Daños psicológicos que puede causar una infidelidad 

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Una relación de pareja monógama establece como principio la exclusividad, así que cuando ésta se rompe, es decir, ocurre una infidelidad, se está faltando al acuerdo, a la promesa de confianza. 

Por lo tanto, la infidelidad es un abuso de confianza o la falta de ella. Es por eso que la persona que la descubre podría experimentar sentimientos de traición, rabia, desolación, decepción, confusión, culpa e inseguridad. 

Y en algunos casos descubrir una infidelidad puede causar un trauma, por lo que esto traería daños psicológicos que requieren tratarse en terapia con un especialista. 

¿Qué es un trauma? “El trauma psicológico es una respuesta a un evento que una persona encuentra altamente estresante. El trauma puede causar una amplia gama de síntomas físicos y emocionales”, afirma Medical News Today. 

Randi Gunther, psicóloga clínica y consejera matrimonial, asegura que en sus más de 40 años trabajando con parejas, la infidelidad ha sido la herida más difícil de sanar. 

“La pareja que ha sido traicionada es humillada y torturada emocionalmente cuando surge conocimiento de la infidelidad… lo que se desemboca en un estrés postraumático; de manera similar a otras personas que han sufrido amenazas de seguridad y bienestar emocional y físico, se sienten desorientadas y confundidas por lo que pasó”, mencionó para Psychology Today. 

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Cuáles son los síntomas del estrés postraumático por infidelidad 

  • Ansiedad y/o ataques de pánico
  • Confusión y desorientación
  • Pensamientos perturbadores 
  • Regulación emocional inestable
  • Experiencias extracorporales
  • Sobrepensar, no dejar de indagar para obtener información
  • Sensación de estar “rota” por dentro
  • Ansiedad por recuperar la autoestima mediante la asignación de culpas
  • Culparse para tratar de comprender el suceso
  • Pensamientos distorsionados 

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¿Cómo sanar el dolor causado por un engaño de pareja?

La pareja que sufre estrés postraumático por la infidelidad tendrá que vivir un duelo que consta de las siguientes etapas, las cuales pueden o no vivirse linealmente: negación, ira, depresión y aceptación.

Y la única forma de sanar ese trauma será con terapia psicológica de la mano de un especialista en el tema. 

No hay una receta para lograrlo ni un tiempo determinado, pero los traumas sí pueden superarse. El primer paso para lograrlo es aceptarlo, así como que se necesita ayuda. 

Después será desarrollar resiliencia y cuidar de una misma haciendo todo lo que da paz y, principalmente, apoyándose de una red de apoyo conformada por familiares y/o amigos. 

Recuerda que no merecías eso que te pasó y te rompió y que nada duele para siempre. 

La infidelidad es el trago amargo que pasarás para estar en un mejor lugar, con una mejor persona y en una mejor circunstancia.

Soy la morra que sí te va a decir si tu novio me tira la onda

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Previo a la última marcha feminista 8M, en redes sociales se hizo viral la pregunta sobre qué pasaría si todas las mujeres nos dijéramos qué hombres sabemos que son infieles… Te la dejo botando, pero yo sí te diría si tu novio, esposo o amor en turno me tira la onda porque para mí la sororidad es muy necesaria. Estamos hartas de la violencia de género, así que entre nosotras tenemos que apoyarnos y cuidarnos. 

Este tema lo volví a poner en mi mesa recientemente luego de que uno de mis ex me escribiera para reanudar el coqueteo, por un momento pensé que ya andaba soltero otra vez, hasta que al día siguiente descubrí que no, que seguía con su novia. 

Darme cuenta de esto fue una gran decepción porque creía que era un hombre honesto que no necesita lastimar a los que ama. Pero me dio más rabia por la novia, por ella, porque piensa que tiene a su lado a un hombre fiel y comprometido, mientras él anda buscando a su ex para bajarse la calentura. 

