Mi novio me ama pero es alcohólico 

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Hoy comenzamos la tercera temporada de 1, 2, 3 X NOSOTRAS, de esta columna que nació como un espacio para escucharnos entre MUJERES sobre temas que nos importan. Esta ocasión son ustedes las que nos contarán sus historias, aquellas que creen que deben ser escuchadas por las demás para inspirarnos, ayudarnos o simplemente para desahogarnos. 

Esta no sólo es una columna, es una comunidad que comienza y que pretende ser un lugar seguro para todas NOSOTRAS. Durante siglos nos dijeron que debíamos competir y ser enemigas, pero llegó el momento de demostrar lo contrario: que una mujer es la mejor amiga de otra mujer. 

Sin más preámbulo hoy les contaré, de la manera más respetuosa, la historia de Alba, quien ha decidido que la llamemos así por motivos de seguridad. 

Cuando me mandó el primer mail para contactarme fue breve pero directa, me dijo que quería compartir su historia de amor y dolor más fuerte que ha vivido. 

Actualmente tiene 42 años, trabaja para una empresa del gobierno en el área administrativa, y hoy puede hablar de su última relación de pareja sin que le duela el corazón, en la que se enamoró de un hombre enfermo de alcoholismo. 

Ella conoció a su ex novio, Peter, en una feria de su barrio, ambos originarios de una de las colonias más populares del oriente de la CDMX. 

“Fue amor a primera vista”, dice. Ella iba con sus primos y él con sus amigos, bailaron en el evento musical con el que terminaba la feria, mientras brindaban con un cartón de cervezas que compraron entre todos. 

Se quiso quedar pero sus primos querían irse porque al día siguiente era lunes laboral, así que le dejó su número de celular a Peter para que se vieran después.

Él tardó un par de semanas en contactarla y cuando lo hizo, se disculpó y le dijo que había agarrado la fiesta varios días después; esto para nada fue una red flag para Alba en ese momento. 

Comenzaron a conocerse y Peter sumó a Alba a sus planes, que básicamente eran andar en fiestas patronales bailando y bebiendo, ya que a él le daban unos pesos los mayordomos (organizadores/patrocinadores) de las ferias por hacer trabajitos de mandadero y a eso se dedicaba.

Alba sí bebía socialmente, pero se dio cuenta que desde que salía con Peter había incrementado su consumo de alcohol y que básicamente sus citas eran terminar borrachos bailando en una fiesta.

Foto: rebcenter-moscow / Pixabay

Pero se sentía tan feliz con él, porque pese a que siempre lo veía bebiendo, realmente nunca lo vio cayéndose, ni siendo mala copa o creando conflictos, todo lo contrario, era divertido, bailarín y sociable. 

Un día mientras bailaban, Peter le propuso ser novios, ella aceptó sin dudarlo. Luego de eso, ella lo invitó a cenar a su casa para presentarle a su mamá, con quien vivía junto con sus 8 gatos; a su papá nunca lo conoció, en cuanto se enteró que su mamá estaba embarazada se fue por los cigarros y no volvió. 

Ese día fue la primera vez que Alba no vio a Peter beber un trago de alcohol. La cena fue agradable y tuvo la aceptación de la suegra, pues le pareció un chico simpático y como ella veía a su hija contenta, les auguró una gran relación. 

Luego Peter invitó a Alba a su casa. Él vivía en casa de su abuelita con toda su familia: mamá, hermanos, cuñados, tíos, primos y sobrinos, todos juntos pero no revueltos.

El papá de Peter había fallecido, sabía que era albañil y había tenido un accidente en una obra. 

Cuando saludó a la mamá de su novio, ella le dijo a Alba que desde que su “muchacho” era su novio casi ya no tomaba, por eso estaba agradecida y aprobaba la relación. 

Alba se preocupó porque sentía que su novio bebía mucho, pero si entonces no estaba tomando tanto, como le decía su suegra, qué era lo que aún no conocía de él, se preguntó. 

Ella cuenta que a partir de ese momento las cosas comenzaron a revelarse, una a una, como si Peter hubiera ganado confianza total para dejarse ver tal cual era ante su novia. 

Así que de la relación divertida pasaron a un noviazgo con peleas, gritos y llantos, pues Peter comenzó a plantarla, a celarla, a estar menos presente y todo tenía una razón, se la pasaba bebiendo todo el tiempo. 

Sin embargo, para este momento del noviazgo, Alba ya lo amaba mucho, así que ni por un momento consideró terminar con él. 

El punto de no retorno fue una madrugada que su suegra le llamó para informarle que habían llevado a Peter al hospital pues se había puesto muy mal. Ella corrió a alcanzarlos. 

Él llevaba cuatro días bebiendo sin descanso con uno de sus tíos, algo que ya había hecho antes; sin embargo, su cuerpo le estaba cobrando factura esta vez. Al entrar al baño comenzó a vomitar sangre y a temblar, tenía fiebre muy alta, luego empezó a gritar por un dolor abdominal. 

Se le había reventado una úlcera gástrica y tenían que operarlo pero había llegado al hospital muy intoxicado de alcohol, lo cual complicaba todo. Peter tenía 27 años en ese momento; sin embargo, su cuerpo ya comenzaba a mostrar el deterioro causado por su alcoholismo. 

Estuvo en estado crítico, Alba y su suegra estuvieron rezando, pero también tuvieron tiempo a solas para platicar y la señora le contó que su esposo había muerto electrocutado en una obra, pues estaba tan alcoholizado que en un descuido al instalar la corriente eléctrica, se quedó pegado a los cables.

Ella no quería que se repitiera la historia con su hijo, que era el más adicto al alcohol de los 4 y también el más joven. 

También le contó que su hijo solía regresar a casa golpeado porque se caía y que en muchas ocasiones ellos mismos tenían que salir a recogerlo de las calles porque se quedaba tirado de borracho.

Mientras Peter estuvo en el hospital fue cuidado por su mamá y por Alba, quien lo bañaba, le daba de comer y lo acompañaba porque quería verlo recuperado. 

Foto: rebcenter-moscow / Pixabay

Pero muy poco tiempo después Peter volvió a darles otro susto, desapareció sin dejar rastro. Llamaron a Locatel, lo buscaron en todos los hospitales de la CDMX y en los SEMEFO. 

Cada día que pasaba la angustia aumentaba, Alba dice que fue la época en que ha estado más delgada en su vida, perdió más de 10 kilos de pura angustia, una tras otra. 

Y después de un par de meses, tuvieron noticias, Peter se encontraba en un hospital de Acapulco, estuvo en coma por una congestión alcohólica.

