Ante la permanencia de roles tradicionales de género en nuestra sociedad, es muy común que las mujeres lleguen del trabajo todas las tardes para llevar a cabo diversas tareas, como preparar alimentos, organizar la despensa, hacer labores de cuidado (ya sea de menores de edad o de adultos mayores) y limpieza. Al terminar, tienen apenas minutos para recuperarse del cansancio y el estrés, lo cual afecta directamente en la calidad de vida. Además de trabajo no remunerado, a estas labores se les denomina doble jornada y se trata de un fenómeno que afecta principalmente a las mujeres.
En la época actual, la incorporación de las mujeres al trabajo nos puede dotar de independencia económica, pero no necesariamente aleja de labores domésticas y de cuidado. A diferencia de sus pares masculinos, muchas mujeres deben llegar a casa a continuar laborando y antes de partir al trabajo deben dejar limpio su hogar y con la comida hecha.
“Las mujeres aportaron a su hogar, en promedio, el equivalente a 71,524 pesos por su trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados”, analizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a través de datos de la Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares de México 2021. Tu trabajo no remunerado también aporta un porcentaje considerable a la economía de tu hogar, un trabajo que siempre ha sido ignorado.
¿Qué es la doble jornada y cómo le afecta a las mujeres?
El término de la doble jornada o trabajo no remunerado se refiere a las labores domésticas que hacen muchas mujeres que también trabajan fuera del hogar, de acuerdo con la abogada Alejandra Spitalier en la revista de la Universidad Autónoma del Estado de México.
El problema es que existe una distribución inequitativa del trabajo en casa, donde se asume que las mujeres están a cargo de las labores de cuidado y limpieza mientras los hombres “ayudan”.
La división del trabajo comienza en la familia, “se realiza de manera natural, basada en sexo y aspectos puramente fisiológicos, que se encuentran sesgados por la imposición de roles asociadas al sistema patriarcal”, explica Ximena Saraí Rogel Guerra, maestra en Estudios de Género por la Universidad de El Salvador, en una publicación de su facultad. Lo que significa que a los hombres se les asigna desde la familia la obligación de proveedor, por lo tanto tendrán que buscar un trabajo remunerado. Mientras que a las mujeres se les inculca el trabajo reproductivo y doméstico.
Spitalier explica que las labores del cuidado que se les asignan a las mujeres involucran todas aquellas actividades indispensables que aseguran el bienestar de los y las integrantes de la familia. Por ejemplo, la alimentación, el vestido, la higiene y el afecto. Su característica principal es mantener la subsistencia humana, por lo tanto debe ser continuo e ininterrumpido.
Estos roles asignados no cambiaron cuando la población femenina comenzó a desarrollarse en el espacio público y no solo en su hogar. “La cantidad de las que desean o acceden a los trabajos remunerados aumenta día con día, formando parte del sector formal o informal, sin dejar de lado sus actividades familiares o domésticas”, describió Rogel Guerra.
¿Cómo te afecta la doble jornada?
La doble jornada puede afectarte de diferentes maneras, entre ellas está la discriminación al momento de la contratación, debido a que algunas personas empleadoras reconocen que pueden existir imprevistos o labores de cuidado que intervengan en el horario laboral.
También te puede afectar en cuanto a la elección de opciones laborales, debido a que buscarás un trabajo que te permita realizar el trabajo en casa. Por lo general son de media jornada y ofrecen sueldos menores en comparación con los de jornadas completas (sin contar la brecha de género).
Asimismo, la doble jornada repercute de manera negativa en tu salud, de acuerdo con el estudio “Género y salud”, realizado por Lucía Daniela Saavedra, psicóloga de la Universidad de Buenos Aires. Mostró que las mujeres que realizan una segunda jornada tienen mayor probabilidad de descuidar su salud, no tienen tiempos de ocio, no realizan actividades placenteras que favorezcan su desarrollo personal, su autonomía o sus vínculos externos al círculo familiar.
“Es necesario tanto que las mujeres adopten un rol activo en el proceso de asumir el autocuidado como así también la incorporación de políticas de salud que adopten una perspectiva de género donde se promueva la autonomía de las mujeres”, concluyó Saavedra.
Foto: Imagen de Freepik
Leer más:
Así puede afectar el trabajo no remunerado a tu salud mental
Roles de género hasta en la ciencia: el mito del ‘espermatozoide más rápido’