recibiendo migajas de los demás, ya sea en una relación personal o laboral, no te quedes allí. Recordar lo que quieres y lo que vales no te permitirá aceptar menos.  

3. No sobrepensarás: Darle vueltas a un asunto solamente te drena energía, además de que genera estrés y ansiedad. No te autosabotees, tu paz es antes que todo y no es negociable. 

4. No stalkearás: Revisar la vida de otra persona por incertidumbre, admiración u obsesión atenta contra el amor propio, así que no te lo hagas. Yo sé que es fácil caer en la tentación, pero si comienzas a volverlo un hábito se quedará en tu vida y eso te sumará bienestar y tranquilidad.

Foto: Annie Spratt

5. No rogarás: A nadie le pidas amor o atención, ninguna persona lo merece ni aunque tenga el mismo apellido que tú, te fascine o tenga muchos ceros en su cuenta bancaria. 

6. Sí te validarás: No te canceles. Todos los días date tiempo de decirte lo importante que eres; también puedes escribirlo, este ritual es uno de los mejores consejos que puedo darte y verás cómo comienza a cambiar tu energía y tu vida.  

7. Sí te pondrás como prioridad: Para funcionar debemos estar bien. Si hay cosas que no te late hacer, no las hagas, no tienes que complacer a nadie en contra de tu voluntad. Cuando empiezas a dejar de darle gusto a los demás, te sientes más feliz. 

8. Sí te cuidarás: Es fundamental que cuides tu salud física, emocional y espiritual, de la forma como lo decidas pero invierte tiempo y dinero en ello. Realiza actividades que te lleven a mantener un bienestar integral. 

9. Sí creerás en ti: Si tú misma no te das la confianza que mereces, cómo esperas que los demás vean lo maravillosa que eres. Eres tu fuerza.

10. Te amarás incondicionalmente: Enamórate de ti cada día, consiéntete, diviértete y disfrútate. Como dice Miley Cyrus en su himno al amor propio: cómprate flores, llévate a bailar, habla contigo misma, llévate a comer… No le temas a la soledad y eso también hará que no te conformes y aceptes “lo que caiga”. 

Foto: Jessica Felicio / Unsplash

¿Cómo se ve una mujer que se ama?

  • Feliz. Contagia las ganas de querer ser como ella, es inspiradora. 
  • Segura. No se arrepiente de nada porque sabe que todo lo que ha vivido es aprendizaje y lo agradece.
  • Humilde. Acepta sus errores y trabaja para mejorarlos y cada día lograr ser su mejor versión. 
  • Poderosa. Hace las cosas que ama y no se deja intimidar por nadie. 
  • Honesta. Es congruente lo que dice, lo que hace y lo que piensa. 
  • Positiva. Aunque haya malos días no se deja caer. Ella misma se echa porras. 
  • Fuerte. Porque ella es su centro y sabe que nadie puede derrocarlo. 
  • Ligera. Porque a pesar de tener preocupaciones no deja que sean más grandes que ella.
  • Agradecida. Porque al amarse tanto se sentirá satisfecha. 
  • Hermosa, se ve simplemente hermosa. 

Esta columna ha sido un ritual para recordarme que si los demás no me dan lo que merezco y necesito, entonces no quiero nada y que mi mundo no se detiene por eso pues me tengo a mí. 

Nos leemos el próximo viernes, tribu morada. 

El amor sí se puede encontrar en Tinder

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Soy una escéptica de los temas paranormales y de Tinder, pues considero que nada se compara a la magia de conocer a alguien sin esperarlo, pero aclaremos que soy de otra generación y me encanta ligar a la antigüita. 

Y estas apps me parecen catálogos de personas en las que no vives esa chispa del primer encuentro. Además las veces que las usé fue para divertirme con alguien de one night stands. 

También a mi experiencia hay que añadirle que encontré a más de una pareja de mis amigas o conocidas, es decir, que les estaban poniendo el cuerno. 

Pero en esta comunidad de ligue virtual también hay personas que no solamente están allí por el desmadre, sino que buscan a alguien con ganas de tener una relación padre y me tocó conocer a una de estas parejas triunfadoras. 

Ella llevaba un rato en Tinder, abierta a lo que pudiera pasar, aunque estaba preparada para tener una relación de pareja y lo deseaba mucho. Él tenía poco de haberse unido a la comunidad y lo hizo porque tenía poco tiempo para socializar y conocer a alguien. 

Foto: Yogas Design / Unsplash

El match sucedió una noche de fin de semana, ambos estaban en casa viendo Netflix y su primera charla los hizo desvelarse hasta las 2 de la mañana, desde allí sintieron el “flechazo”. 

Después de Tinder se pasaron a WhatsApp y durante 3 semanas siguieron chateando para seguirse conociendo, hasta que él la invitó a salir. 

Quisieron comenzar lento porque realmente ambos buscaban conocer a alguien que deseara tener un noviazgo. Como decía el gran Cerati. “vamos despacio para encontrarnos”.

Su primer date fue en un bar casual donde cenaron y se echaron unas cervezas. En la plática terminaron hablando de cine, así que decidieron terminar la noche viendo una película en la Cineteca Nacional. 

Foto: Wiktor Karkocha / Unsplash

Después de esa cita vinieron otras, pero siguieron con calma conociéndose, descubriéndose y encantándose hasta que se dieron cuenta que estaba por cumplirse un año de su match en Tinder

Para celebrarlo, él le propuso hacer su primer viaje juntos. Nada formal, rentaron una cabaña en el Estado de México. 

Él pidió que adornaran la habitación mintiendo que era su pedida de matrimonio, solamente para que todo se viera más romántico, pero no tenía nada planeado, al menos no hasta ese momento. 

Cuando entraron, ella se asustó pues pensó que le iba a pedir matrimonio. Él le contó que le mintió a la recepcionista para que les adecuara un ambiente romántico pero no se esperaba que le echara tantas ganas. 

El momento los hizo reír, como solían hacerlo siempre y justamente eso es lo que los había hecho permanecer juntos por todo ese año y seguros de que querían seguir construyendo memorias. 

Foto: Becca Tapert / Unsplash

Pidieron de cenar, luego prendieron la chimenea y se recostaron a ver una película en Netflix, pusieron una chick flick que a ella la hizo llorar y fue en ese momento, mientras estaban empiernados, que él supo que quería que fuera su novia, así que se lo pidió. 

A partir de ese momento quitaron el freno y a los 3 meses ya estaban buscando depa para irse a vivir juntos. Para celebrar su primer año de concubinato decidieron viajar al Caribe y allí fue donde yo los conocí. 

Nos hospedamos en el mismo hotel y una noche en el bar me pidieron que les tomara una foto, luego me preguntaron si viajaba sola y comenzamos a platicar, pues vivíamos en la CDMX. 

Su plan del día siguiente, ir a Xcaret todo el día, me invitaron a irme con ellos como su “hija adoptiva”. En realidad ellos querían a alguien que les cuidara las cosas, ya que querían nadar todo el río y yo solamente quería irme a tirar a la playa, así que hicimos el match perfecto vacacional. 

Me contaron su hermosa historia y entonces comencé a creer que el tío Tinder sí puede darte sorpresas de esas que se sienten como mariposas en el estómago. 

Foto: Amy Shamblen / Unsplash

Al regresar de ese viaje comenzamos a seguirnos en Instagram y tiempo después les pedí una recomendación de trabajo y entonces me hicieron llegar al hombre del cual hoy estoy enamorada. 

No sé si crean en el destino pero por historias como esta es que yo sí lo hago. Ellos llegaron a mi vida para que yo conociera el amor.

Luego de que cumplieron su primer año viviendo juntos decidieron adoptar un perrito para completar su familia y sí, ellos vivieron felices para siempre. 

Su historia es de esas que te hacen volver a creer en el amor de pareja, en las relaciones formales.

Así que mis padrinos de Tinder son el ejemplo de cómo un match puede terminar en una familia hermosa. 

Cómo saber que una pareja no es tu talla

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Si no te queda no intentes forzarlo porque terminará lastimándote, esto aplica para una pareja, ropa o zapatos. Hay amores que no son nuestra talla y a veces nos demoramos en darnos cuenta de ello, pero en el fondo sabemos que nos estamos contando la mentira más grande al quedarnos.