Una noche de farra con desconocidos que topó en una fiesta, se les ocurrió ir al mar a ver el amanecer, pero en el viaje se sintió mal hasta perder el conocimiento, sus acompañantes lo abandonaron en la entrada de un hospital y como no llevaba identificaciones ni celular, porque lo había empeñado esa tarde junto con su chamarra para comprar más alcohol, es que los médicos no pudieron saber quién era ni llamar a sus familiares. 

Semanas después despertó y es cuando pudo dar el teléfono de su casa para avisarle a su mamá, quien posteriormente llamó a Alba. 

Peter tenía mucha suerte porque vivía para contarlo, pero Alba estaba consumiéndose con él, el alcoholismo de su novio no sólo le había robado 10 kilos, sino la paz, padecía ansiedad, depresión, insomnio y ataques de pánico. 

Se dio cuenta que esa no era la vida que quería y que Peter no iba a hacer nada por curarse, que su amor no lo iba a rescatar como ella esperaba. 

Así que desde su amor propio decidió terminar la relación. Fue complicado soltar por completo a Peter porque no dejaba de buscarla y ella enamorada no tenía fuerzas para seguir el contacto cero; igualmente su ex suegra la trataba de convencer de volver con su hijo para que él mejorará. 

Foto: rebcenter-moscow / Pixabay

Un tiempo se sintió culpable porque su ex suegra le decía que Peter se salía todos los días a beber y regresaba cada noche, sin falta, pero porque lo llevaban los amigos, algún familiar o un vecino. Estaba consumiendo más alcohol que nunca por su separación, le contaba. 

Alba se unió a un grupo de familiares de adictos al alcohol y a las drogas, lo que la ayudó a entender mejor su situación, a soltar la culpa y a seguir firme con su decisión de no retomar el noviazgo. 

Volvió a ver a Peter el día que murió la mamá de Alba, él llegó al funeral con un arreglo de flores, pues se enteró por medio de Facebook. Ella dice que estaba irreconocible, muy delgado, ya no tenía varios dientes y estaba casi calvo. 

Él quiso seguir viéndola e incluso le mostró que se había tatuado su nombre con letras gigantes en su pecho, pero ella no permitió que su vulnerabilidad la regresara a esa relación destructiva. 

Tras 8 años de terminar la relación y en una edad más adulta, Alba se enteró que Peter ya vivía en las calles y que ya no sólo era adicto al alcohol, sino también a las drogas. 

Su mamá lo había corrido porque les robó en varias ocasiones y porque una vez lo encontraron abusando de su sobrino de 5 años. 

Su corazón se rompió aún más pero a partir de ese día decidió cambiar su número de teléfono de casa y celular; además abrió nuevas redes sociales para cuidar más su privacidad. Igualmente dejó de ir al mercado, a la iglesia, a los lugares de reunión común de su barrio, para evitar encontrar a la familia de su ex novio

Han pasado más de 11 años desde que terminó esa relación y hoy Alba dice sentirse en paz nuevamente, feliz con la vida que ha construido y enfocada en su trabajo y en sus gatitos y perritos, actualmente tiene 6 y 3, respectivamente. 

No ha vuelto a tener novio desde entonces, solamente ha salido con algunos galanes pero al menor detalle que no le gusta, deja de verlos; aprendió a ponerse como prioridad. 

Foto: Camila Cordeiro / Unsplash

Está feliz soltera y solamente desea cumplir su mayor sueño: tener un refugio para mascotas maltratadas y, posteriormente, reubicarlas con familias amorosas. 

La historia de Alba es fuertísima y nos recuerda la importancia de amarnos mucho más a NOSOTRAS mismas que a nuestras parejas. No estamos en este mundo para salvar a nuestras parejas, no es algo que nos corresponda.

Gracias Alba por ser la primera en escribirme para compartirnos tu historia que me ha inspirado, gracias por abrirnos tu corazón y poner en la mesa un tema tan estigmatizado, eres un ejemplo de todo lo que está bien y estoy segura que vas a ver materializado tu sueño. 

Y gracias también por darnos la lección que entre más oportunidades le demos a alguien, más se acostumbra a fallarnos. 

No te pierdas nuestro podcast X Nosotras que cuenta historias de mujeres que como Nosotras están en el proceso de alcanzar su mejor versión. Disponible en YouTube y Spotify.

Amiga, date cuenta que estás en la friend zone

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Enamorarse de los amigos casi como deporte olímpico podría dar varias medallas de oro y es que la convivencia, las experiencias y los sentimientos pueden transformarse de un momento a otro en amor romántico, pero también puede existir la temida friend zone.

La Academia Mexicana de la Lengua acreditó el término para definir a la acción de considerar a alguien como amigo a pesar de que no se corresponde el interés romántico o sexual.

Es terrible caer en la friend zone porque las señales pueden ser engañosas o tal vez son más claras de lo que podemos aceptar porque la ilusión nos hace crearnos expectativas falsas. 

Lo que sí es una realidad es que la persona friendzoneada es la última en darse cuenta, así que hablemos de algunos indicadores claros de que eso no es amor. 

Foto: Alexas_Fotos / Pixabay

Señales de que estás en la friend zone 

  • Si tienes duda no hay duda: Mi papá me decía siempre eso, así que si tu intuición te dice que no le gustas a tu amigo, seguramente es una realidad, porque cuando hay magia se nota, pero cuando no la hay, se nota más y eso lo sabes y lo sientes, no te autoengañes. 
  • No hay iniciativa: Si jamás notas que tu amigo te coquetea, te invita a hacer planes distintos a los que hacen siempre como amigos, si no sientes que intenta tener acercamiento físico es que te mantiene en la friend zone
  • Te trata como su paño de lágrimas: Precisamente como te ve solamente como su amiga es que te cuenta de sus ligues, de sus truenes y sus dramas amorosos, lo cual es evidencia de que no pasarán de eso. No va a consolarse en tus brazos como crees. 
  • No hay tensión sexual: Si de plano puedes hacer cosas íntimas frente a tu amigo (cambiarte de ropa, por ejemplo) y no pasa nada, es que te trata como a una hermana, no le despiertas deseo alguno.  
Foto: Pixabay

  • No cacha las señales que le mandas: Puede ser que ya intentarás “lanzarle el anzuelo” para ver si capta que te gusta, pero te das cuenta que te evade porque obvio no quiere que se malinterpreten las cosas. 
  • Los celos son engañosos: Un amigo puede enojarse cuando le cuentas que otras personas te tratan mal o te rompen el corazón, son celos pero estos no son porque esté interesado románticamente en ti, sino porque te quiere y no quiere verte sufrir, así que ese coraje es un parámetro engañoso en el que no debes confiar para saber si le interesas más que como amiga. 
  • Aplica la vieja confiable: La mejor manera de dejarle claro a alguien que está en la friend zone es decirle: “amiga”/ “amigo”, dejando claro que no hay posibilidad de nada más, que no hay otro interés fuera del vínculo amistoso. 
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¿Qué hacer si te enamoraste de tu amigo?

