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Para entender cómo funcionan los vínculos afectivos, es necesario conocer el significado de algunos conceptos clave. A veces no queda muy claro cuál es la diferencia entre el amor y el apego y son palabras que en ocasiones pueden confundirse, pero sus distinciones ayudan comprender mejor una relación.
Nosotras te explicamos en qué radican estas dos palabras para que sea una herramienta más a la hora de identificar tus sentimientos en una relación romántica.
Para entender la diferencia entre estas dos palabras, lo primero es identificar los sentimientos presentes en la relación. Según la Asociación Estadounidense de Psicología, amor se define con sentimientos de cariño profundo, la felicidad por la presencia de una persona, el compromiso y la conciencia de lo que las palabras pueden causar en el otro.
De otra forma, los apegos son las formas en que te relacionas con los demás, cómo interpretas las relaciones, lo que esperas de tus relaciones y cómo te comportas dentro de un vínculo. Por ejemplo, tu apego con una amiga puede estar marcado por la admiración, respeto mutuo y afecto; la visitas a menudo, salen los fines de semana y se cuentan sus problemas.
La plataforma de atención psicológica BetterHelp explica que es posible sentir amor de manera independiente al tipo de apego. Es decir: independientemente del tipo de apego que tengas, puedes sentir amor. Dos personas pueden estar enamoradas pero llevar una relación poco sana por sus apegos.
¿Cómo es el amor?
Sentir amor romántico por una persona puede verse reflejado con muchas acciones, las cuales priorizan el sentir de la pareja. Estas son algunas características del amor, de acuerdo con el portal LifeHack.
Confías en tu pareja y no condicionas su libertad. Cuando amas a alguien haces una serie de acciones y consideraciones que pueden hacer sentir mejor a la otra persona. En el amor está presente la confianza y la seguridad de que tu pareja pueda tomar las mejores decisiones para su vida.
La relación ayuda al crecimiento de la pareja.
El amor es duradero e incondicional, se da por lo que la persona es y no por lo que te ofrece.
El amor elimina el ego.
¿Cómo es el apego?
La plataforma PsychCentral explica que, según la teoría de los apegos, éste puede entenderse como el vínculo que se crea desde que alguien es un bebé y sus padres; se cree que el comportamiento o los patrones de conducta que tuvieron nuestros cuidadores principales (por lo general, los papás) determina cómo nos comportamos en las relaciones futuras.
Este sentimiento se presenta también en la adultez cuando en las relaciones románticas buscas la forma en la que una persona pueda hacerte feliz. De manera general, se consideran cuatro tipos de apego.
Apego seguro. Es el tipo de apego que se considera más sano. Normalmente ocurre cuando se tuvo una relación cálida, enriquecedora y sana con los cuidadores primarios.
Apego desorganizado. Hay una serie de comportamientos inconsistentes que pueden confundir a los demás. Esto puede generar inestabilidad e inseguridad en la relación.
Apego evitativo. Puede hacer que las personas escondan o minimicen sus sentimientos, lo que puede ser difícil de sobrellevar en una relación.
Apego ansioso. Puede identificarse cuando una persona hace un sobreesfuerzo por una relación. Es posible que este tipo de apego esté relacionado con una forma de codependencia.
¿Has sentido que la “empatía” de alguien te abruma o que no se siente sincera? Bueno, esto tiene una explicación y no, no es que seas malagradecida. Un empático oscuro puede ser la razón de esto, pues tienden a jugar con nuestras emociones para salirse con la suya.
Una persona con esta característica podría estarte robando energía mental y física, por este motivo es importante que puedas identificarla. Aquí te explicamos más sobre el empático oscuro y por qué debes mantener límites con él.
Qué es un empático oscuro
La empatía es un rasgo que normalmente catalogamos como positivo, nos ayuda a formar vínculos más fuertes, así como crear círculos de confianza seguros. Cuando hablamos de empatía nos referimos a esa capacidad de ponernos en el lugar del otro; es una disposición por escuchar, entender y apoyar a la otra persona cuando pasa por situaciones duras, según Psychology Today. Sin embargo, existen personas que llevan esta cualidad hacia una dirección negativa, resultando en toxicidad en sus relaciones.
El empático oscuro es definido por la psicóloga clínica Ramani Durvasula para el portal Oprah Daily como “alguien que aprovecha la empatía para su propio beneficio y explotar a otras personas”. Es decir, utiliza la empatía para conocer tus debilidades y fortalezas, estudia tu forma de sentir para utilizarlo a su beneficio con manipulación.
Estas personas suelen tener una alta inteligencia emocional, sin embargo, no existe un diagnóstico clínico que pueda identificarlas, de acuerdo con el sitio Oprah Daily. Durvasula estima que entre 4% y 5% de la población podría identificarse con la característica de ser un empático oscuro.
Cómo identificar a un empático oscuro
Foto: Unsplash. Transly Translation Agency
Los empáticos oscuros no suelen usar la empatía para ayudarnos, sino para sacar provecho de nuestros momentos más vulnerables. Estas son algunas características que distinguen a un empático oscuro.
1. Empatía cognitiva
Los empáticos oscuros tienen una empatía cognitiva, según la plataforma BetterUp. Esto quiere decir que entienden nuestro sentir, pero no experimentan la compasión. Pueden imitar los sentimientos que vivimos para lograr más cercanía.
2. Son extrovertidos
Convivir con otras personas les resulta bastante fácil, puesto que saben cómo conectar con los demás gracias a la empatía cognitiva.
3. Recurren a la manipulación en sus distintas formas
El ‘love bombing’ y ‘gaslighting’ son solo unos ejemplos de las formas en que un empático oscuro puede utilizar la manipulación. Te harán cuestionar tu sentir con mentiras y regalos o atención excesiva para ganar más confianza.
4. No siempre están para ‘apoyarte’
Cuando va mal, parece que esta persona se aparece casualmente, aunque lo hace con malas intenciones. Las personas con esta característica solo parecen apoyarte cuando esto significa un beneficio. Si no encuentran un beneficio al ofrecerte un falso apoyo, entonces no los verás en momentos duros.
5. Se frustran fácilmente
En su constante búsqueda por la satisfacción propia es común que se encuentren con obstáculos para lograr sus objetivos personales, esto les causa frustración y enojo evidente. Pueden disfrazar este disgusto haciéndote creer que luchan por tu propio bien para que ignores las señales de peligro.
Sabemos que nadie quiere estar en esta situación, pero amiga: más vale prevenir que llorar con bolillo en mano. La infidelidad sigue siendo pan de todos los días en muchas relaciones mexicanas, y ya hay datos que nos dan una idea muy clara de quién es el típico infiel en nuestro país. Spoiler alert: no es el clásico galán misterioso… es más bien un mexicano bastante común.
Así que saca la lupa, amiga, porque esto te interesa. Según datos de Ashley Madison (sí, la plataforma para quienes buscan una aventura “discreta”), México ocupa el sexto lugar de hombres infieles con un 28% y, según su estudio, este es el perfil más común del infiel mexicano.
El rango de edad está entre los 30 y 49 años. No es el chavito inexperto ni el señor jubilado. La mayoría de los infieles están en plena adultez, casados desde hace años (a veces más de una década), y con vidas bastante “normales”. Justo cuando la rutina pega más duro y las emociones se sienten medio apagadas… ahí es cuando buscan algo “nuevo”.
2. Profesiones: ¡aguas en la oficina!
Aquí viene lo bueno: los más propensos a ser infieles en México trabajan en profesiones como ingeniería, contabilidad, ventas, educación y medicina. Sí, el doctor que te atendió, el profe de tus hijos o incluso tu compañero del cubículo de al lado podrían estar en esta lista.
3. Signos zodiacales
Ojo con los Géminis, Virgo y Escorpio. No lo decimos nosotras, lo dice el estudio: estos tres signos son los más frecuentes entre quienes buscan una aventura fuera del matrimonio. Así que, si tu pareja pertenece a estos signos, ¡ojo amiga! No es garantía, pero tampoco es casualidad.
4. ¿Y físicamente? Nada del otro mundo
¿Te imaginabas a un infiel con cuerpo de gimnasio y sonrisa de telenovela? Pues no. La mayoría tienen una complexión promedio o robusta, no se consideran “guapísimos” ni mucho menos, pero sí se sienten con suficiente seguridad como para lanzarse al juego de la conquista.
Asimismo, según la encuesta realizada, en apariencia los hombres con cabello y ojos color castaño, son los más infieles, en un 41% y 46%, respectivamente.
Lo curioso es que muchos buscan con quién revivir esa sensación de “me desean”, aunque no estén en su mejor momento físico. Y claro, a veces lo que falta no es cuerpo, sino autoestima.
¿Por qué lo hacen?
La mayoría no lo hace por sexo sino, según ellos, por falta de atención, rutina y cero emociones en su relación actual. En la actualidad todo se arma todo desde el celular: apps de citas, perfiles secretos y hasta horarios para chatear sin levantar sospechas. El engaño también se volvió digital, amiga.
Aunque está encuesta está basada en números, no se trata de desconfiar de todos, sino de conocerte, cuidarte y poner sobre la mesa lo que quieres y mereces. Y a ti, ¿alguna vez te tocó uno así?
¿Los ‘daddy issues’ representan una de esas palabras que ubicas perfecto pero no terminas de entender? Cada vez es más común escucharla en conversaciones casuales, en series de televisión o hasta en memes, pero sin darle el peso que su significado requiere. A menudo se utiliza como un término que estigmatiza y es sinónimo de burlas.