El amor se aprende… Es un verbo, por lo tanto es una acción. Y creo fielmente que a lo largo de nuestras vidas nunca dejamos de aprender a amar y que las ex parejas nos ayudan a mejorar nuestros errores. 

El amor es una construcción diaria de una pareja, pero para que pueda forjarse sobre bases sólidas primero debe ser de la talla correcta de cada una de NOSOTRAS. ¿Cómo saber si es de mi talla? 

Proyecto de vida: Si tu pareja comparte los mismos planes a futuro que los tuyos, entonces sí te queda a la perfección. Preguntarse cómo se ven en unos años y cuáles son los objetivos a cumplir es básico desde el inicio de la relación. 

Valores: Si tu pareja y tú comparten el mismo concepto de respeto, lealtad, compromiso, responsabilidad, tolerancia, confianza y equidad, entonces esa persona también es tu talla. 

Foto: Pexels

Individualidad en la relación: Una pareja lo comparte todo, en eso se basa la confianza del amor, pero también debe existir espacio para la individualidad, para que cada persona tenga tiempo para sí misma. 

Autenticidad: Si sientes que tu pareja es única, que en ella encuentras lo que no ves en los demás, entonces estás con la persona correcta. Así debe sentirse el amor, como magia. 

Exclusividad: Si tu pareja te hace sentir única y especial, que eres suficiente y que no necesita a nadie más, entonces no dudes que estás en tu sitio seguro. 

Foto: Katerina Pavlyuchkova / Unsplash

Saber arreglar sus diferencias: No vas a encontrar a una persona idéntica a ti, así que existirán conflictos en la relación, pero si tu pareja te demuestra que sabe llegar a acuerdos y solucionar los problemas, entonces es la persona indicada para ti. 

Conexión: Es un vínculo fuerte que te hace sentir que ganaste la lotería al encontrar a esa persona especial. Si lo sientes, sólo disfruta y quédate tranquila en que tu pareja es justo tu talla, la persona que elegiste y que te elige cada día para construir una relación. 

Las relaciones de pareja no son sencillas, cada día hay que negociar un montón de cosas, pero cuando estás con la persona correcta todo se vuelve más sencillo.

Una pareja es un equipo, así que tú sabes si prefieres seleccionar una que no es tu talla, pues no podrás disfrutar la vida y el amor, o seleccionas a alguien con quien sientas que ya ganaste aunque no hayas ni empezado el juego.

Por qué me gustan los hombres menores, esos que no son señores

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A mí me gustan menores, esos que NO son señores, esos que llaman “colágeno” y que te dan años de vida. No soy sugar mommy, simplemente prefiero entablar relaciones amorosas con hombres menores que yo, pero tampoco con adolescentes, no soy pedófila. 

Y si tú eres de las mías, de las que sienten mayor atracción por los hombres menores, entonces quédate a que te cuente cuál es el motivo, según mi terapeuta porque por supuesto que se lo pregunté. 

El hombre más joven con el que salí era 10 años menor, aunque aclaro que me engañó con su edad y yo pensaba que le llevaba solamente 4. Esta historia (intensa) la puedes leer acá

Además yo me veo de menor edad de la que realmente tengo y mi personalidad es fresca y jovial, seguro por eso atraigo a personas más jóvenes; y acá entre NOSOTRAS, confesaría que me aterra crecer y hacerme señora (que por la edad que tengo ya soy, pero me gusta pensar que no) y seguro por eso encuentro atracción en la generación menor a la mía. 

Pero más allá de autoanalizarme, en una de mis sesiones de terapia (tomo la cognitivo-conductual) le pregunté a mi psicóloga por qué siempre tengo el mismo patrón en mis relaciones de pareja: hombres más chicos que yo y con apegos tremendos a sus mamás o a sus familias. 

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Y resulta que me dio varias respuestas posibles, se las voy a resumir:

–  Huir del compromiso: Una de las razones de buscar hombres menores es porque se piensa que ellos no buscan compromisos grandes como casarse, formar un hogar o una familia como lo harían los de mayor edad. Así que al estar con este tipo de hombres se está en una zona cómoda para quienes le tienen pánico a las relaciones serias. 

– Vivir la aventura: Los hombres jóvenes son más espontáneos, divertidos y salir con ellos puede representar estar con la adrenalina arriba casi todo el tiempo. Por eso sientes que te “inyectan” vida.

– Deseo sexual a tope: Los hombres van perdiendo energía y vigor con el paso de los años, es algo completamente natural, la biología no perdona y los años no acarician. Por eso dicen que tienes la edad de la persona con la que te acuestas, si fuera así, ¿tú cuántos años tienes realmente?

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– Control freak: Al saber que eres la persona mayor de la relación, quieres tener el control de todo porque asumes que eres la persona con más experiencia y conocimiento. Incluso algunas mujeres pueden maternar a sus parejas y asumir una relación tipo Edipo Rey; esto sí necesita psicoanálisis.  

– Tener el poder: Hay mujeres que prefieren ser las empoderadas de la relación y por ello buscan parejas que estén por debajo de ellas no sólo en el plano financiero, sino también en el laboral y es más probable que un hombre menor lo sea porque comienzan a construir su vida adulta. 

Después de escuchar todas estas posibles razones, no me sentí identificada tal cual me las mencionó mi terapeuta, pero sí siento que algo hay de eso en mi gusto por los hombres que NO son señores. 

Además de todo esto, el doctor Justin J. Lehmiller, investigador de la Universidad de Indiana, en Estados Unidos, afirmó que las mujeres que tienen una relación amorosa con un hombre más joven que ellas son más felices. 

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Según estudios que realizó el investigador, las mujeres heterosexuales con 10 años de diferencia de edad en su relación de pareja estaban más satisfechas y comprometidas. 

Se los he dicho antes, no hay verdades absolutas en las relaciones de pareja, pero lo que sí es un hecho es que las mujeres que entablamos relaciones amorosas con hombres menores no tenemos tabúes ni nos importa el qué dirán. Vivimos amores libres y plenos y eso sí es ganancia. 

Lo importante es disfrutarlo sin lastimar a nadie ni abusar, unos añitos de diferencia no significan nada, son sólo números. Eso sí, nada de pedofilia. 

Mi romance con un hombre 10 años menor que yo

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A mí me gustan menores, esos que no son señores… bien pude haber cambiado la letra de la canción de Becky G porque debo confesarles, acá entre NOSOTRAS, que tengo un crush con los hombres menores que yo, aunque salir con uno al que le llevaba una década de vida, fue una aventura inolvidable. 

Pero deben saber que esta historia comenzó con una mentira, es decir, él fingió tener más años y yo le creí, porque no sé si al decirme que tenía 10 menos que yo estaría contándoles esta anécdota que es de las más especiales de mi vida romántica. 

Todo comenzó un día de vacaciones en el que decidí ir a la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria para leer unas joyas literarias, además de visitar mi alma máter y recordar mis años de universitaria. En ese tiempo yo tenía 33 años, vivía sola y ya tenía reparado el corazón luego de mi separación con el que casi fue el futuro padre de mis hijos. 

Después de recorrer el lugar y sentarme a leer un rato, intenté ver cómo podía sacar un libro, así que me acerqué al mostrador y la bibliotecaria me informó que no había manera pues ya no era ni estudiante, ni tesista; en esas estábamos cuando apareció él, el clon de Carlos Vela (el futbolista mexicano más guapo según yo). 

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Foto: jarmoluk / Pixabay

Se ofreció a sacar el libro para mí con su credencial. Hizo el trámite y me lo dio. Salimos para ponernos de acuerdo sobre dónde vernos para regresarlo en la fecha que indicaba el sello bibliotecario. Sí noté que era joven, pero nunca imaginé que tendría una década menos que yo. 

Nos presentamos y nos sentamos un rato en los pastitos de Las Islas a platicar, me dijo que estaba haciendo su tesis, que tenía varios años que había acabado la carrera en diseño industrial, pero tuvo la oportunidad de entrar a trabajar en el posgrado de su facultad y por ello hasta ahora había comenzado su proceso de titulación. Añadió que tenía 29 años.