En este tema de enamorarse de tu mejor amigo tengo experiencia, así que mi mejor consejo es que siempre seas sincera, que no te hagas ilusiones ni te autoengañes, que si pasa es mejor que le confieses lo que sientes. 

Eso sí, debes estar preparada para los dos escenarios: el bonito en el que tu amigo te diga que tú también le gustas o que quiere que intenten cambiar su relación para ver si funcionan como pareja; o el catastrófico, en el que te dice que sólo te quiere como hermana, hermana, hermana. Esto le pasó hasta a JLo con Marc Anthony.

Marc Anthony friendzoned Jennifer López

Pero como sea, cualquiera de las dos respuestas te dará paz porque no estarás en la friend zone y “muriendo” lento por dentro. 

Saber que estás bien friendzoneada no quiere decir que pierdas la amistad, solamente toma distancia y tiempo hasta que pase para ti el duelo de la desilusión y luego retoma ese vínculo amistoso, así que no lo veas como el fin del mundo. 

Un verdadero amigo no te romperá el corazón jamás, sólo te dolerán las expectativas e ilusiones que no sucedieron como imaginaste, pero eso termina pasando eventualmente. 

Verdades incómodas al terminar una relación de pareja

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Cuando terminamos una relación de pareja suceden un montón de cosas alrededor, unas que se expresan sin problema y algunas otras que preferimos callarnos porque resultan incómodas o difíciles de aceptar. 

Al tronar con una pareja la vida cambia y, por lo tanto, habrá un tiempo de duelo en el que experimentamos un “licuado” de emociones agridulces.

Al vivir este periodo generalmente tenemos un círculo de apoyo compuesto por  mejores amigos o por integrantes de la familia, a quienes les platicamos una y otra vez lo que pasó para aliviar el alma. 

Pero hay otras cosas que también tenemos que enfrentar y que son verdades incómodas del desamor; algunas de ellas son: 

  • El amor no es suficiente: Les confieso que esta verdad incómoda me costó entenderla porque desde niña me metieron en la cabeza que el amor todo lo puede y todo lo vale y no, no es así. Hay problemas o diferencias entre dos personas tan graves que no pueden sostener el vínculo ni aunque exista todo el amor del mundo. Si viste “La La Land”, sabes de lo que hablo. 
  • La independencia se pierde: Aunque desde un inicio se establezca que no se perderá la individualidad, que cada quien puede hacer planes en independiente y tener tiempo para sí mism@, es inevitable alejarse de los demás por querer hacerlo todo con la persona amada; entonces cuando ya no está, el vacío que se siente es inmenso, se siente que no cabe en el pecho y se experimentan episodios de ansiedad.  
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  • El sexo no es lo mismo: Es completamente normal que con el paso del tiempo la intimidad y el deseo puedan disminuir, incluso hasta desaparecer o cambiar y este también es un motivo válido para terminar una relación de pareja. 
  • Se pierde la ilusión: El enamoramiento termina muy pronto para convertirse en amor romántico, así lo explica la psicología, y es verdad que la emoción se transforma, ya no hay tanta euforia como al inicio. Existen personas que no soportan que su relación se convierta en una rutina sin los “fuegos artificiales” y eso también es respetable. 
  • La soledad es temporal: Que levante la mano quién ha sentido que al terminar una relación de pareja se quedará sola por siempre, que no se volverá a enamorar y que no existe otra persona en el mundo más compatible que con la que se tronó. Ese miedo es normal, es incómodo pero se disipará con el paso del tiempo, cuando se comience a sanar. 
  • Sentir frustración por perder el tiempo: Aunque lo “bailado” con la pareja nadie nos lo quita, es cierto que es normal y frecuente que sintamos que perdimos el tiempo porque la relación se acabó sin vivir todos los planes que nos hacemos en la cabeza. 
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  • El amor también se acaba: Hay parejas que deciden terminar porque se dan cuenta que su amor se transformó en cariño, agradecimiento u odio y rechazo. El amor también tiene un inicio y un fin y las personas evolucionamos. 
  • No todas las historias terminan con un villano: No siempre hay que tener un malo y justificar así el término de una relación. Hay vínculos que se terminan bonito, sanamente y nadie termina odiando a nadie. 
  • El duelo se vive o se repite: Esta es la verdad más incómoda de todas, tanto que algunas personas prefieren evitarlo y saltan de una relación a otra para no sentir la soledad, pero eso sólo hará que el ciclo se repita. Es mejor vivir el truene con todo, dejar sentir el dolor y las demás emociones que éste conlleva y saber que también tiene un periodo, un día se terminará. 

Bórrame el recuerdo de ese amargo amor

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Creo fielmente que el amor no muere, sólo se transforma. A veces lo hace en agradecimiento, cariño, admiración o amistad; pero también puede hacerlo en dolor, rencor, coraje y hasta trauma y cuando esto pasa, la persona amada se vuelve “inolvidable”. 

¿Recuerdan la película de “Eternal sunshine of the spotless mind” (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos)? En la que Clementine (Kate Winslet) desea olvidar a Joel (Jim Carrey) tras una relación fallida de 2 años y se somete a un tratamiento científico para que le eliminen los recuerdos. 

Cuando vivimos una decepción amorosa, quisiéramos que existiera ese mágico método para que nos borraran los recuerdos de ese amor; pero incluso en la película, en la ficción, se plantea que no es posible eliminar la conexión entre dos personas que se amaron alguna vez. 

El amor es el sentimiento más poderoso que existe y que puede experimentar una persona, pero no siempre termina en buenos recuerdos, así que acá te dejo unas recomendaciones de lo que puedes hacer cuando terminó mal y sientes que quedaste traumada.

Si bien todas las relaciones amorosas que terminan comienzan a superarse por medio de un duelo que experimenta varias etapas (negación, ira, negociación, depresión y aceptación), las cuales no siempre se viven de forma lineal; cuando se genera un trauma, es importante buscar ayuda profesional. 

Esto te lo cuento desde mi experiencia, pues la infidelidad que terminó una relación muy importante para mí, me dejó tan traumada que me tardé años en poder superarla y recomenzar mi vida amorosa. 

¿Cómo superar un mal amor?

Aceptación: Este es el último paso de un duelo y el primero para trabajar un trauma de la naturaleza que sea. Un trauma causado por un mal amor puede manifestarse como: miedo al abandono, desconfianza, autodestrucción, dificultades para comunicarse y para volver a relacionarse. 

