Recientemente, el Foro Económico Mundial dio a conocer estadísticas que señalan que las mujeres de LATAM actualmente cuentan con mayor nivel de educación que los hombres.
A finales del siglo XIX las mujeres comenzaron a formar parte de la educación, aunque no de manera tradicional pues lo hacían dentro de la religión, donde además de aprender sobre Dios, obtenían conocimiento para escribir y leer, por ejemplo.
Ya en 1970, con muchas dentro de las escuelas, el grado de estudios y la cantidad de mujeres que estudiamos ha ido aumentado considerablemente, tanto que incluso en América Latina y el Caribe, hemos superado el número de hombres.
Situación actual de las mujeres en LATAM según el Foro Económico Mundial (FEM)
Ocupamos el segundo lugar en el mundo en paridad de género en la educación superior, de acuerdo con la UNESCO. Latinometrics señala que tan solo de 2010 para acá el índice de mujeres que está estudiando en Latinoamérica ha aumentado al menos 10%.
Desde que Panamá en 1973 cambió el equilibrio educativo para las mujeres, según World Economic Forum, los demás países latinoamericanos se percataron de los cambios en la economía que esto representaba y reprodujeron el plan.
Uruguay, México y Argentina lo siguieron y además se dieron cuenta de que servía como una herramienta para disminuir o incluso cerrar la brecha de género del país.
El Foro Económico Mundial apunta: “Catalysing Education 4.0 del Foro Económico Mundial analizó el potencial de la inversión educativa, calculó que invertir en educación podría agregar 2.54 mil millones de dólares a la economía global”.
Los sistemas educativos se han transformado y adaptado poco a poco para la inclusión de las mujeres dentro de ellos.
La inversión en la educación de las mujeres es rentable por su particular sustentabilidad que, se ha comprobado, aumenta el PIB. De acuerdo con el FEM, tan solo en Brasil representaría 145 mil millones.
Techo de cristal
Poco se habla de la vida laboral, desgraciadamente aunque las mujeres alcancemos un grado como licenciadas, maestras o incluso como doctoras; al llegar a solicitar un empleo se nos cuestionan nuestras capacidades y se nos limita con base en nuestro género.
No importa cuánto conocimiento, experiencia o competencias tengamos, arriba de nosotras siempre se pone a un hombre, aun si éste no cuenta con lo necesario.
Si bien el avance en la educación ha sido un buen precedente para nuestra inserción en el mundo laboral/profesional, queda camino por delante para romper la brecha de género en espacios de trabajo.
Si romperla en la educación le trajo tantos beneficios a la economía, imaginen cómo prosperarían los países con las mujeres en el mundo laboral.
Aquí te mostramos algunos datos sobre la brecha de género en el ámbito laboral.