Este tipo de problemas pueden estarse presentando de forma inconsciente en tus relaciones interpersonales, por lo que conocer su origen puede ayudarte a resolverlos. Nosotras te contamos cuáles son las implicaciones de los daddy issues y cómo puedes saber si tú los tienes.
Qué significa tener ‘daddy issues’
Si lo traducimos de manera literal, el término indica “problemas paternales”. De acuerdo con la plataforma de bienestar MindBodyGreen, los llamados ‘daddy issues’ son los problemas psicológicos que una persona puede experimentar como resultado de una mala relación con su padre o la ausencia de esta relación.
Y, aunque todas las relaciones padre-hijos tienen sus complicaciones, una mala relación con la figura paterna se identifica con la ausencia y comportamientos abusivos y manipuladores que se presentaron durante la infancia.
Los ‘daddy issues’ no son un término clínico ni reconocido por psiquiatras o psicólogos, pero se ha convertido en un concepto genérico para explicar traumas no resueltos durante la infancia. Por ejemplo, el abandono paternal, los padres distantes o actitudes tóxicas, podrían causar heridas emocionales a futuro.
Desafortunadamente, por lo general el término se usa de manera burlona y sin empatía, como explica la plataforma PsychCentral. Hay especialistas que no están de acuerdo con el uso del término ‘daddy issues’ porque parece culpar a la persona de situaciones sobre las que no tuvo control, indica la plataforma Verywell Mind.
Ya sea que utilices el término o no, sin duda la terapia psicológica puede ayudarte a trabajar esas heridas emocionales a las que alude.
¿Cómo puedes saber si tienes ‘daddy issues’?
Algunas personas creen que estos problemas son únicos en mujeres, e incluso se utiliza como una burla que hace referencia inmediatamente al abandono paternal. Sin embargo, la terapeuta clínica Miriam Koshy comparte para MindBodyGreen que el sexo biológico y género no son concidionantes, pues se trata más bien de un tema de apego.
A continuación te decimos algunas características con las que personas con ‘daddy issues’ podrían identificarse, pero NO son exclusivas de este término ni son las únicas. También es importante aclarar que haber tenido una mala relación paternal tampoco implica que debas identificarte con el término.
1. Te resulta difícil confiar en figuras masculinas
La confianza es esencial para el buen funcionamiento de las relaciones interpersonales. Si has notado que te es difícil confiar en tu pareja o en los hombres en general, esto podría estar relacionado con los llamados ‘daddy issues’.
Esto también se puede identificar cuando tienes un tipo de apego evitativo en el que hay una desconexión emocional o un miedo a ser lastimada.
2. Buscas la constante aprobación de tu pareja
La falta de una buena relación con el padre en la infancia se puede reflejar en la búsqueda de la aprobación de la pareja, esto con el fin de sentirse amada y protegida.
Esta conducta también puede reflejarse con otras figuras masculinas en tu vida.
3. Tienes miedo al abandono
El miedo al abandono o a la soledad se puede identificar cuando hay una necesidad de mantener una relación aun cuando ésta es inestable. También se presenta la necesidad constante de seguridad, así como de cuestionar constantemente sobre el amor de un vínculo.
4. Celas con frecuencia a tu pareja
Los celos excesivos pueden deberse, entre otras cosas, a los problemas de apego originados en la infancia. Pueden estar relacionados con el miedo al abandono, la codependencia, entre otros.
5. Idealizas a tus parejas
Idealizar una relación significa cuando creas una imagen irreal de tu relación o de tu pareja. En este punto, la búsqueda de una pareja se centra en encontrar a una pareja protectora y cariñosa.
La protección suele ser una cualidad que se le atribuye a personas mayores, por lo que esto también podría explicar la necesidad de salir con una persona con una diferencia de edad significativa, buscando el amor y protección que no se recibió de la figura paterna.
Las verdaderas historias de terror son las que viven las personas reales, las que no salen de una mente creativa ni de una fantasía, como la de nuestra protagonista de esta columna, quien quedó con un gran trauma a causa de su primer noviazgo formal.
Ana María es, hasta ahora, la mujer más joven que he entrevistado para 1, 2, 3 X NOSOTRAS, pero ha vivido cosas muy fuertes que tal vez algunas personas de mayor edad jamás experimentarán. Y es que cuando el amor se disfraza de abuso emocional y manipulación, habrá más que un corazón roto.
Ella se considera una chica tranquila e introvertida. Estudió en un colegio particular católico y es fiel creyente de la religión; incluso, asegura que su amor por dios es lo que la ayudó a salir adelante luego de lo que sufrió.
Tuvo un novio en secundaria, quien le dio su primer beso, pero era más un juego de niños que realmente una relación de amor.
La preparatoria la estudió en la UAM y ese fue el primer gran cambio de su vida, pues sintió que salió de la “burbuja” en la que había vivido durante su niñez.
Logró unirse a un grupo de 2 amigas, las cuales eran como ella, chicas a las que sus papás no las dejaban salir de fiesta, que no bebían ni fumaban y que sacaban las mejores calificaciones de su clase.
Tenía redes sociales privadas y no aceptaba solicitudes de personas que no conocía, hasta que decidió hacer una excepción porque un día un chico guapo e interesante le mandó invitación.
Foto: Markus Winkler / Unsplash
En cuanto Daniel la agregó, la saludó y comenzaron sus largas charlas para conocerse. El tipo era un verdadero depredador, un “cazador” que buscaba perfiles de mujeres jóvenes a quienes comenzaba a cortejar por medio de mensajes, luego pasaba a las llamadas telefónicas de horas hasta que finalmente les pedía conocerse en persona.
Se tomaba su tiempo, así que creaba en sus víctimas confianza, las envolvía de tal manera que ellas sentían que realmente lo conocían.
Decía que tenía 17 años, aunque claramente se veía mayor, que era hijo único estudiando en la gran Ciudad de México, que rentaba un cuarto en una casa de huéspedes pues sus papás vivían en Puebla.
Por lo mismo, algunos fines de semana tenía que visitarlos y no podía hacer planes para salir.
Su táctica era artesanal, iba sacando información a cada víctima y, en el caso de Ana María, le llegó por el lado que ella quería: que era un chico bueno, católico, sin vicios, buscando hacer amigos porque se encontraba muy solo en la ciudad.
Foto: Diane Picchiottino / Unsplash
Después de unos 4 meses, de llamadas diarias de horas, Daniel le pidió a Ana María ser novios. Ella aceptó pese a que no se conocían en persona.
Y semanas después, la invitó a comer y al cine. Si ella ya estaba encantada con él, con esa cita quedó completamente enamorada, ya que la pasaron increíble y la trató como a una princesa.
Fue detallista y educado, incluso la besó hasta el final, cuando la llevó a su casa. Y fue un beso tranquilo, muy correcto para ella.
Se veían una vez al mes porque él tenía que irse a Puebla con su familia y así estuvieron por casi 3 años.
Por supuesto que ella lo presentó con sus papás, era un noviazgo formal, hablaban de un día casarse y estar juntos por siempre.
Durante todo este tiempo, Ana María jamás sospechó nada, incluso no le pareció raro que él subiera puras selfies a su perfil y que no se dejara etiquetar por nadie, argumentando que era por seguridad, pues sus papás tenían mucho dinero.
Ella le creyó todo porque él siempre se portó educado y sincero. Aunque no le gustaba verlo tan poco, se acostumbró a tener un día específico para disfrutar su noviazgo.
Foto: Becca Taper
Ana María decidió comenzar su vida sexual con él, aunque hubiera preferido hacerlo más grande o casada, sabía que era el hombre de su vida.
Sin que ella se diera cuenta, Daniel fue controlándole todo, cómo se vestía, qué amigos tenía, a qué lugares iba, incluso hasta qué comía, todo bajo la manipulación que era porque la amaba y la “cuidaba”.
Ella le obedecía todo y si ya era una chica antisocial, se convirtió en una ermitaña. Su vida era estudiar y esperar el tercer fin de semana de cada mes para pasar todo el día con él.
Un día fueron a Cuernavaca y prácticamente se la pasaron encerrados en el hotel teniendo sexo, al grado que se acabaron los condones que llevaba Daniel, así que la última vez lo hicieron sin protección.
A partir de ese momento, él le dijo que lo mejor era que ahora ella tomara pastillas anticonceptivas para evitar un embarazo y lo obedeció como siempre.
Tiempo después, Ana María comenzó con síntomas de una infección vaginal, se espantó muchísimo porque nunca le había ocurrido algo igual y acudió al médico de inmediato.
Le mandaron a hacer estudios y un exudado y le detectaron clamidia, una ETS. Ella investigó en Google todo y supo que se la había contagiado su novio, se sintió devastada por tener esa enfermedad que pensó no se le quitaría nunca y porque sabía que Daniel le ocultaba algo.
Tenía que hablarlo con alguien, así que le contó a una amiga que tenía en la universidad, la cual ya cursaba en ese momento.
La amiga le confesó que siempre se le había hecho raro que el tipo sólo la veía un fin de semana, que no la llevaba a su casa y que no iba por ella a la escuela.
Le sugirió seguirlo el fin de semana después de verla; así que armaron el plan. Lo primero que descubrió es que Daniel llegó a una gran casa en una ubicación muy diferente a donde se supone que vivía.
Foto: Kelly Sikkema / Unsplash
Después de eso, ellas fueron varias veces a la casa y se dieron cuenta que entraban y salían varios integrantes de la familia en el día, incluido Daniel y también que era mentira que viajaba a Puebla, que los fines de semana no disponibles eran porque salía con otras mujeres.