Darte cuenta que algo en ti cambió y que te lastima es lo principal para comenzar una terapia que te ayude a sanar. ¡Spoiler! Los traumas sí se curan, pero hay que trabajarlos y siempre debes hacerlo de la mano de un especialista. La salud mental es la más importante porque ella puede detonar enfermedades físicas. 

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Necesitas terapia: En mi experiencia me recomendaron las terapias cognitivo-conductuales, según los expertos son las más adecuadas para tratar los traumas y los trastornos, ya que ayudan a identificar conductas negativas y patrones de pensamiento destructivos para poder transformarlos. 

Darte un break: No del mundo ni de tu vida social, familiar, laboral, personal, sino descansa tu mente de sobre pensar en lo que te pasó. Al inicio no será fácil pero ponte metas para poder lograrlo. Esto es como AA, “un día a la vez”.

Pensar una y otra vez en lo que pasó no cambiará nada el hecho y solamente logrará que tú misma te revictimices y te sientas pero que trapo. 

Enfrentar el trauma: Una vez que hayas trabajado en terapia lo que pasó, llegará el día que tendrás que volver a aventarte a vivir una relación de pareja, a confiar, a dejarte amar, pero principalmente, a darte chance de volver a amar plenamente. La oportunidad es para ti. 

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El amor propio es la mejor medicina para lo que sea, así que no te abandones, no te culpes, ni te tortures. Mejor busca superar lo que te pasó para volverte más fuerte, más resiliente y más empática. 

No hay manera de borrar el recuerdo de un mal amor, pero sí de transformar el dolor en aprendizaje para que tus próximas relaciones de pareja sean más sanas. Las cicatrices del corazón se fortalecen cuando superamos lo que nos pasó. 

Mis ex novios se casan después de terminar conmigo

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“Llévalo a la luna por mí”, es el meme que mejor me representa en este momento de mi vida, pues mis últimos ex novios decidieron casarse y formar familias inmediatamente después de romper conmigo, tal parece que soy algo así como el “pase al compromiso”. ¿Te sientes identificada? 

Estoy hablando de 5 ex parejas, no son pocas, que después de terminar conmigo decidieron comenzar otra relación y no tardaron en comprometerse o en tener hijos. Pero hay un común denominador en todo esto, además de mí, por supuesto, y es que atraigo o conecto con hombres que buscan estabilidad y relaciones serias, muy serias. Esto siempre ha sido así desde que comenzaron a gustarme los chicos. 

Cuando estaba por cumplir 15 años me hicieron mi primera propuesta de matrimonio, un novio que tenía de la infancia, que más bien era como un hermano mayor con el que crecí y que me cuidaba, el cual me llevaba 5 años. Entonces cuando llegó el momento que seleccionara Universidad, decidió irse a Guadalajara y por eso me pidió casarnos para “llevarme” con él. Era una locura, yo no había ni acabado la secundaria y ni siquiera éramos una pareja real, éramos niños.

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Foto: robtowne0 / Pixabay

Pero él se decidió a hablar con mis papás para “pedirles mi mano” y luego conmigo para proponerme casarnos. Así que desde entonces he atraído a este tipo de chicos, que lo quieren todo a los dos segundos, que viven el amor con toda intensidad.

El choque es que yo siempre he huído de los compromisos amorosos tan formales porque soy un alma muy libre y que, ante todo, prefiere la soledad. Aunque la única vez que lo intenté, que comencé a formar un hogar con alguien, la infidelidad se coló a mi casa como humedad y terminó por sacarme corriendo de allí. 

Y luego de ese episodio traumático, menos quise establecer cosas tan serias, pero como seguía relacionándome con hombres que “traían el vestido de novia en la cajuela”, es por eso que al terminarlos, ellos encontraron a la persona que sí vibraba en su mismo canal.

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Foto: Daniel_Josua / Pixabay

Esto me llevó a reflexionar en terapia si realmente esos chicos soñaban con formar un hogar y una familia conmigo o lo querían hacer con quien fuera, con quien se dejara, por eso la prisa. Y si así lo fue, entonces estuvo bien no apostar por eso porque no éramos el uno para el otro. 

Pero también es cierto que todas estas relaciones me hicieron darme cuenta de que yo no quería construir nada y, tiempo después, que el motivo era porque no había llegado la persona que me diera las ganas, que me inspirara a hacerlo a pesar de tener miedo. 

Y hoy que esa persona llegó o yo llegué a ella, es que sé porqué no funcionó con los demás chicos que ahora viven felices con sus esposas y sus familias. Además me regresó la confianza y la certeza de que las conexiones mágicas sí existen, de que sí las merecemos y de que sobreviven ante el miedo, la incertidumbre y la torpeza. Así que me siento feliz de ser el “pase al compromiso” de mis ex novios para hoy estar construyendo mi propio compromiso, muy a mí manera, a nuestra manera, con el chico que se robó mi corazón entero. 

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Foto: Pexels / Pixabay

Le rompí el corazón a la persona más incondicional

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En esta historia de mi vida fui la villana, la mala persona que rompió un corazón bueno y sincero por culpa del egoísmo, las necesidades y la inmadurez, pero es una de las experiencias sentimentales que más enseñanzas me ha dejado y que me ha servido para madurar. 

Esto pasó en una etapa en la que me sentía muy vulnerable y no quería estar sola, así que me aferré al amigo incondicional enamorado de mí y que sabía iba a cubrir ese hueco que no quería sentir, mientras él era feliz con mis migajas de atención y cariño. Evidentemente él tampoco sabía amarse a sí mismo. 

La mayoría de mis noviazgos han comenzado por una amistad, soy cinta negra en flechar a mis mejores amigos, no les puedo revelar cómo sucede, pero eso me pasaba irremediablemente. Así que el protagonista de esta historia comenzó a acercarse a mí como un buen colega hasta que se convirtió en mi amigo inseparable. 

Yo nunca lo vi, no sé por qué, no sé si les ha pasado esto, que alguien las busca, es el más atento, siempre está, pero tú no eres capaz de verlo. Por eso es que no puedo ni decirles cómo es que para él me convertí en alguien tan especial. Me buscaba a diario, todo el tiempo chateábamos, según yo de experiencias laborales, pero él fue sintiendo que estábamos conociéndonos y creando una intimidad. 

Marah Bashir para Unsplash

Él es una persona muy reservada, algunos hasta lo consideran arrogante, pero por algún motivo él vio algo en mí que lo atrajo y por eso decidió acercarse y comenzar a construir confianza, un vínculo. 

Fue hasta que yo viví uno de los episodios más traumáticos de mi vida que me di cuenta que él existía, que él siempre había estado en todo y en todas conmigo. En esos momentos lo agradecí tanto, agradecí sentirme tan amada y acompañada y eso era suficiente. 