Era originario de Hidalgo y vivía en la colonia Anáhuac, a unos 10 minutos de mi casa. Su papá le rentaba a él y a su hermano menor un departamento porque ambos estaban en CU, su hermano estudiando arquitectura y él trabajando en el posgrado de diseño. 

Además dijo que algunos fines de semana trabajaba con su tío como chofer suplente de un tráiler que transportaba alimentos a Estados Unidos.

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Foto: IG @carlosv11_

Su estilo me mató, tenía barba cerrada, unas pestañas largas y rizadas y expansiones en las orejas. Vestía todo de negro, con los jeans rotos, playera de banda de metal y sudadera. 

Nos volvimos a ver cuando le entregué el libro en una de las sucursales de la churrería El Moro, la que está en Río Lerma, muy cerca de mi casa. Cada quien compró sus churros y nos sentamos a platicar y a reír de la vida, era muy ocurrente. Al final de ese “date”, me besó y yo quedé encantadísima. 

La siguiente cita fue en su departamento, es día su hermano se iba a quedar con su novia, así que estábamos solitos y pues sí, pasó lo que se imaginan. Tuvimos una noche deliciosa de puro placer y al terminar, me llevó a mi casa. 

A los tres días nos volvimos a ver, ahora en mi departamento, llegó con cervezas y qué creen, se quedó a dormir. Yo no invito a dormir a nadie a menos que ya sea una relación más seria, pero lo vi tan cómodo que no quise echarlo. 

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Foto: stokpic / Pixabay

Dormimos de cucharita y a la mañana siguiente despertamos con otra dosis de placer y preparamos el desayuno juntos, los peores chilaquiles de la historia porque ninguno de los dos sabía cocinar, pero nos divertimos. 

Así poco a poco comenzamos a vernos cada vez más seguido hasta que fue diario, generalmente en mi departamento porque yo vivía sola y era más cómodo. 

Él nunca me invitó ni un helado, cada quien sus “cubas”, lo cual me parecía raro, pues cuidaba cada peso y se supone que tenía dos trabajos y el papá le pagaba la renta. Pero yo estaba viviendo mi romance que me tenía complacida en todos los sentidos, pero sí, más en el sexual. 

Yo estaba radiante, llegaba a la redacción del periódico siempre sonriendo, sin creerme que tenía a mi propio Carlitos Vela en mi cama. Me daba vida y tal vez allí me hubiera quedado un buen rato, pero llegó el día en el que me confesó que me había mentido, que no tenía 29 años, que tenía 23 y estaba haciendo su servicio social en el posgrado de diseño. ¡Era universitario! No trabajaba y por eso cuidaba cada peso.

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Foto: geralt / Pixabay

 

Además de que tenía una novia en Hidalgo, que había conocido en la prepa y a la que veía cada dos meses, cuando iba de visita para allá. Y que tenía que dejar de verme porque ya no se me quería despegar pero él y yo no teníamos futuro, pues yo era muy mayor y su familia nunca iba a aceptarme. 

No sé qué de todo me dejó más fría, pero definitivamente escuchar que ya no íbamos a vernos me ponía triste. Me estaban obligando a bajarme del carrusel en el que me estaba divirtiendo como nunca y sin previo aviso. Allí entendí que los placeres son breves pero por eso se disfrutan tanto.

Cumplió su palabra, no lo volví a ver, no me volvió a escribir ni a buscar y tiempo después cambió su número de teléfono y su Instagram. Se acabó pero él siempre estará en mi top 5 de romances inolvidables. 

Más que colágeno para mí fue una aventura que no esperaba vivir, pero que necesitaba para reafirmar que “los para siempre” no existen, pero que “los mientras tanto” son mucho mejor. 

Mi romance con un futbolista que no supo meter gol

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Soy pambolera desde la cuna, mis papás se conocieron en las canchas y gracias a este deporte es que yo existo. Así que cuando comencé un romance con un futbolista profesional me sentí ganando el mundial de la vida.

Esta historia comenzó poco antes de la pandemia del 2019, cuando las redes sociales se usaban más para conocer gente que para informarse o entretenerse. Una noche me llegó el follow a Instagram de un hombre sexy cuya biografía era breve pero concisa: “Ex futbolista profesional y director técnico que vive la vida al máximo”. Teníamos de amigo común a mi primo.

Le regresé el follow y después de eso vino un DM pidiéndome mi WhatsApp. Me mandó un mensaje de voz para decirme que le había aparecido una güerita sexy a la que tenía que darle las buenas noches. Su tono de voz me mató, muy cronista deportivo con acento entre argentino y mexicano.

Después me dijo que era mexicano pero su carrera se había desarrollado en Bolivia y Argentina. A sus 35 años ya estaba retirado y se dedicaba a formar futuros futbolistas, además de colaborar en un podcast.

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Foto: viarami / Pixabay

No sabía si tenía talento para dominar el balón, pero me quedaba claro que era un gambetero de la palabra y sabía conquistar a la primera. A mí ya me tenía interesada en menos de lo que dura un tiempo extra. ¡Notable, sobresaliente!, como diría Martinoli. 

Se despidió pero me dejó la liga de su programa para escucharlo. “Descansa güerita sexy, nos tiramos mensajito mañana”, escribió. Puse el último episodio de su podcast para escucharlo antes de dormir. 

Me encantó el programa, él era el más carismático y bromista, el que le ponía el “sabor” a la charla. Era oficial, yo ya traía su camiseta bien puesta. 

Esa misma semana me invitó a salir, propuso unas chelas. Me preguntó cuáles eran mis preferidas porque llegó a nuestro date con un six de latas. 

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Foto: Matthieu Huang / Unsplash

Fuimos a un bar. Se veía guapísimo, traía el corte de pelo de moda entre Neymar y Cristiano Ronaldo, con una línea rapada de lado. Además olía delicioso, un perfume que iba perfecto con su personalidad y su actitud ganadora y dicharachera. 

El tiempo se pasó volando, eso sucede cuando estás con alguien que te hace reír sin parar. Me la estaba pasando máximo, sentía como si estuviera con alguien que conocía de toda la vida.

Cuando volvimos a casa lo invité a pasar, además teníamos que tomarnos el six que llevó, porque entendí que eso pretendía. ¡Muy bien bajado ese balón! 

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Foto: We-Vibe Toys / Unsplash

Seguimos platicando hasta que yo decidí besarlo. Muy de mí dar el primer paso. Ese beso encendió todo, me cargó para llevarme a la cama. Cuando se quitó la ropa me encantó todo lo que vi: un cuerpo bien torneado color chocolate, mi debilidad más grande. 

Me llenó de besos en los muslos, nunca me han vuelto a besar igual. Pero luego se aceleró demasiado, no fue nada de lo que imaginaba pues esperaba un buen rendimiento. Además no sentí esa conexión que embriaga y, por supuesto, no tuve un orgasmo. 

Nos volvimos a ver el siguiente fin y nuevamente fue pésima la experiencia sexual. Lo triste es que no sólo yo estaba insatisfecha, él tampoco disfrutaba porque estaba preocupado en darme una gran experiencia. Con él todo maravilloso, pero el sexo era espantoso, como un partido sin goles. 

Esa situación me enfrió y nos fue alejando, yo ya no estaba disponible todos los fines de semana para él, lo cual le molestó hasta que un día me dejó de buscar.

Unas semanas después le escribí y me respondió que estaba feliz estrenando novia. WTF! Si bien no había funcionado el romance entre nosotros, tenía dos minutos que nos habíamos alejado, pero luego entendí que a él le urgía meter “gol” y conmigo no lo había logrado. Así que allí murió mi sueño gambetero. ¡Expulsado!

Luego vino la pandemia y su programa no sobrevivió, dejé de escucharlo; además abandonó sus redes sociales, se convirtió en un fantasma. 

Mi primo se casa en un par de meses, no sé si lo invitará a la boda, pero si nos reencontramos, les contaré en una próxima columna. 

¿Vives un amor búmeran que no puedes soltar?

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El búmeran es un juguete que se lanza pero siempre regresa a su punto de origen, va y viene, va y viene; pues hay un tipo de relaciones románticas que funcionan igual y por eso los terapeutas las llaman amor búmeran o amor yo-yo. 