El mundo rosa de Ana María cada vez se desmoronaba más, se sentía traicionada, poca cosa, desilusionada e insuficiente.
Intentó dejar a Daniel pero él empezó a acecharla al grado de incomodarla. No aceptaba que terminaran el noviazgo.
Ana María estaba estudiando psicología, así que una de sus profesoras comenzó a ayudarla a darse cuenta que estaba en un noviazgo con un narcisista manipulador.
La amiga de Ana María fue la que le ayudó a contactar a un par de mujeres con las que cacharon a Daniel saliendo y su historia era similar, el tipo les decía lo mismo a todas.
Un día decidieron verse las 3 para platicar y terminaron dando con 2 mujeres más, es decir, Daniel era novio de 5 mujeres al mismo tiempo y tenía todos los perfiles cubiertos.
También investigaron que era mucho mayor, que pasaba los 25 años, es decir, que a todas las enamoró siendo menores de edad y eso es un delito sexual que se paga con cárcel.
Todas tenían la misma ETS y sus vidas se parecían, incluso ellas físicamente se sentían similares.
Un día decidieron reunirse para desenmascararlo, pero ninguna quiso proceder legalmente. Se conformaron con verlo a la cara para hacerle saber que lo sabían todo y después bloquearlo y evidenciarlo en redes sociales.
Foto: Michaela St / Unsplash
Ana María no ha podido entablar otro noviazgo y hoy todavía siente que no podrá volverse a enamorar, tiene miedo que le vuelvan a destrozar la vida de esa manera, no quiere volver a encontrarse con un lobo con piel de oveja.
Daniel desapareció de redes sociales y cambió su número de teléfono, pero un tipo como él es un peligro, es un delincuente que para conseguir lo que quiere, hace lo que sea.
Hoy que Ana María terminó su carrera, cree que se enamoró de un psicópata que es socialmente activo, que se camuflajea todos los días entre las personas sanas pero que puede cometer actos más graves.
Vive con miedo aunque poder contarle a sus papás lo que pasó la ha ayudado a sentirse más protegida por ellos.
Desde la pandemia, ella ofrece terapias gratuitas a personas de escasos recursos y lo sigue haciendo con mujeres violentadas.
No quiere dar sus datos por seguridad pero si alguien necesita de sus servicios, puede levantar la mano por este medio y la pondremos en contacto con ella.
Ana María, gracias por ayudar a las mujeres que viven un noviazgo abusivo como el que tú un día padeciste y del que lograste reconstruirte más valiente y más madura.
Y gracias también por romper el silencio porque cada que una mujer alza la voz, hace revolución y derrumba un muro de opresión de género.
No te pierdas nuestro podcast X Nosotras, que cuenta historias de mujeres que como Nosotras están en el proceso de alcanzar su mejor versión. Disponible enYouTube ySpotify.
A nadie le gusta tener malentendidos con la pareja, pero una relación sin discusiones puede ser señal de que algo no está funcionando del todo en la dinámica. Una pareja en la que parce que nunca hay dilemas y todo siempre permanece tranquilo, no siempre es un indicador de un vínculo sano.
Aunque no queremos causarte pánico, es importante que aprendamos la diferencia entre estabilidad y evasión de conflictos. ¿Sientes que tú y tu pareja evitan la confrontación? Nosotras te explicamos sobre este problema.
Por qué una relación sin discusiones también puede ser mala
En la actualidad es más fácil calificar a otra persona como tóxica, y al pensar en esa palabra es difícil no imaginarnos discusiones agitadas constantes. Por este motivo, puede que hayamos caído en el extremo opuesto de no querer navegar los conflictos en pareja abiertamente.
Tampoco se trata de romantizar las peleas o las conductas violentas, porque eso nunca será el camino para conseguir una relación sana. Sin embargo, la psicoterapeuta Lucy Beresford explica para el portal Stylist que “las discusiones pueden permitir a las dos partes en la relación revelar sus valores, preferencias y necesidades”.
A nadie le gustan los problemas y mucho menos nos gusta tenerlos frecuentemente, pero la solución no es evitar la confrontación o recurrir a la resignación con tal de no tener que comunicar cómo nos sentimos.
De acuerdo con Gary W. Lewandowski, profesor de psicología en la Universidad Monmouth para Psychology Today, una relación sin discusiones puede ser una muestra de evasión de conflictos. Explica que esta tendencia en la relación es una respuesta al miedo, puesto que “contemplar el posible fin de nuestra relación nos provoca ansiedad, ansiamos evitar posibles amenazas”. Irónicamente, evadir los conflictos y discusiones es uno de los mayores riesgos en la relación, aunque nos provoque miedo tratar una herida o desacuerdo.
Lo que aprendemos de las discusiones
Foto: Unsplash. Afif Ramdhasuma.
Una relación sin discusiones eventualmente nos creará más problemas relacionados con la falta de comunicación. Asimismo, fingir que no ocurren problemas nos produce estrés y poca satisfacción al no resolver las necesidades del otro. Por esto, el Instituto de Relaciones de Kansas City, da algunas lecciones que podemos llevarnos de una discusión pacífica.
1. Identificar necesidades y preocupaciones
Cuando le hacemos frente a las problemáticas que cada parte vive dentro de la relación, podemos conocer con mayor claridad qué es lo que necesita el otro.
2. Mejor entendimiento en la relación
En ocasiones podemos molestarnos por una situación que parece irrelevante, lo que sucede es que estamos ocultando lo que verdaderamente nos agobia. Si identificamos mejor la raíz del problema, la relación puede nutrirse para llegar a entender al otro.
3. Mayor satisfacción
Después de entender y resolver los problemas y necesidades que cada persona experimenta, encontramos nuevas herramientas para seguir adelante sanamente, lo cual permitirá que se genere satisfacción en la dinámica.
El burnout es un síndrome que normalmente deriva del cansancio laboral, el cual te hace sentir desconectada del trabajo, provoca irritabilidad, te mantiene indiferente y fatigada. Pero, aunque este concepto nació en un contexto laboral, en la vida puede manifestarse de diferentes maneras. De hecho, existe el burnout amoroso.
Para muchas personas, encontrar el amor suele ser tan complejo que ni siquiera las apps de citas resultan ser la solución y se convierten en un fastidio. Esto en consecuencia, genera un tipo de cansancio que puede llevar a perder las esperanzas en este ámbito.
Nosotras te decimos qué es el burnout amoroso y cómo puedes saber si lo tienes.
El burnout amoroso existe, ¿cómo saber si lo tienes?
El burnout es un concepto que normalmente se aplica para entender un síndrome de cansancio laboral. Esta sensación de fatiga y hartazgo también puede presentarse en el ámbito amoroso.
El burnout amoroso se presenta como un tipo de agotamiento de las relaciones sentimentales o de intentar tener un vínculo amoroso. Según el servicio de atención psicológica KMA Therapy, esta sensación puede identificarse como un ciclo constante de aburrimiento y decepción.
El agotamiento de citas es un tipo de sensación de agobio que impide relacionarse con otras personas cuando se busca un vínculo amoroso. Este tipo de aburrimiento puede entenderse a partir de perder el interés de contestar mensajes o establecer algún tipo de contacto con nuevas personas, tras una acumulación de malas experiencias o experiencias decepcionantes.
Estas son algunas de las señales con las que puedes identificar si padeces de burnout en el amor.
1. Apatía de los encuentros amorosos
Sucede cuando buscas excusas para no concretar una cita o para evadir cualquier tipo de encuentro, o cuando sientes un enorme alivio luego de que te cancelaron la cita. También puedes identificarlo cuando la idea de salir de casa para tener una cita te parece algo sumamente cansado.
2. No te sientes satisfecha con las citas
Si después de salir con tu match en alguna de estas aplicaciones sientes decepción, es posible que esta forma de buscar el amor ya no sea una opción para ti. Los planes deberían resultar divertidos, mas no aburridos y monótonos.
3. Necesidad por conformarse con algo que no quieres
Elegir a una pareja debe ser una decisión consciente en donde consideres tus intereses y necesidades. Si más allá de eso te sientes presionada por elegir una pareja para dejar de estar soltera, lo mejor es optar por descansar de este tipo de encuentros.
4. Descargas y eliminas apps de citas una y otra vez
Esta es una de las señales más comunes: descargar diferentes apps de citas y eliminarlas poco tiempo después porque la búsqueda no resultó exitosa. Puede pasar con diferentes apps o incluso con la misma varias veces.
De acuerdo con la plataforma Choosing Therapy, el agotamiento en una relación se puede percibir cuando alguien de la pareja está distante, “desconectada” e insegura del rumbo de la relación. Puede ocurrir cuando una persona se siente poco valorada en el vínculo, no se siente satisfecha y se encuentra en un estado de estrés.
Es una situación bastante común y puede identificarse a partir de otras señales.
1. Sentirse desconectada de tu pareja
Sucede cuando la dinámica de la relación empieza a volverse más individual. Las tareas y los planes ya no son lo mismo y comienzan a parecer aburridos.
2. Peleas frecuentes
Cuando se supera el número de discusiones y el estrés en la relación aumenta, puede tratarse de una señal más. Sin embargo, las peleas frecuentes no son un síntoma exclusivo del burnout.
3. Perder interés sexual
Cuando la atracción sexual ya no es la misma de antes y el contacto físicco se siente más forzado que natural.
De la misma forma, estar distraída durante el tiempo con tu pareja, pensar en terminar la relación y sentir atracción por otras personas puede deberse al aburrimiento de la relación.