Durante todo este proceso le permití acercarse a mí todavía más y fue cuando me di cuenta de lo enamorado que estaba, de lo que era capaz de hacer por compartir su tiempo conmigo y aunque yo sabía que no le correspondía, me aferré a él porque lo necesitaba, fui una egoísta.

Michael Fenton para Unsplash

Pero no sólo eso sino que abusé de su incondicionalidad, saqué mi lado más infantil y berrinchudo y, por supuesto, él me aguantaba todo. Con una paciencia increíble me trataba y me cuidaba, porque claro, cuando uno se enamora desde una necesidad pone a la otra persona por encima de sí mismo. 

Tiempo después comencé a sanar mis heridas y me di cuenta que estaba haciendo lo mismo que yo tanto odiaba: lastimando un buen corazón por egoísta e inmadura. Él todo el tiempo fue honesto, sincero, transparente y me puso su corazón en las manos.

Así que decidí darme una oportunidad con él, darnos una oportunidad, pero nunca pude enamorarme de él. Tenía a la pareja más fiel, leal, paciente, presente y todo lo que había deseado, pero nunca sentí esa conexión, esa llama.  

Kelly Sikkema para Unplash

Lo peor de todo es que cuando me di cuenta, no volví a enfrentar la situación y seguí con eso hasta que me explotó en la cara. Comenzamos una relación en la que él se enamoraba cada día más y yo no sentía nada, estaba como en pausa. Lo intenté, lo deseé, lo forcé y ese fue mi peor error, hasta que un día él me dijo que me amaba y yo le respondí que lo sabía, que lo sentía, que aunque no me lo hubiera dicho, me lo demostraba todo el tiempo. 

Su amor era la certeza más grande que tenía en ese momento en el que yo estaba hecha pedazos. Esa noche lloré mucho, sentía culpa y arrepentimiento por estar dándole alas a una persona que sí quería pero no amaba y que me había entregado el corazón más leal que jamás tuve. 

Así que llegó el momento en el que dos adultos maduros tienen conversaciones incómodas para poder construir relaciones sanas. Le dije que había intentado con todo enamorarme de él y construir una relación de pareja, pero no sentía nada, que lo quería mucho pero para mí solamente era mi amigo. 

Thoa Ngo para Unplash

Sus ojos estaban incrédulos, no pudieron ocultar la decepción que le causé al confesarle que todo ese tiempo solamente había estado con él porque no quería estar sola, pero que justamente el cariño que le tenía me había hecho reflexionar y enderezar el camino para dejar de engañarlo y de engañarme a mí también. Fue una de las conversaciones más duras que he vivido.

En ese momento, ante sus ojos me había convertido en la mala del cuento que le estaba rompiendo su corazón incondicional. Por supuesto que primero hubo todo tipo de reproches y preguntas: ¿por qué?, ¿con quién sí?, ¿qué me falta?

Respondí cada uno de sus cuestionamientos de la forma más sincera que pude, era lo menos que se merecía. Hasta que me dijo que no quería ser mi amigo, que necesitaba alejarse de mí, que no podía continuar como si nada porque para él había sido como si todo. 

Me dolió saber que estaba perdiendo a mi amigo más leal, pero entendí y respeté la distancia que quería poner entre nosotros. Le agradecí todo lo que me dio, todo lo que fue y le repetí que sí lo había intentado pero no había funcionado para mí. 

Anthony Tran para Unsplash

Lo último que le dije es que la mujer que estuviera a su lado iba a ser la más afortunada porque iba a tener el corazón más bueno, leal e incondicional que existía en este fucking mundo y mientras se lo decía se me estaba rompiendo a mí también el corazón por haber llevado tan lejos todo esto. 

No nos dimos un último abrazo, no sé si algún día podamos volver a ser amigos, yo espero que sí porque es una persona valiosa y hermosa que definitivamente quiero en mi vida. Todos los errores que cometí me ayudaron a madurar, a tener responsabilidad afectiva y empatía emocional. Desde entonces no me he quedado en ningunos brazos solamente por miedo a estar sola, desde entonces no volví a mentirme. 

Y la lección aprendida es que cuando estamos sanas, estamos listas para compartir y para amar, pero cuando nos sentimos incompletas, solamente vamos restándole a los demás y me tocó romper un corazón para comprenderlo. A veces el precio que se paga es muy alto y eso pasa por no ser honestas con nosotras mismas.

No puedo prometer no cometer errores, pero sí puedo estar segura que no seré yo la responsable de romper un corazón nunca más porque he sanado y madurado. Estoy completa y satisfecha conmigo misma y desde esa honestidad soy capaz de relacionarme.  

¿Por qué siempre fracaso en el amor?

Si sientes que esta canción de Juan Gabriel define tu vida amorosa: “Yo no nací para amar, nadie nació para mí”, que no das una en el amor porque vas de fracaso en fracaso, te cuento que hay varias razones por las que te está pasando esto. 

Aquí somos sinceras y lo primero que debo decirte es que sí, el problema eres tú, tú eres el común denominador en las ecuaciones de tus relaciones amorosas que hace que termines con el corazón roto porque eliges parejas no disponibles emocionalmente. 

Es como si te aventaras en paracaídas sabiendo que no va a abrir porque no sirve; sin embargo, lo haces porque tu corazón tiene esperanza que esta vez sí funcione pero no será así, terminarás azotándote en el piso. Pero la solución está en ti y consiste en ir a terapia. 

Foto: Alejandro Piñero Amerio by Pixabay

Terapia para arreglar lo que tenemos desajustado. Normalicemos acudir al especialista que nos ayuda a sanar y mejorar nuestras emociones. No se ven, pero son más poderosas que lo que sí es visible, pues éstas desencadenan enfermedades, vicios y odios. 

¡En el amor soy una idiota que ha sufrido mil derrotas!

Las razones por las que te relacionas con personas que no están disponibles para construir una relación tienen que ver con tu historia y con tus necesidades. Estos son los patrones marcados por la psicología: 

– Influencias parentales: El amor que conocimos en casa nos fue dado por personas que no estaban emocionalmente disponibles para NOSOTRAS, por ello repetimos este patrón viejo conocido y somos incapaces de romper con él pues no conocemos otra forma de vincularnos.

– Codependencia: Se trata de una visión del amor centrada en el apego ya que la persona posee carencias como baja autoestima, fragilidad y manipulación, por lo que genera una necesidad obsesiva por la persona amada.

– Traumas: Estos son generados por miedos, por episodios que vivimos en el pasado causados por otras parejas y que nos hacen repetir patrones y llevar las nuevas relaciones a los mismos escenarios en los que no fuimos felices. 