La característica principal de este tipo de relaciones es que los integrantes de la pareja se la pasan terminando y regresando constantemente, pero siempre aseguran que la última será la definitiva; aunque en realidad no es así porque no pueden soltarse. 

En estas relaciones es como estar sobre la montaña rusa todo el tiempo, en momentos disfrutando estar arriba y luego entristecer al bajar. Si tuviéramos que definir lo que viven las parejas con amor búmeran sería: amor-ansiedad-amor-ansiedad y así una y otra vez. 

Y aunque cueste trabajo entenderlo, este tipo de relaciones pueden satisfacer y causar placer a algunas parejas porque las reconciliaciones son intensas, pero igual lo son las rupturas. Como lo dije, esto funciona para las personas que encuentren gusto en la intensidad y/o que tengan temas emocionales por resolver como los siguientes: 

  • No estar disponible emocionalmente: Existen personas que no se atreven a aceptar que no están listas para construir una relación estable, pero aún así lo intentan. Entonces cuando las cosas se ponen formales, necesitan huir, pero después el deseo por su pareja las hace volver y allí es cuando ocurre el amor búmeran.

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Foto: geralt para Pixabay
  • Dependencia emocional: Todas las personas experimentamos un apego emocional en el momento que forjamos un vínculo con otra persona, esto no es lo mismo que una dependencia. Las terapeutas de Somos Estupendas aseguran que el apego hace que se generen vínculos, mientras que la dependencia genera sufrimiento en éstos. 

La dependencia emocional hace creer a las personas que su felicidad depende del vínculo con su pareja y por ello no pueden soltarla y entonces anteponen las necesidades del otro a las suyas. 

Las especialistas de Somos Estupendas recomiendan poner límites y mejorar la autoestima para poder acabar con esa dependencia.

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Foto: CDD20 para Pixabay

  • Miedo a la soledad: Es cuando la persona piensa que cualquier cosa es mejor que estar sola o que nunca más se enamorarán o encontrarán a alguien que les encante tanto como la pareja actual. 
  • Idealización del amor romántico: Las expectativas puestas en la pareja hacen que las personas esperen todo el tiempo conductas y acciones del otro que no sucederán. Y cada que retoman la relación piensan que es una nueva oportunidad para cumplir con todo lo que su mente idealiza. 

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Foto: Alexas_Fotos para Pixabay
  • Confianza quebrada: Hay personas que terminaron con la confianza destruida en sus relaciones anteriores y no han podido sanar, por lo que todo el tiempo están poniendo a prueba a sus parejas actuales para saber si realmente las quieren y las valoran. Esto hace que el otro se desgaste con tantas pruebas y decide irse.

Para que suceda un amor búmeran ambos involucrados en la relación deben tener alguna de las anteriores características y es por ello que no pueden terminar. Y aunque les pueda parecer increíble sí existen personas que disfrutan al máximo vivir siempre sobre una montaña rusa de emociones. 

Lo más importante al relacionarte es tener el corazón abierto y la mente clara, así podrás compartirle a los demás tu esencia, así como tus límites y tus deseos. Tú y sólo tú sabes qué aceptas y qué no, qué te da placer y qué te da paz y eso es lo único que importa. 

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Foto: Ylanite para Pixabay

Si algo he aprendido de las relaciones amorosas es que si no te dan vida, entonces no permitas que te quiten el tiempo y la salud.

La doctora Luz de Lourdes Eguiluz, licenciada en psicología por la FES Iztacala de la UNAM, maestra en terapia familiar y doctora en investigación psicológica, asegura que las relaciones sanas son muy importantes para la salud de una persona, tanto a nivel físico como emocional.

“Las personas que tienen una mala relación de pareja también se enferman más físicamente (principalmente del corazón)”, afirma la doctora Eguiluz.

Mi cita con el hombre que se aventó del auto

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De todas las citas que he tenido, la única que me ha dado miedo es la que viví con un hombre que padecía ansiedad y ataques de pánico y se le ocurrió la peor forma para hacérmelo saber: aventarse del auto en nuestra primera salida. 

Durante un desfile de la Semana de la Moda en México, realizado por la mañana en el Bosque de Chapultepec, justo en la calzada que va de la puerta de los leones al Monumento a los Niños Héroes, conocí a un hombre que trabajaba como realizador de video para un canal de televisión de la CDMX. 

Llegué al desfile y saludé a los colegas conocidos y uno de ellos me presentó al protagonista de esta historia, con quien me quedé echando chisme hasta que empezó el evento. Al terminar, yo iba a salir corriendo rumbo al periódico donde trabajo para subir la crónica, pero él me alcanzó para invitarme a salir esa misma noche. 

Quedó de pasar por mí al salir de trabajar. Llegó puntualísimo, yo estaba dándome una manita de gato en el baño y me abrumó su insistencia de que ya saliera, me tardé 5 minutos solamente, tampoco fue tanto. Cuando me subí a su auto, lo noté ansioso, pero los periodistas vivimos así, por lo que no fue una alarma para mí. 

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El plan era estacionar el auto, comprar un café y caminar por Reforma, ya que él me había dicho que no le gustaban los lugares cerrados. Eso hicimos, pero cada que avanzaba el tiempo yo lo sentía desesperado, como si quisiera hacer pipí, hasta sudaba. Le preguntaba constantemente si quería ir al baño, si estaba todo bien. 

De repente me dijo que si podíamos ir a mi casa, que no se sentía a gusto con tanta gente; realmente lo veía ansioso y no tuve inconveniente en que nos fuéramos a mi departamento. Nos subimos a su auto, eran máximo 7 minutos de camino porque yo vivo muy cerca y Reforma fluía en el tráfico, eso sí, nos parábamos en los semáforos. 

En uno de los altos comenzó a sudar más y mover las manos y los pies y me dijo que necesitaba aire, yo juré que le iba a dar un infarto, me asusté mucho y en ese momento abrió la puerta y saltó, al caer comenzó a correr en plena avenida. Yo fui la que vivió un “micro infarto” del susto, me había dejado allí botada, yo no sé manejar y no entendía qué pasaba. 

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Estaba por llamar a la ambulancia, pero entre los nervios comencé a buscar en Google el número de emergencias (todavía no existía el 911) y lo vi regresar corriendo y bañado en sudor, se subió y arrancó el auto, los coches de atrás ya nos estaban tocando el claxon. Sé que parece sacado de una película pero no lo fue.

Le pregunté qué tenía, si se sentía mal, le dije que estaba por llamar una ambulancia, me respondió que mejor llegáramos a mi casa. Llegamos y al estacionarse se salió de inmediato, jalaba aire muy fuerte y ponía sus manos en sus rodillas, al parecer eso lo tranquilizaba, el hombre era una fuente de sudor. 

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Yo estaba muy alterada, con la boca seca porque pensaba que tenía síntomas de un ataque al corazón. Me dijo que tenía mucha sed, así que entramos a mi departamento y mágicamente al acabarse casi de un trago el vaso de agua que le di, se sentó en el sillón y comenzó a calmarse. Solamente me pidió que abriera todas las ventanas. 

Y fue justo en ese momento que me confesó que tenía ansiedad y ataques de pánico y que estaba tan nervioso por nuestra cita que se le había detonado un episodio, ya que tenía años sin salir con alguien, precisamente porque le habían diagnosticado este trastorno. 

Estaba medicado e iba periódicamente con un psiquiatra ya que no nació así, me contó que luego de la muerte de su abuelo, con quien vivía, es que se le había detonado esto. Me trató de explicar lo que sentía y que solamente una ocasión anterior había saltado ya del auto para correr y tomar aire.

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Y les pregunto: ¿ustedes qué hubieran hecho? Yo estaba asombrada escuchándolo y bajándole a mi adrenalina que se me había ido al pico porque pensé que el hombre se me iba a desmayar. Le pregunté cómo es que podía seguir ejerciendo y haciendo televisión, si era demasiado estrés, pero me dijo que a él lo mandaban a hacer cápsulas y eso le había funcionado. 