¿Qué hacer ante el burnout amoroso?
Para lidiar contra el agotamiento de las apps de citas, en primer lugar puedes hacer una pausa de su uso. Haz un ejercicio de consciencia sobre qué es lo que deseas en este momento para ti, sin tomar en cuenta las expectativas que otras personas te dan; esta situación puede ser una oportunidad para conectar contigo misma, aclarar tus intereses y pensar qué buscas.
Por otro lado, el portal The Knot recomienda considerar otra forma de interactuar con nuevas personas; en este sentido, resulta mejor intentar tener citas ‘offline’ mediante contactos en común con tus amigos.
El aburrimiento en una relación también puede afrontarse. Para ello es necesario ser honesta contigo misma e identificar la razón por la que la relación se ha vuelto cansada. La razón podrá llevarte a decidir qué acciones tomar, como buscar terapia en pareja o poner esfuerzo de ambas partes para combatir un problema.
En ambos casos, la mejor opción también puede ser buscar ayuda profesional para aclarar tus pensamientos y poner tu salud mental como prioridad.
Casi todas sabemos que vivir una ruptura no es fácil, esta etapa que inicia después de terminar un vínculo con una persona cercana está llena de diferentes emociones que a veces no son fáciles de superar. No hay un tiempo determinado para superar el fin de una relación y todas vivimos de distinta manera ese periodo, aunque la psicología ha encontrado de manera general algunas etapas de duelo tras una ruptura.
Aunque puede parecer una exageración para muchas personas, el duelo tras un rompimiento debe ser tratado con seriedad; se trata de la salud mental y la gestión de emociones tras una relación que fue significativa, por lo que merece nuestra atención y cuidado. Estás enfrentándote a la pérdida de un estilo de vida, un cúmulo de recuerdos y la ruptura de expectativas y esperanzas que tenías.
Cuáles son las etapas de duelo tras una ruptura
El duelo tras una ruptura suele ser igual de complicado si hablamos de una relación amorosa o una amistad. La dificultad o la facilidad para superar esta etapa puede estar relacionada con factores como la duración de la relación, la convivencia que se tenía, el grado de intimidad o la razón de la ruptura.
Aunque todas las personas superan esta parte del vínculo de diferente forma, si existen algunas etapas “predeterminadas” en el duelo tras una ruptura. La doctora Laura Ogren comparte para la plataforma PyschCentral que las etapas a continuación no ocurren de una forma lineal, es decir, no ocurren en un orden predeterminado, y es posible atravesar la misma etapa más de una vez.
1. Negación
La plataforma de psicología Choosing Therapy explica que esta primera etapa es más común en quienes no iniciaron la ruptura. En este momento del duelo es común sentir que la relación puede recuperarse, pero en realidad, este tiempo le permite a tu corazón adaptarse a una nueva situación, indica el College of Southern Nevada.
2. Enojo
Esta etapa del duelo también es una respuesta a la razón de la ruptura; si lo que causó que la relación terminara fue algún tipo de engaño, es normal que reacciones con enojo ante las decisiones de tu expareja.
En esta etapa es recomendable procesar las emociones mediante una actividad que te transmita tranquilidad. Puedes intentar dibujar, pintar o practicar un deporte.
3. Negociación
La negociación es una etapa del duelo en donde se busca una reconciliación. Es una fase en la que puedes tener la sensación de estar de nuevo con tu expareja, o de al menos volver a ser amigos.
Esta parte del duelo, como todas las etapas, no es “obligatoria” en cada persona. También puede presentarse como una intención de buscar maneras en que la relación podría volver a funcionar y ser como antes.
4. Depresión
En este momento del duelo es común sentir tristeza, culpabilidad, nostalgia y vergüenza. También se pueden presentar síntomas físicos como el insomnio y pérdida de apetito, los cuales tampoco se deben ignorar o desatender.
Si tu tristeza persiste y los síntomas son cada vez más intensos, es recomendable acudir con un especialista para recibir la ayuda necesaria. No hay vergüenza ni exageración en cuidar de tu salud mental.
5. Aceptación
El pase a dejar en el pasado aquella relación comienza con esta fase. De acuerdo con Choosing Therapy, la aceptación no tiene que ver con si estás feliz o no de terminar la relación. Más bien, está relacionada con una nueva forma de ver las cosas y aceptar que es momento de seguir adelante.
No hay mejor forma de conocer el significado máximo de la palabra “sororidad” que haber vivido lo mismo que otra mujer y más cuando se trata de haber sido pareja del mismo violentador.
Esta es la historia de Nash, a quien tengo el enorme placer de conocer pues estudiamos juntas la universidad. Es una mujer hermosa, talentosa, inteligente y admirable y hoy quiere compartir con esta comunidad de 1, 2, 3 X NOSOTRAS una carta dedicada a la ex mujer de su ex pareja.
Con la historia de este par de mujeres valientes recordé la canción “Yo ya estuve ahí” de Griss Romero, que dice:
Es que yo ya estuve ahí
Entre sus brazos conocí el paraíso
Cambió mi mundo y yo le di todo el permiso
Cuántas palabras y miradas le creí
Soy Nayeli Aguilar, hace un tiempo me enteré -y no de la mejor manera- que mi ex pareja, el hombre que pensé que sería el padre de los hijos que nunca he querido tener, terminó su relación amorosa con la mujer que estuvo después de mí.
Ella publicó un post de Facebook que decía: “Hoy, después de mucho hablarlo, de llorar y llorar, de noches sin dormir, de sesiones con mi psicóloga, de sentir el inmenso amor y apoyo de mi familia, amigos y vecinos, me atrevo a escribirlo”.
“Nunca habrá palabras suficientes que describan el miedo, la tristeza y la desesperanza que se puede sentir cuando alguien que amas te lastima. Escribo esto porque me rehúso a que mi silencio me haga cómplice de un hombre abusador y violento”.
Ese mensaje me lo compartió otra persona y me preguntó si yo había vivido lo mismo con mi ex pareja. Respondí que no, pero no dudé ni tantito lo que ella dice que sufrió pues conozco la personalidad encantadoramente ruin de mi ex pareja.
Tengo un blog que se llama Nash en la ciudad, en donde le dediqué un par de entradas: “El día que me divorcié” y “Al amor de mi vida”, ambos textos fueron catárticos para mí, me ayudaron a cerrar ese ciclo.
Foto: Yamu_Jay / Pixabay
Hoy que han pasado varios años desde que me separé de él y seguí sin mirar atrás, no puedo ni quiero negar su paso por mi vida; sin embargo, lo dije y lo repito: “no recuerdo las cosas malas, pero tampoco añoro las buenas”.
Y a ti, la ex mujer de mi ex, te digo que conforme iba leyendo tu historia fui confirmando patrones que también viví con él, al mismo tiempo que pensaba lo afortunada que soy por no haber estado en tu lugar.
Estoy en shock de saber que al inicio de su relación todo era perfecto; que él era cariñoso y atento contigo, que te hacía sentir que podías confiar ciegamente en él y que te sentías la mujer más afortunada por tenerlo.
Pero que después de unos meses, todo empezó a cambiar, que se volvió celoso e inseguro contigo al grado de acusarte de querer acostarte con los hombres de tu trabajo. Que empezó a empujarte, a patearte y a jalarte de la ropa hasta romperla.
Que cuando te pegaba procuraba hacerlo en las piernas o en lugares donde no se te notara; además que te amenazaba con acabar con la vida de tu gato.
Saber que tu tormento se terminó una madrugada cuando llegó la policía a detenerlo tras una golpiza que te dio y que acabó con arrancarte un mechón de pelo y amenazarte con matarte y luego suicidarse, me dejó congelada.
Mi corazón se llenó de tristeza al leerte. No dudo que como parte de la violencia que viviste llegaras a sentirte culpable, pero mujer, hoy quiero decirte que NO, TÚ NO ERES CULPABLE DE NADA y celebro tu valentía para levantar la voz y terminar con esa historia de terror.
Foto: Alvin Mahmudov / Unsplash
Sé que debes estar pasando un momento terrible, pero es sólo eso, un momento. Esta situación el tiempo la colocará en tu memoria como una experiencia de aprendizaje que te ayudará para tu crecimiento.
También sé que en este momento estás pensando que se te “acabó la vida” porque el hombre que creías era tu amor eterno se fue (porque literalmente huyó de México), aunque al mismo tiempo debes sentir coraje por haberle dado tanto sin recibir lo mismo de vuelta, esas son las emociones que él despierta y que hoy nos unen, mujer.
No dudo que sientas al mismo tiempo todas las emociones: enojo, coraje, tristeza, frustración y decepción, te entiendo perfecto, pero te prometo que van a pasar porque te conozco y sé que eres una mujer fuerte.
A la distancia te mando amor y este consejo: no lo odies, porque el odio es un despilfarro del corazón y él no vale la pena, te lo digo yo que no lo odio, aunque tampoco celebro su vida.
A ti, la ex mujer de mi ex pareja, te digo que todo va a estar bien.
Ustedes, amigas que me leen, deben saber que ella y yo nos conocemos y somos cercanas, por eso la busqué para darle mi apoyo y ella me autorizó contarles su historia.
Le aplaudo que haya levantado la voz como deberían de hacerlo miles de mujeres que sufren violencia de género.
Foto: Nayeli Aguilar actualmente
Yo, tras el paso de los años, me siento tranquila, con más herramientas para distinguir ciertos comportamientos y completamente abierta al amor, porque mi experiencia con esta ex pareja nunca me impidió dejar de creer en el sentimiento más puro del mundo.