Decidí que no iba a ser parte de esa traición pero tampoco iba a cubrirlo, porque quiero ser la mujer empática que tanto necesitamos en este movimiento feminista. Pero retrocediendo un poco el tiempo, en realidad siempre ha nacido de mí ser una mujer que profesa la sororidad, incluso antes de conocer este término. 

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Pues una vez salí por varios meses con un hombre que supuestamente era soltero hasta que descubrí que no era así, por supuesto que no me quedé callada y le quité la máscara frente a su novia, con quien llevaba más de 6 años de relación. ¿Qué pasó? Ella no me creyó, pese a que le enseñé pruebas, y no sólo eso, sino que él me tachó de loca, porque eso hacen los machitos. En su mente es tu culpa por decirle a sus mujeres y no la de ellos por no ser honestos. 

Tiempo después ellos se casaron, él tuvo el atrevimiento de llamarme el día de su boda para informarme que pese a que estaba por caminar hacia el altar, yo había sido el amor más importante de su vida. ¡Cínico! Sobre la infidelidad, te hablo en esta columna.

Tristemente la esposa me stalkeaba todo el tiempo, lo sabía porque varias veces se le escapó darme like por error. La última vez que lo hizo ya habían pasado más de 10 años que yo había mandado al carajo eso y ella seguía intranquila. ¡Qué tristeza!, no hay necesidad, pero ese ya no es mi asunto. Yo seguí mi vida tranquila sabiendo que hice lo correcto.

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Luego de eso me tocó ser a mí a la que le estaban montando los cachos, el hombre al que amé con devoción (acá te cuento esa historia). Y cuando lo caché, hice lo mismo, decirle a la mujer con la que me estaba engañando lo que nos estaba haciendo, pero ella pese a las pruebas no me creyó y no sólo eso, me llamó mujer perturbadora y obsesiva. 

Nuevamente yo hice lo que considero correcto entre mujeres, es lealtad, porque a mí me gustaría que otra mujer me abriera los ojos y me cuidara, pero no todas están preparadas para esto y prefieren defender a sus hombres. 

Luego de estos dos tragos amargos pasó que el novio de una gran amiga comenzó a mandarme corazones en mis historias de Instagram, además de decirme que cada día me ponía más guapa e invitarme a salir por unos tragos. Cada vez que me lo proponía, le respondía que encantada de ir a dar la vuelta con su novia y con él. Entonces se hacía el loco, pero tiempo después volvía a repetir la jugada. 

Platiqué de esto con otras amigas y resultó que el tipo estaba haciendo lo mismo con una de ellas. Acudí a pedirles un consejo porque en mis dos experiencias anteriores me había ido mal, las mujeres no habían creído en mí ni en mi sororidad y por supuesto que me daba pánico que pasara lo mismo con mi amiga.

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Foto: sweetlouise

Tardé en poder decirle, hasta que encontré el momento que consideré adecuado para hacerlo, e igualmente tenía las pruebas de cómo él intentaba tirarme la onda y yo siempre le recordaba que tenía una novia, quien además era mi amiga. Ella me creyó antes de enseñarle las pruebas y además me contó que hacía lo mismo con otras mujeres, pues lo cachó al revisarle el celular. 

Ella y yo reforzamos nuestra amistad después de esta confesión y ahora no nos queda duda que somos incondicionales e incapaces de lastimarnos. Por supuesto que terminó con su novio infiel porque antepuso su amor propio, la admiraré siempre por hacerlo, ella no merece menos. 

Así como se llama mi columna, te digo que: 1, 2, 3 X NOSOTRAS las MUJERES que nos protegemos, nos apoyamos, nos sostenemos y nos echamos porras porque sabemos que el triunfo de una es la inspiración de todas. Mi lealtad es contigo, con mi género, no importa si no me crees. Es sororidad.