Foto: Kelly Sikkema by unsplash.com

– Expectativas: Básicamente tener expectativas en el amor se define como la visión fantástica de cómo creo que deben ser las cosas, mi pareja y la relación. Es un constante condicionamiento a que todo sea como imaginamos y si no es así, terminamos reventando. 

Debes saber que no es normal que todas tus relaciones de pareja sean fallidas y terminen rompiéndote el corazón. Tampoco es normal que todas tus parejas sean abusivas contigo. Rompe con esos patrones y comienza a aprender a amar sanamente para que atraigas a personas disponibles emocionalmente.

Recuerda que no nacemos con nada aprendido, por eso estamos en este mundo, para conocer, para experimentar, para vivir y ser felices.

¿Cómo se construye una relación de pareja con amor sano?

Nilda Chiaraviglio, reconocida sexóloga y terapeuta clínica familiar y de pareja, tiene la respuesta para la pregunta del millón: ¿cómo se construye una relación de pareja? 

Su respuesta es: “pegando tabiques de amor todos los días. Si el otro pone sus tabiques y también los pega, entonces construimos una relación de pareja”.

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La terapeuta agrega que esto se debe hacer con conducta, en donde yo me hago responsable de todas mis necesidades y el otro también; por lo tanto, ambos estamos llenos y cuando decidimos compartir la vida, sumaremos juntos. En cambio, cuando se juntan dos personas con vacíos se crea un vacío grandote que da como resultado una relación tóxica.

Elige una pareja no sólo basada en el físico y/o la química, toma en cuenta también su compatibilidad con tu visión de la vida, la empatía que tenga con tus sueños, la honestidad en su comunicación y la responsabilidad que tiene hacia ti. 

Cuáles son las características de una relación de pareja sana:

– Se conocen muy bien.

– Cada miembro de la pareja tiene sus propios sueños y metas.

– No dejan en manos del otro su felicidad y sus necesidades personales.

– Hay admiración hacia el otro miembro de la pareja por igual.

– La confianza, la comunicación y el respeto son prioridad.

– Se aman en libertad, no se condicionan.

Foto: Matia Rengel by unsplash.com

– Ponen límites en la relación en los que ambos están de acuerdo.

– Saben hablar y solucionar los problemas entre los dos.

– Disfrutan al máximo del sexo y cumplen sus deseos sin transgredir al otro.

– Saben estar juntos pero también separados, tienen sus propios espacios y momentos.

– Saben amarse para nutrirse y no para necesitarse.

Si buscas una relación que satisfaga tus necesidades, probablemente tendrás que suprimir o modificar alguna parte de ti”, ‘El placer de amar’ de Nilda Chiaraviglio.

Así se ve la manipulación emocional “invisible” de tu pareja

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La manipulación emocional a veces es “invisible” y por ello la pasamos por alto o ni siquiera la identificamos como un tipo de abuso por parte de nuestras parejas. Es alarmante que la sigamos viendo y viviendo como algo normal cuando es un tipo de violencia y un problema de salud emocional que afecta a muchas mujeres. 

La psicoterapeuta y conferencista estadounidense Susan Forward fue quien popularizó el término manipulación emocional, que define como “una forma de control que implica un acto de violencia psicológica utilizando el miedo, la obligación y la culpa como dinámicas transaccionales entre el manipulador y el manipulado”. 

Asegura que es un proceso prolongado y difícil de detectar en el principio de la relación, ya que hay veces que ni el manipulador sabe que lo es y por ello no hay forma de terminar con esta conducta. 

En México, de acuerdo a la última Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, el tipo de violencia que más prevalece entre las mujeres por parte de sus parejas a lo largo de la relación es la violencia emocional (40.1%), principalmente por indiferencia (29.5%), intimidación y/o acecho (24.8%) y degradación (22.1%). 

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Los números son alarmantes, casi la mitad de las mujeres mexicanas hemos padecido manipulación emocional por parte de alguna de nuestras parejas en algún momento de nuestras vidas. No lo dejemos pasar por alto, no lo sigamos permitiendo, frena estas conductas por parte de tu pareja: 

  • Te castiga: Cuando tu pareja se enoja contigo te aplica la ley del hielo, lo cual genera en ti ansiedad. También puede castigarte haciendo algo que te molesta mucho, en forma de venganza. Con estas conductas lo que logra es que tú intentes contentarla desesperadamente. 
  • Te hace gaslighting: “Hacer luz de gas a alguien” o intentar que la pareja dude de su propio criterio con argumentos confusos como: “estás loca”, “eso nunca pasó”, “lo entendiste mal”, “eres muy sentida”, “yo no dije/hice eso”, “tú siempre malinterpretas las cosas”, “estás exagerando”. Al final, te está minimizando. 
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  • Te aplica love bombing: También conocido como bombardeo amoroso es un tipo de manipulación en la que tu pareja te llena de detalles, es muy romántica desde el día uno. Por lo que caes rendida por tanta dulzura pero una vez que sabe que te tiene, se vuelve hostil y fría y tú no entiendes qué pasó, incluso te preguntas si hiciste algo mal. Esta conducta la repite cada que quiere conseguir algo, primero mucho amor, luego frialdad absoluta. 
  • Te culpa: Esta es la especialidad de los manipuladores emocionales, sus discursos siempre te ponen a ti como la mala del cuento.
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  • Te amenaza: Puede ser que lo hagan de forma directa al decirte que te va a dejar, pero también puede hacerlo de forma “invisible” con su mirada, con sus acciones o con su lenguaje corporal, de tal forma que te sientes intimidada, que sientes miedo de que todo termine y tú deseas todo lo contrario. También puede usar frases como: “no sé si quiero seguir contigo”, “no creo poder continuar”, “siempre lo arruinas”, “estás acabando con lo nuestro”.

Trabajemos en reforzar nuestra autoestima y nuestra independencia emocional, ya que con ello estaremos blindadas de cualquier tipo de violencia. No olvides que para tener una relación enferma se necesitan dos personas enfermas o carentes, porque cuando uno está sano, a la primera se va al ver este tipo de situaciones. 

Si para estar contigo tengo que restarme, prefiero sumarme en otra ecuación. 

Paracetamol, ¿la cura para un corazón roto? Esto dice la ciencia

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La expresión “corazón roto” es más que una simple metáfora. Cuando alguien nos “rompe el corazón”, el cuerpo experimenta un proceso que explicaría el hueco que se siente luego de alguna pérdida o separación.

Seguro te has preguntado si existe algún remedio mágico o medicamento que ayude a aminorar la sensación y diversos estudios señalan que sí lo hay. Lo mejor es que podrías tenerlo al alcance de tu mano.

Te contamos cómo es que el paracetamol cura un corazón roto según la ciencia.

