Los amigos también te rompen el corazón

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Los amigos son la familia que sí elegimos, los hermanos del corazón, son complicidad, apoyo, inspiración, aventuras, compromiso, confianza, fraternidad, lealtad, comprensión, contención, paz, risas y mucho amor. 

Pero existen amistades que pueden llegar a rompernos el corazón, es normal que el vínculo se transforme porque las personas evolucionamos y puede que en ese proceso ya no seamos compatibles, así que cuando esto se convierte en una relación tóxica, lo mejor es alejarse. Eso está bien, es parte del bienestar de ambas personas. 

Las amistades también pueden tener fecha de caducidad, aprendamos a normalizar eso y a siempre cuidar nuestros vínculos por nuestro bienestar emocional. No nos aferremos a un amigo que comienza a restarnos solamente porque sentimos feo cortar el lazo. 

Foto: Jackson Simmer para Unsplash

No es necesario el drama al trascender estos vínculos, simplemente se trata de aprender a agradecer el tiempo compartido y alejarse de lo que ya no suma. No es un duelo sencillo pero sí necesario. Lograrlo te hará sentir más madura y tranquila. 

A este tipo de amigos los identificas porque te roban la paz, puede ser que comenzaron a cambiar de un momento a otro o que siempre fueron así y no te diste cuenta antes, pero como sea el caso, son red flags de la amistad

Tipos de amigos que son tóxicos: 

  • Amigos ghosting: Son los que saben perfecto que la relación ya no da para más pero en vez de enfrentar la situación como personas adultas, prefieren huir, algunos puede que tomen la decisión de bloquearte sin previo aviso y sin una despedida y otros simplemente están en tus contactos pero no vuelves a saber de ellos jamás. 

Si bien cortar esas relaciones tóxicas es sano, no es sencillo despedirse, pero la amistad lo vale y es una mejor manera de comenzar el duelo. 

Foto: Kev Costello para Unsplash

Si a ti te pasó esto, no vivas stalkeando o quebrándote la cabeza pensando por qué tu amigo no pudo decirte adiós, agradece la complicidad que tuvieron y continúa, enfócate en las amistades que sí te dan vida.

  • Amigos víctimas: Estas personas te drenan la energía con sus historias dramáticas. Comienzan a hacerte sentir culpable con reproches como: que no los escuchas, que ya no los entiendes, que ya no estás con ellos como antes.

Es evidente que algo cambió entre ustedes, que lo que los unía ya no existe, por ello es mejor dar un paso al costado. No eres tú quien los ayudará con sus problemas, creéme. 

Foto: Succo para Unsplash
  • Amigos quejumbrosos: Son personas infelices y entonces todo en su vida es una queja porque están enojados. Tú puedes escucharlos, apoyarlos, tratar de comprenderlos, pero sin darte cuenta ya te están robando paz porque te hacen angustiarte con sus problemas. 

No es normal que todo en su vida sea un lamento y que la vida nunca les sonría. Y precisamente como están en una etapa de infelicidad, necesitan muchísima atención. Si notas que no acuden por ayuda real o que no sólo es una mala etapa en sus vidas, esta constante hará que su relación se convierta en enfermiza. 

  • Amigos pasivo-agresivos: Son los que te critican pero te dicen que lo hacen por tu bien, porque te quieren; sin embargo, nadie tiene derecho a juzgarte o a hacerte sentir mal ni aunque lo hagan en supuesto nombre de la sinceridad. Los amigos son tu red de apoyo, no tus verdugos. 

Los pasivo-agresivos todo el tiempo te hacen sentir culpable, tratan de controlarte, se la pasan juzgándote y, lo peor, no son capaces de aceptar sus errores, pareciera que su misión es tirarte hate. Es muy cansado estar aguantando a un amigo así, no hay necesidad. 

Foto: Giulia Bertelli
  • Amigos narcisistas: Son las personas que nunca pueden pensar en el otro, no importa lo que les estás contando, terminarán diciéndote que ellos también pasaron por algo así y entonces te anulan. También son los que minimizan tus problemas o preocupaciones, te tachan de exagerada. Y como sólo piensan en ellos, es muy complicado establecer un vínculo sano. 
  • Amigos a medias: En la fiesta, en los buenos momentos sí están, no fallan y la pasan increíble, pero cuando la vida se pone difícil y los necesitas, te dejan sola. Algunos de sus argumentos para justificarse es que no saben cómo acercarse a ti, pero si son amigos, ¡de qué me hablas! 

