“Las amistades femeninas no son un cuento de hadas. Son jodidamente difíciles, pero la realidad es que la mayoría de cosas buenas lo son”, afirma Claire Cohen en “¿Amigas para siempre?”, un libro en el que cuestiona la complejidad de estas relaciones.
Casi tan arraigado como la idea del “príncipe azul”, crecimos creyendo que las amistades deben ser perfectas para poderse nombrar verdaderas. En el caso específico de las mejores amigas, prevalece aún el pensamiento de que son personas que no tienen permitido equivocarse ni tener ningún tipo de comportamiento que dañe a su ‘bff’.
La realidad es que al idealizar la amistad entre dos mujeres como un vínculo en el que todo siempre es color rosa, indirectamente se le está condenando al fracaso. Y no porque no sea posible el “felices por toda la vida” con las amigas, sino porque se deja de lado la posibilidad de que incluso estas relaciones son imperfectas, puesto que están conformadas por seres reales, con todo lo bueno y lo malo que eso implica.
Claire Cohen es una periodista, escritora y activista británica que se cuestionó el significado detrás del tan sonado “para siempre” en un libro que aborda los principales mitos y realidades de este tipo de vínculos. Platicamos con ella sobre la amistad, amigas tóxicas, rupturas, realidades y otros temas que solemos dejar de lado cuando de incondicionales se trata.
Entrevista con Claire Cohen, ¿las amigas son para siempre?
¿Qué fue lo que te inspiró a escribir acerca de la amistad entre mujeres?
Realmente creo que fueron varias cosas las que me impulsaron a hablar de esto. Como periodista, anteriormente ya había tocado el tema del matrimonio, del divorcio, pero ahora quería hacer algo sobre las mejores amigas.
Comencé a reunir historias gracias a gente que me contactó a través de las redes sociales porque querían contarme sus vivencias. Luego yo misma pude reflexionar acerca de mis propias experiencias, de las interacciones que he tenido y cómo he vivido todo esto.
Se combinó también con la llegada de la pandemia, que fue algo que revolucionó a las amistades y nos hizo verlas desde otro enfoque. Pusimos en perspectiva quiénes eran las “amigas reales” según nuestras exigencias, y quiénes nos hacían sentir un poco desilusionadas por sus acciones.
Algo para lo que no solemos estar preparadas es el aceptar que nuestras amigas van a cambiar, tal como lo haremos nosotras. Suena muy bonito pensar que siempre estaremos en el mismo canal, que la vida nos llevará por los mismos caminos, lo que por supuesto no es así.
Las realidades van modificándose, ya sea por una mudanza, por un ascenso en el trabajo, por estas cosas que nos van a ir sucediendo y que pondrán a las amistades a girar. Así que un buen inicio es aceptar que esto inevitablemente pasará y que eso no es necesariamente un sinónimo de que esa amiga vaya a esfumarse. Basta con entender que habrá pausas y épocas en las que parecerá que ya no queda nada, con la confianza de que habrá un lugar al cual regresar.
¿Qué consideras lo más difícil de hacer nuevas amigas?
En primer lugar, el permitirnos crear nuevas amistades, creernos que, sin importar la edad somos capaces de hacer amigas. Cuando estuve reuniendo testimonios, me sorprendió la cantidad de mujeres que simplemente creían que ya no podían conocer a nadie más, hablando puntualmente de relaciones de amistad.
Mi libro “¿Amigas para siempre?” cuenta con la historia de una mujer que recientemente había renunciado a su trabajo porque se casó, lo que la llevó a sentirse sola. Un día conoció a una mujer que nunca antes había visto y con la que no tenía otros círculos en común, y en determinado momento le contó cómo se sentía, hablándole de la sensación de soledad que tenía. Resulta que esta mujer también estaba atravesando por un momento parecido, encontrando ahí un punto en común que se convirtió en una amistad que duró muchísimos años.
Por supuesto que no todas las personas responden de la misma manera, y no todas las interacciones terminarán en amistades infinitas, pero atreverse a ser vulnerables es una oportunidad de saber quién está dispuesto a entablar un vínculo amistoso, y quién no.
¿Cómo cambia hacer amigas conforme vamos creciendo?
Es muy diferente hacer amigas cuando somos niñas a cuando nos convertimos en adultas. Empezando por el potencial de nuevas amistades que vamos perdiendo conforme dejamos de ir a la escuela, digamos, en ese momento tenemos la idea de que hay conexiones potenciales en todas partes.
Al crecer, hay que buscar en los entornos en los que vamos desarrollándonos, lo que no siempre es sencillo. Resulta más fácil ser amiga de personas que viven cerca, de quienes ya conocemos por “tener algo en común”, aunque luego eso deja de funcionar porque las opciones simplemente van disminuyendo.