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Foto: Joel Muniz / Unsplash

No soy Shakira pero también me engañó un hombre menor

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Shakira acaba de lanzar su última canción y esperábamos alguna indirecta para su ex Gerard Piqué, como lo hizo en “Monotonía”; sin embargo, lo mató a él y a todos los ex de la historia que han sido infieles con una letra directa y con la que nos identificamos más de una. Creó un himno con su dolor. 

Así que aprendiendo de mi pastora Shakira, yo también quiero facturar el engaño de mi ex y por eso hoy les contaré mi historia de terror con el que pensé era el amor de mi vida y quien, por cierto, también era menor que yo, 3 años más joven. 

Nuestra historia fue auténtica, un flechazo de cupido a primera vista de ambas partes. Nos conocimos en un bar de la Condesa y desde el primer contacto visual, me sentí como si me hubieran golpeado la cabeza. El hombre me había encantado y por la forma en que me miraba, parecía que yo también. 

Mis amigos se dieron cuenta de inmediato que ni él ni yo podíamos quitarnos los ojos de encima; sin embargo, yo no iba en plan de ligar pues acababa de terminar un breve noviazgo, pero cuando te flechan no hay manera de detenerlo. 

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Antes de irme, se acercó a mí y compartimos contactos. Durante un mes estuvimos chateando todas las noches, disfrutaba mucho platicar con él. 

El primer date tardó en suceder porque en ese tiempo yo estaba saliendo muy tarde del trabajo, pero él aguantó mis constantes cancelaciones y un día, sin planearlo, decidimos vernos en el centro de Coyoacán para ir a tomar un café a El Jarocho.

Llegué casi a las 10 de la noche, él fue por mí y me recibió con una sonrisa, un abrazo y un beso en la mejilla. Compramos el café y decidimos caminar mientras nos lo tomábamos. Yo quería que esa noche durara 5 horas más, me sentía tan a gusto, tan en paz. Comencé a creer que había conexiones destinadas a suceder y que no se apagan jamás, ni con toda el agua del mar.

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No hubo beso en el primer date, pero sí mucha complicidad, abrazos y risas. En nuestra segunda salida sí hubo muchos besos y fue la primera noche que pasamos juntos. Con él me sentía como en un tren que había arrancado muy de prisa; sin embargo, estaba fascinada con ir a toda velocidad. 

A partir de ese momento no nos soltamos y comenzamos a construir, sin planearlo, una relación tranquila, todo era muy sencillo porque nos llevábamos genial, teníamos una gran comunicación y nos gustábamos mucho. Había física, química, ganas y magia, lo que yo creía que construía una base sólida para mantener una gran relación de pareja. 

Con él me sentía adolescente otra vez, comenzamos no sólo a crear recuerdos, sino que también se dieron las circunstancias para trabajar juntos, porque nos dedicamos a lo mismo. Los días estaban llenos de planes juntos.

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Al principio no peléabamos, él me daba el sostén y la seguridad que yo deseaba; además del mejor sexo de mi vida, al menos hasta ese momento, y así seguimos por un buen tiempo.

Pero un día comencé a sentirme insegura porque una de sus amigas de redes sociales le coqueteaba abiertamente y, si bien él no seguía el juego, no lo frenaba tampoco. 

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En ese momento comenzaron nuestros problemas; sin embargo, me convencí por completo que no debía dar importancia a esto y que teníamos algo más grande y fuerte por lo que valía todo seguir apostándole a los dos, a nuestro equipo. 

Pero desde ese momento mis antenas se activaron, yo no volví a tener la misma confianza ciega y justo eso fue lo que me llevó a descubrir que me engañaba

En mi caso no pasó que dejáramos de tener sexo o que pasáramos menos tiempo juntos. Simplemente comencé a notar que hablaba más de una de sus compañeras de trabajo y me vibró que no era normal. 

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Lo encaré y le pregunté si tenía algo con ella, por supuesto que me dijo que no y me tachó de loca celosa, recuerden que ya veníamos arrastrando mi desconfianza desde los mensajes de la amiga, entonces desde ese momento yo para él era la intensa que inventaba historias.