Cuando sabes que a un amigo se le cayó la vida, aunque no te lo pida, uno debe estar con él, apoyarlo y acompañarlo porque eres quien mejor lo conoce, por lo tanto, sabes que te necesita.

Pero si notas que ni un mensaje para saber cómo estás te llega de ellos, su vínculo no es tan especial como creías. Sé que romperán tu corazón, pero te aseguro que en esos momentos duros te sorprenderás quiénes sí están contigo en todas. 

Foto: Pixabay
  • Amigos que no han ido a terapia: Pueden tener algunas de las características anteriores y tú has intentado ayudarlos pero no eres la persona indicada o ellos mismos no comprenden que tienen un problema emocional, así que van por la vida lastimándose y lastimando a los demás. 

Cuando entablas una amistad con una persona sana lo notas porque te carga la pila, te hace sentir en un lugar seguro y te da una confianza y complicidad absoluta, pero cuando lo haces con alguien tóxico, se nota más porque todo el tiempo te sientes mal. 

Dicen que entre más envejecemos con menos amigos nos quedamos, no sé si esto sea cierto pero entre más avanza mi vida he comprobado que mejoran las amistades que conservo, es decir, prefiero la calidad que la cantidad. Y lo que no me queda duda es que un amigo es a quien le llamarías primero si tienes una emergencia porque sabes que va a correr por ti.

Foto: Jarmoluk para Pixabay

Tú sé una buena amiga y eso también incluye hablar con tu amistad que te está lastimando y si es necesario, despedirte de ella y trascender ese vínculo.

Soltar una amistad que siempre fue mala o que se convirtió en un vínculo que duele es uno de los mayores actos de amor propio y, por lo tanto, siempre será una buena decisión. 

Esta columna quiero dedicarla a mis amigos con los que un día lo compartí todo pero que hoy nos encontramos en caminos distintos, porque me enseñaron a madurar y a transformar el vínculo de la amistad. Siempre tendrán un lugar muy especial en mi corazón y no importa el tiempo, mi mayor deseo será que estén bien.

 


Le rompí el corazón a la persona más incondicional

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En esta historia de mi vida fui la villana, la mala persona que rompió un corazón bueno y sincero por culpa del egoísmo, las necesidades y la inmadurez, pero es una de las experiencias sentimentales que más enseñanzas me ha dejado y que me ha servido para madurar. 

Esto pasó en una etapa en la que me sentía muy vulnerable y no quería estar sola, así que me aferré al amigo incondicional enamorado de mí y que sabía iba a cubrir ese hueco que no quería sentir, mientras él era feliz con mis migajas de atención y cariño. Evidentemente él tampoco sabía amarse a sí mismo. 

La mayoría de mis noviazgos han comenzado por una amistad, soy cinta negra en flechar a mis mejores amigos, no les puedo revelar cómo sucede, pero eso me pasaba irremediablemente. Así que el protagonista de esta historia comenzó a acercarse a mí como un buen colega hasta que se convirtió en mi amigo inseparable. 

Yo nunca lo vi, no sé por qué, no sé si les ha pasado esto, que alguien las busca, es el más atento, siempre está, pero tú no eres capaz de verlo. Por eso es que no puedo ni decirles cómo es que para él me convertí en alguien tan especial. Me buscaba a diario, todo el tiempo chateábamos, según yo de experiencias laborales, pero él fue sintiendo que estábamos conociéndonos y creando una intimidad. 

Marah Bashir para Unsplash

Él es una persona muy reservada, algunos hasta lo consideran arrogante, pero por algún motivo él vio algo en mí que lo atrajo y por eso decidió acercarse y comenzar a construir confianza, un vínculo. 

Fue hasta que yo viví uno de los episodios más traumáticos de mi vida que me di cuenta que él existía, que él siempre había estado en todo y en todas conmigo. En esos momentos lo agradecí tanto, agradecí sentirme tan amada y acompañada y eso era suficiente. 

Durante todo este proceso le permití acercarse a mí todavía más y fue cuando me di cuenta de lo enamorado que estaba, de lo que era capaz de hacer por compartir su tiempo conmigo y aunque yo sabía que no le correspondía, me aferré a él porque lo necesitaba, fui una egoísta.

Michael Fenton para Unsplash

Pero no sólo eso sino que abusé de su incondicionalidad, saqué mi lado más infantil y berrinchudo y, por supuesto, él me aguantaba todo. Con una paciencia increíble me trataba y me cuidaba, porque claro, cuando uno se enamora desde una necesidad pone a la otra persona por encima de sí mismo. 