Paracetamol, el medicamento que “cura” los corazones rotos

La fase del enamoramiento genera en el cuerpo una segregación de sustancias químicas. Las principales son la oxitocina, llamada la “hormona del amor” y dopamina, un neurotransmisor que envía señales de placer al cerebro.

En términos prácticos, estar enamorado es un proceso que se manifiesta en todo el cuerpo mediante neurotransmisores y hormonas. Éstas son responsables de las sensaciones de felicidad y tranquilidad que se experimentan durante esta etapa.

Al atravesar una ruptura, según la Universidad Autónoma de Nuevo León, el sistema nervioso parasimpático, que mantiene al organismo en estado de relajación, se altera. En la parte cerebral, se emiten señales de dolor, que a su vez llegan al estómago y corazón, generando la sensación de vacío o “hueco”.

Por lo que cuando alguien te “rompe el corazón”, efectivamente experimentas un dolor físico real, además por supuesto, del emocional que una pérdida provoca.

Como lo hay para casi cualquier mal, existe un medicamento que ha sido estudiado como la posible solución a un “corazón roto” y esta fórmula mágica podría estar al alcance de tu mano. Nos referimos al paracetamol, fármaco con propiedades analgésicas y antipiréticas que, de acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México, es utilizado para combatir el dolor de nivel moderado.

Un corazón roto puede ocasionar sensación de opresión en el pecho. Foto: Pexels

Cómo usar paracetamol para aliviar el mal de amores

El psicólogo y catedrático de la Universidad de Kentucky Nathan De Wall, realizó una investigación en torno a los mecanismos neuronales y conductuales que se registran en el cuerpo relacionados al dolor social o emocional, los cuales desencadenan en dolor físico.

Los resultados arrojaron que el paracetamol, medicamento supresor del malestar físico, podría reducir las señales neuronales enviadas luego de una ruptura. Todas las respuestas en los pacientes que tomaron paracetamol con el propósito de aliviar su “corazón roto” fueron registradas y monitoreadas mediante resonancias magnéticas, para así poder evaluar la actividad cerebral.

La investigación publicada en el National Library of Medicine detalla que una dosis diaria de paracetamol durante algunas semanas redujo las manifestaciones a nivel cerebral asociadas al rechazo, angustia y dolor.

Tomar una píldora de mil miligramos de paracetamol al día podría entonces ser el secreto para la sensación de “corazón roto”, aunque este tratamiento no interfiere con el emocional que igualmente puede requerir atención de un especialista.

Si bien este fármaco no te hará olvidar a tu expareja de un día a otro, sí podría hacerte más llevadero el proceso de decir adiós. Sin embargo, toma en cuenta que no es recomendable la automedicación, por lo que si deseas tomar paracetamol para el “mal de amores” lo ideal será consultar previamente a tu médico, quien te dirá si eres candidato o qué otras alternativas tienes para recuperarte de este capítulo.

El paracetamol podría ser la cura para los corazones rotos. Foto: Pexels

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Lo que me enseñó el hombre que me rompió el corazón

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Creo fielmente que estamos hechos de las historias que hemos vivido y las que más nos enseñan son las difíciles, esas que no quisiéramos pasar pero que son necesarias para madurar. Y hoy puedo decir que el resultado de mi historia de amor que terminó en un corazón roto fue construir mi mejor versión. 

Quiero contarte todo lo que me enseñó el hombre que me rompió el corazón… Claro que para ser consciente de dichas enseñanzas y agradecer por ellas, tuve que atravesar un proceso largo, por el duelo del desamor, ese que es puros tragos amargos. 

El hueco que me dejó la traición del hombre que amaba me hizo sentirme perdida, por ello busqué ayuda, un especialista que me ayudó a acompañar ese duro proceso, el cual, en tanatología, es comparado con la muerte de un ser querido. 

Tener el corazón roto no es una figura poética, sino una verdadera afección de salud, tanto física como mental. 

La UNAM explica que el “síndrome del corazón roto es el nombre que se le da a la miocardiopatía por estrés, y ocurre por tensión intensa e inesperada derivada de la pérdida de un familiar o una pena de amor”.

Por eso literalmente sientes que te duele el corazón, no es metafórico. El músculo de este órgano vital se inflama como si tuviera un daño orgánico (arterias tapadas, cardiopatías o afecciones musculares) y causa dolor de pecho, falta de aire, desmayos, taquicardia y sudoración, es decir, síntomas de un infarto.

El síndrome del corazón roto nos impacta principalmente a las mujeres, especialmente a las de edad avanzada, asegura la UNAM.

La buena noticia es que los corazones rotos sí se curan, pero siempre es importante acudir con los especialistas. Les juro que la terapia salva vidas, pero de eso hablamos en otra columna. 

Foto: Nick Fewings by Unsplash

Luego de superar una pérdida tan importante que me dejó esa separación, tuve que reconstruirme. Esto sí es metafórico: sentí que cuando terminé de vivir mi duelo, recogí todos los pedacitos que quedaban de mí para volver a armarme, pero en el camino encontré otros cachitos nuevos, por lo que obtuve una nueva yo y, sin duda, me gusta más la persona que soy ahora. ¿Por qué?

  • Aprendí que primero me amo y luego lo amo. No estoy hablando de egoísmo, solamente de prioridades y ahora sé que yo voy primero antes que mi pareja y eso no es negociable. No puedo darle al otro más que a mí porque no es sano descuidarme y quedarme a deber. Soy mi mejor decisión siempre. 

  • Conocí mis umbrales más grandes de dolor pero con ello supe lo valiente que soy. Tener una red de apoyo me ayudó mucho, pero saber que sola enfrenté momentos tan difíciles y pude, me hace sentir empoderada. 
Foto: Rustam Mussabekov by Unsplash

  • Nunca más tuve miedo de mostrarme frágil y decir: no puedo sola. Tuve un momento en el que me quebré y dejé de hacerme la fuerte y pedí ayuda. Es necesario sacar la basura emocional para que no se pudra dentro de uno mismo. No siempre podemos con todo. 
  • Mesa para uno. Antes de él no sabía estar sola, pasaba de una relación a otra, pero luego de él comencé a hacerlo todo sola y amé esa nueva faceta de mi vida en la que descubrí que soy mi mejor compañía.
  • Aprendí a honrar mis decisiones. Por mucho que lo hubiera amado, él me había lastimado por decisión, por lo que yo tomé la mía y fue irme y no volver. Ser firme me costó muchas lágrimas, pero tenía que darme mi valor y continuar sola. Qué razón tenía Cerati al decir que “poder decir adiós es crecer”.
Foto: Marek Studzinski by Unsplash

  • Aprendí que la soledad te da paz. Esa tranquilidad que encontré después de sanar y darme un tiempo fuera del amor de pareja me ayudó a poder cambiar mis malos paradigmas del amor y poner límites sanos. 
  • Pero principalmente, aprendí que en una vida sí se puede volver a nacer y, por lo tanto, volver a tener múltiples oportunidades.