También llega un punto en el que queremos elegir mejor a quienes le damos nuestra amistad, analizando profundamente las relaciones que ya tenemos y las que podríamos construir de cero. Cuando somos jóvenes regularmente no le vemos problema a pertenecer a un grupo enorme de amigas, y muchas veces creo que pertenecíamos a ciertos lugares para “sobrevivir” en las diferentes etapas de la vida.
Una de las conversaciones más maravillosas que tuve mientras recopilaba historias, fue con una mujer de 90 años que me habló de lo triste que es ver a tus amigos morir, algo que genuinamente le rompía el corazón. Sin embargo, en medio de esa tristeza, surgió algo increíble cuando conoció a otras personas de los mismos círculos sociales con las que jamás había convivido, y ahí nacieron nuevas amistades, todas compartiendo la pena de ver morir a quienes quieren.
¿Consideras que como mujeres le damos mayores exigencias emocionales a nuestras amigas que a otro tipo de relaciones?
Definitivamente creo que es así y es algo muy interesante. En “¿Amigas para siempre?” contacté a un psicólogo de la Universidad de Oxford que me explicó cómo es que las mujeres tienen cierto nivel de intimidad emocional único con sus amigas.
Tenemos conexiones intensas y tipos de emociones que solo tienen lugar cuando dos mujeres son amigas. Es algo que realmente tenemos arraigado de forma biológica y supera incluso a las relaciones románticas de pareja. Con nuestras amigas buscamos ese lazo indestructible, aunque igualmente es demasiado esperar que una persona, en este caso una amiga, cumpla con todas las necesidades emocionales y de afecto que tenemos.
Ese es uno de los mayores mitos, el creer que una mejor amiga debe serlo todo, lo que no es posible, no hay manera de que alguien logre satisfacer todas esas carencias si le podemos llamar así. Cuando hablamos de relaciones románticas, sabemos que una pareja no es capaz de llenar todos estos aspectos, y lo mismo deberíamos hacer con las amigas. Tener claro que las necesitamos, que son importantes, pero que no son todo lo que nos hace falta para ser felices.
¿Qué opinas del mito de que no se puede tener más de una mejor amiga?
Muchas veces idealizamos tanto la amistad entre mujeres que creemos que solo es válido tener una mejor amiga, y que esa debe ser la misma de toda la vida, junto a todo lo que debería tener este vínculo que vemos en películas.
Claro que hay personas que logran tener a su mejor amiga desde que son niñas y las conservan por más de 50 años. Pienso que además de ser una total idealización, no es realista, por más que Hollywood y los libros nos cuenten las historias de amistades perfectas.
A mí me tomó años desprenderme de esta creencia, pasé mucho tiempo buscando cumplir con esa imposición. Y esta constante búsqueda puede llevarnos a descuidar las amistades que ya tenemos, dejando de valorarlas y cuidarlas lo suficiente tratando de encontrar esa perfección. Yo invito a las mujeres a ampliar su grupo de amistades, a permitirse conocer otras opciones, a explorar las diferentes posibilidades que se abren al relacionarse con alguien nuevo.
Claire Cohen, las amistades que terminan
Para Claire Cohen, ¿cuál es el mayor mito de las amistades entre mujeres?
Aparte del pensamiento de que solo se puede tener una mejor amiga, considero que otro mito es que no es necesario terminar una amistad, sino simplemente hay que irse. Hablé con un número grande de mujeres a quienes les pasó esto. Que un día su mejor amiga simplemente decidió abandonarlas, dejándoles un dolor que prevalece por años.
Entonces creo que debemos aprender a terminar una relación de este tipo, a ser consideradas y no simplemente dar por hecho que el desaparecer es una forma de cortar con alguien a quien llamamos amigas.
¿Hay alguna forma correcta para terminar una amistad?
No sé si hay una manera correcta de hacerlo, pero puedo hablar de la forma incorrecta. Esto que mencionaba, de dejar a tu mejor amiga en el limbo, sin decirle al menos por qué se está terminando la amistad, cortando de golpe la comunicación.
El término ‘ghosting’ se usa mucho ahora y aplica igualmente con las amistades. Hacerlo, en cualquier circunstancia, no me parece que sea correcto. Creo que lo mejor, y lo que les debemos a ellas y a nosotras mismas, es el ser honestas, no abandonarlas en medio de la incertidumbre.
Si somos nosotras quienes deciden terminar con el vínculo, hacer esto, tener una despedida, nos aleja de ponernos en una situación donde tiempo después lleguemos a sentir arrepentimiento por cómo hicimos las cosas. Hablé también con mujeres que optaron por cortar así a su mejor amiga y luego se arrepentían, no siempre del haberlo finalizado, sino de la manera en que lo hicieron.