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Todas amamos de diferentes formas: algunas pierden la cabeza y otras saben cómo manejar sus emociones de una manera más contenida, por ejemplo. Para conocer más sobre este tema, los investigadores de la Universidad Nacional Australiana, la Universidad de Canberra y la Universidad del Sur de Australia condujeron un estudio para conocer los tipos de personas enamoradas existentes.
El estudio se basó en la Encuesta de Amor Romántico de 2022 y se llegó a la conclusión de que hay cuatro tipos de personas enamoradas diferentes. Entre las cualidades que evaluaron se encuentran la lujuria, el compañerismo y el compromiso. Si quieres descubrir qué tipo de amante eres, nosotras te lo explicamos.
Los 4 tipos de personas enamoradas
Las relaciones románticas nos permiten conocer distintos lados de nosotras mismas, sin embargo, no hay una guía universal que nos diga cómo manejar nuestras emociones y hábitos. Por eso existen estudios que buscan encaminarnos a sentirnos más orientadas sobre tu formar de amar a nuestras parejas.
El estudio evaluó las respuestas sobre las tendencias románticas de 1,556 jóvenes de 33 países angloparlantes. Los investigadores encontraron patrones que determinan a los siguientes cuatro tipos de amantes.
1. Amantes moderados
Este grupo es el más amplio, de acuerdo con el estudio, representa el 40% de las personas enamoradas. Como su nombre lo indica, son personas que logran establecer un balance en sus relaciones e incluso fueron denominados como “totalmente normales” por los mismos investigadores.
Mantienen un compromiso alto, mientras que tienen una intensidad y pensamientos obsesivos bajos. Tienen relaciones sexuales en una frecuencia considerada moderada.
2. Amantes intensos
Este es el segundo grupo más grande (29%), presentan una frecuencia sexual alta. En sus relaciones tienen mucha intensidad y tienden a presentar un pensamiento obsesivo, así como un nivel de compromiso alto. Una forma sencilla de definir a este tipo de personas enamoradas es “perdidamente enamoradas”.
Son amantes intensos en todos los aspectos de su relación, pueden sentir una fuerte conexión antes de formalizar la relación. En esta categoría predomina la cantidad de mujeres (con el 60%) sobre la de hombres. Por otro lado, también tuvieron índices altos de amabilidad, responsabilidad y disfrute del trabajo. No obstante, presentan bajas tendencias en hábitos excesivos o de riesgo.
3. Amantes suaves
Los amantes suaves o benignos conforman el 20% de los enamorados, con puntuaciones bajas en todas los aspectos del romance. Son el opuesto de los amantes intensos, con poco compromiso o intensidad, además de baja frecuencia de relaciones sexuales y pensamientos obsesivos.
El investigador Adam Bode comparte que las personas bajo esta categoría “se han enamorado la mayor cantidad de veces, han estado enamorados durante el menor tiempo y es probable que sean hombres y heterosexuales”.
4. Amantes libidinosos
Es el tipo menos común (9.64%), su principal característica es que mantienen relaciones sexuales con una frecuencia extremadamente alta de aproximadamente 10 veces por semana. También se caracterizan por un compromiso, pensamiento obsesivo e intensidad relativamente altos.
¿Recuerdas a la novia de “Jengi”, la galleta de “Shrek”? “Suzy” es otra galleta de jengibre creada para ser la novia de este personaje, a la cual un exceso de azúcar la volvió extremadamente dependiente de jengi. Aunque el comportamiento de este personaje ficticio es llevado al extremo, nos puede servir para explicar de inicio cómo funciona el apego ansioso.
El apego ansioso es uno de los cuatro estilos que, según la teoría psicológica del apego, explican la forma con la que te relacionas con las personas.
Si quieres saber si este es tu tipo de apego, Nosotras te explicamos cuáles son algunas de sus características.
De acuerdo con la plataforma PsychCentral, los estilos de apego pueden explicarse a partir de los vínculos primarios con los que creciste; es decir, que la forma en la que convivías con tus cuidadores cuando eras muy pequeña, está relacionada con tu forma de apego actual.
Según especialistas, el apego ansioso está caracterizado por un fuerte deseo de cercanía, miedo al abandono y una constante ansiedad respecto a lo que sucede en un vínculo con otra persona.
Aunque esta conducta se origina en la infancia, sí tiene impacto en la vida adulta. Estas son algunas de las señales que podrían indicarte si tienes un apego ansioso en la adultez, según especialistas.
Baja autoestima.
Dependencia emocional.
Miedo al rechazo.
Celos constantes.
Miedo a estar sola.
Tener la sensación de no poder estar sin “esa” persona.
Preocupación excesiva por el estado de la relación.
No poder establecer y respetar límites.
Más allá de que las características anteriores son una representación general, si te preocupa cómo tu tipo de apego afecta las relaciones con tus seres queridos, lo mejor es acudir con un especialista.
¿Cómo se origina el apego ansioso?
La plataforma Choosing Therapy explica que este tipo de apego puede ser causado por respuestas inconsistentes de los cuidadores primarios hacia los niños. Sucede cuando los padres tienen cambios repentinos en su crianza: por ejemplo, un día se muestran emocional y mentalmente presentes, y al otro se encuentran ausentes en ambos aspectos.
De acuerdo con investigaciones, el comportamiento impredecible de los padres puede causar tal confusión en los niños, que comienzan a desarrollar fuertes respuestas emocionales a la separación o cualquier indicio de ella.
¿Es malo tener apego ansioso?
Es posible que tener este tipo de apego desencadene algunos desafíos en una relación, sin embargo, no significa que no se puedan construir relaciones sanas. Cada estilo de apego puede presentar sus propios desafíos dentro de una relación.
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Decir que no a un plan o poner límites cuando algo no nos gusta, puede parecer todo un reto para muchas de nosotras. A veces tomamos en cuenta miles de cosas, antes de nuestra propia decisión o nuestras necesidades, llevándonos hacer cosas que en realidad no queremos. Hoy te daremos algunos tips para comenzar a aprender a decir “no”.
Si te preguntas qué estás haciendo mal para que las personas respeten tus límites, es probable que te falte decir “no” más a menudo. Decir estas dos letras no siempre significa algo malo, pues la negación también tiene una función muy importante en nuestro día a día.
Puede ayudarte a expresar tus verdaderos deseos, cuidar de tus prioridades y poner límites necesarios en todas las relaciones de tu vida. Esto no quiere decir que tengas que ser grosera o descortés, pero tampoco decir que sí a todo para complacer a los demás.
Puedes empezar por decir que no en decisiones pequeñas y que no tienen tanta relevancia. Por ejemplo, puedes decir que no cuando alguien te ofrece algo que no deseas; hazlo sin dar explicaciones de más ni disculparte.
De esta forma puedes comenzar a expresar que no estás a gusto con algo, lo cual puede servirte para decisiones más complejas.
2. Di que no con gratitud
“No, gracias” es una de las frases más amables de expresar una negación. De esta forma, puedes expresar que aunque te halaga que te hayan considerado para algo, por ahora no puedes acceder a un plan o ejecutar una tarea. Así también puedes dejar abierta la solicitud para otro momento.
En algunos contextos puedes usar frases como: “me halaga que me lo hayas pedido, pero ahora mismo no puedo” o “lamento no poder ir, pero gracias por pensar en mí”.
3. Sé clara y sin rodeos
No necesitas dar una extensa explicación con detalles para lo que quieres decir. El portal Better up recomienda que, en lugar de ello, busques una explicación breve, simple y directa para decir que no. Esto no significa que no debas comunicarte de manera asertiva y respetuosa, pero sí debes tener una estrategia clara para que los demás entiendan tus razones.
La idea es simplemente decir “no” y añadir la razón. Sin disculpas de más o explicaciones muy grandes.
Harvard Business Review, explica que no es necesario brindar detalles de más, sino más bien transmitir con honestidad nuestra razón. Puedes usar frases como: “esto no es algo con lo que me sienta cómoda”, “esta no es la opción más adecuada para mí”.
4. Muéstrate decidida
Aunque resulte incómodo, hay personas que no se conforman con un solo “no”. Por ello, debes mostrar seguridad e insistencia en tu negación, tal como quien te pide que aceptes. Esta actitud puede hacerte ver más seria y ayudarte a que los demás respeten tu decisión, aunque al principio parezca muy incómodo.
5. Di no al plan, no a la persona
Decirle “no” a la invitación de una fiesta o participar en un proyecto extra del trabajo no significa que tienes algo en contra de la persona que te invita o hace la petición. Toma en cuenta eso para darte seguridad a la hora de responder y para mostrar tu agradecimiento.
Hoy en 1, 2, 3 X NOSOTRAS te contaré la historia de Mariana, quien nunca dudó de sus preferencias sexuales hasta que su mejor amiga la besó y le confesó que estaba enamorada de ella.
Todo esto sucedió cuando ambas tenían 27 años. Anteriormente las dos habían tenido solamente relaciones heterosexuales, una porque nunca dudó de sus gustos y la otra porque tenía miedo a perder a su familia.
La historia de Mariana y de Alejandra es un testimonio más de lo difícil que sigue siendo llevar con normalidad la orientación sexual. Falta mucho para erradicar el odio, los prejuicios y la discriminación.
Soy Mariana, soy alegre, amiguera, fiestera, me encanta bailar y suelo tener relaciones amorosas largas. Tuve pocos novios antes de declararme bisexual, solamente 3 pero con cada uno duré varios años.
