El miedo a ser diagnosticadas retrasa la detección oportuna de diversos tipos de tumores en las mujeres. En nuestro país, casi siempre llegan al especialista en etapas avanzadas.
El temor a recibir un diagnóstico de cáncer
La palabra “cáncer” puede estremecer al más valiente. De ahí que algunos opten por apostar al “me siento bien” antes de someterse a estudios diagnósticos que lleguen a revelar su presencia y, en dado caso, permitan su tratamiento oportuno. No por nada, hasta 80% de las mexicanas con algún tipo de tumor descubren su condición en estadios avanzados, de acuerdo con la doctora Ariadna Martínez Rivas, directora médica de la Fundación Luis Pasteur (FLP).
Aunado al temor a ser diagnosticadas, señaló, la paciente no sabe a dónde acudir y “en nuestro país es muy tardado el servicio: para recibir tu primera consulta, después la segunda, el diagnóstico… Es un problema de salud pública, a pesar de que disponemos de estudios para la detección oportuna”.
En su experiencia, enfatizó, las pacientes no se quieren atender y adoptan una postura negativa. “Luego viene el factor económico, aunque en la FLP hacemos un estudio socioeconómico y, de ser el caso, absorbemos los gastos. También influye que la mayoría de las pacientes vienen solas o, cuando reciben el diagnóstico, los esposos las dejan; o son madres solteras que carecen del apoyo de alguien”, indicó.
Para la ginecóloga-colposcopista, las mujeres pierden de vista que poseen un organismo complejo, creado, si así lo desean, para gestar a un ser humano. De ahí que deben destinar unos minutos de su vida para someterse a un chequeo ginecológico que incluye mastografía, ultrasonido mamario, ultrasonido pélvico, Papanicolau y colposcopía.
“Son pocos minutos de nuestra vida para salvarla”
“Esos estudios son los básicos. En algunos casos, su aplicación dependerá de la edad de la paciente y de los antecedentes familiares, como ocurre con la mastografía. Sin embargo, muchas no saben que cada año deben hacerse un ultrasonido ginecológico a partir de la segunda década de vida, para detectar a tiempo el cáncer de ovario, por ejemplo, el cual es muy agresivo y de rápida progresión.
“En el Papanicolau y colposcopía te tardas 10 minutos máximo, y en la mastografía, unos 20. Son pocos minutos de nuestra vida para salvarla. Y si el temor radica en ser auscultada por un médico, hay sitios como la FLP donde el 100% de la plantilla son mujeres empáticas y capacitadas para que la paciente se sienta apapachada y con confianza”, mencionó la doctora Martínez Rivas.
Los tipos de cáncer más frecuentes
Datos de Globocan, perteneciente a la Organización Mundial de la Salud (OMS), reportaron en 2020 105 mil 963 nuevos casos de cáncer en mujeres a nivel nacional (aproximadamente 26 mil pacientes más que los hombres). Los de mama y cuello uterino fueron los más comunes y los más mortales; de ahí que también sean los que mayor atención mediática reciben.
Sin embargo, precisó la doctora Ariadna Martínez, el de ovario, el gástrico, de colon y de páncreas son otros que han ido ganando terreno entre el género femenino al estar relacionados con el estilo de vida, la alimentación, el estrés y la genética. Otro que también va al alza es el de endometrio (la capa interna del útero), “ese cáncer se puede deber al virus del papiloma tipo 18 y antes era más frecuente en mujeres después de la menopausia. Hoy tenemos pacientes de 25-30 años porque están iniciando muy temprano su vida sexual”.
Por unos cuidados más justos
Por iniciativa de la Unión Internacional para el Control del cáncer, cada 4 de febrero se conmemora el Día Internacional contra el cáncer. Desde el año pasado y hasta 2024, el lema es “Por unos cuidados más justos”, para promover el acceso global a la atención de esta enfermedad. Por desgracia, es una meta que aún luce lejana.
“Se dice que el cáncer en México es de desigualdad. Aquí la mortandad es más alta en la pobreza. Por ejemplo, en cáncer cervicouterino y mamario, la pobreza va a repercutir en más del 60% para que se cure la paciente. En países europeos es más frecuente el cáncer de mama en mujeres con recursos económicos, pero la mortandad es mucho más baja que la que tenemos en México debido al diagnóstico tardío”, apuntó la directora médica de la Fundación Luis Pasteur.
En ese sentido, celebró que hoy existan estudios genéticos para localizar unos marcadores genéticos llamados BRCA1 y BRCA2. Si una mujer posee antecedentes de tumores de mama, ovario o colon, y ese marcador sale elevado, “enfrenta un 50% o más de probabilidad de padecer cáncer en el futuro. Ya hay muchos estudios para discernir qué hacer con la paciente, lo que no hay es el recurso”.
Estudios básicos que debes hacerte
Mientras este tipo de estudios siguen perfeccionándose y alcanzando a una mayor parte de la población, la ginecóloga-colposcopista recomienda tener en el radar los siguientes estudios básicos, en especial porque, de acuerdo con datos del Censo de Población y Vivienda 2020, 33 de cada 100 hogares en la República reportan a una mujer como su jefa de familia, la cual debe cuidarse a sí misma antes de velar por los demás:
- Papanicolau y colposcopía: la norma dice que, a partir de los 25 años, se debe hacer de manera anual. En el sector salud, si en dos años consecutivos salió normal, te citarán cada tres años.
- Mastografía: a partir de los 40 años, de manera anual. El sector salud establece que, si hilvanas dos estudios negativos, lo puedes repetir cada dos años. No obstante, “en la FLP hemos observado que una paciente con cáncer de mama que se hizo una mastografía puede presentar cambios importantes al año siguiente”.
Si eres menor de 40 años con antecedentes directos de cáncer de mama -ya sea en mamá, hermana, abuela o tía-, a partir de los 35 años te puedes hacer la mastografía con prescripción médica. - Ultrasonido mamario: para menores de 40 sin antecedentes directos.
- Ultrasonido transvaginal: a partir de los 40, cada año.
TEXTO: MARÍA DEL CARMEN HERNÁNDEZ