Es verdad que resulta difícil el decirle a alguien “ya no puedo ser tu amiga, no quiero seguir con esta relación”, pero es mejor ser transparentes, dejar todo resuelto con amabilidad. Aquí el problema podría ser que las personas en general no tenemos un lenguaje para despedirnos de nuestras amistades, como sí lo tenemos para romper con parejas y relaciones románticas, aunque sea un quiebre igual de significativo y complicado de llevar. Hasta para hablar de lo que nos molesta sobre una amiga resulta complicado, no sabemos enfrentarlo.
¿Cómo describirías el duelo que se vive al “terminar” con tu mejor amiga?
Me gusta que hayas usado la palabra “duelo” porque creo que lo describe a la perfección. Se le suele adjudicar únicamente a la muerte, pero en definitiva aplica para el final de una relación, romántica y de amistad. En uno de los capítulos toqué este tema y de antemano sabía que sería algo complicado de escribir, porque incluso a mí me asustaba hablar del dolor que se siente al perder a tu mejor amiga.
Es una especie de tristeza que difícilmente desaparece y que preferimos ocultar debajo de la alfombra antes de hablar sobre nuestros sentimientos como lo haríamos si rompiéramos con una pareja. Le damos secrecía, sentimos vergüenza sin razón, entonces atravesamos un duelo en silencio.
Así no permitimos que el tiempo cure las heridas como confíamos en otras circunstancias, cuando nos damos chance de hablarlo, de llorarlo, para poder lidiar con este sentimiento y dejar que se vaya.
¿Crees que exista un proceso de sanación que deba vivirse antes de tener una nueva mejor amiga?
Como te decía, la gran diferencia entre las amistades entre mujeres y las relaciones románticas es que no contamos con un protocolo para cuando la primera llegue a su fin. Cuando cortamos una relación amorosa confíamos en que hay una red de apoyo que nos ayudará a sobrepasar este episodio; sabes que habrá alguien que te ofrezca una copa de vino, que te envíe un mensaje para saber cómo estás o te comparta memes para sacarte una sonrisa.
Estas acciones nos ayudan a avanzar y, conforme pasa el tiempo, vamos asimilando la idea de que quizá es momento de abrir el corazón para alguien más. Solo que cuando estás experimentando la separación de tu mejor amiga, ¿a quién le cuentas esas cosas que en primer lugar le habrías contado a ella?
Insisto, me encantaría que hubiera algo así como un manual establecido para sanar cuando dejas de ver a tu amistad más querida. Porque si nos quedamos en el limbo de no querer hablar sobre el hecho de que nos duele haberla perdido, será muy difícil avanzar y estaremos continuamente dudosas cada que se presente la oportunidad de hacer nuevas amigas.
Tal vez un proceso que pueda ayudar es escribir una despedida, decir en voz alta las cosas que no pudieron decirse, imaginando que las tenemos en frente y podemos decirles adiós. No tanto buscar explicaciones o respuestas, solo darnos ese cierre.
¿Cuáles son los aspectos indispensables para una buena amistad, con todo lo bueno y lo malo?
Honestidad y vulnerabilidad. Para mí, eso está por encima de todo lo demás, y es algo que todavía representa un problema para mí. Aún estoy en el camino de aprender la forma correcta de desenvolverme con mis amigas, porque para nada es algo fácil.
Hay que ser la versión real de una misma, no convertirnos en la amiga que creemos que debemos ser. Nadie quiere conocer a alguien que no sea auténtico, que se muestra como una caricatura todo el tiempo amigable. Eso es increíblemente poderoso y es crucial para forjar una amistad permanente.
Otra cosa es dedicarle tiempo a nuestras amistades, no darlas por hecho ni creer que un mensaje cada cierto tiempo es suficiente para mantener el vínculo, que darle like en redes sustituye interesarnos por ellas. Lo que verdaderamente importa es dejarles saber qué pasa en nuestras vidas, interesarnos por lo que está ocurriendo en las suyas. Algunos investigadores han mostrado que ese tipo de detalles son incluso más importantes que el tiempo que se ha compartido con alguien.
Por último, una cuestión que me atrevo a decir, no tenemos presente, que es el celebrar la amistad, festejar lo que hemos pasado con nuestra mejor amiga. Ellas nos hacen reír, nos ven llorar, nos acompañan, forman parte esencial de lo que somos, todo eso merece ser reconocido y homenajeado. Yo celebré 30 años de amistad con una amiga y espero que en 10, 20 años sigamos haciéndolo.
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