En su momento sí tuvo que renunciar a su trabajo un tiempo, hasta que encontró el actual que le ofrecía las mejores condiciones para él, además de que su productor lo cuidaba lo más que podía para que no se le detonaran sus episodios de pánico

Ya calmado, porque ya estábamos en mi casa, en un espacio seguro, como él decía, tomó su celular y comenzó a ordenar comida; obvio yo ni hambre, seguía muy desconcertada con todo porque cuando platicamos esa mañana, no noté que fuera ansioso y menos a ese grado. 

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No sabía qué hacer pero quería terminar esa cita, aunque no me atreví a echarlo de mi casa. Llegó la comida, él probó lo que ordenó, yo solamente tomé agua. El ambiente era tenso, incómodo y él comenzó a decirme que se sentía nervioso porque todo lo que quería era besarme. 

No había terminado de decirme eso cuando se me aventó encima y me besó con todo, pero tosco, casi comiéndome. Lo aparté y le dije que se calmara, que así no eran las formas. Me pidió disculpas, me dijo que tenía años que no besaba a nadie porque su novia lo había dejado tiempo después que lo diagnosticaron.

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Nuevamente comenzó a sudar y a inquietarse y se salió diciéndome que iba a subir a la azotea, corrí detrás de él, iba subiendo de 2 o 3 escalones. Arriba le expliqué que lo mejor era que se fuera a casa a descansar, que yo no podía continuar con la cita porque me estaba contagiando la ansiedad. 

Me pidió disculpas muchas veces, le hice entender que no era su culpa padecer un trastorno. Obviamente esa cita fue debut y despedida, no quise volver a verlo porque no iba a poder con tanto. Lamentablemente él no lo tomó bien y terminó bloquéandome y hasta el momento no lo he vuelto a encontrar en otro evento o cobertura. No sé cómo esté, si sigue en el mismo canal. 

Me sentí mal por no ser más empática con él pero no estaba lista para comenzar a salir con alguien que tuviera esos ataques de pánico, sentí mucha responsabilidad y antes de que empezara, fui sincera y no me subí a ese “avión”. Tener un trastorno es pesado tanto para la persona que lo vive como para sus seres queridos y hay que ser un acompañante incondicional y no cualquiera decide serlo. 

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  • Se estima que 264 millones de adultos en todo el mundo padecen ansiedad. (OMS, 2017).
  • De estos adultos: 179 millones eran mujeres (63%) y 105 millones, hombres (37%)

Me volví a enamorar luego de 7 años de soltería 

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Yo sí creo que decidimos de quién nos enamoramos y es por eso que luego de mi gran decepción y ruptura del que pensaba era mi gran amor, decidí no volverme a enamorar, pero la vida me hizo tragarme todas mis palabras. Hoy quiero contarte cómo es el amor después del desamor

Luego de terminar con el corazón, las ilusiones y los sueños bien rotos, me di un break sola, por primera vez no salí con nadie, no ligue, no salía ni con mis amigos, hasta de ellos me alejé. Me superó mi depresión. 

Luego de un par de años así, decidí comenzar a salir pero tenía muy claro que no quería volverme a enamorar, así que a cada date le dejaba claro que no quería ni una relación seria o casual.

Por lo que, generalmente no salía más de 3 veces con la misma persona, ya saben, para no construir recuerdos, confianza y cariño, que surgen naturalmente con la convivencia. 

Y así se me fueron los años, la pasé muy bien, no me puedo quejar, conocí a muchas personas muy interesantes y ahora tengo múltiples historias para contarles en este espacio, como dice mi amiga Pau: lo hacía por la anécdota. 

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Pero mis convicciones comenzaron a cambiar cuando un día conocí en el super a un hombre idéntico a mi ex, cuando me habló en la fila para preguntarme por mi margarina, se me heló la sangre al ver que era el clon del hombre que me había destrozado el corazón pero 15 centímetros más alto. 

Obvio a él le valía la margarina, lo que quería era mi número para luego invitarme a salir, además éramos vecinos, vivíamos a cuadras de distancia. Comenzamos a salir y con él rompí la regla de las 3 citas. 

Al principio, les confieso, sentía que la vida me estaba dando otra oportunidad con un hombre renovado, casi idéntico físicamente al que yo había amado tanto, pero este sí era fiel. Por supuesto que me sentía la más campeona. 

Pero las cosas se complicaron cuando él quiso formalizar la relación pero en serio, me propuso vivir juntos, luego habló de compartir una hipoteca y de tener bebés más adelante. Todo me cayó de golpe y supe que era el momento de terminar eso porque definitivamente no era él con quien me veía construyendo todos esos planes.

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Creo que aún me odia, aunque me da gusto saber que hoy está viviendo todos esos sueños con una mujer que sí quiso amarlo. Se lo merece, es un gran hombre y seguro un gran esposo y papá. 

Les conté todo esto porque él me hizo darme cuenta que en realidad yo ya quería tener una relación otra vez, que la idea de estar soltera y pasar de cita en cita se me había desgastado. Fue entonces que comencé a salir pero esta vez convencida que estaba lista para volverme a enamorar

¿Y adivinen qué pasó? Todo fue un desastre, porque seguí arrastrando los miedos de mi relación fracasada y entonces terminaba reventando a los hombres con los que intentaba tener algo. 

Retomé mi terapia y me enfoqué en canalizar mis malas conductas para luego salir al mundo a decir: estoy lista hombre soltero que también se quiere enamorar

Después de eso, tuve dos noviazgos muy breves y conocí a varios hombres con los que salí pero al final nada se concretó. Hasta que un día conocí a un ingeniero TI, que cero era mi tipo, ni mi estilo, pero que me atrapó con sus buenas pláticas en las que él me enseña y yo aprendo. 

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Para ponerle más dramatismo a esta historia, todo pasó en plena pandemia, cuando no podíamos vernos, ni salir y mucho menos besarnos, así que platicábamos por mensajes y nuestros primeros dates fueron en mi casa, no había de otra. Siempre le he dicho que lo que me conquistó fue que en nuestra primera cita me habló sobre el SAT, los impuestos y las estrategias de los bancos para siempre ganar dinero.

Es un hombre tan informado, interesante e inteligente, que ya con eso me “tenía en la bolsa”. Pero luego yo viví la muerte de mi papá y mi mundo se vino abajo por completo. Por supuesto que no tenía cabeza para nada, menos para ligar o comenzar ningún tipo de contacto. Desde entonces mi único objetivo ha sido sobrevivir. 

El tiempo pasó, él estaba allí, del otro lado del chat, paciente, atento, dándome el apoyo que consideraba pertinente. Gracias a que no se rindió, es que un año después retomamos volver a vernos y salir. 

No les voy a mentir, hemos peleado más de lo que hubiera querido porque a veces me gana mi frustración o mis miedos y luego él tampoco coopera con la comunicación, pues cuando se enoja conmigo prefiere apartarse y guardar silencio. 

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El tiempo ha pasado y con ello ha llegado la tranquilidad y la perspectiva, pero también las certezas y la más importante es: volverme a enamorar sin frenos, con miedos pero también con valentía, sin prisas y con responsabilidad afectiva, y todo esto lo inspiró él. 

Le digo que sus ojos son mi mar, me dan paz, pero también hay veces que se ponen bravos, aún así, es un placer poder contemplarlos siempre. 

Físicamente me gusta, intelectualmente me atrapa, pero emocionalmente me embelesa. Así que no había ni para dónde hacerme, llegué al borde del precipicio y decidí saltar, sin nada seguro pero disfrutando el viento en la cara. Así fue que decidí enamorarme otra vez. 

No sé si voy a estrellarme en el piso o volaré junto a él, pero hoy le doy gracias a la vida por haberlo puesto en mi camino en el momento preciso, aunque era cuando menos lo esperaba, y por permitirme elegirlo con esta certeza que brota del corazón y que pensé que no iba a volver a experimentar. Como sea, yo ya gané. 

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Solamente me tomó 7 años y un montón de ligues buenos y fallidos. Quién iba a decir que un ingeniero que me habla de softwares y carreras de la Fórmula 1, temas de los que no sé nada ni entiendo, vino a revolucionar mi corazón tan herido. 