Tiempo después comencé a sanar mis heridas y me di cuenta que estaba haciendo lo mismo que yo tanto odiaba: lastimando un buen corazón por egoísta e inmadura. Él todo el tiempo fue honesto, sincero, transparente y me puso su corazón en las manos.

Así que decidí darme una oportunidad con él, darnos una oportunidad, pero nunca pude enamorarme de él. Tenía a la pareja más fiel, leal, paciente, presente y todo lo que había deseado, pero nunca sentí esa conexión, esa llama.  

Kelly Sikkema para Unplash

Lo peor de todo es que cuando me di cuenta, no volví a enfrentar la situación y seguí con eso hasta que me explotó en la cara. Comenzamos una relación en la que él se enamoraba cada día más y yo no sentía nada, estaba como en pausa. Lo intenté, lo deseé, lo forcé y ese fue mi peor error, hasta que un día él me dijo que me amaba y yo le respondí que lo sabía, que lo sentía, que aunque no me lo hubiera dicho, me lo demostraba todo el tiempo. 

Su amor era la certeza más grande que tenía en ese momento en el que yo estaba hecha pedazos. Esa noche lloré mucho, sentía culpa y arrepentimiento por estar dándole alas a una persona que sí quería pero no amaba y que me había entregado el corazón más leal que jamás tuve. 

Así que llegó el momento en el que dos adultos maduros tienen conversaciones incómodas para poder construir relaciones sanas. Le dije que había intentado con todo enamorarme de él y construir una relación de pareja, pero no sentía nada, que lo quería mucho pero para mí solamente era mi amigo. 

Thoa Ngo para Unplash

Sus ojos estaban incrédulos, no pudieron ocultar la decepción que le causé al confesarle que todo ese tiempo solamente había estado con él porque no quería estar sola, pero que justamente el cariño que le tenía me había hecho reflexionar y enderezar el camino para dejar de engañarlo y de engañarme a mí también. Fue una de las conversaciones más duras que he vivido.

En ese momento, ante sus ojos me había convertido en la mala del cuento que le estaba rompiendo su corazón incondicional. Por supuesto que primero hubo todo tipo de reproches y preguntas: ¿por qué?, ¿con quién sí?, ¿qué me falta?

Respondí cada uno de sus cuestionamientos de la forma más sincera que pude, era lo menos que se merecía. Hasta que me dijo que no quería ser mi amigo, que necesitaba alejarse de mí, que no podía continuar como si nada porque para él había sido como si todo. 

Me dolió saber que estaba perdiendo a mi amigo más leal, pero entendí y respeté la distancia que quería poner entre nosotros. Le agradecí todo lo que me dio, todo lo que fue y le repetí que sí lo había intentado pero no había funcionado para mí. 

Anthony Tran para Unsplash

Lo último que le dije es que la mujer que estuviera a su lado iba a ser la más afortunada porque iba a tener el corazón más bueno, leal e incondicional que existía en este fucking mundo y mientras se lo decía se me estaba rompiendo a mí también el corazón por haber llevado tan lejos todo esto. 

No nos dimos un último abrazo, no sé si algún día podamos volver a ser amigos, yo espero que sí porque es una persona valiosa y hermosa que definitivamente quiero en mi vida. Todos los errores que cometí me ayudaron a madurar, a tener responsabilidad afectiva y empatía emocional. Desde entonces no me he quedado en ningunos brazos solamente por miedo a estar sola, desde entonces no volví a mentirme. 

Y la lección aprendida es que cuando estamos sanas, estamos listas para compartir y para amar, pero cuando nos sentimos incompletas, solamente vamos restándole a los demás y me tocó romper un corazón para comprenderlo. A veces el precio que se paga es muy alto y eso pasa por no ser honestas con nosotras mismas.

No puedo prometer no cometer errores, pero sí puedo estar segura que no seré yo la responsable de romper un corazón nunca más porque he sanado y madurado. Estoy completa y satisfecha conmigo misma y desde esa honestidad soy capaz de relacionarme.  

Lo que me enseñó el hombre que me rompió el corazón

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Creo fielmente que estamos hechos de las historias que hemos vivido y las que más nos enseñan son las difíciles, esas que no quisiéramos pasar pero que son necesarias para madurar. Y hoy puedo decir que el resultado de mi historia de amor que terminó en un corazón roto fue construir mi mejor versión. 