Nunca sentí atracción o excitación por las mujeres. Sí había besado a alguna en juegos de retos que hacía con mis amigos de la secundaria, pero no sentí ni asco ni emoción.
A Ale la conocí en la prepa y se convirtió en mi mejor amiga, hacíamos pijamadas en su casa o en la mía, viajábamos, nos íbamos de fiesta cada fin de semana, todo lo hacíamos juntas y nunca hubo secretos entre NOSOTRAS.
Ella tuvo un novio en la secundaria que terminó porque se enamoró de otro chico en la prepa, pero era un patán y prácticamente estaba sola, yo no entendía por qué seguía con él; lo hice cuando me confesó su amor.
Yo tenía un novio con el que llevaba 2 años, era una relación formal y planeábamos casarnos y tener hijos, hasta hablábamos de los nombres que les pondríamos. Y cuando Ale se peleaba con su patán, se iba con nosotros de fiesta, éramos los 3.
Un día nos fuimos de fiesta con una amiga de la secundaria de Ale, pero como la casa era hasta Satélite, nos llevamos las pijamas para quedarnos. Ese día mi novio no pudo ir con nosotras porque fue la celebración de cumpleaños de su mamá.
Como en toda fiesta, nos pusimos borrachas, estábamos disfrutando mucho. Llegó la madrugada y decidimos meternos a dormir al coche de la dueña de la casa, pues ya no había camas ni sillones disponibles.
Tomamos unas cobijas y las pusimos en las ventanas del coche como cortinas, reclinamos los asientos de adelante para quedar casi acostadas y cerramos los ojos.
Foto: un-perfekt / Pixabay
De repente Ale me preguntó si me había dormido, le contesté que aún no, que se me había espantado el sueño al meternos al auto; ella me dijo lo mismo.
Salió por cervezas y comenzamos a platicar. No sé cómo, en qué momento, pero ella me acarició el cachete, luego los labios y me dijo que tenía muchas ganas de besarme y ¡lo hizo!
Primero me quedé helada, pero luego seguí el beso. Sentí muchas cosas mientras sucedía, no puedo explicarlo, pero definitivamente sí hubo emoción en ese momento.
Luego comenzó a besarme el cuello, quise detenerla pero no pude. Quise hacerlo porque era mi mejor amiga, porque yo no era lesbiana, pero estaba disfrutando mucho, estaba muy excitada.
Esa noche tuve sexo por primera vez con una mujer y no con cualquiera, sino con mi mejor amiga, casi mi hermana; además las 2 teníamos novio.
Al terminar, Ale me confesó que estaba enamorada de mí, que ella quiso ser “normal” (heterosexual), pero no le gustaban los hombres, que tenía novios por aparentar, por miedo a salir del clóset, de ser rechazada por sus papás y por mí.
Como estábamos muy borrachas le dije que mejor durmiéramos. Al día siguiente yo no podía verla a la cara, sentía mucha pena.
La noche anterior habíamos planeado ir a desayunar y luego irnos a casa, pero en cuanto amaneció le dije que nos fuéramos directo porque yo tenía planes con mi novio. El camino fue incómodo, no hablábamos, ninguna se atrevió a hacerlo.
Me sentí tan incómoda que la estuve evadiendo por las próximas semanas y ella tampoco me presionó, entendió y me dio mi espacio.
Foto: Jiroe / Unsplash
Pero luego de pensar y pensar, supe que no quería perder su amistad, que seguramente a mí me había ganado la borrachera y solamente tenía que decirle eso, aclarar todo y seguir siendo las mejores besties.
Le pedí que fuéramos por una chela un fin de semana y le dije eso, aunque vi que sus ojos se pusieron tristes, entendió y respetó mi decisión.
Intentamos seguir nuestra amistad pero definitivamente algo había cambiado, se había roto, ya nada era como antes; nos comenzamos a alejar.
Luego, una madrugada me llamó para pedirme que fuera a recogerla, que estaba en la caseta a Cuernavaca en una fiesta sola y no sabía qué hacer.
Mi novio tenía coche, así que le dije que fuéramos a recogerla. Ese día se quedó a dormir en mi casa pues estaba en estado inconveniente.
La metí a bañar, le hice un café y nos subimos a acostar. En la mañana desperté sintiendo sus manos en mi cuerpo, sus caricias, y en vez de pararla, me levanté a ponerle seguro a la puerta y volvió a pasar, tuvimos sexo otra vez.
Foto: Maria Vlasova / Unsplash
Esa vez yo estaba completamente sobria, así que lo disfruté mucho más que la primera, incluso me atrevo a decir que ha sido mi mejor sesión de sexo en la vida, algo que nunca he experimentado con hombres.
No podía negarlo, me gustaban las mujeres, estaba en shock porque no me esperaba ser lesbiana o bisexual, sentí miedo y confusión, sentí que tenía problemas de identidad a los 27 años. ¡Fue horrible!
Además me di cuenta que yo también sentía amor por Ale, no sólo como amiga, sino que sí quería estar con ella como pareja.
Decidimos comenzar una relación en secreto, le pedí tiempo para aceptarme y reordenar mi vida.
Eventualmente ambas terminamos a nuestros respectivos novios y ante todo el mundo seguíamos siendo Ale y Mariana, las mejores amigas, pero en la cama, en la soledad, éramos novias.
Fue una relación hermosa, me sentía feliz y completa, por ella me hubiera atrevido a pelear contra todos para defender nuestro amor y nuestras preferencias sexuales.
Con el tiempo la relación comenzó a desgastarse, como sucede con todas, y creo que a mí eso me hace huir de mis parejas y en esa etapa, conocí a un chico que me movió todo, desde que lo vi supe que quería todo con él y se fueron dando las cosas.
Fui yo la que terminó con Ale porque no aceptó que estuviera con ella y con este chico, la entendí y la respeté. Lamenté que perdiéramos nuestra amistad, pero yo quería volver a vivir una relación con magia y no con pleitos.
Unos años sí nos dejamos de hablar, pero ahora ya somos amigas otra vez, ya no las mejores y ya no nos vemos tan seguido. Ella sigue ocultándole a todos que es lesbiana, pero ya no usa a los hombres de “tapaderas”, al menos.
Foto: Monika Kozub / Unsplash
Yo no he vuelto a tener una relación con una mujer, pero sé que soy bisexual y estoy bien con eso, no me causa inseguridades ni conflictos.
Definitivamente mi noviazgo con Ale es el más intenso que he tenido y con ella tuve el mejor sexo de mi vida, pero yo no podía quedarme sólo con ella.
Yo no he salido del clóset porque no creo que nadie tenga que salir de ningún lado, cuando eres heterosexual no andas anunciándolo, así que no tengo por qué anunciar que soy bisexual.
El amor no debería tener género, es amor y ya, a nadie se le lastima ni se le hace daño.
No creo que Ale lea esto, esperaría que sí para que sepa que gracias a ella yo me quité los prejuicios sexuales y aprendí a amar realmente.
Siempre que hablo de ella digo que es mi mejor amiga y mi mejor amor y cada vez me convenzo más que nadie podrá sustituirla en mi vida.
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El amor puede verse de muchas formas. Una de ellas, es un vínculo afectivo conformado por más de dos personas y de manera consensuada. A menudo escuchamos sobre este tipo de relaciones y a veces hasta la idea nos intimida, pero, ¿sabes exactamente cómo es una relación poliamorosa?
Este tipo de vínculo es menos apegado a las normas sociales con las que crecimos y a diferencia del adulterio o algún tipo de infidelidad, relacionarse sexual o sentimentalmente con otra persona está consensuado por quienes forman parte y se busca que los límites de cada quien se respeten.
Si quieres saber más sobre esta forma de amor, Nosotras te decimos cómo es una relación poliamorosa.
El término del poliamor puede causarnos muchas dudas. Aunque este tipo de relación no es la tradicional relación monógama que nos enseñaron desde niñas, no quiere decir que esté mal, siempre y cuando quienes la conformen se sientan cómodos con ello.
Para empezar, la plataforma MedicineNet explica que en este tipo de relación pueden participar todas las identidades de género y orientaciones sexuales; el poliamor no es una orientación sexual sino un estilo de vida. Una relación poliamorosa funciona cuando se tiene una conexión íntima y emocional con más de una persona. No se trata de una infidelidad, sino más bien de un acuerdo entre los involucrados para poder relacionarse con otras personas.
Una vínculo poliamoroso requiere que quienes la conforman tengan una apertura mental, pues al no estar dentro de lo tradicionalmente correcto, es común enfrentarse a diferentes estigmas sociales.
De igual forma, el poliamor requiere de acuerdos entre todas las personas que la conforman. Es necesario que en este acuerdo se respeten las decisiones y los límites de los demás.
El poliamor no es lo mismo que la poligamia, aunque suenen parecidos. Mientras el primer término puede permitir a las dos personas de una pareja “primaria” tener otros vínculos de amor romántico o intimidad, la poligamia se refiere a una sola persona casada con varias (normalmente un hombre casado con varias mujeres).
¿Cómo funciona?
Existen muchas maneras en que puede funcionar una relación poliamorosa. Hay modelos “típicos” o comunes en que este tipo de vínculos funcionan, pero no tienen que ser así. No hay una etiqueta a la que debas apegarte, pues todo depende de lo que los involucrados quieran y necesiten.
Según el portal especializado Discovering Poliamory, una relación poliamorosa puede surgir a partir de una jerarquía, cuando una “pareja principal” toma la decisión de involucrarse con más personas, pero pese a esto, la pareja principal siempre tendrá más prioridad.