Dave, tú no me hiciste el amor, tú me hiciste la vida. Gracias por seguir diciéndome que estás aquí para mí, por ayudarme a no rendirme, por ser tú y por hacerme soñar contigo despierta. 

Feliz cumpleaños, no encontré mejor regalo que escribirte todo lo que me inspiras. Perdón por compartirlo con mis lectoras, pero espero que con esta historia sepan que no importa qué tan roto te hayan dejado el corazón, sí llega alguien para volver a hacerlo vibrar, aunque esté lleno de cicatrices. 

La peor cita de mi vida con un tacaño extremo

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En este mundo las personas se clasifican en tres tipos basándonos en su relación con el dinero: los despilfarradores (yo soy de ese team), los prudentes y los tacaños. Sin saberlo, tuve una cita romántica con un tacaño extremo y ha sido la peor de mi vida. Prepárate para reír conmigo.

Son varios los sinónimos para definir a las personas a las que les duele gastar el dinero: avaras, codas, duras, mezquinas, agarradas o cuentachiles. Pero más allá de una aprehensión por el dinero, la psicología explica todo un perfil para este tipo de conductas. 

Un tacaño extremo es una persona retraída, que suele guardarse todo para sí mismo, no sólo lo económico, sino las emociones también. Y no necesariamente sufren de una mala situación económica. 

Su avaricia se vuelve obsesión y, por lo tanto, una patología. Convivir con ellos no es nada sencillo y mucho menos establecer una relación o vínculo. Otro gran problema es que estas personas no se consideran tacañas, sino ahorradoras o buenas administradoras del dinero y de los bienes. Y lo que pueden llegar a hacer por ahorrar es de no creerse. 

Una vez salí con un tacaño extremo, pero más que una historia de terror, es una de comedia porque toda la cita fue increíble, así es, de no creerse nada. ¿Por qué salí con él?, ¿cómo lo conocí? Sé que te estarás preguntando esto…

Él es arquitecto y en ese tiempo trabajaba en un reconocido despacho que tiene oficinas en Monterrey y en la CDMX y era el jefe de proyecto de una de mis amigas. Yo estaba soltera y tenía un buen rato así porque estaba reparando mi corazón roto, si quieres esta historia, entra AQUÍ para leerla. 

Entonces mi amiga hacía todo para que saliera y conociera a nuevas personas y volviera a creer en el amor. Yo sabía que no quería comenzar una relación amorosa de ningún tipo, ni formal ni ocasional, pero lo que sí me gustaba era salir y conocer personas. 

Yo soy muy parlanchina y por donde quiera hago amigos, eso es un don de familia, nos hacemos amigos hasta de las piedras, nos dicen. Además una de las cosas que más disfruto es detear o salir a citas románticas. Por ello acepté que mi amiga me presentara a su jefe. 

Obviamente lo primero que hice fue stalkearlo en Facebook. Era un tipo muy delgado, alto y con una barba muy bien delineada (con eso me convenció). Sus redes eran muy diplomáticas, solamente compartía sus exitosos proyectos de trabajo. Pero mi amiga me contó que tenía un rato soltero, que vivía con su mamá y una hermana menor. 

Comenzamos a mensajearnos para irnos conociendo y luego de un par de semanas, él me invitó a cenar. Yo le propuse que fuéramos a ver un partido de futbol a un bar, algo más relajado, aceptó el plan aunque me dijo que no le gustaban los deportes. 

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Yo fijé el lugar, un bar de hamburguesas, alitas, papas y cerveza, que está cerca del Ángel de la Independencia. El precio promedio para comer allí es de 150 pesos por persona y sales bien comido y con un par de cervezas en la panza. 

Soy una mujer muy independiente, así que para mí no es importante que pasen a recogerme a casa, no necesito chófer. Por lo que le dije que nos veíamos en el bar a las 7 y él estuvo de acuerdo.

Llegué antes, él venía del sur de la ciudad y tenía que tomar varios metros, pero no entendía por qué no iba en su auto. Yo me moría de hambre porque no había podido salir a comer, así que le dije que iba a ir ordenando y le pregunté qué le pedía, me respondió que nada, que veía el menú en cuanto llegara.

Llegó y todavía estaban preparando mi hamburguesa, así que en la mesa solamente había una cerveza de bote. Me dijo que se moría de sed y le pidió a la mesera un vaso de agua, ella le dijo que tenía botellas de medio litro, pero él le indicó que agua de la llave. 

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Le pregunté por su auto y me contó que lo había dejado afuera de un metro para no gastar tanta gasolina ni estacionamiento. Además, me dijo que evitaba la zona porque tenía que mover su auto a cada rato para evitar pagar el parquímetro. En ese tiempo se hubiera gastado máximo 10 pesos por una hora, como 2 pesos por 15 minutos.  

Vio la carta y mencionó que por el momento no tenía hambre, que había comido muy bien. Eso sí me pareció una descortesía porque me había invitado a cenar y él iba sin hambre. La mesera le recomendó un montón de cervezas comerciales y artesanales y se hizo del paladar delicado y ninguna lo convenció… según. 

Yo no podía creer que no quería nada, pero pensaba que era “especial” y no le había gustado mi concepto de bar “deportivo”. Pero le di la opción de movernos en cuanto yo comiera, él me dijo que no, que se sentía bien allí, que lo importante era platicar. 

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La conversación se tornó a una entrevista en la que él me preguntaba y yo respondía. De pronto llegó mi hamburguesa con papas y por cortesía le dije que si gustaba, me dijo que sí y tomó una papa, pero después otra y así continuó hasta que se las acabó, literal yo solamente me comí una de la orden, que dan muy bien servida. 

En ese momento me di cuenta que el tipo era un tacaño, porque sabía que a mi amiga le pagaban bien y él era su jefe, así que no era cuestión de que no tuviera dinero. 

En ese lugar las hamburguesas las parten a la mitad porque son gorditas, y mientras él se acababa mis papas, yo le daba a una parte de mi hamburguesa, pero como muy lento y además yo era la que estaba hablando más, así que le di ventaja.

Me preguntó si me iba a acabar mi hamburguesa, yo no daba crédito de lo que estaba pasando, pero quise pensar que tal vez quería compartir porque no tenía tanta hambre y era obvio que yo no me iba a acabar todo. 

Le invité la otra mitad porque no tenía de otra, la cual se devoró rápido. Yo pedí un refresco y él volvió a pedir otro vaso de agua de la llave. Mientras esto pasaba, no dejaba de contarle por chat a otra amiga lo que pasaba. 

Ella me aconsejaba que me fuera, que huyera de allí, yo no sabía cómo salir de eso. No podía creer que me había invitado a cenar un hombre que se estaba robando mi comida y solamente pedía vasos de agua de la llave. 

Yo siempre pido postre, pero decidí no hacerlo porque sabía que también me lo iba a robar. Así que mejor le dije a la mesera que nos mandara la cuenta y a él le pareció una gran idea para salir a caminar un poco.

La cuenta llegó y por supuesto que ni por error tomó la comanda, claro, en su cabeza él no había pedido nada, todo me lo pepenó a mí. Pagué mi cuenta, fui a lavarme las manos y salimos del bar sin terminar de ver el partido que estaba en el segundo tiempo. 

A mí me gusta la equidad, así que no esperaba que él pagara la cuenta, pero tampoco me parecía justo que si los dos comimos el plato, no dijera nada. Y cerveza no le ofrecí porque sabía que se la iba a terminar tomando él. 

Si hubieran podido ver mi cara de sorprendida de lo que estaba viviendo, se hubieran muerto de la risa, como lo hicieron mis amigas al día siguiente cuando les conté indignada que me había robado la cena un arquitecto que ganaba mucho más que yo y que se veía muy decente.

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Él pretendía que fuéramos a caminar sobre Reforma un rato, para no gastar dinero, por supuesto, y que luego me acompañaba a mi casa, pero yo me despedí poniendo de pretexto que estaba cansada y quería llegar a darme un baño y dormir. 

Me insistió mucho en llevarme a mi casa y platicar un rato más, pero yo no quería que fuera a beberse las cervezas de mi refri, porque obvio que sí tenía hambre y sed, solamente que no quería gastar nada porque tacaño extremo.