Durante una entrevista que le hice a la psicóloga y experta en relaciones de pareja Silvia Olmedo sobre su “Botiquín para el corazón roto“, ella me dijo que lo mejor que podemos hacer durante esta etapa es tomar las cosas con calma y enfocar toda nuestra atención en recuperar la solidez emocional, ese es el único objetivo que perseguir. 

Si tú tienes el corazón roto y comenzarás a vivir este duelo, te recomiendo que no te abandones, no te castigues, sé amable contigo y te prometo que un día estarás agradeciendo el lugar en el que la vida te puso. Las cosas siempre pasan por algo y también por algo no pasan.

4 libros sobre desamor escritos por mujeres que debes leer

Libros de desamor

Dice la poeta española Elvira Sastre que “el desamor debe ser muy parecido a despertar de un sueño y darse cuenta de que todo era mentira”, frase que describe a la perfección el sentimiento que nos embarga tras sufrir una ruptura, y que casi todas hemos experimentado alguna vez, con tal fuerza que hasta pareciera que da para escribir un libro.

Los días posteriores suelen ser los más difíciles. Es cuando hay que asimilar la situación, darnos chance de sentir cada emoción que se manifieste y dejar de hacer preguntas que no siempre tienen respuestas.

Es importante también permitirnos distraernos y tratar de verle el lado amable a la separación. Para ello podemos recurrir a actividades como oír música, ver películas o leer algún libro que esté en el mismo mood. Esta vez te recomendamos 4 libros de desamor y rupturas escritos por autoras que no debes perderte.

Libros de desamor imperdibles

1. Todos los días son nuestros / Catalina Aguilar Mastretta

Para la mayoría de las personas, el primer acercamiento con el amor deja una marca que influirá en las relaciones siguientes. Lo mismo sucede con el desamor, la primera ruptura significativa deja secuelas que influirán de alguna manera en tus próximos vínculos.

Cuando ambas se conjugan en una misma experiencia, todo se potencializa. Y peor aun si sucede años después, cuando la idea del “felices por siempre” sonaba más realista que nunca.

Esta novela de la autoría de Catalina Aguilar Mastretta, escritora y cineasta, trata acerca de la ruptura entre Emiliano y María, quienes habían sido pareja por 10 años. Crecieron juntos y comenzaron a construir cada uno el camino de su vida que al final terminó por separarlos.

No es una historia trágica en donde el amor termina por engaños o mentiras, sino que muestra ese lado donde las relaciones llegan a su fin porque así debe ser, porque ya dieron todo lo que podían dar.

Y, aunque esto no lo hace menos caótico, Catalina sigue paso a paso las fases que se deben atravesar para aceptar esta nueva vida separados.

Y aunque esto no lo hace menos caótico, Catalina sigue paso a paso las fases que se deben atravesar para aceptar esta nueva vida separados.

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2. La ridícula idea de no volver a verte / Rosa Montero

Rosa Montero tiene una de las voces más poderosas en la literatura de los últimos tiempos, lo que la ha hecho acreedora a distinguidos reconocimientos tanto por su labor como periodista como escritora.

Inspirada por otra mujer que hizo historia, Marie Curie, y del diario que escribió luego de la muerte de su esposo, Montero escribió estas páginas que plasman la vida, las relaciones, hablan de la sabiduría que hay en disfrutar todo lo que la vida nos ponga enfrente y de cómo conseguir dejar atrás el dolor.

Este es un libro que se disfruta a cada palabra, en cada frase que evoca una o más vertientes del desamor, donde te sentirás identificada y te olvidarás, (al menos por un rato), de la tristeza por desamor.

Además, tiene numerosas frases que te reconfortarán. Una de nuestras favoritas es la siguiente: “El verdadero dolor es indecible. Si puedes hablar de lo que te acongoja estás de suerte, eso significa que no es tan importante. Porque cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, lo primero que te arranca es la palabra”.

Además, tiene numerosas frases que te reconfortarán. Una de nuestras favoritas es la siguiente: “El verdadero dolor es indecible. Si puedes hablar de lo que te acongoja estás de suerte, eso significa que no es tan importante. Porque cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, lo primero que te arranca es la palabra”.

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3. A veces me he muerto / Sara Araujo

Una pareja sentimental no es la única que puede romperte el corazón. Esta desilusión, en ocasiones también viene de parte de la familia, de los amigos, de quienes creías estaban para cuidar de ti.

No siempre a propósito, aunque eso no lo hace menos doloroso. Entonces es momento de recordar el amor más importante y, quizá, el único que necesitamos para salvarnos de todo lo que nos aguarda en el mundo exterior: el amor propio.

Este libro, más que una historia narrada posterior a una ruptura, es un poemario que recopila impactantes reflexiones de la pluma de la escritora española Sara Araujo, quien haciendo uso casi perfecto del lenguaje transmite las emociones que no se pueden explicar porque se sienten como un nudo de palabras negadas a salir.

Amor propio, relaciones personales, descubrir el amor y aprender del desamor, todo desembocado por relaciones que no son lo que se esperaba, las cuales encienden el mar de dudas planteado por la autora, que termina en la importancia de redescubrirse y cómo a veces estas tormentas son las que nos llevan a un sitio donde todo es mejor. Un imperdible si te gustan los libros de desamor.

 

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4. El hospital de ranas / Lorrie Moore

El desamor no solo se vive tras una ruptura y, en este libro, la autora norteamericana Lorrie Moore retrata cómo se hace presente esta fase entre las paredes de un largo matrimonio.

Aburrida de la vida, de la rutina y hasta de su esposo, a Berie, la protagonista, se le hace más fácil enfocar sus pensamientos en el pasado. Así al menos puede fantasear con esos días en los que le emocionaba descubrir el mágico mundo del amor, cuando todavía creía que los sapos se convertían en príncipes con el beso de su verdadero amor y existían los finales felices.

A través de divertidas metáforas, Moore muestra la desilusión como una fase inevitable del amor, que no siempre se traduce en que el amor se terminó, sino que es cuando golpea la realidad de que no, los sapos no son príncipes esperando ser descubiertos.

Que más bien los príncipes perfectos no existen y que, en todo caso, a cierta altura de la vida ya no se busca un príncipe por descubrir, sino que suena mejor encontrar un sapo con el que se pueda platicar.

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¿Qué otros libros de desamor, escritos por mujeres, agregarías a esta lista?

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