Así pasaron un par de meses, yo intentaba confirmar mis sospechas, ese tiempo viví un verdadero infierno, la ansiedad que sentía era inmensurable. Un día peleamos tan feo que fue cuando se atrevió, por primera vez, a decirme que lo mejor era terminar porque no podía estar aguantando mis celos. 

Sin embargo, nada paró. Ese fin de semana fuimos a una plaza comercial a comprar un celular para mí y yo le regalé el que iba a dejar, luego comimos pizza y terminamos acurrucados, yo pensaba que más juntos que nunca, pero no era así. 

Llegó el día que no pude más y decidí escribirle a la compañera de trabajo y preguntarle directamente si mis sospechas eran ciertas, era lo único que me iba a dar paz en ese momento, estaba por reventar. 

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La gran sorpresa fue que ella me respondió como si estuviera convencida que yo era la ex loca que no dejaba en paz a su hombre, claro, eso le contó él para salir bien librado, típico de un infiel, pero jamás le dijo que días antes habíamos tenido el mejor sexo de reconciliación, se olvidó del pequeño gran detalle. 

Ella me confirmó que era su novio y llevaban 6 meses juntos, agregando que quería que no los perturbara y los dejara en paz. Me quedé helada, pero le agradecí que me hubiera dicho la verdad y le aseguré que no volvería a saber de mí. Por supuesto, ella me bloqueó. 

El dolor que sentí no puedo ni describirlo y en ese momento yo, como Shakira, también quería venganza en vez de terapia. Es normal sentir eso después de que te lastiman de esa manera. Lo primero que sientes es odio, es la primera etapa natural de un duelo por traición.  

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Lloré mucho y por muchos años, incluso quedé traumada y desde entonces me negué a establecer otra relación y ni hablar de volver a confiar en el otro. Mi proceso duró más tiempo del normal a pesar de que sí fui a terapia, pero mi amor propio y mi fortaleza combinados con el tiempo lograron que lo superara. 

Además el tiempo también me reafirmó que ese no era el hombre que yo me merecía, ya que incluso hubo más de una ocasión que me ofreció vernos y me habló de sus deseos sexuales, ya estando con su nueva pareja. ¡Qué inmundicia!

Este proceso, que definitivamente marcó mi vida, me enseñó que al final sí logras perdonar y avanzar. Hoy agradezco los buenos momentos que viví con él, pero más los que ya no tuve que padecer. Esa experiencia me dejó grandes enseñanzas y de eso les hablé ya en mi columna “Lo que me enseñó el hombre que me rompió el corazón”, pueden leerla aquí.

Hoy estoy muy cómoda hablándoles de esto, pero también sufrí y lloré y quise ir a destrozar su auto porque sentía que lo odiaba, obvio no lo hice. Desde entonces ya le dedicaba canciones de Shakira, como: “Y que a tu edad sepas bien lo que es romperle el corazón a alguien así”.

Todo cierra, aunque se haga cicatriz, por eso le aplaudo a Shakira que decida liberar su dolor por medio de sus canciones y me parece lamentable que algunos usuarios la juzguen con comentarios machistas como que es la “ex ardida”, “que se ve mal haciendo eso” o que es “la tóxica”. 

Los procesos son personales, por ello no deben juzgarse, empecemos por respetar. Nada mejor que hacer arte del dolor. 

La infidelidad es un plato que debe comerse frío

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Se dice que el ser humano no es fiel, que una infidelidad sí puede perdonarse o que los hombres son más infieles que las mujeres, se dicen muchas cosas relativas, pero lo que sí es certero es que la fidelidad es un acuerdo entre una pareja monógama y que ser infiel es una decisión, no un reflejo, no un error, no un accidente. 