Nos despedimos esa noche que fue la única que salí con él, obviamente. Pero para él fue una gran cita y pensó que íbamos a repetir, siguió insistiendo para vernos otra vez, pero yo no quería volver a salir con alguien que iba a robarme la comida para ahorrarse dinero. 

Yo sí puedo comprarme mis papas y no tengo tema en compartir, pero jamás con un tacaño extremo

¡Adiós soltería! Cómo ligar con éxito 

ligar

Aunque ahora existen apps para conocer gente y ligar -no estoy peleada con ellas-, soy de la vieja escuela y prefiero hacerlo a la antigüita porque me parece maravillosa la magia que surge cuando miras a alguien por primera vez y te encanta y todo sucede sin buscarlo. 

No es que me sienta Santa Belinda de los enamorados, aunque sí se ha tatuado por mí, pero sí tengo suerte para ligar donde sea: en el super, en el cine, en la biblioteca; siempre he tenido esa chispa y creo que tiene que ver con mi personalidad. 

Incluso en mis veintes quise abrir un blog que se llamara: “Mis mil y un dates”, pero nunca lo hice y hoy que tengo esta columna, les daré mis highlights nunca antes revelados (ja, ja, ja).

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Mis secretos para ligar con éxito en donde sea

Ser auténtica: Este es mi mayor secreto y, la que considero, la característica más importante para seducir a quien sea. Son más atractivas las personas que son únicas, que las que  intentan caer bien, encajar o complacer. La esencia hipnotiza a cualquiera ¡te lo firmo!

No te limites, demuéstrale al mundo quién eres, qué te hace ser especial del resto y te prometo que te voltearán a ver. 

Seguridad en ti misma: No hay nada más sexy que una persona que sabe lo que vale y no acepta menos de eso. No lo ha comprobado la ciencia pero no tengo dudas de que la seguridad en sí mismo se nota hasta cuando caminas y por eso es el mejor “imán” para ligar

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Sonríe a la vida: No es manual de superación personal, pero les aseguro que las personas que sonreímos todo el tiempo cambiamos el mundo. Sé que hay momentos estresantes y que andamos de malas o quejándonos, pero toparse con una persona feliz que te dibuja una sonrisa cuando la miras puede que te cambie el día y la vida. La gente sí anda por el mundo enamorándose de las sonrisas. 

Honestidad: Ser transparente con lo que eres, con lo que reflejas y con lo que dices es fundamental. Es muy atractivo encontrar a una persona con la vida llena de certezas. 

Calladita no te ves más bonita: ¿Recuerdas el mito de que las sirenas enamoraban a los marineros con su canto? Por algo lo inventaron, ¿no crees? Por medio de las palabras se logra una conexión muy fuerte de seducción. Todos tenemos cosas interesantes que compartirle a los demás y que nos ayudan a darnos a conocer, así que no tengas pena y habla, mujer. 

Ámate: Aceptarte al 100 lo es todo; hablo de eso que la gente llama imperfecciones, pero para mí son rasgos que te hacen única en el mundo. No te claves en los estereotipos de cómo debes verte o ser para considerarte una mujer atractiva. Una vez que tengas eso claro, verás el brillo que irradiarás y será imposible que la gente no lo note. Una persona que se ama lo refleja en su forma de vestir, de caminar, de hablar, de ser, y con eso conquista a cualquiera. 

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Como te dije al inicio, no es regla que para ligar tengas que acudir a lugares sociales como bares, restaurantes o antros, en cualquier lugar puedes conocer a alguien que te guste, no es broma que he ligado en la biblioteca. Mis secretos tienen que ver contigo, así que para comenzar a ligar con éxito, aplícate en ti. 

Eso sí, no todas las personas caerán rendidas a tus pies por tus encantos, vivirás rechazos pero cuando eso suceda, no te hagas pequeña, recuerda que estás ganando experiencia.

Lo más bonito de ligar es que conoces a nuevas personas y eso siempre es rico y valioso. Te permite expandir tus redes, tu vida social y tu mundo. 

Te garantizo que si empiezas a creer en ti, no sólo ligarás sin morir en el intento, sino que conquistarás todo lo que te propongas. Gracias por leer 1, 2, 3 X NOSOTRAS cada semana, te deseo lo mejor y que comencemos el 2023 bien cabrón y con un date nuevo. 

Cómo surge la tradición de meterte debajo de la mesa en Año Nuevo

meterte debajo de la mesa

¿Has escuchado alguna vez que el mejor día para garantizar un año con pareja es el 31 de diciembre? Existe la creencia de que aquellas personas que buscan consolidar una relación amorosa deben seguir el ritual que recomienda meterte debajo de la mesa en Año Nuevo.

Te explicamos de dónde viene esta tradición y qué tan cierto es que funciona infaliblemente.

Los rituales conocidos para asegurar un 2023 en pareja

El ritual más común al que recurren miles de personas en los festejos de Año Nuevo para atraer el amor es utilizar lencería roja la noche del 31 de diciembre. Se cree que así además de manifestar una pareja estás atrayendo la pasión, ingrediente indispensable en cualquier relación.

También están quienes recurren a escribir en una hoja las cualidades que buscan en su “media naranja”, como una forma de decretar que llegue a su vida. Algunos más elaborados incluyen procedimientos con velas y aditamentos a los que se les adjudican poderes para abrirle paso al amor.

Para unir a una pareja se considera de buena suerte besarse bajo muérdagos navideños. Colocar argollas en una copa y que cada uno beba la mitad. Y, para quienes están esperando el anillo de compromiso, se recomienda sentarse y pararse de la silla a la par de las campanadas de Año Nuevo.

Dependiendo de cuál se lleve a cabo, las instrucciones irán cambiando. Podría necesitarse de días previos o de realizar el paso final algunas horas antes del brindis de Año Nuevo.

Contrario a estos casos, está la tradición de meterte debajo de la mesa durante Año Nuevo para asegurar un nuevo ciclo de éxito en el plano amoroso. Se ha popularizado los últimos años y, para sorpresa de muchos, quienes más confían en su veracidad son las generaciones jóvenes.

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Meterte debajo de la mesa, ¿el secreto para encontrar el amor?

Al igual que muchas tradiciones y costumbres, no hay una versión exacta de cómo es que surgió este ritual para encontrar el amor. Se trata más bien de algo que fue pasándose de boca en boca hasta que se volvió parte de las actividades que no pueden faltar durante Año Nuevo, sobre todo de parte de quien esté en búsqueda de su pareja ideal.

Las instrucciones son claras y muy fáciles de cumplir. Basta con ubicar una mesa con espacio suficiente debajo para que una persona pueda posicionarse, ya sea en cunclillas, sentada o recostada, lo verdaderamente importante es estar ahí.

En cuanto al momento, sí requiere mayor precisión, pues se dice, estrictamente debe ser mientras suenan las primeras campanadas del próximo año. Es decir, al mismo tiempo que comes tus uvas y visualizas los propósitos que quieres cumplir, deberás también meterte debajo de la mesa.

Solo si te consideras demasiado ágil, puedes hacer lo de las uvas como usualmente lo harías y, una vez que terminaste con la número 12 pasarte debajo de la mesa. En ambos casos el brindis tendrá que esperar.

Para que tenga mayor posibilidad de funcionar, hazlo creyendo que sí sucederá y ten en mente los aspectos indispensables para una pareja. No caigas en la idealización ni en “pedirle al universo” cosas que por mera lógica son imposibles.

En redes sociales cada año nace un debate entre quienes ya lo han hecho y los que son incrédulos a esta posibilidad. Algunas personas comparten sus experiencias, asegurando que después de hacerlo concluirán el año con una relación, y otros indican que aunque siguen solteros, su vida amorosa sí se reactivó con el ritual.

Por si no quieres dejar este aspecto en manos del destino, no pierdes nada intentándolo y hasta te podrías llevar una grata sorpresa.

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¿Por qué siempre fracaso en el amor?

Si sientes que esta canción de Juan Gabriel define tu vida amorosa: “Yo no nací para amar, nadie nació para mí”, que no das una en el amor porque vas de fracaso en fracaso, te cuento que hay varias razones por las que te está pasando esto. 