Es importante mencionar que no todas las relaciones de poliamor funcionan de esta forma. A continuación, algunas de las formas en las que se vive el poliamor.
1. Una relación de tres
Sucede cuando las tres personas de la relación son igual de importantes. No se trata de una pareja con una persona adicional, sino más bien de tres personas que se aman y respetan por igual.
2. Dos personas salen con alguien en común, pero no entre sí
Discoverig Polyamory explica que, aunque esta relación igualmente se conforma por tres personas, no todos los involucrados sienten lo mismo por todos. Es decir, dos de las personas del vínculo no están saliendo activamente, pero sí con la misma persona.
3. Una sola persona poliamorosa
Sucede cuando una persona está abierta a tener múltiples relaciones, pero no sostiene ninguna de manera exclusiva. Esto no quiere decir que no se tenga responsabilidad con quien se involucre, siempre se debe ser clara en sus intenciones y respetar la decisión de las personas; recordemos que el consentimiento siempre debe ser completamente informado.
4. Poliamor en red
Se refiere a un grupo de personas que tienen una conexión romántica. En ella también se establecen límites que deben conocer todos los involucrados.
La importancia de los límites
Una relación poliamorosa puede ser igual de saludable y satisfactoria que una relación monogámica, siempre y cuando se respeten los límites de los demás. Requiere el mismo grado de comunicación abierta y honesta que cualquier relación afectiva.
Al iniciar este tipo de relación es necesario conocer qué aspectos no están consensuados por los otros, tales como las prácticas sexuales, las prácticas de seguridad que seguirá cada uno, entre otras cosas.
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Vivir juntos parece ser el siguiente paso en una relación de enamorados, algo para lo cual estás lista de un día para otro. Sin embargo, no es cosa solo de voluntad: hay muchos aspectos importantes a considerar para vivir bajo un mismo techo. Como ejemplo, hoy te diremos algunas señales de que es muy pronto para vivir juntos.
Uno de los puntos a aclarar sobre este tema es que, como tal, no existe un tiempo predeterminado para dar el siguiente paso. En realidad, se trata más bien de una decisión consciente y honesta de la pareja, un acuerdo en el que ambos expresen por qué desean vivir juntos y estén dispuestos a vencer los diferentes retos que enfrentarán.
Normalmente esta decisión surge cuando la relación ha pasado a algo más serio, pues se debe estar consciente de las implicaciones que tiene vivir juntos. Es decir, tu desorden ya no será solo tuyo, sino también de tu pareja, o viceversa.
Entre las causas también se encuentran otros factores como la necesidad de reducir gastos o la conveniencia misma de vivir con otra persona, pero una sola razón no suele ser suficiente para dar este gran paso.
No hay un lapso de tiempo determinado para saber cuándo mudarte con tu pareja, advierte la plataforma de bienestar MindBodyGreen. Todo depende de que los intereses de ambos estén 100% alineados y hayan tenido al menos una conversación abierta sobre cómo va a funcionar todo.
1. No hablan sobre finanzas
Aunque sabemos que no es un tema fácil de hablar, los acuerdos en el manejo de finanzas son básicos para una buena convivencia. Esta conversación les permitirá tener un mejor conocimiento sobre su estabilidad económica, así como los futuros gastos, indica el portal The Everygirl.
Una buena administración del dinero puede mejorar muchos de los problemas en casa. Sin embargo, requiere comunicación abierta y honesta sobre temas sumamente incómodos para la mayoría de las personas.
2. No han conocido su lado ‘enojado’
Las discusiones pueden parecer innecesarias hasta cierto punto y, aunque parezcan un mal momento, ayudan a que tu pareja y tú se conozcan en la resolución de conflictos. Trabajar con tu pareja este aspecto puede fortalecer su relación para futuras diferencias, de lo contrario, es posible que una sola pelea pueda terminar con su relación.
3. Discuten demasiado
Esta señal es el lado extremo del punto anterior. Es importante tomar en cuenta que viviendo juntos pueden haber más temas por los cuales discutir, cómo no hacer una tarea o ignorar detalles importantes de la convivencia.
Si tu pareja y tú no han logrado reducir su racha de discusiones, lo mejor es que piensen dos veces vivir juntos.
4. Piensan que vivir juntos resolverá todos sus problemas
Los problemas que no se han resuelto en una relación cuando viven separados, no se resolverán cuando vivan juntos. La terapeuta Korshak compartió a la plataforma MindBodyGreen: “en el 99% de los casos, mudarse a vivir juntos no debería considerarse ni utilizarse como una ‘solución’ a los problemas de la relación”.
5. La relación no es completamente sólida
Una relación puede llevar mucho tiempo, pero esto no necesariamente significa que es lo suficientemente sólida. Si no hay confianza, honestidad y capacidad de resolución de conflictos, su convivencia puede ser aun más compleja bajo un mismo techo.
6. Lo haces solo por razones de conveniencia
Ya sea por un beneficio financiero o por evitar problemas personales, esta señal no es buena para la convivencia con tu pareja. Esta decisión debe ser tomada de forma consciente respetando los intereses de ambos.
7. Ni siquiera han viajado juntos
Definitivamente, viajar no equivale a vivir con alguien. Sin embargo, pasar varios días sin separarte de una persona y compartiendo espacio, sí te da una idea de cómo podría ser su convivencia. Si no has tenido la oportunidad de experimentar esto con tu pareja, es posible que todavía no hayas considerado todos los factores involucrados.
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La indisponibilidad emocional es un problema que afecta nuestras relaciones, produce poca confianza e intimidad en una pareja, lo cual impide que un vínculo se fortalezca y funcione a largo plazo. Aunque esta conducta normalmente depende de heridas del pasado, si no las sanamos puede impactar nuestra relación.
¿Sientes mucha distancia entre tu pareja y tú? La indisponibilidad emocional tiende a crear este sentimiento. Te damos algunas señales de que tu pareja no está emocionalmente disponible.
Qué significa no estar emocionalmente disponible
La psicóloga clínica Naomi Torres-Mackie determina para el portal Today algunas características de las personas que no están emocionalmente disponibles: “estoicas, reservadas, distantes o incluso frías, pero esto realmente significa que carecen de conciencia emocional”.
Esta tendencia puede ser utilizada como una forma de manipulación, aunque la terapeuta Saba Harouni Lurie aclara que esto no siempre se realiza intencionalmente. Las causas de la indisponibilidad emocional dependen de cada personas, pueden incluir un estilo de apego inseguro, algún rasgo de personalidad, una condición de salud mental o heridas de traumas de la infancia, de acuerdo con la plataforma de atención psicológica PsychCentral.
Señales de que tu pareja no está emocionalmente disponible
La intimidad es todo un tema para una persona que no está disponible emocionalmente, por lo que notarás que desvía la atención cuando intentas abordar sus sentimientos o problemas personales. Esto puede parecer como falta de confianza, pero puede tratarse más bien de la costumbre que la persona tiene de siempre valerse de sí misma.
2. Rara vez se muestra vulnerable
Demostrar emociones no es tarea fácil para tu pareja, esto incluye no mostrar abiertamente actitudes afectuosas hacia ti. Compartir nuestras emociones es fundamental para construir una buena relación, una persona con indisponibilidad emocional tiende a cerrarse respecto a sus emociones.
3. Tiene poca empatía contigo
La plataforma PsychCentral comparte que esto ocurre como una consecuencia de “apagar” sus emociones. Cuando la persona huye de las emociones, es probable que muestre poca empatía contigo, es decir, le cuesta ponerse en tu lugar para entender tus sentimientos al tomar decisiones.
4. No le gusta comprometerse
¿Notas que tu pareja huye de cualquier señal de compromiso? Esta también es una clara señal de indisponibilidad emocional. Esto puede ocurrir como un rechazo a etiquetar su relación o quizás le dé miedo adentrarse más en la relación con decisiones más grandes, como vivir juntos.
5. Muestra poco apoyo
Los puntos anteriores pueden crearte un sentimiento de soledad, pues no sientes conexión o apoyo. Según la psicóloga Torres, estar en una relación con alguien que no está emocionalmente disponible puede hacernos sentir invisibles o que nuestras necesidades no son relevantes.
6. La comunicación es mala
Los problemas de comunicación son comunes en estos casos, lo cual puede originar otros problemas y dificultar el proceso para encontrar soluciones. Sin una buena comunicación, la conexión se pierde.
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Enfrentar el mundo real es más fácil si lo hacemos de la mano de una amiga, para esto debemos esforzarnos diariamente. Si la cultivamos y nutrimos constantemente una buena amistad es fundamental para enfrentar los problemas individuales que vivimos. Pero, ¿cuáles son las claves para una amistad duradera?
Lograr una conexión profunda es una experiencia sanadora, pero ambas partes deben empeñarse por trabajar y así conseguir un vínculo honesto. Te damos 5 claves que te ayudarán a forjar una amistad que perdure con los años.
5 claves para una amistad duradera
Foto: Unsplash. Surface.
1. Recuerda que ninguna relación es perfecta
La profesora de Virginia Tech, Rosemary Blieszner, y la socióloga Rebecca Adams estudiaron la relevancia de las amistades separadamente. Entre sus resultados encontraron que es importante aceptar la imperfección de la relación. De esta forma, evitamos crear juicios dañinos para lograr una amistad duradera.
2. Manténganse en contacto
Mientras los años avanzan, notarán que las responsabilidades y compromisos aumentan, por lo que verse seguido puede ser muy complicado. No obstante, en la era digital es más fácil mantenernos en contacto con mensajes o videollamadas.