La reconocida antropóloga Helen Fisher asegura que en el ser humano existe, desde la prehistoria, “una necesidad de transmitir su ADN y reproducirse, por lo que su comportamiento sexual es igual al de los demás mamíferos”. Por lo que biológicamente los mamíferos no somos fieles

Sin embargo, los humanos creamos el concepto de fidelidad-monogamia, a diferencia de los demás mamíferos, como un acuerdo social, que parte de un compromiso con la pareja basado en la confianza. Esto se adoptó en varias culturas, principalmente las de Occidente, como la nuestra.

Nadie está obligado a vivir una relación monógama si no lo desea y mucho menos a ser fiel, pero eso debe acordarse desde el inicio. Siempre hay que dejar las cosas bien claras para que nadie salga lastimado, porque como diría JuanGa: “¡pero qué necesidad!”.

Sin embargo, cuando alguien decide ser infiel y romper ese acuerdo de confianza con su pareja debe saber que eso traerá consecuencias porque la fórmula newtoniana es simple: “para cada acción hay una reacción”. Y a veces la “paga” puede ser muy alta. 

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Así que sí estás dudando en ponerle los cuernos a tu pareja, debes saber que ese plato es mejor comerlo frío. ¿A qué me refiero con esto? A que romper el acuerdo de la fidelidad debe pensarse con la “cabeza fría”, no con la emoción de la calentura que siempre dirá: ¡sí, hazlo!”.

Porque no estamos hablando de dar tarjetazo cuando sabemos que no tenemos dinero o de romper los platos de la vajilla por accidente, sino de la confianza de la persona que elegimos como nuestra pareja, es eso lo que está de por medio. Y no hay que olvidar que lo más valioso que puede otorgarnos una persona es su confianza. 

La honestidad siempre será la mejor elección, así que piensa bien todo lo que podría provocar traicionar la confianza de tu pareja. Puede ser que a ti ya no te funcione tener una relación monógama. Hoy en día las opciones de relacionarse son tan diversas que se vale, pero no te “lleves entre las patas” el corazón de nadie. ¡Háblalo!

¿Y qué pasa si a mí fue a quien me pusieron el cuerno? Solamente tú decides si perdonar y volver a confiar o terminar esa relación. No dejes que nadie se meta, no le hagas caso a las personas que te juzgan, porque tú eres la única responsable de construir tu vida.

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Cada historia es única y lo que te funciona a ti no tiene que funcionarle a los demás y viceversa. Pero debes saber que, como toda decisión, hay pros y contras.

Los contras de perdonar una infidelidad son:

  • El proceso para recuperar la confianza en tu pareja será lento e, indudablemente, necesitarán tomar una terapia, es lo mejor que podrían hacer para no caer en círculos viciosos ni en escenarios enfermizos donde abunde la ira, el reproche o la venganza.
  • Vivirás el duelo de una ruptura aunque continúes con tu pareja, porque el corazón se rompe de igual forma al ser traicionado.
  • Vivirás un golpe bajo en tu autoestima y sentirás que fue tu culpa por no ser suficiente. 

¿Hay pros de perdonar una infidelidad? Puede ser que sí, hay personas que sí pueden hacerlo y eso funciona bien para ellas.

 

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Al hablar de lo ocurrido, la pareja deberá establecer nuevos acuerdos y nuevos límites, por lo que podría ser una nueva oportunidad de relacionarse. Pero para que esto ocurra ambas partes deben estar convencidas de vivir una segunda temporada en su relación y de que tomar la decisión de continuar es lo que más desean, si no es así, esa historia no terminará bien. 

No hay verdades absolutas en las relaciones de pareja, así que quédate donde seas feliz, donde te sientas respetada, valorada, admirada, acompañada y respaldada. Fluye en relaciones que te permitan ser y crecer. 

Ser feliz y compartir esa felicidad con la persona que amas es, sin duda, el mayor placer de la vida, no te conformes con menos de eso.

 

 

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