Aquí somos sinceras y lo primero que debo decirte es que sí, el problema eres tú, tú eres el común denominador en las ecuaciones de tus relaciones amorosas que hace que termines con el corazón roto porque eliges parejas no disponibles emocionalmente. 

Es como si te aventaras en paracaídas sabiendo que no va a abrir porque no sirve; sin embargo, lo haces porque tu corazón tiene esperanza que esta vez sí funcione pero no será así, terminarás azotándote en el piso. Pero la solución está en ti y consiste en ir a terapia. 

Foto: Alejandro Piñero Amerio by Pixabay

Terapia para arreglar lo que tenemos desajustado. Normalicemos acudir al especialista que nos ayuda a sanar y mejorar nuestras emociones. No se ven, pero son más poderosas que lo que sí es visible, pues éstas desencadenan enfermedades, vicios y odios. 

¡En el amor soy una idiota que ha sufrido mil derrotas!

Las razones por las que te relacionas con personas que no están disponibles para construir una relación tienen que ver con tu historia y con tus necesidades. Estos son los patrones marcados por la psicología: 

– Influencias parentales: El amor que conocimos en casa nos fue dado por personas que no estaban emocionalmente disponibles para NOSOTRAS, por ello repetimos este patrón viejo conocido y somos incapaces de romper con él pues no conocemos otra forma de vincularnos.

– Codependencia: Se trata de una visión del amor centrada en el apego ya que la persona posee carencias como baja autoestima, fragilidad y manipulación, por lo que genera una necesidad obsesiva por la persona amada.

– Traumas: Estos son generados por miedos, por episodios que vivimos en el pasado causados por otras parejas y que nos hacen repetir patrones y llevar las nuevas relaciones a los mismos escenarios en los que no fuimos felices. 

Foto: Kelly Sikkema by unsplash.com

– Expectativas: Básicamente tener expectativas en el amor se define como la visión fantástica de cómo creo que deben ser las cosas, mi pareja y la relación. Es un constante condicionamiento a que todo sea como imaginamos y si no es así, terminamos reventando. 

Debes saber que no es normal que todas tus relaciones de pareja sean fallidas y terminen rompiéndote el corazón. Tampoco es normal que todas tus parejas sean abusivas contigo. Rompe con esos patrones y comienza a aprender a amar sanamente para que atraigas a personas disponibles emocionalmente.

Recuerda que no nacemos con nada aprendido, por eso estamos en este mundo, para conocer, para experimentar, para vivir y ser felices.

¿Cómo se construye una relación de pareja con amor sano?

Nilda Chiaraviglio, reconocida sexóloga y terapeuta clínica familiar y de pareja, tiene la respuesta para la pregunta del millón: ¿cómo se construye una relación de pareja? 

Su respuesta es: “pegando tabiques de amor todos los días. Si el otro pone sus tabiques y también los pega, entonces construimos una relación de pareja”.

Foto: Pixabay

La terapeuta agrega que esto se debe hacer con conducta, en donde yo me hago responsable de todas mis necesidades y el otro también; por lo tanto, ambos estamos llenos y cuando decidimos compartir la vida, sumaremos juntos. En cambio, cuando se juntan dos personas con vacíos se crea un vacío grandote que da como resultado una relación tóxica.

Elige una pareja no sólo basada en el físico y/o la química, toma en cuenta también su compatibilidad con tu visión de la vida, la empatía que tenga con tus sueños, la honestidad en su comunicación y la responsabilidad que tiene hacia ti. 

Cuáles son las características de una relación de pareja sana:

– Se conocen muy bien.

– Cada miembro de la pareja tiene sus propios sueños y metas.

– No dejan en manos del otro su felicidad y sus necesidades personales.

– Hay admiración hacia el otro miembro de la pareja por igual.

– La confianza, la comunicación y el respeto son prioridad.

– Se aman en libertad, no se condicionan.

Foto: Matia Rengel by unsplash.com

– Ponen límites en la relación en los que ambos están de acuerdo.

– Saben hablar y solucionar los problemas entre los dos.

– Disfrutan al máximo del sexo y cumplen sus deseos sin transgredir al otro.

– Saben estar juntos pero también separados, tienen sus propios espacios y momentos.

– Saben amarse para nutrirse y no para necesitarse.

Si buscas una relación que satisfaga tus necesidades, probablemente tendrás que suprimir o modificar alguna parte de ti”, ‘El placer de amar’ de Nilda Chiaraviglio.

Cómo saber que vives un amor vampiro

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¿Te sientes cansada de estar con tu pareja?, ¿sientes que tú eres la que da el 100 para que la relación funcione?, ¿te da miedo expresar cómo te sientes por miedo a que la relación termine? Lamento decirte que estás en una relación abusiva porque te enamoraste de un vampiro emocional

El amor vampiro fue bautizado así por la psicología ya que es un vínculo que drena, que chupa la energía y que deja lastimada a una de las personas que conforman la pareja.

Judith Orloff, reconocida psiquiatra de la clínica de la Facultad de Psiquiatría de la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA), describe la conducta de los vampiros emocionales como “personas infelices que necesitan hacer un drenaje de la energía de su víctima”, que en este caso es su pareja. Agrega que ellos solamente piensan en su bienestar a costa de la felicidad del otro. 

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Para identificarlos, la doctora en psiquiatría da una serie de conductas características… hablemos de algunas:

  • Son personas muy encantadoras al inicio, eso lo hacen para engancharte.  
  • Los vampiros emocionales son muy negativos, aunque no haya peros en una situación, son expertos en inventarlos. Sus conversaciones están llenas de quejas y si tú tratas de hacerles ver el lado positivo, se ofenderán y te culparán porque no los entiendes. 
  • Para ellos nunca nada es suficiente, aunque lo tuvieran todo, siempre sentirán que algo les falta, que el mundo no los comprende, que la vida no les sonríe. 
  • Son manipuladores y encontrarán la forma de hacerte sentir mal por todo lo que haces o no haces para conseguir que actúes como ellos desean. 
  • Tienen baja autoestima pero saben disfrazarlo. En realidad todo el tiempo se dicen amarse, se dicen ser buenas personas, y lo tienen que estar repitiendo para convencerse a ellos mismos y a los demás.

  • No tendrás diálogo ni conciliaciones con ellos porque no saben escuchar y su papel siempre será el de víctima. En cada discusión buscarán que tú les pidas perdón, aunque no hayas hecho nada. Son expertos en voltearte las cosas. ¡Qué peligro!
  • Con sus palabras te harán sentir culpable, al grado que te cuestionarás si realmente estás siendo poco comprensiva con ellos, por eso drenan tu energía.
  • Aprovechan cualquier oportunidad para remarcar tus errores, los actuales o los pasados. Pero ellos no pueden admitir los suyos porque en su mente,  siempre son los vulnerables. 

Lo peor de tener un amor vampiro es que las emociones se contagian, así que si te relacionas con gente negativa, vibrarás en esa sintonía. 

¿Cómo actuar ante un vampiro emocional?

Afortunadamente tú eres la estaca de plata, es decir, tú eres el antídoto para alejarlos. 

Habla con tu pareja, dile cómo te sientes y pon límites, si no te escucha o no hace nada por cambiar, sal corriendo, no pierdas más tu tiempo y ni tu energía. 

Si la persona no cambia su conducta y tú sientes que no puedes dejarla, lo mejor es que busques ayuda, ya que por algo estás aferrándote a esa relación tóxica que te está consumiendo emocionalmente y, puede ser, que hasta físicamente. 

Una pareja es para caminar de la mano, juntos al mismo paso, no para que la arrastres o la cargues. 

Foto: Fuu J by Unsplash

Si no eres tú quien vive un amor vampiro, pero es una amiga o amigo, lo mejor que puedes hacer para apoyarlo es escucharlo y ser paciente para explicarle por qué está sumergido en una relación abusiva.

Háblale sobre los panoramas llenos de paz que le esperan si deja atrás a su vampiro que le está comiendo la vida y la felicidad. Todo siempre con respeto y amor, sin juzgar ni presionar. 

Recuerda que no se puede tener una relación saludable con una persona que no se da cuenta que necesita lastimar para sentir que ama. Como en las películas de terror, lo mejor es salir corriendo de los vampiros.

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