Quiero contarte todo lo que me enseñó el hombre que me rompió el corazón… Claro que para ser consciente de dichas enseñanzas y agradecer por ellas, tuve que atravesar un proceso largo, por el duelo del desamor, ese que es puros tragos amargos. 

El hueco que me dejó la traición del hombre que amaba me hizo sentirme perdida, por ello busqué ayuda, un especialista que me ayudó a acompañar ese duro proceso, el cual, en tanatología, es comparado con la muerte de un ser querido. 

Tener el corazón roto no es una figura poética, sino una verdadera afección de salud, tanto física como mental. 

La UNAM explica que el “síndrome del corazón roto es el nombre que se le da a la miocardiopatía por estrés, y ocurre por tensión intensa e inesperada derivada de la pérdida de un familiar o una pena de amor”.

Por eso literalmente sientes que te duele el corazón, no es metafórico. El músculo de este órgano vital se inflama como si tuviera un daño orgánico (arterias tapadas, cardiopatías o afecciones musculares) y causa dolor de pecho, falta de aire, desmayos, taquicardia y sudoración, es decir, síntomas de un infarto.

El síndrome del corazón roto nos impacta principalmente a las mujeres, especialmente a las de edad avanzada, asegura la UNAM.

La buena noticia es que los corazones rotos sí se curan, pero siempre es importante acudir con los especialistas. Les juro que la terapia salva vidas, pero de eso hablamos en otra columna. 

Foto: Nick Fewings by Unsplash

Luego de superar una pérdida tan importante que me dejó esa separación, tuve que reconstruirme. Esto sí es metafórico: sentí que cuando terminé de vivir mi duelo, recogí todos los pedacitos que quedaban de mí para volver a armarme, pero en el camino encontré otros cachitos nuevos, por lo que obtuve una nueva yo y, sin duda, me gusta más la persona que soy ahora. ¿Por qué?

  • Aprendí que primero me amo y luego lo amo. No estoy hablando de egoísmo, solamente de prioridades y ahora sé que yo voy primero antes que mi pareja y eso no es negociable. No puedo darle al otro más que a mí porque no es sano descuidarme y quedarme a deber. Soy mi mejor decisión siempre. 

  • Conocí mis umbrales más grandes de dolor pero con ello supe lo valiente que soy. Tener una red de apoyo me ayudó mucho, pero saber que sola enfrenté momentos tan difíciles y pude, me hace sentir empoderada. 
Foto: Rustam Mussabekov by Unsplash

  • Nunca más tuve miedo de mostrarme frágil y decir: no puedo sola. Tuve un momento en el que me quebré y dejé de hacerme la fuerte y pedí ayuda. Es necesario sacar la basura emocional para que no se pudra dentro de uno mismo. No siempre podemos con todo. 
  • Mesa para uno. Antes de él no sabía estar sola, pasaba de una relación a otra, pero luego de él comencé a hacerlo todo sola y amé esa nueva faceta de mi vida en la que descubrí que soy mi mejor compañía.
  • Aprendí a honrar mis decisiones. Por mucho que lo hubiera amado, él me había lastimado por decisión, por lo que yo tomé la mía y fue irme y no volver. Ser firme me costó muchas lágrimas, pero tenía que darme mi valor y continuar sola. Qué razón tenía Cerati al decir que “poder decir adiós es crecer”.
Foto: Marek Studzinski by Unsplash

  • Aprendí que la soledad te da paz. Esa tranquilidad que encontré después de sanar y darme un tiempo fuera del amor de pareja me ayudó a poder cambiar mis malos paradigmas del amor y poner límites sanos. 
  • Pero principalmente, aprendí que en una vida sí se puede volver a nacer y, por lo tanto, volver a tener múltiples oportunidades.

Durante una entrevista que le hice a la psicóloga y experta en relaciones de pareja Silvia Olmedo sobre su “Botiquín para el corazón roto“, ella me dijo que lo mejor que podemos hacer durante esta etapa es tomar las cosas con calma y enfocar toda nuestra atención en recuperar la solidez emocional, ese es el único objetivo que perseguir. 

Si tú tienes el corazón roto y comenzarás a vivir este duelo, te recomiendo que no te abandones, no te castigues, sé amable contigo y te prometo que un día estarás agradeciendo el lugar en el que la vida te puso. Las cosas siempre pasan por algo y también por algo no pasan.

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