Lo ideal sería poder tener un día especial para reunirse presencialmente, pero si esto es una meta imposible con mucha frecuencia, pueden definir un horario específico que sea sagrado para ustedes y así mantenerse comunicadas.
3. No huir de sus emociones
La vulnerabilidad es clave en una amistad duradera; aunque nuestras emociones puedan asustarnos, siempre es mejor afrontarlas en compañía de tus amigas.
La psicóloga y escritora Marisa Franco explica que “comprender y estar en sincronía con la vulnerabilidad de otros es la clave para desarrollar amistades profundas, pasar por alto esas señales puede ponerlas en peligro”.
Cuando guardamos y escondemos todos esos sentimientos, eventualmente salen a la luz de una forma poco sana y probablemente sea en un arrebato que dañará la relación.
4. Reconozcan sus fallas
Los errores son un camino para aprender y madurar, ambas partes los cometerán eventualmente. La cuestión en una amistad es que podamos reconocer estas fallas para averiguar nuevas formas de conectar y solucionar dichas situaciones. Es una oportunidad para encontrar el cariño incluso en las adversidades.
5. Prioriza tus amistades
Una amistad es tan valiosa como una pareja romántica o tu trabajo, es común que pensemos que el romance es lo más importante en nuestras vidas. Dejar este mal hábito no sucede en un instante, pero debemos tomar medidas que nos ayuden a valorar a nuestras amigas y darles el tiempo que merecen.
En este camino por cuidar nuestras amistades, también tenemos que aprender a crecer y usar estrategias para resolver conflictos, es decir, ser más tolerantes. Rosemary Blieszner afirma que las “amistades exitosas dependen de la reciprocidad”, ya que no podemos encargarle todo el trabajo a los demás, sin poner de nuestra parte.
¿Cuántas veces le has perdonado graves errores a tu pareja? Pues esto es algo que no hacemos tan fácilmente con nuestras amigas. No se trata de crear una relación tóxica con ellas pero sí de superar obstáculos juntas.
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La familia es en teoría el lugar donde deberíamos encontrar un refugio, es decir, un lugar seguro para ser nosotras mismas. Pero sabemos que esto no es así para todas y que en muchas ocasiones este ambiente genera emociones confusas y desoladoras. Se habla mucho sobre el concepto de familia tóxica pero, ¿qué constituye una?
No es tu culpa sentir poca conexión o comodidad pero sí es importante reconocer los patrones que vemos entre nuestra propia familia para intentar mantener límites sanos. Te damos algunas señales que pueden ayudar a identificar una familia tóxica, pero no son las únicas.
Señales de que tienes una familia tóxica
Foto: Pexels. Liza Summer.
1. Hablan mal de ti a tus espaldas
La terapeuta Claire Jack explica para Psychology Today que una familia respetuosa y sana puede hablar de ti para encontrar una manera de ayudarte ante determinada situación.
En el caso de una familia tóxica, estas conversaciones se vuelven problemáticas porque suelen abordar temas complicados sobre tu vida para hacerte sentir mal o porque no tienen el propósito de ayudarte. Simplemente se trata de señalar o juzgar.
2. Te critican constantemente
La crítica puede ayudarnos a crecer, siempre y cuando sea constructiva y bienintencionada, de lo contrario, es una conducta tóxica.
La burla es una forma de crítica dañina, Brooke Keels (con un doctorado en matrimonio y terapia familiar) elabora para Women’s Health que la crítica constante perjudica nuestra autoestima porque “comienzas a dudar de tus capacidades y autoridad”. Independientemente de qué es lo que suele causarte críticas por parte de tu familia, son juicios que ellos hacen sobre tu vida y logran causar inseguridades.
3. Establecen estándares inalcanzables
Alcanzar la perfección no es una meta realista, todas tenemos fallas y áreas de oportunidades, por lo que exigirte satisfacer dichos estándares te agotará. Cuando tu familia te pide resolver siempre todos los problemas o nunca cometer errores, te condicionan a poner tus necesidades en segundo lugar.
Con estándares inalcanzables es complicado no decepcionar a alguien eventualmente, así que se vuelve un círculo vicioso en el que sientes una necesidad por dar a los demás lo que piden y, en cambio, tú eres juzgada cuando no puedas satisfacerlos.
4. Te enseñan a sentir culpa
La culpa y la vergüenza son don emociones que van de la mano; como mencionamos en el punto anterior, ponerte a ti misma en primer lugar puede causar inconformidad y por esta razón, tu familia puede hacerte sentir culpable. Funciona como una manera de manipulación, Keels argumenta que “en una relación tóxica, un miembro familiar puede intentar controlarte a través de la culpa”.
5. Son inconsistentes y explosivos
Una familia tóxica crea una dinámica en la que los diferentes integrantes usan a los demás con juegos dañinos y violentos, según Psychology Today. El ambiente es inconsistente porque no tienes idea de a quién puedes recurrir por ayuda en casos de emergencias, ya que son personas explosivas que no regulan sus emociones maduramente. Esta volubilidad puede generarte inseguridad o soledad en situaciones en las que necesitas apoyo emocional.
¿Cómo lidiar con una familia tóxica?
Desafortunadamente, no hay una sola respuesta válida para esta pregunta, pues cada familia es distinta y tus experiencias nunca serán las mismas a las de otra persona. Cuando una dinámica familiar tóxica afecta tu vida, lo mejor puede ser buscar ayuda profesional para saber qué pasos tomar para preservar tu bienestar.
Los límites son una herramienta de gran importancia en este caso, pues te ayudan a evitar incomodidades, conductas violentas hacia ti y sufrimiento a largo plazo. La terapeuta Dana McNeils aconseja para Women’s Health comunicar dichos límites de forma explícita, hablando en primera persona para no crear una sensación de acusación y ahorrarnos discusiones innecesarias.
Otra forma de sobrellevar los conflictos es intentar no aferrarte a las personas o situaciones negativas, de esta forma tu familia te buscará cada vez menos para discutir. Por otro lado, la terapia familiar es una medida más amigable que “puede alentar una comunicación efectiva y ayudar a identificar factores tóxicos”, explica Keels.
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Las pantallas son parte de nuestras rutinas, es casi imposible eliminarlas por completo de nuestra vida, ya sea por el trabajo, estudios o por entretenimiento. Aunque el uso de celular esté normalizado, debemos cuidar estar siempre en el presente para no descuidar nuestras relaciones. Si no lo hacemos, podemos caer en el terrible ‘phubbing’.
¿Sientes poca conexión en tus relaciones? Tal vez se deba a esta práctica, que puede estar afectando tus vínculos afectivos con amigos, familia o con tu pareja. Te contamos más sobre este concepto.
¿Qué es el ‘phubbing’?
Foto: Unsplash. Nathana Rebouças
Aunque el ‘phubbing’ a primera vista parece algo cotidiano o sin importancia, es un tema que crecientemente ha interesado a diversos investigadores, como remarca un análisis publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina (Estados Unidos).
De acuerdo con la plataforma Verywell Mind, este concepto es una mezcla entre las palabras ‘phone’ (“teléfono”) y ‘snubbing’ (“ignorando” o “descuidando”). La psicóloga Rachel Goldberg explica que ocurre “cuando alguien está en una reunión social, en la que el enfoque está dirigido a su celular, en lugar de las personas que te acompañan”.
Esta práctica consiste en priorizar el dispositivo móvil y descuidar a nuestros acompañantes. El problema en esta situación no es meramente usar el celular, sino que mientras nos desconcentramos con estos dispositivos nos perdemos del presente.
Normalmente asociamos esta adicción a los celulares a las personas más jóvenes, como los adolescentes. Sin embargo, un estudio conducido por Claire Wolniewicz, Mojisola Tiamiyu, Justin Weeks y Jon Elhai, encontró que los adultos practican el ‘phubbing’ con más frecuencia.
Este hábito presenta grandes riesgos en nuestras relaciones, además de que puede resultar peligroso, ya que prestarle atención solo a nuestras pantallas puede hacer que olvidemos nuestro entorno y hacer posibles accidentes que pongan en peligro nuestra salud.
¿Cómo afecta nuestras relaciones?
El ‘phubbing’ impacta negativamente la intimidad y cercanía en relaciones románticas, de igual manera, aumenta el sentimiento de aislamiento social. El Institute of Family Studies comparte que la pareja que es víctima frecuente de esta práctica suele sentir resentimiento y celos, derivados de la falta de atención de sus parejas románticas.
Estos sentimientos generan poca satisfacción en la relación, por este motivo es que el experto en salud conductual Marshall Colleen afirma que “si no demuestras que tu pareja es importante para ti, se sentirá menos conectada a ti, lo que decrementa la intimidad y afección”.
El experto añade que también surge la falta de confianza en la persona que realiza el ‘phubbing’. Al prestar más atención a nuestro celular, “envías el mensaje de que lo que estás viendo es más importante que quien está frente a ti”, explica Colleen.
Cómo combatirlo
Lo principal en este problema es moderar el uso de nuestro celular, así que puedes tomar cualquier medida que te ayude a prestarle menos atención. Un ejemplo es activar el modo “no molestar” mientras conversas con los demás. Si esto tampoco te impide checar tu celular, intenta dejarlo en un lugar apartado de ti.
En este proceso de desapego al celular replantea tus prioridades, en otras palabras, cuestiónate por qué usas las pantallas como distracción del presente. En algunos casos, es posible encontrar una buena solución con ayuda de un terapeuta profesional.
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